domingo, 31 de marzo de 2024

Nosotros como templo

 Nosotros como templo

“Estaba cerca la pascua de los judíos; y subió Jesús a Jerusalén, y halló en el templo a los que vendían bueyes, ovejas y palomas, y a los cambistas allí sentados. Y haciendo un azote de cuerdas, echó fuera del templo a todos, y las ovejas y los bueyes; y esparció las monedas de los cambistas, y volcó las mesas; y dijo a los que vendían palomas: Quitad de aquí esto, y no hagáis de la casa de mi Padre casa de mercado. Entonces se acordaron sus discípulos que está escrito: El celo de tu casa me consume.” Juan 2:13-17
De acuerdo con la Palabra de Dios, en cada persona que cree en Jesucristo y lo recibe en su vida como Señor y Salvador, habita el Espíritu Santo, su cuerpo ahora es el templo del Espíritu de Dios (1 Corintios 6:19). Y esta es una afirmación muy valiosa que debe llevarnos a considerar sus implicaciones, puesto que no podemos al igual que en el tiempo de Jesús, disponer de este templo a cosas para las cuales no ha sido dispuesto, porque como dice Santiago 4:5, el Espíritu que Él ha hecho morar en nosotros nos anhela celosamente.
Pues bien, básicamente el llamado de Dios para nosotros es que, siendo nuestro cuerpo su templo, no prestemos nuestros miembros para servir al pecado, porque como dice su Palabra en 1 Corintios 6:9-11 si antes practicábamos pecados como el adulterio, la idolatría, la fornicación, las borracheras, el robo, las maledicencias, avaricias, estafas, entre otros, ya ciertamente hemos sido lavados, santificados y justificados en el nombre del Señor Jesús y por su Espíritu que en nosotros habita.
Y entonces, la exhortación es para que nos mantengamos en esta identidad y posición que Dios por su gracia y la fe nos ha dado, siendo edificados juntamente con nuestros hermanos como casa espiritual y sacerdocio santo, para que como dice 1 Pedro 2:5 ofrezcamos sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo. Hermanos nuestro cuerpo es el templo del Espíritu Santo, y ha sido santificado para que en la llenura y el poder del Espíritu vivamos en esa santidad donde cada uno de nuestros miembros sea presentado como instrumento para servir y glorificar al Padre. Oración.
«Bendito Dios, gracias por escoger mi cuerpo como tu morada, realmente no lo merezco, pero ha sido por tu gracia. Hoy mi deseo es adorarte y servirte con cada uno de mis miembros, pues sé que Tú todo me has limpiado y que por tu Espíritu ya no serviré más al pecado, por Jesucristo mi Señor, amén.

sábado, 30 de marzo de 2024

La invitación

 La invitación


“Entonces Jesús le dijo: Un hombre hizo una gran cena, y convidó a muchos. Y a la hora de la cena envió a su siervo a decir a los convidados: Venid, que ya todo está preparado. Y todos a una comenzaron a excusarse. El primero dijo: He comprado una hacienda, y necesito ir a verla; te ruego que me excuses. Otro dijo: He comprado cinco yuntas de bueyes, y voy a probarlos; te ruego que me excuses. Y otro dijo: Acabo de casarme, y por tanto no puedo ir. Vuelto el siervo, hizo saber estas cosas a su señor. Entonces enojado el padre de familia, dijo a su siervo: Ve pronto por las plazas y las calles de la ciudad, y trae acá a los pobres, los mancos, los cojos y los ciegos. Y dijo el siervo: Señor, se ha hecho como mandaste, y aún hay lugar. Dijo el señor al siervo: Ve por los caminos y por los vallados, y fuérzalos a entrar, para que se llene mi casa. Porque os digo que ninguno de aquellos hombres que fueron convidados, gustará mi cena.” Lucas 14:16-24
Jesús vino por Israel, pero este no reconoció las señales ni entendió los tiempos de su visitación (Lucas 19:44) y rechazaron al Mesías, al Cristo. Sin embargo, los que lo recibimos, los que creemos en su nombre somos nacidos de nuevo, hechos hijos de Dios y somos sellados por el Espíritu de Dios. (Juan 1:12-13, Efesios 1:13), pues los que eran invitados no quisieron venir a la cena de comunión con el Señor y Él entonces amplia y generosamente invitó a todos, para que se cumpliera lo dicho por el profeta: “Fui buscado por los que no preguntaban por mí; fui hallado por los que no me buscaban. Dije a gente que no invocaba mi nombre: Heme aquí, heme aquí.” (Isaías 65:1)
Los que no quisieron venir a la cena inicialmente se lamentarán y llorarán por aquel a quien traspasaron (Zacarías 12:10), Dios tratará nuevamente con ellos hasta que entren todos los invitados, luego cerrará la puerta (Romanos 11:25-26, Lucas 13:25), mientras tanto estamos llamados a invitar a otros a la cena de intimidad, adoración y amor más extraordinaria de todas, una cena que sacia el hambre y la sed del alma y del espíritu, y que llena de plenitud y sentido nuestra vida (Apocalipsis 3:20).
Qué triste sería ver que no invitamos a los que decimos son nuestros amigos, y que tal vez los hemos invitado a una cena en este mundo, pero no a la cena más trascendente e importante de todas, a la fiesta de las bodas del Cordero (Apocalipsis 19:7-10). Así que, como siervos del Señor coloquemos toda diligencia en hacer la invitación, pues en su casa aún hay lugar para que todo aquel que crea en Jesucristo, disfrute de la cena de salvación y comunión que Dios ha preparado. Oración.
«Bendito Dios, gracias por tan sobreabundante gracia y perfecto amor que hoy me ha hecho partícipe de tu cena de salvación y comunión. Te pido que obres en mí para ser ese siervo que a tiempo y destiempo invite a todo aquel que esté hambriento y sediento del pan de vida y del manantial de agua viva, por Jesucristo mi Señor, amén.

