domingo, 31 de mayo de 2020

Amando a Dios, todas las cosas nos ayudan a bien


Amando a Dios, todas las cosas nos ayudan a bien
“Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.” Romanos 8:28
“¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿Quién contra nosotros?” Romanos 8:31
Nuestro Dios de Amor ha establecido que, a los que en Cristo Jesús tenemos herencia, por haber sido predestinados conforme al propósito del que hace todas las cosas según el designio de su voluntad (Efesios 1:11) y que amemos a Dios con todo nuestro corazón, y con toda nuestra alma, y con toda nuestra mente, y con todas nuestras fuerzas; todas las cosas nos ayuden a bien, que todas las cosas, sin excepción, que acontezcan en nuestra vida conlleven a nuestro ser y a nuestra vida un beneficio espiritual, material o ambos. Por ello debemos siempre dar gracias por todo al Dios y Padre, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo. (Efesios 5:20)
Teniendo de Dios Padre Todopoderoso una promesa tan grande, de que si le amamos todas las cosas nos ayudarán a bien, todo temor, toda duda, toda indecisión debe apartarse de nuestro espíritu, de nuestra alma, de nuestra mente y de nuestro corazón para declarar ante el mundo en plenitud de fe confianza y esperanza “Todo lo puedo en Cristo, que me fortalece” (Filipenses 4:13)
Si Dios es por nosotros, ¿Quién contra nosotros?, si el todopoderoso, omnisciente, omnipresente y creador de todo lo que existe, es nuestro Padre, y nos cuida como la niña de sus ojos y si nosotros le amamos, creemos, confiamos y esperamos en Él podemos expresar de todo nuestro corazón, de nuestra alma y de todas nuestras fuerzas “Jehová es mi luz y mi salvación; ¿de quién temeré? Jehová es la fortaleza de mi vida; ¿de quién he de atemorizarme? (Salmos 27:1)   Oración.
«Padre, Señor y Dios nuestro, en tu amor y en tu misericordia para con nosotros haces que todos los tiempos, los momentos y las circunstancias de nuestra vida, por más duros y terribles que puedan parecer, involucren un propósito de bien para nuestro crecimiento espiritual, tú eres un Dios de propósitos y eres un Dios de Amor de tal modo que, en tu amor, tus propósitos siempre serán lo mejor para nosotros. Gracias te damos Padre Amado porque sabemos que esto es posible en ese perfecto amor que tú derramas por tu Santo Espíritu en nuestros corazones y que nos permite amarte como tú esperas de nosotros. Amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
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sábado, 30 de mayo de 2020

La soberbia y la humildad en el hombre


La soberbia y la humildad en el hombre
“Antes del quebrantamiento se eleva el corazón del hombre, y antes de la honra es el abatimiento.” Proverbios 18:12
“Antes del quebrantamiento es la soberbia, y antes de la caída la altivez de espíritu.” Proverbios 16:18
“Mejor es humillar el espíritu con los humildes. Que repartir despojos con los soberbios.” Proverbios 16:19
La soberbia y la humildad dos actitudes humanas, opuestas entre sí, que se manifiestan en todos los tiempos, momentos y circunstancias de la vida y que, a la luz de la Palabra de Dios, tienen también consecuencias opuestas para bien o desdicha del hombre, según el caso.
La soberbia o altivez que caracteriza a la persona por un sentimiento de superioridad frente a los demás y que provoca un trato distante o despreciativo hacia ellos pero, al mismo tiempo, busca ser admirada y respetada por las cosas que hace o las cualidades que tiene. La biblia la describe como una elevación del corazón del hombre o altivez y, conforme a la Palabra de Dios, esta actitud precede a la caída y al quebrantamiento. La soberbia de Lucifer, que era un Querubín en las cortes celestiales, fue la que provocó su caída que el profeta Isaías describe diciendo: “Descendió al Seol tu soberbia, y el sonido de tus arpas; gusanos serán tu cama, y gusanos te cubrirán. ¡Cómo caíste del cielo, oh Lucero, hijo de la mañana! Cortado fuiste por tierra, tú que debilitabas a las naciones.” (Isaías 14:11-12)
La humildad es considerada una virtud moral del ser humano que consiste en reconocer sus habilidades, cualidades y capacidades, y aprovecharlas para obrar en bien de los demás, sin decirlo. La humildad permite a la persona ser digna de confianza, flexible y adaptable. El mayor ejemplo de esta virtud nos lo dio nuestro Señor Jesucristo “el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a qué aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz” (Filipenses 2:6-8)
Por todo esto hermanos, humillémonos delante del Señor y sujetémonos en todo, por todo y para todo a su santa y perfecta voluntad obedeciendo a su mandato: “llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas;” (San Mateo 11:29)  Oración.
«Amado Padre celestial, perdona Señor nuestra vanidad y nuestro orgullo que nos llevan a desconocer la fragilidad de nuestro ser y de nuestra vida y nos impulsan a desconocer los derechos de nuestro prójimo en por de lograr nuestros mezquinos objetivos y propósitos y, por tu Santo Espíritu, danos Señor la sabiduría para entender que una sola cosa necesitamos en esta vida y es que Jesús Cristo de Nazareth sea real y verdaderamente nuestro Señor, nuestro Dios, nuestro todo y guiados por su Santo Espíritu, que mora en nosotros, sigamos su ejemplo de humildad y obediencia a ti Padre Santísimo. Amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
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viernes, 29 de mayo de 2020

LA INCERTIDUMBRE DEL FUTURO SIN DIOS


LA INCERTIDUMBRE DEL FUTURO SIN DIOS
Acordaos de las cosas pasadas desde los tiempos antiguos; porque yo soy Dios, y no hay otro Dios, y nada hay semejante a mí, que anuncio lo por venir desde el principio, y desde la antigüedad lo que aún no era hecho; que digo: Mi consejo permanecerá, y haré todo lo que quiero; Isaías 46:9-10
Come, hijo mío, de la miel, porque es buena, y el panal es dulce a tu paladar. Así será a tu alma el conocimiento de la sabiduría; si la hallares tendrás recompensa, y al fin tu esperanza no será cortada.”, Proverbios 24:13-14
Nos angustiamos por el futuro, queremos controlar de tal forma nuestra vida, intentando que nuestro futuro sea lo mejor posible, pero sólo Dios tiene el control de lo que pasará mañana. Muchas personas que no conocen a Dios acuden a la adivinación y a consultar agoreros para que les anticipen el futuro, para que les aconsejen qué decisión deben tomar. Otros simplemente luchan desesperadamente buscando el futuro que se imaginan.
Sólo el Dios de la Biblia sabe lo porvenir. Mucho antes de que sucedieran las cosas presentes, Él ya se había anticipado y anunciado con miles de años en su Palabra, el futuro que tendrá el mundo. (Daniel 2:28, 11-12, Apocalipsis 18-21, Isaías 60)
Pero lo más sorprendente es que también conoce y tiene un plan particular lleno de esperanza y bendiciones para cada uno de nosotros. Él nos enseña que, si confiamos en sus promesas y en la sabiduría de sus palabras, ciertamente tendremos un futuro cierto. (Jeremías 29:11, Proverbios 24:13-14).
Él predeterminó un plan maravilloso de salvación para nosotros, por medio de su hijo amado Jesús, y a través de Él nos ha hecho herederos e hijos con un futuro y una esperanza cierta e inconmovible (Hechos 2:23).
Debemos, por tanto, confiar en Dios plenamente, poner bajo su control toda nuestra vida, saber que nuestro futuro está asegurado si confiamos en Él y si basamos nuestra esperanza en sus promesas, no en nuestra propia fuerza o capacidad. El futuro no está en nuestras manos, sino en sus manos. Depender de Dios es colocar nuestra futuro en sus manos, no depender de Él significa seguir luchando buscando un futuro sin tener en cuenta su guía. Recordemos que Dios cumple sus planes y propósitos, porque su consejo permanecerá para siempre, y los pensamientos de su corazón por todas las generaciones. (Salmos 33:11).                                                Oración.
Gracias Señor por la confianza que me das por medio de tus promesas ciertas y fieles, en ellas descansa mi futuro y mi esperanza. Amén. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
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jueves, 28 de mayo de 2020

