martes, 30 de junio de 2015

Romanos.8.v14-17

Romanos.8.v14-17 Pablo toma la adopción para ilustrar la nueva relación del creyente con Dios. En la cultura romana, la persona adoptada perdía todos sus derechos en su familia anterior y ganaba los derechos de un hijo legítimo en su nueva familia. Se convertía en heredero de las posesiones de su nuevo padre. Asimismo, cuando uno acepta a Cristo, gana todos los privilegios y responsabilidades de un hijo en la familia de Dios. Uno de estos privilegios notables es recibir la dirección del Espíritu Santo (véase Gal_4:5-6). Quizás no sintamos siempre que pertenecemos a Dios, pero el Espíritu Santo es nuestro testigo. Su presencia en nosotros nos recuerda quiénes somos, y nos anima con su amor divino (Gal_5:5).

8.14-17 Ya no somos esclavos temerosos y viles. Ahora somos hijos del Amo. ¡Qué privilegio! Debido a que somos hijos de Dios, disfrutamos de grandes riquezas como coherederos. Dios ya nos ha dado sus mejores regalos: su Hijo, perdón, vida eterna; y nos anima a pedirle todo lo que necesitemos.

8.17 Identificarse uno con Jesús tiene un precio. Junto con las grandes riquezas que menciona, Pablo habla de los sufrimientos que los cristianos enfrentarán. ¿Qué clase de sufrimientos serán? Para los creyentes del primer siglo hubo consecuencias sociales y económicas, y muchos enfrentaron persecución y muerte. Nosotros también debemos pagar un precio por seguir a Jesús. En muchos lugares del mundo actual, los cristianos enfrentan presiones tan severas como las de los primeros seguidores de Cristo. Aun en países donde el cristianismo se tolera o alienta, los cristianos no deben bajar la guardia. Vivir como Cristo lo hizo (servir a otros, ceder sus derechos, resistir las presiones para conformarse al mundo) siempre exige un precio. Nada que suframos, sin embargo, podrá compararse al gran precio que Jesús pagó por nosotros para salvarnos.

lunes, 29 de junio de 2015

Romanos.8.v9-13

Romanos.8.v9-13 ¿Se ha preguntado alguna vez si es cristiano de verdad o no? Cristiano es todo el que tiene el Espíritu de Dios morando en El. Si usted ha confiado sinceramente en Cristo como Salvador y lo ha reconocido como Señor, el Espíritu Santo ha entrado a su vida y ya es cristiano. Uno no sabe que ha recibido el Espíritu Santo porque haya sentido ciertas emociones, sino porque Jesús lo ha prometido. Cuando el Espíritu Santo obra en nosotros, creemos que Jesús es el Hijo de Dios y que la vida eterna se obtiene a través de El (1.Juan_5:5); empezamos a actuar bajo la dirección de Cristo (Rom_8:5; Gal_5:22-23); encontramos ayuda en los problemas cotidianos y en la oración (Rom_8:26-27); podemos servir a Dios y hacer su voluntad (Hechos._1:8; Rom_12:6ss); y somos parte del plan de Dios para la edificación de su Iglesia (Efesios._4:12-13).

8.11 El Espíritu Santo es promesa de Dios o garantía de vida eterna para quienes creen en El. El Espíritu está ahora en nosotros por fe y por fe estamos seguros de que viviremos con Cristo por la eternidad. Véanse Rom_8:23; 1Co_6:14; 2Co_4:14; 1.Tesa_4:14. 8.13 "Hacéis morir las obras de la carne" significa dar por muerto el poder del pecado en nuestro cuerpo (véanse 6.11; Gal_5:24). Cuando nos consideramos muertos al pecado, podemos rechazar la tentación.

domingo, 28 de junio de 2015

Romanos. 8:1-6

Romanos. 8:1-6
8.1 "Es inocente; déjenlo en libertad". ¿Qué significan estas palabras para usted si se hallara en la fila de las personas condenadas a muerte? El hecho es que todo el género humano está sentenciado a muerte, condenado con justicia por quebrantar repetidamente la santa ley de Dios. Sin Jesús no tendríamos esperanza alguna. ¡Pero gracias a Dios! Nos declaró inocentes y nos concedió libertad del pecado para hacer su voluntad.

8.2 Este Espíritu de vida es el Espíritu Santo. Estuvo presente en la creación del mundo (Gen_1:2) y es el que produce el renacimiento de todo cristiano. El Espíritu Santo nos da el poder que necesitamos para disfrutar la vida cristiana. Si desea más información acerca del Espíritu Santo, léanse las notas a Joh_3:6; Act_1:3; Act_1:4-5; Act_1:5.

8.3 Jesús se dio en sacrificio por nuestros pecados. En los tiempos del Antiguo Testamento, se ofrecían continuamente sacrificios de animales en el templo. Los sacrificios mostraban a los israelitas la seriedad del pecado: la sangre debía esparcirse para que se recibiera el perdón (véase Lev_17:11). Pero en verdad la sangre de los animales no podía quitar el pecado (Heb_10:4). Los sacrificios representaban el sacrificio de Cristo, quien pagó el castigo de todos los pecados.

8.5, 6 Pablo divide a la gente en dos categorías: los que son de la carne y los que son del Espíritu Santo. Todos estaríamos en la primera categoría si Jesús no nos hubiera ofrecido una vía de escape. Una vez que aceptamos a Jesús, le seguimos porque su senda nos brinda vida y paz. Cada día debemos decidir a conciencia centrar nuestras vidas en Dios. Use la Biblia para ver los mandatos de Dios y sígalos. Pregúntese en cada situación dudosa: "¿Qué quiere Jesús que haga?" Cuando el Espíritu Santo le muestre lo que es bueno, hágalo con entusiasmo. Si desea más información acerca de la naturaleza que se opone a nuestra nueva vida en Cristo, léanse 6.6-8; Efesios._4:22-24; Col_3:3-15.

sábado, 27 de junio de 2015

Romanos.7.v15-20

Romanos.7.v15-20 Esto es más que el grito de un hombre desesperado. Describe la experiencia de cualquier cristiano que lucha contra el pecado o trata de agradar a Dios guardando reglas y leyes sin la ayuda del Espíritu Santo. Nunca debemos subestimar el poder del pecado. Nunca debemos intentar luchar con nuestras fuerzas. Satanás es un tentador astuto y nosotros tenemos una gran capacidad de excusa. En lugar de enfrentar el pecado con el poder humano, debemos apropiarnos del poder enorme de Cristo que está a nuestra disposición. Esta es la provisión de Dios para vencer el pecado. El envía al Espíritu Santo para vivir en nosotros y darnos poder. Y cuando caemos, amorosamente nos ayuda a levantarnos.

