lunes, 28 de febrero de 2022

Hacia la madurez

 


Hacia la madurez

“estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo” Filipenses 1:6

“Y esto pido en oración, que vuestro amor abunde aún más y más en ciencia y en todo conocimiento, para que aprobéis lo mejor, a fin de que seáis sinceros e irreprensibles para el día de Cristo, llenos de frutos de justicia que son por medio de Jesucristo, para gloria y alabanza de Dios”. Filipenses 1:9-11

¿Podemos crecer hacia la madurez espiritual? Ciertamente sí, porque la palabra de Dios lo afirma; lo que debemos entender es que es un proceso, por eso se alcanza paulatinamente. No debemos desanimarnos cuando vemos que nos falta por lograr mucho en algunas áreas de nuestra vida, debemos estar persuadidos como lo dice la Biblia, que el que comenzó en nosotros la buena obra, no la dejará inconclusa, sino que la perfeccionará hasta el día que Jesucristo regrese.

Cuando Pablo escribió esta carta, estaba en la cárcel y es notable su tono de gozo a pesar de estar pasando por esa situación. Pablo experimentó gozo en el Señor, esta es una marca de madurez; porque la experiencia cristiana no es externa sino interna, no depende de las circunstancias. Las situaciones que vivimos pueden convertirse en una cárcel, si no podemos salir de ellas, o en una escuela si nos están enseñando a desarrollar nuestra vida.

La iglesia de Filipos no tenía grandes problemas, tenía una sana doctrina, una buena convivencia y estaba sujeta a las instrucciones de Pablo, por eso sobrevivió a las persecuciones del primer siglo. Pablo les enseñó tres cosas para crecer:

Toda obra que Dios empieza la acabará. Para Él no existe el tiempo, la puede culminar en su momento. Lo único que puede frenar lo que está haciendo en nosotros, es que no creamos, porque, aunque tenemos al Espíritu Santo que nos impulsa cada día a crecer, podemos estorbar nuestro crecimiento con descuidos como: no nutrirnos con la palabra de Dios, albergar pecado sin confesar, falta de comunión con Dios y con otros creyentes, cuando no nos apoyamos en Dios y no enfrentamos las pruebas con confianza en Él.

La madurez se vive en comunión con otros. La manera como tratamos a los demás, con paciencia y amor, demuestra nuestra madurez. Cuando hay celos y contiendas falta madurez en la iglesia.

La madurez es fruto del amor y el buen juicio como lo dice Pablo. La madurez es la combinación del amor y el entendimiento. Él pide a Dios que los filipenses abunden en amor, conocimiento y juicio, y el resultado es que no tendrán que avergonzarse porque serán irreprensibles y llevarán fruto para la gloria de Dios.

Tres consejos sabios para que evaluemos cómo está nuestro crecimiento espiritual y si estamos alcanzando madurez.   Oración.

«Amado Señor, el camino hacia la madurez incluye combinar el amor y el entendimiento en un balance perfecto. Quiero, Espíritu Santo, que me llenes de tu fruto y que quites de mí todo estorbo que yo ponga en la obra que Dios está haciendo conmigo. Jesús, deseo crecer en comunión contigo e irme perfeccionando en ti, para que me encuentres irreprensible en tu regreso. En Cristo Jesús, amén.    Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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domingo, 27 de febrero de 2022

La más grande señal nos fue dada

 

La más grande señal nos fue dada


“Vinieron los fariseos y los saduceos para tentarle, y le pidieron que les mostrase señal del cielo. Mas él respondiendo, les dijo: Cuando anochece, decís: Buen tiempo; porque el cielo tiene arreboles. Y por la mañana: Hoy habrá tempestad; porque tiene arreboles el cielo nublado. ¡Hipócritas! que sabéis distinguir el aspecto del cielo, ¡más las señales de los tiempos no podéis! La generación mala y adúltera demanda señal; pero señal no le será dada, sino la señal del profeta Jonás. Y dejándolos, se fue”. Mateo 16:1-4

Los fariseos y saduceos demandaban señales que demostraran que Jesucristo venía del cielo, y a pesar de que Cristo pudo impresionarlos con facilidad, no lo hizo; sabía que ninguna señal del cielo los podía convencer de que Él era el Mesías porque ya habían determinado en su corazón no creer.

Muchas personas hoy, como esos líderes religiosos, quieren ver milagros para creer, pero sabemos que aun eso no los convencerá, así como le pasó a Jesús en su ministerio terrenal, tantos milagros que hizo y no creyeron. Había sanado, resucitado, alimentado a multitudes y todavía demandaban señales que probaran su identidad. Muchos hoy no cambian su vida porque según ellos “Dios no les ha hecho el milagrito”, les parece poca cosa la vida, no ven las bendiciones diarias que han recibido por misericordia y el constante llamado al arrepentimiento que Dios les hace.

Aún en la misma iglesia hay cristianos que no se comprometen con Dios hasta que no les realice el milagro que tanto esperan, ¿será que todavía están esperando pruebas de la identidad de Jesús para creer?

Su obra, muerte, sepultura y resurrección fue la mayor señal de todas y no le creyeron. Recordemos Mateo 27:42 “A otros salvó, a sí mismo no se puede salvar; si es el Rey de Israel, descienda ahora de la cruz, y creeremos en él”.

Los incrédulos y carnales tienen sus pensamientos y deseos aferrados a este mundo temporal y solo quieren satisfacer la carne y no les interesa las cosas espirituales; piden una señal que no demande fe sino vista.

El Señor nos pide fe y humildad porque hay demasiadas señales de que Dios existe y nos ama, como: su creación, su palabra que está llena de milagros, la iglesia que ha militado en esta tierra dos mil años y testimonios de miles que hemos sido transformados por la gracia y el amor de Jesús.

A Jesucristo le pidieron señal, a los apóstoles también y hoy el mundo sigue reclamando señales para creer. Jesús gimió en su espíritu ante tanta incredulidad. Veamos Marcos 8:12 “Y gimiendo en su espíritu, dijo: ¿Por qué pide señal esta generación? De cierto os digo que no se dará señal a esta generación”.

Dios nos llama a tener esperanza; la señal más grande sobre la tierra ya fue dada, su Hijo Jesucristo, quien vino a cumplir el plan de salvación para esta humanidad. Hoy, nuevamente, deben retumbar estas palabras de Jesús en nuestros oídos, dice Juan 20:27-29 “Luego dijo a Tomás: Pon aquí tu dedo, y mira mis manos; y acerca tu mano, y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente. Entonces Tomás respondió y le dijo: ¡Señor mío, y Dios mío! Jesús le dijo: Porque me has visto, Tomás, creíste; bienaventurados los que no vieron, y creyeron”.

La última señal para usted, puede ser este llamado que Dios le está haciendo a través de este devocional; no dude más y venga a Cristo.    Oración.

«Amado Padre, has hablado tan claramente desde la creación del mundo, a través de los profetas y por último, por medio de tu Hijo, quien con su obra, muerte y resurrección venció las tinieblas y trajo salvación a esta humanidad pecadora. No permitas que en mi corazón haya cabida para la incredulidad, porque estamos rodeados de un mundo incrédulo que sigue demandando señales del cielo, cuando ya nos fue dada. Aumenta mi fe y mi humildad para dar testimonio de Jesucristo a los que no creen. En el nombre de Jesús, amén.   Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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sábado, 26 de febrero de 2022

El hogar y la iglesia

 

El hogar y la iglesia


“Hijos, obedeced en el Señor a vuestros padres, porque esto es justo. Honra a tu padre y a tu madre, que es el primer mandamiento con promesa; para que te vaya bien, y seas de larga vida sobre la tierra. Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor”. Efesios 6:1-4

“Y amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas. Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes. Y las atarás como una señal en tu mano, y estarán como frontales entre tus ojos; y las escribirás en los postes de tu casa, y en tus puertas”. Deuteronomio 6:5-9

Los fundamentos del estado y de la iglesia nacieron en la familia, esa unión sagrada que Dios instituyó desde el comienzo, creada para que no estemos solos, sino para compartir con otros. El hogar es el lugar primordial para educar; el padre, la madre, los abuelos, deben participar de la educación de los hijos.

