sábado, 28 de febrero de 2015

Santiago 3:7-8

Santiago 3:7-8
El ser humano sabe domar y, en efecto, ha domado toda clase de fieras, de aves, de reptiles y de bestias marinas; pero nadie puede domar la lengua. Es un mal irrefrenable, lleno de veneno mortal.



En mi punto de vista, el ser humano es increíble. De hecho, pienso que la el periodo de la ilustración, tiene gran sentido pues en algún momento teníamos que notar la increíble “maquina” que es el cuerpo humano y la gran perfección con la que está hecha. Sin embargo, en lugar de apuntar hacia Dios después de admirarse tanto, se quedaron maravillados con el ser humano y no dieron el siguiente paso para reconocer al Creador. Una situación similar pasa con los pecados que cometemos. A veces se vuelven tan grandes, tan difíciles de cambiar, tan duros y complicados, que nuestra mirada se queda enfocada en la grandeza del pecado en sí y olvidamos que hay una grandeza aún mayor llamada Jesucristo.
La lengua puede caer dentro de esta categoría. La Biblia nos dice que es imposible domarla. Que incluso podemos domar bestias y otros animales pero nuestras palabras no.
¡Cómo puede ser posible! ¿Estamos destinados a no poder hacer nada? No. Existe una solución. En la carta a Tito, capítulo 3, podemos darnos cuenta que si bien, éramos esclavos de nuestros pecados, gracias al amor de Dios y el sacrificio de su unigénito Jesucristo, somos lavados y regenerados por la renovación del Espíritu Santo. Explico un poco más. Cuando aceptas que eres pecador y que tu relación con Dios debe ser restaurada, Jesucristo se vuelve el camino para llegar al Padre. Posteriormente, Dios envía a su Espíritu Santo a morar en aquellos que lo han reconocido. Éste a su vez, tiene el poder de renovar nuestras vidas desde el interior. Lo que antes era imposible, ahora es posible. Por lo tanto, si has aceptado a Cristo, no puedes seguir teniendo problemas con ningún pecado. Podrá tomar tiempo la perfección, pero debes estar seguro que la victoria sobre el pecado ya te fue dada. Entonces, cuando Santiago habla sobre la imposibilidad de domar la lengua ¿a qué se refiere? A que, mientras trates de realizarlo por tus propios medios, nunca lo lograrás. La única solución para poder domar la lengua es a través del trabajo de renovación del Espíritu Santo en tu vida.
Por último quiero tocar la descripción que da Santiago sobre la lengua: mal irrefrenable, veneno mortal. No tomes estos versículos a la ligera. La Biblia no insiste en un tema si no tiene gran trascendencia. Te invito a que vuelvas a analizar tus palabras, lo que dices o lo que te gustaría decir. ¿Puedes controlar tu lengua? ¡No! No te engañes. Mejor entrégala a Dios y permite que el Espíritu Santo comience la renovación para que a través de Él puedas domarla.

Oración
Padre: tu palabra está llena de sabiduría. Hoy quiero reconocer que no puedo domar mi lengua y pedirte que tu Espíritu Santo me lleve a lograrlo. No quiero que ese mal irrefrenable y veneno mortal estén en mi vida por mi lengua. Transfórmame Señor. Perdona mis pecados y escucha mi oración en el nombre de Jesús
Amén

viernes, 27 de febrero de 2015

1 Pedro 3:10-12

1 Pedro 3:10-12


En efecto, “el que quiera amar la vida y pasar días felices, guarde su lengua del mal y sus labios de proferir engaños.  Apártese del mal y haga el bien; busque la paz y sígala.  Porque el Señor mira con buenos ojos a los justos y sus oídos están atentos a sus oraciones, pero mira con indignación a los que hacen el mal.




Muchas veces estamos atravesando tantas cosas en un mismo instante que olvidamos hacia dónde vamos.  Perdemos dirección y solamente queremos salir y tener algo de “luz”.  Terminamos viviendo día a día.  No sabemos qué hacer y nos sentimos desesperados.  Sabes, no eres el único que atraviesa momentos difíciles.  No eres el único que se siente solo.  Tampoco eres la “peor” persona en el mundo.  Dios te ama y mandó a su Hijo para que pudiéramos reconciliarnos con Él y sobretodo para tener comunión con Él.  Como creyentes, no debemos dejarnos arrastrar por lo que nos sucede.  Debemos tener una meta fija en todo momento: seguir a Cristo.  Para ello, Él nos dejó su palabra.  Los versículos de hoy nos dan la pauta para ello.  Nos dicen: qué hacer, qué decir y cómo hacerlo.
Guarda tu lengua del mal y de proferir engaños.  Santiago en su capítulo 3 nos advierte de este órgano tan pequeño pero que puede causar tanto daño.  Exalta a aquél que puede controlar su lengua pues al controlarla controla todo el cuerpo.  ¿Cuántas veces has dicho lo que no debías?  ¿Cuántas veces te has arrepentido por hablar de más?  ¿Cuántas veces has herido por no controlar tus palabras?  ¿Quieres saber lo que hay en tu corazón?  Pon atención a lo que dices y te abrirá los ojos.  ¿Cómo reaccionas cuando oyes críticas y juicios?  Guarda tu lengua y tus labios.  ¡Guárdala!  Así como se guarda la ropa de invierno en verano y viceversa, guarda tu lengua y aprende a utilizarla en el momento correcto.
Apártate del mal y has el bien.  Es voluntario.  No podemos tener como pretexto el que no sabíamos lo que estábamos haciendo.  Siempre tenemos elección.  Lo que pasa es que muchas veces estamos “tan adentro” que pensamos que no había opción.  Debemos aprender a estar alerta y con un alto discernimiento para entender, en dónde estamos, qué vemos, con quién estamos y qué conversaciones tenemos.  Créeme.  No estoy exagerando.  Si realmente queremos mantenernos apartados del pecado, debemos ir un paso adelante de las tentaciones.  Piensa en esto: si alguien quiere dejar de tomar, ¿Tiene sentido que vaya a bares o fiestas?  Cada acción tiene una reacción.  Si no piensas antes de actuar, simplemente te vas a encontrar del lado en el que no querías estar.  Por el contrario, si eres diligente y cuestionas lo que haces y quieres hacer, tu probabilidad de navegar correctamente es mucho mayor.
Busca la paz y síguela.  ¿Quién si no Dios puede dar paz?  Obviamente no se refiere a una paz efímera y misteriosa.  Se refiere a la paz que Dios da.  Solamente la podemos obtener estando pegados y sujetos a Él.  El seguirla involucra fortalecer tu comunión con Dios.  Esta es nuestra meta.  Mantenernos en el Señor.  Esta es la dirección que siempre debes tener.  En conclusión, si quieres tener días felices, debes: cuidar lo que dices, controlar lo que haces y mantenerte en la dirección correcta.  Solamente así podrás encontrar bendición y paz en tu vida.

Oración
Señor: gracias por tu palabra y por darme instrucciones para tener una vida plena.  Hoy entiendo lo importante de cuidar mi lengua y de controlar lo que salga de ella.  Comprendo también la importancia de mis actos y cómo tengo yo la decisión de prevenir estar en donde no debo y por consecuencia hacer lo que no debo.  Te pido me fortalezcas para poder caminar en tu dirección.  Quiero buscarte de día y de noche y recibir tu paz.  En Cristo Jesús.  Amén 

jueves, 26 de febrero de 2015

Hebreos 13:15

Hebreos 13:15

Así que ofrezcamos continuamente a Dios, por medio de Jesucristo, un sacrificio de alabanza, es decir, el fruto de los labios que confiesan su nombre.



¡Cuán daño tan grade podemos causar con tan pocas palabras!  Si puedo considerarlo como una virtud personal, tengo facilidad para hablar y llevar discusiones sin importar lo difíciles que pudieran ser.  Sin embargo, puedo caer en el “lado oscuro” y terminar aplastando a alguien simplemente por querer “ganar” la conversación.  La biblia nos advierte constantemente de lo peligrosa que es la lengua.  Personalmente he tenido que “tragarme” muchas de mis palabras y es probable que hayas pasado por situaciones similares.  El versículo de hoy nos enseña el gran potencial que tienen nuestros labios.  Nos recuerda que podemos hablar palabras de alabanza y gloria a nuestro Salvador.  Así que, aprovechemos este tiempo para meditar todo aquello que sale de nuestra boca.  ¿Estas utilizando tus labios para edificar o para destruir?  Recientemente descubrí que estaba cayendo en un círculo vicioso y mi boca estaba hablando pura destrucción.  Atravesé, a mi parecer, varias circunstancias injustas y quería desahogarme de alguna manera.  Sin embargo, conforme pasó el tiempo, entendí que lo estaba haciendo incorrectamente.  Gracias a Dios por el versículo de hoy que me recuerdan lo importante que es utilizar mis labios para lo que fueron creados: dar gloria a Dios.  Me gustaría poder hablar solamente de lo bonito e increíble que es hablar con puras palabras de alabanza y reconocimiento a Dios pero definitivamente estaría hablando de una realidad muy distinta a la mía.  Dentro de mí siguen saliendo palabras que no deberían salir.  Sigo teniendo actitudes que no debería tener.  Por ello, la meditación y enseñanza de hoy no están buscando que seamos perfectos sino que continuamente estemos buscando esa perfección.  ¿Entiendes la diferencia?  Ofrezcamos continuamente sacrificio de alabanza a Dios.  No un domingo.  No una temporada.  Continuamente.  Dios está queriendo abrir tu entendimiento para que ahora pongas atención a tus palabras.  Quiere que veas lo que haces con tus labios y cuánto los estamos desperdiciando.  Hoy te animo a que tomemos una actitud distinta y pongamos gran esfuerzo a cuidar lo que sale de nuestros labios.  Te animo a que busquemos estar continuamente alabando a Cristo con el fruto de nuestros labios.  Apaga la televisión o la música que estás escuchando y proclama lo grande y maravilloso que es Dios.  ¡Dale gracias por los milagros que hace diario en tu vida!  Utiliza este gran regalo que son tus labios para dar gloria a Aquél que la merece.  Estoy convencido que, si constantemente buscamos utilizar nuestros labios para Su honra y alabanza, nuestra vida entera se verá transformada.  Ponlo a prueba por un día y date cuenta personalmente en el resultado.

