viernes, 31 de diciembre de 2010

Pasando por una racha seca


Pasando por una racha seca
A pesar de mis años de creyente, hay veces que me siento muy seco, lejos de la cálida presencia de Dios. Cuando estoy seco y vacío, no tengo gran anhelo de leer la Palabra y la compulsión poco a orar. Sé que mi fe está intacta y mi amor por Jesús es fuerte, y no tengo ningún deseo de probar las cosas de este mundo. Es sólo que me parece que no puedo tocar a Dios por días, incluso semanas.
¿Alguna vez has visto a otros cristianos ser bendecidos mientras que no sientes nada? Ellos dan testimonio de las respuestas de Dios a sus oraciones y lágrimas de alegría. Parecen vivir en una montaña de experiencias felices, mientras que sólo laboriosamente a lo largo de, amar a Jesús, pero no se define el mundo en llamas.
Creo que todos los verdaderos creyentes experimentan de períodos de sequía en varias ocasiones en su vida cristiana. Incluso Jesús sintió el aislamiento cuando clamó en voz alta: "Padre, ¿por qué me has abandonado?"
Sin la cercanía de Dios, no puede haber paz. La sequedad se puede detener sólo con el rocío de su gloria. La desesperación puede ser disipado sólo por la seguridad de que Dios está respondiendo. El fuego del Espíritu Santo tiene que calentar la mente, cuerpo y alma.
Hay veces que me siento indigno, como el peor de los pecadores, pero a pesar de todo eso, sé que no está lejos. De alguna manera he oído una vocación distinta, pequeña voz: "Ven, hijo mío. Soy consciente de todo lo que está experimentando. Aún te amo y nunca te dejaré ni te abandonaré. Vamos a enfrentar juntos porque todavía estoy contigo y soy tu Padre y tú eres mi hijo. "Tengo una llama en mí que no será ahogado y sé que él me sacará de cualquier período de sequía.
"Porque la porción del Señor es su pueblo, Jacob es el lote de su herencia. Lo encontró en una tierra desértica, y en desierto horrible y yermo; que le llevó alrededor, lo instruyó, lo guardó como a la niña de sus ojos "(Deuteronomio 32:9-10).
"He aquí que yo hago cosa nueva, ahora saldrá a luz; no sabéis que?Otra vez abriré camino en el desierto, y ríos en el desierto. La bestia del campo me honrará, los dragones y los búhos: porque daré aguas en el desierto, y ríos en el desierto, para dar de beber a mi pueblo, mi escogido "(Isaías 43:19-20).

jueves, 30 de diciembre de 2010

MANTENER UNA VIDA DE ORACIÓN


MANTENER UNA VIDA DE ORACIÓN
Tengo que mantener una vida de oración a fin de superar la sequedad espiritual. ¿Por qué es que ninguno de nosotros oramos como debemos? Sabemos que todas nuestras cargas pueden ser levantadas cuando estamos a solas con él. La voz del Espíritu Santo que nos mantiene llamando a la oración, "¡Ven!"
Ven al agua que satisface la sed del alma. Ven al Padre, que se compadece de sus hijos. Ven al Señor de la vida, que promete perdonar todos los pecados cometidos. Vamos a Aquel que se niega a condenar ni te desamparará u ocultar de usted.
Podemos tratar de esconderse de Dios a causa de la culpabilidad y la condena, pero nunca se esconde de nosotros. , Confiadamente al trono de la gracia, incluso cuando han pecado y fallado. Inmediatamente perdona a los que se arrepienten con tristeza según Dios. Usted no tiene que pasar horas y días en el remordimiento y la culpa o ganar su camino de regreso a su gracia. Ir al Padre, doble las rodillas, abrir tu corazón, y clama su angustia y dolor. Dile a él acerca de su soledad, sentimientos de aislamiento, los miedos y fracasos.
Intentamos todo, excepto la oración. Leemos libros, buscando fórmulas y directrices. Vamos a los amigos, los ministros y consejeros, buscando por todas partes de una palabra de consuelo o consejo. Buscamos mediadores y olvidar el único mediador que tiene la respuesta a todo.
Nada disipa la sequedad y el vacío más rápidamente que una hora o dos a solas con Dios. Nada puede ocupar el lugar de orar al Padre en ese lugar secreto aislada. Esa es la solución para cada período de sequía.
"Porque yo derramaré aguas sobre el sequedal, y ríos sobre la tierra seca: yo derramaré mi espíritu sobre tu generación, y mi bendición sobre tus renuevos" (Isaías 44:3).

miércoles, 29 de diciembre de 2010

El mejor uso de la vida


El mejor uso de la vida

Porque para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia.

Filipenses 1:21

Personalice el versículo de hoy llenando los espacios en blanc "Porque para mí el vivir es __________, y el morir es __________". Si usted puso riqueza en el primer espacio, el morir no es ganancia, sino pérdida. Lo mismo puede decirse si usted escogió prestigio, fama, poder o posesiones, ya que ninguna de esas cosas permanece después de la muerte: se pierde el prestigio, se olvida la fama, el poder es inútil y otros se quedan con las posesiones. Para que el versículo de hoy tenga sentido como lo escribió Pablo, solo Cristo puede llenar el primer espacio en blanco. De otra manera, la muerte es inevitablemente una pérdida.

Algunos que lean esto dirán que pusieron a Cristo en el espacio en blanco. Pero si lo piensan bien comprenderán que lo que en realidad quisieron decir fue Cristo más la riqueza, Cristo más el poder o Cristo más las posesiones. Cristo no puede compartir el primer espacio con ninguna otra cosa. Los que verdaderamente viven para Cristo no tienen temor alguno de la muerte y hacen el mejor uso de la vida, glorificando a Cristo en ambos casos. Trabajo fecundo

Si el vivir en la carne resulta para mí en beneficio de la obra.

Filipenses 1:22

El apóstol Pablo consideraba que estar vivo en el mundo físico es sinónimo de trabajo fecundo para Cristo. Su empleo de la palabra "obra" se refiere a su trabajo espiritual para el Señor, que da frutos espirituales. Pueden verse los frutos espirituales en las personas, en las obras y en las palabras; en todo lo que sea de valor eterno. Esa clase de frutos resulta del trabajo arduo, que es la actividad natural de los santos en la tierra.

Pablo tenía un gran deseo de dar fruto. Quería que los filipenses confiaran en Cristo y fueran fortalecidos para la evangelización (Fil. 1:26-27). Nos recuerda al salmista que dij "Oh Dios, me enseñaste desde mi juventud, y hasta ahora he manifestado tus maravillas. Aun en la vejez y las canas, oh Dios, no me desampares, hasta que anuncie tu poder a la posteridad" (Sal. 71:17-18). Ese anciano quería vivir bastante tiempo para declarar el poder de Dios a la próxima generación. ¡Qué Dios le conceda a usted ese mismo privilegio!

martes, 28 de diciembre de 2010

¿Por qué nació Jesús?


¿Por qué nació Jesús?

Porque el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos.

Marcos 10:45

He aquí un aspecto de la historia de la Navidad que casi nunca se cuenta: aquellas suaves manitas, formadas por el Espíritu Santo en el vientre de María, fueron hechas para que los clavos las atravesaran. Aquellos pies pequeños color de rosa que no podían andar un día caminarían hasta una colina polvorienta para ser clavados a una cruz. Aquella linda cabecita con ojos chispeantes y una boca impaciente estaba formada para que algún día los hombres pusieran sobre ella una corona de espinas. Aquel tierno niñito, amoroso y apacible, envuelto en pañales, un día sería desgarrado violentamente por una lanza.

Jesucristo nació para morir.

No piense que estoy tratando de apagar su entusiasmo navideño. Lejos de eso, ya que la muerte de Jesús, aunque planificada y llevada a cabo por hombres con malvadas intenciones, no fue de ningún modo una tragedia. En realidad, representa la mayor victoria sobre el mal que alguien haya logrado. Vida o muerte

O por vida o por muerte.

Filipenses 1:20

El apóstol Pablo no conocía los detalles del plan de Dios para su vida, pero confiaba en Él, ya significara vida o muerte. Más adelante dij "De ambas cosas estoy puesto en estrecho, teniendo deseo de partir y estar con Cristo, lo cual es muchísimo mejor; pero quedar en la carne es más necesario por causa de vosotros" (vv. 23-24). Pablo prefería el gozo de estar en la presencia de Cristo en el cielo, pero al parecer pensaba que el Señor le permitiría vivir porque sabía que los filipenses lo necesitaban.

Pablo se regocijaba porque sabía que Cristo sería exaltado en su vida o en su muerte. Si vivía, estaría en libertad para predicar y edificar la iglesia. Si moría, sería ejecutado por el nombre de Cristo, y su fe constante serviría de trofeo de la gracia de Cristo. A Pablo no le importaban sus dificultades, sus detractores, y ni siquiera la posibilidad de su muerte, sino que se siguiera predicando el evangelio y se glorificara al Señor.

Al igual que Pablo, usted no conoce los planes específicos de Dios para su vida. Pero algo de lo que puede estar seguro es que, en la vida o en la muerte, usted puede glorificar a Cristo.

lunes, 27 de diciembre de 2010

No hay lugar para Cristo


No hay lugar para Cristo

Y dio a luz a su hijo primogénito, y lo envolvió en pañales, y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el mesón.

Lucas 2:7

Estoy convencido de que la mayoría de las personas se pierden la Navidad. Observan la temporada navideña porque la cultura dice que es lo que debe hacerse, pero las multitudes no piensan en la realidad de lo que están celebrando. Se ha añadido tanto mito y fantasía a la festividad que las personas ignoran el verdadero milagro del nacimiento de Cristo. La emoción legítima de la festividad se ha dejado llevar por un desenfreno hipócrita. Hace poco vi un periódico que tenía dos páginas de entrevistas a personas en la calle que dieron sus opiniones acerca del verdadero sentido de la Navidad... Algunas fueron sentimentales, diciendo que la Navidad es un tiempo familiar, una época para los niños, y así sucesivamente. Otras fueron humanistas, diciendo que la Navidad es un tiempo para celebrar el amor a los demás seres humanos, el espíritu generoso y toda esa serie de cosas. Otras fueron insensatamente hedonistas, considerando la Navidad simplemente como otra excusa para festejar. Ninguna persona hizo mención del incomprensible milagro del nacimiento de Dios como un niñito. Cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo.

