lunes, 30 de abril de 2018

Promesas benditas


Promesas benditas
Si andáis en mis preceptos y guardáis mis mandamientos, y los ponéis por obra, yo os enviaré las lluvias a su tiempo, y la tierra y el árbol del campo darán su fruto. (Levítico 26:3-4)               


¡Qué pasaje tan bello! ¡Qué bella colección de promesas! Cuando Él les pidió que guardaran Sus mandamientos, no se estaba refiriendo sólo a los diez mandamientos. Él sabía que la naturaleza humana caída, con su inherente tendencia a la autosuficiencia, nunca podría guardarlos. No sólo significaba los diez mandamientos, sino todas las provisiones para la redención que estaban proveídos con ellos: las ofrendas, los sacrificios, las purificaciones, las sanaciones, y todas las otras provisiones que apuntan a Jesucristo. En otras palabras: “Si caminas frente a mí”, dijo, “usando las provisiones que os he hecho disponibles para no pecar y no ser rebeldes en vuestro corazón, entonces las bendiciones serán vuestras”.

Las bendiciones son multiplicadas por seis. Hay un equivalente para cada uno de estas en la vida espiritual hoy. Dios significó esto materialmente para Su pueblo, pero también es una imagen de las bendiciones espirituales que son nuestras en nuestra vida hoy. Así que este pasaje tiene una aplicación directa para nosotros. La primera promesa es fecundidad. Dios dijo: “La tierra dará su fruto”. Tu vida será fructífera. Será una bendición a otros. Segundo, habrá un suministro completo: “Vuestra trilla alcanzará hasta la vendimia y la vendimia alcanzará hasta la siembra; comeréis vuestro pan hasta saciaros” (v. 5a). Tendréis todo lo que necesitáis; cada recurso os será proveído. Tercero, tendréis seguridad: “Yo daré paz en la tierra y dormiréis sin que haya quien os espante” (v. 6a). Ningún enemigo que venga en contra de vosotros os podrá oprimir o llevaros cautivos. Dios os protegerá. La cuarta bendición es aumento: “os haré crecer, os multiplicaré y afirmaré mi pacto con vosotros” (v. 9b). Vuestra vida afectará las vidas de otros. Encontraréis que el alcance de vuestra influencia se extenderá, llegando a dimensiones más grandes. Quinto, tendréis un sentido de la presencia divina de Dios, de comunión con el Dios vivo: “Andaré entre vosotros: seré vuestro Dios y vosotros seréis mi pueblo” (v. 12). Tendréis un sentido de comunión íntima con Dios. Todo esto está garantizado por el carácter de Dios, Aquel que liberó a Israel de la tierra de Egipto, Aquel que es capaz, en sexto lugar, de liberar y de exaltar, de hacer que el pueblo “ande erguido”, como deben andar y vivir los hombres y las mujeres. Ese es el tipo de Dios que es, y eso es lo que dice que hará.

Estas bendiciones encuentran su equivalente en nuestras propias vidas en términos de la efectividad espiritual y de la productividad que Dios producirá, si tomamos de la provisión que ha hecho para nosotros en Jesucristo y si tratamos honesta y abiertamente con Él. Eso es todo lo que Dios pide. No nos pide que seamos inmaculados; nos pide que seamos honestos. Nos pide que no nos engañemos a nosotros mismos, no intentar fingir, no presentar una cara falsa, una pared detrás de la cual nos escondemos, no ponernos una máscara que no es real, sino ser honestos y abiertos, y recurrir a los recursos que nos ha dado en Jesucristo.

Padre, gracias por Tu amor incesante y por todas las bendiciones que has proveído al permanecer yo en Jesucristo.

domingo, 29 de abril de 2018

Romanos 12.1-3


Romanos 12.1-3

Cuando una persona pone su fe en Jesucristo se convierte en un nuevo creyente y es santificada, es decir, apartada para el propósito de Dios. A diferencia de la salvación, que tiene lugar en un instante, la santificación es un proceso que dura toda la vida. Quienes somos seguidores del Salvador debemos dejar que el Espíritu Santo controle nuestra vida. Si es así, ahora mismo estamos siendo santificados, no importa lo que podamos sentir o cómo parezcan nuestras acciones a los demás. Dicho en otras palabras, estamos madurando de manera progresiva en nuestra fe.

Si estamos progresando, debemos estar esforzándonos hacia el logro de algo. El apóstol Pablo explicó la misión del cristiano: “Porque a los que [Dios] antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo” (Ro 8.29). Nuestro carácter, conducta y conversación deben ser reflejos de Cristo, quien vive en nosotros. Dejados por nuestra cuenta, pondríamos demasiado énfasis en la conducta y nos ocuparíamos de reglas y ceremonias que parecen cristianas, sin reflejar verdaderamente a Cristo. Pero Dios ha dado a cada creyente el Espíritu Santo como maestro y guía. El Espíritu trabaja para transformar nuestra mente y corazón, de modo que hablemos y actuemos de acuerdo con nuestra verdadera identidad: de hijos de Dios.

Nuestro Padre celestial quiere que seamos ejemplos vivientes de Él. Dios no espera perfección; sabe que no podemos estar totalmente apartados del pecado. Pero nos ha dado a Su Espíritu Santo que mora en nosotros para que seamos guiados por El y no por la carne. Nos enseña cómo pensar y actuar para que podamos “[andar] como es digno de la vocación con que [fuimos] llamados” (Ef 4.1).   Romanos 8:14 Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios.

sábado, 28 de abril de 2018

EL SABIO LOS ESCUCHA Y AUMENTA SU SABER


EL SABIO LOS ESCUCHA Y AUMENTA SU SABER.” (Proverbios 1:5)
El Crecimiento En La Vida Cristiana

Si hablamos de crecer, Jesús es nuestro ejemplo. La Biblia nos dice que “Él crecía en sabiduría, en estatura y en gracia para con Dios y los hombres” (Lucas 2:52). Para disfrutar del favor de Dios y de los demás, tienes que crecer espiritual, mental y emocionalmente.

Para ello tendrás que hacer lo siguiente:

1) Nunca dejes de aprender.
Todas las experiencias de la vida, hasta las más desagradables, nos aportan un conocimiento que puede hacer que nuestro futuro sea mejor que nuestro presente. Pero tienes que procurar ese conocimiento. Una de las desventajas de Internet y de los teléfonos inteligentes es que con ellos estás continuamente recibiendo información que no procesas y de la que no aprendes nada. En lugar de dejar que la vida “transcurra” sin más, necesitas detenerte y preguntar: ‘¿Qué está pasando aquí?’ ‘Estoy oyendo esto pero ¿qué significa?’. Eres cuerpo, alma y espíritu, así que debes cuestionarte: ‘¿Estoy física, mental, emocional y espiritualmente sano?’ Nadie puede responder a esa pregunta por ti y por Mi

2) No dejes nunca de desarrollar tus talentos.
Cuando le preguntaron a uno de los mejores violinistas del mundo, ya anciano, por qué seguía practicando de seis a ocho horas diarias, su respuesta fue: ‘Porque creo que estoy mejorando’. ¡Qué actitud tan fabulosa! No basta con vivir muchos años; tienes que mejorar con ellos. Pablo le dijo Timoteo: “Te aconsejo que avives él. Don de Dios que está en ti” (2 Timoteo 1:6). Wesley Tracy afirmó: “Algunos creen que poner en práctica su don espiritual es pasar la vida haciendo únicamente las cosas que se les dan bien y para las que no necesitan esfuerzo, disciplina o práctica. Pero no es así; tu don puede ser o bien mediocre o excelente; depende de ti y de Mi

“CUANTO MÁS CREZCAN DE ESTA MANERA, MÁS PRODUCTIVOS Y ÚTILES SERÁN.” (Pedro 1:8
Analicemos otros dos aspectos del crecimiento:

1) No crezcas solamente en conocimiento, sino también en carácter.
Porque Dios está más interesado en tu carácter que en tu carrera; el éxito sin carácter podría acabar perjudicándote, a ti y a los que te rodean. La Biblia dice: “Precisamente por eso, esforzaos por añadir a vuestra fe, virtud; a vuestra virtud, entendimiento; al entendimiento, dominio propio; al dominio propio, constancia; a la constancia, devoción a Dios; a la devoción a Dios, afecto fraternal; y al afecto fraternal, amor. Porque estas cualidades, si abundan en vosotros, os harán crecer en el conocimiento de nuestro Señor Jesucristo, y evitarán que seáis inútiles e improductivos” (2 Pedro 1:5-8  Fíjate que dice “esforzaos”; Es decir, tienes que empeñarte en ello.