7.17-20 "El diablo me obligó a hacerlo". "Yo no lo hice, fue el pecado que está en mí". Parece una buena excusa, pero tenemos que dar cuenta de nuestras acciones. Nunca debemos mencionar el poder del pecado ni a Satanás como excusa, por que son enemigos vencidos. Sin la ayuda de Cristo, el pecado es más fuerte que nosotros y algunas veces somos incapaces de defendernos de sus ataques. De ahí que nunca debiéramos enfrentarnos al pecado solos. Jesucristo, quien venció el pecado de una vez y por todas, ha prometido pelear a nuestro lado. Si buscamos su ayuda, no caeremos en pecado.

viernes, 26 de junio de 2015

Romanos.7.v9-15

Romanos.7.v9-15 Donde no hay ley, no hay pecado, porque la gente desconoce que sus acciones son pecaminosas a menos que la ley las prohíba. La Ley de Dios logra que la gente descubra que es pecadora y que está condenada a morir, pero no ofrece ayuda. El pecado es real y peligroso. Imagínese un día soleado en la playa, usted acaba de zambullirse en el agua y de pronto descubre un cartel en la orilla que dice: "Prohibido nadar. Hay tiburones". Su día se arruina. ¿Es por culpa del cartel? ¿Se molesta con la persona que lo puso? La Ley es como ese cartel. Es esencial y la agradecemos, pero no nos libra de los tiburones.

7.11, 12 La Ley engaña la gente por usarla mal. La Ley era santa, y expresaba la naturaleza y voluntad de Dios. Eva se encontró con la serpiente en el huerto del Edén (Génesis 3), la serpiente se burló de ella, logrando que apartara su vista de la libertad que Dios le dio y la pusiera en la restricción que le había puesto. Desde entonces somos rebeldes. El pecado nos atrae precisamente porque Dios nos dice que es malo. En lugar de prestar atención a sus advertencias, las usamos como una lista de "mandados". Cuando nos sintamos tentados a rebelarnos, necesitamos contemplar la Ley desde una perspectiva amplia, a la luz de la gracia y la misericordia de Dios. Si nos concentramos en su gran amor por nosotros, comprenderemos que nos restringe en acciones y actitudes que al final causan daño.

7.14 "Yo soy carnal, vendido al pecado" quizás sea una referencia a la vieja naturaleza que busca rebelarse e independizarse de Dios. Si como cristiano trato de luchar contra el pecado con mis fuerzas, me deslizo hacia las garras del pecado.

7.15 Pablo menciona tres lecciones que aprendió al enfrentar sus antiguos deseos pecaminosos. (1) El conocimiento no es la respuesta (7.9). Pablo se sentía bien mientras no entendía lo que la Ley demandaba. Cuando aprendió la verdad, supo que estaba condenado. (2) La autodeterminación (luchar con nuestras fuerzas) no da resultado (7.15). Pablo descubrió que pecaba en formas que ni aun le eran atractivas. (3) Con ser cristiano no se logra desarraigar todos los pecados en la vida de creyente (7.22-25).
Nacer de nuevo requiere un momento de fe, pero llegar a ser como Cristo es un proceso de toda la vida. Pablo compara el crecimiento cristiano a una buena carrera o pelea (1Co_9:24-27; 2Ti_4:7). Tal como Pablo viene enfatizando desde el comienzo de su carta a los Romanos, nadie en el mundo es inocente, nadie merece ser salvo, ni el pagano que desconoce las leyes de Dios, ni el cristiano ni el judío que sí las conoce y procura guardarlas. Todos debemos depender por completo de la obra de Cristo en cuanto a nuestra salvación. No la podemos ganar con buena conducta.

jueves, 25 de junio de 2015

Romanos.7.v6-8

Romanos.7.v6-8 Algunas personas tratan de ganar su camino a Dios cumpliendo con ciertas normas (obedecer los Diez Mandamientos, asistir fielmente a la iglesia o hacer buenas obras). Como es lógico, todo lo que consiguen mediante su esfuerzo es frustración y desaliento. Sin embargo, gracias al sacrificio de Cristo, el camino hacia Dios ya está abierto y podemos ser hijos suyos si depositamos nuestra fe en El. Ya no tratamos de llegar a Dios cumpliendo normas, sino que somos cada vez más semejantes a Cristo al vivir con El día tras día. Dejemos que el Espíritu Santo aparte nuestros ojos de los logros propios y los dirija a Jesús. El nos libertará para servirle en amor y gratitud. Eso es vivir "bajo el régimen nuevo del Espíritu".

7.8 Cumplir las reglas, leyes y costumbres cristianas no nos salvan. Aun si pudiéramos mantener nuestras acciones puras, seguiríamos condenados porque nuestros corazones son perversos y rebeldes. Como Pablo, no podremos hallar alivio en la sinagoga ni en la iglesia mientras no vayamos a Jesucristo en busca de salvación, la cual El nos da gratuitamente. Cuando nos entregamos a Cristo, nos sentimos inundados de alivio y gratitud. ¿Respetaremos aún más las normas? No solo eso, sino que las respetaremos por amor y gratitud, no por el deseo de ganar la aprobación divina. No nos estaremos sometiendo sencillamente a un código externo, sino que con espontaneidad y amor procuraremos hacer la voluntad de Dios.

miércoles, 24 de junio de 2015

Romanos. 7:v1-4

Romanos. 7:v1-4
7.1ss Pablo muestra que la Ley no puede salvar al pecador (7.7-44), ni al legalista (7.15-22) y ni siquiera al hombre con una nueva naturaleza (7.23-25). El pecador es condenado por la Ley; el legalista no puede guardarla; y la persona con nueva naturaleza descubre que su antigua naturaleza se interpone. Una vez más Pablo declara que la salvación no se recibe obedeciendo la Ley. No importa quiénes seamos, solo Jesús puede darnos libertad.