Gálatas 4:4

La primera Navidad ocurrió en el momento oportuno. Gálatas 4:4-5 dice: "Cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la ley, para que redimiese a los que estaban bajo la ley". ¿Qué era "el cumplimiento del tiempo"? El tiempo soberano de Dios. Él ordenó los acontecimientos mundiales para que todo estuviera preparado para la venida de Cristo y la subsiguiente evangelización de los apóstoles.

Al hacer un análisis de la iglesia primitiva, nos asombra la rápida difusión del evangelio en menos de un siglo. La mano soberana de Dios se destaca con toda claridad. La venida de Cristo no pudo haber sido en un tiempo más propicio.

domingo, 26 de diciembre de 2010

El nacimiento virginal de Cristo


El nacimiento virginal de Cristo

Estando desposada María su madre con José, antes que se juntasen, se halló que había concebido del Espíritu Santo.

Mateo 1:18

El nacimiento virginal es una suposición implícita en todo lo que la Biblia dice acerca de Jesús. Rechazar el nacimiento virginal es rechazar la deidad de Cristo, la exactitud y la autoridad de la Biblia, y muchas otras doctrinas relacionadas que son el fundamento de la fe cristiana. Nada es más importante que el nacimiento virginal para comprender quién es Jesucristo. Si negamos que Jesucristo es Dios, hemos negado la esencia misma del cristianismo. Todo lo demás que la Biblia enseña acerca de Cristo depende de la verdad que celebramos en Navidad: que Jesucristo es Dios encarnado. Si la historia de su nacimiento es simplemente una leyenda inventada, entonces lo es el resto de lo que la Biblia nos dice de Él. El nacimiento virginal es tan importante como la resurrección en la comprobación de su deidad. No es una verdad optativa. Cualquiera que rechace la deidad de Cristo rechaza absolutamente a Cristo, aunque aparente lo contrario (vea 1 Jn. 4:1-3). No hay otro nombre

No hay otro nombre bajo el cielo.

Hechos 4:12

El ángel que apareció a José subrayó el significado del nombre de Jesús: "Dará a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS, porque él salvará a su pueblo de sus pecados" (Mt. 1:21). Jesús, del hebreo Joshua, o Jehoshua, significa "Jehová salvará". El nombre mismo era un testimonio de la salvación de Dios. Pero el ángel le dijo a José que el Hijo de María sería la encarnación misma de la salvación de Jehová. Él mismo salvaría a su pueblo de sus pecados.

Después de la resurrección de Jesús, Pedro, hablando ante el sanedrín, también subrayó la importancia del nombre de Jesucrist "Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos" (Hch. 4:12).

sábado, 25 de diciembre de 2010

Un mensaje de gracia


Un mensaje de gracia

Llamarás su nombre JESÚS, porque él salvará a su pueblo de sus pecados.

Mateo 1:21

Usted pudiera pasar por alto la genealogía cuando lea en voz alta la historia de la Navidad. Pero no pase por alto su mensaje de gracia, que después de todo es el corazón de la historia de la Navidad: En su misericordia, Dios haciendo por los pecadores lo que ellos no pueden hacer para sí mismos, reparando vidas quebrantadas y restaurando esperanzas frustradas. Por eso Él vino para salvar a su pueblo de sus pecados (Mt. 1:21).

He aquí la mejor parte: "La misma gracia que fue evidente en la genealogía está vigente hoy, y el mismo Jesucristo está salvando a su pueblo de sus pecados". Ningún pecado, sin que importe cuán horrendo sea, pone a los pecadores fuera de su alcance. "Puede también salvar perpetuamente a los que por él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos" (He. 7:25). El árbol de Navidad

La gloria del Líbano vendrá a ti.

Isaías 60:13

Los árboles de Navidad parecen tener su origen en las antiguas celebraciones saturnales. Los romanos decoraban sus templos con verdor y con velas. Los soldados romanos que conquistaron las Islas Británicas hallaron que los druidas, sacerdotes de una orden religiosa céltica, adoraban el muérdago, y que los sajones usaban el agrifolio y la hiedra en las ceremonias religiosas. Todas esas cosas se incorporaron a las costumbres navideñas.

Sin embargo, resulta interesante notar que la primera persona que haya encendido un árbol de Navidad pudiera haber sido Martín Lutero, padre de la Reforma. Él introdujo la costumbre de poner velas en los árboles para celebrar la Navidad, citando a Isaías 60:13 como autoridad bíblica para esa costumbre: "La gloria del Líbano vendrá a ti, cipreses, pinos y bojes juntamente, para decorar el lugar de mi santuario; y yo honraré el lugar de mis pies."

viernes, 24 de diciembre de 2010

Los cristianos y la Navidad


Los cristianos y la Navidad

El que hace caso del día, lo hace para el Señor.

Romanos 14:6

Los puritanos de los primeros años en América del Norte rechazaron por completo las celebraciones de la Navidad. Deliberadamente trabajaban el 25 de diciembre para demostrar su menosprecio. En 1644 se aprobó una ley en Inglaterra que reflejaba una influencia puritana parecida. La ley establecía oficialmente el día de Navidad como día de trabajo. Durante algún tiempo en Inglaterra era literalmente ilícito cocinar pudín de pasas o pastel de fruta para esa festividad.

Por lo general hoy los cristianos no se oponen a la celebración de la Navidad. La festividad misma no significa nada, y el observarla no es cuestión de bueno o malo. Como escribiera Pabl "Uno hace diferencia entre día y día; otro juzga iguales todos los días. Cada uno esté plenamente convencido en su propia mente. El que hace caso del día, lo hace para el Señor; y el que no hace caso del día, para el Señor no lo hace. El que come, para el Señor come, porque da gracias a Dios; y el que no come, para el Señor no come, y da gracias a Dios" (Ro. 14:5-6). Cada día, incluso el de Navidad, es una celebración para nosotros que lo conocemos y lo amamos. La gracia de Cristo para los pecadores

Porque no he venido a llamar a justos, sino a pecadores, al arrepentimiento.

Mateo 9:13

Los antepasados de Jesús pudieran sorprenderlo a usted. Su genealogía incluye algunos nombres que usted se escandalizaría al encontrarlos en el linaje real del Rey de reyes. Se destacan cuatro mujeres en particular. No solo es raro encontrar mujeres mencionadas en una genealogía hebrea, sino que esas mujeres son muy notables porque contrastan mucho con la absoluta pureza y la justicia del Ungido de Dios. Todas ellas eran menospreciables, pero formaron parte del álbum familiar de Jesús. Son una garantía de la gracia de Dios para pecadores como nosotros.

jueves, 23 de diciembre de 2010

Dios con nosotros


Dios con nosotros

Porque se cumplirá lo que le fue dicho de parte del Señor.

Lucas 1:45

Isaías 7:14 dice: "El Señor mismo os dará señal: He aquí que la virgen concebirá, y dará a luz un hijo, y llamará su nombre Emanuel". Esa virgen se llamaba María.

Sin embargo, el nombre Emanuel es la clave de este versículo, y el corazón de la historia de la Navidad. Es un nombre hebreo que literalmente significa "Dios con nosotros". Es una promesa de la deidad encarnada, una profecía de que Dios mismo aparecería como un niño humano, Emanuel, "Dios con nosotros". Ese niñito que iba a nacer sería Dios mismo en forma humana.

Si pudiéramos condensar todas las verdades de la Navidad en solo tres palabras, estas serían las palabras: "Dios con nosotros". Tenemos la tendencia a enfocar nuestra atención en Navidad en la infancia de Cristo. La más grande verdad de esa festividad es su deidad. ¡Más asombroso que un niño en el pesebre es la verdad de que este niño prometido es el Creador omnipotente de los cielos y la tierra! ¿Paz en la tierra?

¡Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres!

Lucas 2:14

Como oímos tan a menudo en Navidad, el comienzo de la vida terrenal de Cristo fue proclamada por ángeles que anunciaron paz en la tierra (Lc. 2:14).

Nunca ha habido en realidad paz en la tierra, en el sentido en que pensamos en ella. Guerras y rumores de guerras han caracterizado dos milenios desde aquella primera Navidad, y todo el tiempo antes de ella.

Ese anuncio de paz en la tierra fue una proclamación con dos sentidos. En primer lugar, informó de la llegada del único que finalmente puede traer paz duradera a la tierra (lo que Él hará cuando venga a establecer su reino terrenal).

Pero más importante es que fue una proclamación de que la paz de Dios está a disposición de los hombres y las mujeres. Lea atentamente las palabras de Lucas 2:14: "¡Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres".

¿Quiénes son esos para con quienes Él tiene buena voluntad? Los que han rendido su vida a la autoridad de su gobierno.

miércoles, 22 de diciembre de 2010

Sustento de los justos

Sustento de los justos

No con ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu.

Zacarías 4:6

La Palabra de Dios, la oración y el Espíritu Santo obran juntos por el bien de los siervos de Dios. La parte especial del Espíritu es dar todo lo necesario para sustentar al justo.

Al Espíritu Santo se le llama "el Espíritu de Cristo" y "el Espíritu de Dios" (Ro. 8:9). Se le puede llamar por cualquier de los dos títulos porque Él está en la Trinidad y procede del Padre en el nombre de Cristo (cp. Jn. 14:26).

El apóstol Pablo conocía al Espíritu Santo como su maestro, intercesor, guía, fuente de poder y proveedor todopoderoso. Eso es el Espíritu para todos los creyentes. La confianza de Pablo en saber que todo obra para bien (Ro. 8:28) se basaba en la provisión del Espíritu, que "nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles" (v. 26).

El saber que el Espíritu provee lo ayudará a afrontar con gran confianza cualquiera cosa que se cruce en su camino. Avergonzado en nada

Conforme a mi anhelo y esperanza de que en nada seré avergonzado; antes bien con toda confianza, como siempre, ahora también será magnificado Cristo en mi cuerpo.