Oración

Padre: quiero, aunque sea por un día, utilizar mis labios para darte gloria continuamente.  Perdona todas aquellas palabras que han salido de mí y que están muy alejadas de darte alabanza.  Quiero aprender a hablar para edificar y no para destruir.  Me encomiendo a Ti y te pido que reines en mi vida.  Te lo pido en el nombre de Cristo Jesús.  Amén.

miércoles, 25 de febrero de 2015

Salmos 3:7-8

Salmos 3:7-8

Levántate, Jehová; sálvame, Dios mío; porque tú heriste a todos mis enemigos en la mejilla; los dientes de los perversos quebrantaste.  La salvación es de Jehová; sobre tu pueblo sea tu bendición.



Es tan fácil querer vengarse.  Seamos honestos.  Cuando alguien nos lastima, es natural sentir deseos de hacer algo al respecto.  Ya sea a ti o a los tuyos.  Nunca resulta sencillo controlar el enojo o la ira.  Sin embargo no quiere decir que sea imposible actuar de otra manera.  No quiere decir que no tengamos opción y por lo tanto tenemos justificación para reaccionar mal.  El pasaje de hoy debes memorizarlo y guardarlo en tu corazón para tenerlo siempre listo.  La lucha le pertenece a Jehová.  No a ti.  No a mí.  A Dios.  La salvación es de Él.  Y también es Él quién destroza a nuestros enemigos que son sus enemigos.  Él es quien merece la gloria y, como dice el versículo 7, que sea quien se levante y sea exaltado.
En cualquier evento deportivo, el ganador siempre se le pone en el podio más arriba que cualquier otro competidor simbolizando que es más grande, o mejor, que los demás.  Cuando leo, levántate Jehová, pienso en cómo puedo poner a Dios en ese podio por encima de todo.  De mis sentimientos.  De mi vida.  De mi ego.  De mi orgullo.  De mi mismo.  Él tiene que estar siempre en el primer lugar del podio y no yo.  Él tiene que levantarse mientras yo permanezco sentado esperando en Él.  ¡Pero nos encanta pararnos!  ¡Nos encanta querer tomar acción!  Sin importar lo equivocados que podamos estar, pensamos que esperar y dejar que Dios se encargue no tiene sentido.  Dejemos esta forma de actuar en el pasado.  Dejemos de cometer tantos errores por estar quitando constantemente al Señor del podio.  Controla tus palabras.  Controla tus pensamientos.  Entrégalos a Jehová y deja que Él sea quien aplaste a tus enemigos.  Mientras tanto, busca darle toda la gloria a Él.  Busca servirle.  Busca agradarle.  Busca compartirle.

Oración

Padre: definitivamente tu palabra me lleva en dirección opuesta a mis deseos y voluntad.  Yo entiendo que tu camino es mejor que el mío y quiero seguirlo.  Te entrego mis rencores, enojos y deseos de venganza.  Confío en que Tú te encargarás de todo y mientras tanto yo buscaré servirte.  En el nombre de Jesús.  Amén

martes, 24 de febrero de 2015

Hechos 16:9-10

Hechos 16:9-10


Durante la noche Pablo tuvo una visión en la que un hombre de Macedonia, puesto de pie, le rogaba: pasa a Macedonia y ayúdanos.  Después de que Pablo tuvo la visión en seguida nos preparamos para partir hacia Macedonia, convencidos de que Dios nos había llamado a anunciar el evangelio a los macedonios.



Pablo tuvo una visión muy clara que le mandaba ir a Macedonia y por ello, en cuanto la tuvo, se prepararon para ir.  Pero para nosotros no siempre es así de sencillo.  La pregunta de todos los días es: ¿cómo puedo saber si lo que estoy planeando está dentro de la voluntad de Dios?   ¿Te lo has preguntado?  Bien.  Déjame desanimarte un poco primero.  No hay una fórmula que se repita siempre para poder llegar a la conclusión de que el plan A o el plan B son la voluntad del Señor.  Honestamente, pienso que incluso Dios permite esa incertidumbre y falta de claridad para probar nuestros corazones y sacar lo que realmente hay en ellos.  Ahora déjame animarte.  Primero debes estar convencido que Dios te ama.  No hay nada que puedas hacer para que te ame menos o más.  El te ama y punto.  Después, debes recordar que tu principal objetivo debe ser el servirlo a Él.  No crecer profesionalmente.  No tener dinero.  No vivir en tal o cual lugar.  No conseguir una pareja.  En general, nada relacionado con la vida material debe ser tu prioridad.  Esto te ayuda a desprenderte de aquello que no tiene valor y aprender a perseguir lo que sí.  Cuando completas estos pasos, te das cuenta que puedes estar en paz independientemente de que tu situación sigue igual de incierta.  Aquí es cuando das gloria a Dios por ser tan bueno y llenarte de su paz y su amor.  Te gozas y puedes sonreír.  La gente a tu alrededor no siempre lo va a entender, pero tú puedes proyectar tranquilidad y gozo sin importar que no sabes lo que vendrá.
Después de un tiempo, días, meses o años el Señor comenzará a mostrarte sutilmente por dónde caminar.  Te darás cuenta que tu plan A te da más dinero pero te quita tiempo con tu familia.  Comienzas a darte cuenta que el plan B, aunque parecía poco atractivo, podría ayudarte a moldear tu carácter y podrías ser utilizado para llevar más fruto.  Créeme, poco a poco se irán resolviendo tus inquietudes e incluso verás puertas que se abren que ni siquiera te habías percatado que estaban ahí.  Este periodo es extraordinario.  Estás muy pegado a Dios.  Oras constantemente y no quieres separarte de Él.  Finalmente has tomado una decisión convencido que era la correcta.  Das gracias a Dios y así como Pablo, te preparas inmediatamente para servir.
La palabra de Dios está llena de promesas relacionadas al amor y cuidado especial que nuestro Señor tiene de ti y de mí.  Lee estas promesas.  Memorízalas.  Ponlas por práctica.  Pablo y los discípulos estaban en excelente sintonía con Dios y podían escuchar y ver claramente sus planes.  Tú y yo debes hacer lo mismo y para ello debemos prepararnos leyendo su palabra y obedeciéndola.

Oración
Padre: te pido que traigas paz a mi corazón.  Te pido que pueda comprender tu amor y vivir confiado en el cuidado que tienes de mí.  Te lo pido en Cristo Jesús. Amén

lunes, 23 de febrero de 2015

Hechos 16:26

Hechos 16:26


Entonces sobrevino de repente un gran terremoto, de tal manera que los cimientos de la cárcel se sacudían; y al instante se abrieron todas las puertas y las cadenas de todos se soltaron.



Seguramente tenemos personas que buscan encontrar la explicación científica a este hecho para invalidar la razón sobrenatural.  Es muy común.  Lo vemos con la creación, el diluvio, la destrucción de Sodoma y Gomorra, la tumba y resurrección de Jesucristo, etc.  Siempre existirán aquellos que, en su soberbia, querrán negar al Señor y todas sus muestras de grandeza frente a nosotros.  Resulta imposible pensar en la coincidencia de que Silas y Pablo estuvieran orando y alabando al Señor y en ese instante viniera un terremoto y lograra abrir cada una de las puertas y además las cadenas.  No solo se abrieron unas cuantas puertas sino todas y para hacerlo más interesante, cada cadena se soltó.  ¿Puedes ver la mano de Dios?  La biblia no nos dice que fue Dios quien provocó el terremoto, simplemente nos dice que ocurrió.  Pero aquellos que confiamos en Él sabemos perfectamente que fue su voluntad.  ¿Lo puedes ver?
¿Qué necesitamos que pase para poder ver a nuestro Señor trabajando?  ¡Nos hemos vuelto tan insensibles!  Cada vez que puedes ver un arcoíris ¿recuerdas que es el pacto de Dios con nosotros después del diluvio?  Cuando ves un atardecer o cualquier detalle impresionante de la creación, ¿das gloria a Dios?  No dejemos que la insensibilidad se apodere de nosotros.  El día a día y sus tareas se ha vuelto nuestro peor enemigo.  Nos absorbe y nos envuelve para no poder ver más allá de lo que tenemos enfrente.
Por otro lado, quiero recalcar el momento en que ocurrió el terremoto.  El pasaje nos dice que mientras estaban orando y alabando ocurrió.  ¿Esto quiere decir que gracias a sus oraciones fueron liberados?  No.  Leíste bien.  No.  Fueron liberados por la omnipotencia de Dios.  Si lo piensas, ni siquiera sabemos si estaban orando por ser liberados.  Si bien, es probable que hayan pedido por su libertad, creo yo que se enfocaron en pedir por paz y por la oportunidad de compartir de Cristo a los demás presos.  Muchas personas toman estos pasajes para enseñar que nuestras oraciones pueden convertirse en instrucciones para Dios y que aquello que pidamos va a hacerse.  Mentira.  Por ello escribí que la razón por la que fueron liberados no fue por sus oraciones sino por la voluntad del Señor.  Es importante entender este punto.  Nosotros debemos orar constantemente porque la voluntad de Dios se haga en nuestras vidas y no la nuestra.  Debemos orar por ser servidores que llevan fruto en todo momento y no solo cuando nos encontramos “bien”.  Si después de estar orando y buscando el reino de Dios, Él decide que haya unos cuantos terremotos-milagros y las cosas se acomoden y te beneficien, esto, es puro amor y misericordia de Dios.

Oración
Dios Padre: te doy gracias por tu palabra y enseñanzas.  Te pido que sea sensible y pueda ver tu obra y tu mano en todo momento.  Ayúdame a vivir pidiendo porque se haga tu voluntad y no la mía y aprendiendo a servirte.  Ayúdame a entender que Tú estás por encima de todo y que tu amor hacia mí se encargará de ver por mis necesidades.  Te lo pido en el nombre de Jesús.  Amén 

sábado, 21 de febrero de 2015

Hechos 19:8-10

Hechos 19:8-10


Pablo entró en la sinagoga y habló allí con toda valentía durante tres meses.  Discutía acerca del reino de Dios, tratando de convencerlos, pero algunos se negaron obstinadamente a creer y ante la congregación hablaban mal del Camino.  Así que Pablo se alejó de ellos y formó un grupo aparte con los discípulos y a diario debatía en la escuela de Tirano.  Esto continuó por espacio de dos años de modo que todos los judíos y los griegos que vivían en la provincia de Asia llegaron a escuchar la palabra del Señor.