2) Mantente siempre “actualizado”.
Se cuenta de un pastor en un medio rural que estaba predicando, cuyas notas se las llevó el aire por la ventana y una vaca se las comió. ¡Tres días más tarde la vaca se secó! ¿Te das cuenta? No pierdas nunca el hambre y la sed de nuevas cosas. Jesús dijo: “Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados” (Mateo 5:6). En última estancia, tu destino no está determinado por tus talentos, sino por tu deseo de llevarlo a cabo. Uno de los mejores cumplidos de Pablo fue para los creyentes de la iglesia de Tesalónica: “Hermanos, siempre debemos dar gracias a Dios por vosotros, como es justo, porque vuestra fe se acrecienta cada vez más y más, y en cada uno de vosotros sigue abundando el amor hacia los otros” (2 Tesalonicenses 1:3.¡Que se pueda decir lo mismo de ti y de Mi.

viernes, 27 de abril de 2018

Usted también es sacerdote


Usted también es sacerdote
Ese es también precisamente el papel que Cristo ha escogido para usted. Él lo ama tanto que desea que lo acompañe en la intercesión ante el Padre y pueda bendecir al mundo como El. Jesús comunica bendiciones por medio de la oración, y nosotros debemos hacer lo mismo. Así leemos en 1 Pedro 2:9: "Vosotros sois... real sacerdocio." Juan escribe que Jesús nos ama, que nos ha librado de nuestros pecados por su sangre, que nos ha hecho un reino, y sacerdotes para servir a su Dios y Padre (Apocalipsis 1:5, 6). Jesús es el Sumo Sacerdote de Dios (Hebreos 2:17), y nos ha hecho también a nosotros sacerdotes para El (Apocalipsis 1:6). Así es como tenemos que servir a Dios (v, 6). El mayor servicio que podemos hacer al Señor, no es por medio de nuestro ministerio, testimonio o predicación; sea cual fuere la vocación de usted, su servicio más importante habrá de constituirlo su intercesión sacerdotal: Dios ha elegido trabajar por medio de las oraciones de su pueblo, y está esperando la intercesión de usted. El no sólo lo creó para orar, sino que también lo redimió, lo justificó y lo santificó para ello. Una comisión conjunta
¿Cuál es la mayor tarea de oración que tiene Jesús en este tiempo? Tal vez sea el orar por la iglesia. Sin embargo, en la Biblia sólo hay un mandamiento registrado relacionado con la intercesión de Cristo por las iglesias; se encuentra en el Salmo 2:7, 8: "Yo publicaré el decreto; Jehová me ha dicho: Mi Hijo eres tú; yo te engendré hoy. Pídeme, y te dará por herencia las naciones, y como posesión tuya los confines de la tierra." ¿Es esta la razón por la cual Cristo intercede hoy día? El Padre ordena a Jesús que pida por las naciones; y la gran comisión de este último a la iglesia, su última petición, es que vayan a todas las naciones (Mateo 28:19,20). Su segunda venida se retrasará hasta que esas naciones hayan recibido un testimonio adecuado (Mateo 24:14). Ya que Él es un Dios de amor infinito, su corazón suspira por las naciones, y ciertamente una de las prioridades que El da a cada cristiano es la de interceder por la evangelización del mundo.

jueves, 26 de abril de 2018

JESÚS SU COINTERCESOR


JESUS SU COINTERCESOR
La oración lo hace entrar a usted en un compañerismo sagrado con Jesucristo el Hijo entronizado de Dios. Si Dios no hubiera revelado esto en su Palabra, habría sido una blasfemia el sugerir que usted podía tener tal compañerismo. Una concisa ~historia de la Iglesia primitiva bien podría ser la frase: "Ayudándoles el Señor" (Marcos 16:20); y, más adelante, la Escritura llama a todos los cristianos" colaboradores de Dios" (1 Corintios 3:9; 2 Corintios 6:1). .' Hay muchas formas de "colaborar" con  Dios: por medio de la obediencia, del servicio a otros, del compartir su amor; pero Él quiere tener un contacto aún más estrecho con usted: traerlo a su círculo íntimo donde pueda escuchar el latido de su gran corazón por un mundo perdido. Él lo ha creado con la capacidad de hablarle y de tener comunión con El; y, sobre todo, como "colaborador" suyo, lo creó para que orase, como El ora. ¿Por qué ora Jesús? En la Escritura se nos dice repetidamente que Jesús oraba y que continúa haciéndolo; pero ¿por qué es necesaria la oración para Aquel que creó el universo con su palabra (Juan 1:3) y que sustenta todas las cosas (Hebreos 1:3)? ¿Cuál es la razón de que tenga que orar? ¿Por qué no le basta con dar órdenes? Ningún demonio del infierno ni combinación alguna de fuerzas demoníacas sería capaz de resistir ante su poderosa palabra. ¿Por qué causa no los reprende, frena o consume Jesús con su palabra? Un día Ello hará (2 Tesalonicenses 2:8): regirá con un cetro de hierro (Apocalipsis 12:5) -y nosotros con El (Apocalipsis 2:27)-; pero en este tiempo Cristo ha escogido gobernar el mundo mediante la oración. Estamos en el día de la gracia, no en el de su poder y gloria. Jesús ha sido ya entronizado a la diestra del Padre. ¿Y qué hace allí? Reinar. Pero ¿cómo reina? No por medio de su cetro, sino por medio de la oración. Incluso antes de su muerte y resurrección, cuando advirtió anticipadamente a Pedro que Satanás había pedido a los discípulos para zarandearlos como a trigo (Lucas 22:31,32), Jesús no dijo: "Voy a detener a Satanás"; sino: "He rogado por ti.

miércoles, 25 de abril de 2018

Haga todo en el nombre de Jesús.


Haga todo en el nombre de Jesús. Colosenses 3:17 tiene un carácter general: "Y todo lo que hacéis, sea de palabra o de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él". Viva para la gloria del nombre de Cristo. Ore en su nombre. Sirva en su nombre. Confíe en su nombre. Gloríese en su nombre. Lleve consigo el nombre de Jesús y sea así triunfante dondequiera que vaya. Regocíjese en todo lo que el nombre de Jesús añade a su oración. En el nombre de Jesús usted posee una autoridad y un privilegio asombrosos. El usar dicho nombre incorpora la dimensión de lo sobrenatural a su oración, y limpia el camino delante de usted haciendo retroceder las tinieblas. Es la llave de los recursos del cielo. ¡Regocíjese en su nombre! ¡Vístase con él! [Aprenda a orar en la plena autoridad del nombre de Jesús!"  Reprenda al diablo en el nombre de Cristo. Aun los ángeles reprenden a Satanás y a sus huestes demoníacas en el nombre de Jesús. Recuérdele quién es Jesús; la victoria que El obtuvo en la cruz y su resurrección; y que él (Satanás) está ya derrotado. Refrésquele la memoria en cuanto a la identidad que usted tiene con Jesús y la autoridad que le ha sido dada por medio del nombre de Cristo.