El pasaje de Efesios dice “criadlos”, en el griego no solo es sustentar materialmente la vida de nuestros hijos, sino entrenarlos, educarlos para vivir y conducirlos a la madurez.

El Señor nos invita a la ética en el hogar; como padres, en nuestro trato hacia nuestros hijos, debemos cuidar de ser ásperos y rígidos al grado de que se llenen de ira. Aquí dice “provocar a ira” es como causar exasperación que los lleve al desánimo. Tampoco conducirnos de manera déspota y descargar nuestras frustraciones y hostilidades sobre ellos: ese trato cruel e inconsciente causa muchos problemas emocionales y genera resentimientos, rompiendo la unidad familiar.

Uno de los problemas más graves de esta época es el abuso emocional y físico de los padres sobre los hijos. Cada vez más la familia se ve fracturada por esto, dando paso a hijos rebeldes que no se someten a ninguna autoridad porque no han experimentado el amor de Dios a través de sus padres, por eso es que no ven a Dios como un Padre en el cual confiar.

Nuestra principal tarea es instruirlos y dirigirlos en el amor del Señor. Hagamos bien nuestra tarea para que ellos no la desprecien, como dice Proverbios 1:8 “Oye, hijo mío, la instrucción de tu padre, y no desprecies la dirección de tu madre”. Los padres o adultos a cargo de niños somos tutores, debemos tener tiempo para entrenarlos y educarlos personalmente en el temor de Dios y con amor. La disciplina va de la mano de la instrucción y de la manera que el Señor nos enseña.

Así como en la familia, la iglesia también tiene un rol de educación que debe ser integral, conduciendo a los miembros en instrucción, dirección y disciplina, según los principios de Dios, a la madurez espiritual, para que no se aparten de los caminos del Señor. Es una tarea que nos dejó el Señor Jesucristo en Mateo 28:20 “enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén”.   Oración.

«Amado Dios, tú amas la unidad familiar porque fue tu diseño desde el principio; instituiste la familia para que fuera un refugio de amor, de enseñanza y dirección para mis hijos y poder conducirlos por tus caminos, no permitas que descuide mi llamado como tutor y educador, porque algún día tendré que dar cuenta de mi familia. Gracias por tus principios, que son claros y me llevan a crecer como persona y a inculcar en mis hijos tu amor incondicional. En Cristo Jesús, amén.    Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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viernes, 25 de febrero de 2022

El poder de ayunar y orar. Parte 2

 

El poder de ayunar y orar. Parte 2


“Pero yo, cuando ellos enfermaron, me vestí de cilicio; afligí con ayuno mi alma, y mi oración se volvía a mi seno”. Salmo 35:13

“Y publiqué ayuno allí junto al río Ahava, para afligirnos delante de nuestro Dios, para solicitar de él camino derecho para nosotros, y para nuestros niños, y para todos nuestros bienes”. Esdras 8:21

La gente que ha hecho cosas para Dios, ha testificado de la necesidad de la oración y del ayuno, como herramientas poderosas para lograr lo que el Señor quiere a través de ellos. Por eso, debe volverse una disciplina en nuestra vida si queremos hacer su voluntad.

El Señor Jesús dijo en Marcos 2:20 “Pero vendrán días cuando el esposo les será quitado, y entonces en aquellos días ayunarán”. Hablaba de los tiempos de la iglesia después de su ascensión, donde Él sería quitado de esta tierra y necesitaríamos orar, ayunar y permanecer más en comunión con el Espíritu Santo, para renovar nuestra unción y estar siempre preparados para su regreso. También para fortalecernos ante los acontecimientos que vendrán sobre este mundo antes de su Segunda Venida.

 

Hay entonces una necesidad espiritual de ayunar porque es la manera bíblica de humillarnos ante los ojos de Dios, porque el ayuno trae revelación del Espíritu Santo sobre nuestra condición espiritual, resultando en quebrantamiento, arrepentimiento y cambio. Isaías describe el ayuno como “el día en que aflige el hombre su alma”. Isaías 58:5

El ayuno es el medio crucial para un avivamiento personal, que opera en la obra interna que el Espíritu Santo hace en cada uno de nosotros de manera poderosa. 2 Timoteo 1:6-7 dice: “Por lo cual te aconsejo que avives el fuego del don de Dios que está en ti por la imposición de mis manos. Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio”.

Nos ayuda a entender mejor la palabra de Dios para que adquiera mayor significado en nuestra vida, siendo vital y práctica. Este transforma la oración en una experiencia más rica y personal, restaura la pérdida de nuestro primer amor hacía el Señor. El ayuno es un medio primordial de restauración, libera el fluir del Espíritu para hacer la obra a través de nosotros. Nos lleva a una vida más profunda en Cristo.

Humillarnos delante de Dios amplía el canal de su poder dentro de nosotros, transforma nuestra fe, nos purifica espiritualmente de egoísmo, nos somete al horno de fuego de la renunciación a los deleites de este mundo que nos separan de Él. Quita nuestras impurezas para formarnos con el carácter verdadero de Cristo. El ayuno renueva nuestro compromiso con Cristo de cumplir con la Gran Comisión reafirmando nuestra decisión de hacer la voluntad del Padre hasta el fin. ¿Qué estamos esperando para hacerlo?   Oración.

«Amado Señor Jesucristo, haz que entienda el verdadero significado del ayunar y orar para que se vuelvan un hábito en mi vida, que a través de esas poderosas herramientas espirituales aumentes mi percepción espiritual, aquietes mi mente y mis emociones, renueves mi visión y me ayudes a seguir el plan que tienes para mí. Produce entrega, quebrantamiento santo, calma interna y autocontrol en mi vida, que sea capaz de crucificar mi carne y sujetarme en espíritu, alma y cuerpo a ti. En el nombre de Jesús. Amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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jueves, 24 de febrero de 2022

El poder de ayunar y orar. Parte 1

 

El poder de ayunar y orar. Parte 1


“Ministrando éstos al Señor, y ayunando, dijo el Espíritu Santo: Apartadme a Bernabé y a Saulo para la obra a que los he llamado. Entonces, habiendo ayunado y orado, les impusieron las manos y los despidieron”. Hechos 13:2-3

“Y constituyeron ancianos en cada iglesia, y habiendo orado con ayunos, los encomendaron al Señor en quien habían creído”. Hechos 14:23

El ayuno era una práctica común en la iglesia primitiva, con ayuno y oración comenzaron varias iglesias en diferentes ciudades, se constituyeron líderes para supervisar la obra del Señor. El ayuno no sólo transformó a las iglesias sino a muchas personas y cambió el curso de muchas naciones.

También en el Antiguo Testamento vemos que el ayuno era una herramienta poderosa para acercarse al Señor. Recordemos el caso de la nación de Judá en 2 Crónicas 20:2-3 “Y acudieron algunos y dieron aviso a Josafat, diciendo: Contra ti viene una gran multitud del otro lado del mar, y de Siria; y he aquí están en Hazezon-tamar, que es En-gadi. Entonces él tuvo temor; y Josafat humilló su rostro para consultar a Jehová, e hizo pregonar ayuno a todo Judá”. Dios manifestó su poder librando a Judá en respuesta a la oración y el ayuno que la nación hizo.

Cuando nos disponemos a ayunar y a orar en humildad y alabanza movemos el corazón de Dios a nuestro favor. Paul Cedar dice: “Satanás se ríe de nuestros esfuerzos y se burla de nuestros intentos, pero tiembla cuando ve al más débil santo de Dios arrodillado”. Hoy más que nunca la iglesia universal de Cristo debe unirse en oración y ayuno, para ser una iglesia pura y sin mancha e instrumento para la salvación de muchas personas, porque nuestra lucha no es contra carne y sangre sino contra las potestades de las tinieblas.

