miércoles, 31 de marzo de 2021

Gozosos, sufridos y constantes

 


Gozosos, sufridos y constantes

«En lo que requiere diligencia, no perezosos; fervientes en espíritu, sirviendo al Señor; gozosos en la esperanza; sufridos en la tribulación; constantes en la oración». Romanos 12:11-12

Jesús en sus enseñanzas jamás prometió un camino fácil, por lo contrario, les dijo a los discípulos «Si el mundo os aborrece, sabed que a mí me ha aborrecido antes que a vosotros. Si fuerais del mundo, el mundo amaría lo suyo; pero porque no sois del mundo, antes yo os elegí del mundo, por eso el mundo os aborrece» (Juan 15:18-19).

La biblia dice que el creyente no deja de gemir conjuntamente con la creación que se halla bajo dolores de parto, pero la actitud del cristiano frente a la tribulación debe ser diligente, eficaz y con esmero, basada en la seguridad de que Dios ha de cumplir sus propósitos, tanto en la vida del creyente, como en toda la congregación. Y no solo hemos de ser sufridos, soportando el peso de la tribulación, sino también gozosos, pues el Señor está con nosotros y la carga con él se hace llevadera.

El llamado a la esperanza se basa en la recompensa final con Jesús. Pablo dice que servimos a Dios gozosos en la esperanza, no gozosos en los resultados, o sea que debemos hacer todas estas cosas con la vista puesta en el reino de Dios. Nuestra esperanza está en Jesús y la vida eterna con Él. La verdad debe irradiar en nosotros, y al ser esta nuestra verdad, entonces cualesquiera que sean las pruebas siempre podemos estar felices por el hecho de que tendremos un futuro con Jesús.

Otro aspecto indiscutible es la constancia en la oración, la biblia dice: «Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro» (hebreos 4:16). Sin este contacto constante con el trono no es posible estar gozosos en la tribulación, ni cabe la posibilidad de servir al Señor con eficacia y perseverancia, así como lo anota Efesios 6:18: «orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos».

Hermano, sin lugar a dudas la aflicción y la angustia hacen avivar el espíritu de oración y volver los ojos a Dios, en tanto que la abundancia suele adormecer el espíritu y dejar de lado a Dios. Por tanto, seamos diligentes, útiles, gozosos en el sufrimiento y fervientes en la oración, con la dirección del Espíritu Santo.  Oración.

«Padre amado, en el camino de la vida he encontrado sufrimientos y aflicciones, pero la grandeza de tu amor me ha sustentado, me has sostenido de tu diestra poderosa, me has hecho diligente y ferviente en la oración. Hoy con gozo en mi corazón glorifico y alabo tu santo nombre, gracias Señor. Amén.   Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

¡Hasta lo último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.

martes, 30 de marzo de 2021

Sellados con el Espíritu Santo de la promesa

 


Sellados con el Espíritu Santo de la promesa

«En Él (Jesucristo) también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en Él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa, que es las arras de nuestra herencia hasta la redención de la posesión adquirida, para alabanza de su gloria». Efesios 1:13-14

En tiempos antiguos los sellos eran utilizados en diversos materiales; su propósito era autenticar y otorgar una protección exclusiva a través de una marca o símbolo, lo cual indicaba autoridad o poder, y aún se marcaban animales por medio de un hierro ardiente para declarar su propiedad.

En la biblia leemos que Dios arrebató a Enoc, al profeta Elías y también levantó a Jesús en el momento de la resurrección y luego lo llevó a los cielos; de la misma manera, nos dice la misma palabra de Dios, que levantará a su Iglesia, aquella que ha sido sellada con el Espíritu Santo. Dios ha sellado a los creyentes con su Santo Espíritu, a quienes recogerá; ya que han sido comprados a precio de sangre en la cruz del calvario, Él nos levantará el día del rapto y así estaremos para siempre con el Señor. Es el Espíritu el que identifica y confirma a su iglesia. El ser sellado con el Espíritu Santo garantiza seguridad de salvación y nadie puede romper el sello de Dios.

La palabra “arras” significa “prenda,” esto es, parte de la compra dada como anticipo, para garantizar la seguridad de lo que resta. En otras palabras, es el objeto que se entrega como garantía de que se cumplirá una promesa, puede ser una suma de dinero que representa el primer pago para la adquisición de algo, y es así como el Espíritu Santo ha dado avance y garantía de que lo mortal será vestido de inmortalidad.

El Espíritu Santo nos confirma que pertenecemos a Dios, quien nos da su Espíritu como un regalo, así como lo son la fe y la gracia. A través del don del Espíritu, Dios nos renueva y santifica. Él produce en nuestro corazón esperanza genuina y la evidencia de que somos aceptados por Dios, que somos considerados como sus hijos adoptivos y que nuestra recompensa y salvación están aseguradas de la misma forma que un sello garantiza un testamento o un contrato. La prueba de la presencia del Espíritu, en el corazón del creyente, produce arrepentimiento, obediencia, fervor por la oración, la alabanza, la adoración y da fruto del Espíritu; esto es evidencia de que el Espíritu Santo ha renovado el corazón del creyente que ha sido sellado para el día de la redención.

Hermanos, no olvidemos que hemos sido creados por Dios, redimidos por la sangre preciosa de Jesús y además certificados con el sello de su Espíritu Santo como propiedad de Dios, pues Dios creó al hombre para estar con Él eternamente.   Oración.

«Padre amado, gracias porque por nuestra fe en Jesucristo y el haberlo aceptado en nuestro corazón, fuimos sellados y confirmados por tu Santo Espíritu como propiedad de Dios hasta el día de la redención. Hoy podemos vivir plenos y libres del pecado, llenos de gozo y confiados en que nuestro lugar está asegurado en un futuro que guarda glorias inimaginables. Amén.    Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

¡Hasta lo último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.

lunes, 29 de marzo de 2021

Mi alma tiene sed de Dios

 


Mi alma tiene sed de Dios

«Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas, así clama por ti, oh Dios, el alma mía. Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo». Salmo 42:1-2a

Esta extraordinaria comparación, en la que el ciervo enfrenta una gran sequía, en tierras áridas; o cuando huye al ser perseguido por los cazadores, en tierras secas, nos muestra a David cuando tuvo que atravesar las aguas del río Jordán, huyendo de sus enemigos, que lo buscaban para matarlo y clamaba a gran voz: «Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo» Pues, la necesidad más profunda del ser humano es Dios y mayor aún en momentos de angustia.

El hombre fue creado para tener comunión con Dios, para amarlo, y cualquier bien del que pueda disfrutar, no llena el vacío del corazón del ser humano.

Deleitarse de la presencia del Dios vivo, que es la fuente de la vida, debe ser el deseo de nuestra alma, pero la realidad de gran parte de la humanidad, es cambiar el manantial de agua viva, por un pozo vacío o de agua turbia. Es así como el profeta Jeremías, exhortaba al pueblo de Israel diciendo: «Porque dos males han hecho mi pueblo: me dejaron a mí, fuente de agua viva, y cavaron para sí cisternas, cisternas rotas que no retienen agua» Jeremías 2:13

Apartarse de Dios por cualquier circunstancia, es cavar cisternas rotas y vacías, pero como creyentes, no debemos reemplazar por nada, la presencia de Dios, porque Él es la fuente de agua viva.

David usa la sed, como metáfora de sus ansias de Dios, porque no hay carencia más intensa que la sed. Dios, es quien nos renueva en nuestra sequedad espiritual. Pablo dice en 1 Corintios 10:4: «y todos bebieron la misma bebida espiritual; porque bebían de la roca espiritual que los seguía, y la roca era Cristo» Cristo es la Roca y es el agua que da vida al pueblo de Dios, tanto en tiempos antiguos, como hoy.

Hermano, Jesucristo es nuestro Salvador, Él renueva nuestras fuerzas, nos da sabiduría y nos conduce al destino que ha preparado. Sin Él, el corazón humano experimenta grandes vacíos y caos, sólo en Cristo hallamos respuesta y solución. Acudamos a Él en busca de saciar nuestra alma.   Oración.

