lunes, 30 de noviembre de 2020

Recibir la Palabra de Dios

 


Recibir la Palabra de Dios

“Por lo cual también nosotros sin cesar damos gracias a Dios, de que cuando recibisteis la palabra de Dios que oísteis de nosotros, la recibisteis no como palabra de hombres, sino según es en verdad, la palabra de Dios, la cual actúa en vosotros los creyentes.” 1 Tesalonicenses 2:13

La Palabra de Dios es especial, es totalmente diferente a las palabras comunes y corrientes que escuchamos en la cultura actual. Pero esta Palabra de vida es totalmente experimental, es decir, quien escucha un mensaje de la Biblia debe estar dispuesto a experimentar en su propia vida, lo que dice, para que pueda comprobar que tal como dice es realizado.

Si solamente se escucha el mensaje y no hay una disposición de hacer lo que Dios dice, no se tendrá un crecimiento que lleve a una experiencia plena de salvación, por eso, debemos desearla con ansías (1 Pedro 2:2-3).

De esto se trata el hecho de recibir su Palabra, que además de guardarla en nuestra mente, debemos tenerla presente en nuestro corazón, para usarla en el momento preciso que la necesitemos. Por eso nos enseña la escritura, que en el nacimiento de la iglesia primitiva: “Así que, los que recibieron su palabra fueron bautizados; y se añadieron aquel día como tres mil personas” (Hechos 2:41).

Cuando recibimos su Palabra, recibimos a Cristo mismo, y muchos cuando Él vino lo rechazaron, pero los que lo aceptamos somos hechos nuevas criaturas y somos aceptados como hijos de Dios (Juan 1:1,12-13).

Ahora, día a día, recibimos su Palabra para nuestra limpieza y edificación, para que siempre crezcamos en el conocimiento de aquel que nos llamó de las tinieblas a su luz admirable (1 Pedro 2:9). Ese conocimiento experimental nos lleva a dar fruto, a ser siervos preparados para hacer la voluntad del Padre y para ser instrumentos honrosos y dignos, preparados para toda buena obra (2 Timoteo 2.19–21).

¿Has tomado hoy con ansías tu porción de la Palabra de Dios?   Oración.

«Padre, anhelo tu Palabra, porque sé que con ella tú me has hecho renacer para una nueva esperanza y edificar mi vida, construyendo en mí un hijo que hace tu voluntad y que va creciendo conforme a la imagen de tu hijo Jesucristo. Amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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domingo, 29 de noviembre de 2020

Supremamente bendecidos

 


Supremamente bendecidos

“Jesús le dijo: Porque me has visto, Tomás, creíste; bienaventurados los que no vieron, y creyeron.” Juan 20:29

La Palabra, bienaventurados, usada por el Señor Jesús para quienes creen en Él sin haberle visto, proviene del griego makários que significa supremamente bendecido, muy afortunado.

Y somos supremamente bendecidos, cuando reconocemos nuestras debilidades y limitaciones, nuestra urgente necesidad de Dios y de su Palabra; aquellos de los cuales el Señor dice que serán enaltecidos al humillarse ante Dios (Mateo 23:12), y esta humillación ante el Creador, no es de vergüenza o falta de dignidad sino que es la humildad de reconocer nuestros errores, es una disposición del corazón a dejarse guiar por el que todo lo sabe, por aquel que todo lo puede, por el Dios de donde viene toda bendición, exaltación y buena recompensa (Santiago 1:17).

Entonces, bienaventurados somos aquellos que no perdemos el gozo ante las dificultades, pues la tristeza, la pérdida, el dolor o la angustia no pueden afectarnos. Aunque lloramos al ir sembrando las semillas, regresamos cantando cuando traemos la cosecha (Salmos 126:6), pues sabemos, que en el Señor está nuestra recompensa, nuestra restauración y nada ni nadie nos puede quitar el supremo gozo y bendición de conocer a Cristo, de servirle, aunque no lo hayamos visto con nuestros ojos físicos, sino, con los ojos de la fe. (2 Corintios 5:7)   Oración.

«Gracias mi Señor, porque conocerte y ser conocido por ti, es lo más importante de mi vida, soy supremamente bendecido por tener a Cristo morando en mi corazón, por medio de la fe en su muerte y su resurrección. Amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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sábado, 28 de noviembre de 2020

En medio de la dificultad, Alaba a Dios - Parte 2

 


En medio de la dificultad, Alaba a Dios - Parte 2

“El cual, recibido este mandato, los metió en el calabozo de más adentro, y les aseguró los pies en el cepo. Pero a medianoche, orando Pablo y Silas, cantaban himnos a Dios; y los presos los oían. Entonces sobrevino de repente un gran terremoto, de tal manera que los cimientos de la cárcel se sacudían; y al instante se abrieron todas las puertas, y las cadenas de todos se soltaron.” Hechos 16:24-26

Pablo y Silas en prisión, encadenados externamente, pero libres en Cristo; en un momento extremo, optaron por alabar a Dios. Cuando aceptamos la libertad que Cristo nos dio en la cruz, entonces solo nos queda alabar y agradecer, entonces el poder de Dios se manifiesta (2 Crónicas 20:22), pues estamos demostrando que confiamos en Él, aun en las circunstancias más difíciles, pues la verdadera alabanza surge de un corazón agradecido, que reconoce que aún en el momento más oscuro, Dios está en control (Salmos 107), pues como dice el Salmo: “Envió su palabra, y los sanó, y los libró de su ruina.” (Salmos 107:20).

Dios es el fin de nuestra alabanza, no es para agradarnos a nosotros mismos, ni sentirnos mejor, es para agradecer y reconocer todo lo que hace por nosotros (Deuteronomio 10:21), para mostrarle gratitud, ya que el dar gracias es un sacrificio que verdaderamente le honra al Señor (Salmos 50:23).

No se trata entonces de nosotros, de concentrarnos en nuestro sufrimiento, sino en mirar a Cristo, aun en medio de la enfermedad o la dificultad, y alabarle por lo que Él es, por lo que ha hecho y por lo que hará, incluso a través de lo que estemos pasando, pues su poder actúa en nuestra debilidad, así que su favor inmerecido es suficiente motivo para cantarle, darle gracias, alabarle con todo nuestro ser (2 Corintios 12:9).    Oración.

«Te alabo Señor, elevo un cántico nuevo a ti Dios de gloria, mi vida se llena de gozo, cuando levanto mi mirada a ti, cuando pongo mi confianza en el Dios para el cual nada es imposible. Amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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viernes, 27 de noviembre de 2020

En medio de la dificultad, alaba a Dios - Parte 1

 


En medio de la dificultad, alaba a Dios - Parte 1

“Pacientemente esperé al SEÑOR, y él se inclinó a mí y oyó mi clamor. Me hizo subir del pozo de la desesperación, del lodo cenagoso. Puso mis pies sobre una roca y afirmó mis pasos. Puso en mi boca un cántico nuevo, una alabanza a nuestro Dios. Muchos verán esto y temerán, y confiarán en el SEÑOR.” Salmo 40:1-3

“¿Por qué te abates, oh alma mía, y por qué te turbas dentro de mí? Espera en Dios; porque aún he de alabarle, Salvación mía y Dios mío.” Salmos 42:11

En medio de la prueba, enfermedad, dificultad financiera, o cualquier situación que nos lleve al extremo de nuestra fuerza, la alabanza a Dios, será nuestro consuelo, nuestra forma de recordar lo que Dios es y lo que puede hacer por nosotros.

