jueves, 30 de septiembre de 2021

¿Vivimos en el Espíritu o en la carne?

 

¿Vivimos en el Espíritu o en la carne?

“Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los


deseos de la carne. Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y éstos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis.” Gálatas 5:16-17

“Acontecerá en aquel tiempo que su carga será quitada de tu hombro, y su yugo de tu cerviz, y el yugo se pudrirá a causa de la unción” Isaías 10:27

¿Estamos cansados y agobiados por el exceso de trabajo y las dificultades? Jesús nos pide que vayamos a Él, depositando todas nuestras cargas, y hallaremos descanso en nuestros pensamientos, sentimientos y en nuestra voluntad; se romperán nuestras ataduras, pues tomaremos el yugo que nos ofrece Jesús (Mateo 11:28-30). Unidos a Él somos separados de nuestras cargas.

Y esto ocurre porque, si somos guiados por su Espíritu, “el yugo se pudrirá a causa de la unción”, es decir, que aquello que nos ata, que es una carga pesada, a causa de nuestra comunión con el Espíritu de Dios, es quitado o se nos dará la fuerza para sobrellevar y obtener la victoria sobre la enfermedad, el problema o cualquier situación compleja.

Andar en el Espíritu es la clave de la vida cristiana en victoria, de una vida de testimonio, donde el poder de Dios es el que va delante de nosotros ayudándonos en nuestras debilidades y dotándonos de la sabiduría que viene de lo alto para que las obras de maldad del mundo, la carne y el enemigo sean enfrentadas y derrotadas.

Hoy escojamos vivir en el Espíritu para que nuestra vida glorifique a Cristo y seamos a diario fortalecidos en Él y en el poder de su fuerza.   Oración.

«Señor, tú eres mi fuerza y mi roca, mi lugar alto, lléname de tu Espíritu para ser guiado y enfrentar toda dificultad en tu gracia y amor. Quita toda carnalidad de mi vida, en el nombre de Jesús, Amén.   Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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miércoles, 29 de septiembre de 2021

Un nuevo comienzo

 


Un nuevo comienzo

“De modo que, si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas” 2 Corintios 5:17

¿Qué significa estar en Cristo? Significa haberlo recibido como Señor y Salvador, como dice Juan 1:12 “Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios”; es haber aceptado su señorío en nuestra vida, y si lo hemos aceptado como nuestro Señor, por amor, le obedecemos. Por esto enseña la escritura, respecto al mensaje que se predica, “Porque no nos predicamos a nosotros mismos, sino a Jesucristo como Señor, y a nosotros como vuestros siervos por amor de Jesús” (2 Corintios 4:5).

Y este hecho de estar en Cristo solo es mediante la fe, pues cuando escuchamos el mensaje de la buena noticia y creemos, somos regenerados. Dios coloca a su Santo Espíritu a morar en nosotros, como dice Efesios 1:13 “En Él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en Él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa”. Es decir, la obediencia a la fe que escuchamos, nos lleva a ser una nueva creación que manifiesta esta nueva naturaleza, viviendo como un nuevo ser. “Porque en otro tiempo erais tinieblas, mas ahora sois luz en el Señor; andad como hijos de luz” (Efesios 5:8).

Tenemos por tanto la oportunidad de este nuevo comienzo, guiados por su Espíritu que obra en nosotros, haciendo la voluntad de Dios para realizar todas las cosas sin ser esclavos del pecado y de nuestra tendencia al mal. ¡Es momento de vivir una nueva vida por medio de la fe en Jesús!    Oración.

«¡Oh Dios Altísimo!, hoy quiero ser una nueva creación, aceptando a Jesús como mi Señor y Salvador, obedeciendo a tu llamado y Señorío, desde hoy quiero guardar tu Palabra y andar en tus caminos guiado por tu Espíritu. En el nombre de Jesús, Amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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martes, 28 de septiembre de 2021

El respeto y la honra a nuestros ancianos.

 

El respeto y la honra a nuestros ancianos.


“No reprendas al anciano, sino exhórtale como a padre; a los más jóvenes, como a hermanos; a las ancianas, como a madres; a las jovencitas, como a hermanas, con toda pureza.” 1 Timoteo 5:1-2

“Delante de las canas te levantarás, y honrarás el rostro del anciano, y de tu Dios tendrás temor. Yo Jehová.” Levítico 19:32

La Biblia, en el Nuevo Testamento llama “ancianos” a los que han crecido y madurado en la fe. (Hechos 14:23). Sin embargo, hoy vamos a reflexionar sobre nuestros adultos mayores, ya que el menosprecio a ellos y la falta de atención a sus necesidades, tanto afectivas y de salud, como también económicas, son síntomas de una sociedad en decadencia, pues está olvidando y no valorando todo el esfuerzo, el trabajo y la experiencia que dieron nuestros mayores. Esto causará que falte la sabiduría y el buen consejo en una nación, pues la Palabra de Dios nos enseña que “Donde no hay dirección sabia, caerá el pueblo; Mas en la multitud de consejeros hay seguridad” (Proverbios 11:14); sobre todo si es un anciano que ha puesto su fe en Cristo y obedece los principios de Dios, aplicando lo que dice en Tito 2:2 “Que los ancianos sean sobrios, serios, prudentes, sanos en la fe, en el amor, en la paciencia.”

Por honra, por respeto, debemos entonces aplicar este principio “Oye a tu padre, a aquel que te engendró; Y cuando tu madre envejeciere, no la menosprecies.” (Proverbios 23:22). Esto traerá bendición abundante a nuestra vida, pues recogemos lo que sembramos y si sembramos honra, recogeremos vida y bendición (Efesios 6:2-3).

Si estás en la edad adulta debes saber que “Corona de honra es la vejez que se halla en el camino de justicia” (Proverbios 16:31) y que puedes colocar tu confianza en Dios, pues Él te sostiene aún en tu vejez, pues Él promete que “Y hasta la vejez yo mismo, y hasta las canas os soportaré yo; yo hice, yo llevaré, yo soportaré y guardaré” (Isaías 46:4).   Oración.

«Padre, gracias por enseñarme a dar honra y respeto a mis mayores, cuidar a mis padres y prestar atención al anciano, para que mis días sean largos y reciba bendición, pues también entraré en la edad adulta y quiero sembrar honra para recoger bendición. Gracias Señor, en el nombre de Jesús, Amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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lunes, 27 de septiembre de 2021

Aprendiendo a alabar al Señor

 


Aprendiendo a alabar al Señor

“Pero a medianoche, orando Pablo y Silas, cantaban himnos a Dios; y los presos los oían. Entonces sobrevino de repente un gran terremoto, de tal manera que los cimientos de la cárcel se sacudían; y al instante se abrieron todas las puertas, y las cadenas de todos se soltaron.” Hechos 16:25-26

“El rey no se salva por la multitud del ejército, Ni escapa el valiente por la mucha fuerza. Vano para salvarse es el caballo; La grandeza de su fuerza a nadie podrá librar. He aquí el ojo de Jehová sobre los que le temen, Sobre los que esperan en su misericordia.” Salmos 33:16-18

La alabanza la vemos en el Antiguo Testamento como una herramienta de guerra en contra de los enemigos del pueblo de Dios, y ¿Por qué?, porque la victoria del pueblo de Israel no era con caballo, ni con ejército, ni por la fuerza de sus hombres, sino por el poder de Dios, que se manifestaba en la confianza que depositaban en la intervención divina, aún en los momentos más difíciles. (2 Crónicas 20:22, Josué 6:20).