«Padre amado, sedienta está mi alma de ti y solo tu presencia sacia mi sed, porque tú eres la fuente de agua viva que salta para vida eterna, te amo Señor. Amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

¡Hasta lo último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.

domingo, 28 de marzo de 2021

He aquí tu rey vendrá a ti

 


He aquí tu rey vendrá a ti

«Cuando se acercaban a Jerusalén, […], Jesús envió dos de sus discípulos, y les dijo: Id a la aldea que está enfrente de vosotros, y luego que entréis en ella, hallaréis un pollino atado, en el cual ningún hombre ha montado; desatadlo y traedlo. Y si alguien os dijere: ¿Por qué hacéis eso? Decid que el Señor lo necesita, y que luego lo devolverá. Fueron, y hallaron el pollino atado afuera a la puerta, en el recodo del camino, y lo desataron. […]. Y trajeron el pollino a Jesús, y echaron sobre él sus mantos, y se sentó sobre él. También muchos tendían sus mantos por el camino, y otros cortaban ramas de los árboles, y las tendían por el camino. Y los que iban delante y los que venían detrás daban voces, diciendo: ¡Hosanna! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! ¡Bendito el reino de nuestro padre David que viene! ¡Hosanna en las alturas! Y entró Jesús en Jerusalén, y en el templo». Marcos 11:1-11

En un día como hoy, Jesús llega a Jerusalén seis días antes de la crucifixión, fue al templo, enseñó, sanó y echó fuera a los cambistas y comerciantes que habían hecho de la casa de su Padre, una cueva de ladrones. Además, Jesús hizo pública su declaración de ser el Mesías y el Rey de Israel, tal como se había profetizado en Zacarías 9:9 «Alégrate mucho, hija de Sion; da voces de júbilo, hija de Jerusalén; he aquí tu rey vendrá a ti, justo y salvador, humilde, y cabalgando sobre un asno, sobre un pollino hijo de asna».

Jesús iba en un asno, como un rey victorioso y es aclamado por el pueblo como era la costumbre, recibe la alabanza y la adoración de la gente. El colocar los mantos fue un acto de homenaje al rey. Jesús estaba declarando abiertamente a la gente que Él era su Rey y el Mesías que estaban esperando.

Lamentablemente, la alabanza que el pueblo dio a Jesús no fue porque le reconocieron como su Salvador, sino porque creían tener un libertador que se levantaría contra el poder militar y político de los romanos. Pero cuando Jesús no cumplió sus expectativas, ni lideró una rebelión contra los romanos, la muchedumbre se volvió en su contra y sus ‘hosannas’ cambiarían a gritos ante Pilato de «Crucifícalo».

La pregunta es ¿cómo aplico este hecho a mi vida de creyente? Es hora de examinar si Jesús ha hecho una entrada triunfal en mi corazón, si he tendido ante sus pies el manto del orgullo y si he doblegado todo mi ser a sus pies.

Hermano, Jesús vino a conquistar el mundo con amor, gracia, misericordia, y su propio sacrificio en favor de su pueblo. Su reino no es de ejércitos y de esplendor, sino de humildad y servicio. Él no conquista las naciones, sino los corazones y las mentes. Por tanto, deja conquistar tu corazón para que reine Cristo en el trono de tu vida.    Oración.

«Señor Jesucristo, gracias porque has entrado triunfante en mi corazón, has limpiado mi vida de toda iniquidad y sigues obrando con todo tu poder hasta que regreses como el Gran Rey a gobernar tu pueblo por siempre, por tanto, caminaré en obediencia y santidad. Amén.   Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

¡Hasta lo último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.

sábado, 27 de marzo de 2021

Dios actúa a favor de su pueblo

 


Dios actúa a favor de su pueblo

«Habló Jehová a Moisés, diciendo: Di a los hijos de Israel que den la vuelta y acampen […], entre Migdol y el mar hacia Baal-zefón; delante de él acamparéis junto al mar. Porque Faraón dirá de los hijos de Israel: Encerrados están en la tierra, el desierto los ha encerrado. Y yo endureceré el corazón de Faraón para que los siga; y seré glorificado en Faraón y en todo su ejército, y sabrán los egipcios que yo soy Jehová. Y ellos lo hicieron así. Y fue dado aviso al rey de Egipto, que el pueblo huía; y el corazón de Faraón y de sus siervos se volvió contra el pueblo, […] Y unció su carro, y tomó consigo su pueblo; y tomó seiscientos carros escogidos, y todos los carros de Egipto, y los capitanes sobre ellos. […], y él siguió a los hijos de Israel; pero los hijos de Israel habían salido con mano poderosa. Siguiéndolos, pues, los egipcios, con toda la caballería y carros de Faraón, su gente de a caballo, y todo su ejército, los alcanzaron acampados junto al mar, […]. Y cuando Faraón se hubo acercado, los hijos de Israel alzaron sus ojos, y he aquí que los egipcios venían tras ellos; por lo que los hijos de Israel temieron en gran manera, y clamaron a Jehová». Éxodo 14:1-10

El pueblo escogido de Dios salió de Egipto por la poderosa mano de Dios y llegaron a orillas del Mar Rojo y allí acamparon por orden de Dios. El Señor mismo le dice a Moisés que Faraón dirá que se han quedado encerrados en el desierto, sin salida alguna, pero Dios manifiesta su soberanía, su gloria y poder a favor de Israel. En ese momento el pueblo de Dios no tenía salida, por delante tenían un mar imposible de atravesar y por detrás un inmenso ejército muy bien armado y dispuesto a acabar con todos los israelitas y ellos estaban llenos de miedo, temor y sin confianza en la ayuda de Dios.

En ocasiones nuestra vida pasa por circunstancias similares, con el agua hasta el cuello, o en un callejón sin salida y voces que se levantan diciendo que todo está perdido. Pero, al igual que con el pueblo de Israel, Dios entra en acción abriendo el mar para que su pueblo pase en seco, sin que su sandalia se mojara, así con nosotros, vino a salvarnos y redimirnos. La redención es la obra del Señor. Dice Hechos 4:12 «Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos».

Dios actúa a favor de su pueblo, y todo lo que tenemos que hacer es aceptar y recibir su salvación a través del Señor Jesucristo. Solo él da la paz que experimentan las personas cuando sus pecados han sido perdonados. Como pueblo de Dios estamos protegidos bajo la sombra del omnipotente, pues debemos vivir confiados plenamente de sus favores y cuidados, y por difícil que parezca el momento, poderoso es el Señor para abrir camino donde no lo hay.

Hermano, Dios es inmutable y su poder y su amor actúan hoy en quienes se arrepienten de sus pecados y aceptan la obra de la redención por la muerte de Jesucristo en la cruz, por tanto, dan comienzo a una nueva vida plena de significado, un verdadero anticipo de la presencia de Dios y la vida eterna.    Oración.

«Padre amado, exalto y glorifico tu nombre porque con mano poderosa me has liberado de la esclavitud del pecado, me has dado nueva vida, me has dado un corazón nuevo y un espíritu renovado dentro de mí. Gracias Señor porque me has rodeado de tu favor y amor, demostrado en la obra en la cruz. Te adoro Cristo. Amén.   Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

¡Hasta lo último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.

viernes, 26 de marzo de 2021

No vivamos en el pasado

 


No vivamos en el pasado

«No os acordéis de las cosas pasadas, ni traigáis a memoria las cosas antiguas.

He aquí que yo hago cosa nueva; pronto saldrá a luz; ¿no la conoceréis? Otra vez abriré camino en el desierto, y ríos en la soledad» Isaías 43:18-19

El profeta Isaías nos dice, que hay que borrar de la memoria las cosas de tiempos pasados, ya que las aflicciones, los errores o fracasos del pasado, no son el final. Dios promete abrirnos un camino nuevo en el desierto. Dios comenzó en nosotros una buena obra y la terminará, de manera que así sea que nos sintamos en el peor momento de nuestra vida, Dios obrará con todo su poder haciendo de nosotros nuevas criaturas.

Un nuevo comienzo viene de Dios y con poder de naturaleza divina. En Efesios 3:16 Pablo nos habla acerca del poder que actúa en nosotros y nos fortalece en lo profundo de nuestro ser, y nos dice: «para que os dé, conforme a las riquezas de su gloria, el ser fortalecidos con poder en el hombre interior por su Espíritu»

Ahora, el nuevo comienzo es con la decisión de colocar nuestra vida en Cristo, viviendo conforme al Espíritu Santo, creyendo que Él abrirá nuevas sendas a nuestros pies, pues nuestro Dios, es Dios de oportunidades y nuevos comienzos. Él seguirá cerrando y abriendo puertas, Dios aún no ha concluido su labor en nosotros. Dios no dejará de hacer lo que dijo que haría con nuestra vida. Él quiere que nos levantemos y resplandezcamos con su luz.