La perfecta ley de la libertad


La perfecta ley de la libertad
“Dijo Jesús a los judíos que habían creído en él; Si vosotros permaneciereis en mi Palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.” San Juan 8: 31-32
“Mas el que mira atentamente en la perfecta ley, la de la libertad, y persevera en ella, no siendo oidor olvidadizo, sino hacedor de la obra, éste será bienaventurado en lo que hace.” Santiago 1:25
Jesús en su palabra a los judíos que habían creído en él, establece algo muy importante para todos los que quieran ser verdaderamente sus discípulos y es “permanecer en su Palabra” y esto es mantenerse fiel a ella, oyéndola y obedeciéndola, esto lo confirma cuando dice: “El que me ama, mi Palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada con él. El que no me ama, no guarda mis palabras; y la palabra que habéis oído no es mía, sino del Padre que me envió.” (San Juan 14:23-24) y guardar la Palabra de Dios es cumplirla como quien guarda las normas de Tránsito.
Esa Palabra de Dios, que es la verdad, al recibirla en nuestro espíritu, comienza a derrumbar los muros y fortalezas de mentira y de engaño que satanás ha construido en nuestra mente y en nuestro corazón a través de todo el tiempo que estuvimos alejados de Dios, viviendo en el mundo y la carne; poco a poco esa verdad de su Palabra va iluminando nuestras vidas, rompiendo esas cadenas, yugos y coyundas que nos ataban al mundo, al pecado y a la muerte y nos hace verdaderamente libres para vivir en el Espíritu y honrar y glorificar al Dios único, verdadero, todopoderoso y eterno.
Hermanos amados, a través del apóstol Santiago nos dice el Señor que debemos mirar atentamente su Palabra, no siendo oidores olvidadizos sino hacedores de ella y, nos promete, que el que tal haga será bienaventurado en lo que hace. Claramente nos lo reitera diciendo: “Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien.” (Josué 1:8) Oración.
«Padre nuestro que estás en los cielos, gracias te damos porque en el amor eterno con que nos has amado, enviaste a tu Hijo unigénito para que nos diera a conocer tu Palabra, que es la única verdad que nos hace libres del mundo, del pecado y de la muerte; tu Palabra es el camino, y la verdad, y la vida que nos llevan a tu Santa Presencia; llénanos Señor con tu Espíritu y por tu Santo Espíritu revélanos Señor esas cosas que ojo no vio, ni oído oyó y que no han subido a corazón de hombre, las cuales contiene, y sabemos que son para quienes te amamos, oh Dios. Amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
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miércoles, 27 de mayo de 2020

El Espíritu de verdad


El Espíritu de verdad que el mundo no puede recibir.
“Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre: El Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y estará en vosotros.” San Juan 14:16-17
Jesús en su gran amor para con nosotros, sabiendo que pronto cumpliría el propósito para el cual vino, ofrecer su vida y derramar su sangre para el perdón de los pecados de la humanidad, y luego de resucitar regresar a los cielos para estar a la diestra de Dios Padre; prometió a los apóstoles que no los dejaría solos porque Él rogaría al Padre para que enviara otro consolador, el Espíritu Santo el cual procede del Padre, para que estuviera con ellos para siempre.
Al Espíritu Santo o Espíritu de verdad el mundo no lo puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; porque el mundo tiene el entendimiento entenebrecido, ajeno de la vida de Dios por la ignorancia que en ellos hay, por la dureza de su corazón. (Efesios 4:18) Quienes están en el mundo viven conforme a la carne y están en enemistad con Dios “Por cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden.” (Romanos 8:7)
Al recibir nosotros a Jesús como nuestro Señor y Salvador personal, el Espíritu de Dios comienza a morar en nuestro corazón y estará con nosotros para siempre, Él es quien nos guía a toda la verdad; porque no habla de su propia cuenta, sino que habla de lo que oye y nos hace saber las cosas que habrán de venir (San Juan 16:13) y además el Espíritu Santo es quien convence al mundo de pecado, de justicia y de juicio. (San Juan 16:8)
Amados hermanos, por la gracia que nos es dada en nuestro Señor Jesucristo, tenemos en nosotros y con nosotros la fiel compañía del Espíritu Santo y debemos apropiarnos de su santa presencia, que es poder de Dios y sabiduría de Dios, para permitirle que obre a plenitud en nuestras vidas, que guíe nuestros pasos y corazón para vivir una vida en obediencia a su Palabra y permitiendo que se cumpla en nosotros el propósito de Dios que escrito está: “Todos los llamados de mi nombre; para gloria mía los he creado, los formé y los hice.” (Isaías 43:7) Oración.
«Padre nuestro que estás en los cielos, gracias te damos Señor porque al ascender Jesús a los cielos no nos dejaste solos y abandonados sino que nos enviaste a otro consolador, el Espíritu Santo, que desde que recibimos a Cristo Jesús como nuestro Señor y salvador personal habita en nuestros corazones, nos revela tu palabra, nos la recuerda para aplicarla a nuestra vida, guía nuestros pasos y guía nuestro corazón para andar en tus caminos y no desviarnos ni a derecha ni a izquierda de ellos y es nuestro fiel compañero hasta el fin del mundo. Amén.    Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
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martes, 26 de mayo de 2020

Un mandato, un modo, una bendición


Un mandato, un modo, una bendición

“Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; que no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas.” Josué 1:9
“Y todo lo que hacéis, sea de palabra o de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él.” Colosenses 3:17
“He aquí que mi siervo será prosperado, será engrandecido y exaltado, y será puesto muy en alto.” Isaías 52:13
El Señor en su Palabra, que es camino, pone delante de nosotros escoger entre el camino de vida y el camino de muerte, porque su palabra siempre nos plantea la disyuntiva de aplicarla a lo carnal o a lo espiritual y en ambos casos surte el efecto que Él establece en ella porque su Palabra es la verdad, y se cumple.
Si nosotros en nuestros propósitos humanos nos esforzamos y somos valientes, no tememos ni desmayamos porque confiamos en que Dios está con nosotros en dondequiera que vayamos y, si todo lo hacemos en el nombre de Jesús y le damos gracias a Dios por medio de Él, de seguro que seremos prosperados, engrandecidos y exaltados en aquello por lo que humanamente luchamos.
Ahora bien, si nuestro esfuerzo, valentía y lucha sin desmayar está enfocada a lo espiritual, y todo lo que hagamos sea de palabra o de hecho en pos de nuestros propósitos espirituales lo hacemos en el nombre de Jesús y damos gracias a Dios por medio de Él, cuánto más seremos prosperados, engrandecidos y exaltados y, nuestro nombre, será puesto muy en alto, en la gloria eterna de Dios.
La diferencia entre lo uno y lo otro es que si nuestro esfuerzo, valentía y lucha incansable está en lo terrenal, estamos luchando por lo perecedero, por lo vano y por lo intrascendente, pero si nuestro objetivo es por lo espiritual estamos luchando por lo eterno. “Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción; mas el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna.” (Gálatas 6:8)   Oración.
«Amado Padre Celestial, sabemos por tu Santa Palabra en la cual creemos firmemente, que tú nos amas con un amor que supera nuestro propio conocimiento y, en ese amor de Padre Perfecto, nos mandas a hacer lo que a nosotros conviene, como maestro nos indicas el modo de hacerlo correctamente y estableces la bendición por la obediencia. Padre, llénanos con tu Santo Espíritu y danos Señor la sabiduría y la inteligencia para conocer lo que tú nos mandas, la humildad para obedecer, la decisión para actuar y el agradecimiento para recibir el fruto de la obediencia. Amén.   Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
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lunes, 25 de mayo de 2020

¿En quién tienes puesta tu confianza?


