domingo, 30 de junio de 2019

¿CUÁNTO ME AMASTE SEÑOR?


¿CUÁNTO ME AMASTE SEÑOR?
“Oísteis que fue dicho: Amarás a tu prójimo, y aborrecerás a tu enemigo. Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen; para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos. Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa tendréis? ¿No hacen también lo mismo los publicanos? Y si saludáis a vuestros hermanos solamente, ¿qué hacéis de más? ¿No hacen también así los gentiles? Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto”, Mateo 5:43-48
¿Cuánto amó Jesús a sus amigos? ¿Pero cuánto más amó a sus enemigos? Amar a las personas que nos aman es tan sencillo, pero cuán difícil es amar a las personas que nos hacen daño. Jesús fue odiado y maldecido por proclamar la verdad, pero nunca hubo una gota de odio y lamentación. Nunca hubo una palabra de desprecio hacia nadie. Vino a amar y sólo a amar.
Demasiado grande y Admirable, deberíamos anhelar ser como Él. Amar a quienes nos hacen daño y bendecirlos como nos enseña en su Palabra, muestra lo que realmente hay en nuestro interior. Podemos restaurar nuestras familias y el mundo que nos rodea sólo con su perfecto amor. Hagamos la diferencia incluso en las situaciones más tensas. Aprendamos a ser pacientes, bondadosos, inofensivos, dejemos el orgullo y el enojo. Seamos mansos y justos, humildes y amorosos.
Cuando vengan situaciones que no podamos controlar, cuando nos hieran con palabras, todo lo que se levante en nuestra contra, Dios lo usará para nuestra bendición. Sus promesas siguen en pie, su gracia y fortaleza permanecen. El Señor nos dice “Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto”. Cuando entendamos esto sabremos que nada pasa por azar, Él está formando nuestro carácter para que sea como el suyo a través de todo lo que nos sucede, aun cuando creamos que no merecemos eso y que nos parece injusto.
Recordemos que nosotros no dimos nada para recibir la salvación, Jesús dio todo por nosotros. Jesús cambió con su muerte en la cruz el destino eterno de la humanidad caída, por eso sufrió en silencio, dejando que se cumpliera el plan de salvación y todo lo hizo por amor. Como dice Isaías 53:7 “Angustiado él, y afligido, no abrió su boca; como cordero fue llevado al matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca.  Oración.
"Señor enséñame a amar. Seré un verdadero hijo de Dios cuando ame a otros sin esperar nada a cambio a pesar de todas las heridas y daño que me hagan. Nadie puede darme de lo que no tiene, debo dar del amor que me has dado y así poder ser perfecto como me pides. Amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
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sábado, 29 de junio de 2019