Dios nos ha llamado a hacer cosas poderosas y no debemos quedarnos donde estamos, ni podemos ir hacia atrás. Su Palabra nos asegura esto y dice: «Antes bien, como está escrito: Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las que Dios ha preparado para los que le aman». 1 Corintios 2:9

Hermano, sigue adelante y mantén tus ojos fijos en Dios, así como Pablo asegura: «Olvidando ciertamente lo que queda atrás y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús». Filipenses 3:13b-14.  Oración.

«Padre amado, reconozco que en muchas ocasiones he lamentado mi pasado y se ha atormentado mi alma, pero tu palabra llena de esperanza mi corazón porque das nueva dirección a mi camino, perdonas mi maldad, abres sendas donde no las hay y me bendices con tu dulce presencia. Te adoro Señor. Amén.   Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

¡Hasta lo último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.

jueves, 25 de marzo de 2021

Una cita con Jesucristo

 


Una cita con Jesucristo

«Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo» 2 Corintios 5:10

Cuando escuchamos la palabra «tribunal» de inmediato pensamos en un lugar de juicio y castigo; pues para todo creyente hay una cita fijada por Dios, donde comparecerá a un estrado para rendir cuentas, donde todo se pondrá de manifiesto, sea bueno o sea malo.

Dios ha colocado en nuestras manos la administración de la vida, el tiempo, el dinero, los talentos, la familia, los hijos y demás; la pregunta es: ¿hemos hecho conforme a su voluntad? Ya que somos simples mayordomos, tendremos que dar cuentas.

Jesús se refirió a ese gran día en varias ocasiones, por ejemplo, en la parábola de los talentos al buen administrador le dijo: “Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor” (Mateo 25:23) y al siervo infiel le dijo: «Siervo malo y negligente, sabías que siego donde no sembré, y que recojo donde no esparcí» (Mateo 25:26). Igualmente nosotros rendiremos cuentas al dueño del universo.

Ahora, el hecho de saber que un día vamos a tener que presentarnos delante del Señor, eso nos induce a tomar con responsabilidad la vida cristiana, a tomar en serio, esto de ser mayordomos. Esta cita ante el tribunal de Cristo nos debe llevar a vivir la vida con la perspectiva de aquel gran día en que estaremos cara a cara con el Señor.

Es de anotar que la salvación es una dádiva por gracia divina y no una recompensa. Ante el tribunal de Cristo se darán las recompensas a cada creyente según las obras que haya hecho en obediencia al Señor.

El tribunal de Cristo, es un momento de encuentro personal con Cristo, es un momento de gloria y no de temor, ni de castigo, sino para recibir de Él el galardón por nuestro servicio. Esto será inmediatamente después del rapto de la Iglesia. Dice la Biblia: «Por lo demás, me está guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día; y no sólo a mí, sino también a todos los que aman su venida» (2 Timoteo 4:8).

Hermano, el Señor dijo: «He aquí yo vengo pronto, y mi galardón conmigo, para recompensar a cada uno según sea su obra». (Apocalipsis 22:12), por tanto, seamos instrumentos de Cristo, llenando nuestras manos de su obra para llegar gozosos delante de aquel que una vez llevó una corona de espinas por nosotros, para que ahora aprecie nuestros débiles esfuerzos y nos dé una corona de gloria.   Oración.

«Padre Bueno, gracias por haberme dado la salvación como un don de pura gracia, un regalo del cielo; ahora quiero permanecer en fidelidad a ti, trabajando en la obra del Señor y que sea digno de recompensa cuando me presente delante de ti. Señor, me has concedido un día más de vida y este es un tiempo para ganar recompensas que serán para la eternidad. Fielmente cumpliré tus mandatos y trabajaré en tu obra, para ganar la “corona de gloria”, la “corona de vida”, la “corona de justicia” y la “corona de gozo”. Quiero servirte sin reservas, Amén.    Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

¡Hasta lo último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.

miércoles, 24 de marzo de 2021

La escalera al cielo

 


La escalera al cielo

“Y soñó: y he aquí una escalera que estaba apoyada en tierra, y su extremo tocaba en el cielo; y he aquí ángeles de Dios que subían y descendían por ella. Y he aquí, Jehová estaba en lo alto de ella, el cual dijo: Yo soy Jehová, el Dios de Abraham tu padre, el Dios de Isaac; la tierra en que estás acostado te la daré a ti y a tu descendencia. Será tu descendencia como el polvo de la tierra, y te extenderás al occidente, al oriente, al norte y al sur; y todas las familias de la tierra serán benditas en ti y en tu simiente. He aquí, yo estoy contigo, y te guardaré por dondequiera que fueres, y volveré a traerte a esta tierra; porque no te dejaré hasta que te haya hecho lo que te he dicho. Y despertó Jacob de su sueño, y dijo: Ciertamente Jehová está en este lugar, y yo no lo sabía”. Génesis 28:12-16

Si miramos la vida de Jacob, no era precisamente alguien que tenía temor de Dios y confiaba en Él. Por todos los problemas que causó con su manipulación y engaño debió huir y sólo buscó a Dios para ponerse a salvo de su hermano Esaú quien lo perseguía para matarlo. Le tocó dormir a la intemperie y con una almohada de piedra. Fue allí, en esa situación tan vulnerable, que Dios lo visitó.

Y a veces ocurre así en nuestras vidas, el tiempo de Dios para que se manifieste en nosotros es cuando estamos desprovistos de todo y completamente desamparados. ¿Será que para que entendamos todo lo que Dios quiere de nosotros tenemos que usar la almohada de Jacob? Vio una escalera de la tierra al cielo con ángeles subiendo y bajando por ella y al mismo Dios en lo alto de ella. Esta imagen representa la providencia de Dios, dispuesto a suplir nuestras necesidades. Nuestro Padre sabe de qué tenemos necesidad antes de que le clamemos.

Pero, esta escalera, también significa la mediación de Cristo. La base en la tierra es su naturaleza humana y lo alto en el cielo su naturaleza divina. Cristo es la escalera, el Camino que nos lleva al Padre, para alcanzar su favor. Por medio de Él los pecadores nos acercamos al trono de gracia y no hay otro modo de hacerlo. Jesús dijo en Juan 14:6 “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí”.

Así como Dios le habló a Jacob en su visión, le recordó las promesas y bendiciones que tenía para él y prometió guardarlo. Todas las buenas nuevas que recibimos del cielo sólo vienen a través de Jesucristo. Cristo es la gran bendición para la humanidad y toda la familia es bendecida cuando cree en Él y se cobija bajo su amparo.

Las mismas palabras dichas a Jacob “He aquí yo estoy contigo” Jesús nos las repite para darnos la seguridad de que nos ama y nunca nos abandona, a pesar de lo que somos. Pidamos a Dios visión para entender su voluntad para nosotros y recordemos Proverbios 29:18 “Donde no hay visión, el pueblo se extravía; ¡dichosos los que son obedientes a la ley!”    Oración.

«Amado Señor, cuánto necesito tu Palabra en mi vida y tu visión reveladora de lo que quieres de mí. Sin eso mi vida tambalea y no encuentro el rumbo. Me has dado tu Palabra, sé que tienes un propósito y un plan para cumplir en mi vida, si obedezco tu voluntad se harán realidad. Gracias Jesús por ser mi escalera al Padre. Amén.   Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

¡Hasta lo último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.

martes, 23 de marzo de 2021

No todo acaba con la muerte física


No todo acaba con la muerte física

«Y el polvo vuelva a la tierra, como era, y el espíritu vuelva a Dios que lo dio. Vanidad de vanidades, dijo el Predicador, todo es vanidad» Eclesiastés 12:7-8

Frente a la muerte de un ser amado y creyente de Dios, la Biblia nos da consuelo y fortaleza, pues si bien expira el cuerpo, el alma y el espíritu no dejan de existir. Eclesiastés 12: 1a nos enmarca en este misterio, invitándonos a tener en cuenta “al Creador en los días de la juventud”, pues muchos caminan por la vida llenos de vanidad, pensando que cuando se apaga la vida, el cuerpo se convierte en cenizas y el espíritu se esfuma como el viento. Recordemos que Dios creó al hombre para la inmortalidad y lo hizo a su imagen y semejanza, dándonos a conocer que las almas de los justos están en las manos de Dios y ningún tormento las alcanzará.

