viernes, 30 de noviembre de 2018

Confrontación


Confrontación
“Pero si es de Dios, no podréis destruirlos; no sea que os halléis luchando contra Dios”, Hechos 5:39. Los líderes religiosos creían que su pesadilla de lidiar con Jesús había terminado con su muerte en la cruz. Y es que, con Su predicación, Él los había confrontado con la realidad, y las ataduras de su corazón les impedían ver y regocijarse en la obra que Dios estaba haciendo.
Esto a pesar de reconocer, como Nicodemo, que Jesús venía de Dios, ya que nadie podría hacer lo que Él hacía si Dios no estaba con él. Y es que es una realidad que una vez que nos hemos topado con Jesús y Su mensaje, nunca más seremos los mismos. Jesús y el evangelio siempre nos van a confrontar con las realidades de nuestro propio corazón vez tras vez. Siempre la cruz será piedra de tropiezo a nuestro planes y visión de la vida, así como de lo que creemos que necesitamos para vivir felices, tranquilos y seguros. Siempre seremos recordados que estamos actuando como si no tuviéramos que rendir cuentas a nadie. Esto no solo ocurre en el contexto de la sociedad “allá afuera”, pero también en la iglesia, donde el temor al hombre y las dinámicas del corazón se continúan revelando.
Precisamente antes de este episodio, el pasaje nos habla de Ananías y Safira y las maquinaciones de su corazón. Pensaba también en la misma experiencia de Pedro. Él también había sido confrontado con estas realidades de su corazón, que las había reconocido, se había arrepentido y había experimentado el perdón y restauración al poner su fe y confianza en el “Cristo, el hijo del Dios viviente”. Que el Señor nos haga sensibles en nuestro corazón a la continua obra de Su Espíritu, al mostrarnos cuando nos encontramos peleando con Dios mismo, y que podamos inclusive bendecir Su nombre por la realidad de Su bendita confrontación, ya que en ella Dios está haciendo Su obra de liberación y restauración. Piensa en esto y encuentra tu descanso en Él. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
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jueves, 29 de noviembre de 2018

Saulo

Y al momento le cayeron de los ojos como escamas, y recibió al instante la vista; y levantándose, fue bautizado. Y habiendo tomado alimento, recobró fuerzas. Y estuvo Saulo por algunos días con los discípulos que estaban en Damasco. En seguida predicaba a Cristo en las sinagogas, diciendo que éste era el Hijo de Dios.” Hechos 9:18-30.  Pablo antes de tener su encuentro personal con Jesús, perseguía a los creyentes, pensando que era su deber “Hacer muchas cosas contra el nombre de Jesús…” (Hechos 26:9), y conforme a esta visión diligentemente enfoca su vida en actuar en contra de Jesús.
En semejanza nosotros cuando no somos guiados por Jesús, tenemos una visión de la vida y la verdad de acuerdo a nuestro propio entendimiento (Proverbios 3:7), pensamos que tenemos razón, pero cuando vienen las consecuencias de andar de esta manera: el dolor, la muerte, la incertidumbre, la tristeza, la depresión y todo el fruto malo de andar sin Cristo, entonces comprendemos que así como el Señor abrió los ojos a Pablo, así también necesitamos que se caigan las escamas de nuestros ojos, para poder ver claramente el verdadero camino y dejar de estrellarnos.
Vivimos la vida tal como la vemos, es decir cómo nos parece; y esta es la perspectiva y enfoque de nuestro vivir y desear diario. Pero si lo que estamos viviendo y pretendiendo no es importante ¿Nos hemos preguntado si todo aquello a lo que hemos enfocado nuestros ojos es lo correcto, es lo verdadero?
Jesús es la verdad en si mismo, y nos enseña a poner nuestra mirada en ÉL, entonces podremos ver realmente, por eso nos pregunta ¿No te he dicho que, si crees, verás la gloria de Dios? (Mateo 11:40)
Por lo tanto, pidamos hoy a Jesús que alumbre los ojos de nuestro entendimiento, para que conozcamos cuál es la esperanza a la que Él nos ha llamado y cuáles las riquezas de su herencia (Efesios 1:18), entonces miraremos claramente, de la misma forma que mira Jesús, conociendo la verdad y como consecuencia siendo libres de la mentira.  Oración.
Señor, abre mis ojos espirituales, permíteme entender tus preceptos y ver tu gloria. Amén.        Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
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miércoles, 28 de noviembre de 2018

Ananías


Y el Señor le dijo: Levántate, y ve a la calle que se llama Derecha, y busca en casa de Judas a uno llamado Saulo, de Tarso; porque he aquí, él ora, y ha visto en visión a un varón llamado Ananías, que entra y le pone las manos encima para que recobre la vista. Entonces Ananías respondió: Señor, he oído de muchos acerca de este hombre, cuántos males ha hecho a tus santos en Jerusalén; y aun aquí tiene autoridad de los principales sacerdotes para prender a todos los que invocan tu nombre. El Señor le dijo: Ve, porque instrumento escogido me es éste, para llevar mi nombre en presencia de los gentiles, y de reyes, y de los hijos de Israel; porque yo le mostraré cuánto le es necesario padecer por mi nombre. Fue entonces Ananías y entró en la casa, y poniendo sobre él las manos, dijo: Hermano Saulo, el Señor Jesús, que se te apareció en el camino por donde venías, me ha enviado para que recibas la vista y seas lleno del Espíritu Santo. Y al momento le cayeron de los ojos como escamas, y recibió al instante la vista; y levantándose, fue bautizado”, Hechos 9:11-18.  Nuestra oración puede obrar transformaciones poderosas en la vida de las personas que nos rodean. Puede ayudar a otros a salir de la oscuridad donde se encuentran y ver la luz de Cristo.
En este pasaje vemos a Ananías que recibe un mensaje del Señor para que fuera ayudar a Saulo. Y aunque el mensaje le pareció extraño se dispuso a obedecer. El Señor le pedía orar por el hombre que había perseguido enérgicamente a la iglesia del primer siglo y era natural que Ananías sintiera un poco de recelo y de temor, sin embargo, se dirigió a Saulo de una manera muy fraternal, reconociéndolo como su hermano recién convertido que necesita sentir el amor cristiano, la aceptación y el perdón de otros.
Este es uno de los más sublimes ejemplos del amor cristiano que va más allá de los sentimientos y dudas que podamos tener sobre otros. Y es que no estamos llamados a juzgar, sino a ayudar a las personas que apenas empiezan su vida cristiana y que todavía son débiles en la fe, que necesitan nuestra oración y guía para caminar en el Espíritu, que necesitan abrir sus ojos a la verdad de la Palabra de Dios, que necesitan ser transformados en un nuevo ser por la gracia regeneradora de Cristo.
Pablo después del encuentro con Jesús en Damasco ya no respira amenazas y muerte contra los discípulos del Señor, sino que se dispone a orar. Así, muchos de los nuevos creyentes oran para ser perdonados, restaurados y transformados. Por eso no debemos poner objeciones cuando se nos manda a hacer la voluntad de Dios. Independientemente de nosotros, Dios es soberano y hará su obra en quién Él quiera y como Él quiera. Porque él ve más allá de nuestros ojos humanos, ve a las personas totalmente cambiadas como instrumentos escogidos para la gloria y honra de su nombre.
Cuando nos disponemos a orar por otros la cura espiritual es sobrenatural, el Señor obrará milagros, señales y prodigios que ni nos imaginamos en las personas que ha escogido y miraremos cambios radicales como el de Saulo en Pablo. Dios dará el trato que cada uno necesite, Pablo sufriría por la fe. El cristianismo no solo incluye grandes bendiciones, sino también grandes sufrimientos.
La gente sabrá que hablamos la verdad cuando vea un cambio convincente en nuestra vida.  Oración.
"Amado Señor, que mi testimonio de vida y lo que haga indiquen que estoy lleno del Espíritu Santo, caminando en su plenitud. Enséñame a no juzgar a mis hermanos en la fe por sus acciones, sino ayudarlos a crecer en gracia y conocimiento delante de ti. Amén.     Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
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martes, 27 de noviembre de 2018