lunes, 23 de abril de 2018

Cómo usar el nombre de Jesús


Cómo usar el nombre de Jesús ¡Qué sagrado privilegio el suyo! Usted no necesita ~alguna otra recomendación o introducción para Dios: vaya al instante y directamente al trono divino. Levante su corazón y ~ir a su Padre- no se sienta avergonzado de acercarse a Él. DIOS lo ha estado~ aguardando; esperaba que usted le hablara en oración. Como hijo de Dios, su pecado y su culpa han sido perdonados; ya no es usted un siervo, sino un amigo de Jesús: su. Compañero de oración oficial. Usted se acerca al trono de gracia, no en su propio nombre, sino en el de Cristo, representando sus intereses y con su autoridad. Se le ha nombrado oficialmente intercesor. ¿Cómo debe usted usar ese nombre omnipotente y maravilloso? Recuerde lo que representa el nombre de Jesús: su persona, sus propósitos, su honor, su autoridad, todo cuanto Él es. Regocíjese en lo precioso que es ese nombre. El nombre de Jesús representa toda la belleza y hermosura del Señor. Recuerde toda su bondad; en especial su benevolencia para con usted. Su nombre simboliza el amor constante y personal que Él tiene, y que profesa asimismo a aquellos otros por los que usted ora. Mientras usted hace eso último, utilice su precioso nombre en alabanza y en canción (Salmo 135:3). Exprese su amor usando el nombre de Jesús. Aquellos a quienes usted ama se emocionan cuando lo oyen decir sus nombres. Jesús lo ama a usted más que ningún otro; y por muchos millares que pronuncien su nombre, a Elle encanta oírselo a usted de nuevo. Sin importar cuántas veces haya salido de sus labios anteriormente, Cristo se regocija de continuo al oír que usted lo pronuncia con amor. El confesar el nombre de Cristo constituye un verdadero sacrificio de alabanza: "Así que, ofrezcamos siempre a Dios, por medio de él, sacrificio de alabanza, es decir, fruto de labios que confiesan su nombre" (Hebreos 13:15). Crea en ese nombre. Cuando usted ora, Jesús quiere que ejercite la fe en su nombre (1 Juan 3:23). El nombre de Cristo crea expectativa; da firmeza a su confianza; y lo llena a usted de gozo (Romanos 15:13; 1 Pedro 1:8). La fe en el nombre de Jesús produce respuestas milagrosas (Hechos 3:16). Haga sus peticiones de oración en ese nombre (Juan 14:1315; 15:6, 7; 16:26, 27). Asegúrese de que usted está unido a Jesús; ore por aquello que a Elle agrada y le glorifica; reclame en su nombre la herencia que le pertenece; pida por amor a su nombre. Utilice la autoridad del nombre de Jesús. El nombre de Jesús expresa su autoridad soberana, recuerda la victoria que Él ya ha conseguido en el Calvario, y sugiere la disponibilidad de las huestes angélicas que le están sujetas. El nombre de Jesús respalda su plan y su programa; garantiza el fracaso y la derrota de Satanás; y le ha sido dado a usted para que lo utilice en oración. Sea firme reclamando su autoridad para resistir a Satanás y contribuya a que prevalezca la voluntad de Cristo. Santifique su oración en ese nombre. Cuando usted utiliza el nombre de Cristo al orar hay una influencia santificadora: (a) el nombre de Jesús guarda la naturaleza y el motivo de su petición: usted no puede orar de un modo egoísta o carnal; (b) el nombre exige que la gloria sea para El; (e) espera de usted integridad y obediencia; (d) demanda perseverancia en la oración. Usted sólo puede orar en el nombre de Cristo por aquello que es verdaderamente importante.

domingo, 22 de abril de 2018

El significado de orar en el nombre de Jesús


El significado de orar en el nombre de Jesús
Antes de orar en el nombre de Jesús usted debe tener presentes varios conceptos importantes: Sólo puede hacerlo si usted está "en Jesús". Cristo dijo: "Todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si algo pidiereis en mi nombre yo lo haré, (Juan 14:13, 14). Pero en aquella misma conversación con sus discípulos, poco antes de su muerte, les recordó: "Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros pedid todo lo queréis, y os será hecho.... Separados de mí nada podéis hacer" (Juan 15:7, 5). En Juan 14 y 15, Jesús utilizó la expresión "en mí" siete veces. Estar "en Jesús" significa: 1. Estar en unidad espiritual con El (15:4-7); 2. Estar en la vid (15:4); 3. Estar en el amor de Jesús (15:9, 10). El amor es el tema predominante de Juan 13-16. Este amor debe ser mutuo: si bien ha de recibirse, también hay que responder a él. El nuevo mandamiento de Jesús es el amor (13:34; 15:17). No se puede amar a Jesús a menos que se ame a sus otros hijos (13:34). Amar a Jesús es obedecerle (14:15, 23). Si usted ama, permanecerá en Jesús (15:10). 4-5. Tener a Jesús viviendo en el interior suyo (14:20; 15:4, 5). 6. Estar habitado por el Espíritu Santo (14:15-18). 7. Tener las palabras de Cristo permaneciendo en la propia vida (15:7). Nuestra capacidad para oraren el nombre de Jesús depende de esta relación denominada estar "en Cristo". Orar en el nombre de Jesús supone conformarse a su naturaleza. El ejemplo que se presenta en Juan 13 es Jesús en su papel de siervo, lavando los pies a sus discípulos. A medida que uno va conociendo la verdad, debe actuar según dicha verdad (13:1.7). Cuando usted hace la voluntad de Cristo con gozo, y refleja su carácter, puede orar en el nombre de Jesús. Orar en el nombre de Jesús significa hacerlo sirviendo a los intereses del Señor. Usted tiene que desear de tal manera lo que Cristo desea que cada una de sus peticiones sea hecha en el espíritu del Padrenuestro: "Hágase tu voluntad" (Mateo 6:10). Esa fue la actitud de Jesús cuando oró en Getsemaní. Usted debe pedir activamente y con insistencia que la voluntad de Jesús prevalezca; orar en su nombre es insistir en que su victoria total se haga manifiesta en el mundo. Orar en el nombre de Jesús supone utilizar su nombre como referencia. Cristo es la referencia que usted tiene al acercarse a Dios Padre en oración, y cuando Satanás intenta detenerle u oponerse a usted utilice el nombre de Jesús para alcanzar la victoria completa. Orar en el nombre de Jesús es reclamar la victoria del Calvario para su necesidad. Puesto que Jesús derrotó abiertamente a Satanás y a todas sus malignas huestes de demonios (Colosenses 2:15), el diablo es un enemigo vencido; se trata de un usurpador. Satanás intenta atemorizarlo e intimidarlo, pero ya ha perdido la última batalla; reclamen el nombre de Jesús la actualización de la victoria que Cristo consiguió en la cruz. Orar en el nombre de Jesús significa reconocer por completo el papel de Cristo como ungido de Dios; ver en El o: su Profeta, Sacerdote y Rey. Como profeta Jesús es su Consejero y guía; como Sacerdote, su intercesor. Cuando usted ora, Él dice "Amén" a su oración (Apocalipsis 3:14). "Porque todas las promesas de Dios son en él Sí, Y en él Amén.

sábado, 21 de abril de 2018

INCREIBLE AUTORIDAD


INCREIBLE AUTORIDAD
Poco antes de su muerte y su resurrección mediadoras, durante la última semana de su vida, Jesús dio a sus discípulos algunas instrucciones especiales acerca de la oración que se cuentan entre sus enseñanzas más importantes. Uno de sus énfasis primordiales fue que, de allí en adelante, los discípulos habían de presentar las peticiones que tuvieran en su nombre. Ningún líder ha otorgado nunca una autoridad tan asombrosa a sus seguidores. Pero, para poder utilizar dicha autoridad para la gloria de Jesús y el avance de su reino, necesitamos conocer las respuestas a tres preguntas: ¿Qué implica el nombre en el pensamiento judío? ¿Qué significa orar en el nombre de Cristo? ¿Cómo podemos utilizar el nombre de Jesús de un modo más efectivo cuando oramos?
El significado del nombre para los judíos
En los tiempos de Cristo, el nombre implicaba tres cosas: La persona misma. Alabar el nombre de Jesús es alabarlo a Él; amar su nombre es amar a Cristo mismo; deshonrarlo es insultar al propio Señor. Todo lo que sabemos acerca de la persona. Cuando Moisés sintió el anhelo de estar más cerca de Jehová, pidió verla gloria divina, a lo que Dios respondió que un ser humano no podía sobrevivir a tal encuentro con El, ya que su gloria sería mayor que lo que el cuerpo físico es capaz de resistir. Sin embargo, el Señor le prometió una revelación parcial de su Persona; metió a Moisés en la hendidura de la roca, lo cubrió con su mano, y pasó delante de él quitando sólo por un momento la mano de modo que Moisés pudiera ver la gloria que quedaba tras ‘su paso. Mientras lo hacía, proclamó su nombre: "¡Jehová! ¡Jehová! fuerte, misericordioso y piadoso; tardo para la ira, y grande en misericordia y verdad; que guarda misericordia a millares, que perdona la iniquidad, la rebelión y el pecado, y que de ningún modo tendrá por inocente al malvado" (Exodo 34:6, 7). Conocer a Dios era conocer todo lo que representaba su nombre; comprender dicho nombre significaba verlo a Él. Tenemos que anhelar la intimidad en oración con nuestro Padre celestial y aun cuando física mente no lo podemos ver podemos sentir su presencia en nuestro Interior.

