jueves, 24 de agosto de 2023

Aquel día, en aquella hora

 

Aquel día, en aquella hora


“El primer día de la fiesta de los panes sin levadura, vinieron los discípulos a Jesús, diciéndole: ¿Dónde quieres que preparemos para que comas la pascua?” Mateo 26:17

“Y desde la hora sexta hubo tinieblas sobre toda la tierra hasta la hora novena. Cerca de la hora novena, Jesús clamó a gran voz, diciendo: Elí, Elí, ¿lama sabactani? Esto es: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado? Algunos de los que estaban allí decían, al oírlo: A Elías llama éste. Y al instante, corriendo uno de ellos, tomó una esponja, y la empapó de vinagre, y poniéndola en una caña, le dio a beber. Pero los otros decían: Deja, veamos si viene Elías a librarle. Mas Jesús, habiendo otra vez clamado a gran voz, entregó el espíritu.” Mateo 27:45-50

Aquel día se terminó nuestra esclavitud; aquel día, en aquella hora, el más bello grito de amor se escuchó y fuimos rescatados del maligno, perdonados y justificados (Marcos 15:37, Lucas 23:44-46).

La hora primera del día, según el horario del pueblo judío relatado en las escrituras, son las 6 de la mañana y, por tanto, la hora novena son las tres de la tarde.

Jesús murió a las 3 p.m., cumpliendo así lo que estaba predispuesto: “Y lo guardaréis hasta el día catorce de este mes, y lo inmolará toda la congregación del pueblo de Israel entre las dos tardes” (Éxodo 12:6); también en Levítico 23:5 está descrito el día y el horario de muerte del cordero. La expresión «entre las dos tardes», que en hebreo se traduce como «ben ha’arbayim», se refiere a la parte del día que comienza aproximadamente a la mitad de la tarde, alrededor de la hora novena (aproximadamente las 3 p.m.), y continúa hasta el atardecer.

Jesús fue el cordero inmolado, el cordero pascual, que murió por nuestros pecados en esa hora, como lo confirma Apocalipsis 5:12: “que decían a gran voz: El Cordero que fue inmolado es digno de tomar el poder, las riquezas, la sabiduría, la fortaleza, la honra, la gloria y la alabanza”.

Fue derrotado quien tenía el imperio de la muerte (hebreos 2:14); fuimos rescatados de nuestros delitos y pecados; se nos dio una herencia incorruptible, incontaminada e inmarcesible, reservada en los cielos, y solo mediante la fe en Jesús tenemos acceso para que se haga efectivo en nosotros, en el tiempo presente, lo que ocurrió en aquel día, en aquella hora (1 Pedro 1:4-5).   Oración.

«Gracias Padre porque hubo un día en mi historia que me ofreciste la oportunidad de que el sacrificio de Jesús se hiciera una verdad en mí por medio de la fe; gracias por salvarme y sacarme de la oscuridad a la luz verdadera en Cristo Jesús, amén.   Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

¡Hasta lo último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.

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