Solo con Dios


 Solo con Dios.  Hechos.9. 8. Entonces Saulo se levantó de tierra, y abriendo los ojos, no veía a nadie; así que, llevando por la mano, le metieron en Damasco. El Apóstol Pablo tuvo una experiencia en el camino a Damasco: “Y los hombres que iban con Saulo se pararon atónitos, oyendo a la verdad la voz, más sin ver a nadie. Entonces Saulo se levantó de tierra, y abriendo los ojos, no veía a nadie; así que, llevando por la mano, le metieron en Damasco”. Él había quedado ciego. Él había visto al Cristo glorificado. Y sólo yo, Daniel, vi aquella visión [de Cristo después de Su encarnación], y no la vieron los hombres que estaban conmigo, sino que se apoderó de ellos un gran temor, y huyeron y se escondieron. (Daniel 10:7)
 Había otros allí con Daniel, pero solo él vio la visión. Es evidente por los muchos incidentes relatados que solo el Espíritu Santo puede identificar al Señor Jesucristo, y eso es lo que hizo para Daniel.
El Señor Jesucristo dijo en Juan, capítulo 16:14, con respecto al Espíritu Santo: "Él me glorificará; porque tomará de lo mío, y os lo hará saber.  Quedé, pues, yo solo, y vi esta gran visión, y no quedó fuerza en mí, antes mi fuerza se cambió en desfallecimiento, y no tuve vigor alguno." (Daniel. 10:8. Daniel había quedado solo.  Esta experiencia es maravillosa para este hombre de Dios, y muchos han gozado de una experiencia similar. Abraham dejó a Ur de los caldeos, y a sus familiares y fue solo con Dios.
Moisés fue enviado al desierto de Madián, y ante la zarza ardiente él estuvo solo con Dios.
Elías fue disciplinado cerca del arroyo de Querib, y Dios estaba con él.
Jeremías anduvo por un camino solitario, pero Dios estaba con él.
Juan el Bautista estuvo solo en el desierto, pero Dios estaba con él.
Pablo pasó dos años de confinamiento solitario en el mismo desierto, pero eso fue la oportunidad de Dios para entrenarlo.
El apóstol Juan fue exiliado en esa isla solitaria de Patmos.  Pero, Dios estaba con él.
Hay muchas personas que se reúnen para tener grandes reuniones de oración, grandes reuniones juntos. Amigo oyente, ¿ha tratado alguna vez de estar solo? Allí es donde Dios se encuentra con usted, no en la multitud, sino cuando usted está solo. ¿Por qué no toma la Palabra de Dios y se aparta solo con Él? Eso puede ser algo muy bueno para todos los que lo Hagamos. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
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lunes, 26 de noviembre de 2018

¿Quién eres, Señor?

Hechos 9. 5-6.  Él dijo: ¿Quién eres, Señor? Y le dijo: Yo soy Jesús, a quien tú persigues; dura cosa te es dar coces contra el aguijón. El, temblando y temeroso, dijo: Señor, ¿qué quieres que yo haga? Y el Señor le dijo: Levántate y entra en la ciudad, y se te dirá lo que debes hacer.  Cuando nos encontramos con Cristo y depositamos toda nuestra fe en Él, una de las cosas que más nos preocupa como cristianos es como conocer la voluntad de Dios para nuestra vida. Nuestra actitud debería ser como la de Pablo ¿Señor, ¿qué quieres que yo haga? Lo que quiere decir que el conocimiento de su voluntad más que un método, es un asunto de disposición.
Para comprobar la buena voluntad de Dios agradable y perfecta, debemos rendir de manera voluntaria y racional nuestra vida a Dios. O sea, que no basta con la disposición, sino que esta debe ir unida a la obediencia a su Palabra. La voluntad de Dios para un cristiano está expresada claramente en la Biblia y parte de esta, es el compromiso de cumplir el mandato divino de la Gran Comisión. Buscar, ganar y salvar almas perdidas para Cristo.
Pensemos cómo podemos colocar nuestra vida al servicio de Dios para cumplir su voluntad, qué puedo darle a Dios. Mi tiempo, mi dinero, mis talentos y habilidades. Puede ser uno o todos, pero el objetivo es extender el Reino de los Cielos en esta tierra. Recuerda que cuando nos ocupamos de las cosas de Dios Él se ocupa de las nuestras, permitiendo que seamos personas realizadas y felices, porque Él cumplirá todos sus propósitos en nosotros.
¿Qué está impidiendo el cumplimiento de la voluntad de Dios en nuestra vida?    Oración.
Señor, quiero hacer tu voluntad y no la mía, porque tus caminos y tus planes para mí, son mejores y más excelentes. Quiero ser guiado por tu Espíritu. Lo único que quiero es agradarte. Amén.   Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
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domingo, 25 de noviembre de 2018

Saulo


Saulo conocido como el Apóstol Pablo camino de damasco tuvo un encuentro con Jesucristo. Y su vida fue trasformada. Hechos c. 9. 1. Saulo, respirando aún amenazas y muerte contra los discípulos del Señor, vino al sumo sacerdote,
2. y le pidió cartas para las sinagogas de Damasco, a fin de que, si hallase algunos hombres o mujeres de este Camino, los trajese presos a Jerusalén.
3. Mas yendo por el camino, aconteció que, al llegar cerca de Damasco, repentinamente le rodeó un resplandor de luz del cielo;
4. y cayendo en tierra, oyó una voz que le decía: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?
5. Él dijo: ¿Quién eres, Señor? Y le dijo: Yo soy Jesús, a quien tú persigues; dura cosa te es dar coces contra el aguijón. A los primeros cristianos se les conocían por los del camino. Porque Cristo dijo Yo soy el camino la verdad y la vida nadie viene al Padre sino por Mi. Juan 14:6. Los registros del “antes y después” de las personas que han sido tocadas por Dios, son muchas no solo en la Biblia, sino en los testimonios que a diario escuchamos de cada persona que entrega su corazón a Cristo.
Los obstáculos son vencidos, las vitorias son logradas, los plebeyos son cambiados en reyes, los esclavos alcanzan liberación, los que no se conocen se vuelven héroes nacionales, los débiles se hacen fuertes, los pecadores se vuelven santos, los cobardes se hacen valientes, simples pescadores son trasformados en apóstoles, el hombre sin esperanza se levanta por convicción, los borrachos y viciosos son restaurados, los infieles se vuelven íntegros ,los violentos y envanecidos se vuelven tiernos y humildes, etc.
Por eso hay esperanza para aquel que está sumido en la desesperación, en la aflicción y está perdido en las tinieblas. Dios puede sacarlo de la más densa oscuridad, porque Él quiere y puede transformarlo en una nueva criatura. Para Él no hay nada difícil, ni imposible.
El testimonio de hoy es el del Saulo, un arrogante fariseo, intelectual y conocedor de la Ley de Dios, que fue el mayor oponente de la iglesia, persiguiendo a todos los seguidores de Cristo y que consintió la muerte de muchos. Este hombre que parecía poderoso y atemorizante a los ojos humanos, tuvo un encuentro personal con Cristo, donde su ego fue totalmente desnudado y dominado por Jesús resucitado. Ese hombre, se convirtió en el más grande defensor del evangelio de Jesucristo, fue cambiado en otra persona, Pablo el apóstol y más grande misionero de la iglesia primitiva. Esto nos muestra que Dios puede hacer de nosotros lo que Él quiere que seamos.
Dios nos llama a orar y a evangelizar para darle la oportunidad a aquellos que todavía no se han encontrado con Jesús. Oración
"Amado Jesús, te doy infinitas gracias por haberme rescatado de mi vana manera de vivir y darme una nueva oportunidad de vida, haciendo de mí esa persona que tú quieres que sea. Ayúdame a evangelizar, para ayudar a aquellos que todavía no te conocen. Amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
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sábado, 24 de noviembre de 2018