¿Cómo se encarga el Señor de cumplir con sus promesas?  No lo sé.  Lo que sí sé, es que tenemos ejemplos como este versículo donde se nos dice que en la provincia de Asia, tanto judíos como griegos escucharon la palabra de Dios.  Pareciera una tarea imposible para los discípulos.  No tenían grandes fortunas ni eran reyes que al proclamar un edicto, todas las ciudades se enterarían.  Eran personas comunes como tú y como yo las que se dedicaron a llevar el evangelio a cada rincón.  ¿Qué tenían a su favor?  La mano de Dios.  Pero esto no quiere decir que todo era bello y maravilloso.  Pablo tuvo sus malos días.  Vemos que mientras predicaba en las sinagogas había grupos que no solamente se obstinaban en rechazar el evangelio sino que hablaban mal del mensaje que les traía.
A veces escuchamos algunas promesas del Señor y nos llenamos de ánimo.  Sabemos que Él está por nosotros por lo tanto ¿Quién contra nosotros?  ¿Cierto?  También vemos que tiene cuidado de nosotros, nos ama, nos quiere llenar de bendiciones y que nos conoce desde antes que estuviéramos en el vientre de nuestra madre.  Todas estas promesas nos llenan de alegría y esperanza.  Pero todo lo bueno dura poco cuando no sabemos permanecer en Él.  Me explico mejor.  Todo lo maravilloso que escuchamos y aprendemos de nuestro Dios, lo ponemos en tela de juicio y dudamos cuando las cosas se ponen en nuestra contra.  Primero estábamos contentos y emocionados.  Salimos el domingo después de haber escuchado una predicación con todos los ánimos y listos para “combatir” contra el mundo y todo lo que nos acecha.  Llega el lunes y salen más problemas o simplemente nada mejora.  ¿Te ha pasado?  Pasan los días y todo sigue igual por lo que nuestra actitud que teníamos el domingo ha quedado en el olvido.  Dios sigue ahí.  ¿Lo entiendes?  Dios sigue ahí.  Sus promesas también.  Pero dentro de sus planes, debemos dejarnos transformar y Él decide cómo y cuando las cosas cambiarán.  Ahora, lo irónico de esto es que, mientras más problemas tenemos, más nos entregamos y más tiempo dedicamos a Él.  Más oramos, más le alabamos, más asistimos a escuchar de su palabra.  Es cuando mejor comunión tenemos con Él.  ¿Por qué cambiamos cuando todo se “resuelve”?
Pablo estuvo predicando toda su vida y así como tuvo buenos días también tuvo momentos como el que leemos hoy donde todo estaba en su contra y hasta tuvo que formar un grupo aparte.  La diferencia que veo en su ejemplo es que él permaneció confiado en que Dios seguía ahí y sus promesas también.  No nos olvidemos de esto.  No nos alejemos del Señor en los momentos que más lo necesitamos.  Días negros siempre habrá, lo que no tendremos siempre es la oportunidad de dejarlo transformar nuestro corazón.  Acércate a su palabra.  Permanece en Él.
Oración
Señor: definitivamente me cuesta trabajo permanecer en Ti cuando todo se vuelve en mi contra.  Se me facilita olvidarme de tu palabra y comienzo a buscar respiro en todos lados menos en Ti.  Yo te pido perdón por mis pecados y mi falta de entrega y compromiso.  Te pido Padre que me renueves y que aprenda a permanecer en Ti.  Gracias por siempre estar ahí.  Gracias en el nombre de Jesús.  Amén

viernes, 20 de febrero de 2015

Hechos 19:35-41

Hechos 19:35-41


El secretario del consejo municipal logró calmar a la multitud y dijo: ciudadanos de Éfeso, ¿Acaso no sabe todo el mundo que la ciudad de Éfeso es guardiana del templo de la gran Artemisa y de su estatua bajada del cielo?  Ya que estos hechos son innegables, es preciso que ustedes se calmen y no hagan nada precipitadamente.  Ustedes han traído a estos hombres, aunque ellos no han cometido ningún sacrilegio ni han blasfemado contra nuestra diosa.  Así que si Demetrio y sus compañeros de oficio tienen alguna queja contra alguien, para eso hay tribunales y gobernadores.  Vayan y presenten allí sus acusaciones unos contra otros.  Si tienen alguna demanda, que se resuelva en legítima asamblea.  Tal y como están las cosas, con los sucesos de hoy corremos el riesgo de que nos acusen de causar disturbios.  ¿Qué razón podríamos dar de este alboroto, si no hay ninguna?  Dicho esto, despidió la asamblea.


No es fácil permanecer tranquilo cuando el agua nos llegó al cuello.  Resulta natural el querer hacer algo.  Nadamos para un lado.  Nadamos para el otro.  Tratamos de sujetarnos de lo que tengamos frente a nosotros, pero finalmente nos damos cuenta que no podemos más y la angustia, frustración y desesperación se apoderan de nuestros pensamientos.  ¿Cuántas veces has estado en este tipo de situaciones?
Hace ya varios años que decidí trabajar en otra empresa.  Estuve orando por esa decisión y traté de ser sumamente sensible a lo que Dios mostrara.  Todo se dio muy sutil y sin problemas.  ¡Gloria al Señor!  Pensé.  Unos meses después de haber realizado el cambio, por cuestiones externas a mí, la empresa comenzó a despedir gente y mi permanencia en la misma estaba totalmente pendiendo de hilos y alfileres.  ¿Señor, qué pasa?  Creí que me querías aquí.  Pensé.  Me calmé y pasaron unas semanas más hasta que un día despidieron a un compañero que estaba en una posición igual a la mía.  El agua había llegado a mi cuello.  ¿Qué hago?  No entiendo Señor.  Oré para tomar una decisión conforme a tu voluntad y ¿ahora me van a correr?  Recuerdo haber orado y pedido a Dios que pasara lo que pasara no permitiera que me apartara de Él.  Pedí por paz en mi corazón y por fortaleza para seguir adelante pues personalmente no entendía nada de lo que estaba pasando y peor aún, no veía ninguna luz a lo lejos sino un panorama sumamente sombrío.
El día de hoy vemos que Gayo y Aristarco no necesitaron la intervención de Pablo para calmar a las multitudes y salir sanos y salvos de esa situación.  Estoy seguro que para ellos el agua también había llegado hasta el cuello y estaban sin saber qué hacer.  Pablo, por otro lado, pudo haberse quedado con los deseos de haber ido e intercedido por ellos tratando de calmar el disturbio de la asamblea.  Por otro lado, sin que nadie se percatara ni supiera cómo, el Señor estaba trabajando y tenía todo bajo su control.  Esta vez no necesitó a Pablo y utilizó a un secretario municipal para calmar a todos.  Nadie lo vio venir.  Esa multitud que gritaba y se alborotaba sin escuchar nada ni a nadie, de repente se calló y permaneció tranquila. Nadie pensó en que este individuo podría calmar a todos.  Pero lo hizo.    Lo hizo porque el Señor así lo dispuso.  ¿Para qué?  Para enseñarnos que es Poderoso.  Para recordarnos que no debemos temer a pesar de que el agua haya llegado ya hasta nuestro cuello.  Para recordarnos que Él es Dios.  Para recordarnos que Él es soberano y no hay nada ni nadie que pueda hacerle frente.  ¿Lo entiendes?  No hay problema ni situación más grande que nuestro Dios.  El enemigo busca confundirte y muchas veces lo logra haciéndonos dudar de nuestro Señor.  No lo permitamos más.  Dejemos de luchar y de aferrarnos a lo que tengamos en frente.  Si el agua ha llegado al cuello, aprendamos a esperar pacientemente a que el Todopoderoso mande rescate.  Tal vez será un chaleco salvavidas, tal vez una lancha o tal vez otra persona.  Solamente Él sabe cómo serán las cosas mientras que a nosotros nos corresponde confiar.  La biblia nos dice que debemos aprender a permanecer en Él para dar fruto.  Precisamente en momentos como éste es cuando debemos estar pegados y abrazados de Él para no separarnos un instante.  Los frutos los disfrutamos después.
¿Qué pasó con mi trabajo?  Después de varios meses y luego años, el Señor se ha encargado de cuidarme y protegerme día a día.  Además, ha prosperado mi camino como lo promete en su palabra pues busqué permanecer en Él antes de permanecer en mi voluntad y mis planes.  Te animo a que hagas lo mismo.
Oración
Padre nuestro: Tú que estás en los cielos y eres santo y grande, quiero alabarte y agradecerte por ese amor tan único que derramas sobre mí y los que te siguen.  Yo te pido que perdones mis pecados y sobre todo mi falta de confianza en Ti cuando las cosas están difíciles.  Hoy quiero permanecer en ti sin importar que el agua haya llegado ya hasta mi cuello y no sepa qué hacer.  Confío que traerás lo necesario para sacarme de esto conforme a tu voluntad.  Quiero que mi vida de fruto y por ello me pongo a tus pies y a tu servicio.  En el nombre de Cristo Jesús.  Amén 

jueves, 19 de febrero de 2015

Hechos 27:33-36

Hechos 27:33-36


Estaba a punto de amanecer cuando Pablo animó a todos a tomar alimento.  Hoy hace ya catorce días que ustedes están con la vida en un hilo, y siguen sin probar bocado.  Les ruego que coman algo, pues lo necesitan para sobrevivir.  Ninguno de ustedes perderá ni un solo cabello de la cabeza.  Dicho esto, tomó pan y dio gracias a Dios delante de todos.  Luego lo partió y comenzó a comer.  Todos se animaron y también comieron.  Éramos en total doscientas setenta y seis personas en el barco.


