martes, 29 de agosto de 2023

El verdadero arrepentimiento

 


El verdadero arrepentimiento

“Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo”, Hechos 2:38.

“Después que Juan fue encarcelado, Jesús vino a Galilea predicando el evangelio del reino de Dios, diciendo: El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos, y creed en el evangelio”, Marcos 1:14-15.

“Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos)”, Efesios 2:4-5.

El arrepentimiento genuino es creer que Jesús murió por mis pecados, pues surge como una respuesta a la gracia y el amor de Dios, y no como un esfuerzo humano para ganarse la salvación.

La Palabra griega “metanoéo”, traducida para arrepentimiento, alude a un cambio de la manera de pensar, que solo puede ser afectada o impactada por lo que creemos. Si cambiamos lo que creemos, cambiaremos efectivamente lo que pensamos, lo que decimos y como consecuencia lo que hacemos. Pero esta creencia impactante y transformadora no es en un asunto humano, sino en la persona misma de Jesucristo, quien promete lo siguiente: “Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá” (Juan 11:25), y también afirma contundentemente: ”El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva. Esto dijo del Espíritu que habían de recibir los que creyesen en él; pues aún no había venido el Espíritu Santo, porque Jesús no había sido aún glorificado” (Juan 7:38-39).

Dios nos muestra nuestro pecado, nuestra verdadera naturaleza interior mediante su ley santa y pura (Romanos 7:7), pero nos tiende su mano de gracia ante nuestra incapacidad de obedecer sus mandamientos, pues al no hacerlo, como Juez Justo, debe condenarnos, pero cuando colocamos nuestra fe en Él, somos salvados, somos santificados (apartados), somos limpiados y somos justificados (1 Corintios 6:11). El buen Pastor vino por nosotros, por las ovejas perdidas, si no es así, ¿qué diferencia habría con las religiones creadas por el hombre basadas en el esfuerzo humano y las obras? El siguiente hermoso pasaje nos aclara incluso más esta verdad fundamental: “ya que por las obras de la ley ningún ser humano será justificado delante de él; porque por medio de la ley es el conocimiento del pecado” (Romanos 3:20). No es algo que nosotros hacemos, es alguien en el que creemos, Jesús, el cual se dio a sí mismo en rescate por todos (1 Timoteo 2:6).

En respuesta a este amor, somos impulsados por tan inmenso favor inmerecido a amarle, a obedecerle, a vivir para agradarle y sobre todo a hacer morir la obras de la naturaleza pecaminosa mediante el Espíritu que mora en cada verdadero creyente (Romanos 8:13). Y tú ¿has cambiado tu manera de pensar? Si tú has creído, estás llamado a orar por otros y a anunciar el evangelio de la gracia de Dios, como dice 2 Timoteo 2:25: «Instruyendo con mansedumbre a los que resisten, por si quizá Dios les conceda que se arrepientan para conocer la verdad».    Oración.

«Padre, me acerco a la cruz a depositar toda mi confianza en Cristo y en su obra de amor, sé que murió en sustitución mía y resucitó para darme vida eterna juntamente con Él, ahora soy tuyo y estoy unido a Cristo, para gloria de tu nombre. Amén.    Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

¡Hasta lo último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.

No hay comentarios:

Publicar un comentario