7.2-6 Pablo toma el matrimonio para ilustrar nuestra relación con la Ley. Cuando un esposo muere, la ley del matrimonio queda sin vigencia. Debido a que hemos muerto con Cristo, la Ley ya no puede condenarnos. Resucitamos también cuando Cristo resucitó y, como nuevas criaturas, pertenecemos a El. Su Espíritu nos capacita para producir buenos frutos para Dios. Ahora servimos no porque queremos obedecer ciertas reglas, sino porque nuestro renovado corazón rebosa de amor a Dios.

7.4 Cuando una persona muere a la vieja vida y pasa a ser de Cristo, nace a una nueva vida. La mentalidad del incrédulo se centra en la autocomplacencia. Su fuente de poder es su autodeterminación. Por contraste, Dios es el centro de la vida del cristiano. El suple el poder que necesita el cristiano para el diario vivir. Los creyentes descubren que su manera de ver al mundo cambia cuando aceptan a Cristo.

martes, 23 de junio de 2015

Romanos.6.v19-23

Romanos.6.v19-23 Es imposible ser neutral. Cada persona tiene un amo: Dios o el pecado. Un cristiano no es alguien que no puede pecar, sino alguien que ya no es esclavo del pecado. Pertenece a Dios.

6.22 Usted tiene la libertad de escoger entre dos amos, pero no está en condiciones de regular las consecuencias de su elección. Cada uno de estos amos paga con su moneda. La paga del pecado es muerte. Eso es todo lo que puede esperar de una vida sin Dios. La paga de Cristo es vida eterna: nueva vida con Dios que empieza en la tierra y continua por siempre con Dios. ¿Qué elección ha hecho?

6.23 La vida eterna es un regalo de Dios. Si es un regalo, no podemos ganarlo ni pagar por él. Sería insensato recibir un regalo por amor y ofrecer pagarlo. El que recibe un regalo no puede comprarlo. Lo correcto cuando se nos ofrece un regalo es aceptarlo con agradecimiento. Nuestra salvación es un regalo de Dios, no algo que hemos hecho nosotros (Efesios_2:8-9). El nos salvó por su misericordia, no por lo que hayamos hecho (Tito_3:5). Debemos aceptar con acción de gracias el regalo que generosamente Dios nos a dado a travez de la muerte y laresurrecion de Cristo.

lunes, 22 de junio de 2015

Romanos.6.v11-18

Romanos.6.v11-18 "Consideraos muertos al pecado" significa que debemos estimar nuestra vieja naturaleza pecadora como muerta y sorda al pecado. Debido a nuestra unión e identificación con Cristo, ya no estamos atados a esos viejos motivos, deseos y metas. Así que considerémonos según lo que Dios ha hecho en nosotros. Tenemos un nuevo comienzo y el Espíritu Santo nos ayudará a transformarnos cada día en lo que Cristo ha declarado que somos.

6.14, 15 Si ya no estamos bajo la Ley, sino la gracia, ¿tenemos libertad para pecar y pasar por alto los Diez Mandamientos? Pablo contesta: "En ninguna manera". Cuando estábamos bajo la Ley, el pecado era nuestro amo. La Ley ni nos justificaba ni nos ayudaba a vencer el pecado. Pero ahora que estamos unidos a Cristo, El es nuestro Señor y nos da poder para hacer lo bueno y evitar lo malo.

6.16-18 En ciertos oficios, un aprendiz recibe instrucción de un "maestro" que lo prepara, modela y le enseña los secretos de su oficio. Todas las personas eligen un maestro y este lo moldea. Sin Jesús, no tendríamos opción; aprenderíamos a pecar y los resultados serían culpa, sufrimiento y separación de Dios. Gracias a Jesús, sin embargo, podemos ahora escoger a Dios como nuestro Maestro. Siguiéndole, disfrutaremos la nueva vida y aprenderemos los caminos del Reino. ¿Continúa con su primer maestro, el pecado? ¿O es aprendiz de Dios?

domingo, 21 de junio de 2015

Romanos.6.v6-8

Romanos.6.v6-8 El castigo del pecado y el poder que tenía sobre nuestras vidas murió con Cristo en la cruz. Nuestro "viejo hombre", lleno de pecado, murió de una vez por todas y ahora estamos libres de su poder. El "cuerpo del pecado" no es el humano, sino nuestra naturaleza rebelde amante del pecado heredada de Adán. A pesar de que nuestro cuerpo coopera voluntariamente con nuestra naturaleza pecaminosa, no debemos por ello considerarlo malvado. Lo que es malo es el pecado en nosotros. Y lo que se derrota es ese poder del pecado en acción en nuestros cuerpos. Pablo acaba de establecer que la fe en Cristo nos declara absueltos, "inocentes" ante Dios. Aquí Pablo enfatiza que ya no necesitamos una vida bajo el poder del pecado. Dios no nos saca del mundo ni nos convierte en robots. A veces sentiremos deseos de pecar y algunas veces lo haremos. La diferencia radica en que antes de ser salvos, éramos esclavos de nuestra naturaleza pecaminosa, pero ahora podemos elegir vivir para Cristo (véase Gal_2:20).

6.8 Debido a la muerte y resurrección de Cristo, sus seguidores no tienen por qué temer a la muerte. La seguridad que nos da nos permite disfrutar compañerismo con El y hacer su voluntad. Esto se reflejará en todas nuestras actividades: trabajo y adoración, distracción, estudio bíblico, meditación y servicio a otros. Cuando comprenda que no teme a la muerte, experimentará un nuevo vigor en la vida.

sábado, 20 de junio de 2015

Rom 6:v1-5

Rom 6:v1-5
 Esta sección analiza la santificación : el cambio que Dios hace en nuestras vidas cuando crecemos en fe. El capítulo 6 explica que los creyentes son libres del control del pecado. El capítulo 7 se ocupa de las dificultades continuas que los cristianos enfrentan con el pecado. El capítulo 8 describe la forma en que podemos obtener victoria sobre el pecado.

6.1, 2 Si a Dios le encanta perdonar, ¿por qué no darle más para perdonar? Si el perdón está garantizado, ¿podemos pecar tanto como queramos? ¡La respuesta categórica de Pablo es: ¡En ninguna manera! Tal actitud, planear de antemano aprovecharse de Dios, es no entender la seriedad del pecado. El perdón de Dios no convierte en menos serio el pecado. Por el contrario, la muerte de su Hijo por el pecado muestra cuán serio es. Jesús pagó con su vida nuestro perdón. La misericordia de Dios no debe convertirse en excusa para un estilo de vida negligente con laxitud moral.