¿Por qué Pablo tiene que animarlos a tomar alimento?  ¿No tenían hambre?  A mi parecer, no querían comer porque no sabían cuánto tiempo permanecerían a la deriva.  Piénsalo por un momento.  Tienen una cantidad limitada de comida y una espera para ser rescatados que puede durar por días y meses.  ¿Qué hacen?  Aferrarse a lo último que les queda de esperanza.  Si bien, al parecer ya están cerca de tocar tierra, ¿quién les garantiza que podrán conseguir comida?  Conforme a su instinto, deciden almacenar lo más que puedan.  Tiene sentido.
¿Y qué relación tiene con nosotros? O ¿Qué podemos aprender de esto?
Dios te está diciendo el día de hoy, anímate y come.  Anímate y goza.  Anímate y agradece.  Anímate y vive.  No te aferres a tus problemas.  No te ahogues con tus pruebas.  No permitas que la incertidumbre te robe tu capacidad de vivir.  Dios te está diciendo: sé que llevas ya varios días con la vida en un hilo y sin probar bocado, pero come pues yo me encargaré de que sobrevivas y no pierdas ni un solo cabello de la cabeza.  ¿Lo puedes ver?  ¿Te das cuenta de cuánto nos aferramos a las cosas?  El domingo pasado dejé mi teléfono celular desatendido por diez minutos y con eso fue suficiente para que me lo robaran.  ¡Qué coraje me dio!  Lo busqué.  Lo localicé vía satélite.  Ví que estaba muy cerca de mi casa y fui al lugar donde aparecía que estaba.  Llegué y obviamente no encontré a nadie que tuviera mi teléfono.  Insistí y en mi cabeza no lo quise olvidar.  Por la tarde, mientras caminaba comencé a orar.  Tuve que pedir perdón.  ¡Es un teléfono!  Un teléfono pudo cambiar mi estado de ánimo por casi un día.  ¡Algo no está bien!  No podemos estar tan apegados a lo material.  Cuando Jesús fue tentado en el desierto después de no haber comido nada por 40 días, responde a Satanás diciendo que no solo de pan vive el hombre sino de toda palabra que sale de la boca de Jehová.  ¿Esto quiere decir que no tenía hambre?  ¡Por supuesto que tenía hambre!  Lo que nos enseña es a poner prioridades en el orden correcto.  Primero está Jehová y luego nuestras necesidades carnales.  Tus problemas no se van a terminar ni todo será maravilloso así como Jesús seguía con hambre.  Lo que va a cambiar es que podrás vivir con gozo, paz y agradecido sin importar las circunstancias.  Podrás, como Pablo, animar a los demás a comer pues sabrás que Dios se encargará de proveer.  Podrás disfrutar de lo que Dios te da pues no estarás preocupado por lo que vendrá después.  Dios conoce tus necesidades.  Ora.  Abre tu corazón y dile cómo te sientes.  Él quiere bendecirte y llenarte de consuelo y amor pero necesitas comer de su palabra.  Necesitas mejorar tu comunión con Él.  Necesitas mejorar tu compromiso con Él.  Necesitas dejar de confiar y aferrarte en lo material y comenzar a desarrollar lo espiritual.
Oración
Padre Santo: te pido perdón por mis pecados y sobre todo por aferrarme tanto a las cosas en lugar de aferrarme a ti y a tu palabra.  Quiero fortalecer mi relación contigo y renovar mi compromiso de entrega.  Dame fe mi Señor para seguir caminando y poder comer y vivir confiado en Ti y no en las circunstancias.  Te lo pido en el nombre de Jesús.  Amén

miércoles, 18 de febrero de 2015

Gálatas 1:16-24

Gálatas 1:16-24


Cuando Dios tuvo a bien revelarme a su Hijo para que yo lo predicara entre los gentiles, no consulté a nadie.  Tampoco subí a Jerusalén para ver a los que eran apóstoles antes que yo, sino que fui de inmediato a Arabia, de donde luego regresé a Damasco.  Después de 3 años subí a Jerusalén para visitar a Pedro, y me quedé con él quince días.  No vi a ningún otro de los apóstoles; sólo vi a Jacobo, el hermano del Señor.  Dios me es testigo que en esto que les escribo no miento.  Más tarde fui a las regiones de Siria y Cilicia.  Pero en Judea las iglesias de Cristo no me conocían personalmente.  Sólo habían oído decir: el que antes nos perseguía ahora predica la fe que procuraba destruir.  Y por causa mía glorificaban a Dios.



Los planes de Dios no siempre son fáciles de entender.  Cuando somos bendecidos, simplemente podemos dar gracias y disfrutar de esa bendición, pero cuando el mundo se pone de cabeza resulta difícil entender hacia dónde quiere Dios que nos dirijamos.  Pablo recibió la revelación de Dios y su primera instrucción es no hacer nada por tres años.  Estuvo en Arabia por más de mil días.  ¿Qué hizo ahí?  Exactamente no lo sabemos.  Solamente hay algunas teorías.  Lo que sí sabemos es que el Señor tenía un plan para él y por ello estuvo allí por tres años.  Tal vez ya has escuchado que Dios tiene un plan para ti.  Alguna vez escuchaste o leíste algún pasaje donde te dijeron que el Señor tiene un cuidado único de ti.  También pudiste haber escuchado sobre las promesas de Jehová tan increíbles que te llenaron de ánimo y felicidad, pero hoy, simplemente no lo puedes ver.  Hoy ves problemas.  Hoy ves que las cosas no son como antes.  Hoy ves que todo cambió.  Hoy te sientes solo.  Hoy estás triste.  Hoy te sientes mal contigo mismo.  Hoy estás cansado.  Hoy quieres que las cosas sean distintas sin embargo te levantas y todo sigue igual.  “Llevo ya mucho tiempo en esta situación y las cosas no cambian” pensarás.  ¿Sabes algo?  ¡Es normal!  Tus sentimientos, tus frustraciones, tus miedos.  ¡Son normales!  ¡No eres un mal cristiano!  No significa que no ames a Dios.  Simplemente tienes que crecer espiritualmente y cada uno lo hace a distintos tiempos.  Tristemente, algunas personas, nos empeñamos en decirte lo que debes hacer y olvidamos que, como humanos, a veces simplemente necesitamos un abrazo o ser escuchados.  Personalmente me cuesta trabajo quedarme callado y sé que está mal.  Sé que debo aprender a escuchar y simplemente consolar.  Inmediatamente trato de pensar en lo que Dios quiere para la persona y quiero decirlo.  Hoy entiendo que cada uno de nosotros somos distintos.  Hoy entiendo que el Señor tiene un plan único y que no puedo acelerarlo o frenarlo sino que cada uno de nosotros realiza esa “carrera” a su paso.  Pablo estuvo tres años en Arabia para luego ir a Damasco.  Tú y yo podemos vivir pruebas en las que duren unos días o años.  En su momento es posible que no lo entendamos y sintamos confusión, pero podemos estar seguros que el Señor se encargará de cuidarnos, consolarnos, amarnos y proveernos en todo momento.  He escuchado pruebas que algunos hermanos en Cristo tienen que atravesar y honestamente me resulta difícil entender el propósito que Dios pudiera tener.  ¿Qué te puedo decir hoy?  Que así como el Señor se encargó de la vida de Pablo en todo momento, así se encargará de la tuya.  Imagina lo increíble que será el momento en que otras personas den gloria a Dios por la transformación que ven en tu vida.  Así dieron gloria cuando vieron al que los perseguía ahora predicar y difundir su fe.  Hoy es tiempo de que Dios te utilice y la gente se maraville viendo lo que Dios hace con corazones dispuestos.  En Su tiempo.  En Sus términos.  Pero no te preocupes que Dios te ama y quiere bendecirte.  Dobla tus rodillas.  Deja tu orgullo atrás.  Abraza sus promesas.  No dejes ir sus bendiciones y sobre todo, no te separes de Él.
Oración
Señor: tú conoces mi corazón y cómo me siento.  Simplemente no entiendo cómo seguir o hacia dónde quieres que vaya.  Lo que hoy estoy convencido es que no quiero apartarme de Ti. Sea como sea.  Vaya a donde tenga que ir, no quiero separarme de Ti.  No permitas que la adversidad me confunda y me aparte.  Quiero seguirte sin importar que hoy no entienda tus planes.  Te pido me llenes de tu paz.  Te pido me llenes de tu consuelo y paciencia.  Permite que tu amor me inunde y pueda entender que no estás lejos sino aquí junto a mí.  Cuidándome.  En Cristo Jesús te lo pido.  Amén

lunes, 16 de febrero de 2015

2 Juan 1:4-6

2 Juan 1:4-6

Me alegré muchísimo al encontrarme con algunos de ustedes que están practicando la verdad, según el mandamiento que nos dio el Padre.  Y ahora, hermanos, les ruego que nos amemos los unos a los otros.  Y no es que les esté escribiendo un mandamiento nuevo sino el que hemos tenido desde el principio.  En esto consiste el amor: en que pongamos en práctica sus mandamientos.  Y éste es el mandamiento: que vivan en este amor, tal como ustedes lo han escuchado desde el principio.



En el tiempo que Juan escribía esta carta, existían distintas personas que estaban tratando de tergiversar el evangelio y sacar provecho del mismo.  Por esta razón, escribe sobre su alegría al enterarse que, dentro de todo ese alboroto y confusión, seguían algunos discípulos fieles en los mandamientos del Padre.  El día de mañana hablaré más del tema sobre los falsos maestros y aquellos que quieren utilizar el nombre de Dios para su propio beneficio.  Hoy voy a enfocarme en la importancia de mantenernos pegados a la palabra del Señor.  Juan les dice: no estoy escribiendo nada nuevo sino les estoy recordando lo que ya les había enseñado.  Ahora quiero que lo pongan en práctica.  ¿De qué sirve el conocimiento si no se pone en práctica?  Imagina conocer el sistema binario pero no utilizarlo para crear una computadora (ordenador).  ¡No tiene sentido!  Así mismo, no tiene mucho sentido llenarte de información “religiosa” para que al final tu vida siga igual.  ¡Ese no es el evangelio que estamos predicando!  El evangelio que predicamos es el de la renovación a través del Espíritu.  Una vez que has recibido a Cristo, tu vida no puede seguir igual.  Tu mente debe estar en proceso de transformación al igual que tus deseos y pensamientos.  Ahora tu prioridad debe ser: cómo agrado a Dios.  ¿Cómo puedo servir?  ¿Qué quiere Jehová transformar en mí?  Y la manera más sencilla de contestar estas interrogantes es a través del pasaje de hoy: amémonos los unos a los otros y pongamos en práctica los mandamientos de Dios.
Medita un tiempo en tu vida.  ¿Estás en paz?  ¿Tienes gozo?  ¿Te sientes seguro?  ¿Te levantas con ganas?  Si tristemente estás contestando de manera negativa, debes entender que no es culpa de Dios ni de alguien más sino tuya.  Tú eres el responsable de lo que pasa en tu vida.  Ahora, Dios utiliza las circunstancias para abrir nuestros ojos, doblar nuestro orgullo y, de esta manera, alinear nuestro corazón a su camino.  ¿Cómo amarnos los unos a los otros si cada uno busca su propio bien?  Imposible.  ¿Cómo buscar obedecer los mandamientos que Dios nos da si me importa más lo que yo quiero y lo que yo necesito?  Imposible.  Amarnos los unos a los otros nos da la perspectiva correcta.  No porque nos volvemos “buenos” sino porque dejamos de ser egocéntricos y nos volvemos Cristo céntricos.  Es una decisión sencilla pero el impacto es de gran alcance.  ¿Qué piensas hacer?  ¿Seguir como antes o decidir por Cristo?  Ahora, no pienses que al seguir como antes las cosas van a cambiar.  Todo lo contrario.  Mientras más pase el tiempo y no te alinees con el Señor, más difícil será tu corrección futura.