Unidad y amor


Jesús quería ver unidad y armonía entre los miembros de la Iglesia, y lo mostró cuando oró pidiendo al Padre: “Y ya no estoy en el mundo; más éstos están en el mundo, y yo voy a ti. Padre santo, a los que me has dado, guárdalos en tu nombre, para que sean uno, así como nosotros.” (Juan 17:11) “para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; Juan 17:21. Toda la Biblia contiene mensajes de armonía, pues la voluntad de Dios es que sus hijos vivan en acuerdo. La armonía debe empezar por uno mismo, renovando nuestra manera de pensar. Uno de los peores enemigos de la armonía son los pensamientos descontrolados, injustificados. Salomón lo pone muy claro: “Porque cuál es su pensamiento en su corazón tal es él” (Proverbios 23: 7. Si no hay armonía en nuestra mente, no podremos vivir en armonía con los demás. Si la armonía está dentro de uno mismo, ésta se proyecta en la congregación.
Por tanto, no permitamos que en nuestra comunidad se rompa la armonía por altercados que no tienen sentido, pues hay bendición para los que promueven la unidad.  La vida cristiana se vive en comunidad, y dice la Biblia: “no dejando de congregarnos,” hebreos 10: 25, pero no sólo es el hecho de estar juntos como hermanos, sino de tener una relación estrecha de armonía, unidad y amor.
La unidad es una acción del Espíritu Santo y la comunión es la acción de los creyentes. Por esto Pablo nos dice: “solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz;” Efesios 4:3, y Jesús dijo: “En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros”. Juan 13:35. Mirad cuán bueno y cuán delicioso es Habitar los hermanos juntos en armonía! […]; Porque allí envía Jehová bendición, Y vida eterna.” Sal 133:1, Oración
Padre Bueno, ayúdame a vivir en armonía junto a mis hermanos, amándolos como tú quieres que los ame, de manera incondicional. Gracias Señor, Amén. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
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viernes, 23 de noviembre de 2018

CONSAGRACIÓN


Estas cosas hablo Jesús, y levantando los ojos al cielo, dijo: Padre, la hora ha llegado; glorifica a tu Hijo, para que también tu Hijo te glorifique a ti; como le has dado potestad sobre toda carne, para que dé vida eterna a todos los que le diste. Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado. Yo te he glorificado en la tierra; he acabado la obra que me diste que hiciese. Ahora pues, Padre, glorifícame tú al lado tuyo, con aquella gloria que tuve contigo antes que el mundo fuese. He manifestado tu nombre a los hombres que del mundo me diste; tuyos eran, y me los diste, y han guardado tu palabra”, Juan 17:1-6.  El anhelo más profundo que llenaba de gozo el corazón de Jesús era saber que volvía a encontrarse con su Padre, su misión había concluido. Tres años habían transcurrido y con su ejemplo estableció la más alta norma de vida que sirve para enmarcar el destino de un verdadero hijo de Dios.
Esta oración es muy sombría, siendo ubicada inmediatamente antes de su arresto y crucifixión. Sin embargo, recién Jesús había afirmado: “¡yo he vencido al mundo!”, “Te he glorificado, he acabado la obra”, sintetizándose así los tres grandes propósitos por los cuales vale la pena vivir: Glorificar a Dios, llevar a cabo la obra que encarga a cada uno como misión histórica en este mundo y un futuro lleno de esperanza para los que han tenido la experiencia de conocerlo sabiendo que Él es la vida eterna.
Era necesario que viniese de la eternidad al tiempo para manifestar el nombre a los hombres. El Maestro había cumplido con su labor, ahora era menester poner a prueba su lección; estaba seguro que sus discípulos no le fallarían. Al estar cerca de ellos, conformó su carácter al de un padre y se relacionó con ellos, pero tenía que partir, entonces debían comenzar a valerse por sí mismos y depender de su comunión con el Padre. Jesús mira hacia adelante, a la cruz, con la plena esperanza de victoria y el reencuentro con su Padre. Este es el fin de su ministerio terrenal pero la continuación de su ministerio en el cielo.
Si observamos la oración de Jesús en el capítulo de Juan 17, Él levanta sus ojos al cielo, mirando confiadamente hacia su Padre, mostrando una actitud de negación y entrega total. Pide por su glorificación, por los once discípulos y por todos los que habrían de creer por el ministerio de estos.
Esta oración de consagración debe servirnos de ejemplo si queremos tener una genuina relación con nuestro Padre Eterno, debemos glorificarlo siempre con nuestras vidas. Jesús lo glorificó en la cruz ofreciéndole perfecta obediencia, mostrando su amor perfecto. Glorificar al Padre es darlo a conocer. Conocer a Dios no sólo es saber cómo es, sino también estar en íntima relación de amistad con Él por medio de Jesucristo y compartir su mensaje de amor a otros.   Oración.
Amado Jesús, gracias por tu obra redentora con la cual me salvaste y me regalaste la vida eterna, quiero glorificar al Padre siguiendo tu ejemplo de obediencia, haciendo lo grato ante tus ojos y dándote a conocer a otros. Amén.     Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
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jueves, 22 de noviembre de 2018