Y esta fe la expresaban con alabanza, pero ¿cómo podían alabar a Dios si estaban a punto de iniciar una batalla o pasando por momentos difíciles? Lo podemos ver en Pablo y Silas, luego de que los azotaron y los encierran, físicamente estaban encadenados, pero su espíritu y su alma eran libres para alabar al Señor. Es precisamente este el punto de atención que debemos tener en cuenta; alabamos a Dios por lo que somos en Cristo, y si Cristo está en nosotros, hemos sido hechos para levantar su nombre, exaltarlo y glorificarlo aún en medio de la aflicción.

Hermanos, a este sentir debemos llegar como creyentes, a alabarle, darle gracias aun cuando todo parece triste y gris, porque nuestro gozo no depende de las circunstancias sino de su Espíritu obrando libremente por medio de nuestras vidas. Entonces, es cuando podemos imitar lo que su pueblo vivió en las batallas, la manifestación de su Espíritu; y declarar ante los enemigos de nuestra alma: “Con él está el brazo de carne, más con nosotros está Jehová nuestro Dios para ayudarnos y pelear nuestras batallas.” (2 Crónicas 32: 8a).  Oración.

«Padre, sé que estás conmigo en mis batallas, que peleas por medio de tu Espíritu en contra de los enemigos de mi alma, para darme la victoria y concederme paz, para que nada frene el propósito que has colocado en mí por medio de Cristo Jesús, Amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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domingo, 26 de septiembre de 2021

 

Tiempo de ayuno. Parte 2


“Y comenzó Jonás a entrar por la ciudad, camino de un día, y predicaba diciendo: De aquí a cuarenta días Nínive será destruida. Y los hombres de Nínive creyeron a Dios, y proclamaron ayuno, y se vistieron de cilicio desde el mayor hasta el menor de ellos.” Jonás 3:4-5

“Entonces él tuvo temor; y Josafat humilló su rostro para consultar a Jehová, e hizo pregonar ayuno a todo Judá.” 2 Crónicas 20:3

En los pasajes de hoy vemos cómo, ante situaciones complicadas y extremas, muchos siervos se disponen para buscar a Dios con ayuno y oración.

El ayuno, en el caso de las autoridades de Nivine, no fue para aparentar un arrepentimiento sino para buscar verdaderamente a Dios ante la gravedad de la situación, buscando humillarse ante Dios y disponer su corazón para obedecer.

En el caso de Josafat, ante el temor de un ataque por parte de los enemigos de Israel, pregona ayuno en todo Judá. Dios les da entonces una promesa que los reconforta y llena de esperanza: “No habrá para qué peleéis vosotros en este caso; paraos, estad quietos, y ved la salvación de Jehová con vosotros” (2 Crónicas 20:17). Entonces vemos cómo el pueblo ayuno como una forma de humillarse ante Dios y colocar completamente su esperanza en Él. Al final vemos que la promesa se cumple y los enemigos de Judá fueron confundidos y derrotados por su propia espada, mientras el pueblo solo alababa y esperaba en el Señor (2 Crónicas 20:22).

Por esto, ante cualquier reto, problema, dificultad, o ataque del enemigo, el ayuno acompañado con la oración es una de las herramientas que Dios nos enseña en su Palabra para hacer frente a una situación, disponiendo nuestro corazón para humillarnos ante nuestro Dios, esperar en Él y resistir al maligno (1 Pedro 5:6-9), pues Dios promete ir delante de nosotros.

También con el ayuno buscamos sensibilidad espiritual, para entender la victoria de nuestra fe en Cristo Jesús y para esperar en ella; así como hicieron Josafat y su pueblo esperando en lo que Dios les había prometido, nosotros podemos también recordar todo lo que Dios nos dice en su Palabra, buscando calma mediante el ayuno y la oración, estando vigilantes y dispuestos a aceptar esa victoria, como nos dice su Palabra “Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe” (1 Juan 5:4).

El ayuno, más que un acto, es una disposición del corazón y una actitud de confianza ante nuestro Dios; ya sea porque el mundo está pasando por una situación crítica que nos afecta a todos, o porque estamos pasando por pruebas y ataques espirituales, o también, si tenemos actitudes erróneas que necesitamos cambiar con urgencia para dar testimonio, o por ser más sensibles al amor de Cristo en nosotros. Por todo esto, es tiempo de ayuno y oración.  Oración.

«Padre, me dispongo a buscar tu rostro en ayuno y oración para recibir de ti dirección, para que renueves mi entendimiento y mi fuerza. En el nombre de Jesús, Amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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sábado, 25 de septiembre de 2021

Tiempo de ayuno. Parte 1

 


Tiempo de ayuno. Parte 1

“Entonces el espíritu, clamando y sacudiéndole con violencia, salió; y él quedó como muerto, de modo que muchos decían: Está muerto. Pero Jesús, tomándole de la mano, le enderezó; y se levantó. Cuando él entró en casa, sus discípulos le preguntaron aparte: ¿Por qué nosotros no pudimos echarle fuera? Y les dijo: Este género con nada puede salir, sino con oración y ayuno.” Marcos 9:26-

El padre de un joven le pide a Jesús que saque de su hijo un demonio, que lo ha poseído y le causa gran daño, ya que sus discípulos no han podido hacerlo, y el Señor le dice algo que debemos tener en cuenta también nosotros: “Jesús le dijo: Si puedes creer, al que cree todo le es posible.” (Marcos 9:23), y el padre del muchacho le responde que cree pero que lo ayude en su incredulidad.

Luego, los discípulos preguntan a Jesús la razón por lo cual ellos no pudieron expulsar al espíritu maligno y Él les contestó que es debido a su poca fe, y que ese género de demonios solo podía salir con oración y ayuno.

Entonces, podemos observar que el ayuno nos permite aumentar la sensibilidad espiritual y la fe en la autoridad que Dios nos ha dado a los que hemos aceptado a Jesús como Señor y Salvador.

Jesús obtuvo la victoria en la cruz sobre satanás, por esto, no ayunamos para obtener una victoria sobre los ataques de satanás en contra nuestra o de otras personas, sino para entender, aceptar y aplicar la victoria que Jesús nos dio en la cruz sobre el maligno; así como para recordar y poner en acción en cada situación difícil, nuestra identidad en Cristo, al ser sensibles al Espíritu de Cristo que habita en nosotros los creyentes. Entonces, como en la Escritura promete, si resistimos al diablo por medio de la fe en la Palabra de Dios, él huirá de nosotros (Santiago 4:7; 1 Pedro 5:8-9).

Apliquemos desde hoy este propósito del ayuno y recordemos que siempre debe estar acompañado de oración y guiado por la fe en lo que “escrito está”. (Mateo 4:4)    Oración.

«Padre, me dispongo a orar y ayunar para que seas tú aumentando mi fe, haciéndome sensible a tu voz y dándome la fuerza para poner en práctica tus principios. Por amor a Jesús, Amén.    Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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viernes, 24 de septiembre de 2021

Mi mejor amigo

 


Mi mejor amigo

“En todo tiempo ama el amigo, y es como un hermano en tiempo de angustia.” Proverbios 17:17

“Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos.” Juan 15:13

¿Hemos sido amigos incondicionales en tiempo de angustia? o ¿hemos sido ingratos y no hemos estado en disposición de ayudar a nuestro amigo en tiempo de dificultad?, ¿Hemos necesitado de un amigo en estos tiempos y no lo hemos encontrado?

Bueno, si no hemos sido verdaderos amigos, como nos enseñan los versículos de hoy, necesitamos aprender de Cristo; quien, como dice la Palabra, tuvo el mayor amor de todos al poner su vida por sus amigos, estuvo dispuesto a servir incluso ofreciendo su vida para que todos sus amigos fueran liberados del pecado y del maligno.