El regreso de Cristo está cerca, por eso la batalla para ganar almas para el reino de Dios será cada vez más intensa. Como en tiempos de Joel es un llamado al arrepentimiento y a la conversión al Señor: “Por eso pues, ahora, dice Jehová, convertíos a mí con todo vuestro corazón, con ayuno y lloro y lamento. Rasgad vuestro corazón, y no vuestros vestidos, y convertíos a Jehová vuestro Dios; porque misericordioso es y clemente, tardo para la ira y grande en misericordia, y que se duele del castigo”. Joel 2:12-13

A pesar de la situación por la que está pasando el mundo e incluso la iglesia, Dios está brindando la oportunidad de volvernos a Él en arrepentimiento y obediencia, pero quiere que lo hagamos de todo corazón, ya que los elementos rituales son solo muestras externas de ese arrepentimiento y aunque deben estar presentes: ayuno, lloro y lamento deben hacerse con sinceridad. El señor no quiere expresiones mecánicas ni superficiales.

Los juicios en el pasado son advertencias para todos hoy, Dios es misericordioso, bueno y lento para la ira, quiere que los hombres vuelvan a sus caminos, porque le duele cómo están destruyendo sus vidas con el pecado y anhela que todos se salven. Sólo debemos acercarnos a la cruz de Cristo, nuestro Salvador, con un corazón sincero y humilde, con arrepentimiento y deseo de cambiar, esto nos asegurará su perdón, ayuda y restauración.    Oración.

«Señor Jesucristo, quiero acercarme a tu cruz con humildad, reconociendo que he pecado, rasgar mi corazón y no mis vestidos y volverme a ti con arrepentimiento, ayuno, lloro y lamento, para que transformes mi interior. Que el fuego de tu Espíritu consuma todo lo que hay en mí que no te glorifique, ni te honre. Es el tiempo de ser un instrumento santo y puro, para la salvación de este mundo que tanto te necesita. En Cristo Jesús. Amén.    Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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miércoles, 23 de febrero de 2022

Optimismo en la adversidad

 


Optimismo en la adversidad

“Jehová es mi luz y mi salvación; ¿de quién temeré? Jehová es la fortaleza de mi vida; ¿de quién he de atemorizarme? Cuando se juntaron contra mí los malignos, mis angustiadores y mis enemigos, para comer mis carnes, ellos tropezaron y cayeron. Aunque un ejército acampe contra mí, no temerá mi corazón; aunque contra mí se levante guerra, yo estaré confiado”. Salmo 27:1-3

Mas Jehová está conmigo como poderoso gigante; por tanto, los que me persiguen tropezarán, y no prevalecerán; serán avergonzados en gran manera, porque no prosperarán; tendrán perpetua confusión que jamás será olvidada. Jeremías 20:11

La actitud que asumimos frente a la adversidad determinará la manera en que reaccionemos. David supo enfrentar la adversidad con optimismo por eso dijo: “no temerá mi corazón”, “yo estaré confiado”. En medio de la crisis que podía significar la muerte para él, no se dejó derrotar por el temor. En su noche oscura ve a Dios como su luz, su salvación y su fortaleza.

La fe en Dios es la que nos permitirá controlar nuestras emociones frente a los problemas que tengamos, ya sean económicos, de trabajo, familiares, de salud, persecuciones por nuestra fe, etc. Recordemos Hebreos 13:5-6 que dice: “Sean vuestras costumbres sin avaricia, contentos con lo que tenéis ahora; porque él dijo: No te desampararé, ni te dejaré; de manera que podemos decir confiadamente: El Señor es mi ayudador; no temeré lo que me pueda hacer el hombre”.

Debemos manifestar nuestra fe con optimismo, con tenacidad, no debemos dejar que nuestra mente se llene de pensamientos negativos porque hemos colocado nuestra vida en manos del Señor. Debemos confiar en su providencia. La palabra de Dios dice: “Por tanto, Jehová esperará para tener piedad de vosotros y, por tanto, será exaltado teniendo de vosotros misericordia; porque Jehová es Dios justo; bienaventurados todos los que confían en él”. Isaías 30:18.

Que una afirmación fuerte de confianza en Dios, basada en nuestra relación personal con Él, nazca en nuestro corazón porque nos provee una triple defensa. Es nuestra luz que disipa toda oscuridad, nuestra salvación que enfatiza la habilidad de Dios para dar victoria, a pesar de las fuerzas en contra y nuestra fortaleza porque es el refugio donde podemos sentirnos seguros.    Oración.

«Señor, en estos momentos que estoy enfrentando adversidades, que me siento triste y en incertidumbre, quiero decirte como David “en el día que temo, yo en ti confío”, coloco mis ojos en ti, que eres mi luz, mi salvación y mi alto refugio, quiero esconderme bajo la sombra de tus alas, con la plena certeza de que me cuidarás. Y como dice tu palabra, tú estás conmigo como poderoso gigante, por tanto, los que me persiguen tropezarán, tendrán perpetua confusión que jamás será olvidada. En el nombre de Jesús. Amén.   Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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martes, 22 de febrero de 2022

¿Qué voz escuchamos?

 

¿Qué voz escuchamos?


Vosotros sois de vuestro padre el diablo, y los deseos de vuestro padre queréis hacer. Él ha sido homicida desde el principio, y no ha permanecido en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de lo suyo habla; porque es mentiroso, y padre de mentira. Y a mí, porque digo la verdad, no me creéis”. Juan 8:44-45

“En pos de Jehová vuestro Dios andaréis; a él temeréis, guardaréis sus mandamientos y escucharéis su voz, a él serviréis, y a él seguiréis”. Deuteronomio 13:4

A veces la voz que más escuchamos es la nuestra, nuestra voz interna, es quizás bastante sutil pero muy poderosa, porque tiene el poder de moldear nuestra conciencia. Por eso lo importante aquí es comprender y permitir que sea Dios quien domine lo que nos decimos a nosotros mismos.

Si estamos en los caminos del Señor deberíamos repetirnos constantemente la verdad de su Palabra en nuestras vidas. Porque es la voz de Dios la que trae vida a nuestro espíritu y nos asegura lo que somos en Él, santos y benditos, creados a la imagen de Jesús para buenas obras, para vivir en la plenitud de su Espíritu llenos de su fruto, como dice Gálatas 5:22-23 “Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley. Pero los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos”.

Pero si nos encontramos alejados de Dios nuestra voz interna estará influenciada por el enemigo de nuestras almas, que quiere insertar las mentiras que dicta el mundo, o los malos consejos de personas que nos rodean. Algunas de esas mentiras fueron escuchadas desde nuestra infancia, nos convencieron de falsas creencias que siguen menguando todavía nuestra vida. Está voz lentamente nos llevará a la muerte.

La Biblia dice: “Porque cuál es su pensamiento en su corazón, tal es él”. Proverbios 23:7a, en otras palabras, nuestros pensamientos se transforman en palabras y estas en acciones, porque lo que nos decimos a nosotros mismos se convierte en nuestra realidad. Si permitimos al Espíritu Santo hablar a nuestro interior nos llenará de confianza, bienestar y seremos más productivos, viviendo una vida abundante.

Pero si dejamos que la voz del enemigo nos dirija, nos conducirá a la destrucción. Como lo dijo Jesús en Juan 10:10 “El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia”. ¿Qué voz es la que más estamos escuchando?     Oración.