Filipenses 1:20

El versículo de hoy recuerda la promesa de Cristo en Mateo 10:32: "A cualquiera, pues, que me confiese delante de los hombres, yo también le confesaré delante de mi Padre que está en los cielos". El que reconoce a Cristo como Señor en la vida o en la muerte, si fuera necesario, es a quien el Señor reconocerá delante de Dios como suyo.

El apóstol Pablo podía regocijarse en esa verdad. Sabía que nunca sería avergonzado ante el mundo, ante el tribunal del César ni ante Dios mismo porque sabía que Dios sería glorificado en su vida. El Antiguo Testamento afirma que los justos nunca serán avergonzados, mientras que los injustos sí lo serán.

Ser avergonzado quiere decir desalentado, desilusionado o desacreditado. Pablo sabía que eso nunca le sucedería gracias a la promesa de Dios a los justos. Pudiera haber tenido en mente Isaías 49:23: "No se avergonzarán los que esperan en mí". Sea usted uno de los que no se avergonzarán.

martes, 21 de diciembre de 2010

Liberación de aflicciones temporales


Liberación de aflicciones temporales

Sé que por vuestra oración y la suministración del Espíritu de Jesucristo, esto resultará en mi liberación.

Filipenses 1:19

El versículo de hoy muestra el valor de la plena confianza en Dios. Pablo sabía que su aflicción presente era temporal y que sería librado de ella.

¿Por qué estaba Pablo convencido de su liberación? Su declaración: "Sé que... esto resultará en mi liberación" es una cita de la versión griega de Job 13:16. Job era un hombre justo que sufrió mucho, pero fue librado porque Dios siempre libra a los justos. Job dij "Y después de deshecha esta mi piel, en mi carne he de ver a Dios" (Job 19:26). Él sabía que temporal o eternamente Dios lo libraría.

Pablo sabía que podía confiar en que Dios lo librara tal como Dios había librado a Job. Confiaba en que sus circunstancias resultarían en bien, ya fuera librado de la cárcel, justificado en su juicio y librado de la ejecución, o yendo a la gloria como un mártir. Tal vez usted no sufra las mismas pruebas que Pablo, pero cualesquiera que sean sus circunstancias la misma segura confianza está a su alcance. Oraciones eficaces

Os ruego, hermanos, por nuestro Señor Jesucristo y por el amor del Espíritu, que me ayudéis orando por mí a Dios.

Romanos 15:30

Pablo confiaba en que sería librado gracias a las oraciones de los santos, sin que importara cuál prueba estuviera soportando. Creía en la voluntad soberana y en el propósito de Dios, y sabía que Él haría que se cumplieran sus propósitos en concierto con las oraciones de sus hijos. También sabía que "la oración eficaz del justo puede mucho" (Stg. 5:16). Así como el amor y las oraciones de los santos en el primer siglo ayudaron tanto a Pablo, sus oraciones por sus guías espirituales también los ayudarán.

lunes, 20 de diciembre de 2010

Lo que más importa


Lo que más importa

Que no obstante, de todas maneras, o por pretexto o por verdad, Cristo es anunciado; y en esto me gozo, y me gozaré aún.

Filipenses 1:18

La palabra "anunciado" en el versículo de hoy significa "proclamar con autoridad". Sin que importara el costo personal, Pablo estaba decidido a que Cristo se proclamara con autoridad.

Aun cuando los detractores de Pablo predicaran el evangelio verdadero, eso tenía un efecto. Un predicador con motivos egoístas puede ser usado por Dios porque la verdad es más poderosa que el paquete en el que viene.

Pablo vivía para ver que se proclamara el evangelio; no le importaba quién se atribuía el mérito. Esa debe ser la actitud de todo pastor, maestro, anciano, diácono, líder y laico en la iglesia. En todo lo que sufrió, Pablo no dejó de predicar, ni criticó, ni se deprimió ni perdió el gozo. Es porque la causa de Cristo seguía adelante y se proclamaba su nombre. Eso era todo lo que Pablo quería. Esa es una actitud que la gracia de Cristo infunde en todos los santos. La actitud de un siervo

Cualquiera de vosotros que no renuncia a todo lo que posee, no puede ser mi discípulo.

Lucas 14:33

Pocos en la iglesia actual están consagrados a Jesucristo como lo estuvo el apóstol Pablo. Pablo ejemplifica de lo que hablaba Cristo cuando dij "Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame" (Lc. 9:23). Pablo vivía tan entregado a nuestro Señor que no le importaba si vivía o moría. Esa es una actitud de la que prácticamente no se oye en nuestra época materialista y ególatra. La mayoría de las personas hoy viven para todo menos para lo que Pablo vivía.

Pablo seguía sintiendo gozo siempre que su Señor fuera glorificado, aun cuando fuera él mismo amenazado de muerte. Lo único que le importaba era que se siguiera difundiendo el evangelio, que se predicara a Cristo y que se exaltara al Señor. La fuente de su gozo estaba totalmente relacionada con el reino de Dios.

sábado, 18 de diciembre de 2010

Aflicciones en el ministerio


Aflicciones en el ministerio

Algunos, a la verdad, predican a Cristo... por contención, no sinceramente, pensando añadir aflicción a mis prisiones.

Filipenses 1:15-16

A veces me preguntan: "¿Qué ha sido lo más desalentador en su ministerio?" Hasta donde puedo recordar, mi respuesta ha sido la misma a través de los años.

Hay dos cuestiones que me afligen profundamente. Una es ver a quienes deben procurar ser los más maduros en la fe, los que conocen bien la Palabra de Dios, que han experimentado las bendiciones del desarrollo espiritual y de la comunión y que han visto el poder de Dios repetidas veces, apartarse de la fe y abrazar el pecado. Eso es mucho más desalentador que cuando un cristiano recién convertido cae en pecado debido a la ignorancia.

La segunda es ser calumniado por otros predicadores del evangelio. Parece que algunos desean desacreditar el ministerio de otros. Como resultado, calumnian a otros ministros, no porque tengan válidas razones para censurarlos, sino simplemente por la satisfacción de desacreditarlos.

Mientras lleva una vida de santidad, espere que ataques a su servicio a Dios. Pero no deje que eso afecte su gozo. La bendición de los partidarios

Algunos, a la verdad, predican a Cristo por envidia y contienda; pero otros de buena voluntad.

Filipenses 1:15

Es doloroso pensar que un santo como Pablo tuviera que soportar oposición hasta el punto de decir: "En mi primera defensa [el primer juicio en Roma] ninguno estuvo a mi lado, sino que todos me desampararon" (2 Ti. 4:16). Cuando Pablo les escribió a los filipenses, estaba tan privado de amigos que dijo de Timote "A ninguno tengo del mismo ánimo" (Fil. 2:20).

Pero Pablo también escribió que algunos estaban predicando a Cristo "de buena voluntad" según el versículo de hoy, que denota satisfacción y contentamiento. Los partidarios de Pablo estaban contentos con lo que Dios estaba haciendo en la vida de ellos y en la vida de Pablo. Simpatizaban con él y estaban agradecidos de su ministerio.

Hoy también hay personas así. ¡Qué bendición, aliento y fuente de gozo son ellas! Doy gracias a Dios por llenar mi vida de personas así.

viernes, 17 de diciembre de 2010

LAS DOS NATURALEZAS DEL CREYENTE.10


¡Qué maravilloso es saber que Dios no sólo ha perdonado nuestros pecados sino que ha condenado la naturaleza caída! Fue crucificada con Su Hijo. Él nos ve en una nueva posición delante de Él, de "no condenación", muertos y resucitados con Cristo. ¡Regocijémonos! ¡Demos gracias! Él nos ha dado una nueva vida, la misma vida de Cristo que tendremos para siempre en el cielo. Cuando tu naciste de nuevo recibiste aquella nueva vida. Naciste de arriba y el nuevo hombre es creado en justicia y verdadera santidad. Dios quiere que como cristiano vivas una vida de santa libertad y gozo en la posición en la que Él te ha traído a ti.
No estamos hablando en este momento de lo que un creyente debiera hacer si permite que aquella naturaleza pecaminosa actúe, sino simplemente de lo que Dios ha hecho con respecto a la vieja naturaleza del creyente. Pero será útil añadir unas observaciones acerca de esto último. Si cedemos al pecado en nuestras vidas, Dios nos ha proveído de un Abogado, Jesucristo el justo (1 Juan 2:1), y debemos acudir confesando nuestro pecado, reconociendo que hemos permitido actuar al "viejo hombre". Esto no es para restaurar nuestra posición delante de Dios, porque ésta es siempre "en Cristo", sino para ser restaurados a la comunión con Dios en nuestras almas.
¡Cuán plena es la provisión que se ha hecho de nuestras necesidades en Cristo!.
Es de suma importancia que leamos la Palabra de Dios y que nos dediquemos a la oración, porque si descuidamos esto, el enemigo conoce nuestros puntos flacos, y vendrá para trabajar sobre el "viejo hombre", conduciéndonos al pecado. Esto nos privará de nuestro gozo en el Señor, y si no confesamos los pecados pequeños pronto crecerán a pecados mayores, por lo cual podemos quedar bajo la mano disciplinadota del Señor, o incluso bajo la disciplina de la asamblea de Dios. No se nos demanda que confesemos malos pensamientos, porque el acto de apartarnos de ellos es la manera en que los juzgamos, pero si los permitimos en nuestras vidas, entonces tenemos que confesar nuestros pecados a fin de ser restaurados (1 Juan 1:9).
Un verdadero creyente nunca puede perderse, pero sí puede, como David en la antigüedad, perder el gozo de la salvación de Dios y deshonrar al Señor. La oración del salmista es buena para nosotros: "Líbrame de los [errores] que me son ocultos. Preserva también a tu siervo de las soberbias; que no se enseñoreen de mí; entonces seré íntegro, y estaré limpio de gran rebelión. Sean gratos los dichos de mi boca y la meditación de mi corazón delante de ti, OH Jehová, roca mía, y redentor mío" (Salmo 19:12-14).