El Verbo


En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Este era en el principio con Dios. Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho. En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz en las tinieblas resplandece, y las tinieblas no prevalecieron contra ella. Hubo un hombre enviado de Dios, el cual se llamaba Juan. Este vino por testimonio, para que diese testimonio de la luz, a fin de que todos creyesen por él. No era él la luz, sino para que diese testimonio de la luz. Aquella luz verdadera, que alumbra a todo hombre, venía a este mundo. En el mundo estaba, y el mundo por él fue hecho; pero el mundo no le conoció”. Juan 1:1-10. El milagro más grande del mundo fue la encarnación del eterno Hijo de Dios. Este pasaje empieza diciendo “en el principio”, esta palabra que se usó en el libro del Génesis, cuando la creación fue hecha, la repite nuevamente el apóstol Juan, señalando un nuevo comienzo, una nueva creación. Y eso es exactamente lo que sucede en nuestras vidas cuando Jesús llega a nuestro corazón, somos nuevas criaturas, tenemos un nuevo comienzo, un borrón y cuenta nueva. Porque Jesús es Vida, y viene a darnos otra oportunidad. Si le hemos pedido a Cristo, que nos haga nuevas personas, recordemos que ese nuevo comienzo, sólo está a disposición de los que le creen.
El Verbo existía antes del comienzo de la creación, todas las cosas fueron hechas por Él, incluyendo al ser humano, pero éste entró en conflicto con su Creador y se separó de su presencia, sumergiéndose así, en las tinieblas.
Ese Verbo que era con Dios, que es Dios, que ama incondicionalmente, se compadece del ser humano caído y toma sobre sí su naturaleza, haciéndose hombre, proveyendo de ésta manera el medio para la reconciliación a través de su muerte. Jesús es la Vida y es la Luz de los hombres, esa Luz verdadera, que resplandece en medio de este mundo tenebroso y lleno de pecado. Jesús se vistió de carne, se identificó con la humanidad, para cumplir con el plan de salvación. Vivió como un hombre, sin dejar de ser Dios.
A muchos nos alumbró la luz de Cristo y ahora somos reflejo de Él. Sin embargo, como en tiempos de Juan, su propio pueblo lo rechazó y no lo recibió. Hoy podemos decir, que el mundo sigue rechazándolo y desconociéndolo. La misión y la esencia del Verbo encarnado es llevar vida y luz a través de sus hijos, aquellos que hemos creído en Él. Seamos testimonio como Juan, preparando el camino del Salvador, con el mensaje del arrepentimiento. Oración
Señor, hoy te pido para que los ojos de muchas personas sean abiertos, contemplen tu luz y tengan un nuevo comienzo, toca la vida de los que están en tinieblas para que lleguen a la salvación por medio de la fe en Jesucristo, crean y te reciban en sus corazones. Amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
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miércoles, 21 de noviembre de 2018

El profeta Joel


Mas esto es lo dicho por el profeta Joel: Y en los postreros días, dice Dios, Derramaré de mi Espíritu sobre toda carne, Y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán; Vuestros jóvenes verán visiones, Y vuestros ancianos soñarán sueños; Y de cierto sobre mis siervos y sobre mis siervas en aquellos días Derramaré de mi Espíritu, y profetizarán Hechos 2:16-18
Las palabras de Joel nos hablan del Espíritu Santo Prometido y de la Palabra de Dios y hay una maravillosa unidad entre ambos. Cuando predicamos o enseñamos la Palabra de Dios abrimos la puerta para que el Espíritu Santo haga su tarea. Dice que Él nos guiará a toda la verdad. Él es el maestro por excelencia. Y no solo eso fue el que inspiró a los hombres que escribieron la Biblia. Pedro lo afirma en 2 Pedro 1:21 “porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo”.
Los tiempos mesiánicos anunciados por Joel, llegaron cuando el Espíritu Santo en Pentecostés fue enviado a la iglesia y esta fue la consumación del ministerio de Cristo. Por la humanidad de Jesús es como Dios nos da su Espíritu y para ello era necesario que esa humanidad entrara en la gloria del Padre, con la ascensión.
El Mesías entronizado cumple su promesa de no dejarnos solos, sino de enviar al Consolador. Juan 16:7 “Pero yo os digo la verdad: Os conviene que yo me vaya; porque si no me fuera, el Consolador no vendría a vosotros; mas si me fuere, os lo enviaré”.
Los cielos se abrieron en el bautismo de Jesús y ahora se han abierto en el Pentecostés, para que su Espíritu descienda sobre los creyentes y venga a morar en ellos, judíos y gentiles de todos los tiempos, que han depositado su fe en Jesús.
Ahora más que nunca en estos tiempos finales, la señal más evidente es el derramamiento del Espíritu Santo en la iglesia de Cristo, capacitándola, santificándola, para su Segunda Venida. Sólo Él puede ayudarnos a vivir una vida cristiana victoriosa, permitiendo que a través de su Presencia, tengamos la plenitud y el señorío de Cristo en nosotros y así poder ver cumplida su promesa cuando dijo: “no os dejaré huérfanos; vendré a vosotros”.
Estas son las buenas nuevas; ya no esperamos al Espíritu Santo; el Espíritu Santo nos espera a nosotros. Ya no vivimos en la era de la promesa; vivimos en los días del cumplimiento. Lo más glorioso es saber que el Consolador está presente hoy en día con todo su poder, en cada verdadero creyente. Es el único que puede cambiar y transformar realmente nuestras vidas y usarnos para llevar su Palabra a todo lugar. Oración.
"Amado Jesús gracias porque cumpliste tu promesa, no la rompiste, ni la olvidaste. Ascendiste al cielo y no me dejaste solo, enviaste a ese gran Ayudador, al gran Consolador, para llenar mi vida de tu poder, para vivir en victoria, dependiendo de tu presencia. Amén. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
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martes, 20 de noviembre de 2018

La hierba se seca


Porque: Toda carne es como hierba y toda la gloria del hombre como flor de la hierba;
la hierba se seca y la flor se cae" 1 Pedro.1.24.
No pensemos que en nosotros hay algo de valor que podamos ofrecer a Dios para ser salvos. Toda la gloria de la humanidad es como la flor frágil del campo. En otras palabras, los seres humanos somos como esa hierba fresca, verde y atractiva, pero endeble, que contemplamos a veces y que, en otras épocas del año se seca y muere. 1 Pedro. 1. 25.
"Mas la palabra del Señor permanece para siempre. Y esta es la palabra que por el evangelio os ha sido anunciada."
Estimado oyente, por encima de todo, necesitamos la predicación y la enseñanza de la Palabra de Dios. No queremos minimizar el lugar de la música, de los métodos, ni de la organización. Pero, absolutamente, no hay sustitutos para la Palabra de Dios. Recordemos que, en un mundo en el cual todo es transitorio y perecedero, la palabra del Señor permanece para siempre. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
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lunes, 19 de noviembre de 2018

Amor fraternal


Habiendo purificado vuestras almas por la obediencia a la verdad, mediante el Espíritu, para el amor fraternal no fingido, amaos unos a otros entrañablemente, de corazón puro", 1 Pedro 1:22. Si obedecemos el mensaje del evangelio, nuestro corazón ha sido
lleno del más puro amor, el amor de Dios, el cual no es egoísta, al contrario, se extiende hacia otros y no es un amor que aparenta preocupación pero no hace nada al respecto para ayudar en la situación de otro. El amor de Dios es activo, capaz de emprender acciones con tal de ayudar en el bienestar del prójimo y sobre todo de aquel que piensa diferente, de aquel que contradice, ofende o que persigue.
Esto tiene un efecto práctico, tal como el Señor Jesús nos enseñó, debemos practicar este amor no fingido, con nuestro “enemigo”, es decir con aquellas personas que están en el mundo y no hacen la voluntad de Dios, por no conocer realmente a Jesús.
Fácil es hacer cosas buenas por aquellos que nos aman, pero por aquellos con quienes tenemos contradicciones no; tal como Cristo nos mostró en la cruz, murió por todos nosotros que éramos enemigos de Dios, por culpa del pecado.
Tomemos ahora este amor de Cristo incrustado en nuestro corazón, por eso vayamos a contarles a otros acerca de este gran amor con que Dios nos amó aun cuando estábamos muertos en nuestros delitos y pecados. Mostremos este amor no fingido a los que no conocen el verdadero amor, este es el primer paso para cumplir el mandamiento de amarnos mucho unos a otros, con todo nuestro corazón y con todas nuestras fuerzas.  Oración.
"Gracias Señor por el gran amor que me diste a pesar de mis acciones. Quiero desde hoy hacer tu voluntad, expresando el gran amor que Cristo me dio en la cruz.        Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
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domingo, 18 de noviembre de 2018