6.1-4 En la iglesia de la época de Pablo, la inmersión era la forma usual de bautismo. Los nuevos cristianos se "sepultaban" por completo en el agua. Comprendían que esta forma de bautismo simbolizaba la muerte y sepultura de la vieja manera de vivir, seguida por una resurrección a la vida con Cristo. Si pensamos que nuestra antigua vida pecaminosa está muerta y sepultada, tenemos un motivo poderoso para resistir al pecado. Podemos decidir conscientemente tratarla como si estuviera muerta. Luego podemos continuar disfrutando nuestra nueva vida con Cristo.

6.5 Podemos gozar de nuestra nueva vida en Cristo porque estamos unidos a El en su muerte y resurrección. Nuestros malos deseos, nuestra esclavitud al pecado y nuestro amor al pecado murieron con El. Ahora, unidos con El por fe en su resurrección, tenemos comunión inquebrantable con Dios y libertad para resistir el pecado.

viernes, 19 de junio de 2015

Romanos.5.v14-17

Romanos.5.v14-17 Adán es una figura, la contrapartida de Cristo. Así como Adán representa a la humanidad creada, Cristo representa a la nueva humanidad espiritual.

5.15-19 Todos nacemos como parte de la familia física de Adán, del linaje que conduce a muerte segura. Todos cosechamos los resultados del pecado de Adán. Heredamos su culpa, una naturaleza pecaminosa (la tendencia a pecar) y el castigo de Dios. Sin embargo, por la obra de Cristo, podemos cambiar juicio por perdón. Podemos cambiar nuestro pecado por la justicia de Jesús. Cristo nos ofrece la oportunidad de nacer en su familia espiritual: del linaje que empieza con perdón y conduce a la vida eterna. Si no hacemos algo, nos espera la muerte mediante Adán, pero si acudimos a Dios por la fe, tenemos vida a través de Cristo. ¿A qué linaje pertenece usted?

5.17 ¡Qué gran promesa para los que aman a Cristo! Podemos reinar sobre el poder del pecado, sobre la amenaza de la muerte y los ataques de Satanás. La vida eterna es nuestra ahora y por siempre. Podemos vencer la tentación en el poder y la protección de Jesucristo.

jueves, 18 de junio de 2015

Romanos.5.v11-14

Romanos.5.v11-14 Dios es santo y no se asocia con el pecado. Todos los seres humanos son pecadores y por lo tanto están separados de Dios. Además, cada pecado merece castigo. En lugar de castigarnos con la muerte merecida, sin embargo, Cristo cargó nuestros pecados y pagó el castigo muriendo en la cruz. Ahora nos "gloriamos en Dios". Mediante la fe en la obra de Cristo, nos podemos acercar a Dios en vez de ser enemigos y parias.

5.12 ¿Cómo pueden declararnos culpables por algo que Adán hizo miles de años atrás? Muchos piensan que no es justo que Dios nos juzgue por el pecado de Adán. Sin embargo confirmamos nuestra solidaridad con Adán cada vez que pecamos. Estamos hechos del mismo material, con tendencia a rebelarnos, y los pecados que cometemos nos condenan. Debido a que somos pecadores, no necesitamos imparcialidad sino misericordia.

5.13, 14 Pablo nos muestra que guardar la Ley no salva. Aquí añade que quebrantarla no es lo que trae la muerte. La muerte es el resultado del pecado de Adán y de los pecados que ahora cometemos aunque no se parezcan a los de Adán. Recuerda a sus lectores que durante miles de años la gente moría aunque la Ley aún no se había dado explícitamente. La Ley se introdujo, explica en el 5.20, como una ayuda para que la gente viera su pecaminosidad, para que notaran la seriedad de sus ofensas y para guiarlas a Dios en busca de misericordia y perdón. Esto fue así en los días de Moisés y lo es todavía hoy. El pecado constituye una gran discrepancia entre lo que somos y lo que fuimos al ser creados. La Ley pone de manifiesto nuestro pecado y coloca la responsabilidad exactamente sobre nuestros hombros, sin que la ley ofrezca algún remedio. Cuando estemos convencidos de que hemos pecado, debemos buscar a Jesucristo para recibir sanidad.

miércoles, 17 de junio de 2015

Romanos.5.v5-10

Romanos.5.v5-10 Los tres miembros de la Trinidad participan en la salvación. El Padre nos amó de tal manera que envió a su Hijo para que se convirtiera en puente (Joh_3:16). El Padre y el Hijo enviaron al Espíritu Santo para llenar nuestras vidas con amor y permitir que vivamos por su poder (Act_1:8). Con todo este cuidado amoroso, ¡cómo podemos hacer menos que servirle completamente!

5.6 Eramos débiles e incapaces de salvarnos. Alguien tuvo que venir a rescatarnos. Cristo no solo vino en un buen momento de la historia, sino a su debido tiempo, de acuerdo al plan del Padre. Dios controla la historia, y controló la ocasión, los métodos y los resultados de la muerte de Jesús.

5.8 Siendo aún pecadores son palabras maravillosas. Dios envió a Jesucristo para que muriera por nosotros, no porque seamos buenos, sino porque nos ama. Cuando no se sienta seguro del amor de Dios, recuerde: si El lo amó cuando usted aún era rebelde, puede sin duda fortalecerlo ahora que le corresponde.

5.9, 10 El amor que motivó a Cristo a morir es el mismo que envió al Espíritu Santo a vivir en nosotros y a guiarnos cada día. El poder que levantó a Cristo de la muerte es el mismo que nos salva y está a nuestro alcance en la vida diaria. Asegúrese de que, habiendo empezado una vida con Cristo, tiene una reserva de poder y amor que puede usar todos los días al enfrentar cada desafío o problema. Puede orar pidiendo el poder de Dios y su amor cada vez que lo necesite.

martes, 16 de junio de 2015

Romanos.5.v2-4 Pablo

Romanos.5.v2-4 Pablo establece que, como creyentes, ahora estamos en un lugar muy privilegiado ("esta gracia en la cual estamos firmes"). No solo Dios nos declara sin culpa, sino que nos lleva cerca de El. En lugar de enemigos, ahora somos amigos; y más aún, somos sus hijos (JUAN_15:15; Gal_4:5).