¿En quién tienes puesta tu confianza?
“Así ha dicho Jehová: Maldito el varón que confía en el hombre, y pone carne por su brazo, y su corazón se aparta de Jehová.” Jeremías 17:5
“Bendito el varón que confía en Jehová, y cuya confianza es Jehová.” Jeremías 17:7
El hombre en su naturaleza humana tiende a hacer ídolos de los hombres exitosos en el arte, la cultura, los negocios, el deporte, la ciencia y los diferentes ámbitos de la vida y busca en ellos el apoyo para lograr sus sueños y propósitos, pone carne por su brazo, y pone en el hombre su confianza y se olvida que todo hombre es tan solo una criatura de Dios y no sabe que esos ídolos en la realidad y, espiritualmente, son seres necesitados desesperadamente de la presencia de Dios en sus vidas. Buscan apoyarse y creer en la criatura y se olvidan y se apartan del creador. A aquel que tal hace le acontecerá que “será como retama en el desierto, y no verá cuando viene el bien, sino que morará en los sequedales en el desierto, en tierra despoblada y deshabitada.” (Jeremías 17:6)
Bienaventurado es el hombre que se apoya en el brazo del que es todopoderoso y pone en Él su confianza, porque Él es su confianza. Bienaventurado es aquel que tal hace “Porque será como el árbol plantado junto a las aguas, que junto a la corriente echará sus raíces, y no verá cuando viene el calor, sino que su hoja estará verde; y en el año de sequía no se fatigará, ni dejará de dar fruto.” (Jeremías 17:8)
Estamos llamados por nuestra fe, que es en Cristo Jesús, a esa fe que es la certeza de lo que esperamos y a la convicción de lo que no vemos y por esa fe a la plena confianza en Dios, en todos nuestros caminos, porque claramente Él nos dice en su Palabra: “Y esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye. Y si sabemos que él nos oye en cualquiera cosa que pidamos, sabemos que tenemos las peticiones que le hayamos hecho.” (1 Juan 5:14-15)
Hermanos, tenemos la luz de su Palabra ahora podemos responder con toda sinceridad a la pregunta que hoy nos hace ¿En quién tienes puesta tu confianza?     Oración.
«Amado Padre, Señor y Dios nuestro, te damos gracias porque desde el día que te revelaste a nuestras vidas y tu hijo amado nuestro Señor Jesucristo, por tu Santo Espíritu, mora en nuestros corazones, eres nuestra única fe, nuestra única confianza y nuestra única esperanza; el único Dios de nuestro ser, de nuestra vida. Solo a ti te adoramos, solo a ti te honramos y solo a ti te glorificamos porque solo tú eres Dios y no hay más. Amén.     Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
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sábado, 23 de mayo de 2020

LA EXCELENCIA DEL CONOCIMIENTO DE JESUCRISTO


LA EXCELENCIA DEL CONOCIMIENTO DE JESUCRISTO
"Pero cuantas cosas eran para mí ganancia, las he estimado como pérdida por amor de Cristo. Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo", Filipenses 3:7-8
Cuando Pablo habla de su “ganancia” se refiere a sus cartas de presentación, pues era un hombre muy culto, dominaba varios idiomas, conocía la literatura griega y hebrea, él mismo dice: “y en el judaísmo aventajaba a muchos de mis contemporáneos en mi nación, siendo mucho más celoso de las tradiciones de mis padres” (Gálatas 1:14). Después de mostrar que podía superar a muchos, y que había tantas cosas en las que él podía confiar y en las cuales él se apoyaba cuando tenía puesta su confianza en sus propios esfuerzos humanos, les indica que estaba equivocado.
Esto también es para nosotros, nos dice que tengamos cuidado de considerar los logros del pasado tan importantes, que nos aparten de Cristo. Todo lo que se pueda lograr en la vida, nada de eso tiene valor cuando se compara con la excelencia del conocimiento de Cristo. La relación de una persona con Jesucristo es más importante que cualquier otra cosa. Conocer a Cristo debe ser nuestra meta final.
Pablo se encontró con el Señor Jesucristo en el camino a Damasco, y desde allí experimentó una verdadera transformación en su vida y dejó de confiar en sus propios logros depositando su confianza en Jesucristo.
El encuentro con Cristo es un desafío, porque las cosas que antes se consideraban ganancia, ahora se convierten en una pérdida. Esta transformación nos coloca en una posición totalmente diferente. Es un andar, un caminar diario dependiendo de Dios. La pregunta es ¿Qué necesitas perder y encontrar a Cristo Jesús? Oración.
"Señor Jesucristo, que todo lo que he logrado, aún con esfuerzo, no enturbie mi relación contigo, quiero vivir para ti, solo tu llena mi alma, pues nada se compara con la excelencia del conocimiento de Cristo. Hoy pongo toda mi confianza en ti, tú eres mi prioridad y tu amor me sustenta. Te amo Señor, amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
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viernes, 22 de mayo de 2020

La avaricia del hombre


La avaricia del hombre
“El que ama el dinero, no se saciará de dinero; y el que ama el mucho tener, no sacará fruto. También esto es vanidad.” Eclesiastés 5:10
“Como salió del vientre de su madre, desnudo, así vuelve, yéndose tal como vino; y nada tiene de su trabajo para llevar en su mano.” Eclesiastés 5:15
En la actualidad el 1% más rico de la población del mundo posee más riqueza que el 99% de los habitantes del planeta y, esta desigualdad en la distribución de la riqueza, es la responsable de generar y aumentar todo otro conjunto de desigualdades que cercenan los derechos de los que menos tienen. Ese 1% más rico, que ama el dinero, es insaciable y entre ellos compiten por ser el más rico del mundo o por mejorar posiciones en esa escala de la inequidad humana. Pero Dios que es justo dice que “el que ama el mucho tener no sacará fruto. También esto es vanidad” y lo dice porque con estos avaros acontece que “Dulce es el sueño del trabajador, coma mucho, coma poco; pero al rico no le deja dormir la abundancia.” (Eclesiastés 5:12)
El amor al dinero, convertido en avaricia, hace perder al hombre la perspectiva de la vida, en el sentido de que pierde la proporción de lo que realmente necesita y, en su insaciable deseo por el dinero, acumula riquezas que en su efímera vida no alcanzará a gastar y olvida que “Como salió del vientre de su madre, desnudo, así vuelve, yéndose tal como vino; y nada tiene de su trabajo para llevar en su mano.”
Sigamos por tanto el consejo de nuestro Padre Celestial “No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan; sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan. Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón.” (San Mateo 6:19-21)
Además, claramente el Señor nos dice: “Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas.” (Lucas 16:13) La decisión es nuestra.  Oración.
«Padre nuestro que estás en los cielos, líbranos Señor del amor al dinero que conduce al hombre a la avaricia y a todos los males que de ella se derivan; que nuestro corazón y nuestra vida sean solamente para amarte a ti Señor con todo nuestro corazón, y con toda nuestra alma, y con toda nuestra mente, y con todas nuestras fuerzas y, a amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos. Amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
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jueves, 21 de mayo de 2020