Oración

Dios: ahora entiendo que estás doblando mi orgullo para que pueda abrir mis ojos y poder estar en línea contigo.  Te pido perdón por mis pecados y por no buscar tu palabra ni tus mandamientos.  Te pido que transformes mi vida y deje de estar pensando en mí y ahora empiece a pensar primero en Ti.  Te pido que en mi corazón haya amor para con mi prójimo y en especial con mis hermanos.  Te pido que tu palabra sea luz a mi camino diario y que no me aparte en ningún momento de Ti.  Gracias mi Dios.  En el nombre de Jesús.  Amén

domingo, 15 de febrero de 2015

Hebreos 9:27-28

Hebreos 9:27-28

Y así como está establecido que los seres humanos mueran una sola vez, y después venga el juicio, también Cristo fue ofrecido en sacrificio una sola vez para quitar los pecados de muchos; y aparecerá por segunda vez, ya no para cargar con pecado alguno, sino para traer salvación a quienes lo esperan.



Mi principal deseo es que la gente se reconcilie con Jehová y puedan tener comunión con Él.  Seguirle, entregar mi vida a Él y obedecerle es, por mucho, la mejor decisión que he tomado en mi vida.  Por eso escribo.  Por eso animo a que compartas estos mensajes.  Porque hay gente que necesita la luz de Cristo.  Hay gente que está perdida y necesita ser encontrada.  Si en ocasiones, conociendo a Cristo mi vida se torna sumamente complicada, no puedo imaginar cómo le hace la gente que no le tiene.  Constantemente trato de mantenerme fiel a lo que dice la biblia.  Sin exagerar o disminuir.  Trato de compartir el evangelio tal cual está escrito y simplemente utilizo ejemplos que pudieran ayudar a entender mejor su mensaje.  Tiene poco tiempo que empecé a utilizar redes sociales para promover estos devocionales de Tiempo con Dios.  Al igual que en las iglesias físicas, se utilizan frases bonitas de Dios pero no se habla de Él ni se expone el evangelio.  Se comparten promesas como Dios todo lo puede sanar o Dios te llenará de bendiciones y abundancia pero nadie explica lo grave de nuestro pecado y nuestra necesidad de ser perdonados.  Miles o millones de personas (sin exagerar) comparten estas frases tratando de encontrarse con Dios obviamente sin lograrlo.  Lo único que saben es que Dios puede sanar o que Dios es amor o alguna otra cosa por el estilo.  Eso es todo.  Y así, tristemente, millones de personas van de un lado a otro sin saber absolutamente nada de su vida espiritual.  Existe un movimiento llamado COEXIST.  Promueve que las religiones se respeten y toleren y que busquen el bien.  ¿Suena bonito no?  Igualmente tiene millones de seguidores y personas pegando estampas en sus coches con los símbolos religiosos que leen coexist.  ¿A dónde voy con todo esto y el pasaje de hoy?  Quiero dejar claro que nosotros no decidimos sino Dios.  Él puso los parámetros.  Él creó la tierra y nosotros somos su creación.  Él decide que haya un cielo y un infierno e incluso quienes irán allí.  Nos dice la biblia que solamente moriremos una vez y después viene el juicio.  No vamos a un limbo.  No reencarnamos.  No nos convertimos en polvo que viaja por el mundo.  Morimos una sola vez y después el juicio.  No hay más oportunidad una vez que fallecemos.  El juicio no es tu oportunidad de hablar y defenderte.  El juicio es para llamarte a cuentas de todo lo que no hiciste y de cuántas veces rechazaste los brazos abiertos del Señor por preferir seguir con tu vida pues así estabas bien.  Hay mucha gente que utiliza el nombre de Cristo y de Dios pero no necesariamente le pertenecen o tienen comunión con Él y eso es lo que quiero que aprendas el día de hoy.  Para discernir entre un verdadero servidor, debes estudiar la biblia y guardar los pasajes como el de hoy que nos ayudan a entender Su voluntad.  Si alguien te habla de Dios y al mismo tiempo te dice que las demás religiones están bien y se van a “su cielo” al morir, debes recordar que hebreos enseña que uno muere una sola vez y después viene un juicio y no un “cielo”.  Debes recordar que Cristo vino y murió pero su siguiente venida vendrá como Rey y Salvador.  ¿Cómo creer en la biblia y que Cristo regresará y al mismo tiempo pensar que hay otras formas de ser perdonado u otros cielos?  ¡No se puede!  Tal vez pienses que estoy exagerando.  Debes saber que no es así y que por el contrario, tu comunión con Dios probablemente no crece porque no has creído en su palabra completamente.  Cuando uno acepta el evangelio y deja que Cristo reine, toda la palabra se convierte en nuestra guía.  No por partes.  No somos nadie para decir esto es mucho y solo los fanáticos lo hacen.  No.  Si realmente crees en Cristo, debes aprender a amar su palabra, seguirla y vivirla sin restricción.
Concluyendo.  No te dejes engañar.  Acude a la biblia.  No se trata de mi religión contra la de los demás.  Lo importante no es que yo estoy bien y tú estás mal.  ¡Eso no tiene sentido!  Se trata de Cristo.  De su palabra.  De tu pecado.  Del sacrificio que hizo para pagar por él.  De su posición como sacerdote para interceder por nosotros.  De su amor para perdonarnos y de su justicia para que muramos una sola vez y después venga su juicio.  De su regreso como Rey y Salvador cumpliendo con las escrituras.  ¡Eso es lo importante!

Oración

Señor: Perdóname.  No he querido creer al cien por ciento en tu palabra.  La he limitado y ahora entiendo que era yo mismo el que se estaba limitando también.  No quiero seguir así.  Te pido que pueda aprender a discernir entre aquellos que son verdaderos servidores tuyos de los imitadores.  Te pido que pueda dejar de frenar mi crecimiento espiritual y realmente entregarme a Ti por completo.  Guarda estas palabras en mi corazón pues no quiero olvidar que solamente muero una vez y después vendrá el juicio.  Gracias mi Dios.  En Cristo Jesús.  Amén.

sábado, 14 de febrero de 2015

Hebreos 4:14-16

Hebreos 4:14-16

Por lo tanto, ya que en Jesús, el Hijo de Dios, tenemos un gran sumo sacerdote que ha atravesado los cielos, aferrémonos a la fe que profesamos.  Porque no tenemos un sumo sacerdote incapaz de compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que ha sido tentado en todo de la misma manera que nosotros, aunque sin pecado.  Así que acerquémonos confiadamente al trono de la gracia para recibir misericordia y hallar la gracia que nos ayude en el momento que más la necesitemos.



Varias veces me han dicho: “tú no entiendes lo que yo estoy pasando”; “es muy fácil decirlo pero muy difícil hacerlo”.  ¿Mi respuesta?  ¡Tienen toda la razón!  ¡Imagina que tuviera que atravesar por todo para poder dar un consejo!  Simplemente imposible.  Pero Dios, que es más sabio que nosotros, conocía de antemano que nos encontraríamos con esta situación cuando las pruebas llegaran.  Por esta razón, permitió que su Hijo fuera tentado en todos los aspectos que nosotros somos tentados y fue hallado sin pecado.  ¿Qué quiere decir esto?  Que es posible vivir sin pecado.  La misma biblia nos dice que las cadenas que nos ataban han sido cortadas.  Ya no somos más esclavos del pecado y ahora puedes decidir no regresar al mismo lugar.  No es fácil.  Sin embargo, no quiere decir que sea imposible.  Tal vez tengas dudas.  Tal vez no entiendas bien qué pasará si te entregas a Dios y haces lo que Él quiere en lugar de hacer lo que tú quieres.  Sin embargo, te puedo asegurar, que al hacer la voluntad del Señor por encima de la tuya, traerá mucha mayor bendición.  ¿Cómo?  No lo sé pues cada caso es distinto.  Lo que sí sé y he vivido personalmente una y otra vez es que las promesas de la biblia son reales.  Entonces, ¿qué nos dice el pasaje de hoy?  Que aprendamos a acudir al socorro de nuestro Dios.  Él es nuestro sumo sacerdote quien se compadece de lo que atravesamos y quiere mostrarnos un camino perfecto.  Acércate a Él.  Como dice la biblia: confiadamente acude al trono para recibir misericordia y hallar la gracia que te ayudará en cada momento de dificultad.  Tristemente muchas personas hacen lo contrario.  Prefieren resolver las cosas por su cuenta.  Confían más en ellos mismos que en Jehová.  Ponen su esperanza en lo que ellos pueden hacer y manipular en lugar de dejar que el Señor se encargue.  Repito, no es fácil, pero es lo que Dios quiere que hagamos.  Me imagino que muchos de los israelitas dudaron del plan de Josué para tomar Jericó: dar vueltas alrededor de la muralla y tocar cuernos para luego gritar.  ¿Cuándo se ha caído alguna muralla con trompetas y gritos?  ¡Nunca!  Sin embargo, ellos obedecieron y la ciudad les fue entregada tal y como lo dijo Dios.
Entiendo que los mandamientos de Dios son difíciles.  Pero debemos aceptar que son mejor camino para nuestra vida que nuestras propias decisiones.  También debemos entender nuestra necesidad de acudir a Él en todo momento.  Él no está ocupado ni le molesta que vengas en oración para pedir auxilio.  ¡Al contrario!  Su palabra nos dice que se goza que acudamos a Él.  Aprovechemos que tenemos al Señor de nuestro lado, su gracia, su amor y su misericordia.  Aferrémonos a Él y busquemos su reino en todo momento sin importar las pruebas que atravesemos.  Así, y solo así, podremos realmente crecer en comunión con Él y decirnos siervos suyos.