viernes, 29 de marzo de 2024

Cerca de ti

 


Cerca de ti

“Mas ¿qué dice? Cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón. Esta es la palabra de fe que predicamos: que, si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación.” Romanos 10:8-10

Muchas veces pasa que las personas por falta de conocimiento verdadero, creen que no son lo suficientemente dignas o buenas como para acercarse a Dios, y piensan que eso es solo para la gente que sirve en la iglesia, hasta llegar al punto de que teniendo alguna necesidad importante en sus vidas, acuden al servidor de la iglesia para que sea él quien interceda por ellos. Pero, la verdad es que nadie es perfecto ni suficientemente bueno en sí mismo como para ir y estar en la presencia de Dios, pues dice su Palabra en Efesios 2:1-3 que todos los seres humanos originalmente estamos en la misma condición, muertos en delitos y pecados, desobedientes e hijos de ira, pero que Dios siendo rico en misericordia, nos amó y por gracia nos dio vida, salvación, santidad, justificación y toda riqueza espiritual por medio de su Hijo Jesucristo (Efesios 2:4-5). Siendo entonces Jesucristo, el único que hace la diferencia entre aquella persona que confiadamente se acerca a Dios y la que no lo hace.

Pero, como dice la Palabra de Dios hoy, cerca de nosotros está Él, y lo único que debemos tener es fe, fe para confesar con nuestra boca que Jesús es el Señor y fe para creer en nuestro corazón que Dios le levantó de los muertos, pues dice, así seremos salvos. Y entonces, una vez que Cristo habita por fe en nuestros corazones, somos hechos hijos de Dios y miembros de su familia, teniendo todo el derecho de acceder confiada, libre e ilimitadamente a la presencia de nuestro Padre (Juan 1:12, Efesios 2:19, 3:12). “Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre,” 1 Timoteo 2:5. 

Oración.

«Padre Dios, gracias por el conocimiento que me das de tu verdad. Me has amado tanto que aun cuando estaba muerto en mis delitos y pecados, me diste vida por medio de Jesucristo, me salvaste y ahora me has adoptado como tu hijo. Gracias por ese favor inmerecido de poder acercarme a ti con la confianza de que alcanzaré misericordia y hallaré gracia para el oportuno socorro, amén.

jueves, 28 de marzo de 2024

Entrada triunfal

 


Entrada triunfal

“Y lo trajeron a Jesús; y habiendo echado sus mantos sobre el pollino, subieron a Jesús encima. Y a su paso tendían sus mantos por el camino. Cuando llegaban ya cerca de la bajada del monte de los Olivos, toda la multitud de los discípulos, gozándose, comenzó a alabar a Dios a grandes voces por todas las maravillas que habían visto, diciendo: ¡Bendito el rey que viene en el nombre del Señor; paz en el cielo, ¡y gloria en las alturas!” Lucas 19:35-38

Existe un momento en nuestra vida donde le abrimos la puerta de nuestro corazón a Jesús y como dice Apocalipsis 3:20, Él entra a tener comunión con nosotros. Sin embargo, puede pasar que para muchos sea como para aquellos en la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén, que mientras duró el momento y la emoción le adoraron y le exaltaron, pero horas, días o quizá meses después, con sus acciones lo están negando. Y definitivamente esta no es la voluntad del Señor, sino que Dios quiere reinar en nuestro corazón.