LA MISERICORDIA DE DIOS ES NUESTRO REFUGIO


LA MISERICORDIA DE DIOS ES NUESTRO REFUGIO
“Oh Jehová, he oído tu palabra, y temí. Oh Jehová, aviva tu obra en medio de los tiempos, En medio de los tiempos hazla conocer; En la ira acuérdate de la misericordia. Dios vendrá de Temán, Y el Santo desde el monte de Parán. Selah Su gloria cubrió los cielos, Y la tierra se llenó de su alabanza. Y el resplandor fue como la luz; Rayos brillantes salían de su mano, Y allí estaba escondido su poder. Delante de su rostro iba mortandad, Y a sus pies salían carbones encendidos. Se levantó, y midió la tierra; Miró, e hizo temblar las gentes; Los montes antiguos fueron desmenuzados, Los collados antiguos se humillaron. Sus caminos son eternos”, Habacuc 3:2-6
Esta oración de Habacuc es expresada en un momento de dificultad donde Dios iba a disciplinar a Judá, no fue agradable oír su juicio cuando anunciaba la invasión babilónica sobre su pueblo. El profeta aceptó la voluntad de Dios, pero de inmediato siente temor y eleva una oración de fe y confianza, pidiendo la ayuda y la misericordia divina. No pidió escapar de la disciplina pues entendía que el pueblo necesitaba una lección por haberse apartado del Señor, pero sí le pide que en medio de esa adversidad avive su obra.
Esto nos debe recordar que Dios sigue disciplinando con amor esperando que regresemos a Él, cuando por nuestro pecado nos hemos alejado y estamos viviendo sus consecuencias. En medio de la aflicción y la prueba debemos recordar que la misericordia de Dios es nuestro único refugio. Él está al control de todo y revindicará a los que vuelven su mirada a Él y deciden ser fieles. Debemos esperar en silencio, pues está actuando en medio de los tiempos.
El cuadro que el profeta presenta en esta porción es de un Dios verdaderamente glorioso al que clama por misericordia y anuncia que confiará en su cuidado y soberanía. Estamos viviendo tiempos difíciles, de mucha ceguera espiritual, vemos a la humanidad sufriendo por el pecado y por apartarse del Señor. Debemos como hijos de Dios clamar por su misericordia y compasión, para que nuevamente manifieste su poder y nos restaure.
Habacuc hace alusión a los acontecimientos del pasado donde Dios se manifestó a su pueblo independientemente de su rebelión y le dio nuevas oportunidades. Qué privilegio contar con ese Majestuoso y Santo Dios que es lento para la ira y grande en misericordia, cuya gloria trasciende a toda la creación y cuyo carácter nunca cambia porque siempre está dispuesto a perdonar y comenzar de nuevo. Tanto la ira como la misericordia son parte de la naturaleza multiforme de Dios. Aun cuando le ignoramos y desobedecemos, su amor es inagotable a pesar de nuestras acciones hacia Él. Jeremías 31:3b “Con amor eterno te he amado; por tanto, te prolongué mi misericordia. Oración.
"Señor mira si hay algo en mi vida que me impide obedecerte y no me deja entregarme totalmente a ti. Derriba con el poder de tu Palabra cualquier pecado que domine mi corazón y que me ha llevado a la aflicción, a la amargura y a la desesperanza. Aviva tu Palabra en mi corazón, ten misericordia y ayúdame a estar confiando, ser fiel y a vivir de acuerdo a tu voluntad. Amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
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viernes, 28 de junio de 2019

YO IRÉ A DONDE NO HAYA IDO


YO IRÉ A DONDE NO HAYA IDO
“Pero los que fueron esparcidos iban por todas partes anunciando el evangelio. Entonces Felipe, descendiendo a la ciudad de Samaria, les predicaba a Cristo. Y la gente, unánime, escuchaba atentamente las cosas que decía Felipe, oyendo y viendo las señales que hacía. Porque de muchos que tenían espíritus inmundos, salían éstos dando grandes voces; y muchos paralíticos y cojos eran sanados; así que había gran gozo en aquella ciudad”, Hechos 8:4-8
En el libro de Hechos se nos muestra que la muerte de Esteban hizo que estallara una persecución sobre la iglesia del primer siglo que obligó a los cristianos a huir en busca de cierta seguridad. Pero no dejaron de hablar de Jesús a donde iban. Eran hombres de valor, estaban decididos a enfrentar todos los peligros que los asecharan por causa de Cristo. Eran hombres buenos, tenían al Espíritu Santo en sus vidas y esto hacía que inspiraran respeto. Este capítulo narra grandes cambios en la primera iglesia de Jerusalén que repercutieron hasta hoy. Se puede decir que Dios usó la persecución para afectar el futuro de su reino.
Uno de esos hombres que se destacó especialmente fue Felipe. Había sido escogido como uno de los siete, era un discípulo común como usted y yo, pero fue Dios quién a través de la persecución lo provocó para usarlo y convertirlo en un gran evangelista. Dios respaldó su predicación con señales, milagros y prodigios en Samaria. Esto nos hace recordar que Dios trabaja junto con nosotros, no nos deja solos.
Confrontó las tinieblas con la llenura del Espíritu, invadiendo un territorio de oscuridad con la luz del evangelio. Nos dejó su ejemplo para que nosotros entendamos que con Jesús podemos hacer grandes cosas. Tan sólo basta creer y actuar en su Nombre como lo hizo Felipe, en una región que por lo que dice la historia era menospreciada, porque consideraban que los samaritanos no eran israelitas puros, entonces había una rotura y odio entre ellos. El cristianismo que Felipe mostró, trajo una alegría que los samaritanos nunca habían experimentado.
Este pasaje nos muestra que Dios comienza a usar no solo a los apóstoles, sino a hombres comunes, pero llenos de fe, cuando las circunstancias y las pruebas los movieron a hacer cosas que no estaban en sus planes. Así mismo puede suceder con nosotros, Dios nos puede sacar de nuestra zona de confort, para llevarnos a hacer cosas inimaginables donde Él muestre su poder; por eso si predicamos en la dimensión de la fe, manifestará su gloria, respaldando su Palabra, salvando, liberando vidas y sanando al que Él quiera a través de nuestras vidas.
Dios nos puede llevar a los lugares más inesperados a predicar su mensaje de salvación.   Oración.
"Señor gracias por el ejemplo que me muestras de Felipe a través de tu Palabra. Así como él quizás soy una persona común, pero creo en ti y sé que puedes usarme de una manera sobrenatural como lo hiciste con él. Ayúdame a salir de los espacios donde ando habitualmente y llévame a predicar el evangelio a toda criatura como lo has demandado. Por la voluntad tuya y la guía de tu Espíritu, dispongo mi vida para que la uses como quieras. Amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
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jueves, 27 de junio de 2019