«Señor Jesucristo, gracias porque tu palabra es verdad y me hace libre. Permíteme meditar cada día en ella para que tu Santo Espíritu sea influenciando mi vida; que tus verdades llenas de poder hagan que mis pensamientos permanezcan alineados a lo que dices que soy. Quiero que tu voz sea más fuerte que la del mundo y la mía, para caminar en obediencia y en plenitud. En Cristo Jesús. Amén.   Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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lunes, 21 de febrero de 2022

Poder en la debilidad

 

Poder en la debilidad


“Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo. Por lo cual, por amor a Cristo me gozo en las debilidades, en afrentas, en necesidades, en persecuciones, en angustias; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte”. 2 corintios 12:9-10

“Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por otros, para que seáis sanados. La oración eficaz del justo puede mucho”. Santiago 5:16

El ministerio del apóstol Pablo no fue para nada fácil, en general, compartir el evangelio de Cristo no lo es. El Señor Jesucristo siempre fue claro al decirle a sus discípulos, en Mateo 5:11 dice: “Bienaventurados sois cuando por mi causa os vituperen y os persigan, y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo”.

Y no sólo eso, sino también entender que somos humanos, que somos vulnerables, que tenemos debilidades que no debemos esconder, sino exponerlas delante de Dios y reconocer que sin Él no podemos superarlas. Pablo sabía que necesitaba gracia suficiente y poder en la debilidad. A veces podemos tapar nuestra debilidad por miedo, por orgullo, porque no quiero que los demás lo sepan, o por vivir de una apariencia de fortaleza, o por mostrarme más piadoso o santo delante de los demás.

Recordemos en Génesis 3:10 que dice: “Y él respondió: Oí tu voz en el huerto, y tuve miedo, porque estaba desnudo; y me escondí”. Adán y Eva tuvieron sentimientos de miedo después de pecar, cuando se sintieron fuera de la presencia de Dios, se escondieron. Dios los confronta, pero al mismo tiempo cubre su desnudez, ese es el corazón amoroso de Dios que quiere que cuando nos sintamos débiles acudamos a Él.

Todo ese miedo nos puede llevar al aislamiento y comenzamos a luchar solos, a creer que podemos salir por nosotros mismos, pero la verdad es que necesitamos al Espíritu Santo que es nuestro Ayudador y también muchas veces necesitamos aliados espirituales, como nuestros hermanos en la fe, que nos ayuden a interceder para vencer cualquiera que sea nuestra debilidad.

Pablo tenía un aguijón en su carne, que lo mortificaba y lo humillaba; y rogó a Dios tres veces para que lo quitara y la única respuesta que recibió fue: “bástate mi gracia”. Muchas veces es así para que reconozcamos la grandeza de Dios que nos rodea en nuestro estado de vulnerabilidad y nos hace depender más de Él.

Debemos acudir a Dios, o quizás a personas que lo representan como: nuestro pastor, líder, hermano en la fe, o nuestra propia familia y confesar nuestra debilidad. Ponernos vulnerables hace que se manifieste el poder de la gracia de Dios. La vulnerabilidad no sólo me conecta más con Él, sino con los demás. El rey David nos da ejemplo de esto en los salmos, siempre mostraba cuán frágil era y cuánto necesitaba del Señor. Confesar nuestras debilidades, pecado y flaquezas trae sanidad, como lo dice Santiago en el versículo de hoy.

La gracia de Dios es nuestra esperanza para ponernos en pie, porque es Dios quien nos cubre y es la única roca sobre la cual podemos pararnos sin temor a resbalarnos. El Señor nos dice a todos: “mi poder se perfecciona en la debilidad”.

Anímate a expresar aquello que te hace tan frágil, ante Dios y si es preciso, ante aquellos que pueden ayudarte en oración.   Oración.

«Señor hazme comprender cuán vulnerable soy y cuanto necesito de tu presencia y de la intercesión de otros, que mi vulnerabilidad no solo me conecte más contigo sino con los que me rodean. Quizás poder decir como Pablo: “por amor a Cristo me gozo en las debilidades, en afrentas, en necesidades, en persecuciones, en angustias; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte”. En el nombre de Jesús. Amén.   Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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domingo, 20 de febrero de 2022

No se llega a Dios por nuestros esfuerzos

 

No se llega a Dios por nuestros esfuerzos


“Y aconteció que cuando salieron de oriente, hallaron una llanura en la tierra de Sinar, y se establecieron allí. Y se dijeron unos a otros: Vamos, hagamos ladrillo y cozámoslo con fuego. Y les sirvió el ladrillo en lugar de piedra, y el asfalto en lugar de mezcla. Y dijeron: Vamos, edifiquémonos una ciudad y una torre, cuya cúspide llegue al cielo; y hagámonos un nombre, por si fuéremos esparcidos sobre la faz de toda la tierra”. Génesis 11:2-4

“Acercándoos a él, piedra viva, desechada ciertamente por los hombres, más para Dios escogida y preciosa, vosotros también, como piedras vivas, sed edificados como casa espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo”. 1 Pedro 2:4-5

En el pasaje de Génesis aparecen los descendientes de Noé, representando a la raza humana que no aprende, aun después del juicio del diluvio, porque tienen una naturaleza caída y no se pueden redimir por sí solos. Pretendían crear un imperio mundial y promovieron la construcción de una ciudad y la torre de Babel.

Aquella torre no fue construida como un refugio para futuras inundaciones, sino que fue una muestra de la actitud arrogante y desafiante del corazón humano contra Dios. En su ambición, aquellos seres mostraron una actitud de rebelión contra Dios. Él les había dicho que se esparciesen por toda la tierra y que se multiplicasen, poblándola, y ellos respondieron «hagámonos un nombre famoso para que no seamos dispersados sobre la faz de la tierra»; querían engrandecerse hasta el punto de independizarse de su Creador.

Pretendían construir sus destinos por sí solos, tratando de demostrar que no necesitaban a Dios, creando obras y monumentos para mostrar que eran capaces de hacerlo, dejando a Dios fuera de todo. Aquellos hombres, en sus esfuerzos por exaltarse a sí mismos, nos revelan que sus aspiraciones consistían en querer llegar al cielo con sus propios medios; sus pensamientos eran terrenales, persiguiendo la gloria, la fama y el poder.

La torre de Babel también simboliza el sistema religioso de todos los siglos que, con una estructura rígida y uniforme de ladrillos, muy alta y apuntando arriba, trata de alcanzar a Dios con sus propios esfuerzos, con rituales, ceremonias y tradiciones humanas que muestran externamente apariencias de piedad y donde las personas se amoldan al sistema.

Con Cristo es totalmente diferente; Dios entrega a su Hijo para abrirnos el acceso a su presencia y no es por el esfuerzo humano, sino por lo que Jesús hizo para acercarnos a Dios. La estructura del cuerpo de Cristo es de piedras vivas, donde el Espíritu Santo mora en cada uno de nosotros y va moldeándonos, así seamos diferentes; pero en su multiforme gracia va repartiendo dones y habilidades para que construyamos esa casa espiritual y sacerdocio santo en unidad, no con asfalto como en la torre de Babel, sino con su amor y poder, donde Cristo es la piedra angular y dependemos de Él.

Mediante el incidente de confusión de las lenguas, Dios estaba mostrando su soberanía y que nadie se puede interponer a sus planes. En el Nuevo Testamento, el día de Pentecostés fue otro movimiento de lenguas, donde aquel día el evangelio fue predicado en varios idiomas y Dios estaba presentando su respuesta a la torre de Babel; un evangelio para toda la humanidad, donde Él tiene redención a través de su Hijo y ya no es necesario que nadie realice esfuerzos para salvarse, sino que acepte el llamado de Dios a través de Jesucristo.    Oración.