Pero para que esto sea posible y sea Jesús el Rey de nuestra vida, es necesario que primero sea destronado de nuestro corazón todo aquello que no va de acuerdo con la voluntad de Dios, tal como lo expresa Gálatas 2:20 cuando dice “Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.”. Sin embargo, esto es un hecho que solo puede suceder cuando le cedemos el control y la autoridad de nuestra alma al Espíritu de Dios, que vino a morar en nosotros desde que recibimos a Jesús como nuestro Señor y salvador (Efesios 1:13).

Ciertamente, el Señor Jesús quiere tener una entrada triunfal en nuestra vida, una entrada donde Él tome el trono de nuestro corazón y pasemos de ser egocéntricos a ser Cristocéntricos. Y definitivamente es un triunfo donde los más beneficiados somos aquellos que lo permitimos, pues dice su Palabra que habitando Cristo por la fe en nuestros corazones, conoceremos su amor que excede a todo conocimiento y seremos llenos de toda la plenitud de Dios (Efesios 3:17,19).  Oración.

«Bendito Jesús, gracias por amarme tanto y entregar tu vida por mí en esa cruz; mi mayor anhelo también es renunciar a mi propia vida para que seas tú quien vivas y reines en mí, pues dice tu palabra que aquel que pierda su vida por causa de ti la salvará. Gracias por perdonar mis pecados y darme la vida eterna, amén.

miércoles, 27 de marzo de 2024

Gozo

 


Gozo

“Y el Dios de esperanza os llene de todo gozo y paz en el creer, para que abundéis en esperanza por el poder del Espíritu Santo.” Romanos 15:13

“Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe,” Gálatas 5:22

El gozo más allá de ser una expresión exterior de risas, chistes o alboroto, es una satisfacción o felicidad permanente en nuestra alma, es decir, estar gozosos con lo que pensamos, sentimos y hacemos, por lo que, podemos decir, es una virtud integral y que va principalmente en nuestro interior, pues podemos tener gozo, pero ser calmados.

Ahora bien, es importante que conozcamos que el verdadero gozo no depende de las circunstancias, sino que viene como fruto de nuestra permanente comunión con Dios; la Palabra de Dios en Filipenses 4:4 nos exhorta a que siempre nos regocijemos en el Señor. Entonces, cuando nosotros permanecemos en intimidad con Dios, el resultado es que gracias a esos tiempos de alabanza, oración y meditación de su Palabra, nuestro corazón es lleno de todo gozo y paz por medio de la fe, pues creemos y confiamos que nuestra vida está en el total control soberano de Dios, y que por muy difícil o dolorosa que pueda estar nuestra situación, finalmente el Señor se glorificará y cumplirá su propósito en nuestra vida.

Conocemos por medio de Romanos 12:2 que la voluntad de Dios es buena, es AGRADABLE y es perfecta. Esto es una verdad absoluta, pero que la podemos vivir de esta forma cuando nos despojamos de nuestra propia sabiduría y confiamos en el obrar de nuestro Padre Celestial. Así que, la invitación es para que cada mañana en oración le entreguemos nuestra vida a Dios, y nos llenemos de su Espíritu Santo y así nuestra alma tenga paz y nuestro corazón rebose de todo gozo. Finalmente, recordemos 1 Tesalonicenses 5:16-18 que dice “Estad siempre gozosos. Orad sin cesar. Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús.   Oración.