Redimidos


Sabiendo que no fuisteis redimidos de vuestra vana manera de vivir heredada de vuestros padres con cosas perecederas como oro o plata, sino con sangre preciosa, como de un cordero sin tacha y sin mancha, la sangre de Cristo" (1 Pedro 1:18-19).
La Sangre Redentora de Jesús
Esto nos ayuda a entender lo que esto le costó a Él para conseguir esta salvación para nosotros. Este es el nombre de Cristo en la cruz. Él es Cristo nuestro Redentor.
Siempre que nosotros decimos "El Redentor", la cruz es dirigida ante nuestros propios ojos y nuestros corazones se llenan de amor al recordar de que no sólo Cristo nos ha dado la salvación.
Según la Biblia somos esclavos del pecado, y no podemos escapar de esta esclavitud. Sin embargo, Jesús nos ha liberado al ir a la cruz y pagar nuestra redención por Su sangre. Esto es lo que el apóstol Pedro tenía en mente en 1 Pedro 1:18-19, " sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir, la cual recibisteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata, sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación"

El apóstol Pablo declaró que estamos " siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús" (Romanos 3:24). El precio de esta redención es la muerte de Jesucristo. Nosotros no pagamos el precio de nuestra redención. Es una deuda imposible para nosotros de pagar. Jesucristo lo pagó por nosotros. No tenemos ningún medio de pagar por ello porque estamos espiritualmente en bancarrota. Nuestro Dios es infinitamente rico. Él nos sustituyó
, comprando nuestra redención con Su propia muerte. Dios pagó el costo total de nuestra salvación de modo que nuestra salvación fuera Su regalo gratis para nosotros.
En Romanos 3:24, el apóstol Pablo usa la palabra "Redención o liberación, sobre el pago de un precio. Pablo tiene en mente una palabra que siempre tuvo que ver con la liberación de un esclavo al pagar por él. Jesucristo nos liberó de la esclavitud del pecado por Su propia muerte. Su muerte era el precio de la redención. "En quien tenemos redención por Su sangre, el perdón de pecados según las riquezas de Su gracia, que hizo sobreabundar para con nosotros " (Efesios. 1:7-8). La sangre testifica de Su sustituto.
Es imposible escapar a la idea de la muerte de Cristo siendo este el precio más alto de nuestra redención. La obra de salvación de Cristo involucra que Él nos compró para El Mismo en el mercado del mundo para que nunca volvamos allí otra vez.
Porque Jesucristo nos redimió por el pago de Su sangre, Dios puede en Su gracia ofrecernos libremente la salvación a través de la fe como un regalo gratuito.  El nos ofrece libremente ¨la justicia de Dios a través de la fe en Jesucristo para todos los que creen en El.
El regalo ha sido pagado por completo. ¿Usted lo ha recibido? ¿Se da cuenta de que Jesucristo es su redentor y que actualmente derramó Su sangre por usted como su rescate? ¿Se da cuenta de que su salvación ha sido comprada? ¿Fue comprada a un precio muy alto, al precio no menos que la sangre de Jesucristo, El Santo de Dios? ¿Se da cuenta que este Cristo que ha derramado su sangre por usted El mismo es su Dios?  El Apóstol Juan dijo Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios. Juan 1. 12.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
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sábado, 17 de noviembre de 2018

Como Padre


Y si invocáis como Padre a aquel que imparcialmente juzga según la obra de cada uno, conducíos en temor durante el tiempo de vuestra peregrinación; (1 Pedro 1:17. La intención de Pedro en este versículo es poner en conocimiento de sus destinatarios que Dios no sólo es su Padre, sino que también es el juez de todo lo creado. Ellos deberán entender que Dios juzga a todo ser sin importar su condición; e inclusive ellos, que son sus hijos, deben saber que Él observa sus vidas.  Será interesante notar en este punto, que Dios, no por haber llegado a ser nuestro Padre, deja de ser nuestro Juez en cuanto a nuestra forma de vida. Es así que Él cumple ambas funciones para con nosotros; será por tanto no sólo un Padre amoroso, sino también un Juez justo.  Hay muchísimos versículos más que nos muestran que Dios es el juez de todas las cosas; pero lo importante aquí debería ser poner nuestra voluntad, y la entrega total de nuestras vidas a disposición del Santo Espíritu. Solo Él puede ayudarnos a vivir como Dios quiere y solo con su ayuda podremos realizar los cambios que Dios espera ver en nosotros.
La obra del Espíritu Santo en nosotros nos llevará entonces por un proceso de santificación, a través del cual, con el tiempo, dará los resultados esperados por Dios. Esto es muy importante, ya que Dios nos pide que vivamos en santidad, pero no nos deja solos. Él nos da todas las herramientas posibles y la ayuda perfecta.
Entonces, la intención aquí no es generar miedo en nosotros, sino abrir nuestros ojos a la realidad de que un juez justo mira nuestras vidas. Pero no con intención de condenar sino de ayudarnos a vivir como es mejor, es decir, como más nos conviene. Dios nos llama a vivir en santidad y en amor, y es nuestra responsabilidad hacerlo.  El convoca a los cielos desde lo alto, y a la tierra, para juzgar a su pueblo, (Salmos 50:4.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
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viernes, 16 de noviembre de 2018

No os conforméis


1 Pedro 1:14-16. como hijos obedientes, no os conforméis a los deseos que antes teníais estando en vuestra ignorancia; sino, como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir; porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo. Santificado significa ser apartado para Dios, estar sin contaminación. Él nos compró con la sangre de Cristo, por lo tanto, pertenecemos a Dios, somos suyos; más aún, él nos llamó a ser santos como él es Santo. Si entendemos esta verdad nuestra manera de vivir tiene que cambiar.
Cuando recibimos a Jesucristo, obtenemos perdón de pecados, somos justificados y santificados ante Dios. Pues sin santidad, nadie podrá tener comunión con Él, porque él es Santo. La Biblia dice: “Seguid la santidad, sin la cual nadie verá al Señor” (hebreos 12:14b).
Todos los creyentes son santos en Cristo; por consiguiente, pueden acercarse a la presencia de Dios, pero sin santidad no se puede disfrutar la presencia de Dios, ni la comunión con Él.
Dios pide santidad a nuestra vida, pero no hay santidad sin obediencia. Pablo escribió: “Porque ya sabéis qué instrucciones os dimos por el Señor Jesús; pues la voluntad de Dios es vuestra santificación”, 1 Tesalonicenses. 4:2-3a.
El mantenernos en santidad inicia con una firme decisión de vivir una vida de integridad y pureza, llenando nuestra mente con la Palabra de Dios y haciendo lo que ella me muestra.
Tener una vida integra a los ojos del Señor es un caminar con Cristo que implica cambios en la forma de pensar y de vivir, no conformarnos a los deseos engañosos del mundo en el cual por nuestra ignorancia vivimos en otro tiempo. “Así que, amados, limpiémonos de toda contaminación de carne y de espíritu, perfeccionando la santidad en el temor de Dios”. 2 corintios 7:1.
Oración
"Amado Dios, alabo y exalto tu nombre grande y temible, y me postro ante ti, pues tú eres Santo. Te ruego crea en mí un corazón limpio y renueva un espíritu de rectitud, dispuesto a obedecerte. Señor quiero caminar en santidad porque mi alma anhela estar en comunión contigo. Te amo Señor Jesús amén.   Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
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jueves, 15 de noviembre de 2018