«Amado Dios, me asombra tu palabra donde revelas tan claramente que fui diseñado para depender de ti, que no puedo alcanzarte por mis propios esfuerzos; me acercaste a tu presencia al entregar a tu Hijo en la cruz. Señor, solo te pido que esta humanidad deje de insistir en hacer las cosas a su manera, tu propósito es eterno y nadie puede deshacer tu plan de salvación; rinde sus corazones rebeldes ante tu presencia soberana, en el nombre de Jesús, amén.   Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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sábado, 19 de febrero de 2022

Yo en vosotros

 

Yo en vosotros


“El Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y estará en vosotros. No os dejaré huérfanos; vendré a vosotros. Todavía un poco, y el mundo no me verá más; pero vosotros me veréis; porque yo vivo, vosotros también viviréis. En aquel día vosotros conoceréis que yo estoy en mi Padre, y vosotros en mí, y yo en vosotros”. Juan 14:17-20

“Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos unánimes juntos. Y de repente vino del cielo un estruendo como de un viento recio que soplaba, el cual llenó toda la casa donde estaban sentados; y se les aparecieron lenguas repartidas, como de fuego, asentándose sobre cada uno de ellos. Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen”. Hechos 2:1-4

El cumplimiento de esta promesa en la palabra de Dios, no debemos verla como un hecho remoto que sucedió solo con los apóstoles, así como para ellos fue una experiencia real, lo debe ser para nosotros, porque cuando recibimos a Cristo, con el nuevo nacimiento, nos cubre de Él por el poder del Espíritu Santo, de tal manera que en ese momento somos regenerados, habitados, asegurados, sellados, garantizados, bautizados y llenos de su presencia. Como lo dijo Jesús: “En aquel día vosotros conoceréis que yo estoy en mi Padre, y vosotros en mí, y yo en vosotros”.

Si comprendiéramos el poder de esa grandiosa verdad entenderíamos que el Espíritu Santo entró a nuestro corazón para gobernar, para establecer la autoridad divina en nosotros y empezar a revolucionar todo nuestro ser interior. Primero aplicando la obra redentora de Cristo en nosotros lavándonos y purificándonos de todos nuestros pecados y segundo revistiéndonos del carácter de Cristo para poder tener vidas espirituales guiadas por Él. Como dice su Palabra en Tito 3:5-6 “nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo, el cual derramó en nosotros abundantemente por Jesucristo nuestro Salvador”.

El hecho más maravilloso es que estamos unidos a Cristo “vosotros en mí y yo en vosotros”, es la única manera que Él pueda transformar nuestro ser, cambiando nuestra pecaminosidad por su santidad y nuestra debilidad por su gran poder. Recordemos 1 corintios 6:17 “Pero el que se une al Señor, un espíritu es con él”.

Si somos uno con Él es para permitirle que tome el control y en ese proceso de renovación nos santifique y limpie por completo en todo nuestro ser: espíritu, alma y cuerpo. Dejemos que Él tome gobierno y opere en nuestra vida. Efesios 1:19-20 dice: “y cuál la supereminente grandeza de su poder para con nosotros los que creemos, según la operación del poder de su fuerza, la cual operó en Cristo, resucitándole de los muertos y sentándole a su diestra en los lugares celestiales”.

El poder que levantó a Cristo de entre los muertos ahora está en nosotros para que llevemos a cabo su obra en la tierra, llenos del Espíritu Santo, conociendo la voluntad de Dios y viviendo vidas plenas llenas de gozo y valor, irradiando a Cristo a través de nosotros.    Oración.

«Gracias Señor Jesucristo por ese regalo maravilloso del Espíritu Santo, por abrir el cielo para que fuera derramado con poder en mí corazón, gracias porque ahora somos uno, tú y yo. Hazme sabio y entendido para conocer tu voluntad y lléname del Santo Espíritu, para que él tome todo el control de mi vida y poder ser un testigo fiel ante otros, mostrando tu presencia a través de mí. En el Nombre de Jesús. Amén.    Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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viernes, 18 de febrero de 2022

Una invitación despreciada

 


Una invitación despreciada

“y envió a sus siervos a llamar a los convidados a las bodas; más éstos no quisieron venir. Volvió a enviar otros siervos, diciendo: Decid a los convidados: He aquí, he preparado mi comida; mis toros y animales engordados han sido muertos, y todo está dispuesto; venid a las bodas. Mas ellos, sin hacer caso, se fueron, uno a su labranza, y otro a sus negocios” Mateo 22:3-5.

“Entonces dijo a sus siervos: Las bodas a la verdad están preparadas; más los que fueron convidados no eran dignos. Id, pues, a las salidas de los caminos, y llamad a las bodas a cuantos halléis. Y saliendo los siervos por los caminos, juntaron a todos los que hallaron, juntamente malos y buenos; y las bodas fueron llenas de convidados” Mateo 22: 8-10.

Esta parábola de Jesús, nos muestra claramente que el evangelio es universal y Dios está llamando a todos, pero no todos están dispuestos.

El mensaje nos dice que un rey preparó un gran banquete para celebrar una boda y envió muchas invitaciones a las personas que él quiso, pero estos rechazaron la invitación porque estaban ocupados en otras cosas; entonces mandó a sus siervos a que salieran y levantaran la voz por los caminos y llamaran a todo el que quisiera ir, fuese malo o bueno, pero que no descartaran a nadie. Ellos serían el reemplazo de los que hicieron caso omiso a la invitación.

Nuestro padre celestial, está invitando a cojos, ciegos, enfermos, oprimidos y demás, a las bodas del Cordero en el cielo, porque las puertas aún están abiertas para todo el que acepte su mensaje. El pueblo judío había escuchado durante siglos la invitación que Dios extendía por medio de los patriarcas y los profetas, pero no escucharon y después envió personalmente a su Hijo a hacer la invitación. Miremos en Juan 1:9-11 dice “Aquella luz verdadera, que alumbra a todo hombre, venía a este mundo. En el mundo estaba, y el mundo por él fue hecho; pero el mundo no le conoció. A lo suyos vino, y los suyos no le recibieron”.

Jesús vino personalmente con un mensaje de esperanza, con una invitación al reino de los cielos y fue rechazado por los suyos y murió en una cruz por esta causa. La lista de invitados que había preparado inicialmente fue para su propio pueblo, Israel, pero dice que ellos no lo recibieron.

El Señor Jesús, antes de ir a la cruz, durante tres años enseñó el mensaje a los pocos que quisieron oír y les pidió que extendieran la invitación a todas las naciones, formando así su iglesia. Gracias a los apóstoles su mensaje llegó a nosotros, ahora somos parte de la iglesia universal y somos sus siervos, por lo cual hoy nos está recordando que debemos alzar nuestras voces con el mensaje del evangelio a este mundo sordo por el ruido de tantas ideologías y filosofías que rechazan a Dios y a su Ungido, porque la invitación a las bodas del Cordero está vigente y aún las puertas no se han cerrado y Él quiere que sean muchos los invitados.

Recordemos que la invitación es un evangelio de gracia para todos, Dios invita, pero no obliga a nadie. ¿Despreciarás esta invitación?    Oración.

«Padre amado, las bodas ya están listas, estás dispuesto a recibir a todo el que escuche la voz de tu llamado, al reino de los cielos. Soy tu siervo y quiero que me llenes de tu presencia y me impulses a compartir cada día tu amor a este mundo tan necesitado de ti; que alce mi voz sin miedo por donde quiera que vaya, con el mensaje liberador del evangelio. En el Nombre de Jesús, amén.   Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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jueves, 17 de febrero de 2022

 


Adoptados para adoptar a otros

“Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre! El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios. Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que padecemos juntamente con él, para que juntamente con él seamos glorificados”. Romanos 8:15-17

La adopción es una de las verdades más liberadoras de la palabra de Dios, que puede transformar radicalmente la vida de cualquier persona que ha experimentado el rechazo y el abandono de esta sociedad. Todos los seres humanos cuando nacemos heredamos la naturaleza pecaminosa y esto hace que estemos separados de Dios, en orfandad. Como dice Romanos 3:23 “por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios”. Al encontrarnos en esa condición no podemos disfrutar de su amorosa presencia, ni de su paternidad.