Con la alabanza, nuestros pensamientos recuerdan lo grande que es Dios, nuestra voluntad se dispone a confiar en Él, aun nuestras emociones y sentimientos encuentran la calma, para que podamos, a pesar de lo malo que estemos pasando, resistir y esperar pacientemente que Dios venga en nuestra ayuda.

También, en medio de la alabanza, agradecemos a Dios por todos sus favores para que no olvidemos ninguna de las cosas buenas que Él nos da, pues perdona todos nuestros pecados, nos sana de todas nuestras enfermedades y rescata nuestra vida de la muerte (Salmo 103:1-5).

Esta es la manera de demostrar que confiamos en Dios, cuando en medio de la noche más oscura esperamos en actitud de alabanza, de agradecimiento. Una vez que Él viene en nuestra ayuda, cuando nos saca del pozo de la desesperación, del lago cenagoso, de la enfermedad o la dificultad, lo alabamos con más fuerza, con un corazón agradecido y exaltamos su nombre, sabiendo esto: que todo lo que nos ocurre es para su gloria y para su honra, para que muchos vean el poder de Dios a través de lo que nos pasa y confíen en Él.  Oración.

«Señor, en medio del problema, de la enfermedad o de cualquier tormenta, en ti pondré mi confianza y te alabaré, por tu grandeza y gran amor; en ti esperaré mientras dure la noche oscura, porque vendrá en la mañana tu renovada y esperada misericordia. Amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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jueves, 26 de noviembre de 2020

Emociones bajo el control del Espíritu Santo - Parte 2

 


Emociones bajo el control del Espíritu Santo - Parte 2

“La ley del SEÑOR es perfecta; restaura el alma. El testimonio del SEÑOR es fiel; hace sabio al ingenuo. Los preceptos del SEÑOR son rectos; alegran el corazón. El mandamiento del SEÑOR es puro; alumbra los ojos.” Salmos 19:7-8

La mejor manera de controlar nuestras emociones desbordadas, es la Palabra de Dios, cuando hacemos tal y como en ella está escrito, siguiendo el principio y no la emoción momentánea, estamos colocando de manera práctica toda situación en la voluntad de Dios.

“Que se haga la voluntad de Dios”, para muchos se convirtió en un decir, pero no en un hacer. La obediencia a lo que Él nos dice en su Palabra es hacer verdaderamente su voluntad.

Muchas veces, estamos esperando hacer lo que Dios dice, pero ignoramos las escrituras, por lo tanto, erramos (Mateo 22:29).

Dios nos está hablando por medio de su Palabra y nos da su Espíritu para ejecutar su voluntad, siendo guiados a toda verdad, que es revelada, ante la oscuridad que producen nuestras emociones descontroladas.

Así que, su Palabra restaura el alma colocando en perfecto equilibrio nuestros pensamientos, nuestras emociones y nuestra voluntad, para que sea nuestro espíritu en comunión con su Espíritu Santo quien esté en control de nuestra vida.

Cada principio que aplicamos de su Palabra, trae como resultado paz y gozo y estamos demostrando verdadera sabiduría cuando colocamos en práctica lo que Dios dice.

Por lo tanto, reflexionemos acerca de cómo están nuestras emociones, cómo han respondido ante la presión o las dificultades. ¿Estás en control de tus emociones o tus emociones te han llevado a tomar decisiones? ¿Tu vida la dirige la Palabra de Dios o tus emociones han tomado el control?   Oración.

«Señor, te entrego todo mi ser, espíritu, cuerpo y alma bajo tu dirección. Coloco mis emociones y sentimientos en ti, y tu paz, mi Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará mi corazón y mis pensamientos en Cristo Jesús. Amén. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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miércoles, 25 de noviembre de 2020

Emociones bajo el control del Espíritu Santo - Parte 1

 


Emociones bajo el control del Espíritu Santo - Parte 1

“porque la ira del hombre no obra la justicia de Dios.” Santiago 1:20

“No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución; antes bien sed llenos del Espíritu”. Efesios 5:18

Cuando obra la justicia de Dios en nosotros, obra por medio de la fe en Cristo, pero a veces retrocedemos (Hebreos 10:38), no que perdamos el don de justicia que nos ha sido dado en Cristo (Romanos 5:17), sino que permitimos que nuestras emociones nos controlen, y nos lleven a pensar y a actuar como lo haría el viejo hombre, ya crucificado en la cruz (Romanos 6:6), esto trae como consecuencia que perdamos el control, o mejor, que no cedamos el control al Espíritu de Dios, que nos guía a ser y practicar esa justicia de Dios.

Podemos perder el control de nosotros mismos (dominio propio), en alguna situación de la vida cotidiana, y esto es evidencia de que hemos cedido el control a nuestras emociones y no al Espíritu. La ira, el enojo, las malas respuestas, nos muestran que algo sucede, esto no significa que debamos permanecer de esta manera, o que no podamos con la ayuda del Espíritu Santo, volver a tener amor, paz y dominio propio.

La Palabra de Dios nos enseña a adornar nuestra vida, teniendo un espíritu suave y apacible, lo cual tiene mucho valor ante Dios (1 Pedro 3:3-4), y esto se trata, de no permitir que los falsos adornos de la vanidad, los placeres momentáneos, ni las emociones descontroladas, nos embriaguen, nos vuelvan insensibles para escuchar la voz de su Espíritu, adormeciendo nuestra conciencia espiritual.

Así que, no perdamos el control, cedamos toda situación, todo pensamiento, toda acción a la guía del Espíritu de Dios que ilumina nuestra conciencia y nos ayuda a corregir nuestro rumbo, y nos recuerda que somos hijos del Altísimo y si hijos, ya no esclavos de nuestras emociones, sino herederos de Dios y coherederos con Cristo (Romanos 8:16-17) Oración.

«Gracias Señor, porque por la fe en Cristo, has colocado tu Santo Espíritu en mí, para vivir en comunión y que mis emociones no decidan mi vida, sino tu buena, agradable y perfecta voluntad, manifestada en tu Palabra. Amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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martes, 24 de noviembre de 2020

Lo que hace la Palabra de Dios en nosotros - Parte 2

 


Lo que hace la Palabra de Dios en nosotros - Parte 2

“Él, de su voluntad, nos hizo nacer por la palabra de verdad, para que seamos primicias de sus criaturas.” Santiago 1:18

 Cuando creemos y recibimos al Señor Jesucristo, como salvador (Juan 1:12), volvemos a nacer, pero no de sangre, ni de la voluntad de la carne, ni de la voluntad del hombre, sino de Dios (Juan 1:13). Este nuevo nacimiento ocurre cuando escuchamos y aceptamos el mensaje poderoso de la Palabra de Dios, ya que el evangelio es poder de Dios para salvación de todo aquel que cree (Romanos 1: 16a). La misma Palabra poderosa con la que creó Dios el universo, ahora crea en nosotros un nuevo ser, con un nuevo corazón que le obedece y le adora.

Ahora, el Señor nos pide, que nos vistamos de esta nueva criatura, la cual, en la semejanza de Dios, ha sido creada en la justicia y santidad de la verdad (Efesios 4:24), para que andemos en santidad y justicia, hablando y practicando la verdad con nuestro prójimo. No es hacer para ser, sino ser para hacer, porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para hacer buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviéramos en ellas. (Efesios 2:10).