«Bendito Dios, gracias por tu incondicional amor; me sigues transformando y perfeccionando hasta el día en que Cristo vuelva; gracias por llenarme de tu Espíritu y permitirme comprobar que todo lo que haces en mi vida es bueno, agradable y perfecto; y gracias porque cuanto más te conozco, más se llena mi vida del verdadero gozo, por Jesucristo, mi Señor, amén.

martes, 26 de marzo de 2024

El amor a los padres

El amor a los padres


“Hijos, obedeced en el Señor a vuestros padres, porque esto es justo. Honra a tu padre y a tu madre, que es el primer mandamiento con promesa; para que te vaya bien, y seas de larga vida sobre la tierra.” Efesios 6:1-3

“Oye a tu padre, a aquel que te engendró; Y cuando tu madre envejeciere, no la menosprecies.” Proverbios 23:22

La honra a nuestros padres es un mandamiento que no tiene condiciones ni motivos de exoneraciones. El Señor Jesús nos lo enseña adecuadamente cuando vemos en su vida que obedeció total e incondicionalmente a su Padre Celestial, y honró maravillosamente a su madre terrenal; sus palabras en Juan 6:38 fueron «Porque he descendido del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me envió.” Y en Juan 19:26-27 encontramos que “Cuando vio Jesús a su madre, y al discípulo a quien él amaba, que estaba presente, dijo a su madre: Mujer, he ahí tu hijo. Después dijo al discípulo: He ahí tu madre. Y desde aquella hora el discípulo la recibió en su casa.”

Una manera de llevar esto a la práctica en nuestra vida, es identificar el tipo de relación que hoy tenemos con nuestros padres, pues existen dos opciones, la primera es estar bajo su autoridad, que aplica para los menores de edad o que aún viven o dependen de sus padres, y la segunda, no estar bajo su autoridad, que cobija a aquellos que como dice la Escritura, ya dejaron a padre y madre y ahora están conformando un nuevo hogar. Sin embargo, independientemente de la posición en la que estemos, y como decíamos al inicio, el mandamiento es que siempre los honremos. Entonces, la principal honra de aquellos que aún están bajo autoridad, es la obediencia; y la honra de aquellos que hoy están en un nuevo hogar, es la manifestación de atención, cuidado, oración, provisión, gratitud, paciencia, aprecio, respeto y todo tipo de amor.

El amor no hace mal a nadie, entonces cuando nos decidimos a amar, nos estamos sometiendo primera y supremamente a la autoridad de nuestro Padre Celestial, que finalmente es la que nos llevará a tener una correcta y amorosa relación con los demás a nuestro alrededor, tal como lo evidencia el ejemplo de Jesucristo nuestro Señor.  Oración.

«Bendito Dios, gracias por mis papás terrenales, gracias por amarlos, cuidarlos y guardarlos; gracias por el entendimiento y la humildad que me das para poder honrarlos en todo tiempo. Te pido que me permitas continuar aprendiendo de tu maravilloso amor, para que al practicarlo impacte positiva y poderosamente la vida de cada persona que has puesto a mi alrededor, por Jesucristo, mi Señor, amén.


lunes, 25 de marzo de 2024

El amor a los hijos

 


El amor a los hijos

“He aquí, herencia de Jehová son los hijos; Cosa de estima el fruto del vientre.” Salmos 127:3

“Bienaventurado el hombre que teme a Jehová, Y en sus mandamientos se deleita en gran manera. Su descendencia será poderosa en la tierra; La generación de los rectos será bendita.” Salmos 112:1-2

Para aquellos que no solo creemos en Dios, sino que le creemos a Dios, es esencial que consideremos a nuestros hijos como esa herencia inmerecida que Dios en su infinito amor nos concede, pero así mismo es necesario que perseveremos en el propósito que Dios tiene con esta descendencia, pues su promesa es que será bendita y poderosa en la tierra. Por lo que, nuestra función como padres, es seguir fielmente cada instrucción que nos es enseñada a través de la Palabra de Dios acerca de la manera en que los debemos educar.

En primer lugar, encontramos el Proverbio que dice que aun desde pequeños debemos instruir a nuestros hijos en el camino del Señor (Proverbios 22:6), siendo aquí de suprema importancia el ejemplo que como padres les brindemos, pues estos pequeños quieren ser y hacer todo cuanto ven en sus progenitores. Es el aprendizaje basado en la imitación, y aun el Señor Jesús dijo que Él nada hacía o decía por su propia cuenta, sino todo lo que veía y escuchaba de su Padre (Juan 5:19, Juan 8:28).