jueves, 16 de diciembre de 2010

LAS DOS NATURALEZAS DEL CREYENTE.9


El carpintero trae entonces una lona y la echa sobre el montón de madera. Naturalmente, no mejorará bajo lona, sino que me dice que considere simplemente que no está ahí. Esto es lo que es "consideraos muertos al pecado" (Romanos 6:11). Podemos decir que la vieja naturaleza—el "viejo hombre"— es "ya no... yo, sino el pecado que mora en mí". Nuestra posición está en Cristo delante de Dios.
¿Cómo podemos ser liberados de la actividad de aquella naturaleza caída en nosotros? Esto nos es explicado en cómanos 8:2: "La ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte". Si sostengo un libro en la mano, y luego lo suelto, la ley de la gravedad lo hará caer. ¿Cómo puedo liberarlo de esta ley sin cambiar la ley ni el peso del libro? Si lo ato a un globo de helio, veríamos al libro levantándose. No he cambiado la ley de la gravedad ni el peso del libro, pero he introducido una nueva ley. El helio es más ligero que el aire. De esta manera el libro ha quedado libre de las ataduras de la ley de la gravitación. Apliquemos esto a nuestras propias vidas. Cuando algún mal pensamiento entra en tu mente, ¿cómo vas a liberarte? No puedes cambiar la naturaleza caída. Siempre obra de la misma manera. No hay en ella nada bueno. Pero si dejas que el Espíritu de Dios, por medio del nuevo hombre, te ocupe con Cristo, serás liberado. El Espíritu de Dios obrando sobre el nuevo hombre llenará tu corazón con Cristo. Te dará a ver lo que Cristo ha hecho por ti, lo que Él está haciendo ahora por ti como tu Gran Sumo Sacerdote y Abogado, y lo que Él va a hacer por ti cuando te haga eternamente dichoso en la casa del Padre. Así que cuando este mal pensamiento acuda a tu mente, recuerda que no puedes cambiar la naturaleza caída, pero que puedes dejar que el Espíritu de Dios obre sobre el nuevo hombre. Piensa en lo que tienes en Cristo. Regocíjate en el hecho de que Dios te ve en Cristo. Esta es la única manera de ser liberado de la actividad del viejo hombre interior. De nada sirve tratar de luchar contra aquellos malos pensamientos, porque volverán. Es como luchar contra un deshollinador. Apártate de ellos, dando gracias por el camino de liberación de Dios, y regocíjate en el Señor.

martes, 14 de diciembre de 2010

LAS DOS NATURALEZAS DEL CREYENTE.8-


Usemos una ilustración que nos sirva de ayuda para aclarar este punto. Supongamos que he decidido construir un garaje para mi automóvil, y que tengo un montón de tablones de madera que he guardado para ello. Decido contratar a un carpintero para que me lo levante, y le pido que emplee esta madera para ello. Va a mirar el montón de tablones, y al cabo de un rato vuelve diciendo: "He estado examinando su montón de madera, y tengo malas noticias para usted. Todos los tablones están podridos. No hay ni un tablón sano en toda la pila". ¿Qué hizo él? No intentó mejorar el material. ¡No! Lo condenó. Nótese el versículo 3 de Romanos 8, y se verá que esto es lo que Dios ha hecho con nuestra vieja naturaleza—el "viejo hombre": "Porque lo que era imposible para la ley, por cuanto era débil por la carne, Dios, enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado y a causa del pecado, condenó al pecado en la carne". Mi carpintero condenó el montón de tablones de madera, pero luego dijo: "Tengo buenas noticias para usted. Le he traído toda la madera buena que necesita para construir su garaje, y no le costará nada. Es de regalo". Me había sentido muy contrariado cuando me dijo que mi viejo montón estaba podrido, porque me había fiado de aquel material, pero ahora paso de la contrariedad al agradecimiento. Le digo: "¡Muchas gracias!" ¿Puedes ver ahora el sentido de estos versículos en Romanos 7: "¡Miserable de mí!", y luego, "Gracias doy a Dios, por Jesucristo Señor nuestro" (versículos 24, 25)? He apartado la mirada del yo a Cristo, y regocijándome en lo que Él ha hecho, me siento lleno de gratitud.
Ahora bien, todos tenemos aquel montón de "madera podrida" dentro de nosotros, el "viejo hombre", y algunos cristianos se hacen unos desdichados a sí mismos al pensar acerca de ello, y de cómo sigue queriendo asumir el control de sus cuerpos. Miremos fuera del yo, y demos gracias que Dios nos ve "en Cristo". "Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús" (Romanos 8:1). ¿Te estás condenando a ti mismo porque tienes una naturaleza caída? Dios dice que Él nos ve "en Cristo Jesús" y "santos y sin mancha delante de Él" (Efesios 1:4). Es en verdad un triste descubrimiento hallar cuán verdaderamente mala es nuestra vieja naturaleza, pero ello sólo debiera llevarnos a ser tanto más agradecidos por nuestra liberación, conociendo nuestra nueva posición delante de Dios gracias a aquella bendita obra consumada por nosotros en el Calvario.
Llevemos un poco más allá la ilustración acerca del carpintero. Después de haberse ido, comienzo yo a pensar en aquel viejo montón de madera. ¿Estará de verdad toda podrida? Quizá haya algo de madera buena en el montón. Me dirijo allí, y comienzo a deshacer el montón para ver si algunas piezas no están podridas, porque había estado contando con aquella madera durante mucho tiempo. Entonces llega el carpintero y me pregunta qué estoy haciendo. Le explico lo contrariado que me sentí cuando me dijo que todo el montón estaba podrido. Pensaba que debía haber algunos trozos buenos allí. "Oh", dice él, "se está incomodando usted por nada. ¿Por qué no dar gracias por el nuevo montón de madera, en lugar de buscar algo de bueno en el montón viejo?" ¿Estás tú, querido lector, buscando algo bueno en la vieja naturaleza? Dios la abandonó hace mucho tiempo, y si tú la abandonas ahora serás una persona más feliz.

lunes, 13 de diciembre de 2010

LAS DOS NATURALEZAS DEL CREYENTE.7


Ilustrémoslo de la siguiente manera. Tenemos a una persona que ha sido salva desde hace poco, habiendo abandonado muchos pecados, porque está viviendo para agradar al Señor. Un día alguien le sugiere que haga algo de lo que hacía en sus tiempos en que no era salvo, y que sabe ahora que está mal. Él replica: "No, no quiero hacer esto ya más, porque soy cristiano". Después de rehusar, otra cosa sucede. Satanás le susurra: "No has dicho la verdad: Tú sí que querías hacer esto, y le has dicho a tu amigo que no querías". ¿Ha dicho este joven creyente una mentira? ¡No! ¡Ha dejado que el legítimo ocupante—el nuevo hombre— respondiera a la puerta! ¿Quería acaso la nueva vida en él hacer aquello? ¡No! ¿Qué era lo que en él quería hacerlo? Bien, él podía decir: "Ya no soy yo, es el pecado que mora en mí". Seguimos teniendo la vieja naturaleza, pero deberíamos dejar que el "nuevo hombre" conteste a la puerta. Sí, dijo la verdad, porque el "viejo hombre" ya no es más el "yo", sino que es el "nuevo hombre" el verdadero "yo", la "vida de Jesús" en cada creyente, una vida que siempre agrada a Dios, y que no puede pecar. Deja tú que sea siempre el "nuevo hombre" el que tome las decisiones, y serán las decisiones correctas, porque aunque el "viejo hombre" siga en nosotros, nunca mejorado, ya no es más "yo". ¡Qué bendita liberación!
Llegamos ahora al tercer punto en los versículos 22-25. "Porque según el hombre interior, me deleito en la ley de Dios; pero veo otra ley en mis miembros, que se rebela contra la ley de mi mente, y que me lleva cautivo a la ley del pecado que está en mis miembros. ¡Miserable de mí! ¿Quién me librará de este cuerpo de muerte? Gracias doy a Dios, por Jesucristo Señor nuestro". Incluso conociendo los dos puntos que hemos estado considerando, dice que el conflicto permanece, y añade que quiere agradar al Señor, pero que este conflicto le hace sentirse muy desdichado. Esta naturaleza caída sigue tratando de arrastrarme a las cosas que están mal. Pero después de decir "¡Miserable de mí!", añade, "¿QUIÉN me liberará?" Mira fuera de sí mismo hacia el Señor Jesucristo para obtener la liberación, y recibe entonces la respuesta en el acto. Entonces comienza la acción de gracias. Esto es de gran importancia. ¿Has tratado de luchar contra los malos pensamientos, sólo para ver que volvían con más intensidad? ¡Con razón se ha dicho que uno puede ensuciarse tanto luchando contra un deshollinador como abrazándolo! ¿Qué es lo que está Dios diciéndonos aquí? Podemos volvernos de estos malos pensamientos que vienen a través del "viejo hombre" y dejar que el Espíritu de Dios, por medio del "nuevo hombre", ocupe nuestras mentes con Cristo. Podemos dar gracias a Dios que por medio de la obra del Señor Jesús hemos sido traídos a una nueva posición delante de Él, en la que podemos considerarnos muertos ciertamente al pecado, y donde el nuevo hombre halla su gozo y liberación apartando su mirada de sí mismo y dirigiéndola a Cristo.