AMA A TU PRÓJIMO

AMA A TU PRÓJIMO
“Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas”, Mateo 22:37-40
Todos sabemos que estos dos son los más grandes mandamientos y hasta los repetimos de memoria, pero como dice el refrán: “Del dicho al hecho hay mucho trecho”. En ocasiones, existe mucha distancia entre lo que uno dice y lo que hace, por lo que conviene no hacer promesas que uno no puede cumplir. En este caso nosotros no sabemos cómo demostrar el amor que nos pide la Palabra de Dios. Se nos hace más fácil expresar nuestro amor a un Dios intangible que a las personas que nos rodean. 1 Juan 4:19-20 “Nosotros le amamos a él, porque él nos amó primero. Si alguno dice: Yo amo a Dios, y aborrece a su hermano, es mentiroso. Pues el que no ama a su hermano a quien ha visto, ¿cómo puede amar a Dios a quien no ha visto?”.
Pensamos de pronto que vamos a ser rechazados o queremos que primero nos demuestren amor para nosotros expresarlo después, podemos quedarnos largo tiempo esperando esto y nunca tendremos la oportunidad de dar amor a otros.
Jesucristo demostró su amor aún sin esperar nada a cambio. Su sacrificio en la cruz fue un regalo de amor para la humanidad, aunque muchos no lo acepten y lo rechacen. ¿Dónde estaríamos si Jesús hubiera escogido reservar su acto de entrega hasta que alguien le demostrara que lo amaba y lo aceptara primero? Ninguno de nosotros sería salvo. Dice: 1 Juan 4:10 “En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados”.
Lo mismo nos pide Dios a nosotros: que amemos por completo a nuestro prójimo, aunque éste no lo haga, ni sea bueno con nosotros. Jesús lo hizo durante todo su ministerio, amó sin medida y lo demostró con hechos. Necesitamos aprender a expresar el amor por otros no sólo con palabras sino con acciones concretas. Aún amar a aquellos que nunca habrán de amarnos recíprocamente.
El amor que Dios nos pide es un amor “agape”, sin condiciones y sin conveniencias. Amar va entonces en contra aún de nuestros sentimientos, de que nos guste o no. Reflejar al Cristo Vivo va más allá de las palabras, debe mostrarse con nuestro comportamiento y acciones hacia los demás.
Hoy comienza con un paso de amor y de acción haciendo algo por alguien que te ha costado amar.  Oración.
"Señor Jesucristo, dame un corazón semejante al tuyo, moldealo y transfórmalo para que pueda amar a otros como tú lo haces. Quebrántame si es necesario para poder demostrar con acciones cuán dispuesto estoy a hacer tu voluntad, ayudando, soportando, perdonando y sirviendo a los que me rodean sin condiciones. Quiero reflejar tu presencia en mi diario caminar. Amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
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miércoles, 26 de junio de 2019