5.2- Como Pablo afirma con claridad en 1Co_13:13, la fe, la esperanza y el amor son la esencia misma de la vida cristiana. Nuestra relación con Dios empieza con la fe que nos ayuda a aceptar que la muerte de Cristo nos salva de nuestro pasado. La esperanza crece a medida que nos nos enteramos de todo lo que Dios tiene en mente para nosotros, de sus promesas en cuanto al futuro. Y el amor de Dios llena nuestras vidas y nos capacita para alcanzar a otros.

5.3, 4 Para los cristianos del primer siglo, el sufrimiento era la regla más que la excepción. Pablo nos dice que en el futuro vamos a triunfar, pero por ahora tenemos que luchar. Esto significa que experimentaremos dificultades que nos ayudarán a crecer. Nos regocijamos en las tribulaciones, no porque nos guste el dolor que nos causan, sino porque sabemos que Dios usa las dificultades de la vida y los ataques de Satanás para edificar nuestro carácter. Los problemas que encontramos acrecientan nuestra paciencia, la que a su vez fortalece nuestro carácter, profundiza nuestra confianza en Dios y nos da gran seguridad acerca del futuro. Gracias a Dios por estas oportunidades de crecer y por permitirnos enfrentarlas con su fortaleza (véanse también STG_1:2-4; 1Pe_1:6-7).

lunes, 15 de junio de 2015

Romanos. 5:v1

Romanos. 5:v1
5.1 Ahora tenemos paz con Dios, que no necesariamente equivale a sentimiento de paz como la calma y la tranquilidad. Paz con Dios significa que nos hemos reconciliado con El. No hay más hostilidad entre nosotros, ningún pecado bloquea la relación con El. La paz con Dios es posible solo porque Jesús con su muerte en la cruz pagó el precio de nuestros pecados.

5.1- Este pasaje es la introducción de una sección que contiene algunos conceptos difíciles. Para comprender los próximos cuatro capítulos, es bueno tener presente la realidad de los dos lados de la vida cristiana. Por un lado, estamos completos en Cristo (que somos aceptos en El, es seguro); por otro lado, crecemos en Cristo (llegamos a ser cada vez más semejantes a El). A la vez tenemos categoría de reyes y responsabilidades de esclavos. Sentimos la presencia de Cristo y también la opresión del pecado. Disfrutamos la paz que viene como resultado de estar en buenas relaciones con Dios, pero aún enfrentamos problemas cotidianos que nos ayudan a crecer. Si recordamos estos dos lados de la vida cristiana, no nos desalentaremos al enfrentar las tentaciones y los problemas. En su lugar, aprenderemos a depender del poder de Cristo que está a nuestro alcance, porque El vive en nosotros en la persona del Espíritu Santo.

domingo, 14 de junio de 2015

Romanos.4.v.17-25

Romanos.4.v.17-25 La promesa (o pacto) que Dios le dio a Abraham afirmaba que sería padre de muchas naciones (Gen_17:2-4) y que todo el mundo recibiría bendición a través de él (Gen_12:3). Esta promesa se cumplió en Jesucristo. Jesús era de la descendencia de Abraham y en verdad el mundo entero recibió bendición mediante El.

4.21 Abraham nunca dudó de que Dios cumpliría su promesa. Su vida estuvo marcada con errores, pecados y fallas así como con sabiduría y bondad, pero siempre confió en Dios. Su vida es un ejemplo de fe en acción. Si hubiera puesto los ojos en sus recursos para sojuzgar Canaán y fundar una nación, hubiera caído en la desesperación. Pero puso sus ojos en Dios, le obedeció y esperó a que El cumpliera su palabra.

4.25 Cuando creemos, ocurre un cambio. Damos a Cristo nuestros pecados y El nos da justicia y perdón (véase 2Co_5:21). No hay nada que podamos hacer para ganarlo. Solo a través de Cristo recibimos la justicia de Dios. ¡Qué oferta más increíble para nosotros! Muchos aún no la toman en cuenta y siguen "disfrutando" su pecado.

sábado, 13 de junio de 2015

Romanos.4.v.6-8

Romanos.4.v.6-8 ¿Qué hacemos con la culpa? El rey David cometió pecados terribles: adulterio, homicidio, mentiras, y aun así experimentó el gozo del perdón. Nosotros también podemos experimentarlo cuando: (1) dejamos de negar nuestra culpabilidad y reconocemos que hemos pecado, (2) reconocemos nuestra culpa ante Dios y pedimos su perdón, y (3) desechamos la culpa y creemos que Dios nos ha perdonado. Esto puede ser difícil, sobre todo cuando el pecado ha echado raíces y se ha enraizado por años, cuando es muy serio o cuando involucra a otro. Debemos recordar que Jesús quiere y está dispuesto a perdonar todos los pecados. Si tomamos en cuenta el alto precio que El pagó en la cruz, es arrogancia pensar que algún pecado nuestro sea demasiado grande para que El lo perdone. Aunque nuestra fe sea débil, nuestra conciencia sea sensible y los recuerdos nos atormenten, la Palabra de Dios declara que pecado confesado es pecado perdonado (1.Juan_1:9).

viernes, 12 de junio de 2015

Romanos.4.v4-5

Romanos.4.v4-5 Este versículo significa que si una persona pudiera ganarse el favor de Dios siendo buena, la concesión de este regalo no sería voluntaria, sino obligatoria. La autoconfianza en este sentido es vana: todo lo que podemos hacer es cobijarnos con la misericordia y la gracia de Dios.

4.5 Cuando algunas personas se enteran de que Dios nos salva mediante la fe, empiezan a inquietarse. "¿Tengo suficiente fe?", se preguntan. "¿Es mi fe suficientemente sólida para salvarme?" Están confundidas. Jesucristo es el que nos salva, no nuestros sentimientos ni nuestras obras. Por débil que sea nuestra fe, El es suficiente para salvarnos. Jesús nos ofrece la salvación gratuitamente porque nos ama, no porque la hayamos ganado mediante una fe poderosa. ¿Cuál es entonces el papel de la fe? Fe es creer y confiar en Jesucristo y aceptar el don maravilloso de la salvación.

jueves, 11 de junio de 2015

Romanos.3.v24-28

Romanos.3.v24-28 Redención se refiere a que Cristo libra a los pecadores de la esclavitud del pecado. En los tiempos del Antiguo Testamento, a una persona con deudas podían venderla como esclava. Luego el pariente más cercano podía redimirla comprando su libertad. Cristo compró nuestra libertad. El precio fue su vida.