Cristo es también la respuesta, si necesitamos de un amigo verdadero, pues si creemos en Él y lo recibimos en nuestro corazón pasamos a ser sus amigos, pues no podríamos decir que somos amigos de alguien si no confiamos en su amistad.

Por eso, la invitación de hoy es que coloquemos nuestra confianza en el mejor amigo de todos, en uno que no miente, no falla, no traiciona y no abandona: Jesucristo; y siendo sus amigos, conozcamos su voluntad y andemos en su camino.  Oración.

«Jesús, tú eres mi amigo fiel, quien dio la vida por mí en la cruz, quiero conocerte cada día más, hacer la voluntad del Padre, tal como tú la hiciste, y vivir contigo en una relación íntima de amor y amistad eterna, Amén.   Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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jueves, 23 de septiembre de 2021

El temor

 

El temor


“En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor; porque el temor lleva en sí castigo. De donde el que teme, no ha sido perfeccionado en el amor.” 1 Juan 4:18

El temor no puede ser nuestra guía, sino el amor. Reflexionemos entonces: ¿Las decisiones que tomamos las hacemos por temor o por convicción?

Porque si es por temor al futuro, al qué dirán o a otra persona; esto causará que seamos esclavos de nuestros temores, como dice el libro de Proverbios 29:25 “El temor del hombre pondrá lazo; mas el que confía en Jehová será exaltado”, y este lazo nos llevará al dolor o a la pérdida. Pero si en contraste, reconocemos a Dios en nuestro camino, si le entregamos a Él nuestros planes con toda confianza, es decir, alineamos nuestros planes a su voluntad que es buena, agradable y perfecta, seremos prosperados. ¿Y por qué razón serán bendecidas las decisiones o planes dispuestos ante Dios?, porque este es el resultado de confiar en sus promesas escritas en su Palabra, o porque fiel es el que las prometió, como dice el proverbio 16:20: “El entendido en la palabra hallará el bien, Y el que confía en Jehová es bienaventurado.”

Por esta razón, debemos prestar diligente atención a su Palabra, pues en ella está el concejo verdadero, pero también la promesa fiel que se cumplirá cuando la hacemos nuestra, cuando obedecemos el principio y lo aplicamos; por ejemplo, como hemos aprendido hoy, a no dejarnos guiar por el temor, sino a tomar decisiones guiadas por fe y por el amor de Cristo que mora en nosotros.   Oración.

«Señor, sé tú mi guía, con tu Palabra vivifica mi vida y lléname de la seguridad que solo puede dar tu amor perfecto en Cristo Jesús, para que mis pasos sean reafirmados y no viva esclavo del temor. Que todo lo que piense, diga y haga sea libre de temor y lleno de la convicción que trae tu amor. Amén.   Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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miércoles, 22 de septiembre de 2021

Conflictos con mi hermano

 


Conflictos con mi hermano

“Pero si tenéis celos amargos y contención en vuestro corazón, no os jactéis, ni mintáis contra la verdad; porque esta sabiduría no es la que desciende de lo alto, sino terrenal, animal, diabólica. Porque donde hay celos y contención, allí hay perturbación y toda obra perversa. Pero la sabiduría que es de lo alto es primeramente pura, después pacífica, amable, benigna, llena de misericordia y de buenos frutos, sin incertidumbre ni hipocresía.” Santiago 3:14-17

¿Has tenido algún conflicto personal, familiar o de pareja? ¿Cómo lo has enfrentado?, ¿guiado por tus impresiones y pensamientos o por el Espíritu?

Todos hemos tenido conflictos y claramente una de las estrategias del enemigo es llevarnos a la contención, alentando en nosotros toda obra de la naturaleza pecaminosa referida al conflicto, específicamente los pleitos, celos, iras, contiendas y disensiones (Gálatas 5:20b). Es decir, todo lo que nos lleve a dividirnos, a ofendernos y a ser utilizados para dos cosas que el maligno hace: acusarnos y atacar nuestra identidad.

En una discusión o conflicto guiado por la carne, terminamos condenando al otro al ver su defecto u ofensa, dejando a un lado el amor y la mansedumbre; debemos mejor recordar y aplicar lo que dice Gálatas 6:1 “Hermanos, si alguno fuere sorprendido en alguna falta, vosotros que sois espirituales, restauradle con espíritu de mansedumbre, considerándote a ti mismo, no sea que tú también seas tentado”.

Y lo segundo, en cuanto a atacar la identidad que hemos recibido por la fe en Cristo, si no somos guiados por el Espíritu, el enemigo nos usa para que en vez de edificar a la persona con la que tenemos la diferencia, lo desanimemos y destruyamos. Deberíamos mejor, siendo guiados por la Palabra de Dios, recordarle a la persona quién es él en Cristo Jesús, para que al ser consciente de su nueva naturaleza no se vuelva a dejar influenciar por el pecado y se aleje de su mala conducta. (1 Corintios 6:11)

Hermanos, seamos sagaces en reconocer la influencia del mal cuando detectemos “perturbación y toda obra perversa”, tomemos las herramientas espirituales y pidamos a Dios que en medio de un conflicto nos de la sabiduría que viene de lo alto, para resolver las diferencias con pureza, hablando pacíficamente, con amabilidad, buscando siempre lo bueno, llenos de misericordia y anhelando siempre obtener en el otro todo buen fruto que sea para llenarnos de ánimo, y para edificarnos mutuamente.  Oración.

«Señor, te pido la sabiduría que viene de ti, para que por medio de tu Espíritu me guíes a resolver toda diferencia y conflicto, en equilibrio, verdad, mansedumbre, con dominio propio, buscando alentar y edificar, no acusar ni desanimar. En el nombre de Jesús. Amén.   Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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martes, 21 de septiembre de 2021

Diligencia y confianza en Dios. 2

 

Diligencia y confianza en Dios. Parte 2


“Dios es el que me ciñe de poder, y quien hace perfecto mi camino; quien hace mis pies como de ciervas, y me hace estar firme sobre mis alturas; quien adiestra mis manos para la batalla, para entesar con mis brazos el arco de bronce”. Salmos 18:32-34

Este precioso salmo, nos revela una perspectiva profunda de nuestra relación con Dios, pues nos enseña que Él nos da fuerza, nos prepara, guía y da firmeza para que podamos hacer las cosas con diligencia.

Cuando colocamos nuestra confianza en Dios, Él nos cubre y dirige con el poder de su Espíritu (ciñe) y si somos guiados por el Ayudador que Él nos dio, por medio de la fe en Jesús, entonces no andamos en la carne y estamos aplicando lo que dice Proverbios 3:6 “Reconócelo en todos tus caminos, y él enderezará tus veredas.”

Cuando dice “Quien hace mis pies como de ciervas, y me hace estar firme sobre mis alturas”, el salmista hace la comparación con un ciervo que puede escalar montes muy altos sin caerse o hacerse daño, así mismo nosotros con Dios, podemos andar en medio de las dificultades, pero al final, Dios nos dará agilidad espiritual y sabiduría, para salir victoriosos y poder sobrepasar las montañas de nuestra vida, en el poder de su fuerza.

El término “adiestra mis manos para la batalla, para entesar con mis brazos el arco de bronce.” denota que cuando confiamos en Dios, Él permite que cada día tengamos mejores capacidades para llegar a la excelencia en todo lo que hacemos y hacer frente a todas las dificultades o retos que se nos presenten en la vida.

Entonces, la diligencia de nuestra parte debe ser en colocar en acción los principios que nos enseña la Palabra de Dios, para que aquello que antes no podíamos hacer o asumir, o alguna dificultad que parece más alta que una gran montaña, la podamos sobrepasar para mostrar la gloria de Dios en nosotros.   Oración.

