domingo, 27 de agosto de 2023

¡Si te convirtieres!

 

¡Si te convirtieres!


“Por tanto, así dijo Jehová: Si te convirtieres, yo te restauraré, y delante de mí estarás; y si entresacares lo precioso de lo vil, serás como mi boca. Conviértanse ellos a ti, y tú no te conviertas a ellos.” Jeremías 15:19

“Si te convirtieres” significa arrepentirse de una vana manera de vivir, alejarse del pecado cambiando totalmente de rumbo. Y el único camino contrario a hacer las cosas como las hacíamos antes es Cristo mismo, pues Él declaró: “Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.” (Juan 14:6).

¡Él es el camino!, un camino diferente a cualquier camino que estemos recorriendo en nuestra vida, y para poder andar en este nuevo camino la única entrada es creer en Jesucristo, pues Él mismo es la puerta de entrada a ese camino: “Yo soy la puerta; el que por mí entrare, será salvo; y entrará, y saldrá, y hallará pastos” (Juan 10:9).

Convertirse es entonces ir a Cristo para nacer de nuevo, porque solo el que nace de nuevo es libre de todo pecado, y sucede lo que enseña el nuevo testamento respecto a este nacimiento que nos da el Padre en Cristo Jesús: “Mas por él estáis vosotros en Cristo Jesús, el cual nos ha sido hecho por Dios sabiduría, justificación, santificación y redención;” (1 Corintios 1:30).

El Padre mediante la fe nos ha unido a Cristo, a quien ha hecho nuestra sabiduría, justificación, santificación y redención. Todo lo que somos ahora es gracias a Cristo, por esto, estamos llamados a dejar toda práctica de maldad y pecado, todo lo terrenal, pues hemos pasado de muerte a vida, siendo ahora hijos de Dios (Colosenses 3:5, Juan 1:12-13).

El efecto o consecuencia de nuestra conversión a Cristo Jesús es ser restaurados y comisionados para ir y anunciar al mundo acerca del amor de Dios puesto en nosotros; somos restaurados para ir y hablar en nombre de Cristo. Así como Dios nos llamó al arrepentimiento, ahora llamamos a otros a reconciliarse con Dios (2 Corintios 5:20).  Oración.

«Gracias Padre porque me llamaste por medio del evangelio al conocimiento de Cristo Jesús, para darme salvación y, junto con Él, todas las cosas para vivir en obediencia a tu palabra. Te alabo por tu inmensa obra en mí, en el nombre de Jesús, amén.   Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

¡Hasta lo último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.

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