Como podemos ver, todo surge con la Palabra de Dios; no solo un nuevo nacimiento espiritual con herencia de eternidad, sino también un plan maravilloso para vivir una vida haciendo lo que agrada a Dios, una vida abundante en buenas obras, preparadas de antemano por Dios para nosotros, con el fin de hacer su voluntad y ser usados en sus propósitos. Lo que hace la Palabra de Dios, luego de hacernos renacer es también instruirnos para cumplir ese propósito y andar conforme a una esperanza cierta, así que, no dudes hoy en tomar la instrucción diaria que ofrece la escritura para ir paso a paso cumpliendo las buenas obras que Dios tiene para nosotros.  Oración.

«Gracias Jesús, porque al morir en la cruz por mis pecados, me diste vida y me diste un propósito; no soy un accidente, sino que, en ti, tengo la confianza de ser un nuevo hombre creado para ejecutar las buenas obras que el Padre preparó de antemano para su gloria. Amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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lunes, 23 de noviembre de 2020

Lo que hace la Palabra de Dios en nosotros. Parte 1

 

Lo que hace la Palabra de Dios en nosotros. Parte 1


“siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre. Porque: toda carne es como hierba, y toda la gloria del hombre como flor de la hierba. La hierba se seca, y la flor se cae; más la palabra del Señor permanece para siempre. Y esta es la palabra que por el

La palabra de Dios es espíritu y es verdad, no son palabras comunes, sino que tienen el poder de recrear en nosotros una nueva vida que durará para siempre.

Y este nuevo nacimiento, ocurre gracias a escuchar y creer en la buena noticia de salvación por medio de la fe en Cristo.

Por esta razón, necesitamos persistir diariamente en escuchar, estudiar y entender cada mensaje que nos es dado por Dios por medio de las escrituras, pidiendo sabiduría para aplicar cada principio, pues si los practicamos, somos prudentes y sabios, y todo lo que construyamos será de bendición y permanecerá (Mateo 7:24). También la Palabra de Dios nos guía en nuestras decisiones diarias, previniendo que hagamos cosas que no nos convienen, nos corrige en las cosas que hacemos mal y nos prepara para afrontar todas las adversidades de nuestra vida (2 Timoteo 3:16).

Las escrituras nos han dado la sabiduría para recibir la salvación que viene por confiar en Cristo Jesús (2 Timoteo 3:16), pero también sostienen día a día nuestra vida, para que todo lo que hagamos sea para la gloria de Dios.

Así que, no menospreciemos cada palabra de Dios que nos es enviada, cada edificación que nos es compartida, valoremos cada versículo y cada predicación que Dios nos comunica por medio de siervos que Él ha levantado para nuestro bien. Reflexionemos en cada enseñanza, discerniendo cada detalle y sobre todo, dos cosas importantes tengamos en cuenta, apliquemos cada principio a nuestra vida y compartamos con otros la Palabra viva de nuestro Dios.

En resumen, escuchar, estudiar, practicar y compartir su Palabra de verdad, es lo más importante que podemos hacer cada día.  Oración.

«Señor, me levanto esta mañana con toda la disposición de mi corazón para estar atento a tu voz, por medio de las escrituras, quiero que me des la fuerza y el entendimiento para poner en acción tus enseñanzas. También, Señor, guíame a compartir tu mensaje a todos mis familiares y amigos, para que sea conocido tu nombre y todo el amor que anuncias por medio del evangelio. Amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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domingo, 22 de noviembre de 2020

Buenos administradores de la gracia de Dios

 


Buenos administradores de la gracia de Dios

“Mas el fin de todas las cosas se acerca; sed, pues, sobrios, y velad en oración. Y ante todo, tened entre vosotros ferviente amor; porque el amor cubrirá multitud de pecados. Hospedaos los unos a los otros sin murmuraciones. Cada uno según el don que ha recibido, minístrelo a los otros, como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios. Si alguno habla, hable conforme a las Palabras de Dios; si alguno ministra, ministre conforme al poder que Dios da, para que en todo, sea Dios glorificado por Jesucristo, a quien pertenecen la gloria y el imperio por los siglos de los siglos. Amén”, 1 Pedro 4:7-11

Han transcurrido alrededor de dos mil años, desde cuando Pedro escribió esta epístola, y como él mismo escribió: “que para con el Señor un día es como mil años, y mil años como un día”, pues dos mil años equivaldrían a dos días que no son nada comparados con la eternidad, por eso Pedro escribe “el fin de todas las cosas se acerca”, pues cada día que pasa se acerca aún más el regreso del Señor Jesucristo, por tanto, debemos asegurarnos de estar cumpliendo con los mandatos de su Palabra, la Biblia dice: “Velad, pues, porque no sabéis a qué hora ha de venir vuestro Señor”. (Mateo 24:42).

No olvidemos, hay un día señalado para esa gloriosa venida de Cristo, que pude ser hoy, puede ser mañana o cualquier día, así que los creyentes debemos vivir cada día como si fuera el último, siendo sobrios, sabios, hospitalarios, velando en oración, teniendo un ardiente amor entre los que nos rodean y expresándonos con palabras sazonadas que edifiquen a los oyentes.

Es extraordinaria la multiforme gracia de Dios que nos ha sido dada, pero qué gran responsabilidad es ser buenos administradores de esa gracia divina e incomparable, la cual solo se logra con el poder y fuerza que Dios da, para que en todo sea glorificado por Jesucristo.

Hermano, debemos dar prioridad a las cosas eternas e invisibles, conscientes de que hoy pudiera ser el día de la venida de Cristo. También, vivir la vida que Dios nos llama a vivir al preservar nuestra comunión con él, profesar el amor a los hermanos y concentrarnos en el servicio a Dios. Oración.

Padre eterno, mientras espero la gloriosa venida de Jesucristo, viviré en sobriedad, velando en oración y acción de gracias. Ayúdame Señor a profesar un ferviente amor por los demás, a ser caritativo y buen administrador de la Gracia divina que me ha sido dada, pues tuyo es el honor, la honra y la gloria por los siglos de los siglos, amén. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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sábado, 21 de noviembre de 2020

Violencia

 

Violencia


“Y se corrompió la tierra delante de Dios, y estaba la tierra llena de violencia. Y miró Dios la tierra, y he aquí que estaba corrompida; porque toda carne había corrompido su camino sobre la tierra.”

Génesis 6:11-12

El mundo se ha llenado de violencia, es la forma que el hombre ha escogido para cumplir sus fines, pero no sabe que solo agrega más violencia. Como dice el proverbio “El de grande ira llevará la pena; y si usa de violencias, añadirá nuevos males.” Proverbios 19:19. Siembra violencia y recoge males. Pero el ser humano no entiende esto, porque de donde surge esta violencia es de su propio corazón.

Cada vez que el hombre desconoce un principio de Dios, lo que lo reemplaza, hace surgir más violencia. Pero si prestamos atención a su Palabra, si reconocemos a Dios, Él guardará en perfecta Paz nuestra vida, porque “Cuando los caminos del hombre son agradables al SEÑOR, aun a sus enemigos hace estar en paz con él” (Proverbios 16:7).

Muchos de nosotros, entonces, también somos generadores de violencia cuando no atendemos al desvalido, cuando no sacamos de la prisión al que está preso del pecado, enseñándole el evangelio de salvación, cuando no amamos con el amor que hemos recibido de Cristo. Porque la única manera para que muchos hombres abandonen la violencia, es por medio del amor de Dios. No seamos cómplices de la violencia actual, seamos pacificadores bienaventurados, compartiendo y demostrando el supremo amor de Cristo a todo el mundo, iniciando por nuestra familia y vecinos.  Oración.