«Señor, en todo el camino que he transitado y las dificultades que he tenido, tú has estado conmigo, preparándome y llevándome a confiar plenamente en ti, a mantenerme y reafirmarme en tu gran amor, para al final, bendecirme y ser bendición para otros. En Cristo Jesús. Amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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lunes, 20 de septiembre de 2021

Diligencia y confianza en Dios

 

Diligencia y confianza en Dios. Parte 1


“El alma del perezoso desea, y nada alcanza; más el alma de los diligentes será prosperada”. Proverbios 13:4

“Encomienda a Jehová tu camino, y confía en él; y él hará”. Salmos 37:5

La Palabra de Dios nos insta a poner diligencia en todo lo que hacemos, pues el fruto de ser solícitos en nuestro trabajo nos llevará a lugares de prominencia y a tener mayores responsabilidades (Proverbios 22:29).

Sin embargo, todo inicia y se sustenta en la confianza en Dios, pues sólo Él sabe lo que nos conviene y lo que realmente necesitamos; además el Señor nos da la fuerza, la salud y su protección (Salmos 23:3-5).

Es decir, que ambos principios actúan de la mano, la confianza total en Dios y el poner diligencia en nuestro trabajo, ya que cuando disponemos en el Señor nuestro trabajo o cualquier obra que hacemos, Él nos ilumina, nos da la claridad necesaria para que sepamos qué y cómo hacer (Proverbios 16:3).

El trabajo nos produce muchas veces angustia, debido a las responsabilidades que conlleva, pero Dios tiene cuidado de nosotros, por eso podemos echar en Él toda nuestra ansiedad (1 Pedro 5:7), y confiar en que el que todo lo puede y todo lo sabe, dispondrá todas las cosas para nuestra bendición.

Así que, pongamos en práctica estos dos principios, pues la confianza permanente en Dios nos debe llevar a ser diligentes en todas nuestras tareas.   Oración.

«Gracias Señor porque puedo estar plenamente convencido de tu guía, protección y provisión en todos mis asuntos, aún en los materiales, porque tú me muestras la senda y me das la capacidad para hacer las cosas para tu gloria y honra. En el nombre de Jesús. Amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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domingo, 19 de septiembre de 2021

Pon guarda a mi boca Señor

 

Pon guarda a mi boca Señor


“Pon guarda a mi boca, oh Jehová; guarda la puerta de mis labios”. Salmos 141:3

“Si alguno se cree religioso entre vosotros, y no refrena su lengua, sino que engaña su corazón, la religión del tal es vana”. Santiago 1:26

Hoy reflexionemos sobre nuestras palabras, sobre lo que sale de nuestra boca, pues con ellas muchas veces ofendemos, o realizamos afirmaciones inexactas, cometemos actos de imprudencia y terminamos generando conflictos.

Como dice en proverbios 21:23 “El que guarda su boca y su lengua, su alma guarda de angustias”; necesitamos aprender a aplicar el dominio propio en lo que decimos, pues así evitaremos muchas dificultades con nuestro prójimo.

No se trata de que deliberadamente callemos en todo, ni tampoco que no dialoguemos, sino que seamos sabios al hablar, prudentes y precisos al emitir un concepto. La Palabra de Dios nos da una clave para aplicar este autocontrol de nuestra lengua, y es, que no salga de nuestra boca ninguna palabra corrompida y que lo que digamos sea para la necesaria edificación (Efesios 4:29). Podemos preguntarnos entonces, ¿cuándo hablamos decimos palabras groseras, ofensivas o mentirosas? ¿Lo que hablamos edifica o destruye?

Dos preguntas que podemos hacernos y que nos llevan a que hoy pidamos a Dios sabiduría para callar cuando es prudente hacerlo y para hablar con amor, guiados por la verdad, con el fin de edificar y no de destruir.   Oración.

«Padre, con tu Espíritu, ayúdame a ejercer dominio propio sobre lo que digo, que lo que salga de mi boca sea para levantar, estimular, animar al bien y a la bondad, no para ofender, destruir o desanimar. Gracias por tu Palabra que me enseña a ser sabio en lo que digo. En el nombre de Jesús. Amén. 

sábado, 18 de septiembre de 2021

Tu propósito

 

Tu propósito


“el misterio que había estado oculto desde los siglos y edades, pero que ahora ha sido manifestado a sus santos, a quienes Dios quiso dar a conocer las riquezas de la gloria de este misterio entre los gentiles; que es Cristo en vosotros, la esperanza de gloria”. Colosenses 1:26-27

“Porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios.” Colosenses 3:3

s hemos preguntado muchas veces cuál es el propósito para el cual vinimos o existimos en esta tierra, pues consideramos que debe haber algo más que simplemente nacer, crecer, reproducirnos y morir. Nuestra conciencia nos alerta de que hay algo más que un propósito biológico, pero descubrirlo se vuelve un camino sin salida.

La Palabra de Dios tiene la respuesta, pues nos enseña que hemos sido creados para la gloria de Dios, en Isaías 43:7 dice: “todos los llamados de mi nombre; para gloria mía los he creado, los formé y los hice”. Así que todo fue creado para su gloria; sin embargo, si nos preguntamos acerca del propósito específico, este propósito está escondido en Cristo.

Cuando encontramos a Cristo, o mejor, cuando Él nos busca y nos salva, como dice Lucas 19:10: “Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido”. Entonces iniciamos el camino que nos llevará a descubrir y experimentar el propósito específico que Dios tiene para cada uno de nosotros.

Entre más conozcamos a Jesucristo y experimentemos su amor, que excede todo conocimiento, más estaremos llenos de su plenitud (Efesios 3:19) y esto llenará todos los espacios de nuestra vida, pues en Él estamos completos (Colosenses 2:10). Cada uno de nosotros logrará experimentar esta verdad cuando más nos parezcamos a Él y nos consideremos muertos al pecado pero vivos en Cristo (Romanos 6:11), es decir, colocando en práctica nuestra identidad con el Hijo de Dios.

Conocer a Cristo es, al final, conocerte a ti mismo, porque tu vida está escondida en Él, así que te animo a encontrar tu propósito particular, permitiendo que el mensaje de Cristo, su Palabra, con toda su riqueza, more abundantemente en ti y llene tu vida.   Oración.

«Padre, en tu voluntad, te has revelado a mi vida de manera particular a través de tu hijo amado; por esta razón, quiero seguir conociendo y experimentando la plenitud de este amor sin igual. En el nombre de Jesús y con la dirección de tu Espíritu. Amén.  

viernes, 17 de septiembre de 2021

Ánimo, ¡no te rindas!

 


 Ánimo, ¡no te rindas!

“Considerad a aquel que sufrió tal contradicción de pecadores contra sí mismo, para que vuestro ánimo no se canse hasta desmayar.” Hebreos 12:3

¿Cómo soportar el dolor que causa que alguien a quien amas te traicione, te ofenda, o te insulte? ¿Cómo soportar la soledad, el abandono o que te acusen de algo que no hiciste?

Todas estas cosas y muchas más, las soportó Jesús, por amor a nosotros, y fueron de parte de personas que probablemente no merecían una respuesta amorosa. Jesús fue abandonado por sus discípulos (Mateo 26:56), traicionado por uno de ellos (Lucas 22:48), fue acusado de blasfemia (Mateo 26:64-65), le escupieron en el rostro, le dieron puñetazos y fue abofeteado (Mateo 26:67), soportó latigazos y una muerte horrible.