domingo, 12 de diciembre de 2010

LAS DOS NATURALEZAS DEL CREYENTE.6


el apóstol Pablo tuvo que decir: "En mí, esto es, en mi carne, no mora el bien" (Romanos 7:18). Seguía teniendo consigo la naturaleza caída, incluso después de haber sido salvo todos aquellos años.
En el capítulo 7 de romanos se examina toda la cuestión de este conflicto de una forma práctica. La persona contemplada en este capítulo está tratando de lograr la liberación bajo la ley. Ha "nacido de nuevo", y posee una nueva vida, pero no se encuentra en el goce de su nueva posición. El Espíritu de Dios usa esto para mostrarnos el camino de la liberación de la ley y del "viejo hombre". A todo lo largo del capítulo hasta llegar al versículo 18 esta persona está llamando "yo" al viejo hombre, y en otro punto llama "yo" al nuevo hombre. Es por esta razón que tiene este conflicto, porque piensa que "los dos ocupantes" tienen los mismos derechos: pero no los tienen. El "viejo hombre" debe ser considerado muerto. El "nuevo hombre" es el único ocupante legítimo. Debemos reconocer que el "nuevo hombre" es el único con derecho a decir lo que se hace en el cuerpo, y que este "nuevo hombre" es la vida de Cristo.
Hay tres cosas importantes que se exponen aquí. Primero, tenemos que aprender esta gran e importante lección, de que "en mí, esto es, en mi carne, no mora el bien" (versículo 18). ¿Te ha sucedido haber tenido un mal pensamiento acudiendo a tu mente, y luego decir de inmediato, "nunca pensé que un cristiano pensaría una cosa así"? Ahora bien, si realmente creyeras este versículo, no te sorprenderías, porque la vieja naturaleza (el viejo hombre) no ha cambiado desde que fuiste salvado. Tenemos que aprender esto. Tenemos que hacernos conscientes de ello. El enemigo de nuestras almas que obra sobre aquel "viejo hombre" intenta perturbarnos suscitando malos pensamientos ante nosotros, y la vieja naturaleza responde. Alguien dijo que su viejo reloj nunca lo desengañó, porque nunca se fió de él. ¿Confías tú en tu vieja naturaleza porque eres salvo? ¿Crees que te puedes exponer a las tentaciones confiadamente? La Biblia dice: "El que confía en su propio corazón es necio" (Proverbios 28:26). La vieja naturaleza no mejora, nunca. Recuerda lo que aquí se dice: "en mí, esto es, en mi carne, no mora el bien". ¿Y quién lo estaba diciendo? El amado apóstol Pablo, uno de los más piadosos hombres que jamás hayan vivido, porque su "viejo hombre" no era mejor que el de ningún otro creyente.
Ahora observemos el segundo punto en el versículo 20. "Y si hago lo que no quiero, ya no lo hago yo, sino el pecado que mora en mí". Había él aprendido que no había nada bueno en la carne (el viejo hombre), pero aquí hay algo maravilloso a lo que aferrarse. Él no reconoce ya más al "viejo hombre" como siendo "yo".

sábado, 11 de diciembre de 2010

LAS DOS NATURALEZAS DEL CREYENTE.5


Ahora Dios nos muestra el lado práctico de esta verdad en los versículos que siguen. Debemos considerarnos muertos al pecado, pero vivos a Dios (versículo 11). Antes de ser salvos, nuestras manos hacían lo que la naturaleza caída quería hacer, y nuestros ojos miraban a aquellas cosas que nuestra naturaleza caída (el viejo hombre) quería ver, porque nuestros cuerpos estaban bajo el control de aquel "hombre viejo". Ahora Dios ha dado una nueva vida al creyente, el "nuevo hombre" que quiere complacerle, y Él dice, "consideraos muertos al pecado, pero vivos para Dios". Ahora, cuando se nos presente la tentación, podemos decir: "No, estamos muertos a estas cosas que la naturaleza caída quiere hacer".
Podemos presentar los miembros de nuestros cuerpos para que hagan lo que el "hombre nuevo" quiere hacer, cosas que agradan al Señor. Aquí se debe decir que si no tienes ningún deseo de agradar al Señor no eres en absoluto un creyente, porque si has nacido de nuevo tienes dentro de ti la misma vida de Cristo. ¡Ah, tú dirás, en ocasiones quiero hacer lo que está mal! Pero no es la nueva vida la que quiere hacer lo que está mal, sino que se debe a que estás dejando al "viejo hombre" (el antiguo ocupante) mostrar actividad. Dios dice: "Consideraos muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús, Señor nuestro". El "viejo hombre" no tiene ya derechos algunos en el cuerpo. Dios dice que estamos muertos al pecado, y así leemos en 2 Corintios 4:10: "Llevando en el cuerpo siempre por todas partes la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestra carne mortal".
Muchos cristianos abrigan dudas acerca de su salvación porque no han sido enseñados "conforme a la verdad que está en Jesús" (Efesios 4:21). Se ven sorprendidos que después de ser salvos siguen queriendo hacer aquellas cosas que están mal. Así que Satanás les dice: "Quizá no sois salvos, porque algunos de aquellos viejos deseos siguen ahí". Pero, ¿no dijo el Señor, "lo que es nacido de la carne, carne es"? (Juan 3:6). Y el apóstol Pablo tuvo que decir: "En mí, esto es, en mi carne, no mora el bien" (Romanos 7:18). Seguía teniendo

viernes, 10 de diciembre de 2010

LAS DOS NATURALEZAS DEL CREYENTE.4


es creada "en la justicia y santidad de la verdad". Es la vida de Cristo, y no puede pecar. ¡Qué cosa tan maravillosa! Ahora bien, ello no significa que "el viejo hombre" haya mejorado, porque sigue estando "viciado conforme a los deseos engañosos", como acabamos de leer. Siempre actúa de la misma manera, porque "lo que es nacido de la carne, carne es", y nuevamente el Señor dijo: "El Espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha" (Juan 6:63). Podemos ver que si el "viejo hombre" (el antiguo ocupante) toma el control de nuestros cuerpos, entonces pecamos. No es que Dios excuse esto, sino que Él provee para nuestra restauración. Dios ha emprendido nuestra liberación, tanto con respecto a nuestros pecados como con respecto a la naturaleza que los produce, y Él desea que conozcamos Su provisión llena de gracia y que nos regocijemos en ella.
En Romanos 6 se nos explica lo que Dios ha hecho en relación con nuestra vieja naturaleza, en ocasiones llamada "la carne", "el viejo hombre" y "pecado" o "pecado en la carne". En el versículo 6 se nos dice: "Nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él ... a fin de que no sirvamos más al pecado". El pecado es la raíz, y los pecados son el fruto, como un manzano y las manzanas que crecen en él. La naturaleza de un manzano es producir manzanas. Uno puede quitar de él todas las manzanas, pero al año siguiente volverá a producir manzanas, porque no se ha cambiado la naturaleza del árbol. El Señor Jesús "llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero" (1 Pedro 2:24). Pero fue necesario que Él hiciera algo acerca de aquel "viejo hombre" que me llevaba al pecado. Aquí encontramos lo que Él ha hecho: "Nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él", de modo que vemos que llegó a su fin delante de Él en Su muerte. El bautismo es la figura de esto, como se dice: "Sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo" (versículo 4). El "viejo hombre" ha sido "condenado" (Romanos 8:3), "crucificado" (Romanos 6:6) y "sepultado" (Romanos 6:4). En la cruz del Calvario el Señor Jesús no sólo llevó mis pecados, sino que Su muerte fue el fin de mi posición delante de Él como hijo de Adán, porque hemos muerto a aquella posición, y hemos entrado en una nueva posición delante de Él mediante la resurrección del Señor Jesús (Romanos 6:9-11).
Quizá podríamos ilustrar esta nueva posición mediante un cambio de ciudadanía. Como ciudadano del país en el que has nacido pasas la frontera a otro país, y tienes que declarar tu ciudadanía.
Supongamos ahora que fueras a cambiar tu ciudadanía y fueras aceptado, naturalizado, como ciudadano de otro país. Entonces, al cruzar la frontera, tendrías una posición totalmente diferente a los ojos del funcionario de inmigración. Por lo que a él respecta, tú ya no existes en tu antigua posición, y vives en una nueva posición y naturaleza.
Ahora Dios te ve en una posición diferente por cuanto has nacido de nuevo y entrado en la familia de Dios. Aunque sigas teniendo al "viejo hombre" dentro de ti, con los "dos ocupantes" en tu cuerpo, Dios te ve sólo en esta nueva posición que ocupas delante de Él. Te ve como una persona que has muerto a tu antigua posición, y como siendo "nueva criatura en Cristo" (véase 2 Corintios 5:17).

jueves, 9 de diciembre de 2010

LAS DOS NATURALEZAS DEL CREYENTE.3


(Ezequiel 11:19). Entonces "nacerá una nación de una vez" (Isaías 66:8). Cuando Nicodemo preguntó en nuestro pasaje: "¿Cómo puede hacerse esto?" el Señor puso ante él dos cosas muy importantes. Primero, le habló de la gloria de Su Persona, porque mientras estaba hablando con Nicodemo Él estaba al mismo tiempo en el cielo, tal como dice: "Nadie subió al cielo, sino el que descendió del cielo; el Hijo del Hombre, que está en el cielo" (Juan 3:13).
Él es Dios así como hombre, y el valor de Su obra se debe a la gloria de Su Persona. Es debido a que Él es Dios que Él puede ser nuestro Salvador (Isaías 43:10, 11). Luego se refiere a Su obra en la cruz como el Hijo del Hombre levantado allí por pecadores. No hay bendición para el hombre caído aparte de estas dos cosas, y es por ello que después de esto el Señor Jesús pronunció estas benditas y maravillosas palabras: "Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna" (Juan 3:16).
Vemos así cómo el Señor ponía ante Nicodemo la necesidad de nacer de nuevo, la necesidad de recibir una nueva vida, y también cómo le mostraba que la vieja naturaleza no puede ser mejorada. La vieja naturaleza recibe el nombre de "el viejo hombre". Véase Efesios 4:21-24: "Si en verdad le habéis oído, y habéis sido por él enseñados, conforme a la verdad que está en Jesús. En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos, y renovaos en el espíritu de vuestra mente, y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad". También en Colosenses 3:3-4: "Porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios. Cuando Cristo, vuestra vida, se manifieste, entonces vosotros también seréis manifestados con él en gloria". Luego otra vez en 1 Juan 3:9: "Todo aquel que es nacido de Dios, no practica el pecado, porque la simiente de Dios permanece en él; y no puede pecar, porque es nacido de Dios". Ahora bien, en el evangelio de Juan, capítulo 3, hemos visto la necesidad del nuevo nacimiento, y aquí, en estos pasajes que hemos considerado, vemos que Dios habla de "el viejo hombre" y del "nuevo hombre".
¿Cuál es el resultado de haber nacido de Dios? Bien, tras haber puesto tu confianza en el Señor Jesucristo, tu cuerpo viene a ser como una casa con dos ocupantes. Antes, tenías sólo una naturaleza, la caída, con la que naciste en este mundo. Pero el Señor Jesús dijo que si no nacemos de nuevo no podemos entrar jamás en el reino de Dios. Así que cuando ponemos nuestra fe en Él, Él nos da una nueva vida, y aquella vida, como se nos dice en los pasajes que acabamos de citar,