«Señor, solo en tu presencia encuentra paz mi alma, solo en ti hay plenitud de gozo y delicias a tu diestra. Guíame y capacítame oh mi Dios, para no ser cómplice de la violencia actual, sino, llevar el amor de Cristo al corazón de todos los violentos. Amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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viernes, 20 de noviembre de 2020

¡Ya viene!

 


¡Ya viene!

“Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero. Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor.” 1 Tesalonicenses 4:16-17

Pronto viene el Rey de reyes por su iglesia, por aquellos que tienen la garantía del Espíritu Santo en su corazón, que han creído y recibido al Señor de señores, a Cristo mismo.

Y algunos piensan que no vendrá o que se demora en venir, pero, Él es paciente, esperando que ninguno se pierda (2 Pedro 3:9), que todos cambien su forma de pensar escuchando y creyendo en el evangelio, que acepten su Palabra y reciban el amor de la verdad para ser salvados. (2 Tesalonicenses 2:10).

Pero, el día y la hora están en el corazón del Padre, y en un abrir y cerrar de ojos, estaremos con Jesús y cuando Él se manifieste, seremos semejantes a Él porque le veremos como Él es. Y todo el que tiene esta esperanza puesta en Él, se purifica, así como Él es puro (1 Juan 3:2-3).

Qué hermosa promesa, cuantas cosas maravillosas tiene el Señor reservadas para los que lo amamos, para aquellos que hemos colocado nuestra esperanza en nuestro Señor y Salvador Jesucristo, y tú ¿esperas su venida?   Oración.

«Gracias Señor, tengo mis ojos puestos en ti, te espero, ¡ven pronto Jesús! Tú eres mi esperanza y mi seguridad en todo tiempo, mientras llegas, quiero agradarte en todo y hacer tu voluntad. Amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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jueves, 19 de noviembre de 2020

Venid, comprad sin dinero y sin precio

 


Venid, comprad sin dinero y sin precio

“A todos los sedientos: venid a las aguas; y los que no tienen dinero, venid, comprad y comed. Venid, comprad sin dinero y sin precio, vino y leche. ¿Por qué gastáis el dinero en lo que no es pan, y vuestro trabajo en lo que no sacia? Oídme atentamente, y comed del bien, y se deleitará vuestra alma con grosura. Inclinad vuestro oído, y venid a mí; oíd, y vivirá vuestra alma; y haré con vosotros pacto eterno, las misericordias firmes a David.” Isaías 55:1-3

Todos estamos sedientos sin Cristo, el mundo no puede llenar ni satisfacer la sed que tenemos debido al pecado, pero si tan solo supiéramos y aceptáramos el regalo que Dios tiene para nosotros por medio de Cristo, le pediríamos ese regalo, y Él nos daría agua viva (Juan 4:10).

Lo mejor de todo es que es gratis, como enseña su Palabra: “siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús” (Romanos 3:24).

No creas entonces, cuando los religiosos colocan condiciones y cargas para tener una relación personal con Dios, que ni ellos mismos pueden cumplir ni llevar (Lucas 11:46); recuerda que su Palabra nos dice “Inclinad vuestro oído, y venid a mí; oíd, y vivirá vuestra alma;” (Isaias 55:3a). Se trata del anuncio de las buenas nuevas, de la única noticia buena que resuena hoy en día y que debemos prestar total atención, ya que la fe viene como resultado del oír el mensaje, y el mensaje que se escucha es el de salvación por medio de la fe en Cristo (Romanos 10:17), del perdón de pecados y del amor de Dios que recibimos gratuitamente por medio de Jesús.

Y cuando nos dice “y haré con vosotros pacto eterno, las misericordias firmes a David.”(Isaias 55:3b), se trata del pacto eterno de la sangre de Cristo, derramada por nuestros pecados, un pacto incondicional, que todo aquel que cree en Cristo puede acceder y ser sellado con la promesa del Espíritu Santo. (2 Corintios 1:21-22).

Así que, vayamos a Cristo a comprar sin dinero y sin precio, a disfrutar del regalo de Dios; si corremos para aprovechar una promoción de productos materiales que se desgastan y que por mucho que acumulemos a la larga no nos satisfacen completamente, cómo no vamos a ir a tomar de aquello que nos llena verdaderamente y nos da vida eterna. Es gratis, gracias al sacrificio de Cristo en la cruz. ¡Vamos y hagamos tesoros en el cielo! (Mateo 6:19-21).  Oración.

«Señor, te doy gracias por tu misericordia, que derramaste abundantemente por medio de Cristo, nos diste un camino nuevo y eterno, por medio del pacto hecho con la preciosa sangre de tu hijo amado; te ruego que sean abiertos mis ojos espirituales para tomar y gozar de este beneficio de amor verdadero. Amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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miércoles, 18 de noviembre de 2020

CIELOS ABIERTOS PARA MÍ

 


CIELOS ABIERTOS PARA MÍ

“Después de esto miré, y he aquí una puerta abierta en el cielo; y la primera voz que oí, como de trompeta, hablando conmigo, dijo: Sube acá, y yo te mostraré las cosas que sucederán después de estas. Y al instante yo estaba en el Espíritu; y he aquí, un trono establecido en el cielo y en el trono, uno sentado”, Apocalipsis 4:1

El apóstol Juan fue transportado al cielo en forma sobrenatural, con el fin de recibir una revelación acerca de sucesos futuros y miró la puerta que da acceso a Dios, por medio de Jesucristo. Cuando Juan entró por la puerta del Cielo vio el trono que simboliza la soberanía y la autoridad absoluta de Dios.

En tiempos anteriores, hombres usados por Dios tuvieron el privilegio de mirar en visión los cielos abiertos; dice la Biblia: "Los cielos se abrieron y vi visiones de Dios" (Ezequiel 1:1), manifestando su soberanía y su verdad a los que le buscan, luego, cuando Jesús fue bautizado por Juan, Jesús vio los cielos abiertos, y al Espíritu descender sobre Él. Esto muestra que cuando una persona abre su corazón y su alma a las cosas de arriba, el Espíritu de Dios desciende a su encuentro. Jesús le anunció a Natanael: “Y le dijo: De cierto, de cierto os digo: De aquí adelante veréis el cielo abierto, y a los ángeles de Dios que suben y descienden sobre el Hijo del Hombre (Juan 1:51). El profeta Isaías también dice: “vi yo al Señor sentado sobre un trono alto y sublime, y sus faldas llenaban el templo. Por encima de él había serafines; cada uno tenía seis alas; con dos cubrían sus rostros, con dos cubrían sus pies, y con dos volaban. Y el uno al otro daba voces, diciendo: Santo, santo, santo, Jehová de los ejércitos; toda la tierra está llena de su gloria. (Is.6:1-3).

Ahora, la adoración genuina de un corazón en santidad provoca la apertura del cielo sobre la tierra y las bendiciones hasta que sobreabunden, la adoración nos lleva al trono de Dios y prepara el ambiente para que su presencia se manifieste. Y es cierto que algún día los cielos se abrirán para mostrar la gloria de Cristo; y ese día traerá un fuego de gozo a los que le hayan aceptado y obedecido, y un temor indescriptible a los que le hayan rechazado.

Dios está buscando adoradores, corazones con hambre de Dios, con un apasionado deseo de conocerle, y Él responderá manifestándose en la intimidad de tu adoración, Él te hablará, los cielos se abrirán y el Espíritu Santo vendrá sobre ti, conocerás los secretos y diseños de Dios y entenderás con mayor plenitud el precio que Jesús pagó por ti.  Oración.