Vanidad de vanidades, todo es vanidad


Vanidad de vanidades, todo es vanidad
“Vanidad de vanidades, dijo el predicador; vanidad de vanidades, todo es vanidad.” Eclesiastés 1:2
“¿Qué es lo que fue? Lo mismo que será. ¿Qué es lo que ha sido hecho? Lo mismo que se hará; y nada hay nuevo debajo del sol.” Eclesiastés 1:9
“Generación va, y generación viene; más la tierra siempre permanece. Sale el sol, y se pone el sol, y se apresura a volver al lugar de donde se levanta. El viento tira hacia el sur, y rodea al norte; va girando de continuo, y a sus giros vuelve el viento de nuevo. Los ríos todos van al mar, y el mar no se llena; al lugar de donde los ríos vinieron, allí vuelven para correr de nuevo.” (Eclesiastés 1:4-7) Este es el devenir de la vida, de la naturaleza y del hombre, claro, concreto, indiscutible y pasajero. Todo es vanidad.
Y en esa vanidad, que es la vida del hombre, al vivir alejado de Dios se apodera de él el egoísmo, el orgullo, la avaricia, la soberbia y todos los deseos de la carne y, se olvida de su fragilidad, de su temporalidad, de la vanidad de su vida y es capaz de pasar por encima de sus semejantes con el fin de lograr su mezquinos propósitos. Olvida lo que claramente Dios ha establecido: “Ciertamente como una sombra es el hombre; ciertamente en vano se afana; amontona riquezas, y no sabe quién las recogerá.” (Salmos 39.6)
Ante la dura prueba del coronavirus, un mundo dominado por el consumismo, la ambición y la avaricia, comienza a darse cuenta que hay cosas mucho más importantes que todo aquello por lo que hasta ahora ha sido su objetivo fundamental y muchas personas, de todos los niveles sociales, han vuelto sus ojos a Dios, reconociendo que en circunstancias como estas en que el hombre no encuentra la salida, Dios es su única esperanza. Vemos en esto el cumplimiento de su Palabra que nos dice: “Con castigos por el pecado corriges al hombre, y deshaces como polilla lo más estimado de él; ciertamente vanidad es todo hombre.” (Salmos 39:11)
Gracias te damos amado Padre, por habernos revelado la vanidad de la vida humana para poner nuestros pensamientos en las cosas eternas y no en aquellas que solo son polvo y que al polvo volverán.   Oración.
«Padre, Señor y Dios nuestro, por tu Palabra nos has enseñado que todo el acontecer de esta vida terrenal es vanidad de vanidades, que todo es vanidad, y que lo único verdaderamente importante está en el reino de los cielos y, en tu amor y misericordia, nos han enseñado el camino que debemos seguir; hoy te pedimos perdón porque llevados de nuestros propios pensamientos y deseos nos hemos apartado de ti y hemos puesto la prioridad en las cosas pasajeras y no en las cosas eternas que tú quieres que sean nuestro propósito. Padre amado, endereza nuestros caminos y nuestras sendas y por tu Santo Espíritu susténtanos para andar en esa senda estrecha que conduce a tu santa presencia. Amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
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miércoles, 20 de mayo de 2020

JESÚS, ASÍ COMO SE FUE, VENDRÁ


JESÚS, ASÍ COMO SE FUE, VENDRÁ

“Y (Jesús) habiendo dicho estas cosas, viéndolo ellos (los discípulos), fue alzado, y le recibió una nube que le ocultó de sus ojos. Y estando ellos con los ojos puestos en el cielo, entre tanto que él se iba, he aquí se pusieron junto a ellos dos varones con vestiduras blancas, los cuales también les dijeron: Varones galileos, ¿por qué estáis mirando al cielo? Este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, así vendrá como le habéis visto ir al cielo.”, Hechos 1:9-11
Lucas, escribe el libro de Hechos basado en la firme evidencia histórica, como lo anota: “se presentó vivo con muchas pruebas indubitables”, y nos describe el último momento de Jesús aquí en la tierra, después de la Resurrección y de aparecer corporalmente durante cuarenta días para dar instrucciones a sus discípulos y luego subir a los cielos a la posición que tenía antes de encarnarse en hombre. Pero para los discípulos era confusión, nuevamente su maestro les fue quitado. Atónitos de pie, en el monte de los Olivos, mirando fijamente al cielo tratando de entender algo que eran incapaces de comprender, pero Dios envía mensajeros angelicales que traen la promesa que Jesús a quien han visto ascender a los cielos volverá a la tierra, en otras palabras, lo verán en su segunda venida. Sí, Él vendrá.
Han pasado dos mil años y muchos aún no han entendido totalmente el significado de aquel divino acontecimiento. Cristo está por venir, y el creyente debe vivir en una anhelante espera de esa gloriosa llegada. “He aquí que viene con las nubes, y todo ojo le verá, y los que le traspasaron; y todos los linajes de la tierra harán lamentación por él. Sí, amén” (Apocalipsis 1: 1:7).
En la vida diaria podemos pasar nuestros días acongojados mirando al cielo, sin respuestas y sin esperanzas, pero hay una Palabra que es la misma que Jesús dio a aquellos discípulos (parafraseando): “esperen la promesa de mi Padre, el Espíritu Santo vendrá, los cubrirá y tendrán poder divino para testificar de mí y vivir una vida a plenitud”. El poder del Espíritu Santo que obró en Cristo seguirá obrando en su cuerpo que es la iglesia.
Hermano, no sabemos cuándo viene el Señor, pero debemos estar como centinelas, en obediencia y santidad esperando su regreso.  Oración
"Señor Jesucristo, te alabo y te glorifico, pues ascendiste al cielo, lugar de tu plena exaltación, concédeme permanecer atento a tu venida, para que cuando llegues me encuentres glorificando tu nombre. Prepárame para ser digno de sentarme contigo a la mesa en las bodas del Cordero, guíame con tu sabiduría para participar plenamente de tu gloria. Te amo Señor. Amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
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martes, 19 de mayo de 2020

Las promesas de Dios son verdad, se cumplen


Las promesas de Dios son verdad, se cumplen

“Porque todas las promesas de Dios son en él sí, y en él amén, por medio de nosotros, para la gloria de Dios.” (2 Corintios 1:20)
Todas las promesas contenidas en las sagradas escrituras las ha dado Dios para bendición de nuestras vidas, son nuestra luz y nuestra esperanza en el día de la angustia, son la salida que Dios nos da en el momento de la prueba; son el consuelo para la tristeza, la fortaleza en los momentos de debilidad, la paz en medio de la tormenta, la luz en medio de la oscuridad y la esperanza cuando creemos que todo está perdido.
Las promesas contenidas en las Sagradas Escrituras tienen tres características:
a) Son promesas de Dios y en Él son
sí, y en Él son amén.
b) El medio para su cumplimiento somos nosotros.
c) Son para la gloria de Dios.
Por tanto, al ser promesas de Dios, son verdad y se cumplen.
Nosotros como medio para su cumplimiento, lo que aportamos, es la fe que es “La certeza de lo que se espera y la convicción de lo que no se ve.” (Hebreos 11:1) Debe ser una fe que nos impulse a la acción, esa fe que obra por el amor como dice en (Santiago 2:14,17): “Hermanos míos, ¿de qué aprovechará si alguno dice que tiene fe, y no tiene obras? ¿Podrá la fe salvarle? Así también la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma.”