Esta salvación


1 Pedro 1. 10-12. 10. Los profetas que profetizaron de la gracia destinada a vosotros, inquirieron y diligentemente indagaron acerca de esta salvación,
11. escudriñando qué persona y qué tiempo indicaba el Espíritu de Cristo que estaba en ellos, el cual anunciaba de antemano los sufrimientos de Cristo, y las glorias que vendrían tras ellos.
12. A éstos se les reveló que no para sí mismos, sino para nosotros, administraban las cosas que ahora os son anunciadas por los que os han predicado el evangelio por el Espíritu Santo enviado del cielo; cosas en las cuales anhelan mirar los ángeles. Como hijos de Dios nosotros hemos experimentado una gloriosa salvación que viene del Padre a través de nuestro Señor Jesucristo. Pedro nos habla de la misericordia de Dios al permitirnos renacer para justicia, para heredar santidad y para llegar a la altura de Cristo.
Cuán valiosa es nuestra fe, con ella Dios nos guarda, es la armadura perfecta para soportar las pruebas. Por fe declaramos ser hijos de Dios, por fe recibimos la salvación y el perdón, por fe nos animamos unos a otros y nos gozamos al alabar a Dios.
Hermanos los profetas anunciaban el tiempo que Dios nos daría misericordia, y anhelaban ver esos días, no dejemos de alimentar nuestra fe, pues es más preciosa que el oro, recuerden que la salvación es un acto de amor, es una iniciativa de nuestro Dios. como hijos debemos animarnos y apoyarnos unos a otros, siendo hermanos tenemos la bendición de edificarnos mutuamente.
No así los que aún no conocen de Dios, Nuestro corazón debe ver a la gente con amor, debemos alegrarnos de compartir su palabra y gozarnos porque más gente decida dar un paso de fe y confiar en nuestro Salvador Jesucristo.           Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
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miércoles, 14 de noviembre de 2018

Gozo anticipado


Gozo anticipado                                                                                                                                                                         1 Pedro 1:8-9.   A quien amáis sin haberle visto, en quien creyendo, aunque ahora no lo veáis, os alegráis con gozo inefable y glorioso; 9 obteniendo el fin de vuestra fe, que es la salvación de vuestras almas.  Gozo anticipado Gozo
El gozo no se detiene en el hecho de que usted ya es hijo, es salvo y ya tiene vida eterna, ahí recién tiene que comenzar a fluir el gozo del Señor, pero tiene que manifestarse en cada área de su vida. Dios quiere que mientras está sentado oyendo la palabra, tenga una apertura de corazón para que él le revele planes para su vida para que todo fluya de parte del cielo de una manera muy bendecida a su favor.
Dice la palabra que hay algo que usted no ve, pero el gozo está por anticipado por causa de la fe que es poderosa en su vida.  Ya se goza desde ahora porque sabe que el final es glorioso para su vida.  No es que tengamos una actitud de orgullo y vanidad como que a nosotros nos va a salir todo bien y después la cosa no funciona. Está parado firme sobre una palabra correcta, está desarrollando la fe correcta que lo va llevando hacia la madurez espiritual en su vida y está alegrándose con un gozo que se lo ha dado el Señor, que dice la Biblia que es inefable y glorioso.    Empiece a descubrir todo el tesoro que tiene adentro que por poco que fuera es un tesoro divino, celestial.  Es una herencia que Dios le ha dado, que la deposita en su interior y que tiene que utilizarla como un administrador y un mayordomo fiel liberando todo eso, creyendo a la palabra.
Usted se goza anticipadamente porque sabe que tiene la victoria, conoce lo que Dios ha preparado para usted que es glorioso. La Palabra dice que Dios tiene pensamientos de bien y no de mal para usted. Entonces lo que está por delante tiene que hacerlo gozarse a partir de hoy.
Oración: Padre, me deleito en ti y me gozo porque sé que lo está por delante es maravilloso, glorioso, va en aumento, es victorioso, me hace crecer y es de bendición siempre. Caminaré en la dirección que me marcas en tu palabra que es tu voluntad. En el nombre de Jesús, amén.     Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
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martes, 13 de noviembre de 2018

Pruebas


(1 Pedro 1:7).    Pedro escribe: “Para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual, aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo.  Pedro llama a estas experiencias “fuego de prueba. Por esta razón, cada cristiano tiene que saber y aceptar que Dios tiene un propósito en todos nuestros sufrimientos. Ninguna prueba entra en nuestras vidas sin que él lo permita, y uno de los propósitos de Dios detrás de nuestras pruebas es el producir en nosotros una fe inquebrantable.  Dios no se deleita en las pruebas por las que atraviesan sus hijos. La Biblia dice que Cristo es compasivo hacia nosotros en todas nuestras pruebas, siendo tocado por los sentimientos de nuestras dolencias. En Apocalipsis 2:9 le dice a la iglesia “Conozco… tu tribulación, y tu pobreza” Está diciendo, en esencia, “Sé por lo que estás atravesando. Quizás no lo entiendas, pero sé todo al respecto.”
Es esencial que comprendamos esta verdad, porque el Señor sí prueba a su pueblo. La Escritura dice: “Nos ensayaste (probaste) como se afina la plata” (Salmo 66:10). “Vuestra fe…se prueba con fuego” (1 Pedro 1:7). “Jehová prueba al justo” (Salmo 11:5).
Ciertamente, todos los que siguen a Jesús van a enfrentar aflicciones. El Salmista escribe: “Muchas son las aflicciones del justo” (Salmo 34:19). Pablo habla de tener “mucha aflicción y angustia del corazón…con muchas lágrimas” (2 Corintios 2:4). Y hebreos describe a santos que son “pobres, angustiados, maltratados” y que “[sostuvieron] gran combate de padecimientos” (hebreos 11:37, 10:32).
El hecho es que la Biblia habla muchísimo sobre el sufrimiento, tribulaciones y problemas en la vida de los creyentes. De acuerdo al Salmista, “Porque mi alma está hastiada de males, y mi vida cercana al Seol” (Salmo 88:3). Igualmente, David escribe de soportar “muchas angustias y males” (71:20).  Dios esta hablando de las pruebas de persecución y escasez y de enfermedades que tendremos que pasar mientras estemos en este cuerpo mortal.    Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
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lunes, 12 de noviembre de 2018