En su infinito amor, nuestro Padre Dios envió a su Hijo a morir por nuestro pecado, a quitar esa barrera que nos separaba de Él. Con su obra redentora y nuestra decisión personal de aceptar lo que Jesús hizo por nosotros, nos ha dado la potestad de ser hechos hijos de Dios, como dice Juan 1:12. Este acto de amor en la cruz nos puso nuevamente en la relación correcta con el Padre.

Adicionalmente se nos ha dado el Espíritu Santo, y recibimos el espíritu de adopción por el cual podemos llamar a Dios Abba Padre, una expresión que muestra afecto y familiaridad a Dios como un papá. Como hijos, somos herederos juntamente con Jesucristo. No sólo de toda la riqueza que posee, sino de su identidad, porque tenemos su presencia morando en nosotros.

Entender que el Padre celestial, nos eligió para que pertenezcamos a su familia, es saber que no estamos solos, ni desamparados. Él se despojó a sí mismo para hacerse hombre, para rescatarnos y adoptarnos independientemente de lo que somos, porque quizás antes de conocerlo, fuimos lo más vil y menospreciado del mundo y no merecíamos tanto amor.

Él extendió su brazo y nos sacó de la condición en que estábamos, se reconcilió con nosotros. Como hijos pródigos, nos lavó con su preciosa sangre, nos vistió con las mejores galas, nos puso el anillo real que simboliza que somos hijos del reino celestial y que somos suyos.

Suficiente razón para que comprendamos que nos escogió para Él y para ayudar a sacar a este mundo de la orfandad. Nos entregó el ministerio de la reconciliación para que podamos decir a otros: “os rogamos en nombre de Cristo: reconciliaos con Dios” 2 Corintios 5:20. En otras palabras, fuimos adoptados para adoptar a todos aquellos que se sienten solos, abandonados, esclavos y oprimidos por causa del pecado, arrebatarlos de las manos del padre de mentira que gobierna este mundo, Satanás y liberarlos con el mensaje del evangelio.   Oración.

«Padre, gracias por amarme aun sin merecerlo y adoptarme como hijo por la obra sacrificial de tu Hijo Jesús, por librarme de las tinieblas y trasladarme al reino celestial. Señor, hay tanta orfandad en este mundo, por eso hazme entender que, así como lo hiciste conmigo, yo sea un instrumento en tus manos para atraer a otros a tu amorosa paternidad y que puedan experimentar ser libres por tu gran amor. En el nombre de Jesús. Amén.   Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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miércoles, 16 de febrero de 2022

Que en mi interior corran ríos de agua viva

 


Que en mi interior corran ríos de agua viva

“Vino una mujer de Samaria a sacar agua; y Jesús le dijo: Dame de beber. Pues sus discípulos habían ido a la ciudad a comprar de comer. La mujer samaritana le dijo: ¿Cómo tú, siendo judío, me pides a mí de beber, que soy mujer samaritana? Porque judíos y samaritanos no se tratan entre sí. Respondió Jesús y le dijo: Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: Dame de beber; tú le pedirías, y él te daría agua viva. La mujer le dijo: Señor, no tienes con qué sacarla, y el pozo es hondo. ¿De dónde, pues, tienes el agua viva? ¿Acaso eres tú mayor que nuestro padre Jacob, que nos dio este pozo, del cual bebieron él, sus hijos y sus ganados? Respondió Jesús y le dijo: Cualquiera que bebiere de esta agua, volverá a tener sed; mas el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna. La mujer le dijo: Señor, dame esa agua, para que no tenga yo sed, ni venga aquí a sacarla” Juan 4:7-15.

El agua es fascinante en distintas formas, desde la vibrante y emocionante fuerza de una catarata, hasta la bella serenidad de una plácida laguna, pero si observamos detenidamente podemos también encontrar aguas estáticas, que no fluyen ni se retroalimentan, cuando sucede eso, esas aguas tienen mal olor, son aguas estancadas. Para conservar su frescura, el agua debe estar en constante movimiento.

Jesús en este pasaje habla del agua viva, que al beberla sacia la sed espiritual, es el agua que le ofrece a esta mujer sedienta, por eso dice “más el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna”.

El Señor evidentemente está hablando de la fuerza y la frescura del Espíritu Santo en los creyentes; ese manantial de bendición que se genera por el creer en Él, como dice Juan 7:38-39 “El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva. Esto dijo del Espíritu que habían de recibir los que creyesen en él; pues aún no había venido el Espíritu Santo, porque Jesús no había sido aún glorificado”.

Pero, a veces los cristianos nos volvemos lagos estancados, parecemos puros y hermosos, pero si examinamos lo más profundo de nuestro ser encontramos que estamos hediendo, porque hemos permitido que el pecado embarre nuestra vida y esto ha impedido el fluir de su Presencia; hemos apagado al Espíritu Santo (1 Tesalonicenses 5:19).

También podemos estar estancados cuando nos quedamos quietos en vez de seguir avanzando hacia Cristo, dando fruto, compartiendo de su palabra y de todo lo que Él ha hecho en nosotros. Filipenses 3:14 dice “prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús”; la frescura debe mantenerse con la búsqueda constante de las Escrituras, una vida ferviente en oración y llevando el mensaje del evangelio, dando de lo que Él ya nos dio.

El Señor nos hace un llamado a limpiarnos interiormente y lavarnos con la sangre de Cristo, para que nuestra vida sea un canal por donde fluya el agua viva de su Presencia. Dice hebreos 10:22 “acerquémonos con corazón sincero, en plena certidumbre de fe, purificados los corazones de mala conciencia, y lavados los cuerpos con agua pura”. Pidamos al Espíritu Santo su llenura para que nuestro interior sea un torrente de agua viva.  Oración.

«Señor, vengo a decirte como el salmista “mi alma tiene sed de ti, mi carne te anhela, en tierra seca y árida donde no hay aguas”; ayúdame a saciar mi sed con tu presencia santa, lávame de mis pecados, lléname de ti e impúlsame a seguir adelante para ver tu poder y tu gloria. Quiero transmitir la frescura de tu Santo Espíritu a otros. En Cristo Jesús, amén.   Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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martes, 15 de febrero de 2022

Actitudes que nos impiden ser prósperos. Parte 2

 

Actitudes que nos impiden ser prósperos. Parte 2


“Yo amo a los que me aman, y me hallan los que temprano me buscan. Las riquezas y la honra están conmigo; riquezas duraderas, y justicia. Mejor es mi fruto que el oro, y que el oro refinado; y mi rédito mejor que la plata escogida” Proverbios 8:17-19

“Más buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas” Mateo 6:33.

El Señor es el dueño de absolutamente todo; dice su palabra que “de Él es la tierra y su plenitud, el mundo y los que en él habitan” (Salmo 24:1), por lo cual es nuestra fuente de toda bendición y toda buena dádiva. Pero el Señor no quiere que tengamos un corazón ambicioso, quiere ayudarnos a manejar una de las áreas más complicadas de nuestra vida, la financiera, que siempre ha traído pleitos y conflictos con otros. Nos ha dado unas pautas para que seamos libres financieramente y generosos:

1. Transfiramos todas nuestras posesiones a Dios. Todo lo que tenemos es de Él, todo nos lo ha dado por su infinita misericordia. Somos simples administradores de lo que Él ha puesto en nuestras manos.

2. Desechemos malos hábitos financieros siguiendo los principios de Dios, tales como:

Salgamos de deudas. Proverbios 11:15 y Proverbios 22:26-27.

Estemos contentos con lo que tenemos, Hebreos 13:5; esto muestra cuánto confiamos en Dios.

Rehusémonos a decisiones rápidas que nos pueden llevar a la ambición. Proverbios 21:5.

Seamos responsables proveyendo para las necesidades familiares. 1 Timoteo 5:8.

Dejemos que Dios nos prospere. Proverbios 3:9-10.

Sacrifiquemos los deseos incorrectos, compremos lo que necesitamos. Eclesiastés 2:10-11.

Compartamos con otros la abundancia. Proverbios 3:28.