martes, 7 de diciembre de 2010

LAS DOS NATURALEZAS DEL CREYENTE. 2


¿Qué era lo que demostraba la ley, y por qué fue escrita en tablas de piedra? El hombre tiene un corazón de piedra, y Dios sabía que no podría vivir en conformidad a los mandamientos, pero el hombre pensaba que sí podía. Si yo tengo un hijo, y hay una pesada maleta que él cree que puede llevar, ¿cómo puedo demostrarle que no puede? Dándole una oportunidad para que lo intente. Israel pensaba que podría cumplir las demandas de Dios, porque dijeron: "Todo lo que Jehová ha dicho, haremos" (Éxodo 19:8). Pero fracasaron miserablemente, como ha sucedido con todos nosotros.
Ahora bien, lo que el Señor nos muestra aquí en Juan 3 es que debe haber una obra de Dios en el alma. Ya se ha llevado a cabo una obra de Dios por nosotros en la cruz del Calvario, pero se tiene que llevar a cabo una obra dentro de nosotros por cuanto el corazón natural del hombre nunca responderá a las demandas de Dios. El Señor le dice a Nicodemo que tiene que nacer de nuevo— que debe nacer de arriba. Tiene que recibir una nueva vida, y Dios emplea Su preciosa Palabra aplicada por el Espíritu de Dios para llevar esto a cabo. Se hace muy claro en 1 P 1:22, 23: "Habiendo purificado vuestras almas por la obediencia a la verdad, mediante el Espíritu, ... siendo renacidos ... por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre". Antes éramos pecadores que teníamos sólo una naturaleza caída de pecado, pero cuando Dios introduce Su Palabra en el alma mediante el poder del Espíritu de Dios, somos renacidos, recibiendo una nueva vida de Dios. Es por esto que ahora deseamos cosas diferentes.
Esto, no obstante, no es el mejoramiento de aquella naturaleza caída en nosotros. Dios no la mejora, sino que la condena, como aprendemos en romanos 8:3: "Dios, enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado y a causa del pecado, condenó al pecado en la carne". Él perdona nuestros pecados, pero no la naturaleza que nos lleva al pecado. Ésta permanecerá con nosotros durante todo el tiempo que estemos en este cuerpo. Incluso si uno ha estado salvado durante cincuenta años, la naturaleza caída no ha mejorado ni una brizna, y nunca lo hará. Es por esto que los cristianos pecan. Dejan que la naturaleza caída actué. Con la ayuda del Señor examinaremos otras Escrituras, posteriormente, con respecto al camino que Dios da para la liberación.
Nicodemo debiera haber sabido, como maestro en Israel, que toda la historia de ellos como nación demostraba que después de todo lo que Dios había hecho por ellos como nación, el corazón de piedra de ellos estaba sin cambios. En un día futuro, cuando finalmente Dios los introduzca en bendición, Él quitará "el corazón de piedra de en medio de su carne, y", añade el Señor, "les daré un corazón de carne"

lunes, 6 de diciembre de 2010

Ver la realidad de una vida transformada


Ver la realidad de una vida transformada

Pablo permaneció dos años enteros en una casa alquilada, y recibía a todos los que a él venían, predicando el reino de Dios y enseñando acerca del Señor Jesucristo, abiertamente y sin impedimento.

Hechos 28:30-31

El versículo de hoy muestra que, aunque Pablo estaba bajo arresto domiciliario "en una casa alquilada", siguió predicando. A pesar de las circunstancias, Pablo siguió haciendo lo que se le había llamado a hacer.

Tal vez usted esté pensand No puedo ir y predicar el evangelio. No puedo ser evangelista, ni maestro bíblico. Estoy atado a mi trabajo. Pero no importa si usted está encadenado a un escritorio, a una línea de montaje en una fábrica, a un aula, a un vehículo o a un puesto de vendedor; todo eso brinda oportunidades de predicar el evangelio. Cuanto peor es su confinamiento, tanto mayor es la oportunidad de brillar con una vida de santidad.

A menudo me dicen lo difícil que es dar testimonio en el centro laboral. Mi respuesta es que por lo general es más difícil dar testimonio en condiciones ideales que en una situación más difícil. Se debe a que en las situaciones difíciles la realidad de una vida transformada es más patente, y eso no puede menos que impresionar a quienes no la han experimentado. Cobrar valor

Y la mayoría de los hermanos, cobrando ánimo en el Señor con mis prisiones, se atreven mucho más a hablar la palabra sin temor.

Filipenses 1:14

El versículo de hoy sugiere que, antes del encarcelamiento de Pablo, a la iglesia en Roma le faltaba valor. Cuando los creyentes vieron que Dios proveyó para Pablo y lo capacitó para que tuviera una oportunidad fabulosa de evangelización, ellos también comenzaron a proclamar el evangelio. Comprendieron que, como Dios podía ministrar por medio de Pablo en su circunstancia difícil, también podía ministrar por medio de ellos. Cuando la fortaleza de Pablo llegó a ser la de ellos, los pastores en Roma comenzaron a "hablar la palabra sin temor" (v. 14).

¿Sube y baja su gozo según la marea de los beneficios terrenales? ¿Son el placer, las posesiones, el prestigio, la reputación, la comodidad y la satisfacción o sus propias ambiciones el motivo de su gozo? Si es así, su gozo subirá y bajará según las mareas cambiantes de la vida. Pero si su gozo está vinculado con el progreso del evangelio, nunca disminuirá. Ponga el corazón en el progreso del evangelio, y su gozo será constante.

domingo, 5 de diciembre de 2010

¿Qué lo hace funcionar a usted?

¿Qué lo hace funcionar a usted?

Fui hecho ministro, según la administración de Dios que me fue dada para con vosotros.

Colosenses 1:25

¿Qué lo motiva a usted? ¿Qué ocupa su energía, domina su tiempo y lo hace funcionar? Para el apóstol Pablo era el progreso del evangelio. Lo que pudiera ocurrirle a su propio cuerpo o a su carrera tenía poca importancia para él. En Hechos 20:24 dij "Ni estimo preciosa mi vida para mí mismo, con tal que acabe mi carrera con gozo, y el ministerio que recibí del Señor Jesús". Rindió su vida, sus bienes, sus ropas, su reconocimiento, su reputación y su prestigio a una meta: "para dar testimonio del evangelio de la gracia de Dios" (v. 24).

Pablo escribió a la iglesia de Roma: "En cuanto a mí, pronto estoy a anunciaros el evangelio también a vosotros que estáis en Roma" (Ro. 1:15). Y en 1 Corintios 9:16 da testimonio de lo que lo impulsaba: "Me es impuesta necesidad; y ¡ay de mí si no anunciare el evangelio!"

Pablo se sentía impulsado a ver que el evangelio siguiera adelante. Él es un ejemplo para todo cristiano. ¿Es la vida de usted como la de Pablo? Preso por Cristo

Mis prisiones se han hecho patentes en Cristo en todo el pretorio, y a todos los demás.

Filipenses 1:13

El apóstol Pablo siempre se consideró un preso por la causa de Cristo; nunca por un delito. Estaba encadenado porque creía en Cristo, lo predicaba y lo representaba.

Desde el punto de vista de Roma, Pablo era un preso encadenado a un guarda romano. Pero desde la perspectiva de Pablo, ¡los guardas romanos eran esclavos cautivos encadenados a él! El resultado de tal confinamiento fue que la causa de Cristo se había llegado a conocer "en todo el pretorio". Lejos de ser una condición opresiva, a Pablo se le había dado la oportunidad de dar testimonio de Cristo a cada guardia asignado a él, cada seis horas.

¿Qué veían los soldados? Veían el carácter santo de Pablo, su misericordia, su paciencia, su amor, su sabiduría y su convicción. Al convertirse los miembros de la guardia de palacio, se difundía la salvación más allá de ellos hasta "los de la casa de César" (Fil. 4:22). Por muy difícil que pueda parecer a primera vista, nadie es demasiado difícil de evangelizar.

sábado, 4 de diciembre de 2010

LAS DOS NATURALEZAS DEL CREYENTE




LAS DOS NATURALEZAS DEL CREYENTE

El Señor Jesucristo dijo: "Os es necesario nacer de nuevo" (Jn 3:7), y quisiera referirme a este tan importante asunto, y a las dos naturalezas en el creyente, y a qué se debe que el creyente peque. La Biblia nos da la explicación. Es una bendición para nosotros saber que Dios no sólo ha perdonado nuestros pecados, sino que también nos ha traído a una nueva posición delante de Él. La Escritura nos explica lo que Él ha hecho en relación con aquella vieja naturaleza pecaminosa que todos recibimos por nuestro nacimiento natural, y cómo Él nos ha dado una nueva naturaleza con nuevos deseos, a fin de que podamos caminar delante de Él en santa libertad.

Hay mucho en el tercer capítulo de Juan acerca de la necesidad de este nuevo nacimiento. Hoy día hay muchos que consideran el nuevo nacimiento como una especie de cambio que tiene lugar en la vida de uno, lo que ellos llaman una experiencia cristiana cuando uno cambia su manera de vivir. Pero cuando la Biblia habla del nuevo nacimiento es debido a que Dios verdaderamente da una nueva vida al que cree en el Señor Jesús. No se trata de un mejoramiento de la vieja, sino una de nueva —nacida de lo alto. Esto es lo que el Señor estaba exponiéndole a Nicodemo. El nuevo nacimiento es tener una nueva vida proviniente de Dios, y veremos también que la vida que Dios da es la vida de Cristo. Y la da al que cree. Naturalmente, el resultado será un cambio, debido a que la nueva vida quiere agradar a Dios.