Pero Jesús calló por amor, no abrió su boca para emitir una queja o un insulto, tampoco para acusarlos (Isaías 53:7). Y este es nuestro punto de referencia y ejemplo, así como Él respondió ante sus acusadores, así debemos nosotros hacer, con una actitud de amor, verdad, misericordia y servicio.

Amor, porque es lo que hemos recibido de Dios y debemos estar dispuestos a soportar, pues el amor todo lo soporta (1 Corintios 13:7), con verdad porque debemos responder con argumentos de verdad, conforme a la Palabra de Dios, corrigiendo con mansedumbre a los que se oponen, para que tal vez Dios les conceda el arrepentimiento (2 Timoteo 2:25); con misericordia, comprendiendo que muchos están ciegos por el pecado y que en otro tiempo también nosotros estábamos apartados y éramos enemigos de Dios por tener la mente ocupada en las malas obras (Colosenses 1:21) y fuimos reconciliados por medio de Cristo; y servicio, porque ni aún Cristo se agradó a sí mismo; antes bien, como nos explica la escritura, las ofensas de los que insultaban a Dios cayeron sobre él (Romanos 15:3). A Dios servimos y esta es la razón principal para que nuestro ánimo no se canse hasta desmayar.

Así que, ¡ánimo, nuestras fuerzas pueden fallar, pero Jesús no!   Oración inicial

«Padre, mis fuerzas flaquean, pero tú puedes darme nuevas fuerzas, renovar mi esperanza, alentar mi fe con tu Espíritu y mostrarme el camino que debo seguir. Ayúdame a imitar a Jesús para responder con amor ante la dificultades y agravios de los demás. Amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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jueves, 16 de septiembre de 2021

Edificación mutua. parte 2

 

Edificación mutua. parte 2


“Así que, los que somos fuertes debemos soportar las flaquezas de los débiles, y no agradarnos a nosotros mismos.” Romanos 15:1

“Así que, sigamos lo que contribuye a la paz y a la mutua edificación.” Romanos 14:19

No podemos menospreciar a los hermanos más débiles, ni tampoco a los que han caído en algún pecado, al contrario, debemos levantarlos con toda humildad, como nos enseña la Palabra de Dios: “Hermanos, si alguno fuere sorprendido en alguna falta, vosotros que sois espirituales, restauradle con espíritu de mansedumbre, considerándote a ti mismo, no sea que tú también seas tentado” (Gálatas 6:1).

Esto debe ser así, porque nosotros mismos podemos caer en una situación donde necesitamos que Dios, por medio de un hermano en la fe, nos levante, pero debemos estar dispuestos a aceptar tal corrección, pues es para nuestra bendición, como dice el Salmo “Que el justo me castigue, será un favor, y que me reprenda será un excelente bálsamo que no me herirá la cabeza” (Salmo 141: 5a).

Y si nosotros somos a quienes corresponde ayudar a levantar al caído, tenemos instrucciones prácticas, como la que nos enseña el Señor Jesús: “Por tanto, si tu hermano peca contra ti, ve y repréndele estando tú y él solos; si te oyere, has ganado a tu hermano.” (Mateo 18:15).

Hermanos, no busquemos agradarnos a nosotros mismos, sino contribuir a la mutua edificación, pues todos los creyentes necesitamos ser reconfortados, animados, edificados en amor, y ninguno está exento de pasar por dificultades, así que podemos colocar en práctica lo que dice la escritura: “También os rogamos, hermanos, que amonestéis a los ociosos, que alentéis a los de poco ánimo, que sostengáis a los débiles, que seáis pacientes para con todos.” (1 Tesalonicenses 5:14)    Oración.

«Padre, me has colocado como piedra viva en Cristo, miembro de un cuerpo espiritual, guíame con tu Espíritu y en amor, a ayudar en la mutua edificación y a contribuir en el crecimiento de la iglesia, a poner en práctica el amarnos unos a otros como Cristo nos amó. Amén.   Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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miércoles, 15 de septiembre de 2021

Edificación mutua. Parte 1

 

Edificación mutua. Parte 1


“rogando que de alguna manera tenga al fin, por la voluntad de Dios, un próspero viaje para ir a vosotros. Porque deseo veros, para comunicaros algún don espiritual, a fin de que seáis confirmados; esto es, para ser mutuamente confortados por la fe que nos es común a vosotros y a mí.” Romanos 1:10-12

Siendo Pablo un apóstol escogido según el propósito de Dios en Cristo (2 Timoteo 1:1), que había tenido un encuentro personal con el Señor Jesús, y le había sido dada gran revelación y conocimiento de Dios (2 Corintios 12:2-4), necesitaba ser mutuamente confortado en la fe, por otros hermanos; por esto, anhelaba tener un contacto presencial con la congregación.

Por esto, Dios nos ha colocado en un cuerpo espiritual a todos los creyentes en Cristo, llamado iglesia, donde Él ha dispuesto dar diferentes dones a cada miembro para edificación mutua. Esto quiere decir que nos necesitamos unos a otros para crecer, para no estancarnos, pues el don, la función o la tarea que tiene otro hermano, es necesaria para nuestro crecimiento, para nuestra consolación, para fortalecer las rodillas endebles, o incluso para que en el amor de Cristo sobrellevemos los unos, las cargas de los otros, (Gálatas 6:2).

No importa si ese hermano se ve más débil, tal vez el más callado, lo que el Espíritu le dio a él, es necesario para nosotros y es de gran bendición para nuestra vida, como enseña la Palabra de Dios: “Antes bien los miembros del cuerpo que parecen más débiles, son los más necesarios;” (1 Corintios 12:22); así que seamos considerados los unos con los otros, estemos atentos y con toda expectativa en cuanto a lo que tiene cada miembro para dar, como ratifica la escritura: “¿Qué hay, pues, hermanos? Cuando os reunís, cada uno de vosotros tiene salmo, tiene doctrina, tiene lengua, tiene revelación, tiene interpretación. Hágase todo para edificación.” (1 Corintios 14:26).    Oración.

«Padre, gracias por que, en el propósito de tu amor en Cristo, me has colocado en una congregación con diferentes hermanos, para mi crecimiento, para dar y recibir lo que a cada uno tú nos has entregado, ayúdanos a administrar con sabiduría todas las riquezas espirituales que tenemos y a ser confortados mutuamente. En Cristo Jesús, Amén.   Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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martes, 14 de septiembre de 2021

Cultivar amistades

 


Cultivar amistades

«En todo tiempo ama el amigo, y es como un hermano en tiempo de angustia.» Proverbios 17:17

“El que anda con sabios, sabio será; más el que se junta con necios será quebrantado”. Proverbios 13:20

En estos tiempos difíciles, el ser y tener buenos amigos es muy importante en nuestra vida. Porque el Espíritu anuncia que estamos en tiempos peligrosos donde hay muchos hombres que no son confiables: “Porque habrá hombres amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, sin afecto natural, implacables, calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno, traidores, impetuosos, infatuados, amadores de los deleites más que de Dios,” (2 Timoteo 3:2-4).

Realmente un panorama desalentador, pero en nosotros, los que tenemos al mejor amigo en nuestro corazón, a Jesús, nuestra conducta y actitud debe seguir los principios de la amistad bíblica, siendo verdaderos amigos que tienden la mano y brindan aliento en momentos difíciles, porque esto será para los demás como dice Proverbios 27:9: “El ungüento y el perfume alegran el corazón, y el cordial consejo del amigo, al hombre.”