Oración
Señor: toma mi vida.  No quiero restringirte más.  Me entrego a Ti y quiero buscarte cada mañana.  No quiero hacer más mi voluntad sino la tuya.  No quiero dudar más de tus planes ni de tus mandamientos.  Entiendo que son mejores que los míos y que el obedecerte trae bendición a mi vida.  Gracias por tu trono de gracia al cual me permites acudir en todo momento.  Gracias por la vida de Jesús y el gran ejemplo que dejó al vencer al pecado.  Te pido que reines tú y no el pecado sobre mí.  En Cristo Jesús.  Amén.

martes, 10 de febrero de 2015

Hebreos 12:15-17

Hebreos 12:15-17

Asegúrense de que nadie deje de alcanzar la gracia de Dios; de que ninguna raíz de amargura brote y cause dificultades y corrompa a muchos; y de que nadie sea inmoral ni profano como Esaú, quien por un solo plato de comida vendió sus derechos de hijo mayor.  Después, como ya saben, cuando quiso heredar esa bendición, fue rechazado: No se le dio lugar para el arrepentimiento, aunque con lágrimas buscó la bendición.



De cierta manera, conforme crecemos, aprendemos a ver por nosotros mismos y dejamos en segundo plano a los demás.  Tiene sentido si lo vemos desde el punto de vista humano.  Nadie va a ver por lo tuyo como tú mismo.  Nadie se va a preocupar porque estén bien tus asuntos más que tú.  Dice el dicho: el que tiene tienda que la atienda.  ¿Por qué?  Porque la gente solamente ve por sus propios intereses y nosotros debemos ver por los nuestros.  Pero Dios nos enseña algo distinto el día de hoy.  Nos enseña a velar porque la gracia llegue a todos y no se estanque en nosotros.  Nos instruye a dejar de pensar solo en nosotros y preocuparnos por nuestro prójimo.  En el versículo 14 nos enseñaron a buscar la paz con todos y en el 15 a asegurarnos de ser un canal para que la gracia fluya y no impidamos que llegue a nuestro prójimo.  Ahora, Dios, en su sabiduría absoluta, nos da las herramientas para lograrlo.  Nos dice: no dejen que brote ninguna raíz de amargura y cause dificultades corrompiendo a muchos.  La real academia española define amargura como una aflicción o algún disgusto.  En otras palabras, no dejes que ninguna aflicción o algún conflicto se queden guardados en tu corazón (echen raíz) sino que entrégalos a Cristo para que sea su gracia y no tu enojo, coraje o rencor los que abunden en tu corazón.  No es fácil.  El pensar en los demás no implica que vayan a estar agradecidos con lo que haces.  Por eso es importante hacerlo para agradar a Dios y obedecerlo.  No busques agradar a las personas.  A la única persona que debes agradar es a Dios.  Leíste bien.  No a tus padres.  No a tu pareja.  No a tus hijos.  A Dios.  De ahí se deriva el amor correcto a todos los que te rodean.  Por eso, busca agradar al Señor sin importar lo que los demás piensen o hagan y serás un extraordinario canal de bendiciones.
Los versículos siguientes (16 y 17) nos dan la oportunidad de interpretar también esa gracia como la salvación que ofrece Cristo y cómo podemos despreciarla como lo hizo Esaú con la primogenitura.  Por más que intentó recuperarla, ya era demasiado tarde.  Así también sucede con la salvación y perdón de nuestros pecados.  Por más que la gente quiera arrepentirse, solamente lo puede hacer en un tiempo determinado: mientras vive.  Al morir, nuestro tiempo se acabó.  Entonces, el pasaje nos enseña a buscar que todos aquellos que nos rodean conozcan y reconozcan al Señor.  Nos motiva a no dejar que se pierdan.  Que nada se interponga entre nosotros y ellos para compartir la gracia de Cristo que les permitirá alcanzar la salvación.  Piensa en cada oportunidad que has tenido para hablar de Cristo y no lo has hecho por cualquier motivo.  Debes entender que estás entorpeciendo la voluntad de Dios.  ¡Compártelo!  No permitas que la gente se pierda y se vaya a una eternidad de castigo.

Oración

Padre: te pido que des dirección a mi vida.  He pensado solamente en mis cosas, en mis asuntos y no me he preocupado por mi prójimo.  Hoy entiendo que debo amarlo, procurarlo y buscarlo para que te conozca y no se pierda.  Hoy entiendo que quieres utilizarme para que tu gracia alcance a cada uno de los que me rodea.  Te pido transformes mi corazón para que seas Tú quien brille y yo quede atrás.  Te pido me llenes de tu amor y gracia para que la gente pueda verte a través de mis actos.  Te lo pido en el nombre de Jesús.  Amén

lunes, 9 de febrero de 2015

Hebreos 13:9b

Hebreos 13:9b

Es mejor que nuestros corazones se fortalezcan en el amor de Dios que en seguir reglas sobre los alimentos; pues esas reglas nunca han sido de provecho.



En la primera parte del versículo 9, aprendimos que había doctrinas distintas a las que se les había enseñado originalmente.  Parte de estas doctrinas involucraba reglas sobre los alimentos, las cuales, según dice el versículo, nunca han sido de provecho.  ¿Sabes?  Nuestra naturaleza caída busca constantemente formas para esconder o justificar el pecado.  Por esta razón, terminamos inventando rituales y religiones que, a nuestro parecer, nos podrán limpiar.  Sin embargo, la biblia nos enseña que las cosas no funcionan así.  Uno solamente puede ser limpiado y perdonado por la gracia de Dios.  Solamente a través de su amor uno puede ser hecho su hijo y reconciliado con el Padre.  Piénsalo.  ¿Acaso merecemos lo que hace por nosotros?  ¡Por supuesto que no!  Por esta razón el versículo hace una aclaración muy importante: crece y fortalece tu corazón en amor, el amor que proviene de Cristo pues no hay ningún acto, ritual o tradición que haya sido de provecho para mejorar tu comunión con Él.  ¿Lo puedes entender?  Mientras que el mundo quiere convencerte de que la paz está dentro de ti; de que la alegría y el gozo dependen de ti; de que el amor proviene de ti; entre otras cosas, Dios nos enseña lo contrario.  Todo proviene de Él.  No hay nada que puedas hacer.  En ese entonces, había personas buscando tergiversar el evangelio de Cristo y hoy en día ocurre lo mismo.  Religiones que siguen insistiendo en que te portes “bien” para ir al cielo.  ¡Imposible!  ¿Cómo te vas a portar bien si eres pecador?  Uno es esclavo al pecado hasta que pide a Cristo que venga a su vida y sea Él quien rompa las cadenas.  Si algo hizo Jesús constantemente fue retar a los fariseos para que entendieran que los rituales no cambiaban corazones.  Una y otra vez buscó enseñarles y enseñarnos que ni la comida ni las obras nos vuelven buenos sino el amor y sacrificio que realizó Cristo.  Hoy lo aprendemos porque está escrito en la biblia.  Mañana lo compartimos para que las personas dejen de estar en la oscuridad y buscando donde nunca hallarán.  Aprovecha cada oportunidad que tengas para que la gente que te rodea pueda abrir los ojos y darse cuenta que dejar de comer esto o aquello no le va a convertir en una buena persona.  Comparte con la gente que seguir un rito o tradición como repetir algún rezo muchas veces no va a servir para perdón de sus pecados.  Diles que es el amor de Cristo y su sangre la que nos limpia y nos reconcilia con el Padre.  Pero lo más importante, vive en tu propia vida el cambio que es este amor.  Deja atrás tus costumbres.  Deja atrás tus pretextos.  Como dice Pablo en Filipenses 3, deja atrás el pasado y prosigue a la meta.  El amor de Dios en tu vida es la meta.  Dejándolo transformar no solo tu forma de pensar sino de actuar.  Recuerda, tal y como lo dice el versículo: de poco provecho ha sido tener reglas sobre los alimentos pero de mucho provecho es crecer en el amor de Dios.

Oración

Padre: vengo a tus pies a pedirte perdón por mis pecados.  Me he querido justificar.  He querido hacer las cosas a mi manera y entiendo que el perdón solamente llega por tu amor y gracia.  Reconozco que Cristo murió por mí y te pido que pueda ser reconciliado con el Padre.  Perdóname Señor en el nombre de Jesús.  Amén

domingo, 8 de febrero de 2015

Hebreos 13:24-25

Hebreos 13:24-25

Saluden a todos sus dirigentes y a todos los santos.  Los de Italia les mandan saludos.  Que la gracia sea con todos ustedes.