LARGO CAMINO TE RESTA


LARGO CAMINO TE RESTA
“Viendo, pues, el peligro, se levantó y se fue para salvar su vida, y vino a Beerseba, que está en Judá, y dejó allí a su criado. Y él se fue por el desierto un día de camino, y vino y se sentó debajo de un enebro; y deseando morirse, dijo: Basta ya, oh Jehová, quítame la vida, pues no soy yo mejor que mis padres. Y echándose debajo del enebro, se quedó dormido; y he aquí luego un ángel le tocó, y le dijo: Levántate, come. Entonces él miró, y he aquí a su cabecera una torta cocida sobre las ascuas, y una vasija de agua; y comió y bebió, y volvió a dormirse. Y volviendo el ángel de Jehová la segunda vez, lo tocó, diciendo: Levántate y come, porque largo camino te resta”, 1 Reyes 19:3-7
Elías fue un gran profeta de Israel, pero en un momento de su vida deseó que Dios le quitara la vida. Estaba siendo perseguido por la reina Jezabel para matarlo, era la esposa de Acá, rey de Israel. Elías ya no podía más, se escondió en lo más remoto de Judá y se echó debajo de un arbusto cansado de huir.
Elías recibió una respuesta totalmente distinta a la que esperaba de Dios, quizás anhelaba que le dijera: “levántate Elías que te daré la victoria sobre tu enemigo”, sin embargo, el Señor le dice a través del ángel: “Levántate y come, porque largo camino te resta”. En otras palabras: levántate y sigue, porque aquí no ha terminado tu misión, hay algo más a pesar de las circunstancias que te rodean y todavía no recibirás mi respuesta.
Elías experimentó fatiga y desaliento después de dos grandes victorias espirituales. Para que saliera de la depresión, Dios le permitió que comiera y descansara, pero luego lo confrontó con la necesidad de volver a su trabajo.
Nosotros también podemos pasar por situaciones tan angustiantes como las de Elías y habrá momentos en que quisiéramos tirar la toalla, salir corriendo y desear morir. Llevamos mucho tiempo esperando una respuesta que no llega y nuestra fe se debilita, pero olvidamos que Dios siempre responde en su tiempo y no de la manera que nosotros esperamos.
A menudo después de que hemos alcanzado algo grande viene el desaliento. El Señor Jesucristo tuvo siempre claro esto, estuvo cerca a sus discípulos y no les permitió descansar ni el triunfo ni en los fracasos, sus éxitos le alegraban, pero su meta era la conquista del mundo. Les dice en Lucas 10:20 “Pero no os regocijéis de que los espíritus se os sujetan, sino regocijaos de que vuestros nombres están escritos en los cielos”.
Dios se encargará de darnos la gracia suficiente en los momentos de debilidad para que podamos sostenernos y continuar. Necesitamos depender de la protección y el cuidado de Dios cuando las cosas no andan bien o mientras somos perseguidos en este mundo. El Señor mandará a su ángel para animarnos y fortalecernos en nuestra fe y estará con nosotros hasta con el mínimo detalle. No huyamos, por el contrario, seamos osados, refugiémonos en el Señor y en su poder. La batalla no ha terminado, todavía hay trabajo que hacer y un largo camino nos resta.   Oración.
"Gracias Señor porque tú conoces qué designios, qué servicios, qué pruebas vas a permitir en mi vida mientras voy por tu camino. Si en un momento de dificultad pierdo mi fe y me atemorizo, envía tu Palabra a mi vida, dame confianza y gracia suficiente para resistir lo que se venga. Dame sabiduría para entender que tu propósito para mí todavía no ha terminado. Amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
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martes, 25 de junio de 2019