viernes, 20 de abril de 2018

La vida Cristiana se trata de Bendecir y no Maldecir


La vida Cristiana se trata de Bendecir y no Maldecir. Decir al entrar en toda casa: 'Que la paz de Dios more en este lugar'; pedir, después de escuchar una, predica que Dios bendiga su verdad y a su mensajero. Quiero, al ver a una persona hermosa, bendecir al Señor por sus criaturas y orar por la belleza del alma de tal persona, a fin de que Dios la enriquezca con gracias interiores y pueda haber una correspondencia entre lo externo y lo interno; y al contemplar a un individuo deforme, pedir que Dios le dé la integridad del alma, y con el tiempo le conceda la belleza de la resurrección." Abraham recibió la promesa de que Dios lo bendeciría y sería bendición (Génesis 12:2); y tal tendría que ser también la experiencia de cada cristiano: cuanto más nos bendice Dios a nosotros tanto más deberíamos bendecir nosotros a los demás. La oración es el camino seguro a la bendición, y el mejor medio de ser bendición para otros; constituye el don de poder divino para bendecir a los demás. [Llene sus días de oraciones de bendición y afiáncese en el tremendo poder que Dios le ha dado!

jueves, 19 de abril de 2018

Facultad de bendecir


Facultad de bendecir
El Dios de la Biblia es un Dios que bendice: su Palabra está llena de múltiples promesas de que El hará, y podemos tener la certeza de que, excepto en casos en los cuales debe disciplinar o castigar, siempre es su voluntad bendecir a la gente, y en especial a sus hijos que le obedecen. "[Jesús] anduvo haciendo bienes" (Hechos 10:38), e igual que El nosotros hemos de pasar por la vida bendiciendo a todo el que podamos. A nosotros sus discípulos debe conocérsenos por nuestras buenas obras de bendición para otros (Mateo 5:16; Efesios 2:10). Hemos de ser "ricos en buenas obras" (l Timoteo 6:18), "enteramente preparado[s] para toda buena obra" (2 Timoteo 3:17). La mejor manera en que los cristianos podemos ser mediadores de bendición es orando. Tenemos la oportunidad de pedir por aquellos con quienes nos es imposible entrar en contacto en ninguna otra forma. Desde los líderes de nuestra nación y de nuestra iglesia, hasta los pobres, los necesitados y los que sufren, todos pueden ser bendecidos por nuestra oración. Para nuestra familia y amigos más próximos, a quienes vemos a menudo, y para aquellos a quienes sólo tratamos una vez o de los que únicamente oímos hablar, tenemos la posibilidad de ser bendición como agentes de Dios. La petición que tantas veces oímos de: "Ore por mí" supone en realidad una súplica de bendición y ayuda. Siendo cristiano, usted debería pasar por la vida bendiciendo a los demás. Usted tiene la posibilidad de llevar adónde va ríos de bendición, de renovación y de aliento con sólo saltear sus días de una incesante oración por otros. Según se lo permitieran el tiempo y la oportunidad, usted debería bendecir en toda forma posible a tantos como pudiera (Gálatas 6:10). Su presencia tendría que traer bendición siempre; pero esto será más cierto si está pidiendo fielmente a Dios que bendiga a todos aquellos que le rodean. Usted puede encontrar oportunidades de llenar sus días de oraciones de bendición si es cuidadoso. He decidido orar más y orar siempre; orar en todo lugar donde la quietud invite a hacerlo -en casa, en el camino, en la calle-; y no dejar vía o pasaje alguno en esta ciudad que no pueda dar testimonio que no me he olvidado de Dios.... Cuando diviso cualquier iglesia en mi camino, me propongo aprovechar para pedir que el Señor sea adorado allí en espíritu y que las almas sean salvas en ese lugar. Pretendo pedir diariamente por los enfermos que conozco especial mente para que conozcan a Cristo y Su Palabra.

martes, 17 de abril de 2018

El poder para mover montañas


El poder para mover montañas
En la Biblia a veces se habla de las montañas en sentido figurado: como símbolo de fuerza y estabilidad; pero también es frecuente que éstas representen dificultades, problemas e impedimentos. Así que, si hemos de preparar el camino del Señor lo torcido debe enderezarse y los montes allanarse; entonces se revelará la gloria divina (Isaías 40:3-5; Lucas 3:4-6). Cuando el poderoso Espíritu de Dios actúa, montañas de otro modo inamovibles resultan como nada delante de la fuerza del Señor (Zacarías 4:6, 7). El Espíritu Santo, que es el único capaz de realizar esto, puede convertir los montes más insuperables en caminos y calzadas para un rápido avance (Isaías 49:11). Jesús utilizó esta ilustración del Antiguo Testamento en varias de sus enseñanzas. Cuando los discípulos no pudieron echar. Fuer. al demonio del niño atormentado, el Señor les dijo que SI tuvieran una fe tan pequeña como un grano de mostaza podrían ordenar a "este monte" (símbolo de cualquier situación o problema insuperable) y el mismo se movería. "Y nada os será imposible, (Mateo 17:20), dijo luego; añadiendo de inmediato que aquella clase de exhibición espectacular sería consecuencia de la oración y el ayuno (v. 21). En otra ocasión, cuando los discípulos se asombraron del poder de Jesús para secar la higuera estéril, Elles repitió que ellos no sólo podían hacer lo mismo, sino que incluso tenían en su mano el ordenar a los montes que se echaran en el mar, porque "todo lo que pidiereis en oración, creyendo, lo recibiréis" (Mateo 21:21, 22). Marcos refiere el mismo incidente y cita estas palabras de Jesús: "Por tanto, os digo que todo lo que pidiereis orando, creed que lo recibiréis, y os vendrá" (Marcos 11:24).  Dios espera que sus hijos se enfrenten a montañas de dificultad y las muevan (vea capítulo 13), no que sean detenidos por ellas. Deben aceptarlas como un desafío: ya sea para convertirlas en caminos para la mayor gloria de Dios; o para echarlas en el mar, quitándolas completamente de la vista como si nunca hubieran existido. Jesús nos asegura que esto es del todo posible cuando sus hijos se enfrentan a los montes creyendo; pero también nos recuerda que hacerlo puede requerir una oración y un ayuno prolongados. El Espíritu Santo hará el milagro; éste no se realizará por nuestra fuerza o nuestro poder (Zacarías 4:6). En la actualidad hay cientos de montes que estorban el avance de las misiones y de la Iglesia de Cristo porque estamos confiando casi por completo en nuestra propia sabiduría, nuestra propia habilidad y nuestro propio esfuerzo. ¡Hemos hecho casi todo menos entregarnos de veras a la oración y al ayuno! La oración tiene un gran poder para mover montañas, debido a que el Espíritu Santo está dispuesto tanto a estimular nuestra intercesión como a quitar de en medio los montes que nos estorban. La oración posee la fuerza necesaria para transformar las montañas en calzadas.

lunes, 16 de abril de 2018

Asistencia angélica


Asistencia angélica
Vivimos en una época que es escéptica respecto a lo sobrenatural. Pocos cristianos piensan a menudo en la enseñanza bíblica concerniente a los ángeles. Hebreos 1:14 nos asegura que éstos son "espíritus ministradores enviados para servicio" de los hijos de Dios. No sabemos de cuántas formas nos sirven los ángeles, pero la Biblia menciona estas cuatro: Nos protegen del peligro. Lo hicieron con Jacob después de aquella noche que pasó orando (Génesis 32:1); y también con Elías, otro hombre de oración (2 Reyes 6:17). Nos libran. Los ángeles sacaron a Pedro de la cárcel (Hechos 12:1-11); y a Pablo, un ángel le aseguró que él y todos los que iban a bordo del barco serían librados (Hechos 27:23), y que la vida de ellos le habían sido concedidas benévolamente al apóstol, indicando con ello que él había orado al respecto. Nos traen mensajes de Dios. Existen muchos ejemplos bíblicos de esto. Fueron ángeles quienes dieron el anuncio a los pastores (Lucas 2:9-13), avisaron a las mujeres cuando Cristo resucitó (Mateo 28:2-7), y llevaron el mensaje a Cornelio en respuesta a sus oraciones (Hechos 10:1-7). También pueden traerle sugerencias a usted o a otra gente mediante los pensamientos. Renuevan nuestras fuerzas físicas. Así lo hicieron con Cristo después de su terrible prueba en el huerto de Getsemaní (Lucas 22:43). Indudablemente, la asistencia angélica para con los hijos de Dios es generalmente invisible, pero no por ello resulta menos real. Las biografías cristianas citan muchos ejemplos de ayuda por parte de los ángeles, tanto visible como invisible. Tenemos la promesa divina, y todo el derecho de reclamarla, de que a sus siervos que ministran en lugares especialmente peligrosos -tales como los barrios bajos de una ciudad o un campo misionero volátil- se les asignará una guardia de ángeles. Tampoco deberíamos vacilar en pedirle a Dios una protección angélica especial para nuestros seres queridos.