"Señor, quisiera tener las palabras más hermosas y sublimes, el lenguaje celestial en mis labios para decirte que eres digno de recibir gloria, honra y honor. Quiero expresarte todo mi amor y gratitud, porque has abierto cielos al paso de mi caminar, he visto tu bondad aquí en la tierra de los vivientes. Gracias Señor. Amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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martes, 17 de noviembre de 2020

Somos justicia de Dios en Cristo

 


Somos justicia de Dios en Cristo

“Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él.” 2 Corintios 5:21

El pecado del hombre es lo que realmente está destruyendo al mundo, destruyendo vidas, destruyendo familias enteras, pero Dios, conociendo que estabamos en esclavitud por el pecado y sus terribles consecuencias, envió a su hijo. La Palabra de Dios nos revela algo contundente y muy claro: “El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él.” (Juan 3:36). ¿Qué implica esta declaración?

Muchos han aceptado la mentira y rechazado la verdad (Cristo es la verdad misma encarnada), además, no quieren recibir el amor de la verdad para ser salvos, por esto, cada vez más se hunden en el engaño (2 Tesalonicenses 2:10-11). Así que, somos hechos justicia de Dios en Cristo, declarados inocentes de nuestros pecados cuando aceptamos la verdad del evangelio, pues recibimos a Cristo mismo. Pero la persona que rechaza esta salvación, queda bajo el juicio de Dios, porque si no acepta a quien le sustituyó en la cruz, morirá en sus pecados (Juan 8:24).

Sí, definitivamente, creer en Jesús, se trata de la muerte, pero de la muerte del pecado, de la muerte de la vieja naturaleza que nos impulsa a ir en contra del amor. Creer en Jesús es el acto más radical que podemos hacer, pues seguirlo a Él, implica aceptar que nos ha hecho justos para vivir conforme a este don inefable de su justicia, pues escrito está: “Pues si por la transgresión de uno solo reinó la muerte, mucho más reinarán en vida por uno solo, Jesucristo, los que reciben la abundancia de la gracia y del don de la justicia.” (Romanos 5:17).  Oración.

«Padre, gracias porque en Cristo me has hecho justo, ayúdame a recibir e identificarme plenamente con esta gracia maravillosa y con el regalo de tu justicia, para vivir victorioso sobre el pecado y la muerte por medio de Jesucristo. Amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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lunes, 16 de noviembre de 2020

Él no te rechazará

 


Él no te rechazará

“Aunque mi padre y mi madre me dejen, con todo, el SEÑOR me recogerá.” Salmos 27:10

Todo el que viene a Él no es rechazado (Juan 6:37), tal vez hemos sido rechazados por el mundo, rechazados en nuestro trabajo, en nuestro estudio, o aun rechazados por nuestros padres terrenales. No importa si somos rechazados en el mundo, Dios nunca rechazará a quien viene a Él, porque esta es su promesa: “Pues la Escritura dice: Todo aquel que en él creyere, no será avergonzado.” (Romanos 10:11).

Es lo mejor que nos puede pasar, que todo el mundo nos deje y que Dios nos reciba en sus brazos de amor, como un Padre amoroso, nos sanará las heridas y nos vestirá con vestiduras limpias, quitará de nosotros la afrenta, la vergüenza que ha causado el pecado (Sofonías 3:19).

Recordemos que Cristo fue primero despreciado y rechazado, conocedor del dolor más profundo por causa de nuestro pecado; nosotros en algún momento le dimos la espalda y desviamos la mirada; fue despreciado, y no nos importó, pero fueron nuestras debilidades las que Él cargó; fueron nuestros dolores los que lo agobiaron. (Isaías 53:3-7).

Así que, sabiendo esto, si has estado descarriado por causa del pecado, acepta el perdón y el amor de Cristo, que fue primero rechazado, para que tú fueras aceptado por el Padre.  Oración.

«Mi Señor, tú eres mi herencia y mi porción, si eres lo único que me queda, eres todo lo que necesito, lo único que puede llenar mi vida de paz, amor y verdad. En ti, encuentro aceptación e identidad, gracias por ser ahora mi Padre eterno, en Cristo. Amén.   Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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domingo, 15 de noviembre de 2020

Si tú le buscares, lo hallarás

 


Si tú le buscares, lo hallarás

“Y tú, Salomón, hijo mío, reconoce al Dios de tu padre, y sírvele con corazón perfecto y con ánimo voluntario; porque el SEÑOR escudriña los corazones de todos, y entiende todo intento de los pensamientos. Si tú le buscares, lo hallarás; más si lo dejares, él te desechará para siempre.” 1 Crónicas 28:9

El hombre no puede vivir sin Dios, aunque se invente sus propios dioses, o se convierta en su propio dios. Fracasará y morirá en su pecado si no conoce al verdadero Dios y al Señor Jesucristo, a quien envió para revelar en Él todo el esplendor de su gloria y darnos vida eterna (Juan 17:3).

 

Y Él puede ser encontrado si le buscamos; Él no se ocultará de ninguno de nosotros, si lo buscamos de manera personal. No es, si lo merecemos, o si compramos su favor, sino simplemente si le “buscamos”.

Si lo buscamos de todo corazón podremos encontrarle (Jeremías 29:13), pero, ¿en dónde podemos iniciar nuestra búsqueda del Dios de la vida? Él se revela, se deja encontrar a través del evangelio, de su Palabra, porque realmente cuando estamos en nuestros delitos y pecados, no consideramos a Dios, como nos enseña la escritura, no había ni siquiera uno que lo buscara (Salmos 14:2-3). “No hay quien entienda, no hay quien busque a Dios” (Romanos 3:11).

Y cuando le buscamos a través de la escritura, hallamos el punto de encuentro y este es: la fe. La Palabra nos da la fe para tener un encuentro personal con Dios, porque ella nos enseña que es a través de Cristo, y que sin esta fe es imposible agradar a Dios, “porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan.” (hebreos 11:6)

Cuando lo buscamos, realmente nos damos cuenta que Él se despojó a lo sumo, y tomando forma de siervo vino a buscarnos primero, y se ofreció en sacrificio por nosotros, incluso antes, cuando aún éramos pecadores; el inocente ofreció su vida por los culpables y vino a buscar y a salvar lo que se había perdido. (Lucas 19:10)   Oración.

«Señor, estaba perdido sin ti y me amaste, viniste a buscarme, ofreciste tu vida en sacrificio por mí. Anhelo tener un encuentro personal, con aquel que, sin yo merecerlo, me amó primero y se entregó por mí. Amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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sábado, 14 de noviembre de 2020

Gracia sobre gracia

 


Gracia sobre gracia

“Porque de su plenitud tomamos todos, y gracia sobre gracia.” Juan 1:16

Podemos disfrutar de todo el amor, la paz, la justicia y de toda la plenitud de Dios, a través de Cristo, pues Dios quiso reunir en Él todas las cosas (Efesios 1:10), para que todos los que crean en su nombre, puedan acceder a esta abundante gracia.

Porque en Cristo habita toda la plenitud de Dios (Colosenses 2:9) y de esa plenitud podemos gozar nosotros, pues mediante la unión con Cristo estamos completos (Colosenses 2: 10a).