Cultivar buenas amistades no se hace por conveniencia económica (Proverbios 19:4), sino por crecimiento espiritual mutuo, pues el verdadero amigo edifica con amor y con verdad. “Fieles son las heridas del que ama; pero importunos los besos del que aborrece” (Proverbios 27:6). Dios ha dispuesto amigos a nuestro alrededor con un propósito especial y para que en ellos coloquemos en práctica varios principios como el perdón ante las ofensas (Proverbios 17:9), la lealtad (Proverbios 18:24) y la sabiduría como enseña el proverbio: “El que anda con sabios, sabio será; mas el que se junta con necios será quebrantado” (Proverbios 13:20).

Así que cultivar amistades con honestidad y compartiendo ese buen tesoro que ha sido colocado en nuestro corazón, es decir, el amor de Cristo, nos ayuda a crecer y a brindar ayuda oportuna en estos tiempos de angustia. Por eso empecemos a cultivar amistades conforme a los principios aprendidos hoy.   Oración.

«Señor Jesús, tú has sido mi amigo fiel, que dio la vida por mí, ahora quiero extender ese amor hacia mis amigos, dando lo mejor del buen tesoro que colocaste en mi corazón, por medio del Espíritu de amor y verdad. Gracias Padre por mis amigos, bendícelos y permite que conozcan cada vez más a Jesús. Amén.   Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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lunes, 13 de septiembre de 2021

La familia de Dios

 


La familia de Dios

“Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios, edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo,” Efesios 2:19-20

La iglesia no es una opción para un verdadero cristiano, es la misma familia de Dios, donde crecemos y nos edificamos mutuamente sobre el fundamento que dejaron escrito en la Biblia, inspirados por el Espíritu de Dios, los apóstoles y los profetas.

Por esto, toda reunión de personas o congregación, debe tener como fundamento y autoridad máxima la Palabra de Dios y como cabeza principal a Cristo mismo. Quien no se somete a la Palabra de Dios, ¿cómo puede someterse a Cristo? Él mismo lo indicó en el evangelio de Juan 14:23: “Respondió Jesús y le dijo: El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada con él”.

En obediencia a su evangelio, al recibir a Jesús como nuestro Señor y Salvador (Juan 1:12-13), hemos sido hechos parte de la familia de Dios, “siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre” (1 Pedro 1:23).

Este nuevo nacimiento ha sido categóricamente confirmado por Dios, al sellarnos con su Santo Espíritu, quien mora en todo creyente y que nos da el poder para dar testimonio del Padre que ahora tenemos, y nos confiere todo el potencial, la fuerza, la conciencia y el ánimo para vivir en santidad (2 Timoteo 1:7-9). Este hecho lo podemos confirmar por el amor que se expresa en nosotros los creyentes hacia nuestros semejantes, porque dice Romanos 13:8 “No debáis a nadie nada, sino el amaro unos a otros; porque el que ama al prójimo, ha cumplido la ley”.

Así que hermano, ¿estás en una congregación? Y si estás en ella, ¿el fundamento de esta congregación es la Palabra de Dios y la autoridad máxima es el mismo Cristo? ¿Estás colocando en práctica el amor a tu prójimo?   Oración.

«Gracias Padre, porque me colocaste en tu familia, ahora soy tu hijo gracias a mi fe en Cristo, quiero vivir de acuerdo al llamamiento santo que me hiciste, expresando a mis semejantes el mismo amor que me diste. En el nombre de Jesús. Amén.   Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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domingo, 12 de septiembre de 2021

La meta de nuestra fe

 

La meta de nuestra fe

“Porque para mí el vivir e


s Cristo, y el morir es ganancia.” Filipenses 1:21

“Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.” Filipenses 3:13-14

La meta de nuestra fe no es ganar el mundo sino ganar a Cristo, es decir, reflejar en nuestra propia vida su carácter, su amor y ser hallados en él, no en nuestra propia justicia (Filipenses 3:9). Pues sea que nos quedemos o nos vayamos de esta tierra, el tener la seguridad de que vivimos o morimos para Cristo, debe ser nuestra alegría y nuestra motivación para levantarnos cada día.

¿Cuál es la meta con la que te levantaste hoy?

Si te levantaste motivado por trabajar, por adquirir cosas materiales o por ganar el mundo, recordemos que nuestro Señor Jesús nos enseña que: “Porque ¿qué aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma?” (Mateo 16:26).

Si bien necesitamos de la provisión de Dios, en cuanto a las cosas materiales, y podemos pedirle conforme a su voluntad por ellas, nuestra finalidad es buscar primeramente el reino de Dios y su justicia y lo demás será añadido por el Señor (Mateo 6:33), teniendo presente que cada día nos levantamos con la actitud de alcanzar no un fin material sino una meta espiritual, “No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús.” (Filipenses 3:12).

Es decir, seguimos adelante, sin pensar que ya somos perfectos, sino que avanzamos esperando alcanzar aquello para lo cual Cristo Jesús nos alcanzó a nosotros primero. Por esta razón debemos esforzarnos, ​​olvidando o dejando atrás toda carga, como nos enseña el Espíritu por medio de la vida del Apóstol Pablo: “prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.” (Filipenses 3:14).

Hermanos, cada meta se logra con pequeños pasos, por eso, que cada paso sea uno de fe, guiado por el Espíritu que mora en nosotros los creyentes, y que nuestra motivación diaria sea levantarnos para reflejar a Cristo, glorificando su nombre por medio de nuestro testimonio de vida.   Oración.

«Padre, amado Señor, hoy quiero levantarme revisando mis prioridades, y quiero pedirte que con la guía de tu Espíritu me lleves a alcanzar primeramente las metas espirituales, de modo que, por medio de la fe, pueda reflejar todo el amor de Cristo. Padre eterno te lo pido en el nombre de Jesucristo Tu Hijo Amen.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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sábado, 11 de septiembre de 2021

El sufrimiento cristiano

 

El sufrimiento cristiano


“Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca. Descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa; y no cayó, porque estaba fundada sobre la roca. Pero cualquiera que me oye estas palabras y no las hace, le compararé a un hombre insensato, que edificó su casa sobre la arena; y descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y dieron con ímpetu contra aquella casa; y cayó, y fue grande su ruina” Mateo 7:24-27

Es el tiempo de los vientos feroces y de las dificultades, debido a las consecuencias del pecado de una humanidad que, al rechazar a Cristo, rechaza la vida abundante. Por esto, es grande la ruina de los que no colocan su confianza en Cristo, porque su vida está sostenida en cosas perecederas y temporales. Pero a los que hemos creído, puede llegar la lluvia fuerte de la prueba y estaremos firmes, porque nuestra casa espiritual, está fundada sobre la roca que es el Señor Jesús mismo. Él está en nuestro corazón y si Él está en mí ¿quien contra mí?

Por esto, en cuanto al sufrimiento de los que estamos en Cristo, la palabra de Dios explica el propósito en 1 Pedro 5:10 “Mas el Dios de toda gracia, que nos llamó a su gloria eterna en Jesucristo, después que hayáis padecido un poco de tiempo, él mismo os perfeccione, afirme, fortalezca y establezca.”

Así que, cuando sufrimos por causa de Cristo, es señal de que estamos en su voluntad. Qué vergüenza y qué tristeza que suframos por las consecuencias de nuestro pecado; mejor hagamos la diferencia y padezcamos como cristianos, haciendo la voluntad de Dios, porque al final llegará nuestra recompensa, como dice Colosenses 3:24-25 “sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia, porque a Cristo el Señor servís. Mas el que hace injusticia, recibirá la injusticia que hiciere, porque no hay acepción de personas.”   Oración.