3.25 Cristo es nuestro sacrificio expiatorio. En otras palabras, El murió en nuestro lugar por nuestros pecados. El enojo de Dios con los pecadores es legítimo. Se rebelaron contra El, se apartaron de su poder regenerador. Pero Dios declara que la muerte de Cristo es el sacrificio designado y apropiado para nuestros pecados. Cristo, pues, ocupó nuestro lugar, pagó la pena de muerte por nuestros pecados y satisfizo a plenitud las demandas de Dios. Su sacrificio otorga perdón, remisión y libertad.

3.26 ¿Qué pasó con los que vivían antes que Cristo viniera y muriera por el pecado? Si Dios los condenó, ¿fue injusto? Si los salvó, ¿fue el sacrificio de Cristo innecesario? Pablo muestra que Dios perdonó todo pecado humano en la cruz de Jesús. Los creyentes del Antiguo Testamento por fe miraban a la futura venida de Cristo y se salvaban aun sin saber el nombre de Jesús ni los detalles de su vida terrenal. Usted ya sabe que Dios amó de tal manera al mundo que dio a su propio Hijo (Joh_3:16). ¿Ha puesto su confianza en El?

3.27, 28 La mayoría de las religiones prescriben ciertos deberes que deben cumplir quienes desean que Dios los acepte. El cristianismo es único al enseñar que las buenas obras no nos justifican ante Dios. No hay logro humano ni progreso en el desarrollo personal que cierre la brecha que existe entre la perfección moral de Dios y nuestra imperfecta conducta diaria. Las buenas obras son importantes, pero no compran la vida eterna. Somos salvos solo por confiar en lo que Dios ha hecho por nosotros (véase Efesios_2:8-10).

miércoles, 10 de junio de 2015

Romanos.3.v20- 24

Romanos.3.v20- 24 En estos versículos vemos dos propósitos en la Ley de Dios. Primero, nos muestra dónde pecamos. La ley nos enseña que somos pecadores desvalidos y debemos acudir a Jesucristo en busca de misericordia. Segundo, el código moral revelado en la ley nos puede guiar en nuestra forma de vivir sosteniendo ante nosotros las normas morales de Dios. No ganamos la salvación cumpliendo la Ley (nadie, excepto Cristo, cumplió o pudo cumplir la Ley a la perfección), sino que agradamos a Dios cuando nuestras vidas se someten a su voluntad revelada.

3.21-29 Después de estas malas nuevas sobre nuestra pecaminosidad y la condenación de Dios, Pablo nos da buenas nuevas. Hay una manera de declararnos inocentes: Cristo nos limpia de pecados si confiamos en El. Confiar significa tener la seguridad de que Cristo perdona nuestros pecados, nos hace justos delante de Dios y nos da el poder para vivir como El quiere que lo hagamos. Esta es la solución de Dios y está al alcance de todos a pesar de nuestros antecedentes o conducta pasada.

3.23 Algunos pecados parecen ser mucho más grandes que otros porque sus consecuencias son mayores. El homicidio, por ejemplo, nos parece que es peor que el odio, y el adulterio al parecer es peor que la lujuria. Pero esto no significa que nos merecemos la vida eterna porque nuestros pecados son de menor envergadura. Cualquier pecado nos convierte en pecadores y nos aparta de nuestro Dios santo. Cualquier pecado, por lo tanto, conduce a la muerte (porque nos incapacita para vivir con Dios) por grande o pequeño que el pecado parezca. No minimice los pecados "pequeños" ni valore con exceso los "grandes". Todos nos separan de Dios, pero también todos pueden ser perdonados.

3.24 Justificados significa declarados no culpables. Cuando en la corte el juez declara inocente al acusado, se eliminan todos los cargos del acta. Legalmente, es como si la persona jamás hubiera sido acusada. Cuando Dios perdona nuestros pecados, limpia nuestros antecedentes penales. Desde su perspectiva es como si nunca hubiéramos pecado.

martes, 9 de junio de 2015

Romanos.3.v2-12

Romanos.3.v2-12 La nación judía recibió muchos beneficios. (1) Se le confió las leyes de Dios ("la palabra de Dios", Exodo 19-20; Deu_4:8). (2) Fue la nación a través de la cual el Mesías vino la tierra (Isa_11:1-10; Mat_1:1-17). (3) Fue beneficiaria de los pactos con Dios mismo (Gen_17:1-16; Exo_19:3-6). Estos privilegios no la hicieron mejor que las demás (véase 3.9). Pero debido a estos, los judíos tuvieron siempre una mayor responsabilidad en cuanto al cumplimiento de los requisitos de Dios.

3.5-8 Algunos quizás piensen que el pecado no es preocupante porque: (1) Dios está para perdonar; (2) Dios es amor y no castiga; (3) el pecado no es tan malo, nos enseña lecciones valiosas, o (4) debemos mantenernos dentro de la cultura que nos rodea. Es cierto que la gracia de Dios es inmensa, pero Dios no puede pasar por alto el pecado. Los pecadores, sin importar las excusas que expongan, tendrán que responder ante Dios por sus pecados.

3.10-12 Pablo hace referencia al Psa_14:1-3. "No hay justo" significa "nadie es inocente". Cada persona es valiosa ante los ojos de Dios porque El nos ha creado a su imagen y nos ama, pero no hay un solo justo (o sea, no hay persona que se haya ganado el estar a bien con Dios). A pesar de ser valiosos, hemos caído en pecado. Pero Dios, a través de Jesús su Hijo, nos ha redimido y nos ofrece perdón si nos volvemos a El en fe.

lunes, 8 de junio de 2015

Romanos. 3:v1.