La promesa cumplida es para la honra y gloria de Dios, el hombre no tiene mérito alguno en ello y claramente lo establece en su Palabra que nos dice: “Yo Jehová; este es mi nombre; y a otro no daré mi gloria, ni mi alabanza a esculturas. He aquí se cumplieron las cosas primeras, y yo anuncio cosas nuevas; antes que salgan a luz, yo las haré notorias.” (Isaías 42: 8-9)
Por todo esto hermanos, cuando nosotros esperamos de Dios el cumplimiento de una de sus promesas, debemos hacerlo de la manera que Él nos enseña: “Pero pida con fe, no dudando nada; porque el que duda es semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra. No piense, pues, quien tal haga, que recibirá cosa alguna del Señor.” (Santiago 1:6-7)  Oración.
«Padre Dios, en tu amor y en tu misericordia has dejado escritas para nosotros tus hijos, multitud de promesas que atienden a nuestras necesidades físicas, espirituales y materiales que, en tu omnisciencia, sabías que tendríamos en un mundo en que nos dices que no encontraremos paz sino angustia y, esas promesas contenidas en las sagradas escrituras, como toda tu palabra, son para que se cumplan hasta la última jota y hasta la última tilde y para su cumplimiento en nuestras vidas necesitamos fe, esa fe que nace, crece y se fortalece en el oír tu Palabra. Llénanos Señor con tu Espíritu y danos la sabiduría para conocer, entender y aplicar tu Palabra a nuestras vidas. Amén. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
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lunes, 18 de mayo de 2020

Busquemos primeramente


Busquemos primeramente el reino de Dios y su justicia
“Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.” San Mateo 6:33
“Y él les dijo: De cierto os digo, que no hay nadie que haya dejado casa, o padres, o hermanos, o mujer, o hijos, por el reino de Dios, que no haya de recibir mucho más en este tiempo, y en el siglo venidero la vida eterna” San Lucas 18:29-30
Buscar primeramente el reino de Dios y su justicia, es la prioridad que Dios establece para la vida de aquel que se considere un verdadero cristiano, un verdadero hijo de Dios. Pero en la realidad de la vida humana y más en un mundo como el hoy dominado por el consumismo ¿cuántas cosas buscamos conforme a nuestros deseos?, ¿cuántas de ellas primeramente que el reino de Dios y su justicia?, ¿cuántas de ellas sin siquiera tenerle en cuenta?… Muchas… ¿Verdad?… como el dinero, el trabajo, la casa, el carro, el lujo, las redes sociales, la diversión, etc.
El Señor, que en su omnisciencia nos conoce a nosotros más de lo que nos conocemos nosotros a nosotros mismos y que con su Palabra discierne los pensamientos y las intenciones de nuestro corazón, sabe exactamente lo que en realidad buscamos: “Buscáis mucho, y halláis poco; y encerráis en casa, y yo lo disiparé en un soplo. ¿Por qué? Dice Jehová de los ejércitos. Por cuanto mi casa está desierta, y cada uno de vosotros corre a su propia casa.” (Hageo 1:9)
Lo que nosotros buscamos en nuestros pensamientos y deseos, lo hacemos en la carne y por ello nos aleja de la prioridad que Dios ha establecido que es “buscar primeramente el reino de Dios y su justicia”, que es espiritual, y así lo establece claramente al decirnos: “Porque el reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo.” (Romanos 14:17)
Nosotros buscando los deseos de la carne y Dios esperando que vivamos en el Espíritu. ¿Cuál es nuestra identidad? ¿Somos de la carne? o ¿Somos del Espíritu? Muy fácil de definir: “Porque los que son de la carne piensan en las cosas de la carne; pero los que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu.” (Romanos 8:5)
¿Cómo te identificas?   Oración.
«Amado Padre Celestial, tú conoces mi corazón y mi vida y conoces bien mis prioridades y sabes bien lo que me falta y lo que me sobra para una perfecta comunión contigo y, solo tú Señor, por tu Santo Espíritu que mora en mí puedes desarraigar de mí todo aquello que me sobra y poner aquello que me falta; solo tú Señor puedes enderezar mis caminos y mis sendas y enfocarme a tus prioridades y no a las mías, para que en mí se cumpla tu santo propósito. Amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
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domingo, 17 de mayo de 2020

El gozo del cristiano es Eterno.


El gozo del cristiano es Eterno.                La tristeza en este mundo del creyente sólo dura unos momentos. Los discípulos se alegrarán cuando vuelvan a ver al Señor. Su resurrección fue vida de entre los muertos no sólo para Él mismo, sino también para los discípulos, pues el duelo y el lamento por la muerte de Cristo Jesús se trocó en gozo indescriptible (v. 1a. P. 1:18) e indestructible: «como entristecidos, más siempre gozosos» (2 Co. 6:10). (3)
            Debemos buscar mantener una plena comunión con el Espíritu Santo de Dios a quien Dios Padre nos lo ha enviado para nuestra fortaleza y consuelo. Su presencia en nuestros corazones solo puede ser deteriorada por el pecado en nuestra vida que no ha sido confesado ni tratado en la presencia de nuestro Dios. Su santa presencia es la que nos ayuda en nuestra debilidad para no tan solamente llenarnos de sus frutos como este gozo inefable sino para evitar una vida de pecado. Donde esta El Espíritu de Dios allí ay libertad y vida eterna. Oración. Gracias Padre eterno porque tu Espíritu en nuestras tribulaciones nos fortalece ayúdanos Padre santo a que  nosotros nos esforcemos a viví conforme a tu Espíritu y no conforme a la carne para poder ser vasos de honra en tus mano en el nombre de Jesucristo tu Hijo Amen.     Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
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sábado, 16 de mayo de 2020