Preocupémonos sinceramente por los demás. Proverbios 3:27.

Aceptemos la provisión de Dios. Salmos 34:10.

Restituyamos si hemos hecho lo incorrecto con el prójimo. 2 corintios 8:14-15.

Usemos lo que Dios nos ha dado. Proverbios 24:10 y Mateo 25:24-25.

Recordemos que la verdadera libertad es permitirle a Dios que gobierne totalmente nuestra vida.   Oración.

«Amado Señor, gracias por tu palabra eterna, por enseñarme a través de ella que tú eres el dueño absoluto de todas las cosas y de mi vida. Ayúdame a cumplir los principios para que tenga actitudes sanas en mi área financiera y para aprender a ser generoso, porque más bienaventurado es dar que recibir. En el Nombre de Jesús, amén.   Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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lunes, 14 de febrero de 2022

Actitudes que nos impiden ser prósperos. Parte 1

 


Actitudes que nos impiden ser prósperos. Parte 1

“No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan; sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan. Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón” Mateo 6:19-21.

“Más el que mira atentamente en la perfecta ley, la de la libertad, y persevera en ella, no siendo oidor olvidadizo, sino hacedor de la obra, éste será bienaventurado en lo que hace” Santiago 1:25.

Jesús sabiamente dijo estas palabras porque conoce el corazón de los hombres, quienes solo buscan satisfacción completa y perdurable para supuestamente “ser felices”, pero casi siempre enfocan su fuente de prosperidad en las cosas perecederas y transitorias de este mundo. La verdadera riqueza es la que permanece para siempre, que no se corrompe, ni se deteriora y claramente son los tesoros espirituales.

El apóstol Santiago nos muestra el común denominador de los seres humanos, en Santiago 4:1-3 dice “¿De dónde vienen las guerras y los pleitos entre vosotros? ¿No es de vuestras pasiones, las cuales combaten en vuestros miembros? Codiciáis, y no tenéis; matáis y ardéis de envidia, y no podéis alcanzar; combatís y lucháis, pero no tenéis lo que deseáis, porque no pedís. Pedís, y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites”. Vivimos en codicia porque hemos puesto el corazón donde no es, en los deseos de este mundo “Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no provienen del Padre, sino del mundo” 1 Juan 2:16.

La genuina prosperidad resulta de buscar a Dios, Él tiene la llave que abre la puerta para recibir todas bendiciones espirituales, emocionales y materiales; también nos ha dado su sabiduría para discernir lo bueno y lo malo, y sentido común para saber tomar decisiones. Proverbios 22:4 dice “Riquezas, honra y vida son la remuneración de la humildad y del temor de Jehová”.

La verdadera libertad es aceptar la dirección de Dios en todo momento; proverbios 3:5-6 dice “Fíate de Jehová de todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, y él enderezará tus veredas”. Cuando somos obedientes a la palabra del Señor, somos bienaventurados en todo lo que hacemos.

Dios quiere nuestra libertad plena y una de esas áreas es la financiera, ¿estamos dispuestos a dejarnos guiar por Él?    Oración.

«Padre celestial, gracias por tu palabra que es luz a mis pies y lumbrera a mi camino, por darme directrices claras para que sea sabio y tenga actitudes correctas en todos los ámbitos de mi vida. Tú eres la fuente de mi prosperidad y dices que riquezas, honra y vida son la recompensa por mi humildad y mi temor reverente a ti; te reconozco como el Señor de mi vida. En Cristo Jesús, amén.   Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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domingo, 13 de febrero de 2022

A ti te digo: ¡Levántate!

 


A ti te digo: ¡Levántate!

“Y vino uno de los principales de la sinagoga, llamado Jairo; y luego que le vio, se postró a sus pies, y le rogaba mucho, diciendo: Mi hija está agonizando; ven y pon las manos sobre ella para que sea salva, y vivirá”. Marcos 5:22-23

“Mientras él aún hablaba, vinieron de casa del principal de la sinagoga, diciendo: Tu hija ha muerto; ¿para qué molestas más al Maestro? Pero Jesús, luego que oyó lo que se decía, dijo al principal de la sinagoga: No temas, cree solamente”. Marcos 5:35-36

“Y entrando, les dijo: ¿Por qué alborotáis y lloráis? La niña no está muerta, sino duerme. Y se burlaban de él. Mas él, echando fuera a todos, tomó al padre y a la madre de la niña, y a los que estaban con él, y entró donde estaba la niña. Y tomando la mano de la niña, le dijo: Talita cumi; que traducido es: Niña, a ti te digo, levántate. Y luego la niña se levantó y andaba, pues tenía doce años. Y se espantaron grandemente”. Marcos 5:39-42

No importa cuán quebrantada esté nuestra alma debemos acercarnos al Señor. Jairo experimentó el dolor de saber que su hija podía morir y fue con humildad y reverencia a la fuente de gracia de Dios, a Jesucristo, y su clamor fue lleno de fe porque le dijo a Jesús: “ven y pon las manos sobre ella para que sea salva, y vivirá”, reconoció el toque del poder de Dios a través de Jesús y sabía que era el único que podía traer paz y consuelo a su espíritu. En momentos como la muerte, la fe es el único remedio para la tristeza y el temor que ésta nos genera. Cuando le dijo: “tócala y sánala”, Jairo creyó en el Dios de imposibles, fue casi un acto de adoración ante su presencia.

Jesús tenía la palabra precisa para ese momento: “no temas, cree solamente”, en sus palabras había esperanza y promesa. ¡Palabras poderosas de valor inmutable! ¿Cuánto necesitamos abrir el corazón a esas palabras para palpar su poder?, la palabra de Dios es viva y eficaz y puede transformar cualquier situación.

Esa disposición a la Palabra, es tener un corazón como el de Jairo que creyó en lo que había escuchado del Verbo de vida y ahora quería ver su manifestación en medio de su necesidad. En 1 Juan 1:1 dice: “Lo que era desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos contemplado, y palparon nuestras manos tocantes al Verbo de vida”, eso es lo que nosotros debemos testificar para que Cristo sea conocido en medio de nosotros. Así es el llamado del evangelio para quienes por naturaleza están muertos en pecados y delitos, entender que por la palabra, Cristo es el que da la vida espiritual.

Ese día por su palabra de poder Jesús resucitó a la niña y todos los que lo vieron y lo oyeron se maravillaron de Aquel que lo hizo, reconociendo a Jesús como Señor y Salvador. No sólo hubo una resurrección física, sino que muchos fueron resucitados espiritualmente. Hoy el Señor Jesús quiere venir a todos los que están muertos en su espíritu y decirles: “Talita cumi; que traducido es: a ti te digo, levántate”. Cuando te sientas como Jairo, desesperado y triste, recuerda que Jesús está ahí para escucharte y darte vida, tan solo cree.

Jesús se acerca a nosotros para ayudarnos según nuestra necesidad. Ninguno está fuera del alcance del toque amoroso de Cristo, porque este nos asegura salud, consuelo, limpieza, calma, luz, confianza, liberación y bendición. ¿Podremos entonces creer ahora mismo en lo imposible? Entonces inclinémonos con confianza al Verbo de vida y oremos.   Oración.

«Señor Jesús, solo tú eres digno, hoy me postro a tus pies en reverencia y humildad, reconociendo que eres mi Señor y Salvador. Que tu palabra de poder traiga vida a mi espíritu, para levantarme en victoria sobre cualquier situación en mi vida. Tócame Señor, con tu amorosa presencia y permíteme experimentar tu perdón, liberación y sanidad. En el Nombre poderoso de Jesús. Amén.   Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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sábado, 12 de febrero de 2022

¿Qué expectativas tienes en Dios?

 

¿Qué expectativas tienes en Dios?