La gracia y la verdad encarnadas en Cristo (Juan 1:14), también nos sostiene en nuestra vida diaria, pues Él es la fuente y origen de toda gracia y esta gracia salvadora, también es la gracia que nos alienta cada día, para vivir una vida abundante y en victoria (1 Corintios 15:57); si no hacemos uso de ella, vivimos vidas con sobre esfuerzo, en bancarrota espiritual, pero si la tomamos, entonces esta gracia que es para nuestra salvación, nos da gracia para nuestra santificación y nos dará gracia para nuestra glorificación futura. (Colosenses 3:4, Romanos 8:18-39)

Hermanos, teniendo tanto, por qué razón tomamos tan poco, si recibimos mediante la fe, entonces, ¡tomemos de su abundancia, recibiendo una bendición inmerecida tras otra! El Señor tiene mucho para darnos, pero nosotros tenemos tanto más por recibir y disfrutar, para que se cumpla el propósito en nosotros, de que el Señor Jesús sea glorificado en nosotros al tomar de su gracia sobre gracia. (2 Tesalonicenses 1:12)   Oración.

«No tengo más que adorarte mi Jesús, por el regalo inmerecido, que me diste al morir en la cruz por mis pecados. Hoy quiero recibir de ti toda tu gracia sobreabundante, para que mi vida sea una, con propósito y plenitud. Amén. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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viernes, 13 de noviembre de 2020

El arca de la gracia 2

 


El arca de la gracia 2

“Por la fe Noé, cuando fue advertido por Dios acerca de cosas que aún no se veían, con temor preparó el arca en que su casa se salvase; y por esa fe condenó al mundo, y fue hecho heredero de la justicia que viene por la fe.” Hebreos 11:7

La Palabra de Dios nos revela que Noé fue salvado por la fe, porque creyó y su fe lo hizo justo a los ojos de Dios, fue justificado pues “…Noé halló gracia ante los ojos del SEÑOR.” (Génesis 6:8).

La Palabra ‘favor’ o ‘gracia’, usada en este pasaje, es la Palabra hebrea pronunciada “kjen” que significa gracia o bondad, y esta es la gracia o bondad que también ahora tenemos la oportunidad de recibir, creyendo en Cristo y recibiéndolo como nuestro Señor, pues Él es lleno de gracia y verdad (Juan 1:14).

Con respecto a nuestra salvación, la Palabra de Dios nos enseña acerca de esta gracia, de este regalo inmerecido: “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe.” (Efesios 2:8-9).

Noé predicó por cerca de 100 años, pero nadie le creyó, hasta que Dios mismo cerró la puerta y estás son las puertas que se cierran y nadie las puede abrir (Apocalipsis 3:7), entonces ahora, como en aquel tiempo, será el lloro y el crujir de dientes (Lucas 13:28), porque tan solo era entrar en el arca de la gracia, por medio de la fe en Cristo.

Que no nos pase como a aquella generación que no quiso escuchar, que no quiso cambiar su forma de pensar; que hoy, sea la oportunidad, para que creyendo y recibiendo a Cristo en tu corazón, tú y tu familia entren al arca de la gracia, que es el evangelio de nuestra salvación (Efesios 1:13).  Oración.

«Gracias Señor porque me has perdonado, hoy, recibo tu amor por medio de Cristo y acepto la verdad de tu Palabra, permíteme hacer tu voluntad, seguir tu camino y compartir a mi familia el mensaje de salvación, para que todos juntos, entremos en el arca de la gracia. Amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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jueves, 12 de noviembre de 2020

El arca de la gracia - Parte 1

 


El arca de la gracia - Parte 1

“Mas como en los días de Noé, así será la venida del Hijo del Hombre. Porque como en los días antes del diluvio estaban comiendo y bebiendo, casándose y dando en casamiento, hasta el día en que Noé entró en el arca, y no entendieron hasta que vino el diluvio y se los llevó a todos, así será también la venida del Hijo del Hombre.” Mateo 24:37-39

Dios dispuso a través de la vida de Noe un arca de misericordia, pues la humanidad había llegado al colmo de su maldad y todo lo que la gente pensaba o imaginaba era siempre totalmente malo (Génesis 6:5).

Pero hemos llegado al presente siglo y el ser humano ha cambiado la verdad de Dios por la mentira, y hay un arca de gracia y verdad que es el mensaje del evangelio, y así, como en los tiempos de Noe, muchos no entienden pues no aceptan el amor de la verdad para ser salvos (2 Tesalonicenses 2:10).

En los tiempos de Noe, no creyeron, se quedaron fuera, pudiendo salvarse solo por creer en el testimonio que les daba Noe de lo que sobrevendría para el mundo antiguo. Y pronto, también en el mundo actual, se cerrará el arca.

Ahora, se predica el mensaje de gracia, que es el arca presente, para que todo aquel que entre, por medio de la fe, sea salvado y tenga vida eterna (Juan 3:16).

Si «la palabra de la cruz es locura a los que se pierden; pero a los que se salvan, esto es, a nosotros, es poder de Dios». (1 Corintios 1:18) Entonces, ¿eres de los que creen para salvación?, ¿te has subido al arca de la gracia, junto con tu familia? Es momento de recibir el mensaje, creer en él y recibir al Espíritu Santo de la promesa, para salvación (Efesios 1:13).  Oración.

«Señor, hoy quiero recibir tu gracia y amor, por medio de la fe en Cristo, para entrar a tu presencia y tener vida eterna. Quiero honrarte mi Dios, haciendo tu voluntad y viviendo en la santidad que me da tu gracia y tu verdad. Amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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miércoles, 11 de noviembre de 2020

La deuda fue pagada

 


La deuda fue pagada

“anulando el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz, y despojando a los principados y a las potestades, los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz” Colosenses 2:14-16

Imaginémonos que tenemos una deuda muy grande con un banco, estamos a punto de perderlo todo, de pronto el banco nos llama y nos dice que alguien que no conocemos pagó la deuda totalmente, que no debemos nada, y nos envían el certificado de paz y salvo, ¿cómo nos sentiríamos y cuál sería nuestra respuesta ante aquel desconocido?

Así mismo, nosotros teníamos una deuda por el pecado, que fue pagada en la cruz del calvario, con la muerte de Cristo; recordemos que antes de morir Él dijo “consumado es” (Juan 19:30), que significa “pagado es”.

Esta deuda nos mantenía esclavos del pecado y también a merced de fuerzas espirituales de maldad, que reclamaban derechos sobre nuestra vida y le serviamos por nuestra naturaleza caída, al maligno, como nos dice Efesios 2:2 “en los cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia,”.

Si hemos aceptado a Cristo en nuestro corazón como Señor y Salvador, se ha hecho efectivo este pago, se ha cancelado el acta de decretos en nuestra contra y se ha cortado el derecho legal que tenía el padre de toda mentira, sobre nosotros. Ahora, somos hijos de Dios y cuán agradecidos, libres y llenos de amor nos debemos sentir, para vivir conforme a su Palabra y con la guía de su Santo Espíritu; ya no en delitos y pecados que fueron juzgados en la cruz. Si pagado es, condenados no somos, y por tanto, no practicamos el pecado.  Oración.

«Gracias Padre amado, porque por medio de Cristo, pagaste mi deuda por el pecado, y ahora soy libre del mal para brindarte alabanza, para adorarte en espíritu y verdad, para vivir desde ahora en adelante a tu servicio mi Señor. Amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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martes, 10 de noviembre de 2020

La salvación es por fe en Cristo. 2

 


La salvación es por fe en Cristo - Parte 2

“Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos.” Hechos 4:12

No hay otro salvador, no hay otro intermediario, ninguno se puede hacer intermediario para salvar a otro de la condenación del pecado, excepto Cristo. Lo que hacemos los servidores de Dios, es anunciar su verdad, para que los que escuchen y crean, sean perdonados por Cristo mismo y liberados del poder del pecado.