«Padre, quiero ser reafirmado en tu palabra, sostenido en tu Espíritu, animado en tus promesas de vida en Cristo y fortalecido por tu amor. Permite, Señor, que mi vocación de fe y mi llamado permanezcan firmes, aún en medio de la prueba, confiando plenamente en ti. En Cristo Jesús, amén.   Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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viernes, 10 de septiembre de 2021

Padeciendo como cristianos. Parte 2

 


Padeciendo como cristianos. Parte 2

“pero si alguno padece como cristiano, no se avergüence, sino glorifique a Dios por ello.” 1 Pedro 4:16

Si estamos pasando por una prueba, una enfermedad o una dificultad financiera, como creyentes debemos saber que a “los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados” Romanos 8:28; esto nos indica que Dios usa las dificultades para nuestra formación y bendición (Deuteronomio 8:16).

Así que, si queremos rendirnos ante situaciones que se nos presentan y que nos llevan al límite, debemos tener la seguridad de que Dios nos está preparando, pues el sufrimiento cristiano tiene un propósito y es reafirmarnos, llevándonos a una relación más profunda, de obediencia y de guía del Espíritu Santo, en todos los asuntos de nuestra vida, confiando plenamente en nuestro Padre amoroso. Mientras estamos en este recorrido por la tierra, estamos llamados a conducirnos con temor de Dios, llenos de su gracia para que por ella no seamos esclavos del pecado.

Impulsados por el amor de Dios, que actúa en nosotros por el Espíritu Santo, estamos llamados a marcar la diferencia entre el impío, es decir, el que no ha recibido la gracia de Cristo y nosotros los creyentes, no que los ignoremos y acusemos, sino que Cristo sea conocido por ellos a través del testimonio de nuestra vida. Y si entonces, aún haciendo así, sufrimos o padecemos podemos estar alegres y gozosos ya que estamos cumpliendo la voluntad de Dios, pues “Palabra fiel es esta: si somos muertos con Él, también viviremos con Él; si sufrimos, también reinaremos con Él; si le negáremos, Él también nos negará. Si fuéremos infieles, Él permanece fiel; Él no puede negarse a sí mismo.” 2 Timoteo 2:11-13.   Oración.

«Amado Señor, no quiero andar obedeciendo los deseos de la carne y padecer por sus consecuencias, sino que anhelo que me llenes de la gracia de sufrir por tu nombre, de vivir en santidad y de acuerdo al llamado que he recibido en Cristo. Que esta dificultad por la que estoy pasando sea para que tu nombre sea reconocido por los que me rodean. En el nombre de Jesús, Amén.   Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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jueves, 9 de septiembre de 2021

Padeciendo como cristianos. Parte 1

 

Padeciendo como cristianos. Parte 1


“Amados, no os sorprendáis del fuego de prueba que os ha sobrevenido, como si alguna cosa extraña os aconteciese, sino gozaos por cuanto sois participantes de los padecimientos de Cristo, para que también en la revelación de su gloria os gocéis con gran alegría. Si sois vituperados por el nombre de Cristo, sois bienaventurados, porque el glorioso Espíritu de Dios reposa sobre vosotros. Ciertamente, de parte de ellos, él es blasfemado, pero por vosotros es glorificado. Así que, ninguno de vosotros padezca como homicida, o ladrón, o malhechor, o por entremeterse en lo ajeno; pero si alguno padece como cristiano, no se avergüence, sino glorifique a Dios por ello. Porque es tiempo de que el juicio comience por la casa de Dios; y si primero comienza por nosotros, ¿cuál será el fin de aquellos que no obedecen el evangelio de Dios?” 1 Pedro 4:12-17

Debemos considerar que los juicios vienen debido a las consecuencias del pecado. La Palabra de Dios anticipa con anterioridad el juicio a los moradores de la tierra por la enfermedad más grave, mortal y contagiosa, el pecado. Dice Isaías 24:4-5 “Se destruyó, cayó la tierra; enfermó, cayó el mundo; enfermaron los altos pueblos de la tierra. Y la tierra se contaminó bajo sus moradores; porque traspasaron las leyes, falsearon el derecho, quebrantaron el pacto sempiterno.” Y de este juicio no está libre ninguno, en Isaías 24:2 dice “Y sucederá así como al pueblo, también al sacerdote; como al siervo, así a su amo; como a la criada, a su ama; como al que compra, al que vende; como al que presta, al que toma prestado; como al que da a logro, así al que lo recibe.” Esto lo estamos viendo en la actualidad con la proliferación de enfermedades, violencia y muerte.

Pero si nadie está exento, ¿qué sucede con los hijos de Dios, con la iglesia del Señor? ¿Acaso no somos su especial tesoro? Debemos reflexionar entonces que “Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu.” Romanos 8:1. Si bien hemos sido librados de toda condenación por medio de nuestra fe en Cristo, es precisamente el andar en la carne, satisfaciendo los deseos propios, viviendo como vive el mundo, lo que hace que caigamos de la gracia, porque la escritura nos enseña “Pero los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos.” Gálatas 5:24.

Es decir, que Dios nos llama a apartarnos de las malas prácticas del mundo, nos redarguye a no ser cómplices de su forma de vivir y a que vivamos de acuerdo al llamado que hemos recibido de parte de Dios, como lo anuncia el apóstol Pedro “sino, como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir; porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo.” 1 Pedro 1:15-16.   Oración.

«Padre, gracias porque sé que me proteges y tu Espíritu me guía a toda verdad; ayúdame a vivir apartado del pecado y a vivir según mi nueva naturaleza en Cristo, en amor y santidad para que, incluso por medio de mis dificultades, tu nombre sea glorificado. En el nombre de Jesús, amén.    Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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miércoles, 8 de septiembre de 2021

La fidelidad a Dios

 

La fidelidad a Dios


“¡Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios. ¿O pensáis que la Escritura dice en vano: ¿El Espíritu que él ha hecho morar en nosotros nos anhela celosamente? Pero él da mayor gracia. Por esto dice: Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes. Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros”. Santiago 4:4-7

El apóstol Santiago comienza esta exhortación con una dura palabra, “almas adúlteras”, es decir “infieles” y lo dice con contundencia, porque amar a este mundo es enemistarse con Dios. Para los que hemos creído en Jesús y hemos vuelto en amistad con nuestro Padre, es difícil llevarse bien con el mundo, porque si seguimos sus ideas, deseos y placeres, nos convertimos de inmediato en adúlteros espirituales. Por eso, la Escritura nos dice que Dios nos anhela celosamente, no quiere compartirnos, pues somos suyos.

En el antiguo Testamento la idea es que el Señor es el esposo de su pueblo Israel como dice Isaías 54: 5 “Porque tu marido es tu Hacedor; Jehová de los ejércitos es su nombre; y tu Redentor, el Santo de Israel; Dios de toda la tierra será llamado”. Y en el Nuevo Testamento se dice que Jesús es el esposo de su iglesia; Pablo usa la misma alegoría del matrimonio y presenta a la iglesia como la prometida de Cristo, 2 Corintios 11:2 dice “Porque os celo con celo de Dios; pues os he desposado con un solo esposo, para presentaros como una virgen pura a Cristo”.

En la cita Bíblica de hoy Santiago muestra el peligro en que podemos caer al apartarnos de Jesús cuando somos seducidos por el mundo. Esta manera de decirlo quizá escandalice a muchos, pero es una manera de expresar que al desobedecer a Dios es como romper una promesa matrimonial y que todo pecado es contra el amor de Dios y quebranta su corazón.

Jesús también dijo en Marcos 8:38 “Porque el que se avergonzare de mí y de mis palabras en esta generación adúltera y pecadora, el Hijo del Hombre se avergonzará también de él, cuando venga en la gloria de su Padre con los santos ángeles”. Habla de un pueblo adúltero que puede avergonzarse de Él.