domingo, 15 de abril de 2018

A CONTRACORRIENTE


A CONTRACORRIENTE
Nosotros que somos salvos, hemos de estar en un lugar aparte, como quienes han tomado posición con Cristo rechazado, ante el mundo que le ha crucificado; manifestados como hombres de una raza celestial: «irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin mancha en medio de una generación maligna y perversa, en medio de la cual resplandecéis como luminares en el mundo» (Fil 2:15). Esta es la misión ¡y cuán elevada! de los hijos de Dios. Pero cuesta mucho el vivir de esta manera. Tenemos que mantenernos cual roca solitaria en medio del ímpetu de un río caudaloso, ya que todo cuanto nos rodea está moviéndose, está bullendo; todo tiende a hacernos vacilar, una continua e implacable presión se ejerce sobre nosotros. Nos hallamos luchando en medio de una interminable oposición, la cual, tarde o temprano, nos arrastraría, sino pudiéramos contar con la firmeza de la ROCA.

Cuando vamos poniendo en práctica las palabras de Dios, entonces es cuando se levanta la tormenta contra nosotros. Ser miembro de lo que se llama una iglesia es cosa fácil; también lo es el hacer como todos los demás; el ser hombre honrado y buen ciudadano no ocasiona ninguna persecución. Uno puede reunir todas estas cualidades y, sin embargo, seguir la corriente mundana. Pero resplandecer como luminares por Dios en el mundo es cosa que provoca la enemistad; por doquiera que se ve al verdadero Cristo, se le odia. Si le ven a Él en mí, me odiarán por este motivo; por lo contrario, si gozo de buena reputación, si nadie se me opone, ¿qué significa eso para mí, como cristiano? Muy sencillo: no siendo manifestada la vida de Jesús en mi cuerpo mortal, no se puede ver a Cristo en mí. No hemos sido llamados solamente a ser buenas personas también hemos sido llamados a predicar de Cristo y su Palabra porque como creerán si no ay quien les prediquen porque la Fe viene por el oír la Palabra de Dios.

sábado, 14 de abril de 2018

EL GRAN OBJETIVO DE SATANÁS


EL GRAN OBJETIVO DE SATANÁS
El gran objetivo de Satanás es establecer para el hombre un sistema que sustituya enteramente la dirección del Espíritu Santo; ello será su obra maestra de los tiempos del fin, y la característica prominente de la gran apostasía que se acerca rápidamente. Entonces, Satanás se manifestará abiertamente y en su misma persona, como dios de este mundo, lo que, de momento, está aún escondido en misterio.

Queridos hermanos, es tiempo ya que los cristianos despertemos del sueño espiritual y examinemos si de una manera o de otra no nos hemos asociado a un sistema que madura rápidamente para el juicio.

Pero, dirán algunos, ¿cómo podemos nosotros impedir este estado de cosas? ¿No nos hallamos sujetos a ellas, aun a pesar nuestro, por nuestro comercio, nuestras profesiones, como miembros de la sociedad? ¡No podemos abandonar nuestras ocupaciones diarias! Claro, es una necesidad que cada uno admite, pero debemos notar que el hecho que cada uno la admita prueba que no es de Dios: «Y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe» (1 Jn 5:4), La fe no repara en las circunstancias exteriores, en lo que es posible o en lo que sea imposible; la fe no considera lo que se ve, sino que confía en Dios. Alrededor nuestro, muchas personas nos pueden aconsejar acerca de lo que conviene hacer o evitar en la sociedad humana, pues lo que conviene al mundo es su regla y medida. Puede ser que ellas vean trazado claramente el camino que siguen, y que éste sea perfectamente razonable y satisfactorio; mas ello no tiene ningún valor para el cristiano que anda por la fe: éste bien sabe que lo que se considera universalmente como el buen camino será, al contrario, el camino de perdición, pues es el camino ancho (Lc 16:15; Mt 7:13).

¿DEBE EL CRISTIANO PARTICIPAR EN POLÍTICA?
Por ejemplo, muchos estiman que un buen ciudadano, un cristiano, debe interesarse por el gobierno de su país, y debe votar, contribuyendo así a llevar al poder hombres honorables. Pero Dios habla muy diferentemente. Repetidas veces en su Palabra, y de diversas maneras, Él me dice que como hijo suyo, no soy ciudadano de ningún país ni miembro de sociedad alguna: «Nuestra ciudadanía está en los cielos» (Fil 3:20): Desde entonces no tenemos otro quehacer que las cosas celestiales. «En la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por quien el mundo me es crucificado a mí, y yo al mundo» (Gá 6:14). Si las cosas terrenales absorben mis pensamientos y mi corazón, me constituyo en «enemigo de la cruz de Cristo» (Fil 3:18). «No os conforméis a este siglo» (Ro 12:2).

NUESTRA CONDUCTA FRENTE A LAS AUTORIDADES
¿Qué tenemos entonces que ver con las autoridades? Pues sujetarnos a ellas, ya que Dios las ordenó; cuando imponen sus tributos, satisfacerlos, y hacer rogativas por los reyes y por todos los que están en eminencia (1 Ti 2:1). Resulta, pues, que lo único que un cristiano puede realizar en política, es someterse a las potestades superiores, «no solamente por razón del castigo, sino también por causa de la conciencia» (Ro 13:5). Sin duda alguna, en Cristo, él (el cristiano) es heredero de todo, incluso de la tierra en la cual el sistema mundano opera hoy en día; pero lo mismo que Abraham en el país de Canaán, Dios no le da siquiera donde poner el pie. Como herencia actual suya: «El justo por su fe vivirá» (Hab 2:4).

Si pues el verdadero hijo de Dios deja de tomar posición definida en cosas de política, no es tanto que crea malo el adherirse a una opinión, sino que ha dado su voto y su adhesión a Aquel que está en los cielos, y que Dios ha ensalzado como Rey de los reyes y Señor de los señores. Además, las cosas terrenales perdieron todo interés para él, porque ha hallado cosas de mucho mayor valor y atractivo. También ve que el mundo es impío en su espíritu y en su esencia, y que sus reformas y progresos más preciados van apartando progresivamente de Dios el corazón del hombre. Desea dar testimonio de Dios y de su verdad, anunciando el juicio venidero en el día de la aparición de Cristo, cuando los hombres se congratularán creyendo estar en paz y seguridad; y espera que, por él, algunos aprenderán a librarse de los lazos en los cuales Satanás quiere aprisionar la humanidad entera.