SI ORAMOS BIEN, TODAS NUESTRAS PETICIONES SERÁN OÍDAS


SI ORAMOS BIEN, TODAS NUESTRAS PETICIONES SERÁN OÍDAS
“¿De dónde vienen las guerras y los pleitos entre vosotros? ¿No es de vuestras pasiones, las cuales combaten en vuestros miembros? Codiciáis, y no tenéis; matáis y ardéis de envidia, y no podéis alcanzar; combatís y lucháis, pero no tenéis lo que deseáis, porque no pedís. Pedís, y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites”, Santiago 4:1-3
Muchas veces oramos y no recibimos respuestas, quizás estamos orando equivocadamente. No pedimos para hacer la voluntad de Dios sino para satisfacer la nuestra. Cuando oramos guardando en nuestro corazón sentimientos que no agradan al Señor como la codicia, la envidia, el resentimiento, la venganza, el rencor, la falta de perdón, la ira, la mentira, la crítica, la murmuración, el odio etc. Él no escucha. Estos sentimientos son como comejenes que carcomen nuestra relación con otros y por ende rompen nuestra comunión con Dios.
El pecado es la primera causa que hace que Dios cierre sus oídos a nuestras peticiones, Él siempre está dispuesto para los que le buscan con un corazón humilde, contrito y humillado. Ninguna oración puede ser efectiva a menos que confesemos nuestros pecados y perdonemos a los demás. Isaías 59:1-2 “He aquí que no se ha acortado la mano de Jehová para salvar, ni se ha agravado su oído para oír; pero vuestras iniquidades han hecho división entre vosotros y vuestro Dios, y vuestros pecados han hecho ocultar de vosotros su rostro para no oír.
Las causas de nuestras contiendas tienen origen en nuestro interior, vienen de nuestros propios conflictos que se desbordan en pasiones, guerras, pleitos con otras personas. Trae una lucha en nuestra propia alma y con el Espíritu de Dios.
Dice el apóstol Santiago: “codiciáis”. Él habla aquí del deseo de poseer con la mente y el corazón algo que no podemos y nos devastamos y oprimimos por la envidia. Esto hace caer a muchos en acciones violentas. “Mataís y ardeís en envidia”; ya no sólo es el deseo sino la acción descontrolada de un individuo contra otro. La petición de los injuriosos, homicidas y contenciosos no es reconocida por Dios como oración.
La oración que Dios promete contestar es sólo la que se hace con un buen espíritu, con una buena intención, con un corazón limpio, lleno de amor y perdón.  Oración.
"Amado Dios, examina mi corazón y no permitas que ningún sentimiento negativo se anide en él. No quiero que el pecado haga división entre nosotros dos, que voltees tu rostro para no oír mis peticiones. Deseo acercarme a ti con un corazón contrito y humilde, reconociendo mi culpa; límpiame y perdóname Señor. Amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
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lunes, 24 de junio de 2019

QUE SE ABRA EL CIELO. PARTE 2


QUE SE ABRA EL CIELO. PARTE 2
“Entonces Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto, para ser tentado por el diablo. Y después de haber ayunado cuarenta días y cuarenta noches, tuvo hambre. Y vino a él el tentador, y le dijo: Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan. El respondió y dijo: Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios. Entonces el diablo le llevó a la santa ciudad, y le puso sobre el pináculo del templo, y le dijo: Si eres Hijo de Dios, échate abajo; porque escrito está: A sus ángeles mandará acerca de ti, y, en sus manos te sostendrán, para que no tropieces con tu pie en piedra. Jesús le dijo: Escrito está también: No tentarás al Señor tu Dios. Otra vez le llevó el diablo a un monte muy alto, y le mostró todos los reinos del mundo y la gloria de ellos, y le dijo: Todo esto te daré, si postrado me adorares. Entonces Jesús le dijo: Vete, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a él sólo servirás. El diablo entonces le dejó; y he aquí vinieron ángeles y le servían”, Mateo 4:1-11
Después de que se abrieron los cielos, el Espíritu Santo descendió en forma visible sobre Jesús y dice la Escritura que fue llevado por Él al desierto, para ser tentado. Jesús había aprobado su primer examen de aceptar el llamamiento de venir al mundo a morir por los pecados de la humanidad, pero ahora es sometido al segundo examen: la tentación.
El mismo Espíritu que había visto en la visión de su bautismo lo condujo a un lugar solitario, donde le tocó enfrentar varias situaciones y el ataque del enemigo. Y es que Jesús también se identifica con nosotros en esto, ya que quizás muchos ya hemos pasado el primer examen de aceptar el llamado de Dios para servirle, pero la segunda etapa es la que nos prepara para cumplir a cabalidad la voluntad de Dios. Hemos sido puestos en un desierto, el mundo en que vivimos, donde todas las fuerzas del enemigo se unen para confrontarnos cuando tomamos la decisión de apartarnos y consagrarnos a Dios.
Jesús fue tentado con todo lo que el mundo ofrece, los deseos de la carne, los deseos de los ojos y la vanagloria de la vida, pero el Espíritu Santo lo fortaleció para resistir la tentación, lleno de su plenitud usó la Palabra de Dios frente a Satanás y triunfó. Esta victoria de Jesús sobre el enemigo perduró a través de todo su ministerio, cuando lo vemos actuar a través de los evangelios: sanando enfermos, echando fuera demonios, rescatando las almas aprisionadas por el enemigo y dando libertad por la predicación de la Palabra.
Jesús no luchó solo, fue tentado constantemente hasta el Getsemaní antes de ir a la cruz, pero lo soportó todo porque todos los poderes del cielo estaban de su lado por el Espíritu Santo. Como hijos, esos poderes también están a nuestro favor, aunque sean invisibles. Es nuestra tarea permanecer llenos y controlados por el Espíritu, quien nos fortalecerá y junto con la tentación nos dará la salida.
Ahora el turno es para nosotros, debemos seguir su ministerio entendiendo que seguiremos siendo tentados hasta el regreso de Cristo, en este mundo, pero también tenemos el más grande poder obrando a través de nosotros. Fuimos bautizados por Jesús con el Espíritu Santo; alentémonos porque nuestro corazón es su morada y nunca estaremos solos para afrontar las situaciones diarias.  Oración.
"Amado Dios, gracias porque no me has dado espíritu de cobardía, sino de poder, amor y dominio propio para resistir la tentación. Gracias por la fortaleza que me das por tu Santo Espíritu, para batallar cada día en el desierto de este mundo y afrontar los ataques del enemigo. Lléname de tu presencia para salir victorioso cada día. Amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
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domingo, 23 de junio de 2019