“Nuestra alma espera a Jehová; nuestra ayuda y nuestro escudo es él. Por tanto, en él se alegrará nuestro corazón, porque en su santo nombre hemos confiado. Sea tu misericordia, oh Jehová, sobre nosotros, según esperamos en ti”. Salmos 33:20-22

La esperanza de la que hablamos ayer está vinculada con la expectativa. ¿Qué expectativa tenemos en Dios? Tenemos a un Dios de imposibles, de pactos y promesas, ¿qué visión tenemos de nuestra situación en las manos de Él?

Recordemos a Abraham. Dice Romanos 4:18-19 “El creyó en esperanza contra esperanza, para llegar a ser padre de muchas gentes, conforme a lo que se le había dicho: Así será tu descendencia. Y no se debilitó en la fe al considerar su cuerpo, que estaba ya como muerto (siendo de casi cien años), o la esterilidad de la matriz de Sara”. Él no se fijó en las dificultades y obstáculos para que se cumpliese la promesa, sino que puso su fe en Dios y en lo que le había dicho, en otras palabras, puso su fe en su Palabra, no en las circunstancias. Y esto es lo que debemos hacer si tenemos grandes expectativas frente a lo que Dios va a hacer con nosotros.

Toda su obra es hecha con fidelidad porque es un Dios bueno y justo, todos los días vemos pruebas de su bondad en esta tierra, sin embargo, nos falta más alabanza para Él, que nuestro corazón y labios lo adoren. Nada impedirá que el propósito eterno de Dios se cumpla, por eso no podemos vivir fuera de su plan porque perderemos toda esperanza. Como dice el salmista en Salmos 27:13-14 “Hubiera yo desmayado, si no creyese que veré la bondad de Jehová en la tierra de los vivientes. Aguarda a Jehová; esfuérzate, y aliéntese tu corazón; sí, espera a Jehová”.

Dios quiere una profunda fe y adoración, de parte de nosotros por todo lo que Él es y por lo que Él hace. Por eso debemos ser constantes en la oración, firmes en la espera, no solo del resultado final de nuestra esperanza futura y eterna, sino de nuestro presente porque Dios es nuestra ayuda y nuestro escudo, está con nosotros en cada situación. Nuestra confianza debe descansar en sus promesas reveladas, que nos muestran su carácter santo, su misericordia y bondad hacia nosotros.

Hablemos con fe, con alabanza y esperanza, lo que decimos son semillas que algún día germinarán.   Oración.

«Señor, gracias porque este año es una oportunidad para renovar mi esperanza, retomar tus propósitos y verlos cumplir confiando en tu palabra, no quiero que las circunstancias me detengan, por eso coloco en tus manos cada aspecto de mi vida, tú harás todo conforme a tus promesas y harás cosas asombrosas porque eres mi Dios, mi ayuda y escudo. En el nombre de Jesús. Amén.   Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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viernes, 11 de febrero de 2022

Sin fe no hay esperanza

 


Sin fe no hay esperanza

“¡Oh Jehová, esperanza de Israel! todos los que te dejan serán avergonzados; y los que se apartan de mí serán escritos en el polvo, porque dejaron a Jehová, manantial de aguas vivas”. Jeremías 17:13

“Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis”. Jeremías 29:11

Empezando un nuevo año una de las cosas que más anhelamos es tener esperanza, hablar de esperanza es hablar de nuestro futuro, de lo que queremos ver realizado en nuestra vida. No podemos hablar de esperanza si Dios no es el eje de ella, el que guía cada una de nuestras áreas. No podemos vivir separados de la fuente de la vida, del que nos inyecta un propósito para estar en esta tierra.

El propósito trae esperanza, si no sabemos qué es lo que Dios quiere de nosotros y hacia dónde vamos con Él, perdemos el sentido de nuestra existencia. Dios es nuestra esperanza por eso el alejarse de Él hace que perdamos la ruta, y no podamos conocer sus planes que son mejores que los nuestros.

Preguntémonos: ¿Qué cosas han robado nuestra esperanza? En estos tiempos que vivimos, muchos han perdido la esperanza, por la pandemia, los seres queridos que han fallecido, las enfermedades, las dificultades económicas por las que estamos atravesando, por los hogares que han fracasado en su intento de estar unidos, por no poder congregarnos en la iglesia o porque nuestra fe se ha opacado, etc. Cada uno de nosotros conoce lo que nos ha desesperanzado, pero no podemos simplemente quedarnos inertes sin hacer algo al respecto.

Lo primero es volver a colocar nuestra mirada en el Señor, nuestra esperanza segura, porque todos nuestros tiempos están en sus manos, Él conoce nuestra vida, nuestras luchas y nunca nos ha fallado. Nuestra esperanza está vinculada con la fe, ¿cuánto le creemos a Dios independientemente de las circunstancias? Si tenemos fe, tendremos certeza en el presente y una expectativa firme para el futuro. Recordemos Hebreos 11:1 “Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve”.

Cuando pensamos sin esperanza, pensamos en lo malo y no estamos seguros en Dios. El Señor hoy nos anima a que descansemos en Él y su palabra, porque sus pensamientos son de paz y no de mal, para darnos el fin que esperamos. Hermanos, en las manos de Dios incluso lo que parece mal es para bien, por eso recuerda esta promesa y anímate. Romanos 8:28 “Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados”.   Oración.

«Señor Jesucristo, muchas veces no estoy preparado para lo que viene más adelante, las circunstancias pueden robarme la esperanza, pero cuando te veo a ti, afirmo mi fe porque sé que nunca me dejarás, ni me desampararás. Has prometido un fin seguro para todos los que te amamos y confiamos en ti. Mantén mi mirada puesta en ti, porque tú eres mi esperanza y mi fuente de vida. He orado en el nombre precioso de Jesús. Amén.  

jueves, 10 de febrero de 2022

Santificando a Dios con mi conducta

 


Santificando a Dios con mi conducta

“Sino santificad a Dios el Señor en vuestros corazones, y estad siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros” 1 Pedro 3:15

“De cierto, de cierto os digo que, si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, queda solo; pero si muere, lleva mucho fruto”. Juan 12:24

¿Cómo confrontamos a las personas cuando demandan razón de nuestra fe?

El Señor nos dice en su palabra que si queremos santificar su nombre debemos acercarnos con mansedumbre y reverencia ante toda persona que pida razón de nuestra fe. En otras palabras, no caer en la trampa del odio y el insulto, incitando conflictos personales en contra de todos aquellos que piensan diferente a nosotros.

Y también, debemos morir a nosotros mismos para que sea Cristo con su Santo Espíritu quien se manifieste a través de nosotros, y no nuestra carne y nuestro ego.

Nuestra posición como cristianos debe ser como la de Cristo que no discutía, pues podía sentarse a la mesa de igual manera con fariseos, zelotes, publicanos, prostitutas, etc., porque entendía que el problema no eran ellos, los veía desamparados y sin Dios, y les hablaba con gracia y verdad para regresarlos al Padre. Es vital la gracia ya que no podemos atraer al amor de Cristo a alguien al que le hemos faltado al respeto o que hemos insultado de frente o a través de las redes sociales, por sus opiniones diferentes.

Recordemos lo que dice Efesios 6:12 “Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes”. Nuestra lucha no es contra personas sino contra principados y potestades del sistema de este mundo, que tiene cautivos los corazones y las mentes con el engaño de filosofías y mentiras, haciéndole creer a los seres humanos que no necesitan de Dios.

Santificamos a Dios ante los demás, cuando nuestra conducta los invita a glorificar al Padre, por eso tenemos que ser buen testimonio y luz para ellos. Mateo 5:16 dice: “Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos”. ¿Estamos preparados para decirle con amor a otros lo que Cristo ha hecho en nosotros?   Oración.

«Amado Jesús lléname de tu amor y gracia para contestar con amabilidad y de manera respetuosa a aquellos que me pregunten de mi fe, de mi estilo de vida o de mi perspectiva cristiana, quiero tu carácter Jesús para que a través de mi vida puedan ver esperanza en ti. En el nombre de Jesús. Amén.   Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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