viernes, 13 de abril de 2018

SATANÁS ES EL DIOS DE ESTE MUNDO


SATANÁS ES EL DIOS DE ESTE MUNDO. 1 Juan 5. 19. Sabemos que somos de Dios, y el mundo entero está bajo el maligno.
20. Pero sabemos que el Hijo de Dios ha venido, y nos ha dado entendimiento para conocer al que es verdadero; y estamos en el verdadero, en su Hijo Jesucristo. Este es el verdadero Dios, y la vida eterna.
A los que pregunten los motivos por los cuales tal actitud debe caracterizarnos, contestamos: ¿No sabéis que Satanás es «el dios de este mundo», «el príncipe de la potestad del aire», el director de aquel monstruoso sistema? Es su energía, su genio inspirador, y su príncipe. Cuando Jesucristo estuvo en la tierra, el diablo fue a ofrecerle «todos los reinos de la tierra y su gloria», por cuanto decía «A mí me ha sido entregada, y a quien quiero la doy. Si tú postrado me adorares, todos serán tuyos» (Lc 4:6-7). Estos versículos descorren el velo, y aparece a plena luz el verdadero objeto de todo culto religioso del hombre. La Escritura habla de Satanás como de alguien que era «lleno de sabiduría, y acabado de hermosura» (Ez 28:12), y que se disfraza de «ángel de luz» (2 Co 11:14). ¿Cómo extrañarse, pues, de que los hombres, tanto los indiferentes como los más reflexivos, sean engañados y seducidos? ¡Cuán pocos son los que tienen los ojos abiertos para discernir, por la Palabra de Dios y la unción del Espíritu Santo, el verdadero carácter del mundo! Algunos hay que creen haber escapado al lazo de la mundanalidad porque abandonaron lo que llamamos los placeres mundanos y se hicieron miembros de determinadas iglesias, o de asociaciones religiosas; pero se dan cuenta de que siguen permaneciendo en el sistema del mundo de igual modo que antes. Sólo que Satanás, príncipe de este mundo, les haga pasar de un departamento a otro, a fin de adormecer sus conciencias inquietas, haciéndoles sentir más satisfechos de sí mismos.

¿CUÁL ES EL REMEDIO?
Siendo pues las cosas así, se nos presenta esta cuestión: ¿Cuál es el remedio? ¿Qué harán los que andan por el camino ancho y que hasta hoy vivieron de conformidad al sistema del mundo, para librarse de su influencia? ¿Cómo podrán discernir lo que es del mundo y lo que es de Dios? Dice el apóstol: «todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios» (Ro 8:14). Normalmente, la vida cristiana ha de ser gobernada por Cristo, tal como el cuerpo de un hombre se halla dirigido por su cabeza; cuando se está sano, no se mueven la mano ni el pie, a no ser que lo mande la cabeza. Es precisamente en el mismo sentido que Cristo es la cabeza del cristiano (1 Co 11:3), el cual se halla entonces sometido a Él en todas las cosas, sean de poca o de mucha importancia. Así es como el cristiano hiere la mundanalidad en su propia raíz: la voluntad propia del hombre es el principio fundamental sobre el cual se halla edificado todo el sistema del mundo, mientras que la base de la vida cristiana no puede ser otra que la dependencia de Dios y la obediencia a Su voluntad.

jueves, 12 de abril de 2018

Superación de las leyes naturales


Superación de las leyes naturales
La oración puede pasar por encima de las "leyes de la naturaleza", y producir respuestas milagrosas de Dios a las necesidades desesperadas de los hombres. Si esto no fuera así, de nada valdría que orásemos por muchas situaciones problemáticas. La intercesión se reduce a un mero jugar con Dios, a tratar con ligereza la necesidad humana y a engañarnos a nosotros mismos a menos que no existan límites para lo que el Señor puede realizar. ¡No! ¡Eso jamás! La oración es tan real como Dios mismo; no hay absolutamente nada que el Señor no pueda hacer si sirve para avanzar su reino y está de acuerdo con su voluntad. La oración libera el poder de Dios. Cristo es el Creador y Preservador del universo (Juan 1:3; Colosenses 1:16, 17), y un Dios de planes, regularidad y poder. A sus formas normales de actuar las llamarnos "leyes, de la naturaleza". Él ha planeado y creado el universo de tal manera que las leyes menores pueden ser sobrepasadas por las mayores. La ley de la gravedad, por ejemplo, es susceptible de ser anulada temporalmente por la de la fuerza: cuando lanzamos una pelota, la ley de la fuerza prescribe que dicha pelota vuele suspendida en el aire hasta que la fuerza aplicada se termine, momento en el cual la ley de la gravedad vuelve a tomar el control y la pelota cae al suelo. Normalmente las leyes menores sirven a los propósitos de  las mayores, armonizan con éstas y pueden ser superadas por ellas. Aquellas leyes, por ejemplo, que controlan la materia son susceptibles de verse sobrepasadas por esas otras de la biología y de la vida, las cuales, a su vez, quizá sirvan a las de la psicología. Las leyes morales superan a las físicas, y las espirituales a todas las demás. Dios es Espíritu y está por encima de toda creación: tiene absoluta libertad, ya que es el Creador, el Sustentador y el Gobernador de todo. El Señor es libre de pasar por alto cualquiera de sus leyes, puesto que éstas no son sino una expresión de su mente creadora, la forma en que El escoge operar normalmente en el mundo que El mismo ha hecho. El "pasar por alto" una ley no "viola, o destruye" dicha ley, sino que sólo la suspende temporalmente con vistas a cumplir un objetivo mayor. Cuando Dios pasa por alto su manera habitual de obrar (la "ley natural") mediante alguna expresión especial de su voluntad, lo denominamos "milagro". Para el Señor, sin embargo, no se trata sino de otra de sus obras; por eso Jesús hizo referencia a los milagros como a "obras" (en griego erga; véase Juan 9:4; 10:25, 32, 38). La oración resulta posible porque Dios es omnipotente, el Soberano de todas sus obras, y tiene propósitos y planes eternos. El siempre pasará por encima de cualquiera de sus formas normales de actuar a fin de cumplir sus propósitos morales y espirituales y sus planes eternos. Así que la oración tiene en todo momento la posibilidad de cooperar con el propósito eterno de Dios y de asegurar su milagroso poder. El Señor no nos garantiza un milagro, pero siempre está abierto a nuestra oración para que su voluntad prevalezca y Él sea glorificado. La oración es la forma ordenada por Dios para que su poder milagroso actúe en la necesidad humana.

miércoles, 11 de abril de 2018

Resistencia y derrota de Satanás


Resistencia y derrota de Satanás
Satanás es el archienemigo de Dios y del hombre: "... vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar; al cual resistid firmes en la fe... (1 Pedro 5:8, 9). Él es el maestro estratega que mueve todo el mal que hay en el mundo. Su reino consta de ángeles caídos, de demonios y de pecadores. El diablo está constantemente tratando de desalentar, retrasar y derrotar a los obreros y la obra de Cristo; se ha propuesto oponerse a ellos por todos los medios a su alcance. Uno de sus nombres es "Destructor" (Apocalipsis 9:11). Satanás intenta destruir a personas, hogares, naciones... y el plan y la obra de Dios. El mismo coordina un ejército de espíritus inmundos llamados demonios, los cuales pueden afligir a aquellos individuos en los cuales moran. A veces, Satanás manifiesta un aparente control de las fuerzas de la naturaleza y es capaz de falsificar la obra de Dios por medio de "milagros" demoníacos (2 Tesalonicenses 2:9, 10). Tiene poder y autoridad perversa tan grandes que aun el arcángel Miguel apeló al Señor para que lo reprendiese (Judas 9). ¿Cómo podríamos usted y yo resistir o vencer al diablo? Ciertamente sólo Dios es capaz de refrenar, someter y derrotar a tan poderoso enemigo. Sin embargo, la Biblia otorga con toda claridad ese poder a los cristianos como usted y como yo. No debemos ceder a la tentación. Jesús nos dio ejemplo de cómo hacerlo utilizando la Palabra de Dios (Mateo 4:1-11), e instó a Pedro a lograr la victoria velando y orando (Mateo 26:41). Tenemos que permanecer firmes en la fe. La Escritura nos promete: "Resistid al diablo, y huirá de vosotros" (Santiago 4:7). La palabra griega que se traduce por resistid significa "estar firmes contra". Cuando Cristo está con nosotros podemos resistir a Satanás. Debemos orar. Esta es nuestra arma más poderosa; la oración
USTED hace que se manifieste la presencia de Cristo y Satanás y sus demonios tienen que caer a tierra como el populacho que fue a prender a Jesús (Juan 18:6). La oración echa mano de las promesas de Dios y las erige en muro entre nosotros y los poderes de las tinieblas. La oración puede hacer que los ángeles de Dios acudan de inmediato en nuestro auxilio (2 Reyes 6:1517; Daniel 10:13; Hebreos 1:14), trastornar los planes de Satanás y combatir cualquier disposición posible de las fuerzas demoníacas. En Efesios 6, describiendo nuestra guerra espiritual, Pablo dice: "Porque no tenemos lucha contra carne y sangre, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes" (v, 12). En el versículo anterior, el apóstol había hablado de nuestra necesidad de estar firmes. Contra las asechanzas del diablo, y ahora enumera las distintas partes de la armadura espiritual que debemos llevar en la guerra contra Satanás. Pero ¿cómo hemos de luchar una vez que estemos completamente armados? Pablo nos sugiere dos formas de hacerlo: con la espada del Espíritu, que es la Palabra de Dios, y por medio de la oración. La oración es la estrategia principal que Dios nos da para derrotar y poner en fuga a Satanás: "Orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu" (Efesios 6:18). Cuando oramos, el Espíritu Santo puede investirnos de tal poder que el dominio del diablo sobre las vidas es quebrantado, los obstáculos que él pone entre nosotros y el reino quitados, y su obra destruida. Cristo vino para deshacer las obras de Satanás (1 Juan 3:8); lo cual llevó a cabo potencialmente en el Calvario. Ahora, el Señor impone su victoria -realizada en la cruz-por medio de las oraciones de su Novia: la Iglesia. Esta es la razón por la cual el pueblo de Dios es, al mismo tiempo, su ejército. Si la iglesia aceptara su papel sagrado de milicia divina; si los creyentes se estimularan unos a otros a la prioridad, establecida por Dios, de la oración; si se unieran entre sí en una intercesión militante guiada y ungida por el Espíritu, veríamos a Satanás derrotado, seríamos visitados por el Señor desde el cielo con avivamiento, y realizaríamos la mayor siega de almas que jamás hubiéramos conocido. Somos llamados a frenar a Satanás, a hacerlo retroceder y a derrotarlo por medio de la oración y del ayuno; pero tenemos demasiado poco espíritu de oración, somos excesivamente pasivos, nos sentimos demasiado contentos con la mediocridad espiritual y la relativa esterilidad en la obra de Dios. Parecemos satisfechos permitiendo que el diablo obtenga la victoria. [Señor, despiértanos! ¡Enséñanos a orar! ¡Guíanos a una guerra tal de oración que reclamemos a individuos claves, a familias enteras, e incluso a continentes para Cristo! [Póngase de rodillas y la evangelización mundial se verá revolucionada!  [Póstrese, y se manifestarán los triunfos de Cristo!