El día de ayer aprendimos sobre la importancia del compañerismo y amor entre hermanos mientras que el día de hoy tenemos la palabra que nos guía para poder llevarlo a cabo: gracia.  Proviene del griego jaris y significa la influencia divina sobre el corazón y su reflejo en la vida (concordancia Strong).  La realidad es que por tus propias ganas no vas a amar a tu prójimo ni a tener la mejor comunión con tus hermanos en Cristo.  Tarde o temprano, tu YO, o el de ellos, saldrá a la luz y surgirán problemas.  Cualquier relación interpersonal siempre encontrará conflictos.  Es normal.  No es ser pesimista sino realista.  Por eso, la biblia nos enseña cómo podemos realmente amar y convivir con los demás: a través de la gracia.  La gracia que Dios tiene para con nosotros y la manera en que la canalizamos con los demás.  Piénsalo.  Cuando haces consciente lo poco que mereces el amor incondicional de Dios y experimentas cómo derrama su gracia sobre ti y te llena de bendiciones, puedes darte cuenta que el siguiente paso, y lo más lógico, es salir y compartirlo.  Sin importar que merezcan o no tus buenas actitudes.  Así como Cristo sufrió por ti sin siquiera merecerlo, tú y yo, vamos a amar a nuestro prójimo, a nuestros hermanos en Cristo, a nuestros familiares y a nuestros amigos sin importar lo que ellos hagan o dejen de hacer.  Todo por la gracia que Dios derrama sobre nosotros.  Él inicia todo y no tus buenas intenciones.  Él se encarga de transformar tu corazón de piedra por uno de carne y no un conjunto de retiros espirituales y de buenas vibras.  Él se encarga de renovar tu mente y tus pensamientos y no las “leyes de la atracción”.  Sin la gracia, los discípulos habrían sido despedidos al primer día de estar con Jesús.  ¡Cuántos errores cometían!  Así los seguimos cometiendo el día de hoy.  Por lo tanto, aprende lo que significa la gracia y cómo actúa en tu vida.  Aprende a llevarla dentro de tu rutina diaria y permite que la gente pueda verla a través de tus acciones.  Recuerda, el mejor testimonio es el de hechos y no de palabras.
El autor de hebreos concluye enviando saludos y cerciorándose que la base de su relación con Dios esté bien fundamentada a través de la gracia.  Hay un libro extraordinario de Philip Yancey llamado “Gracia Divina vs Condena Humana!  En él encontramos un desarrollo interesantísimo sobre lo que la gracia hace.  Tristemente nos cuesta trabajo entender lo que significa Gracia porque no la vemos por ningún lado.  Ni siquiera en las iglesias se practica constantemente.  “Que la gracia sea con ustedes” no es una frase linda para terminar la carta de hebreos sino un pilar para la vida diaria.  Te animo a que leas el libro y trates de meditar en lo que realmente significa gracia y cómo Dios la derrama todos los días sobre ti.  Por el contrario, también piensa en cuánto juzgas a los demás aplastando al mismo tiempo la oportunidad de extender la gracia que has recibido.

Oración

Señor: nunca dejo de sorprenderme al estudiar tu palabra.  Gracias por mostrarme que mis juicios interfieren para que tu gracia llegue a más personas.  Gracias por enseñarme que tu gracia es la que me da el alimento necesario para poder amar y servir a mi prójimo.  Gracias porque tu gracia abunda para los que te amamos y nos la das sin restricción.  Te pido pueda convertirme en un instrumento que todos los días promueva y actúe conforme a tu voluntad llevando como premisa tu gracia en mi vida.  Te pido perdones mis pecados en el nombre de Jesús.  Amén.

viernes, 6 de febrero de 2015

Gálatas 2 11 13

Gálatas 2:11-13


Pues bien, cuando Pedro fue a Antioquía, le eché en cara su comportamiento condenable.  Antes que llegaran algunos de parte de Jacobo, Pedro solía comer con los gentiles.  Pero cuando aquellos llegaron, comenzó a retraerse y a separarse de los gentiles por temor a los partidarios de la circuncisión.  Entonces los demás judíos se unieron a Pedro en su hipocresía, y hasta el mismo Bernabé se dejó arrastrar por esa conducta hipócrita.



Dicen por ahí “mal de muchos, consuelo de tontos”.  ¡Qué cierta es esta frase!  ¡Cuántas veces queremos justificar nuestra conducta comparándola con alguien más!  El problema no está en escoger al mejor o peor ejemplo sino en pensar que cualquier persona puede siquiera ser ejemplo comparado con Cristo.  Pero así somos.  Está dentro de nuestra naturaleza y dentro de nuestras costumbres.  El mismo Pedro sucumbió ante su tradición y la presión social.  ¡Pedro!  A quien Jesús le dijo que sería el encargado de apacentar a sus ovejas.  Esta responsabilidad no se la dijo a nadie más.  Pedro es uno de los ejemplos más extraordinarios que tenemos en la biblia, sin embargo, debes entender que no es un súper héroe ni sobrenatural.  Pedro era una persona común y corriente.  Era como tú y como yo.  Sin embargo, logró realizar cosas extraordinarias y sobrenaturales por entregar su vida al Señor.  Sanó ciegos, cojos, mudos y todo tipo de enfermedades.  Lo más impresionante de su vida es que dentro de su biografía, puede incluir el caminar sobre el agua.  ¡Caminó sobre el agua!  Tristemente después de quitar la mirada de Jesús, sabemos cómo terminó ese momento.  Pero debemos entender que logró cosas extraordinarias gracias a su entrega, obediencia y fe en el Señor.
Esta gran persona.  Este fabuloso ejemplo a seguir también tuvo sus caídas y hoy tenemos que aprender de ellas.  La presión cultural y social pudieron más que su madurez espiritual.  Decidió llevar una doble vida.  Pensó que podía tener dos comportamientos distintos y seguir sirviendo al Señor.  ¿Ya te identificaste?  ¿Cuántas veces has pensado en que puedes tener una “doble” vida?  Tal vez ni siquiera te has dado cuenta que llevas una doble vida.  ¡Se honesto!  No dejes que tu orgullo te cierre los ojos y no te deje ver más allá.  Medita en tu comportamiento de cada día que pasa.  No separes un mal día de uno “bueno” incluye todos.  Ahora utiliza a Cristo como parámetro.  ¿Qué tal saliste en la comparación?  No te preocupes, yo salí igual de mal que tú.  De hecho, el mismo Pedro saldría también reprobado y es precisamente lo que Jesús quiere que entiendas.  ¡Recibimos la salvación por gracia!  ¡Por misericordia!  No porque la merecemos.  No por lo que hayamos hecho o dejado de hacer sino por el amor tan grande que Dios tiene contigo y conmigo.  ¡Qué bendición!  Por esta razón no debes sentir que lo que escribo hoy es para señalarte que estás haciendo mal las cosas y darte de “bibliazos” para que cambies.  ¡Por supuesto que no!  Lo que quiero que entiendas es que no hay nada que puedas hacer para que el Señor te ame más o que te ame menos.  ¡Ya no puede amarte más!  Ese sentimiento de acusación que tienes, esa tristeza y remordimiento que tienes son causados por Satanás.  Por eso se le llama el Acusador.  Piénsalo, Cristo YA te perdonó.  Cristo le dijo a la prostituta que se fuera y que no pecara más.  Pedro no fue destituido de su puesto ni dejó de ser apóstol por haber hecho lo que hizo.  Se arrepintió, pidió perdón y siguió adelante en su camino con el Señor.  ¡No te dejes engañar por el maestro del engaño!  Dios está ahí contigo.  Nunca se ha alejado.  Lo que quiere es que regreses.  Lo que quiere es que abras tu corazón y le entregues todas tus cargas.  Lo que quiere es que sepas que te sigue amando igual que antes.  Pedro se equivocó.  Tú y yo nos equivocamos.  Esto no es el fin del mundo.  Ahora, nuestros errores tienen consecuencias y a veces son muy graves como lo vemos con lo que hizo Pedro.  No solo cometió una falta sino que arrastró a varias personas dentro de su error.  Debes ser cuidadoso y procurar ser una ayuda a los hermanos y no una piedra de tropiezo.  Pide perdón y vuelve la mirada a tu Señor.  Él está ahí esperando.

Oración
Padre: perdóname.  He llevado una doble vida.  He dejado que la cultura, mis costumbres y la presión social me hagan tomar decisiones que van en contra de tu voluntad.  Hoy traigo a tus pies todo aquello que me hace desobedecerte.  Te pido que me transformes.  Te pido que entienda que me amas y que no me has abandonado en ningún instante.  Quiero volver a casa mi Señor.  Quiero reconciliarme contigo y entregarte mi ser en su totalidad.  Quiero caminar sobre el agua e ir por donde Tú decidas que deba ir.  Te lo pido en el nombre de Cristo mi Señor.  Amén

miércoles, 4 de febrero de 2015

Gálatas 4:24-27

Gálatas 4:24-27


Ese relato puede interpretarse en sentido figurado: estas mujeres representan dos pactos.  Uno, que es Agar, procede del monte Sinaí y tiene hijos que nacen para ser esclavos.  Agar representa al monte Sinaí en Arabia, y corresponde a la actual ciudad de Jerusalén, porque junto con sus hijos vive en esclavitud.  Pero la Jerusalén celestial es libre, y ésa es nuestra madre.  Porque está escrito: alégrate, mujer estéril, tú que no has dado a luz; prorrumpe en gritos de alegría, tú que no has sufrido dolores de parto; pues la abandonada tiene muchos hijos, más que la casada.



Conforme voy conociendo más de Cristo a través de leer y estudiar su palabra, me doy cuenta que el mundo va en dirección totalmente opuesta a sus principios.  Puede parecerte obvio o sencillo, pero para mí, resulta impresionante.  Pasajes como el de hoy, me recuerdan que no hay comunión entre lo espiritual y lo carnal.  No puede haber oscuridad junto con luz.  Una excluye a la otra.  Por eso, el pasaje dice que una mujer representa la esclavitud mientras que la otra nuestra libertad en Cristo.  O se está en esclavitud o se está en Cristo.  ¡No se pueden las dos al mismo tiempo!  Esto quiere decir, que si ya conoces y has aceptado a Dios en tu vida, no tienes pretexto para seguir andando en esclavitud al pecado.  ¡Ahora eres libre!  Él te ha librado y quitado las cadenas que no te dejaban caminar.  Antes, nada podías hacer para cambiar tu comportamiento pues eras esclavo.  Hoy es distinto.  Hoy, el Señor te ha liberado.  Él ha traído luz a tu vida mientras que antes había oscuridad.  Ahora tienes entendimiento.  Ahora puedes discernir.  ¿O acaso quieres seguir poniendo pretextos para no cambiar ni dejarte ser transformado?  La verdad es que ya no hay más excusas.  El pasaje de hoy es muy claro.  Tenemos dos opciones: vivir en esclavitud o vivir en libertad.  La primera viene desde la caída del hombre con Adán.  La segunda llega cuando reconocemos a Cristo y confesamos su nombre.  ¿De qué lado estás?  No puedes tener un poco de cada uno así como no puede haber un poco de luz en la oscuridad ni un poco de libertad en la esclavitud.  ¿Lo puedes ver?  ¿Te das cuenta de lo que Dios quiere decirte el día de hoy?  ¡Quiere que tu vida tenga congruencia!  ¡Quiere que vivas con sentido!  ¡Quiere que tu vida sea testimonio de Aquél que amas y te amó primero!  ¡Quiere renovarte, bendecirte y guiarte!  El problema es que debes entender que para ello, debes dejar atrás todo lo que vienes arrastrando.  Debes cortar con todo aquello que estorba en tu comunión con Jesús.  ¡Debes dar ese paso de fe!
¿Crees en Dios pero vives amargado?  ¿Te dices creyente pero tienes celos, rencores y odios?  ¿Vives con tristeza y soledad?  ¿Tienes deseos de no seguir más?  ¿Dices una cosa pero haces otra?  Has una pausa y medita en esto: ¿de qué lado quieres estar?  Dios te ofrece libertad a cambio de entregarle el trono de tu vida.  Si sigues arrastrando problemas como los ejemplos anteriores, debes ser honesto contigo mismo y reconocer que no has dejado que el Señor tome las riendas por completo.  Has limitado lo que quiere hacer en ti y por consecuencia sigues como antes.  ¡Basta!  ¡Decídete!  Está en ti y en nadie más.  No te escondas ni pongas pretextos.  Tú sabes lo que hay en tu corazón y Dios también lo sabe.  ¿No quieres cambiar?  ¿No quieres vivir distinto?  ¿No quieres dejar atrás todo aquello que te causa tanto daño?  Es momento de decidir entre la luz y la oscuridad.  Es momento de definir si quieres vivir en libertad con Cristo o en esclavitud con tu pecado.