QUE SE ABRA EL CIELO. PARTE 1


QUE SE ABRA EL CIELO. PARTE 1
“Aconteció en aquellos días, que Jesús vino de Nazaret de Galilea, y fue bautizado por Juan en el Jordán. Y luego, cuando subía del agua, vio abrirse los cielos, y al Espíritu como paloma que descendía sobre él. Y vino una voz de los cielos que decía: Tú eres mi Hijo amado; en ti tengo complacencia. Y luego el Espíritu le impulsó al desierto. Y estuvo allí en el desierto cuarenta días, y era tentado por Satanás, y estaba con las fieras; y los ángeles le servían”, Marcos 1:9-13
Como creyentes podemos preguntarnos ¿por qué Jesús se bautizó con Juan, si ese bautismo era para arrepentimiento? La Escritura dice que Él era sin pecado y no lo necesitaba. Pero para Jesús su bautismo representó cuatro cosas, que también deben serlo para nosotros. Primero: Fue la señal para empezar su ministerio, entendió que era el momento para entregarse a su misión. De salir del anonimato a la luz pública. En nuestra vida debe haber un momento decisivo como este, para aceptar el desafío que Dios nos hace a servirle en su obra. Generalmente el bautismo después de la conversión es un compromiso a vivir para Él y servirle sin reservas. Es morir a mi yo y renacer a esa nueva vida que Cristo me ofrece.
Segundo: fue el momento de la identificación con nosotros, que necesitamos el arrepentimiento y volver a Dios. Jesús se identificó con nuestra naturaleza caída y entendió nuestra gran necesidad de perdón. Tomó sobre sí la semejanza de carne de pecado y se santificó a sí mismo para que nosotros también fuéramos santificados. Por eso cada día debemos luchar contra el pecado y caminar en santidad.
Tercero: Fue el momento de aprobación de Dios. A Jesús le llegó directamente la voz de Dios aprobando su decisión de venir a morir por los pecadores: “Tú eres mi Hijo amado, en ti tengo complacencia”. Ésta fue su experiencia personal y no una demostración para la multitud que estaba allí. Jesús sometió su voluntad a Dios y Dios la aprobó sin dejar lugar a dudas. En tu experiencia personal Dios confirmará tu llamado y aprobará tu decisión de servirle.
Cuarto: fue el momento de equipamiento, pues el Espíritu Santo descendió sobre Él y lo habilitó para ejercer un ministerio totalmente diferente al de Juan, cuyo mensaje de juicio era como el hacha en la raíz de los árboles, mientras el de Jesús un mensaje de benevolencia para los perdidos. Fue un acto de dedicación a su propio ministerio. También te ha equipado para su obra con el poder de su Santo Espíritu.
Recordemos hermanos que los cielos se abren cuando le permitimos al Espíritu Santo obrar en nuestras vidas.  Oración.
"Señor de los cielos, cuánta gratitud hay en mi corazón por escogerme y sacarme de las tinieblas a la luz, quiero que halles complacencia y contentamiento conmigo. Equípame con tu Espíritu para poder hacer tu voluntad en esta tierra, ya que sin Él no podré hacerlo. Me has ungido con tu presencia para ser tu siervo, por el poder del Espíritu, para vencer todos los ataques que el enemigo esgrime sobre mi vida y que impide que cumplas tu propósito en mí. Amén.  Amén. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
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sábado, 22 de junio de 2019