martes, 10 de abril de 2018

Cooperación con Dios


Cooperación con Dios
Dios ha escogido llevar a cabo muchos de sus propósitos soberanos con nuestra ayuda, y Pablo nos recuerda repetidas veces que hemos sido señalados por El para un colaboración sagrada la cual tiene por objeto hacer avanzar el evangelio. El apóstol subraya la santa responsabilidad que tenemos de cooperar con Dios. Toda forma de obediencia al Señor es urgente, pero hay muchas situaciones en las cuales estamos limitados: por ejemplo, por no encontrarnos en el lugar preciso, o por faltarnos alguna habilidad o preparación especial. Pero siempre tenemos la posibilidad de cooperar con Dios mediante la oración. Por medio de la oración podemos colaborar con el Señor donde estemos, en cualquier momento, y a fin de suplir la necesidad que sea. Hemos sido creados para orar; y fuimos salvos por la gracia de Dios con el propósito de que realizásemos un ministerio de intercesión. Tenemos la libertad, el derecho y la posición de hijos oficiales del Señor, llamados a trabajar con El y escogidos para su propósito especial. Además, Dios dijo en Exodo 19:6: "Y vosotros me seréis un reino de sacerdotes." Isaías profetizó: "Y vosotros seréis llamados sacerdotes de Jehová" (Isaías 61:6). ¿Por qué nos hizo Jesús "sacerdotes, para servir a Dios? (Apocalipsis 1:6). ¿Cuál es la razón por la que a los cristianos se nos llame "sacerdocio santo," (1 Pedro 2:5) o "real sacerdocio" (v, 9)? Obviamente, parte del propósito de Dios al nombrarnos sacerdotes es que 10 adoremos y alabemos; pero el sacerdocio implica mucho más que eso. Hemos de ser un "real sacerdocio". Cristo gobierna el mundo hoy por medio de la oración, y nosotros tenemos que compartir su dominio intercediendo por otros del mismo modo que El mismo lo hace constantemente (Hebreos 7:25). Se nos ha dado acceso oficial al salón del trono celestial para que podamos unir nuestra propia intercesión a la de Cristo. Si Jesús intercede, ¿por qué es tan necesario que lo hagamos nosotros? ¿Qué pueden añadir nuestras débiles oraciones a su poderosa intercesión? A Dios le ha plácido incorporar a su plan eterno el que nosotros, sus hijos, participemos en el ministerio intercesor de Cristo y en el gobierno que El ejerce hoy día. Si no utilizamos nuestros minutos libres para la intercesión por otros y por la obra de Dios, le estaremos fallando al Señor en el llamamiento especial que Él nos ha dado. Si queremos, podemos convertir cualquier noticiero radiofónico o televisivo, o cualquier artículo de periódico, en una llamada a la oración.

lunes, 9 de abril de 2018

Contacto con el salón del trono


Contacto con el salón del trono
Como hijo de Dios usted tiene plena autoridad para ponerse en contacto con El -el Soberano del universo- siempre que lo desee. Dios está en todo momento en su trono celestial, sin embargo, por medio de la oración, usted cuenta con el mismo acceso a su presencia que pueda tener cualquier ángel o arcángel; no necesita esperar a que se le invite, ya está invitado. Tampoco tiene que fijar una cita con anterioridad; se le ha autorizado acercarse a Dios al instante. El jamás está demasiado ocupado para escucharle, ni demasiado absorto para contestarle. Cuando uno se dirige al Señor del universo esto cambia por completo. Jesús expresó: "Cuando oréis, decid: Padre nuestro..." (Lucas 11:2). En este caso no hay títulos que uno no se atreva a omitir por miedo a deshonrar a Dios; ni frases recomendadas que hagan más sagrada o segura de respuesta su oración; cormo tampoco palabras oficiales que se tenga la obligación de utilizar. Cuando la reina Isabel visitó la India, seleccionaron a una niñita para que le diese un ramo de flores. Durante semanas enteras la pequeña estuvo practicando exactamente cómo debía hacer la reverencia y cómo retirarse de su majestad para no darle la espalda (y sin  caerse); pero usted puede tener la certeza de que a los hijos de la soberana no se les imponían tales restricciones. Cuando usted ora, se acerca a Dios como hijo suyo. No necesita esperar a que un ángel le introduzca, ni tratar de hacerse más aceptable. Tampoco tiene que preparar cuidadosamente lo que quiere decir. Simplemente, viene a El tal y como es, le habla con sinceridad y le dice cómo se siente y lo que desea. No hay postura para orar más sagrada que otra. Usted es hijo de Dios y Él está ansioso y dispuesto para oírte la necesidad que ay en tu corazón  

domingo, 8 de abril de 2018


Dios nos llama
Si ha habido algún momento en la historia en el que se dieran las condiciones para una siega mundial máxima, es este. Nunca el inminente regreso de Cristo ha creado tal sentimiento de urgencia por las misiones y la oración; ni ha existido época alguna en la cual los cristianos que no tenían la posibilidad de ir al campo misionero para prestar un servicio personal pudieran jugar un papel en todo el mundo mediante la intercesión. Si ha habido un tiempo en el cual los creyentes evangélicos que apoyan a las diferentes sociedades y emisoras de radio misioneras, o a los equipos evangelísticos, han podido bloquear el poder de Satanás y preparar el camino del Señor mediante la oración, es ahora. ¡Hagamos con mayor claridad como nunca antes el llamamiento a la intercesión! [Unamos nuestras plegarias a las oraciones de fe de aquellos que comparten con nosotros la entrega al Señor para una siega mundial y un avivamiento nacido del Espíritu en nuestro tiempo! ¡Este es el día que hizo el Señor, y que ha estado preparando para nosotros sus colaboradores! El mayor privilegio que Dios le concede a usted es el de poder dirigirse a Él en cualquier momento. Usted no sólo está autorizado para hablarle, sino que Ello invita a que lo haga. No se trata de algo que le sea meramente permitido, sino que se espera de usted. Dios anhela que se comunique con El; [usted tiene acceso directo e instantáneo al Señor! Dios ama tanto a la humanidad, y especialmente a sus hijos, que se ha hecho accesible para usted en cualquier momento. En esa asombrosa potestad que Él nos concede.