Cuando pecamos somos redargüidos por el Espíritu Santo. Al respecto nos dice Santiago “El Espíritu que Dios ha hecho morar en nosotros celosamente anhela la plena devoción de nuestros corazones”. El Señor tiene el derecho exclusivo a recibir toda nuestra adoración porque nos amó, nos rescató, nos compró con su sangre preciosa. Dios nos hace una gran demanda de devoción y fidelidad, pero también nos da una gran gracia para poder cumplirla. El gran ejemplo y la gran inspiración es Jesús en las tentaciones, quien fue fiel hasta el fin, dejando claro que el diablo no es invencible, ya que cuando se enfrenta con la Palabra de Dios, tiene que huir. Cuando somos fieles y humildes debemos pelear nuestras batallas contra el tentador con el poder de Dios, no con nuestro propio poder.    Oración.

«Amado Señor, hazme siempre fiel a ti, que nada en este mundo seduzca mi corazón para apartarme de ti. Quiero adorarte y darte mi devoción y entender que me das la gracia suficiente para vencer todas las tentaciones, Quiero escuchar tu voz que me aconseja por medio de tu Santo Espíritu. En Cristo Jesús, Amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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martes, 7 de septiembre de 2021

Integridad en medio de las situaciones

 


Integridad en medio de las situaciones

“Aconteció después de esto, que la mujer de su amo puso sus ojos en José, y dijo: Duerme conmigo. Y él no quiso, y dijo a la mujer de su amo: He aquí que mi señor no se preocupa conmigo de lo que hay en casa, y ha puesto en mi mano todo lo que tiene. No hay otro mayor que yo en esta casa, y ninguna cosa me ha reservado sino a ti, por cuanto tú eres su mujer; ¿cómo, pues, haría yo este grande mal, y pecaría contra Dios?” Génesis 39:7-9

“Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo; y si por los ríos, no te anegarán. Cuando pases por el fuego, no te quemarás, ni la llama arderá en ti”. Isaías 43:2

Qué difícil es mantener la integridad a pesar de la mentira, la tentación y las situaciones adversas que este mundo fracturado nos ofrece. Mantener el carácter cristiano en momentos difíciles es un desafío para cada uno de nosotros. Pero es aquí donde debemos entender que cuando somos firmes en nuestro amor y devoción a Dios, a pesar de las circunstancias, Él nos prepara para el propósito para el cual nos llamó, independientemente de lo que nos suceda.

Dos factores, uno humano y otro divino, se unen para favorecer a José. El primero, es que José aprovecha cada oportunidad que se le da siendo fiel, no solo a Dios sino a su amo, colocando todo empeño, diligencia y buena voluntad para responder con excelencia con su trabajo; y el otro factor es la presencia constante, visible y fructífera de Dios con José, consecuencia de una relación de intimidad y amor con Él, que lo hace obediente a sus mandamientos; por eso, el Señor lo honró a pesar de las situaciones por las que pasó. Esa presencia es el resultado de la fidelidad de José con Dios y su compromiso de mantener la comunión y de guardarse para el propósito divino.

José reconoce que la fidelidad a Dios se demuestra en una conducta de pureza y santidad. En lugar de lamentar su situación de soledad y malos tratos, se dedicó a hacer bien lo que tenía a mano para hacer. “Y Jehová lo hacía prosperar en su mano”, Génesis 39:3. José mantuvo su confianza en Dios a pesar de las circunstancias, no claudicó de su fe, ni negó sus convicciones como hijo de Dios.

El secreto de permanecer íntegros y fieles al Señor hace que otros reconozcan que Dios está con nosotros y trae bendición a los que nos rodean. El éxito de la prosperidad de Potifar, es el resultado de la bendición de Dios y de la humildad de José, quien le atribuye todo al Señor. Dios estará seguro de que seamos restaurados cualquiera que sea nuestra situación, para que podamos ser ejemplo en nuestro entorno.

Por eso, cuando pasemos por el fuego de la tentación, por problemas que nos pueden ahogar y quieran hacernos desfallecer, recordemos que a nuestro lado hay Uno que nos va a sostener, a levantar y a restaurar para que seamos ejemplo para otros.  Oración.

«Señor gracias por estar a mi lado en los momentos más difíciles, en medio del fuego de la tentación, de las mentiras de este mundo y por sostenerme con tu diestra. Ayúdame a ser íntegro, a permanecer fiel a tus mandamientos, a ser puro y santo en medio de las circunstancias que me rodeen. En Cristo Jesús, Amén.    Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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lunes, 6 de septiembre de 2021

Los sacrificios que le agradan a Dios

 

Los sacrificios que le agradan a Dios


“Así que, ofrezcamos siempre a Dios, por medio de él, sacrificio de alabanza, es decir, fruto de labios que confiesan su nombre. Y de hacer bien y de la ayuda mutua no os olvidéis; porque de tales sacrificios se agrada Dios”. Hebreos 13:15-16

Sí, ya no es necesario volver a ofrecer sacrificios, porque el de Cristo fue perfecto y suficiente, para quitar el pecado que nos separaba de nuestro Padre Dios, ¿qué quiere decir este pasaje?, ¿cuál es el sacrificio que podemos ofrecerle a Dios? Aquí se nos dice que es una continua alabanza, oración y acción de gracias, el sacrificio de alabanza es la expresión de un corazón agradecido, una confesión pública y gozosa de nuestra fe en el nombre de Cristo y una ofrenda de una vida que no se avergüenza de mostrar que pertenece y sirve a Dios.

Pero también se nos dice que podemos ofrecerle todo lo que hagamos por nuestro prójimo, ya que la compasión y la misericordia que mostramos con otros es un sacrificio agradable a Dios. Por eso Jesús fue tan tajante con los fariseos, porque ellos se ufanaban de sus rituales y sacrificios en el templo, pero no practicaban la misericordia y el amor hacia los pecadores, como dice Mateo 9:11-13 “Cuando vieron esto los fariseos, dijeron a los discípulos: ¿Por qué come vuestro Maestro con los publicanos y pecadores? Al oír esto Jesús, les dijo: Los sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos. Id, pues, y aprended lo que significa: Misericordia quiero, y no sacrificio. Porque no he venido a llamar a justos, sino a pecadores, al arrepentimiento”. Además de la alabanza y la oración, ayudar y hacer el bien a los necesitados es el mejor sacrificio espiritual que le podemos ofrecer a Dios, es nuestra mejor adoración.

Debemos ofrecer alabanza a Dios por medio de Jesucristo, en cada área de nuestra vida, con fruto de labios que lo confiesen y glorifiquen por lo que ha hecho en nosotros, esto reemplaza cualquier ritual en un templo o las formas tradicionales de religión, que deben ser transformadas radicalmente por un evangelio vívido que muestre a Cristo a través de nuestro testimonio.

La adoración bajo el nuevo pacto en Jesucristo es ofrecer sacrificio de alabanza por medio de Él, hacer el bien y compartir con otros, es lo que a Dios le agrada. Estos sacrificios son la respuesta de amor por habernos amado primero y haber entregado a su Hijo en sacrificio por nosotros.   Oración.

«Gracias mi amado Dios por enviar a tu Hijo en sacrificio por mí, estoy agradecido por todo lo que has hecho y continúas haciendo en mi vida. Por eso, mi sacrificio de alabanza es confesarte delante de todos para que conozcan que eres un Dios grande y maravilloso. Regálame oportunidades de servir a los demás, haciendo el bien. Que estos sacrificios espirituales me den el poder de vivir una vida diferente, que te agrade a ti. En Cristo Jesús. Amén.    Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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