Jesús mismo nos enseña en la parábola del hombre rico y el mendigo Lázaro que “Un día murió Lázaro y fue llevado por los ángeles al seno de Abraham”, y nos dice que “él está aquí consolado” y el rico en el Hades atormentado (Lucas 16:25).

Esto armoniza perfectamente con Apocalipsis 20:4 que dice: «Y vi tronos, y se sentaron sobre ellos los que recibieron facultad de juzgar; y vi las almas de los decapitados por causa del testimonio de Jesús y por la palabra de Dios, los que no habían adorado a la bestia ni a su imagen, y que no recibieron la marca en sus frentes ni en sus manos; y vivieron y reinaron con Cristo mil años» Estos mártires, que han muerto fieles a Cristo, están delante del altar, vivos. Por eso, Jesús afirmó: “Porque Dios no es Dios de muertos, sino de vivos” (Lucas 20: 38a).

No podemos negar que la muerte física es dolorosa, desgarra el corazón, Jesús lloró ante la muerte de su amigo Lázaro (Juan 11:35-36), a quien amaba entrañablemente, pero ante este hecho Jesús se presenta como la resurrección y la vida, Él dijo: «Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá; y todo el que esté vivo y crea en mí, jamás morirá. ¿Crees esto?» Juan 11:25-26

En medio de la tristeza hay esperanza, pues podemos llorar libremente y extrañar a nuestros seres amados, pero no sumirnos en el dolor.   Oración.

«Excelentísimo Padre, en momentos de dolor y tristeza, donde no hay respuesta a muchas preguntas, nos queda ampararnos en tus brazos de amor, solo allí encontramos refugio a nuestro sufrimiento y consuelo a nuestro llanto. Señor, que tu presencia llene el vacío que queda en el corazón dolido por la ausencia de un ser amado. Te he orado Padre en nombre de tu Hijo Jesucristo. Amén. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

¡Hasta lo último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.


lunes, 22 de marzo de 2021

¿Cristo está en tu hogar?

 


¿Cristo está en tu hogar?

«Porque ya Josué había despedido al pueblo, y los hijos de Israel se habían ido cada uno a su heredad para poseerla. Y el pueblo había servido a Jehová todo el tiempo de Josué, y todo el tiempo de los ancianos que sobrevivieron a Josué, los cuales habían visto todas las grandes obras de Jehová, que él había hecho por Israel. Pero murió Josué hijo de Nun, siervo de Jehová, siendo de ciento diez años. Y lo sepultaron en su heredad […]. Y toda aquella generación también fue reunida por sus padres. Y se levantó después de ellos otra generación que no conocía a Jehová, ni la obra que él había hecho por Israel». Jueces 2:6-10

Este pasaje nos habla de una generación que abandonó al Dios de sus padres; e increíble que los hijos de Josué, que experimentaron el cruce del Jordán y que sus abuelos vieron cómo el ejército de faraón quedaba hundido en las aguas del mar rojo, vieron el maná caer del cielo, el agua que brotó de la roca, la nube y la llama de fuego que los conducía, y no conocían estos prodigios. Fue una descendencia que la corriente del mundo los envolvió, generación que no conoció al Dios de los milagros, al Dios de la siembra y de la cosecha, al Dios de los ejércitos. La pregunta es: ¿quién es el culpable de no conocer al Dios de sus padres?, pues Dios dio la instrucción y dijo: «Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes. Y las atarás como una señal en tu mano, y estarán como frontales entre tus ojos; y las escribirás en los postes de tu casa, y en tus puertas» Deuteronomio 6:6-9, estos padres no obedecieron el mandato de Dios.

Ahora echemos una mirada al interior de nuestra familia, ¿cómo están los cimientos en nuestro hogar? ¿Cristo gobierna nuestra casa?, pues el hogar es el sitio donde se cimentan las bases de la vida y solo se fortifican si, Cristo y su Palabra son el alimento diario que sacia el vacío del niño, del adolescente, del joven, del adulto y del anciano.

Padres, instruyan a los niños en las Escrituras porque de lo contrario se va a levantar una generación que se amolda fácilmente al mundo, a los placeres y al entorno. Hoy se vive una desconexión familiar, se vive en la misma casa, comen en la misma mesa, pero son unos completos desconocidos.

Ahora es la oportunidad y nunca es demasiado tarde para dejar que Jesucristo tome la dirección de nuestro hogar. Dice la Biblia: «Si Jehová no edificare la casa, en vano trabajan los que la edifican».   Oración.

«Amado Padre, en el nombre de Jesucristo y bajo la autoridad y gracia concedida por su gran amor, seré de bendición en mi casa, caminaré en rectitud y santidad, pues es mi responsabilidad llevar el mensaje de salvación a mi hogar y así mi descendencia será generación bendita y serán para tu servicio. Señor levantaré altar familiar para ti en mi hogar y será lugar de restauración. Amén.   Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

¡Hasta lo último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.

domingo, 21 de marzo de 2021

Jesús es nuestra victoria

 


Jesús es nuestra victoria

“Yo Juan, vuestro hermano, y copartícipe vuestro en la tribulación, en el reino y en la paciencia de Jesucristo, estaba en la isla llamada Patmos, por causa de la palabra de Dios y el testimonio de Jesucristo. Yo estaba en el Espíritu en el día del Señor, y oí detrás de mí una gran voz como de trompeta, que decía: Yo soy el Alfa y la Omega, el primero y el último”. Apocalipsis 1:9-11a

En esta porción de Apocalipsis encontramos la historia del apóstol Juan exiliado en la isla de Patmos cumpliendo una sentencia por predicar y dar testimonio de Jesús.

Tenía una edad avanzada y hacía muchos años que Jesús había ascendido a los cielos. El cristianismo en todo oriente estaba siendo perseguido con violencia, muchos creyentes y apóstoles habían muerto por causa del evangelio.

Humanamente, para los creyentes del primer siglo, esta prueba los superaba en muchos sentidos, quizás varios perdieron la esperanza y pensaron que no era suficiente seguir caminando con Cristo, veían la promesa de su regreso muy lejana y su fe se estaba debilitando. Pero el apóstol Juan nos da un ejemplo grandioso de perseverancia, al encontrar consuelo en la presencia del Señor, pues se hallaba orando fervientemente, a pesar de las circunstancias, cuando Jesús se le presenta, no como el humilde carpintero, sino como Dios en toda su gloria y le dice: “Yo soy el Alfa y la Omega, el primero y el último”, en otras palabras ‘yo soy tu todo, yo soy tu victoria’ y le muestra el futuro para su iglesia, dándole la revelación del futuro.

En medio de las situaciones difíciles que estamos atravesando, el señor Jesucristo es suficiente para que sigamos caminando cada día, porque Él es la esperanza que vive para siempre, Él venció la muerte y triunfó en la cruz dándonos una victoria eterna y perfecta para que estemos seguros en Él. Su Palabra nos dice en Romanos 8:37 “Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó”.

Si, somos más que vencedores cuando estamos en Cristo Jesús. Entonces ¿a qué tememos? Si ya Jesús venció todas las cosas, venció la tentación, la enfermedad, la pobreza, al mundo, a la muerte. Él soportó toda la injusticia humana para darnos vida y eternidad. Si ya somos vencedores entonces ¿quién le puede quitar la victoria a quien ya la tiene?     Oración.

«Señor Jesucristo, te doy gracias porque tú eres más que suficiente para mantenerme fortalecido en todo momento. Viniste a vencer al mundo y aunque hoy afronte situaciones difíciles, puedo encontrar gozo en la victoria que me diste sobre todas las cosas, con tu muerte en la cruz. Ayúdame a recordar mi identidad en ti y a entender que “soy más que vencedor” por medio de ti. Amén.   Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

¡Hasta lo último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.

sábado, 20 de marzo de 2021

Jesús llevará su iglesia (Parte 1)

 


Jesús llevará su iglesia (Parte 1)

«Entonces los que se habían reunido le preguntaron, diciendo: Señor, ¿restaurarás el reino a Israel en este tiempo? Y les dijo: No os toca a vosotros saber los tiempos o las sazones, que el Padre puso en su sola potestad; pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra. Y habiendo dicho estas cosas, viéndolo ellos, fue alzado, y le recibió una nube que le ocultó de sus ojos. Y estando ellos con los ojos puestos en el cielo, entre tanto que él se iba, he aquí se pusieron junto a ellos dos varones con vestiduras blancas, los cuales también les dijeron: Varones galileos, ¿por qué estáis mirando al cielo? Este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, así vendrá como le habéis visto ir al cielo» Hechos 1:6-11

Después de la Resurrección Jesús permaneció con sus discípulos cuarenta días dándoles instrucciones y hablándoles acerca del Reino de Dios, para luego ascender al cielo frente a la mirada de sus discípulos. Estos, atónitos y con sus ojos puestos en el cielo, reciben la más alentadora promesa, que Jesús vendrá, así como le habían visto subir al cielo, pues Jesús mismo lo había dicho: «Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis» Juan 14:3.