Oración
Padre Santo: te pido perdón por mis pecados.  Te pido me liberes de esa esclavitud que me tiene aplastado y sin dejarme mover.  Quiero vivir en tu libertad.  Quiero vivir conforme a tu voluntad.  Ayúdame a dejar atrás todo lo que va en contra de tus principios.  Dale sentido y congruencia a mi vida Señor.  Te lo pido en Cristo Jesús.  Amén

martes, 3 de febrero de 2015

Gálatas 6:14-16

Gálatas 6:14-16


En cuanto a mí, jamás se me ocurra jactarme de otra cosa sino de la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por quien el mundo ha sido crucificado para mí, y yo para el mundo.  Para nada cuenta estar o no estar circuncidados; lo que importa es ser parte de una nueva creación.  Paz y misericordia desciendan sobre todos los que siguen esta norma, y sobre el Israel de Dios.



Hace poco más de 8 meses se cruzó frente a nosotros un perro mientras veníamos manejando.  Estaba cojeando y nos paramos para ver su collar y llamar al dueño.  Como no tenía información, después de muchas pláticas con mi esposa, decidimos adoptarlo.  Se llama Tomás.  Ha sido una bendición tenerlo.  A pesar de que ha tenido muchos problemas de salud y como saben también tenemos un problema legal, el gozo y satisfacción que causa el animal es increíble.  Pero lo que más me sorprende es su fidelidad y la poca importancia que le da al lugar en el que esté o la ropa que yo traiga.  Así esté vestido en pijama, traje o en pants para sacarlo a pasear, él se emociona de verme y puedes ver que está contento.  No sabe si he tenido un buen o mal día.  No está preocupado por la demanda.  No está preocupado por la renta ni por qué comerá.  Él está preocupado por no separarse de mí.  Sabe que lo cuido.  Sabe que lo alimento.  Sabe que le doy un techo.  Sabe que es parte de la familia.  Pero antes no era así.  Vivía en la calle.  No tenía protección.  La gente lo maltrataba.  No había comida y si la había, tenía que pelear por ella.  Todavía muestra algunos reflejos de cómo vivió.  No puedo imaginar todo lo que atravesó ese pobre perro en la calle.  Pero el Señor decidió que se cruzara en nuestro camino y ahora forma parte de nosotros.
¿Por qué digo esto?  Porque nosotros debemos aprender a ser una nueva creación tal y como Tomás lo hace día a día.  Si bien, al no tener a Cristo debemos estar preocupados por absolutamente todo, una vez que venimos a Él, no podemos seguir igual.  Ahora Él se encarga de darnos sustento, abrigo y techo.  Ahora nosotros debemos levantarnos y buscar todo el tiempo estar en comunión con Él.  De cierta manera, Pablo es como Tomás cuando dice que no se jacta de la circuncisión ni de alguna otra cosa más que la cruz de Cristo.  A mi perro no le importa absolutamente nada más que estar con nosotros.  Nada.  Pero a nosotros nos encanta dificultar nuestra comunión con el Señor.  Ponemos trabas.  Dudamos.  Desconfiamos.  Pensamos que debemos arrastrar algunas de nuestras “experiencias” y “aprendizajes” de la vida.  ¡Así no funciona la vida en Cristo!  ¿Por qué crees que me sorprende cómo mi Tomás no le importa nada sobre dónde vivimos ni cómo vestimos?  Porque traído a la vida espiritual me recuerda que no debo andarme con tantos líos.  Debo aprender a entregarme al Señor y confiar plenamente en Él.  Así te animo a que hagas también.  No sé si hoy tengas un día difícil o lleves varios de esta manera.  Lo que sí te puedo decir es que la palabra de Dios nos dice que la paz y la misericordia descienden sobre aquellos que abrazamos el sacrificio de Jesús, sobre aquellos que buscamos su camino y queremos servirle, sobre aquellos que entendemos que somos una nueva creación y ahora vivimos diferente.  ¡Esto es lo que Pablo nos está diciendo hoy!  ¡Dejen de estar discutiendo sobre la circuncisión!  Dejen de perder su mirada en el Señor.  Así, hoy te digo: deja de estar perdiendo el tiempo en tantas cosas que te distraen y realmente entiende que, si eres una nueva creación en Cristo, tu vida no puede seguir igual.  Confía.  Preocúpate por estar en comunión constante con Él y deja todo lo demás.

Oración
Padre: sé que me amas y que además de estar en los cielos y gobernar todo lo que vemos y no vemos estás aquí para permitirme tener comunión contigo.  ¡Gracias!  Sé que no lo merezco y que es una muestra de que cumples tus promesas pues me llenas de amor, paz y gracia.  Te pido perdón por dejarme distraer por tantas cosas.  Te pido perdón porque sigo arrastrando mi vida anterior a Ti.  Ayúdame a deshacerme de todo ese “peso” y a vivir “ligero” buscándote en todo momento.  Ayúdame a que mi preocupación sea el levantarme y dormirme en comunión contigo.  Ayúdame a jactarme de nada más que de la salvación y amor que me has dado.  Te lo pido en Cristo Jesús.  Amén 

domingo, 1 de febrero de 2015

1 Pedro 4:12-14

1 Pedro 4:12-14


Queridos hermanos, no se extrañen del fuego de la prueba que están soportando, como si fuera algo insólito.  Al contrario, alégrense de tener parte en los sufrimientos de Cristo, para que también sea inmensa su alegría cuando se revele la gloria de Cristo.  Dichosos ustedes si los insultan por causa del nombre de Cristo, porque el glorioso Espíritu de Dios reposa sobre ustedes.




Siempre he dicho que todo lo que hacemos tiene consecuencias.  Pero hay ocasiones en las que sin hacer nada, nos llegan sorpresas que simplemente no esperábamos.  Esta es la situación que estaban atravesando los cristianos en la época de Pedro.  Estaban siendo perseguidos no por haber asesinado, robado o cometido algún otro delito.  Ellos estaban haciendo lo correcto.  Estaban entregando su vida a Dios y dejando que Él los transformara.  De hecho, estaban convirtiéndose en mejores personas de lo que eran antes.  ¿Lo irónico?  Ahora, siendo mejores que antes, estaban siendo perseguidos.  ¡Que no les extrañe!  Les dice Pedro.  ¡Al contrario!  Siéntanse felices y gozosos por los sufrimientos por causa de Cristo.  Definitivamente una gran enseñanza para nosotros hoy en día.  Si bien, la mayoría de nosotros podemos externar nuestra fe y convicción sin temor a represiones, encarcelamientos o lapidaciones, tenemos una lucha distinta que de igual manera nos frena y nos hace dar unos pasos atrás cuando no estamos bien cimentados en el Señor.  ¿Cuál es esa lucha?  Luchamos contra nuestro orgullo.  Contra el qué dirán.  Luchamos para no dejar de “encajar” en la sociedad mientras que Dios nos dice que no pertenecemos a este mundo.  Luchamos para no recibir señalamientos ni críticas mientras que Cristo sufrió todo lo que alguien pudo haber sufrido por nosotros.  El diablo existe.  Satanás está buscando alejarte de Dios.  No está en los lugares donde hay perdición como mucha gente piensa.  ¡Al contrario!  El está en las iglesias y en los lugares donde se predica a Cristo.  Él está buscando cómo hacerte tropezar.  Está buscando a que caigas para acusarte y tratar de aplastarte.  Está tratando de confundir tu mente y tu corazón.  ¡Por eso le llaman el engañador!  Queridos hermanos, nos dice Pedro, no se sorprendan de lo que pueda venir a sus vidas o de lo que ya están soportando.  Manténganse firmes y gozosos de sufrir por seguir a Cristo.  ¡Qué mejor que sufrir las consecuencias de entregarte al Señor!  Piensa en esto: ya hemos sufrido las consecuencias de no obedecerle y los resultados simplemente no son alentadores ni los queremos repetir.  Por el contrario, cuando se trata de sufrir por Dios es distinto.  De alguna manera que no comprendo, Dios nos llena de paz y gozo.  Aunque las cosas estén de cabeza y pareciera que sería mejor que fueran distintas, en tu corazón hay paz y tranquilidad.  Si has entregado tu vida al Señor, debes saber perfectamente de lo que estoy hablando.  Pues eso es lo que Pedro quiere que aprendamos y recordemos siempre.  Que sin importar lo que venga, sin importar lo que atravesemos, estemos buscando constantemente gozarnos en el Señor.  Aprendamos a sufrir por Cristo y a disfrutar ese sufrimiento porque no hay mejor lugar, mejor decisión ni mejor acción, que el servir al Señor.

Oración
Padre: gracias.  Gracias por traer paz y gozo a mi vida sin importar que las cosas estén de cabeza.  Gracias por recordarme que sufrir por causa de tu nombre no solo es un honor sino causa de gozo y satisfacción.  Padre, que la gloria sea para Ti siempre y que mi vida sirva para llevar tu amor a los demás.  Perdona mis pecados.  Perdona mis quejas.  Te pido me fortalezcas y renueves para caminar por donde Tú dirijas.  En el nombre de Jesucristo.  Amén.