Romanos. 3:v1.
3.1ss En este capítulo Pablo afirma todos somos culpables ante Dios. Pablo desmantela la excusa común de la gente que no quiere reconocerse pecadora: (1) "Dios no existe" o "Sigo mi conciencia"; 1.18-32; (2) "No le hago mal a nadie"; 2.1-16; (3) "Soy miembro de una iglesia" o "Soy una persona religiosa"; 2.17-29. Nadie está exento del juicio de Dios por el pecado. Cada persona debe aceptar que es pecadora y por lo tanto culpable ante Dios. Solo así puede comprenderse y aceptarse ese regalo maravilloso de Dios que es la salvación.

3.1ss ¡Qué descripción más deprimente hace Pablo! Todos, gentiles paganos, gente humanitaria o religiosa, estamos condenados por nuestras acciones. La Ley, que el Señor dio para mostrar el camino a la vida, saca a la luz nuestras obras malignas. ¿Hay alguna esperanza? Sí, dice Pablo. La Ley nos condena, esto es cierto, pero la Ley no es la base de nuestra esperanza. Dios mismo lo es. El en su justicia y amor maravilloso nos brinda vida eterna. Recibimos salvación no a través de la Ley, sino mediante la fe en Jesucristo. No podemos ganarla, pero debemos aceptarla como un regalo de nuestro amoroso Padre celestial.

domingo, 7 de junio de 2015

Romanos.2.v21-27

Romanos.2.v21-27 Estos versículos son una crítica mordaz a la hipocresía. Es mucho más fácil decir a otros cómo comportarse que vivir como es debido. Es más fácil decir las palabras buenas que permitirles que echen raíces en nosotros. ¿Aconseja a otros que hagan algo que usted no está dispuesto a hacer? Procure que sus palabras las avalen sus acciones.

2.24 Si usted dice formar parte del pueblo de Dios, su vida debe reflejar a Dios. Cuando le desobedece, deshonra su nombre y por ello la gente incluso puede hablar mal de Dios. ¿Qué piensa de Dios la gente al contemplar su vida?     2.25-29 La palabra circuncisión se refiere a la señal del pacto de Dios con su pueblo. Se requería que todos los varones judíos se sometieran a este rito (Gen_17:9-14). Para Pablo, ser judío (circuncidado) no significaba nada si la persona no obedecía las leyes de Dios. Por otro lado, los gentiles (incircuncisos) podían recibir el amor y la aprobación de Dios si guardaban sus mandamientos. Pablo pasa a explicarnos que el verdadero judío (uno que tiene el favor de Dios) no es la persona circuncidada (un judío "exteriormente"), sino aquel cuyo corazón es recto delante de Dios y le obedece (un judío "en lo interior").

2.28, 29 Ser judío significaba formar parte de la familia de Dios y heredar todas sus promesas. Sin embargo, Pablo aclara que la membresía en la familia de Dios se basa en cualidades internas, no externas. Todos los que tengan corazones rectos son judíos en verdad, o sea, miembros de la familia de Dios (véase también Gal_3:7). Así como la circuncisión no era suficiente para los judíos, tampoco lo es asistir a la iglesia, ser bautizado, confirmado o aceptado como miembro. Dios busca nuestra sincera entrega y obediencia. (Si desea más información acerca de la circuncisión del corazón, véanse también Deu_10:16; Jer_4:4.)

sábado, 6 de junio de 2015

Romanos.2.v17-21

Romanos.2.v17-21. Pablo continúa desarrollando su argumento en el sentido de que todos somos culpables delante de Dios. Después de describir el fin de los incrédulos, los gentiles paganos, se ocupa de los religiosos privilegiados. A pesar del conocimiento que tienen de la voluntad de Dios, también tienen culpa por no vivir lo que creen. Quienes han crecido en hogares cristianos son los religiosos privilegiados de hoy. La condenación de Pablo es aplicable a ellos si no llegan a vivir conforme a lo que saben.

2.21, 22 Pablo indica a los judíos que necesitaban autojuzgarse por la Ley y no juzgar a otros. Conocían muy bien la Ley y sabían cómo justificar sus acciones mientras criticaban a los demás. Pero la Ley es más que la "letra". Es una pauta para vivir de acuerdo a la voluntad de Dios y también es una advertencia de que no podemos vivir rectamente sin mantener una relación con Dios. Cómo Jesús destacó, retener lo que pertenece a alguien es robar (Mar_7:9-13) y mirar a otra persona para codiciarla es adulterio (Mat_5:27-28). Antes de acusar a otros, debemos mirarnos y verificar si ese pecado, en cualquiera de sus formas, está en nosotros.

viernes, 5 de junio de 2015

Romanos.2.v12-15

Romanos.2.v12-15 La gente se condena no por lo que desconoce, sino por lo que hace con lo que sabe. Quienes conocen la Palabra escrita de Dios y su Ley serán juzgados por ellas. Quienes nunca han visto una Biblia saben diferenciar entre lo bueno y lo malo, y se les juzgará por no haber tomado en cuenta ni siquiera las normas que su conciencia les dictaba. A menudo, el juicio de Dios se ve obstaculizado por nuestro sentido moderno del proceso legal y los derechos del individuo. Pero recuerde que las personas suelen violar las normas que crearon para ellas mismas.

2.12-15 Si viajara alrededor del mundo, descubrirá en cada sociedad evidencias de la Ley moral de Dios. Par ejemplo, todas las culturas prohíben el homicidio y aun así en todas las sociedades esa ley se quebranta. Pertenecemos a un género terco. Sabemos lo que es bueno, pero insistimos en hacer lo malo. Admita ante usted y ante Dios que encaja en el molde humano y que a menudo no cumple con las normas establecidas (mucho menos con las de Dios). Ese es el primer paso hacia el perdón y la santidad.

jueves, 4 de junio de 2015

Romanos.2.v5-11

Romanos.2.v5-11 A pesar de que por lo general no recibimos el castigo inmediato por cada pecado, el juicio final de Dios es cierto. No sabemos con exactitud cuándo ocurrirá, pero sabemos que nadie escapará del encuentro final con el Creador.
2.7 Pablo dice que los que con paciencia y perseverancia hacen la voluntad de Dios tendrán vida eterna. No contradice su declaración anterior de que la salvación es solo por fe (1.16, 17). Las buenas obras no nos salvan, pero cuando entregamos nuestra vida por completo a Dios, queremos agradarle y hacer su voluntad. Por lo tanto, nuestras buenas obras son una demostración de agradecimiento por lo que Dios ha hecho, no un prerrequisito para obtener su gracia.

miércoles, 3 de junio de 2015

Rom 2:v1-4

Rom 2:v1-4
2.1 Cuando sintamos cólera justificada por el pecado de alguien, debiéramos tener cuidado. Debemos hablar en contra del pecado, pero debemos hacerlo con espíritu de humildad. A menudo los pecados que vemos con más claridad en otros son los que tienen raíces en nosotros. Si nos miramos con cuidado, descubriremos que cometemos el mismo pecado en las más diversas formas socialmente aceptables. Por ejemplo, un chismoso quizás critique con obstinación a otros que chismean en su contra.