Nuestra “intercesión humana”, es para anunciar a Cristo y sus inmensas virtudes, pero no para tomar el lugar de Cristo, somos ministros de reconciliación anunciando a Cristo (2 Corintios 5:20), primero mostrándolo a través de nuestra propia vida, demostrando que Él vive en nosotros y enseñando lo que dice su Palabra.

Es una cuestión personal, así que ¿es Cristo tu Señor y salvador personal? ¿Has confiado en el nombre que es sobre todo nombre? Su Palabra da testimonio de que: “Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo.” (Hechos 2:21, Romanos 10:13). Llámalo por medio de la oración en este momento y clama al Señor de Señores, al Salvador de tu alma.  Oración.

«Señor Jesús, hoy te confieso y te reconozco, sin ti no puedo vivir, tú eres la vida y el único camino al Padre, rescata mi vida de la oscuridad y dame vida eterna, conforme al gran amor del Padre, mostrado por ti en la cruz del calvario. Amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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lunes, 9 de noviembre de 2020

La salvación es por fe en Cristo

 


La salvación es por fe en Cristo - Parte 1 “Por eso os dije que moriréis en vuestros pecados; porque si no creéis que yo soy, en vuestros pecados moriréis.” Juan 8:24

Si pudiéramos por nosotros mismos dejar el pecado, Cristo no hubiera venido, pero no hacemos lo que deberíamos hacer, lo bueno, sino que hacemos por naturaleza lo malo. Cuando la ley nos dice “No hagas”, el pecado que mora en nosotros, aprovecha la oportunidad y nos lleva con más fuerza a cometer el mal, y por lo tanto, como Dios es un juez justo, la ley nos condena (Leer Romanos 7:7-12).

Entonces, podemos ver lo terrible que es el pecado, pues usó lo que era bueno a fin de lograr mi condena de muerte. Se vale de los buenos mandatos de Dios para lograr sus propios fines malvados. (Romanos 7:13).

Por esta razón vino Cristo, para liberarnos del pecado y su condenación, para que, por la fe, nosotros fuéramos hechos justicia de Dios en Él (2 Corintios 5:21), porque Él tomó en su cuerpo el pecado; el inocente murió por los verdaderos culpables, para liberarlos del pecado.

Si no creemos que Jesús murió y resucitó por nosotros, si no creemos que somos hechos inocentes por lo que Él hizo en la cruz, y si no aceptamos su regalo de justicia y amor, entonces, tristemente, moriremos en nuestros pecados.

Pero tenemos esta oportunidad maravillosa, de aceptar su gracia, su regalo inmerecido de salvación, creyendo en el hijo de Dios, ¿puedes aceptarlo hoy mismo, mediante la fe y ser salvo? Claro que sí, ora a Dios y pide su don de salvación, por la gracia de Cristo y considérate muerto al pecado y vivo para Dios en Cristo Jesús, para vivir una nueva vida, guiada por su Palabra y su Espíritu, que ahora mora en tu corazón (Romanos 6:1-16). 

Oración.

«Señor Jesucristo, gracias porque moriste en la cruz por mis pecados, te ruego perdones mis transgresiones. Hoy te entrego mi vida y te recibo como mi Señor y mi salvador, dame un nuevo corazón que te obedezca y te honre. Amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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domingo, 8 de noviembre de 2020

Libre de condenación. Parte 2

 


Libre de condenación. Parte 2

“No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él. Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo. Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre.” 1 Juan 2:15-17

Es recibiendo el amor del Padre, que podemos dejar el pecado y la condenación que este conlleva. Cuando recibimos el amor del Padre, por medio de Jesucristo, somos liberados de toda condenación. Ese amor nos impulsa, ya que, si creemos que Cristo murió por cada uno de nosotros, también creemos que hemos muerto a nuestra vida antigua (2 Corintios 5:14-15).

Como dice una canción popular, “amor con amor se paga”. El amor de Dios es verdadero, no es cualquier amor, fue mostrado en la cruz, nos dio vida eterna y ahora habita por medio de su Espíritu en nuestro corazón para darnos la capacidad de cumplir la ley del amor. Entonces, si amamos con el amor que Él nos amó, amamos a los demás y no les hacemos daño por medio del pecado.

Miremos cuánto amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos, y si nos damos cuenta del amor del Padre y lo recibimos, lo ponemos en acción cada día, y dejaremos definitivamente los deseos de la carne, los deseos de los ojos y la vanagloria de la vida que nos lleva al pecado. Oración.

«Padre, quiero agradarte y hacer tu voluntad, pues de la misma manera que me amaste, ahora anhelo servirte y por amor a Cristo apartarme de toda maldad, no seguir los malos deseos del mundo y crucificar cada día los impulsos de la carne. Amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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sábado, 7 de noviembre de 2020

 


BENDITO EL QUE CONFÍA EN DIOS

“En seguida hizo a sus discípulos entrar en la barca e ir delante de él a Betsaida, en la otra ribera, entre tanto que él despedía a la multitud. Y después que los hubo despedido, se fue al monte a orar”, Marcos 6:45-46

“Así ha dicho Jehová: Maldito el varón que confía en el hombre, y pone carne por su brazo, y su corazón se aparta de Jehová. Será como la retama en el desierto, y no verá cuando viene el bien, sino que morará en los sequedales en el desierto, en tierra despoblada y deshabitada. Bendito el varón que confía en Jehová, y cuya confianza es Jehová. Porque será como el árbol plantado junto a las aguas, que junto a la corriente echará sus raíces, y no verá cuando viene el calor, sino que su hoja estará verde; y en el año de sequía no se fatigará, ni dejará de dar fruto”, Jeremías 17:5-8

Durante los tres últimos años de Jesús en la tierra, el ritmo de su vida fue en aumento, predicaba, enseñaba y sanaba y estaba rodeado de mucha gente buscando su ayuda. Había tanto trabajo que se mantenía ocupado todo el día, sin embargo esto nunca le impidió hacer lo más importante, orar.

Necesitaba ese encuentro con su Padre celestial para descansar y renovar sus fuerzas. Para recargarse espiritualmente. A veces las oportunidades, el trabajo, el estudio y cualquier logro que deseamos alcanzar nos hacen vivir vidas agitadas, estresadas y no tenemos tiempo para Dios. El Señor quiere que evitemos el colapso y apartemos tiempo para estar en su presencia, descansar, orar y escuchar su guía.

Que nunca nos pase lo del Pueblo de Israel que buscaron el valor y la fortaleza en alianzas con Egipto y no confiaron en la ayuda de Dios quién siempre había cuidado de ellos. No aprendieron a descansar en su amor y su poder. Isaías 30:15 “Porque así dijo Jehová el Señor, el Santo de Israel: En descanso y en reposo seréis salvos; en quietud y en confianza será vuestra fortaleza. Y no quisisteis”. Fueron necios en buscar el socorro en otros, en lugar de acudir a Dios.

Los seres humanos siempre tendemos a apoyarnos en nuestro propio entendimiento, acarreando sobre nuestra vida problemas por no depositar nuestra fe en el Dios Verdadero. La Biblia dice Maldito el hombre que confía en el hombre, y deja de depender humildemente del que le hizo y le conoce, desconfiando de su bondad y de su voluntad, será como un pasto en el desierto, inútil y sin valor.