sábado, 7 de abril de 2018

Oración por Nuestro vacío y desilusionado mundo


Oración por  Nuestro vacío y desilusionado mundo
El Mundo Occidental está empezando a darse cuenta de que el ídolo del materialismo ha fracasado; y lo mismo sucede con los países del Extremo Oriente, como puede verse por el aumento de la tasa de suicidios en el Japón. También el Tercer Mundo, que busca desesperadamente en la riqueza material la solución a sus problemas, comprenderá en días venideros que "Cuando aumentan los bienes, también aumentan los que los consumen" (Eclesiastés 5:11). El súbito resurgir de un islamismo militante es un testimonio de la desilusión que ha producido el fracaso del materialismo. También el comunismo ha tenido mucha influencia en nuestro mundo. La seducción del mismo reside en el fracaso de los gobiernos y de la gente en satisfacer las esperanzas y las necesidades de las masas. Pero el comunismo es un dios falso, que mantiene su poder sólo mediante la fuerza, la falta de libertad y la dictadura, por lo que gran parte del mundo comunista está ya desilusionado y vacío y clama por un cambio, por una mayor libertad y por algo que les satisfaga. Hace años, cierto ex marxista escribió un libro titulado The God That Failed (El dios que fracasó): para muchos que se hallan bajo un régimen comunista, su dios les ha fallado. No hay duda de que esta es una de las razones de la tremenda cosecha espiritual que se ha dado en China durante la década pasada -tal vez la mayor siega de la historia mundial en un tiempo tan corto-; aunque, desde luego, la vida, el testimonio y el sufrimiento fiel de los creyentes, el gran volumen. De oración continua tanto dentro como fuera del país, y el ministerio de las emisoras de radio misioneras, han desempeñado un papel importante. Millones de personas más se han decepcionado de los ídolos de la educación y el materialismo, dando lugar a reacciones en forma de avivamientos importantes en algunas de las viejas religiones. Sí, la gente del mundo está posiblemente más vacía y desilusionada que nunca antes. Sus dioses les han fallado. Nosotros sabemos que la respuesta que buscan es Jesús. ¡Qué tiempo más idóneo para estar Orando por las Almas perdidas de las Naciones que no conocen A CRISTO JESUS
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viernes, 6 de abril de 2018

Nuestro joven mundo


LA COSECHA SE AVECINA. Nuestro joven mundo
Gracias a Dios por el interés comparativamente mayor que vemos entre la juventud. La inmensa mayoría de las personas ganadas para Cristo lo son durante sus años jóvenes. Los expertos en estadística nos dicen que vivimos en un tiempo en el cual la población del planeta es, por término medio, más joven que nunca antes. La mitad de los habitantes de América Latina y Asia tienen en este momento veinte años o menos, y un 40% de la humanidad se halla por debajo de los quince años de edad. La explosión demográfica está teniendo lugar a tal velocidad que en los veinticinco años siguientes nacerán más niños de los que han vivido desde tiempos de Adán hasta 1960. El 7% del total del género humano desde nuestros primeros padres hasta ahora está viva. Mientras la explosión demográfica en los países del Tercer Mundo hace de la población de éstos una sociedad joven, pasados veinte años se prevé que dichos países empiecen  también a envejecer como el Mundo Occidental. El momento oportuno para alcanzar a una juventud sensible es durante nuestra generación; por eso, el Espíritu Santo está llamando a la iglesia a orar con más fuerza y urgencia que lo haya hecho jamás.
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jueves, 5 de abril de 2018

LA COSECHA SE AVECINA


LA COSECHA SE AVECINA. Urbanización rápida
Dios está moviendo a la gente hacia las ciudades del mundo a fin de que podamos alcanzarla con mayor rapidez. Por todo el globo, los pueblos se estancan y mueren, ya que los primeros en padecer hambre son sus habitantes. Las perspectivas que ofrecen las grandes urbes de obtener suficiente comida, de recibir educación, de beneficiarse de los servicios sanitarios y de poder conseguir trabajo, atraen a los jóvenes y a los ambiciosos. El éxodo hacia las ciudades es un fenómeno que se ha acelerado en la década de los 80. La mayor migración urbana de la historia tendrá lugar durante este decenio y el siguiente. Se calcula que de esta fecha a 1990 mil millones de personas del Tercer Mundo emigraron a las ciudades. Piense en estos ejemplos: La ciudad de México está creciendo a un ritmo de 80.000 habitantes por mes -el 20% de la población del país reside en la metrópoli-; más del 34% de los argentinos viven en Buenos Aires; y por encima del 50% de los habitantes de Uruguay están residiendo en Montevideo. Además de eso, aproximadamente la mitad de los bebés del mundo nacen ahora en las grandes urbes. Las ciudades de un millón de habitantes y más se denominan actualmente de "clase mundial". En el momento de imprimirse este libro existen alrededor de 273 ciudades de esas. La urbe de "clase mundial", promedio duplica su población cada catorce años, y algunas lo hacen cada diez. Debido a la gran concentración de gente en grupos más pequeños, podemos alcanzar a muchas más personas en una ciudad que en un pueblo, y en un tiempo menor. Pablo centró sus esfuerzos de evangelizar en las grandes urbes, y luego las iglesias de esas ciudades se encargaron de alcanzar los pueblos. ¿No debiéramos también  nosotros adoptar esta técnica probada en nuestra propia tarea de evangelización? Las ciudades están listas para una siega espiritual, pero el mejor momento de realizar dicha siega es ahora. ¿Por qué? Porque es durante los primeros diez años después de llegar a una ciudad nueva cuando la gente está más abierta que en ningún otro momento. Mientras se encuentran en el pueblo, bajo la mirada escrutadora de la familia, de los miembros de la casta, de los amigos y de los líderes religiosos del lugar, resulta difícil para aquellos que escuchan el evangelio dar el paso solo. Al llegar a la ciudad, en cambio, tienen comparativamente pocas raíces, y a menudo se sienten inquietos y desilusionados al no encontrar el nuevo hogar típico que anhelaban. Entonces, liberados de la vigilancia de los parientes y de los jefes religiosos, esos individuos son sensibles al mensaje del evangelio y están maduros para aceptarlo. Es, pues, de vital importancia que los alcancemos ahora. Dentro de quince o veinte años la principal ola de migración urbana habrá concluído, y la gente tendrá raíces otra vez. Ahora es el momento de trabajar y de orar mucho más que en épocas anteriores de la historia. La única manera adecuada de multiplicar nuestros esfuerzos con la rapidez suficiente para realizar la siega que Dios desea es orando.
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miércoles, 4 de abril de 2018

LA COSECHA SE AVECINA


LA COSECHA SE AVECINA
Su oración por una cosecha mundial puede ser más efectiva ahora porque Dios, en su soberanía, está coordinando los acontecimientos para que pongan al alcance de sus hijos una rápida capacidad de llevar fruto. Si damos prioridad a la oración y la obediencia, este puede ser el mejor tiempo de cosecha que haya habido en la tierra. No todos los cristianos son llamados a ir, ni tienen la posibilidad de hacer una contribución económica substancial a la obra del reino de Cristo, ¡pero no existe límite a lo que cualquier creyente puede realizar mediante la oración!
La explosión demográfica mundial
Los expertos en estadística nos dicen que la población de la tierra en tiempos de Cristo era de aproximadamente 250 millones de personas. Se necesitaron más de mil ochocientos años -o sea poco más o menos hasta el 1850- para que dicha población alcanzara los 1.000 millones. Ochenta años después hacia 1930-, el número de los habitantes del planeta se elevaba a 2.000 millones; y para 1960 -sólo treinta años más tarde-, había ascendido a unos 3.000 millones. En 1975 ese número era ya de 4.000 millones de personas. A finales de 1986 la población mundial superaba los 5.000 millones, y en el 2018 ya estaremos por los seis millones trecientas mil en este planeta tierra  
Puede que hayamos añadido más de un millar de millones más. La explosión demográfica ha sido tal que la cantidad de gente que tenemos que alcanzar para Cristo hoy día casi nos abruma. ¿Cómo lograr actualizarnos en nuestra tarea? Sólo multiplicando la siega por medio de la oración.
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