Una esperanza


I Pedro 1:3-5.  Bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que según su grande misericordia nos hizo renacer para una esperanza viva, por la resurrección de Jesucristo de los muertos, para una herencia incorruptible, incontaminada e inmarcesible, reservada en los cielos para vosotros, que sois guardados por el poder de Dios mediante la fe”, I Pedro 1:3-5. Y por cuanto sois hijos, Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo, el cual clama: ¡Abba, Padre! Así que ya no eres esclavo, sino hijo; y si hijo, también heredero de Dios por medio de Cristo”, Gálatas 4:6-7. La Biblia le da un gran énfasis a nuestra gran "herencia", dice, "Mi Dios satisfacer todas las necesidades de ustedes de acuerdo a sus gloriosas riquezas en Cristo Jesús." Como hijos de Dios se nos da acceso a la fortuna de la familia. Aquí en la tierra se nos dan "las riquezas de su gracia, bondad, paciencia, gloria, sabiduría, poder y misericordia." Pero en la eternidad heredaremos aún más.
Pablo dijo, "Quiero que sepan qué rica y gloriosa es la herencia que Dios ha dado a su pueblo." Pues estaremos con Dios para siempre, seremos completamente cambiados para ser como Cristo, seremos libres de todo dolor, muerte y sufrimiento, seremos recompensados y tendremos nuevas posiciones de servicio y compartiremos de la gloria de Cristo. ¡Qué herencia tan maravillosa!
Dios ha reservado una herencia inestimable para sus hijos, esa herencia es eterna, es preciada, pura, permanente y protegida. Nadie se la puede quitar; no puede ser destruida por las guerras, la mala economía, los malos gobiernos o las catástrofes naturales. Esta herencia es eterna, es lo que debería de estar anhelando y por lo que debería de estar trabajando. Pablo dice, "Y todo lo que hagan, háganlo con el corazón, como haciéndolo para el Señor, no para los hombres, ya que saben que recibirán una herencia del Señor como recompensa."
En la tierra se trabaja con el propósito de alcanzar una jubilación, pues es una meta a tan cortísimo plazo, pero debemos de estar trabajando y viviendo a luz de la eternidad. Jesús dijo en Juan 14:2 En la casa de mi Padre muchas MORADAS hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros. Oración
"Amado Padre, que privilegio pertenecer a tu familia, me has llamado hijo y me has hecho participe de herencias celestiales inimaginables e incorruptibles y aún sin merecerlo, solo por el puro afecto de su santa voluntad. Gracias Padre bueno. Amen.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
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domingo, 11 de noviembre de 2018

La justicia de Dios


Santiago 1:19-25. Por esto, mis amados hermanos, todo hombre sea pronto para oír, tardo para hablar, tardo para airarse; porque la ira del hombre no obra la justicia de Dios. Por lo cual, desechando toda inmundicia y abundancia de malicia, recibid con mansedumbre la palabra implantada, la cual puede salvar vuestras almas. Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos. Porque si alguno es oidor de la palabra, pero no hacedor de ella, éste es semejante al hombre que considera en un espejo su rostro natural. Porque él se considera a sí mismo, y se va, y luego olvida cómo era. Mas el que mira atentamente en la perfecta ley, la de la libertad, y persevera en ella, no siendo oidor olvidadizo, sino hacedor de la obra, éste será bienaventurado en lo que hace. La ley de Jehová es perfecta, que convierte el alma; El testimonio de Jehová es fiel, que hace sabio al sencillo. Los mandamientos de Jehová son rectos, que alegran el corazón; El precepto de Jehová es puro, que alumbra los ojos. El temor de Jehová es limpio, que permanece para siempre; Los juicios de Jehová son verdad, todos justos. Deseables son más que el oro, y más que mucho oro afinado; Y dulces más que miel, y que la que destila del panal.", Salmo 19:7-10.  Oración. Señor ayúdanos a escuchar tu Palabra y aplicarla a nuestra vida para poder cambiar. Haznos hacedores de tu Palabra que fue dada por la Expiración del Espíritu Santo Amen.   Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
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sábado, 10 de noviembre de 2018

Tardo Para la Ira


Tardo Para la Ira.      “Por esto, mis amados hermanos, todo hombre sea pronto para oír, tardo para hablar, tardo para airarse; porque la ira del hombre no obra la justicia de Dios”.
Santiago 1:19.      Santiago comienza enseñándonos de cómo controlar nuestra ira. Controlamos nuestra ira cuando nos enraizamos en la Palabra de Dios. Cuando nos alineamos con la Palabra que nos ha engendrado, que nos ha formado y preservado. Y cuando caemos en sumisión a la Palabra de Dios, nos alineamos con el carácter de Dios. La ira es un viaje, ¿no es así? A veces comienza cuando alguien te hiere, o cuando se te ha menospreciado o malentendido, o quizás cuando otros no reúnen tus expectativas. Te han traicionado a la espalda, cuando has sido excluido, cuando no se te entiende en tus deseos y en lo que quieres. A veces se te critica justamente, muchas veces injustamente. Estás enojado. La ira es un viaje que comienza con una emoción de estos tipos. (Puedes llenar en tu propio espacio en blanco de cuál de estas opciones te haces enojar.)
Pero la Palabra de Dios nos da este remedio simple y maravilloso, dos caras de una misma moneda:
Sé pronto para oír, tardo para hablar
Sé buenos oyentes y conversadores cautelosos.
Cuenta hasta diez antes de hablar, y esto te ayudará a reducir tus pasos cuando estés de camino a la ira. Y nunca, jamás permitas que se ponga el sol sobre tu enojo. No permitas que Satanás consiga un punto de apoyo para otro día de ira. Te alegrarás, te prometo eso. Nosotros no podemos hacer nada para que no digan nada de nosotros pero si esta en nuestro poder que lo que nos digan no nos afecte en nuestro corazón. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
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viernes, 9 de noviembre de 2018

Toda buena dádiva y todo don perfecto


Toda buena dádiva y todo don perfecto viene de lo alto, desciende del Padre de las luces, con el cual no hay cambio ni sombra de variación”. (Santiago 1:17)

Todo lo bueno que tenemos proviene de lo alto, de Dios, de nuestro Padre celestial que nos quiere bendecir. ¿Puedes cerrar tus ojos y pensar por un momento todo lo bueno que has recibido mientras estas en esta vida? Piensa en tu salud, en tu cuerpo y cada uno de tus sentidos, tus ojos, tus oídos, tu sentido del gusto, tus brazos, tus piernas para moverte, tus talentos y habilidades, tu cónyuge, tu familia, amigos, hogar, trabajo, el alimento y el vestido, la naturaleza, el tiempo, todo sigue pensando…. Bueno, todo, todo son regalos que Dios te da para disfrutarlos, cuidarlos y aprovecharlos. No desperdicies nada de lo que Dios te ha dado, al contrario, recíbelos con gusto y con un corazón agradecido. A Dios le agrada cuando reconocemos que todo proviene de Él, y que estamos agradecidos. Yo puedo decir ¿y que de esta enfermedad qué estoy padeciendo?  Pues yo se que Mi Padre Eterno me puede sanar y si no me sana es porque me quiere llevar con EL lo cual es mucho mejor
No seamos como el Pueblo de Israel, que Dios los sacó de la tierra de Egipto para llevarlos a la tierra que mana leche y miel, y en el trayecto no hicieron más que quejarse y quejarse. Dios fue muy paciente con ellos, pero los hizo dar muchas vueltas en el mismo lugar hasta que pudieran aprender a ser agradecidos. Piensa en cada cosa de la cual te quejas, y cámbiala por un gracias Señor! Y te darás cuenta, que cada cosa que Dios te ha dado es una bendición que te permitirá madurar en la relación con El. Y lo mas importante que nos a dado es la vida eterna con EL.  Con la muerte y resurrección de nuestro Señor y Salvador JESUCRISTO.   Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
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jueves, 8 de noviembre de 2018