En la agenda de Dios hay un día y una hora programada para llevar a su iglesia con Él, viene por aquellos que conforman el cuerpo de Cristo, su iglesia, aquellos que han lavado sus pecados en la sangre del Cordero, aquellos que han nacido de nuevo reconociendo y aceptando a Jesús como su único y suficiente Salvador.

La pregunta es: ¿Estás listo para irte con el Señor? ¿Has recibido a Jesucristo en tu vida? Dice la biblia en Juan 1:11 «A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron». Es sorprendente cuando Jesús entró a Jerusalén montado en un borriquito en medio de voces de júbilo, en tanto en la sinagoga, los ancianos y maestros de la ley, predicaban que vendría el Mesías prometido en las Escrituras, a redimir a su pueblo, sin entender que ese mesías ya caminaba por las calles de Jerusalén.

Así están muchos hoy, embebidos en la rutina, afanados por la vida, saturados con la codicia, hundidos en el pecado, sin darse cuenta que Jesucristo está llamando a la puerta de su vida, el cual quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad; Dios quiere salvar a toda la humanidad, por tanto, confiesa con tu boca que Jesús es el Señor y cree en tu corazón que Dios le levantó de los muertos y serás salvo.

Hermano, Jesucristo viene por su iglesia para estar con Él por toda la eternidad.   Oración.

«Amado Padre, doblego mi corazón ante ti, arrepentido de todo pecado y maravillado de tu grandeza y de cuán perfecto eres. Sé que llegará el tiempo final y la puerta se cerrará, te ruego por los míos que aún no te han recibido, toca su corazón para que te busquen y sean librados del terrible día. Por mi parte, quiero mantenerme puro en tu presencia, creyendo que me iré contigo, seré transformado y vestido con vestidos resplandecientes. Señor Jesús, espero tu regreso. Amén.    Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

¡Hasta lo último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.

viernes, 19 de marzo de 2021

Restaura tu relación con Dios

 

Restaura tu relación con Dios

«Mi pecado te declaré, y no encubrí mi iniquidad


. Dije: Confesaré mis transgresiones a Jehová; Y tú perdonaste la maldad de mi pecado» Salmo 32:5

«Si confesamos nuestros pecados, Él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad» 1 Juan 1:9

Es maravilloso recibir libertad después de estar en prisión, y hemos sido liberados de la ley del pecado y de la muerte, quienes hemos creído en la obra de Jesús en la cruz. Si aún a pesar de esta gran verdad estamos atados al pecado, apresurémonos hacia Jesucristo con arrepentimiento y en Él encontraremos el perdón.

Colosenses 3:5-9 dice: «Haced morir, pues, lo terrenal en vosotros: fornicación, impureza, pasiones desordenadas, malos deseos y avaricia, que es idolatría; […] Pero ahora dejad también vosotros todas estas cosas: ira, enojo, malicia, blasfemia, palabras deshonestas de vuestra boca. No mintáis los unos a los otros, habiéndoos despojado del viejo hombre con sus hechos». Esto de despojarnos o de hacer morir en nosotros parece algo fácil, pero siempre terminamos haciendo lo contrario y por consiguiente alejándonos de Dios. Cuando esto suceda, reconoce tu debilidad, confiesa tu pecado y vuelve al Camino que es Jesucristo.

Reconocer y confesar nuestros pecados restaura la comunión con Dios. Confesar el pecado significa apresurarse a ir al Padre a través de Jesucristo y apartarse de todo mal. No debemos negar, ni encubrir, ni ocultar el pecado, pues Dios lo ve todo.

Ahora, si nos sentimos no merecedores del perdón y la gracia divina, recordemos la parábola descrita en Lucas 15, el hijo pródigo, quien cambió el amparo de un padre benigno para ir a caer bajo un patrón despiadado y cruel, donde no podía ni siquiera comer la comida de los cerdos los cuales cuidaba. Este hijo, «volviendo en sí», recapacita sobre su mal proceder y sabiendo que en casa de su padre hay abundancia y bienestar, regresó sucio y maloliente a su hogar. Esperaba recibir un trato como un criado más, pero su padre le recibió con sus brazos abiertos, le expresó su amor, le puso ropas nuevas, un anillo en su dedo, calzado a sus pies y el mejor banquete para celebrar su regreso.

Esto nos muestra el gran amor de Dios, Él quiere restaurar la comunión cuando hemos fallado y es necesario arrepentimiento y confesión, pues el perdón de los pecados presentes, pasados y futuros fue un asunto consumado en el Gólgota hace más de dos mil años; ahí, todos los pecados fueron perdonados.  Oración.

«Amado Dios, jamás quiero ocultar mi pecado, ni encubrirlo, porque delante de ti nada está oculto. Tampoco quiero culpar a otros por mis faltas, pues soy responsable de lo que hago; hoy reconozco mi maldad y confieso ante ti mi debilidad, ayúdame Señor. Te agradezco Padre, porque tu Hijo Jesús cargó con todos mis pecados para darme el perdón. Me apropio de esta bendición y que sea restaurada mi relación contigo. Amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

¡Hasta lo último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.

jueves, 18 de marzo de 2021

El toque de su amor

 


El toque de su amor

“Entonces Ananías respondió: Señor, he oído de muchos acerca de este hombre, cuántos males ha hecho a tus santos en Jerusalén; y aun aquí tiene autoridad de los principales sacerdotes para prender a todos los que invocan tu nombre. El Señor le dijo: Ve, porque instrumento escogido me es éste, para llevar mi nombre en presencia de los gentiles, y de reyes, y de los hijos de Israel; porque yo le mostraré cuánto le es necesario padecer por mi nombre”. Hechos 9:13-16

Un destello de la presencia de Dios, un toque de su amor, puede transformar todo lo que somos y nunca volver a ser como antes. Eso le pasó a Saulo cuando se abandonó ante el amor perfecto de Jesucristo, ese amor que le dio la segunda oportunidad. Rompió las cadenas que lo oprimían: el legalismo, el orgullo y el odio y se convirtió en Pablo, el más grande evangelista de todos los tiempos.

Y ese toque no sólo fue para Saulo sino para Ananías que tuvo un comportamiento fraternal con Saulo, aun sabiendo lo que era él, antes de ser llamado, pero esa es la esencia del evangelio; en Cristo, podemos reconciliarnos no sólo con Dios sino con los demás.

Y si ya hemos sido libres, el consejo de Pablo es permanecer en esa libertad y no volver a la esclavitud como dice Gálatas 5:1 “Estad, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres, y no estéis otra vez sujetos al yugo de la esclavitud”.

Cuando Dios nos rescata de nuestra antigua vida de esclavitud y rompe las ligaduras que nos atan a este mundo, a nuestra propia carne y a Satanás, somos libres y nos equipa con una nueva naturaleza espiritual para cumplir con su llamado, para ser instrumentos de bendición como lo fue Pablo. El apóstol nuevamente nos aconseja en Efesios 4:22-24 “En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos, y renovaos en el espíritu de vuestra mente, y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad”.

Solo el toque del amor de Dios puede cambiar nuestra mente y corazón para levantarnos en alabanza a Dios por todo lo que hizo por nosotros al rescatarnos. Nunca debemos olvidar el momento en que fuimos liberados por el amor de Jesús, sino que debemos reverenciar a Aquel que hizo que todo lo imposible en nosotros, fuera posible.    Oración.