2.1ss Cuando la carta de Pablo se leyó en la iglesia de Roma, sin duda muchas cabezas asintieron al condenar el culto idolátrico, las prácticas homosexuales y la violencia. Pero cuán sorprendidos se habrán sentido cuando se volvió a ellos y les dijo: "¡No tienen excusa. Ustedes son tan malos cono ellos!" Pablo afirmaba enfáticamente que nadie es suficientemente bueno para salvarse a sí mismo. Si deseamos evitar el castigo y vivir con Cristo para siempre, todos -no importa si somos homicidas, irrespetuosos, ni si somos ciudadanos honestos, trabajadores, excelentes- debemos depender por completo de la gracia de Dios. Pablo no discute si algunos pecados son peores que otros. Cualquier pecado es suficiente para llevarnos a depender de Cristo en cuanto a la salvación y la vida eterna. No hay otro camino, aparte de Cristo, por medio del cual uno puede ser salvo del pecado y sus consecuencias, y todos hemos pecado reiteradamente.

2.4 En su bondad, Dios retarda su juicio para darle tiempo a la gente para que se arrepienta. Es muy fácil confundir la paciencia de Dios con la aprobación de la forma equivocada en que vivimos. La auto evaluación es difícil, y más difícil aún es sincerarnos con Dios y permitirle que nos diga en qué debemos cambiar. Sin embargo, como cristianos debemos orar siempre a fin de que Dios nos señale nuestros pecados y nos cure. Es lamentable, pero es más fácil sorprendernos de la paciencia que Dios tiene con otros, que humillarnos ante la que El tiene con nosotros.

martes, 2 de junio de 2015

Romanos.1.11, 12

Romanos.1.11, 12 Pablo oraba por tener la oportunidad de visitar a estos cristianos a fin de animarlos en cuanto a sus dones y fe, y que ellos a su vez lo animaran a él. Como misionero de Dios, les ayudó a comprender el significado de las buenas nuevas de Jesús. Como pueblo santo de Dios, ellos podrían brindarle compañerismo y bienestar. Cuando los cristianos se reúnen, cada uno debiera dar y recibir. Nuestra fe en común nos da un lenguaje y propósito comunes para animarnos unos a otros.

1.13 Al final de su tercer viaje misionero, Pablo visitó Siria, Galacia, Asia, Macedonia y Acaya. A las iglesias de estas regiones se les llamaba gentiles debido a que estaban compuestas mayormente de gentiles.

1.14 Con "a griegos y a no griegos", Pablo se refiere a todos los de la cultura griega y a los que no son de esta cultura. "A sabios y a no sabios" se refiere a las personas educadas y a las analfabetas. ¿Cuál era la deuda de Pablo? Después de su experiencia con Cristo en el camino a Damasco (Hechos 9), consumió toda su vida en predicar las buenas nuevas de salvación. Su deuda era con Cristo por ser su Salvador y debía pagarla a todo el mundo. Pagó su deuda proclamando la salvación que hay en Cristo para todos, sean gentiles o judíos, sin importar barreras culturales, sociales, raciales ni económicas. Tenemos la misma deuda con Cristo porque El recibió el castigo reservado para nosotros, por el pecado. A pesar de que es imposible pagarle a Cristo por todo lo que ha hecho, podemos demostrar nuestra gratitud al dar amor a otros.

1.16 Pablo no se avergonzaba porque su mensaje era el mensaje de Cristo, las buenas nuevas. Era un mensaje de salvación, poderoso para cambiar vidas y para todos. Cuando se sienta tentado a avergonzarse, recuerde que las buenas nuevas se refieren a todo esto. Si se centra en Dios y en lo que hace en el mundo, antes que en sus limitaciones, su vergüenza pronto desaparecerá.

lunes, 1 de junio de 2015

R omanos.1.v7-9

R omanos.1.v7-9 El cristianismo era muy diferente al poderío militar de los romanos. Muchos eran simplemente pragmáticos, creían que el fin justificaba los medios. Y para los romanos, nada era mejor que el vigor físico. Confiaban en su poderío militar para protegerse contra sus enemigos. Los cristianos de todas las edades deben recordar que Dios es la única fuente de permanente seguridad y salvación y, al mismo tiempo, ¡El es nuestro Padre!

1.8 Pablo usa la frase "gracias a mi Dios mediante Jesucristo" para enfatizar que Cristo es el único mediador entre Dios y el hombre. A través de El, Dios nos envió su amor y perdón; en el nombre de Cristo expresamos nuestro agradecimiento a Dios (véase 1Ti_2:5).

1.8 Como los cristianos romanos se hallaban en el centro del poderío político del mundo occidental, eran sumamente visibles. Por fortuna, su reputación era excelente; su fe sólida se daba a conocer en todo el mundo. ¿Qué dice la gente cuando habla acerca de su congregación o denominación? ¿Son ciertos sus comentarios? ¿Qué podría hacer usted para que noten otros aspectos? ¿Cuál es la mejor manera de que el público reconozca su fe?

1.9, 10 Cuando ore por alguna preocupación, no se sorprenda por la forma en que Dios responda. Pablo oraba por su visita a Roma a fin de enseñar a los cristianos allí. Cuando al fin llegó a Roma, fue en calidad de prisionero (véase Act_28:16). Pablo oró por un viaje tranquilo y llegó sin novedad después que lo arrestaran, abofetearan, naufragara y, entre otras cosas, lo mordiera una víbora. A menudo, la manera en que Dios responde nuestras oraciones difiere mucho de lo que esperamos. Cuando ore, espere la respuesta de Dios aunque a veces en maneras inesperadas.