Lo que Dios espera del hombre y lo que recibe de él


Lo que Dios espera del hombre y lo que recibe de él
“Jesús le respondió: El primer mandamiento de todos es: Oye, Israel, el Señor nuestro Dios, el Señor uno es. Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas. Este es el principal mandamiento” San Marcos 12:29-30
“Dice pues el Señor: Porque este pueblo se acerca a mí con su boca, y con sus labios me honra, pero su corazón está lejos de mí, y su temor de mí no es más que un mandamiento de hombres que les ha sido enseñado.” Isaías 29:13
“Yo conozco tus obras, que ni eres frío ni caliente. ¡Ojalá fuese frío o caliente! Pero por cuanto eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca.” Apocalipsis 3:15-16
En estos versículos de la Biblia encontramos por un lado a Dios diciéndole a su pueblo primero que oiga, segundo que sepa que Él es uno y que lo ame con todo su ser. Que lo oiga porque la fe es por el oír, y el oír por la Palabra de Dios (Romanos 10:17) y porque sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que Él existe y que es galardonador de los que le buscan. (Hebreos 11:6) Que Él es uno porque así lo asevera cuando dice “Yo soy Dios, y ninguno más hay; no hay Dios fuera de mí;” (Isaías 45:5) Y que lo ame con todo su ser, porque a Él solo lo hallará aquel que lo busca con todo su corazón y toda su alma. (Deuteronomio 4:29)
Por el otro lado, Dios encuentra que el hombre se acerca a él solamente con su boca y con sus labios le honra, pero su corazón está lejos de Él y que su temor de Dios no proviene de haber escuchado su Palabra, sino de escuchar mandamientos de hombres. Encuentra a un hombre tibio e indeciso que no sabe si vivir en la carne o en el Espíritu; si servir a Dios o al mundo y en este aspecto Dios es contundente “El que no es conmigo, contra mí es; y el que conmigo no recoge, desparrama.” (Lucas 11:23) y además, al que es tibio y no frío ni caliente, lo vomita de su boca.
A los llamados de su nombre Dios nos creó, formó e hizo para honra y gloria suya y, nosotros, solo podemos glorificarle si andamos en obediencia a la voz de su Palabra, con el temor de Dios en nuestro corazón, honrando y exaltando su nombre en todos los tiempos, momentos y circunstancias de nuestra vida.  Oración.
«Padre, Señor y Dios nuestro; a todos nos creaste, nos formaste y nos hiciste para honra y gloria de tu nombre pero nosotros nos desviamos de tus caminos, nos apartamos de ti y anduvimos en nuestros propios pensamientos y deseos de la carne, por ello Padre amado ten misericordia de nosotros y no nos mires ni nos castigues conforme a nuestros hechos, sino míranos conforme a la multitud de tus misericordias y perdónanos; lávanos y purifícanos con la sangre preciosa de nuestro Señor Jesucristo, restáuranos delante de tu santa presencia y susténtanos con la diestra de tu poder para continuar andando en tus caminos y obedeciendo a la voz de tu Palabra. Amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
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jueves, 14 de mayo de 2020

DIOS ME AMÓ PRIMERO


DIOS ME AMÓ PRIMERO

“En esto está el amor: no es que nosotros hayamos amado a Dios, sino que él nos amó primero y envió a su Hijo como víctima por nuestros pecados”, 1 Juan 4:10
Hay mucha confusión al entender el significado del verdadero amor, y la razón es sencilla, porque no se conoce a Dios, y fuera de Él nada tiene significado. El amor requiere entrega, abnegación, perdón, por eso Dios entregó a su Hijo por amor a la humanidad. Nadie nos puede amar de la manera que Jesús nos amó y nos sigue amando. Cuánto amor expresado en el camino al Gólgota con una cruz a cuestas para finalmente ser clavado como el más vil criminal en aquella terrible cruz. Estas escenas deben tocar la fibra del alma, y hacernos caer de rodillas ante Jesús.
Hermano, deje que el amor de Dios entre en su mente y su corazón, permita que los destellos de su amor expresados en la cruz lleguen a su vida. La Biblia hace esta declaración divina de amor: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” (Juan 3:16). Pablo difundió este amor por el mundo entero, escribió: “Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros”. (Romanos 5:8).
Hay momentos de sufrimiento, de lágrimas, de mendigar migajas de amor porque alguien ya no nos ama, aún sin saber que Dios es fuente inagotable de amor... Él nos dice con la más dulce voz: seca ya tus lágrimas, que yo “Con amor eterno te he amado; por tanto, te prolongué mi misericordia” (Jeremías 31:3). Este es un amor que trasciende todos los límites, tiene las dimensiones infinitas de la gracia y la bondad de Dios, por eso disfrutemos de su amor.
Dios es el ejemplo perfecto del verdadero amor, y nos ha dado, a aquellos que reciben a Jesucristo como su Salvador, la habilidad de amar como Él lo hace, a través del poder del Espíritu Santo, así que amemos todos como Él nos amó.  Oración.
"Amado Cristo, con todas las fuerzas de mi corazón y de mi alma, te expreso mi agradecimiento, por tanto, amor demostrado en la cruz, marcaste ese amor con tinta sangre y perdonaste mis pecados. Hoy me sacio en esa fuente inagotable de amor, la que sana mis heridas y me restablece a una vida de gracia y paz. Te amo Señor. Amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
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miércoles, 13 de mayo de 2020

Todo es por la misericordia de Dios


Todo es por la misericordia de Dios
“Pues a Moisés dice: Tendré misericordia del que yo tenga misericordia, y me compadeceré del que yo me compadezca.” Romanos 9:15
“Así que no depende del que quiere, ni del que corre, sino de Dios que tiene misericordia.” Romanos 9:15
Todo lo que existe por Dios fue creado y, todos los que existimos, criaturas de Dios somos, de la misericordia de Dios está llena la tierra y “Los cielos cuentan la gloria de Dios y el firmamento anuncia la obra de sus manos.” (Salmos 19:1) Dios grande y poderoso, es nuestro Dios, soberano y perfecto. “Todo lo que Dios quiere, lo hace, en los cielos y en la tierra, en los mares y en todos los abismos.” (Salmos 135:6)
Abrimos nuestros ojos a un nuevo día y observamos a nuestro alrededor, el aire fluye imperceptible a nuestros pulmones, nos movemos, miramos como está el día, viene a nuestra mente lo que tenemos que hacer en el transcurso del día, damos gracias a Dios y oramos encomendando el quehacer del nuevo día al Señor, nos levantamos y seguimos nuestra rutina diaria, y todo ello, es por la misericordia de Dios; porque en su voluntad soberana, bien habría podido determinar que no abriésemos nuestros ojos a ese nuevo día. “Por la misericordia de Dios no hemos sido consumidos, porque nunca decayeron sus misericordias. Nuevas son cada mañana; grande es tu fidelidad.” (Lamentaciones 3:22-23)
El mundo nos dice que soñemos y luchemos por nuestros sueños y los alcanzaremos, que una mente positiva te lleva a lograr todo lo que quieres, que tu vida está en tus manos, que la felicidad es una decisión y muchas cosas semejantes; pero Dios nos dice: “Así que no depende del que quiere, ni del que corre, sino de Dios que tiene misericordia.” (Romanos 9:16) “Encomienda a Dios tu camino, y confía en él; y él hará.” (Salmos 37:5)
La obra de misericordia más grande que Dios ha hecho con nosotros, es que nos dio vida cuando estábamos en nuestros delitos y pecados, en los cuales anduvimos en otro tiempo, siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia, entre los cuales también todos nosotros vivimos en otro tiempo en los deseos de nuestra carne y de los pensamientos, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás. (Efesios 2:1-3)
Dios nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo, el cual derramó en nosotros abundantemente por Jesucristo nuestro salvador. (Tito 3:5-6)
Ahora que por Cristo Jesús somos hijos de obediencia, vivamos en obediencia para que Dios no aparte de nosotros sus ojos, ni aparte de nosotros su misericordia.   Oración.
«Padre santo sabemos por tu palabra, en la que creemos firmemente, que tú eres un Dios de misericordia y que con la multitud de tus misericordias nos sustentas cada día y que cada día las renuevas; que nada de lo que somos, de lo que hacemos, de lo que logramos y de lo que tenemos es por nosotros mismos, sino que todo es por tu gran misericordia y tu misericordia es desde siempre y para siempre, de manera que en todo tiempo en que la busquemos con un corazón sincero la vamos a encontrar y que es tan grande que alcanza y sobreabunda para todos. Padre amado, no apartes de nosotros tus ojos ni apartes de nosotros tu gran misericordia. Amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
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martes, 12 de mayo de 2020