«Señor dame un corazón agradecido y humilde para reconocer lo que hiciste por mí, al rescatarme de mi esclavitud y darme libertad espiritual. Se que estaba atado al mundo, a mi carne y al enemigo, pero rompiste mis cadenas para que obedeciera a tu llamado y poder ser ahora un instrumento de bendición. Amén.   Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

¡Hasta lo último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.

miércoles, 17 de marzo de 2021

Predica a tiempo y a destiempo

 


Predica a tiempo y a destiempo

«Libra a los que son llevados a la muerte; salva a los que están en peligro de muerte. Porque si dijeres: Ciertamente no lo supimos, ¿acaso no lo entenderá el que pesa los corazones? El que mira por tu alma, él lo conocerá, Y dará al hombre según sus obras» Proverbios 24:11-12

Si un hombre sabe que en su vecindario hay una bomba que va a explotar, ¿será que sale corriendo solo, sin avisar a sus vecinos que la muerte se avecina? Esta situación se asemeja en el ámbito espiritual, cuando a nuestro lado pasan algunos caminos a la muerte, es decir, a la condenación eterna y muchos no hacemos nada para librarlos.

Dios ha dado una misión a todo creyente: «…y nos dio el ministerio de la reconciliación; que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándole en cuenta a los hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación». 2 corintios 5:18b-19

La reconciliación une a Dios y al hombre ya que las iniquidades han generado división entre el hombre y Dios. Pero Dios mostró su amor al darnos a su Hijo como el Camino de reconciliación. Por tanto, «El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida» 1 Juan 5:12

Somos nosotros los encargados de dar testimonio de Cristo ahora mismo, porque el tiempo pasa apresurado y puede ser demasiado tarde para muchos. Alguien contó: “visité a un familiar que estaba enfermo y dije: mañana le hablaré de Cristo y esa misma noche murió el enfermo y un gran remordimiento me invadió por haber desaprovechado la ocasión de haberle compartido acerca de la vida eterna”.

Es Dios quien sopesa, y examina los corazones. En esos casos en los cuales sabemos que no hemos realizado lo que deberíamos, lo único que nos queda es la firme convicción de llevar las buenas nuevas de salvación a tiempo y a destiempo, y cumplir con la palabra que dice: Libra a los que son llevados a la muerte y que van en camino de destrucción.

La historia de Ester es un buen ejemplo de alguien que liberó a su pueblo que estaba con sentencia de muerte. El valor de Esther salvó a su gente, incluso cuando hubiera sido fácil para ella ignorar la necesidad o decir: ciertamente no lo sabía.

Hermanos, no seamos indiferentes con los que se dirigen hacia la muerte, ignorando el mal que rodea. No podemos cerrar los ojos y apartar nuestro rostro de tanta iniquidad, es tiempo de evangelizar, pues Dios pagará al hombre según sus obras.   Oración.

«Padre Amado, Tú eres soberano, omnisciente, omnipotente y actúas con justicia, por ello, ante tanta perdición del mundo, con firmeza llevaré el mensaje de salvación, anunciaré la palabra de reconciliación dada por ti, pues la recompensa viene de tus manos. Amén.    Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

¡Hasta lo último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.

martes, 16 de marzo de 2021

Integridad en todo tiempo

 


Integridad en todo tiempo

«Y Jehová dijo a Satanás: ¿No has considerado a mi siervo Job, que no hay otro como él en la tierra, varón perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal?» Job 1:8

Aquí encontramos la mejor definición de integridad de un ser humano, pues nuestro servicio a Dios no será íntegro, si nuestra vida no es recta y apartada del mal. La integridad es la manifestación de una vida interior en santidad y rectitud.

Satanás le argumenta a Dios «¿Acaso teme Job a Dios de balde?», en otras palabras ¿quién no va a ser íntegro cuando es bendecido?, pero esto no es cierto, pues lo vemos en el pueblo de Israel, cuando más bendecido fue, más se apartó de Dios. La biblia nos muestra varones íntegros como el profeta Daniel. Leemos en Daniel 6:4 «Entonces los gobernadores y sátrapas buscaban ocasión para acusar a Daniel en lo relacionado al reino; mas no podían hallar ocasión alguna o falta, porque él era fiel, y ningún vicio ni falta fue hallado en él». El profeta Daniel perseveró en lo que había decidido: no contaminarse y seguir fiel a Dios a pesar de las pruebas, personas y circunstancias. Cuando vino el momento de la prueba Dios le guardó, no lo libró de ir al foso de los leones, pero no lo dejó ir solo, Dios estuvo con él y cerró la boca de las fieras para que no le hicieran daño. La integridad nos asegura la presencia del Señor en medio de las pruebas, así como también su protección.

Caminar en obediencia con Cristo es fuente de integridad, dejando que el Espíritu Santo guíe a toda verdad. David decía: «¿quién habitará en tu tabernáculo? ¿Quién morará en tu monte santo? El que anda en integridad y hace justicia, y habla verdad en su corazón. El que no calumnia con su lengua, ni hace mal a su prójimo, ni admite reproche alguno contra su vecino» Salmo 15:1-3. También David decía: «en la integridad de mi corazón andaré en medio de mi casa» Salmo 101:2b, y esto por la sencilla razón de que es en casa donde manifestamos nuestra verdadera personalidad y lo que realmente somos.

Hermano, que hoy sea el día de renunciar a toda falsedad, a deshacerse de toda doble identidad y doble moral, a vivir en Integridad cueste lo que cueste y marcar la diferencia en medio de un mundo corrupto y lleno de mentira.   Oración.

«Padre Amado quiero permanecer en comunión contigo, tener una vida ferviente de oración, para llevar una vida de integridad y llenar mi corazón de tu Palabra; por tanto, examina mis íntimos pensamientos y mi corazón, pruébame y mira si en mí hay camino de perversidad y guíame. Ayúdame en mis debilidades para caminar en rectitud y procurar lo bueno delante de tus ojos. Amén.   Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

¡Hasta lo último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.

lunes, 15 de marzo de 2021

La raíz de todos los males

 


La raíz de todos los males

«Porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores» 1 Timoteo 6:10

Es sabio tener una opinión objetiva del dinero, el dinero es un medio para alcanzar un fin y no un fin en sí mismo. Cabe anotar que es el amor al dinero y no el dinero en sí, lo que causa sufrimiento, pues la obsesión por el dinero separa amigos, destruye familias y trae muchos conflictos.

Proverbios 23:4 dice: «No te afanes por hacerte rico; sé prudente, y desiste», pues el afán por las riquezas hace que la gente se sienta desdichada.

Para algunos es más importante el dinero que su matrimonio, su familia o incluso que la vida misma, en cambio, hay quienes no dependen de él para ser felices, pues reconocen la sabiduría que hay en las palabras de Jesús: «Y les dijo: Mirad, y guardaos de toda avaricia; porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee» (Lucas 12:15)

Ahora, si nos hacemos un autoexamen, posiblemente veamos que necesitamos ajustar nuestra manera de ver el dinero. Por tanto, nunca permitas que el amor por el dinero eche raíces en tu corazón.

El rey Salomón, un hombre que poseía mucha riqueza, mencionó tres problemas que le sobrevienen a los amantes del dinero. 1) Inquietud y desasosiego: Dice Eclesiastés 5:12b «pero al rico no le deja dormir la abundancia. 2) Insatisfacción: dice Eclesiastés 5:10 «El que ama el dinero, no se saciará de dinero; y el que ama el mucho tener, no sacará fruto». 3) La tentación de violar la ley: dice Proverbios 28:20b «Mas el que se apresura a enriquecerse no será sin culpa».

La Biblia tiene la respuesta a los problemas financieros, pues, conforme apliquemos los principios de la economía de Dios, incluye el diezmo, las ofrendas, y gastar sabiamente el dinero, empezaremos a tener libertad financiera.

Hermano, reflexionemos sobre este tema con corazón sincero delante del Señor.   Oración.