El pecado


(Santiago 1:15).  El pecado causa la muerte espiritual. - Dios no se equivocó cuando dijo al hombre que su desobediencia traería consigo la muerte. Dice la Biblia: “Entonces la concupiscencia, después que ha concebido, da a luz el pecado; y el pecado, siendo consumado, da a luz la muerte. Dios no formuló sus estatutos para quitarnos la alegría y el gozo, por el contrario, lo hizo para darnos vida abundante. En cambio, el pecado nos encierra en congojas, sufrimiento, miseria y muerte. Nunca produce buenos frutos, continuamos viendo las consecuencias del pecado:


El pecado acaba con nuestra autoestima: El pecado nos hace perder nuestra propia dignidad; nos hace sentir derrotados y sin valor. El apóstol Pedro estaba dispuesto a morir antes de negar a Cristo y en la noche lo negó tres veces; y lloro amargamente, estas conductas nos hacen sentir completamente fracasados. El pecado nos hace sentir miserables, pero podemos decir como David: “Ordena mis pasos con tu palabra, Y ninguna iniquidad se enseñoree de mí.  La solución a las debilidades tan comunes en los seres humanos es Cristo Jesús. La Biblia dice “Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.” (1 Juan 1:9). Dios está dispuesto a restaurar todas las consecuencias que trae el pecado. Es nuestra decisión aceptar su perdón y limpieza. Dios te dice ahora, “tu corazón guarde mis mandamientos; porque largura de días y años de vida y paz te aumentarán” (Proverbios 3:1-2). El cristiano nacido de nuevo no es normal que practique el pecado. El Apóstol Pedro dijo a Cristo nunca te negaré, pero lo decía en sus fuerzas no contaba con El Espíritu Santo lo cual es imposible no pecar.   Oración. "Amado Padre, al igual que el salmista te digo: ordena mis pasos con tu Palabra, borra de mí toda iniquidad y toda sombra de pecado, límpiame con hisopo y seré más blanco que la nieve. Hoy tomo tu camino con un corazón arrepentido y dispuesto a ser hacedor de tu Palabra, En El nombre de Jesucristo Tu Hijo amén.    Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
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miércoles, 7 de noviembre de 2018

La tentación


Bienaventurado el varón que soporta
la tentación; porque cuando haya resistido la prueba, recibirá la corona de vida, que Dios ha prometido a los que le aman." (Santiago 1:12)
La tentación es un arma de Satanás, pero también es una herramienta de Dios para fortalecer nuestro carácter, por eso es que Jesús nos dice: “Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil.” (Mateo 26:41) Durante nuestra vida estaremos constantemente expuestos a situaciones que de acuerdo a nuestra reacción será el fruto que haya en nuestras vidas. Cuanta gente han conocido que se lamenta de cómo fue que le sucedió tal o cual cosa. Mucha gente se ha enfrentado a situaciones que al tomar el camino equivocado han trastornado y transformado sus vidas; las tentaciones en la lujuria, en el robo, en la venganza, en las drogas, etc. han colocado a muchos jóvenes a vivir vidas en esclavitud que afectan sus generaciones y las siguientes, por eso es que nuestro Señor Jesús nos pide que oremos así: “Cuando vengan las pruebas, no permitas que ellas nos aparten de ti, y líbranos del poder del diablo." (Mateo 6:13,BLS) “Por eso, que nadie se sienta seguro de que no va a pecar, pues puede ser el primero en pecar. Ustedes no han pasado por ninguna tentación que otros no hayan tenido. Y pueden confiar en Dios, pues él no va a permitir que sufran más tentaciones de las que pueden soportar. Además, cuando vengan las tentaciones, Dios mismo les mostrará cómo vencerlas, y así podrán resistir. Por eso, Jesús nos dice: “Orad que no entréis en tentación.” (Lucas 22:40) 
“En paz me acostaré, y asimismo dormiré; porque solo tú, Jehová, me haces vivir confiado.” (Salmo 4:8)
Oh Padre eterno con tranquilidad en mi corazón dormiré, porque Tú sustentas mi alma, porque cuidas mis pasos y me afirmas en Tu Palabra porque Tú has dado a Tu Hijo Jesús por mí. Toda mi alma confía en Ti, Tu luz me guía y Tu Espíritu me alienta; Tu palabra me fortalece, y Tu amor me afirma. Contigo no temeré, porque Tú siempre estás conmigo. Gracias Señor mío por las pruebas, y gracias por la capacidad que me has dado para resistirlas, fortaléceme para nunca caer en ellas. A Ti clamaré de día y de noche. Te buscare cada mañana, y Tus palabras estarán conmigo al levantarme, al andar en el camino, cuando este en mi casa, y al acostarme. Gracias Padre eterno en El nombre de Jesucristo Tu Hijo AMEN.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
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martes, 6 de noviembre de 2018

NO DUDES


DUDA DE TUS DUDAS Y NO DUDES
Pero pida con fe, no dudando nada; porque el que duda es semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra. No piense, pues, quien tal haga, que recibirá cosa alguna del Señor. Santiago 1:6-8
¿Qué sucede cuando usted titubea en hacer algo que Dios le ha dicho que haga? Su adversario, el diablo, dará el primer paso y le asaltará de inmediato.
Si quiere vivir por fe, considere que la duda es uno de los hábitos más peligrosos que pueda tener. Eso proviene de la indecisión. La Biblia dice que un hombre así es “inestable, de poca confianza e indeciso, sobre todo lo que él piensa, siente y decide”.
Si usted es de doble ánimo, las decisiones que toma estarán divididas. Usted tratará de vivir por fe y de proteger su temor a la misma vez, hará declaraciones de fe como: “yo creo que Dios me va a sanar”. Entonces su temor le habla al oído: “Pero no quisiera decir que estoy sano”. Usted está tan ocupado debatiendo entre la fe y el temor que no puede progresar en nada.
Deshágase del hábito de la duda hoy. Tome la decisión definida de confiar en la Palabra de Dios y actuar conforme a lo que ella dice. Decídalo de una vez por todas. Decida que no volverá a darle lugar a la duda. Cuando la duda venga a su mente, échela fuera rápidamente.
Cuando Dios hable, no desperdicie un momento, dé el paso de fe que necesita dar y así siempre irá adelante del diablo.
Pero pida con fe, no dudando nada; porque el que duda es semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra. No piense, pues, quien tal haga, que recibirá cosa alguna del Señor.  Pedro dudo y empezó a hundirse en la mar por dudar de la palabra de Cristo. Mateo.   14:30 Pero al ver el fuerte viento, tuvo miedo; y comenzando a hundirse, dio voces, diciendo: ¡Señor, sálvame!
14:31 Al momento Jesús, extendiendo la mano, asió de él, y le dijo: ¡Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste?          Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
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