Vivamos en el Espíritu y no en la carne


Vivamos en el Espíritu y no en la carne
“Mas vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él.” Romanos 8:9
“Pero si Cristo está en vosotros, el cuerpo en verdad está muerto a causa del pecado, mas el espíritu vive a causa de la justicia.” Romanos 8:10
En quienes hemos sido adoptados como hijos de Dios, por la gracia que es en Cristo Jesús, conviven la carne y el Espíritu los cuales libran una batalla permanente en nuestro interior por lograr la supremacía en nuestro ser y en nuestra vida; la carne, para llevarnos al pensamiento en las cosas de la carne y con ello a la muerte; y el Espíritu, para llevarnos al pensamiento en las cosas del Espíritu lo cual es vida y paz. (Romanos 8:5-6) La lucha que se libra en nuestro interior es una lucha sin cuartel porque: “El deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y estos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis.” (Gálatas 5:17)
Manifiestas son las obras de aquel que piensa en las cosas de la carne y obra conforme a sus pensamientos: “Adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, Idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas.” (Gálatas 5: 19-21)
Asimismo, manifiestos son los frutos de quien vive en el Espíritu: “Amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre y templanza;” (Gálatas 5:22-23)
Para vivir en el Espíritu, necesitamos que por nuestra fe que es en Cristo Jesús, asumamos con toda certeza la identidad de hijos de Dios y, con ello, que Cristo Jesús more en nosotros por su Santo Espíritu y que nuestro cuerpo en verdad, esté muerto a causa del pecado, más el espíritu viva a causa de la Justicia. (Romanos 8:10) Y en cuanto a la pasada manera de vivir, despojémonos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos, y renovémonos en el espíritu de nuestra mente, y vistámonos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad. (Efesios 4:22-24) Oración.
«Amado Padre, Señor y Dios nuestro; por la gracia que nos es dada en Cristo Jesús, hoy tu santo Espíritu mora en nosotros y ocupa el trono de nuestro corazón y nuestra vida; sé tú Señor por tu santo Espíritu ministrando todo nuestro ser, toda nuestra vida, para andar en el Espíritu y no en la carne, obedeciendo a la voz de tu palabra y guiando nuestros pasos y guiando nuestro corazón para ser no solamente oidores de tu palabra sino ante todo hacedores de ella. Amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
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lunes, 11 de mayo de 2020

Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón


Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón
“Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque de él mana la vida.” Proverbios 4:23
“El hombre bueno, del buen tesoro del corazón saca buenas cosas, y el hombre malo, del mal tesoro saca malas cosas.” Mateo 12:35
Un Padre perfecto, que ama a sus hijos con un amor que supera nuestro propio conocimiento, nos da un sabio consejo: “Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón” y nos da una razón: “Porque de él mana la vida” porque del corazón mana la sangre y: “La vida de la carne en la sangre está,” (Levítico 17:11a) y del corazón de Cristo Jesús en la cruz del Calvario brotó la sangre que nos redimió de todos nuestros pecados y nos dio la vida eterna.
La razón de este consejo escrita está: “Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿Quién lo conocerá?” (Jeremías 17:9) “Porque del corazón salen los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los hurtos, los falsos testimonios, las blasfemias.” (Mateo 15:19)
Con el Corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación; es por ello que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. (Romanos 10:9-10)
Donde esté nuestro tesoro, allí también estará nuestro corazón y de la abundancia de nuestro corazón hablará nuestra boca, por ello nos dice el Señor: “No hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan; sino, haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan” (Mateo 6: 19-21)
Hoy, más que nunca, necesitamos acercarnos a Dios con un corazón limpio y puro, porque los tiempos que vivimos son muy malos y la vanidad de la vida se ha apoderado del mundo; el amor al dinero es la causa de todos los males que agobian a la humanidad y a la naturaleza misma y, como hijos de Dios, debemos cumplir con la Gran Comisión que nos ha sido encomendada y obedecer a su mandato: “Levántate, resplandece; porque ha venido tu luz, y la gloria de Jehová ha nacido sobre ti. Porque he aquí tinieblas cubrirán la tierra, y oscuridad las naciones; más sobre ti amanecerá Jehová, y sobre ti será vista su gloria. Y andarán las naciones a tu luz, y los reyes al resplandor de tu nacimiento.” (Isaías 60: 1-3)   Oración.
«Padre nuestro que estás en los cielos, gracias te doy Señor porque desde el momento en que Cristo Jesús ocupó el trono de mi corazón lo ha purificado y ha purificado mis pensamientos y con el agua limpia de tu palabra, lo has lavado de todas mis inmundicias y de todos mis ídolos; ahora te pido Padre amado que en tu amor y en tu misericordia, por tu Santo Espíritu que mora en mí, me ayudes y me sustentes para guardarlo limpio y puro delante de tus ojos todos los días de esta vida que tú me permitas vivir. Amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
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domingo, 10 de mayo de 2020

Dios defiende al justo


Dios defiende al justo
“El ángel de Jehová acampa alrededor de los que le temen, y los defiende.” Salmos 34:7
“Muchas son las aflicciones del justo, pero de todas ellas le librará Jehová.” Salmos 34:19
Quien ha recibido a Cristo Jesús, ha sido justificado por la fe y tiene paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo; por quien también tenemos entrada por la fe a esta gracia en la cual estamos firmes, y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios. (Romanos 5:1-2)
El haber sido hechos justos, por la fe en nuestro Señor Jesucristo, nos da el privilegio que ha establecido en su palabra: “Y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano.” (Juan 10:28) Es decir, el justo está sustentado por la mano del que es todopoderoso y eterno. Pero asimismo, el ser justos ante los ojos del Señor, nos compromete a vivir y obrar como justos ante Dios y ante el mundo, como dice su palabra: “No reine, pues, el pecado en vuestro cuerpo mortal, de modo que lo obedezcáis en sus concupiscencias; ni tampoco presentéis vuestros miembros al pecado como instrumentos de iniquidad, sino presentaos vosotros mismos a Dios como vivos de entre los muertos, y vuestros miembros a Dios como instrumentos de justicia.” (Romanos 6:12-13)
El ángel del Señor acampa alrededor del justo, del que le teme y aunque muchas sean las aflicciones del justo, de todas ellas los librará el Señor; estas son las promesas para quien ande en obediencia a la voz de su palabra, con el temor de Dios en su corazón, honrando y glorificando su Santo nombre en todos los tiempos, los momentos y las circunstancias de su vida. “¿Quién es el hombre que desea vida, que desea muchos días para ver el bien? Guarda tu lengua del mal, y tus labios de hablar engaño. Apártate del mal, y haz el bien; busca la Paz, y síguela.” (Salmos 34:12-14)   Oración.
«Padre, Dios y Señor nuestro, por la preciosa sangre de tu Hijo amado hemos sido justificados delante de tu santa presencia y te damos gracias porque por nuestra fe, que es en Cristo Jesús, sabemos que el ángel de Jehová acampa alrededor nuestro y nos defiende y nos guarda de las asechanzas de satanás y de sus huestes de maldad. Amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
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sábado, 9 de mayo de 2020