«Padre Amado, tu palabra dice: más vale tener poco con temor del Señor, que muchas riquezas con grandes angustias; por eso mi Señor, examina mi corazón, pues quiero mantenerme libre del amor al dinero, contentarme con lo que tengo y que pueda decir como Pablo: en todo y por todo estoy enseñado, tanto para estar satisfecho como para tener hambre, lo mismo para tener abundancia que para sufrir necesidad, pues confío plenamente en ti. Amén.    Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

¡Hasta lo último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.

domingo, 14 de marzo de 2021

 


Dios trae nuevos tiempos a nuestra vida

«Aconteció que cuando quiso Jehová alzar a Elías en un torbellino al cielo, Elías venía con Eliseo de Gilgal. Y dijo Elías a Eliseo: Quédate ahora aquí, porque Jehová me ha enviado a Bet-el. Y Eliseo dijo: Vive Jehová, y vive tu alma, que no te dejaré. Descendieron, pues, a Bet-el. […]. Y Elías le volvió a decir: Eliseo, quédate aquí ahora, porque Jehová me ha enviado a Jericó. Y él dijo: Vive Jehová, y vive tu alma, que no te dejaré. Vinieron, pues, a Jericó. […]. Y Elías le dijo: Te ruego que te quedes aquí, porque Jehová me ha enviado al Jordán. Y él dijo: Vive Jehová, y vive tu alma, que no te dejaré. Fueron, pues, ambos. […]; y ellos dos se pararon junto al Jordán. Tomando entonces Elías su manto, lo dobló, y golpeó las aguas, las cuales se apartaron a uno y otro lado, y pasaron ambos por lo seco. Cuando habían pasado, Elías dijo a Eliseo: Pide lo que quieras que haga por ti, antes que yo sea quitado de ti. Y dijo Eliseo: Te ruego que una doble porción de tu espíritu sea sobre mí. Él le dijo: Cosa difícil has pedido. Si me vieres cuando fuere quitado de ti, te será hecho así; más si no, no. Y aconteció que yendo ellos y hablando, he aquí un carro de fuego con caballos de fuego apartó a los dos; y Elías subió al cielo en un torbellino» 2 Reyes 2:1-10

Este pasaje nos permite ver que en tres oportunidades Elías le pide a Eliseo que se quede, pero este persevera al lado de Elías. Eliseo deseaba con todo su corazón una doble porción del Espíritu Santo que reposaba sobre el profeta Elías. Esto es muy interesante, pues en el Antiguo Testamento el Espíritu de Dios venía sobre hombres escogidos, pero en el Nuevo Testamento mora en el creyente; sin embargo, hombres como los profetas Elías y Eliseo lo conocían de manera personal e íntima, y vemos que Eliseo quería aún más cuando nota que su guía se va.

El pasaje nos muestra que del cielo vino un carro de fuego para llevar a Elías, pues había acabado el ciclo del ministerio del profeta Elías y empezaba ahora un nuevo tiempo, por lo cual Eliseo sería el nuevo instrumento en las manos de Dios.

La Biblia nos enseña que hoy es Cristo quien trae a nuestra vida tiempos de renovación y refrigerio, en quien también esperamos el Reino venidero. Dios también ha provocado tiempos especiales en la tierra para nuestra vida, son tiempos en los que con mayor fuerza y anhelo debemos buscar a Dios.

Después de este tiempo de pandemia, Dios trae un nuevo tiempo, un nuevo periodo que debemos administrar con sabiduría para que lo que el Señor ha diseñado no lo tergiversemos, sino que seamos testigos e instrumentos de la gloria de Dios aquí en la tierra, seamos obreros aprobados que usan bien la palabra de Verdad.

Debemos tener presente que quien hace la obra finalmente es Dios. Las personas que servimos a Dios somos instrumentos de Él, pero sin su poder y bendición nada trascendente podemos realizar. Recordemos que Eliseo dijo: ¿Dónde está, Jehová, ¿el Dios de Elías? Esto nos permite ver que él expresa su anhelo por ver a Dios manifestando su poder en el río Jordán; por eso, no importa cuáles sean las dificultades a superar, siempre el Señor se manifestará.

En el ministerio del profeta Elías podemos ver siete milagros maravillosos, pero en el ministerio del profeta Eliseo vemos catorce milagros; esto nos deja ver la doble porción del Espíritu que anheló y pidió, porque Dios es fiel y cumple su palabra, y su palabra nos enseña: «La gloria postrera de esta casa será mayor que la primera» (Hageo 2: 9a).

Hermano, confía que Dios trae para tu vida nuevos tiempos, tiempos de bendición y milagros.  Oración.

«Padre Bueno, gracias por tu Palabra y tus promesas, sabemos que en tiempos de desasosiego Tú no nos abandonas, y así como Eliseo pedía a Elías una doble porción de su espíritu, nosotros te pedimos a ti Soberano Dios esa doble porción del Espíritu Santo en nuestra vida para este nuevo periodo de tiempo que comenzamos a vivir, pues lo queremos vivir haciendo tu voluntad, viviendo en santidad e integridad para ver tus prodigios, señales y milagros. Amén.   Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

¡Hasta lo último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.

sábado, 13 de marzo de 2021

El amor es de Dios

 

El amor es de Dios

«A


mados, amémonos unos a otros; porque el amor es de Dios. Todo aquel que ama, es nacido de Dios, y conoce a Dios. El que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor. En esto se mostró el amor de Dios para con nosotros, en que Dios envió a su Hijo unigénito al mundo, para que vivamos por él. En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados. Amados, si Dios nos ha amado así, debemos también amarnos unos a otros. Nadie ha visto jamás a Dios. Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros, y su amor se ha perfeccionado en nosotros» 1 Juan 4:7-12

Dios nos creó para amarlo a Él y amar a los demás, pues todos anhelamos amar y ser amados, desde el bebé que duerme plácido en los brazos de su madre hasta el anciano solitario que espera con ansias la visita de sus hijos; todos tenemos una necesidad innata de sabernos importantes, valiosos y amados.

La Biblia nos habla mucho sobre el amor y leímos claramente que Dios es amor y en Él encontramos el supremo ejemplo de amor incondicional. En 1ª Corintios 13:4-8a vemos cómo debe ser y cómo no debe ser el amor: «El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor nunca deja de ser».

Dios nos amó primero y eso nos da la capacidad de amar a los demás con ese mismo amor, pues Dios mostró todo su amor al enviar a Jesucristo a la tierra para morir por nosotros; allí en la cruz del calvario hubo un derroche de amor que nos abrió el camino al cielo, nos tomó Jesucristo en sus brazos y nos puso en el regazo del Padre, sin mirar cuan manchados estábamos.

Ahora, humanamente hablando, nos puede parecer imposible amar como Dios ama o encontrar a alguien que nos ame de esa manera, pero el amor genuino no está basado en los sentimientos sino en la decisión de amar de forma incondicional. Pero ¿Cómo lograrlo?, la respuesta es: recibiendo ese amor. Cuando experimentamos el amor ilimitado de Dios, su perdón, su ternura y su cuidado, la llama de ese amor comienza a encenderse en nuestro corazón y surge en nosotros la gracia de amar a los demás de la misma forma, pues Dios es el único que nos da la capacidad de amar con tanta bondad y entrañable misericordia.

Cuando permitimos que el amor de Dios llene nuestro ser, reflejamos su carácter en nuestras relaciones con los demás. No podemos dar lo que no tenemos. Por eso, para poder dar amor verdadero necesitamos recibirlo primero. Hoy puede ser un buen momento para abrir el corazón y recibir su gran amor, ese perfecto amor que transformará nuestras vidas.  Oración.

«Padre Bueno, lleno de incomparable amor y de benignidad, rindo mi vida delante de ti, me entrego en sacrificio vivo, anulando todo egoísmo, deseo del mundo y sus placeres, pues quiero disfrutar, beber y saciarme en la fuente de tu amor, para con ese mismo amor amar a los que me rodean y más aún amar a los que me desprecian. Te ruego, inúndame y sedúceme Señor con tus cuerdas de amor eterno, como solo Tú lo haces. Te amo con mi corazón, mi alma y todo mi ser. Amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

¡Hasta lo último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.

viernes, 12 de marzo de 2021

La remuneración de la humildad

 


La remuneración de la humildad

«Riquezas, honra y vida son la remuneración de la humildad y del temor de Jehová» Proverbios 22:4

Riquezas, honra y vida son muy anhelados por los seres humanos, en otras palabras, se anhela con ansias el dinero, la fama y el poder; pero no podemos desconocer que, de acuerdo al proverbio, van íntimamente ligadas a la humildad y al temor a Dios, pues se hace difícil relacionar humildad con riquezas, pareciera que son aspectos incompatibles y antagónicos, pero en el Reino de Dios son parte de un mismo todo. Al creyente humilde que muestra temor a Dios le vendrán riquezas, honra y vida en el sentido espiritual, bendiciones estas que tendrán el poder de alcanzar el entorno material.