NO PODÉIS SERVIR A DIOS Y A LAS RIQUEZAS


NO PODÉIS SERVIR A DIOS Y A LAS RIQUEZAS
“Hay un mal doloroso que he visto debajo del sol: las riquezas guardadas por sus dueños para su mal; las cuales se pierden en malas ocupaciones, y a los hijos que engendraron, nada les queda en la mano. Como salió del vientre de su madre, desnudo, así vuelve, yéndose tal como vino; y nada tiene de su trabajo para llevar en su mano. Este también es un gran mal, que como vino, así haya de volver. ¿Y de qué le aprovechó trabajar en vano? Además de esto, todos los días de su vida comerá en tinieblas, con mucho afán y dolor y miseria. He aquí, pues, el bien que yo he visto: que lo bueno es comer y beber, y gozar uno del bien de todo su trabajo con que se fatiga debajo del sol, todos los días de su vida que Dios le ha dado; porque esta es su parte”, Eclesiastés 5:13-18
El predicador nos enseña que las riquezas y las ganancias materiales no contentan ni satisfacen a los seres humanos. Cuando la vida está basada en el materialismo se vuelve vanidad y carece de sentido. Entre más se tiene más se agobia el alma, porque hay más preocupación por todo lo que se tiene. Saber que nada de lo que se posee se puede llevar cuando se muere, desconcierta al que sólo vive para eso.
Las satisfacciones materiales no bastan. Es mejor vivir contento con lo que se tiene que sufrir y agobiarse por acumular riquezas ociosas. El codicioso no disfruta de su trabajo y se priva a sí mismo inútilmente de muchas cosas, de la familia, del descanso, de la tranquilidad, de la paz, etc. Afanarse sin disfrute alguno es inútil, trabajar de manera que no se pueda gozar de los frutos de su labor es necio, ya que el exceso de trabajo es un vicio, que vuelve esclavos a los hombres.
Dice Proverbios 10:22 “La bendición de Jehová es la que enriquece, y no añade tristeza con ella”. La diferencia entre la riqueza que ha sido buscada y la que viene de la mano de Dios, es que esta última no está asociada con maldición alguna. Es de sabios disfrutar con moderación lo que recibimos del Señor y ser agradecidos y gozosos con las bendiciones que Él nos da.
Eclesiastés 5:19-20 “Asimismo, a todo hombre a quien Dios da riquezas y bienes, y le da también facultad para que coma de ellas, y tome su parte, y goce de su trabajo, esto es don de Dios. Porque no se acordará mucho de los días de su vida; pues Dios le llenará de alegría el corazón”. Si conocemos a Dios y tratamos de vivir delante de Él de forma que le agrademos, entonces somos sabios. Ser sabios es atribuir un valor relativo a nuestras decisiones porque aprendemos a escoger aquellas cosas que tienen un valor permanente.
Ser un mayordomo cuidadoso de nuestras posesiones, es colocar primero a Dios y luego lo demás, entendiendo que el dinero es un instrumento para ser utilizado y no un dios para ser servido, por eso nuestras motivaciones a la hora de adquirir y conseguir cosas son factores determinantes en nuestra vida espiritual. Si nuestro corazón está consagrado a Dios le serviremos sólo a Él. Mateo 6:24 nos dice: “Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas.  Oración.
"Amado Dios, gracias por todo lo que me das, por todo lo que tengo. Permíteme disfrutar de tus bendiciones y consagrar mi corazón a ti para servirte con amor y agradecimiento. Aparta mis ojos de la codicia y el materialismo para poder colocarlos en las cosas de arriba que son eternas. Quiero disfrutar de mi trabajo y bendecir a otros cuando me das abundancia. Amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
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