Convertíos a Dios de todo tu corazón


Convertíos a Dios de todo tu corazón
“Por eso pues, ahora, dice Jehová, convertíos a mí con todo vuestro corazón, con ayuno y lloro y lamento.”, Joel 2:12
“Rasgad vuestro corazón, y no vuestros vestidos, y convertíos a Jehová vuestro Dios; porque misericordioso es y clemente, tardo para la ira y grande en misericordia, y que se duele del castigo.”, Joel 2:13
El hombre, alejado de Dios, es arrastrado por las corrientes del mundo que solo lo conducen a la búsqueda de la satisfacción de los deseos de la carne, que son vanidad, y que cada vez lo atraen más y más hasta conducirlo a la esclavitud, la destrucción y la muerte porque el propósito de satanás en el mundo es hurtar, matar y destruir y al hombre, en las garras del maligno, solo le queda una esperanza, convertirse a Dios de todo su corazón y esa conversión muchas veces implica ayuno y lloro y lamento porque satanás lucha con todas sus fuerzas para no dejar que sus esclavos se aparten de él.
Convertirnos a Dios de todo nuestro corazón implica recibir a Jesucristo como nuestro Señor y Salvador personal, entregarle el trono de nuestro corazón y de nuestra vida y rendirnos a Él para que real y verdaderamente sea en nuestro ser y en nuestra vida, nuestro Señor, nuestro Dios, nuestro Rey, nuestro todo.
Cuando el hombre en su angustia y desesperación, rasga su corazón y arrepentido de su maldad, de su iniquidad y de sus rebeliones clama a Dios; Él que es misericordioso y clemente, tardo para la ira y grande en misericordia, que se duele del castigo del hombre necio, contumaz y rebelde, porque es un Dios de Amor, quien dice que habrá más gozo en el cielo por un pecador que se arrepiente, que por 99 justos que no necesitan arrepentimiento. (Lucas 15:7)
Nosotros, convertidos de corazón y conocedores de la gran misericordia de Dios con la cual nos sustenta día tras día en todos los tiempos, momentos y circunstancias de nuestra vida; llamados somos a andar en fidelidad a Él, honrando y glorificando su Santo, Santo, Santo nombre, todos los días de esta vida que en su amor y en su misericordia nos permite vivir. Oración.
«Amado Padre, Señor y Dios nuestro, de todo mi corazón me allego ante tu santa presencia y clamo a ti para que perdones todos mis pecados, culpas e iniquidades y los pecados las culpas y las iniquidades de esta humanidad que alejada de ti se debate en la angustia y la desesperanza que producen la violencia, la maldad, la injusticia, la inequidad, la corrupción, la avaricia y el vicio, que dominan al mundo; para que en tu misericordia, que hace que te duelas de nuestro castigo, tengas compasión, perdones nuestros pecados y sanes nuestra tierra y nos des vida y paz. Amén. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
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viernes, 8 de mayo de 2020

Los verdaderos discípulos del Gran Maestro


Los verdaderos discípulos del Gran Maestro
“Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos;” Juan 8:31

“Y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.” Juan 8:32
La Palabra de Dios es el camino y la verdad y la vida, permanecer en ella es andar en el camino correcto, es permanecer en la verdad y es tener la vida eterna, por ello, cualquiera que se extravía de ella y no persevera en la doctrina de Cristo, no tiene a Dios; el que persevera en la doctrina de Cristo, ése sí tiene al Padre y al Hijo. (2 Juan 1:9)
Seremos verdaderamente los discípulos del Gran Maestro, Jesucristo, si vivimos en obediencia a su Palabra y a su mandamiento de Amor, pues nos manda en su primero y principal mandamiento a Amar a Dios y el cumplimiento de ese mandamiento escrito está: “El que tiene mis mandamientos, y los guarda, ése es el que me ama; y el que me ama, será amado por mi Padre, y yo le amaré, y me manifestaré a él.” (Juan 14:21) Y eso mismo lo reitera cuando nos dice: “El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada con él.” (Juan 14:23)
El conocimiento de la Palabra de Dios y, la revelación que de ella nos hace el Señor por su Santo Espíritu, nos lleva a la verdad de Dios y el conocimiento de esa verdad nos libera de todas aquellas creencias fundamentadas en el conocimiento de los hombres y que no son más que vanidad de vanidades. El conocimiento y el entendimiento de la Palabra de nuestro Gran Maestro Cristo Jesús, es sabiduría, y por ello nos dice: “Porque Jehová da la sabiduría, y de su boca viene el conocimiento y la inteligencia.” (Proverbios 2:6) y por ello nos insta: “Sabiduría, ante todo; adquiere sabiduría; y sobre todas tus posesiones adquiere inteligencia” (Proverbios 4:7)
Un camino trazado, una verdad revelada y una vida eterna es lo que el Gran Maestro tiene para sus verdaderos discípulos, los que guiados y sustentados por su Santo Espíritu perseveremos en su Doctrina. Nuestra es la decisión. Oración.
«Padre nuestro que estás en los cielos y que por amor a nosotros enviaste a tu Hijo amado, nuestro Señor y Redentor amado Jesús Cristo de Nazareth, para que nos enseñase todas las palabras que tú le diste, constituyéndose en el Gran Maestro de todas las generaciones y quien hoy por tu Santo Espíritu, que mora en quienes lo hemos recibido como nuestro Señor y Salvador, sigue enseñándonos, haz que nosotros seamos esos discípulos que en Espíritu y en Verdad le sigamos y obedezcamos para que no seamos solamente oidores de su Palabra sino ante todo hacedores de ella. Amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
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jueves, 7 de mayo de 2020

ID Y HACED DISCÍPULOS


ID Y HACED DISCÍPULOS

 “Y Jesús se acercó (a los discípulos) y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.”, Mateo 28:18-20
Jesús después que resucitó, permaneció con sus discípulos 40 días, tiempo de regocijo para ellos al tener a Jesús con ellos de nuevo. Pero Jesús debía regresar al Padre, ya había preparado a sus discípulos y procedió a dar las últimas instrucciones, el plan y estrategia de Dios para alcanzar al mundo para él.
El Señor Jesús tiene toda autoridad en el cielo y en la tierra, a quien los creyentes le debemos sometimiento y obediencia, por esto dio la orden “id y haced discípulos a todas las naciones”, o sea que tenemos que ir a buscar a los inconversos, salir de la zona de confort y llevar las buenas noticias de salvación. Hacer que las personas nazcan de nuevo por la fe en el Señor Jesucristo.
La tarea encomendada es de todos, el hacer discípulos es enseñar la obediencia de los mandamientos de Cristo. La obediencia nos sitúa en el camino correcto y es el centro de la Gran comisión. Sin obediencia, un creyente nunca va a madurar, ni ser capaz de hacer de otros sus discípulos. Jesús dijo: “Si me amáis, guardad mis mandamientos” (Juan 14:15). La obediencia es el sello del verdadero discípulo que ama a Jesús. Sí obedecemos el Señor nos promete permanecer con nosotros, hasta el fin del mundo.
La gran comisión es el plan de Dios para edificar su iglesia. Nuestro trabajo, dado por Dios, es de alcanzar a las naciones, pues la salvación y vida abundante que hemos recibido debe ser compartida a todos los que viven sin Cristo.
Sabemos que el mundo está ávido de Dios, el vacío del corazón del hombre clama con ansia su presencia; y como dijo el etíope a Felipe: “¿Y cómo podré, si alguno no me enseñare?” (Hechos 8:31), por tanto, es apremiante el trabajo de comunicar el mensaje de salvación.
Hermano, pidámosle a Dios amor por los perdidos, y su guía para alcanzar a muchos para Cristo, pues es un compromiso con Dios. Probablemente no será fácil, pues se requiere de fidelidad y una búsqueda continua de Dios, pero en su nombre nos haremos pescadores de hombres.
Oración.
"Amado Dios, sé cuánto amas al mundo entero, y quieres que todos oigan y conozcan cuánto los amas, no quieres que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento, por eso llevaré tu mensaje de salvación a quienes me rodean, para mostrar tu eterno amor y para que guarden tus mandamientos. Te amo Señor, amén. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.