Nicodemo acudió al Señor con el pensamiento de que recibiría alguna enseñanza. Y desde luego el Señor Jesús es y era un maestro maravilloso, pero lo que el pecador necesita primero de todo es recibir nueva vida, y así el Señor le contestó: "De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios". El hombre tenía enseñanza bajo la ley, por cuanto "la ley a la verdad es santa, y el mandamiento santo, justo y bueno" (Romanos 7:12). Todos estos preceptos dados al hombre en el Antiguo Testamento provenían de Dios. Pero no daban una nueva vida, porque la Escritura dice: "si la ley dada pudiera vivificar, la justicia fuera verdaderamente por la ley" (Gálatas 3:21). Otro versículo dice: "¡Quién diera que tuviesen tal corazón, que me temiesen y guardasen todos los días todos mis mandamientos" (Deuteronomio 5:29). Esto es, la ley pide al hombre algo que él no tiene ni deseos ni poder de llevar a cabo. Necesita una nueva vida. ¿Por qué entonces dio Dios la ley? Bien, si se le pregunta a mucha gente se podrá ver que no creen lo que Dios dice acerca de nosotros, y le fue preciso mostrarnos la realidad.

Dios dice: "Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso" (Jeremías 17:9). El apóstol Pablo dijo: "Yo sé que en mí, esto es, en mi carne, no mora el bien" (Romanos 7:18). En nuestro estado natural no hay nada para Dios. Nuestros corazones están en enemistad contra Dios, como la Biblia dice: "Por cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden" (Romanos 8:7).

¿Qué era lo que demostraba la ley, y por qué fue escrita en tablas de piedra? El hombre tiene un corazón de piedra, y Dios sabía que no podría vivir en conformidad a los mandamientos, pero el hombre pensaba que sí podía. Si yo tengo un hijo, y hay una pesada maleta que él cree que puede llevar, ¿cómo puedo demostrarle que no puede? Dándole una oportunidad para que lo intente. Israel pensaba que podría cumplir las demandas de Dios, porque dijeron: "Todo lo que Jehová ha dicho, haremos" (Éxodo 19:8). Pero fracasaron miserablemente, como ha sucedido con todos nosotros.

Ahora bien, lo que el Señor nos muestra aquí en Juan 3 es que debe haber una obra de Dios en el alma. Ya se ha llevado a cabo una obra de Dios por nosotros en la cruz del Calvario, pero se tiene que llevar a cabo una obra dentro de nosotros por cuanto el corazón natural del hombre nunca responderá a las demandas de Dios. El Señor le dice a Nicodemo que tiene que nacer de nuevo— que debe nacer de arriba. Tiene que recibir una nueva vida, y Dios emplea Su preciosa Palabra aplicada por el Espíritu de Dios para llevar esto a cabo. Se hace muy claro en 1 P 1:22, 23: "Habiendo purificado vuestras almas por la obediencia a la verdad, mediante el Espíritu, ... siendo renacidos ... por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre". Antes éramos pecadores que teníamos sólo una naturaleza caída de pecado, pero cuando Dios introduce Su Palabra en el alma mediante el poder del Espíritu de Dios, somos renacidos, recibiendo una nueva vida de Dios. Es por esto que ahora deseamos cosas diferentes.

viernes, 3 de diciembre de 2010

Las ofrendas


Las ofrendas



El dar tiene muy poco que ver con lo que una persona tiene (2 Col 8:1-5). Pablo dice en 2 Corintios 9:6: “Pero esto digo: El que siembra escasamente, también segará escasamente y el que siembre generosamente, generosamente segará”. Jesús dijo: “Dad, y se os dará; medida buena, apretada, remecida y rebosando darán en vuestro regazo”. (Lc. 6:38). Dios quiere que usted sepa que puede confiar en Él con su dinero.

¿Cuán bien administra usted las posesiones de Dios?

Usted tiene que darse cuenta de que las cosas que posee no le pertenecen. Cuando usted se las confía a Dios, se hace libre. Entonces todo lo que usted tiene que hacer es administrar esas posesiones. Si usted tiene algo que alguien lo necesita más que usted, déselo. Ese es el espíritu de Hechos 2:44-45: “Todos los que habían creído estaban juntos, y tenían en común todas las cosas; y vendían sus propiedades y sus bienes, y lo repartían a todos según la necesidad de cada uno”.

Algunas personas no dan nada. Otras solo dan cantidades simbólicas. Ellos son los que ponen un par de dólares cada semana en el plato de la ofrenda. Por lo general los que dan tan poco es porque están gastando todo su dinero en posesiones terrenales. Eso es triste. Oro por ellos. Quiero que las personas den generosamente a fin de que puedan experimentar las bendiciones de Dios. Cuando el rey David quiso comprar una era con el fin de edificar un altar al Señor, el propietario se la ofreció gratis a David. A lo que él contestó: “No, sino por precio te lo compraré; porque no ofreceré a Jehová mi Dios holocaustos que no me cuesten nada” (2 S. 24:24). Él quería ofrecerle a Dios una ofrenda valiosa, no algo simbólico.

¿Cuán dedicado está usted a dar? Un hombre me habló acerca de una iglesia que es la mitad de tamaño de la nuestra, no obstante, ellos ofrendad al Señor el doble de lo que nosotros recogemos. Él me preguntó:

- ¿Cómo es eso?
Yo respondí:
- No lo sé. Si están ofrendando por motivos equivocados o lo están haciendo de forma legalista, sus ofrendas no tienen valor. Pero si están dando generosamente de todo corazón, eso es una gran bendición.

No sé cuál es la respuesta para esa situación, pero sí sé una cosa: Muchos miembros en nuestra iglesia no están haciendo lo que debieran hacer cada semana. Primera Corintios 16:2 dice: “Cada primer día de la semana cada uno de vosotros ponga aparte algo, según haya prosperado”.

El dar es una función de la iglesia. Tenemos que ofrendar no solo para sostener nuestra iglesia, sino para el avance del reino de Dios. Las iglesias no están para amasar fortunas. Debemos ser buenos mayordomos del dinero que Dios nos da para nuestro propio uso y dedicar el resto a alcanzar con el evangelio de Cristo a los que no lo conocen.

jueves, 2 de diciembre de 2010

El Dios de paz


El Dios de paz

El Dios de paz estará con vosotros.

Filipenses 4:9

El apóstol Pablo a menudo se refirió al Señor como el Dios de paz. En Romanos dij "Y el Dios de paz sea con todos vosotros" (15:33). En 2 Corintios escribió: "El Dios de paz y de amor estará con vosotros" (13:11). Y a los creyentes tesalónicos les dij "El mismo Señor de paz os dé siempre paz en toda manera" (2 Ts. 3:16).

El versículo de hoy subraya el hecho de que el carácter de Dios es de paz. Él es el origen y el dador de la paz. Cuando nuestras actitudes, nuestros pensamientos y nuestra conducta están en armonía con Dios, la paz de Dios y el Dios de paz nos protegerán. Su paz da consuelo, tranquilidad, quietud y confianza en medio de cualquier prueba que pueda afrontar. La medida de la madurez espiritual

En esto me gozo, y me gozaré aún.

Filipenses 1:18

Puede medirse la madurez espiritual de un creyente por lo que puede quitarle el gozo. El gozo es un fruto de una vida guiada por el Espíritu (Gá. 5:22). Debemos regocijarnos siempre (Fil. 4:4; 1 Ts. 5:16). En todas las circunstancias el Espíritu Santo produce gozo, de modo que no debe haber ningún momento en el que no estemos regocijándonos de alguna manera.

El cambio, la confusión, las pruebas, los ataques, los deseos insatisfechos, el conflicto y las relaciones tirantes pueden quitarnos el equilibrio y despojarnos del gozo si no tenemos cuidado. Entonces hemos de llorar como el salmista: "Vuélveme el gozo de tu salvación" (Sal. 51:12).

Jesús dij "En el mundo tendréis aflicción" (Jn. 16:33), y el apóstol Jacobo dij "Tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas" (Stg. 1:2). Dios tiene su propósito en nuestras aflicciones, pero nunca nos quita nuestro gozo. A fin de mantener nuestro gozo debemos asumir la perspectiva de Dios respecto a nuestras pruebas. Cuando nos rendimos a la obra de su Espíritu en nuestra vida, no nos agobiarán nuestras dificultades

miércoles, 1 de diciembre de 2010

Pregunta: "¿Qué es el crecimiento espiritual?"



Pregunta: "¿Qué es el crecimiento espiritual?"

Respuesta: El crecimiento espiritual es el proceso de volverse más y más como Jesucristo. Cuando ponemos nuestra fe en Jesús, el Espíritu Santo comienza el proceso de hacernos más como Jesús, conformándonos a Su imagen. El crecimiento espiritual quizá está mejor descrito en 2 Pedro 1:3-8, donde se nos dice que mediante el poder de Dios: “Como todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder, mediante el conocimiento de Aquel que nos llamó por su gloria y excelencia, por medio de las cuales nos ha dado preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas llegaseis a ser participantes de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo a causa de la concupiscencia; vosotros también, poniendo toda diligencia por esto mismo, añadid a vuestra fe virtud; a la virtud, conocimiento; al conocimiento, dominio propio; al dominio propio, paciencia; a la paciencia, piedad; a la piedad, afecto fraternal; y al afecto fraternal, amor. Porque si estas cosas están en vosotros, y abundan, no os dejarán estar ociosos ni sin fruto en cuanto al conocimiento de nuestro señor Jesucristo.”

En Gálatas 5:19-23 encontramos dos listas. En Gálatas 5:19.21 están enlistados los “hechos de la carne” Estas son cosas con las cuales se identificaban nuestras vidas antes de confiar en Cristo para salvación. Los hechos de la carne son las actividades que debemos confesar, arrepentirnos y con la ayuda de Dios, vencerlas. Mientras experimentamos el crecimiento espiritual, los “hechos de la carne” serán cada vez menos y menos evidentes en nuestras vidas. La segunda lista es “el fruto del espíritu” (Gálatas 5:22-23). Esto es por lo que nuestras vidas deben ser identificadas, ahora que hemos experimentado la salvación en Jesucristo. El crecimiento espiritual se identifica por el evidente crecimiento del fruto del Espíritu en la vida del creyente.