Jesús declaró en Mateo 6:33: «Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas»; hoy, muchos se afanan con delirio por el trabajo y las finanzas, pero la prioridad debe ser Dios y su justicia, un corazón alineado a buscar a Dios y Él dará las cosas que hacen falta, y no habrá necesidad de ningún bien, así lo dice el Salmo 34:9-10: «Temed a Jehová, vosotros sus santos, pues nada falta a los que le temen. Los leoncillos necesitan, y tienen hambre; pero los que buscan a Jehová no tendrán falta de ningún bien». Dios siempre hará provisión para sus hijos, pues «La generación de los rectos será bendita. Bienes y riquezas hay en su casa, y su justicia permanece para siempre» Salmo 112:2-3

Ahora, el temor del creyente es reverenciar a Dios, así lo describe hebreos 12:28: «Así que, recibiendo nosotros un reino inconmovible, tengamos gratitud, y mediante ella sirvamos a Dios agradándole con temor y reverencia». Esta reverencia y admiración es lo que significa el temor de Dios. Este es un factor que nos motiva a humillarnos delante del Creador del Universo e impregnarnos de mansedumbre y obediencia.

El temor de Dios es la base para andar en sus caminos y servirle y amarlo e incluye el entender lo mucho que Dios aborrece el pecado y temer su juicio sobre las iniquidades.

Hermano, Dios habita con el quebrantado y humilde de espíritu; y si Dios está con nosotros tendremos riquezas, honra y vida, y estas tres cosas que se reciben serán para honrar y glorificar a Dios.  Oración.

«Padre Amado, reconozco delante de ti que muchas veces mi orgullo, mi vanagloria y mi vanidad han manejado mi vida, pero Tú me has mirado con misericordia, y me has enseñado sumisión, seguida de humildad y he doblegado todo mi ser a ti; por eso Señor, te ruego impregnes en mí tu carácter dulce, manso y apacible. Amén.    Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

¡Hasta lo último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.

jueves, 11 de marzo de 2021

La bondad y la generosidad

 


La bondad y la generosidad

«Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre» 2 Corintios 9:7

El ser humano por naturaleza es egoísta y posesivo, pero debe aprender a ser generoso, pues no todo consiste en recibir, sino también en dar y compartir, pues, la generosidad debe cultivarse. En Hechos 20:35 dice: «En todo os he enseñado que, trabajando así, se debe ayudar a los necesitados, y recordar las palabras del Señor Jesús, que dijo: Más bienaventurado es dar que recibir»

La bondad y la generosidad tienen trascendencia en la eternidad, tienen un valor muy importante en el reino de los cielos, pero tristemente vemos que los deseos pasajeros y egoístas que el mundo ofrece, se han apoderado aún de los creyentes, pues se preocupan más por el bienestar propio que por cubrir las necesidades de su prójimo.

Jesús mismo, nos exhorta a practicar la generosidad, en Lucas 6:30 dijo: «A cualquiera que te pida, dale; y al que tome lo que es tuyo, no pidas que te lo devuelva». En la práctica no es fácil hacerlo, pero debemos estar seguros de que la recompensa es grande y sobre todo seremos testimonio viviente del carácter de Jesucristo y muchos de nuestros amigos serán animados para seguir el camino del Señor.

El apóstol Pablo les escribió a los corintios, en 2 Corintios 9:11: «Ustedes serán enriquecidos en todo sentido para que en toda ocasión puedan ser generosos, y para que por medio de nosotros la generosidad de ustedes resulte en acciones de gracias a Dios». Pensemos que cuando actuamos con generosidad y bondad, siempre habrá un corazón dando acción de gracias a Dios, más que a nosotros mismos y esto es de mayor valor.

Encontramos muchos ejemplos de generosidad en la biblia y cuán grandiosas son las bendiciones al proveer para las necesidades ajenas, pero nunca demos para que nos aplaudan y toquen trompeta delante de nosotros, hagámoslo en secreto y el reconocimiento vendrá de Dios en público.

Hermano, de ahora en adelante adquiere un espíritu dadivoso, por tanto, piensa generosamente, habla generosamente y actúa generosamente. Planifica ser generoso, este es el secreto para tu abundancia integral. Practica el dar, y se te dará.  Oración.

«Oh Amado Dios, todo cuanto tengo te pertenece, pues todo viene de tu mano, y te ruego, guíame a compartir con generosidad con mi prójimo. Bien sé, oh Dios mío, que tú examinas el corazón, y que te complaces en la bondad y generosidad, por tanto, con alegría de corazón compartiré todo cuanto pueda. Ayúdame a dejar todo deseo de egoísmo y avaricia; y ante tus ojos, yo sea un dador alegre, pues el alma generosa será prosperada. Amén.   Oración.

«Oh Amado Dios, todo cuanto tengo te pertenece, pues todo viene de tu mano, y te ruego, guíame a compartir con generosidad con mi prójimo. Bien sé, oh Dios mío, que tú examinas el corazón, y que te complaces en la bondad y generosidad, por tanto, con alegría de corazón compartiré todo cuanto pueda. Ayúdame a dejar todo deseo de egoísmo y avaricia; y ante tus ojos, yo sea un dador alegre, pues el alma generosa será prosperada. Amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

¡Hasta lo último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.

miércoles, 10 de marzo de 2021

El tiempo de gracia llega a su fin

 

El tiempo de gracia llega a su fin


«Vosotros, pues, también, estad preparados, porque a la hora que no penséis, el Hijo del Hombre vendrá. Entonces Pedro le dijo: Señor, ¿dices esta parábola a nosotros, o también a todos? Y dijo el Señor: ¿Quién es el mayordomo fiel y prudente al cual su señor pondrá sobre su casa, para que a tiempo les dé su ración? Bienaventurado aquel siervo al cual, cuando su señor venga, le halle haciendo así. En verdad os digo que le pondrá sobre todos sus bienes. Más si aquel siervo dijere en su corazón: Mi señor tarda en venir; y comenzare a golpear a los criados y a las criadas, y a comer y beber y embriagarse, vendrá el señor de aquel siervo en día que éste no espera, y a la hora que no sabe, y le castigará duramente, y le pondrá con los infieles» Lucas 12:40-46

Esta palabra de advertencia, apremia para que estemos preparados, que estemos apercibidos porque este tiempo de gracia terminará. La iglesia de Cristo, o sea los creyentes, los lavados con su sangre, los que han nacido de nuevo, serán arrebatados tal como lo dice 1 de tesalonicenses 4:16-17 «Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero. Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor».

El fin del tiempo de gracia vendrá repentina e inesperadamente, cuando menos se lo espere; pero hoy podemos tener la seguridad de que nuestros nombres están registrados en el cielo, en el libro de la vida, si hemos creído en su Hijo Jesucristo y lo hemos aceptado en nuestro corazón, y así estaremos reunidos finalmente en el reino de los cielos.

El Señor Jesús dijo en Lucas 12:37 «Bienaventurados aquellos siervos a los cuales su señor, cuando venga, halle velando; de cierto os digo que se ceñirá, y hará que se sienten a la mesa, y vendrá a servirles»

Velar significa vigilar, estar atento; velar en este tiempo es la actitud que no le puede faltar al creyente, pues si no estamos atentos vamos a ser sacudidos por el enemigo. En Marcos 14:38 dice: «Velad y orad, para que no entréis en tentación” y 1 Pedro 5:8 dice: «Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quién devorar».

El enemigo siempre atacará por el lado más débil, y cada uno debe saber cuál es su lado débil y si no lo sabes, gira tus ojos hacia adentro y detecta tu debilidad y ponte en guardia, por ejemplo, allí donde te cuesta decir no porque el mundo y sus placeres te seducen, allí es donde debes estar atento, no basta con solo orar, hay que estar en alerta y cuidar nuestra vida en santidad.

Hermanos, el tiempo de gracia se terminará pronto, pero gocémonos y alegrémonos que nosotros partiremos con el Señor Jesucristo y su Santo Espíritu.  Oración.

«Amado Padre, colocaré con esmero mi vida, mi mente y mi corazón para escudriñar tu palabra, estar despierto, velando a toda hora y momento en oración y ruego, para no caer en las tentaciones del mundo; quiero habitar al abrigo del Altísimo, cúbreme con tu divino manto, pues solo debajo de tus alas estoy seguro. No permitas que mi pie tropiece y haga tropezar a otros. Amén.   Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

¡Hasta lo último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.