Los que confían en su propia justicia y poder piensan que pueden arreglárselas sin Cristo. En cambio, los que confían son benditos, florecerán como árboles verdes que nunca marchitan y siempre darán fruto en santidad y buenas obras.

Apartemos tiempo para descansar y orar.  Oración.

"Amado Padre Celestial, en medio de los agites de la vida, del trabajo y la fatiga, ayúdame a acudir a tu presencia para hacer un alto, aflojar mi paso, descansar y alimentar mi espíritu, necesito entregarte mis cargas y renovar mis fuerzas siguiendo el ejemplo de Cristo. Amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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viernes, 6 de noviembre de 2020

Siendo ejemplo en palabra y conducta. 2

 


Siendo ejemplo en palabra y conducta. Segunda parte

“Recuérdales esto, exhortándoles delante del Señor a que no contiendan sobre palabras, lo cual para nada aprovecha, sino que es para perdición de los oyentes. Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad. Mas evita profanas y vanas palabrerías, porque conducirán más y más a la impiedad.” 2 Timoteo 2:14-16

“Ninguno tenga en poco tu juventud, sino sé ejemplo de los creyentes en palabra, conducta, amor, espíritu, fe y pureza” 1 Timoteo 4:12

El segundo aspecto para ser ejemplo en palabra y conducta, es manejar correctamente la palabra de verdad, la palabra de Dios. Por lo tanto, no debemos usar la palabra de Dios para contender o discutir; estamos llamados a usarla correctamente, a seguir la sana doctrina y persistir en ella como lo dice en 1 Timoteo 4:16 “Ten cuidado de ti mismo y de la doctrina; persiste en ello, pues haciendo esto, te salvarás a ti mismo y a los que te oyeren.”

Pero, ¿cómo manejar la doctrina bíblica? Necesitamos preparación, estudio diligente, pero sobre todo revelación a nuestra vida, para que podamos aplicar lo que escuchamos y lo que aprendemos, en nuestra vida y relaciones personales.

Como ejemplo, miramos en este versículo (1 Timoteo 4:12), como Dios es el que ordena su Palabra, Pablo la transmite y Timoteo la aprende. Del mismo modo debemos hacer nosotros.

Así que, asistir a los niveles Bíblicos en una iglesia local de sana doctrina es fundamental para crecer en el conocimiento de Cristo, y para que aprendiendo a manejar la palabra correctamente, seamos ejemplo, y con esto impactemos primero nuestra vida, y seamos de bendición para otros por nuestra obediencia a la palabra de Dios.  Oración.

«Padre, sé que el conocimiento y la obediencia a tu Palabra me llevarán a crecer y dar fruto, guíame a una iglesia de sana doctrina, donde pueda ser discipulado y ejemplo en el uso correcto de la doctrina bíblica, para que mi vida sea transformada y llena de tu amor. Amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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jueves, 5 de noviembre de 2020

Siendo ejemplo en palabra y conducta

 


Siendo ejemplo en palabra y conducta - Primera parte

“Ninguno tenga en poco tu juventud, sino sé ejemplo de los creyentes en palabra, conducta, amor, espíritu, fe y pureza” 1 Timoteo 4:12

Tenemos dos significados cuando la escritura dice “ser ejemplo en palabra”. El primero, es ser ejemplo en lo que digo y en cómo lo digo, y el otro ser ejemplo del correcto uso de la doctrina de Dios, pues a Timoteo se le está aconsejando en el contexto del estudio, la lectura y la enseñanza de la Palabra de Dios.

De lo primero, para ser ejemplo en lo que decimos, la palabra de Dios nos exhorta a manejar con sabiduría nuestras palabras, y a no caer en conversaciones obscenas: “Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes.” (Efesios 4:29). Cuando hablamos de palabras que edifican, quiere decir que también hay palabras que destruyen, así que debemos hacer como nos enseña la escritura: “no devolviendo mal por mal, ni maldición por maldición, sino por el contrario, bendiciendo, sabiendo que fuisteis llamados para que heredaseis bendición” (1 Pedro 3:9).

Por lo tanto, para ser ejemplo en palabra, estamos llamados a manejar nuestra forma de hablar, tener autocontrol, para que nuestras palabras sean de bendición: “La muerte y la vida están en poder de la lengua, y el que la ama comerá de sus frutos.” (Proverbios 18:21). Así mismo, pedir sabiduría para responder con amabilidad; pero si vemos que se presta para una discusión o contienda, mejor optar por el silencio, como dice Proverbios 17:28 “Aun el necio, cuando calla, es contado por sabio; el que cierra sus labios es entendido.”  Oración.

«Señor, coloca en mi boca palabras llenas de gracia y verdad, que cuando hable, edifique por medio de tu Palabra y bendiga la vida de otros, siendo ejemplo como tú Señor Jesús, lo fuiste, en cada palabra que salió de tu boca. Amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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miércoles, 4 de noviembre de 2020

Porque no hay diferencia

 


Porque no hay diferencia

“Pero ahora, aparte de la ley, se ha manifestado la justicia de Dios, testificada por la ley y por los profetas; la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo, para todos los que creen en él. Porque no hay diferencia, por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios, siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús,” Romanos 3:21-24

Todos estábamos en pecado, destituidos de la gloria de Dios, (Romanos 3:10-18) y la ley de Dios nos muestra esa condición, revela nuestro pecado y nos condena, pero la justicia de Dios se ha revelado en Cristo, para ofrecer salvación para todos los que creen en Él, y es clave la declaración de la palabra: “Porque no hay diferencia”, ya que esta verdad deja sin argumentos toda teoría de que la justicia de Dios, fue dada a unos pocos por su elección soberana; si bien es cierto que Dios es soberano, su soberanía actúa de la mano de su gran amor, permitiendo que por medio del evangelio, su justicia sea revelada por fe y para fe (Romanos 1:17), para que por medio de la fe en Cristo, fuésemos justificados gratuitamente por su gracia.

Todo se trata de Cristo, si quitamos a Jesús de la ecuación, todo se vuelve confuso, ya que el testimonio de Jesús es el espíritu de la profecía (Apocalipsis 19:10).

Claro que Dios pudo tener vasos para honra y vasos para deshonra, para mostrar su gloria y poder, su innegable majestad y soberanía (Romanos 9:22-29), y aun así, en el amor de Cristo, quiso por medio de la fe, ser hallado por quienes lo buscan, no por las obras que demanda la ley (Romanos 9:30-33), como contundentemente concluye la palabra de Dios: “¿Por qué? Porque iban tras ella no por fe, sino como por obras de la ley, pues tropezaron en la piedra de tropiezo” (Romanos 9:32).

El entendimiento de la salvación por medio de la fe en Cristo, de su justicia revelada por fe y para fe, nos lleva a ser transformados en nuestra conducta, siendo poseedores de tan alto regalo y nos debe llevar a compartir el mensaje de salvación a toda criatura, porque Dios no quiere que nadie se pierda, sino que es paciente por amor; queriendo que todos cambien su manera de pensar. (2 Pedro 3:9).  Oración.

«Padre, quiero llevar tu mensaje de salvación y amor a todos los hombres, tu revelación de justicia en Cristo, por medio de la fe, para que mi familia, mis amigos y todos los que me rodean, conozcan por medio del evangelio, la salvación y el gran amor que Dios nos manifestó en Jesús. Amén.   Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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