Cuando tiene lugar la transformación de la salvación, se inicia el crecimiento espiritual. El Espíritu Santo mora en nosotros (Juan 14:16-17). Somos nuevas criaturas en Cristo (2 Corintios 5:17). La antigua naturaleza es reemplazada con una nueva (Romanos capítulos 6-7) El crecimiento espiritual es un proceso de toda la vida que ocurre mientras estudiamos y aplicamos la Palabra de Dios (2 Timoteo 3:16-17), y andamos en el Espíritu (Gálatas 5:16-26). Al buscar el crecimiento espiritual, podemos orar a Dios, pidiéndole sabiduría en las áreas que Él desea que crezcamos espiritualmente. Podemos pedirle que nos ayude a aumentar nuestra fe y conocimiento de Él. Dios desea nuestro crecimiento espiritual. Dios nos ha dado todo lo que necesitamos para experimentar este crecimiento espiritual. Con la ayuda del Espíritu Santo, podremos vencer más y mas el pecado, avanzando con firmeza para llegar a parecernos cada vez más a nuestro Salvador, el Señor Jesucristo.

martes, 30 de noviembre de 2010

Amarás a tu prójimo como a ti mismo” Mt 22, 34-40


1. “MAESTRO, ¿CUÁL ES EL MANDAMIENTO MÁS GRANDE DE LA LEY?” “Cuando los fariseos se enteraron de que Jesús había hecho callar a los saduceos, se reunieron con él, y uno de ellos, que era doctor de la Ley, le preguntó para ponerlo a prueba: “Maestro, ¿cuál es el mandamiento más grande de la Ley?”. Jesús le respondió con el mandamiento tomado del Deuteronomio: “Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con todo tu espíritu” y les asegura que: “este es el más grande y el primer mandamiento.” Y luego tomado de Levíticos 19,18 les amplía: “El segundo es semejante al primero: Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. Estos eran mandamientos conocidos, pero muy tenidos en menos como los más importantes. Aquí se busca conocer el pensamiento de Jesús, sobre un mandamiento de la ley, seguramente éste estaba en las habituales discusiones del ambiente rabínico, porque sabemos que era común de aquel tiempo discutir sobre la importancia de los preceptos. Sucedía que de todos los mandatos, una buena parte se consideraban como positivos y otros negativos, como del mismo modo se calificaban en graves y otros en leves. En este ambiente surge la pregunta que se le va a hacer a Jesús. Los fariseos se caracterizaban por su rigor y austeridad en el cumplimiento de la letra de la ley y en la atención a los aspectos externos de los preceptos religiosos y los saduceos eran ciertas personas, que pertenecían a la aristocracia sacerdotal judía que negaban la inmortalidad del alma, aquí en este Evangelio, el fariseo quiere probar la opinión de Jesús, con habilidad y astucia para conseguir algo con oscuros propósitos y así comprometerlo, en otras palabras, mediante una treta, busca perjudicar a Jesús. 2. UN SOLO MANDAMIENTO “EL AMOR” Y PARA TODOS LOS EFECTOS LA NOVEDAD ESTÁ EN UBICARLOS EN PRIMER LUGAR Jesús, les declara que “De estos dos mandamientos dependen toda la Ley y los Profetas”, y lo que hace con esto, al relacionar esto dos preceptos, los transforma en uno solo, y nos enseña que la voluntad del Padre, se concentra en el doble precepto del amor a Dios y al prójimo. Entonces la novedad es que no es necesario ya para nosotros discernir cuáles cual es el mas grande de los mandamientos, porque nos quedamos con uno solo “el amor” y para todos los efectos la novedad está en ubicarlos en primer lugar, es así como el Señor insistirá en situar el precepto del amor a Dios sobre todas las cosas, en su lugar primero, absoluto y excepcional, “Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con todo tu espíritu”. Y luego va a insistir y situar en su propio lugar otro mandamiento descuidado por el judaísmo y pospuesto a otros preceptos menores, “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. Jesús da este
segundo mandamiento sin que el doctor de la Ley se lo haya preguntado. ¿A qué se debe esta insistencia y la proclamación de su excelencia? Moralmente, quizás a los judíos les sonaba bien esto como un valor moral, en este caso para Jesús es un mandato y se los anuncia con las palabras del Levítico: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo” (Lev 19:18). Pero en su mismo contexto se ve que este prójimo de un judío es sólo otro judío, y a lo más el “peregrino” que morase con ellos. Los samaritanos, los publícanos y las gentes de mala vida no eran para ellos prójimo; los samaritanos y los publícanos eran positivamente odiados (Eclo 50:27.28). Entonces, Jesús sitúa este precepto en el puesto que le corresponde, y lo reglamenta en función de Dios. Por eso se da aquí a este mandamiento dos características. Por una parte saca el concepto de prójimo de los estrechos límites judíos para darle la universalidad de lo “humano”; es la doctrina de Jesús. Por otra parte, El pone y destaca la gravedad e importancia del mismo, al ponerlo, por encima de todas las insignificancias y pequeñeces del amor de Dios, porque no hay otro mandamiento mayor que éstos. Precisamente el precepto del amor al prójimo es “semejante” al mandamiento del amor a Dios. “La semejanza está en la caridad, que no va al prójimo sino por amor de Dios.” Pero lo que aquí también se urge es la gran obligación semejante al primero, la práctica del amor al “prójimo” El amor a Díos, y el amor al prójimo, sumados las dos recopilan y sintetizan toda la Ley, de estos preceptos las leyes restantes cobran mucho sentido. 3. “AMARÁS”, Y CON TODO EL CORAZÓN Este es nuestro deber, “Amarás”, y con todo el corazón, sin ninguna restricción y con todo lo que te da la vida, con toda el alma, esto con el primer principio de nuestra vida, lo mas importante, la parte espiritual e inmortal, capaz de entender, querer y sentir, y que, junto con el cuerpo, constituye su esencia humana, con toda la mente, con la capacidad intelectual humana, con el pensamiento, mas allá de toda imaginación y voluntad. Esto es amar con todo lo que hemos recibido de Dios, por tanto con todo lo que podemos acercarnos a Dios y estar con El. Así es como Jesús, nos exige un amor total, El no aceptas un amor parcial o limitado, y lo mismo nos enseña y nos exige, la entrega y el amor, tanto a Dios como al prójimo. Eso quizás fue sorprendente para el fariseo, Jesús puso al mismo nivel los dos mandamientos, y así lo aclara el evangelio cuando diciendo “De estos dos mandamientos dependen toda la Ley y los Profetas". Para nosotros, cristianos, seguidores de Jesús, debemos ser absolutamente contrarios a cualquier sentimiento acentuado de hostilidad, antipatía, rechazo y odio a los hombres, sin embargo es algo con lo que convivimos a diario, esta a la vista de cualquiera en la familia, en la amistad, con los vecinos, con los que piensan diferente, entre los políticos, entre las naciones y pueblos. Esto es los que nos enseña Jesús, el hombre es imagen de Dios, y si tu amas a tu prójimo, amas a Dios, y si amas a Dios, lo amas en también en el prójimo. Estos preceptos son nuestros fundamentos de la vida cristiana, ambos basados en el amor, y por amor a Dios y al prójimo, juntos el mandamiento más grande de la Ley Jesús, con estas palabras, nos ha dado a toda la Humanidad otra de esas lecciones trascendentales. Es la lección de la caridad cristiana volcándose en la fraternidad de todos los seres humanos. El Señor les Bendiga

lunes, 29 de noviembre de 2010

La palabra profética

La palabra profética

Tenemos también la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones.

2 Pedro 1:19

Los creyentes de Filipos tenían los libros del Antiguo Testamento, pero todavía no se había completado todo el Nuevo Testamento cuando Pablo les escribió su carta. Como pueden haber tenido acceso solamente a una cantidad mínima de la revelación escrita en el Nuevo Testamento, los creyentes acudían a los apóstoles como su fuente de la verdad hasta que se pusieron juntos todos los libros del Nuevo Testamento. De modo que la norma de la fe y de la conducta cristiana estaba incluida en la enseñanza y en el ejemplo de los apóstoles.

Por eso el día de Pentecostés tres mil creyentes "perseveraban en la doctrina de los apóstoles" (Hch. 2:42). Por eso Pablo les dijo a los creyentes corintios: "Sed imitadores de mí, así como yo de Cristo" (1 Co. 11:1). Pero usted tiene una ventaja que ellos no tuvieron; usted tiene toda la revelación de Dios a su disposición. Así que no deje de aprovecharla. El ejercicio hace maestro al novicio

Lo que aprendisteis y recibisteis y oísteis y visteis en mí, esto haced.

Filipenses 4:9

En el versículo de hoy, el apóstol Pablo subraya que los creyentes de Filipos necesitaban practicar lo que aprendieron, recibieron, oyeron y vieron en su vida.

En primer lugar, aprendieron de su instrucción personal, que incluía la predicación, la enseñanza y la disciplina (cp. Hch. 20:20). Él presentaba las verdades del Antiguo Testamento y el significado de la revelación del Nuevo Testamento, explicando cómo se aplicaban a la vida de ellos.

Además, lo que recibieron de Pablo era la revelación directa de Dios. La Biblia pone en claro que Pablo recibió directa revelación del Señor y luego la dio a conocer a los creyentes (cp. 1 Co. 11:2; 15:1-3; 1 Ts. 4:1).

De otras fuentes también oyeron acerca del carácter, de la manera de vivir y de la predicación de Pablo. Estaban conscientes de su impecable reputación.

Y lo que vieron los creyentes de Filipos en Pablo sabían que era cierto por experiencia propia.

Al igual que la de Pablo, su vida debe ser digna de imitación por los demás creyentes. Así que "sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos" (Stg. 1:22).