En segunda instancia, la Palabra de Dios en Efesios 6:4 nos dice “Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor.” y la base para llevar a cabo correctamente esta instrucción es el amor, el amor de Dios que nos enseña a no ser injustos, pero también a ser bondadosos. Entonces, si nos encontramos con una escena de desobediencia o capricho, el llamado es para que, en amor, procedamos a actuar controlada y justamente ante dicha situación; realmente cuando el castigo o la disciplina es impartida con amor y en la sabiduría de Dios, no los provocará a ira o a guardar rencor en su corazón, sino que, aunque por un momento se disgusten, no tardarán en entender que todo hijo que es verdaderamente amado, es corregido (Proverbios 13:24).  Oración.

«Padre Celestial y Santo, muchas gracias por el trato y la enseñanza que me impartes al ser tu hijo, sé que me amas y que todo lo que en mí haces es para mí bendición. Oro pidiéndote que me guíes a criar a mis hijos con el mismo trato que de ti he recibido y aprendido, por Jesucristo mi Señor, amén.

domingo, 24 de marzo de 2024

Ofrenda y sacrificio a Dios

 


Ofrenda y sacrificio a Dios

“Sed, pues, imitadores de Dios como hijos amados. Y andad en amor, como también Cristo nos amó, y se entregó a sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios en olor fragante.” Efesios 5:1-2

Pasa por nuestra mente de manera constante la intención de agradar a Dios, y muchas veces en esta búsqueda intelectual de poder lograrlo, vienen a nuestra mente ideas como: presentar ofrendas fruto de nuestro esfuerzo, abstenernos de algunas cosas o alimentos o quizás dar un duro trato a nuestro cuerpo, pues creemos que, con estos sacrificios, Dios se agradará y nos aprobará. Sin embargo, como dice Colosenses 2:23 y hebreos 13:9, aunque esto puede parecer sabio y humilde, realmente en nada nos beneficia. No obstante, es necesario decir que el Señor sí pide ofrendas y sacrificios de nuestra parte, pero son totalmente contrarios a los que nosotros pensamos.

De un lado, nosotros nos concentramos en nuestros propios esfuerzos, en realizar de manera esforzada e independiente actos que pensamos pueden ser sabios y de agrado para Dios. Pero, por otro lado, tenemos el pensamiento de Dios, que nos dice que nos concentremos en Cristo, que nos arraiguemos en nuestra identidad de hijos de Dios y que así como hijos amados, obremos por amor. La verdad es que Dios nos ama y por medio del sacrificio de Jesucristo somos aceptados delante de Él, entonces lo que Dios ahora nos pide es que de la misma manera en que Cristo nos amó y se entregó él mismo por nosotros, nosotros también en amor nos entreguemos por completo a Él.

Básicamente esos sacrificios y ofrendas que Dios quiere que por medio de Jesucristo le presentemos, es nuestra propia vida en adoración a Él, unos labios que confiesan su nombre y en general un cuerpo que presente cada uno de sus miembros ya no para el pecado, sino ahora para servirlo y alabarlo (Romanos 12:1, hebreos 13:15, Romanos 6:13). Así que, queridos hermanos, esforcémonos, pero por permanecer en Cristo, para que arraigados y cimentados en amor, agrademos a Dios siguiendo su voluntad.  Oración.

«Padre, realmente no hay nada que yo pueda hacer para merecer tu amor, sino que, ha sido Cristo quien todo lo hizo, y hoy te alabo y te bendigo porque gracias a tu favor inmerecido a través de Él, puedo estar aquí delante de ti presentando mi vida en servicio y adoración como ofrenda y sacrificio a ti, mi Dios, amén.

sábado, 23 de marzo de 2024

Perdonar

 

Perdonar


“Entonces se le acercó Pedro y le dijo: Señor, ¿cuántas veces perdonaré a mi hermano que peque contra mí? ¿Hasta siete? Jesús le dijo: No te digo hasta siete, sino aun hasta setenta veces siete.” Mateo 18:21-22

“soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro. De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros.” Colosenses 3:13

Perdonar es el acto por medio del cual pasamos por alto el pecado o la ofensa que alguien hizo contra nosotros, es dejarla ir y no retenerla en nuestro corazón, nunca más volvernos a acordar de ella (hebreos 8:12). Perdonar, también es un acto de confianza en Dios, puesto que cuando lo hacemos, estamos manifestando que creemos lo que Él nos dice por medio de su Palabra. Y la Palabra de Dios nos enseña que siempre debemos perdonar, no importa qué tan grande sea la falta o qué cantidad de veces la hayamos recibido, porque el perdón se concede como un regalo, un favor inmerecido.

Ahora bien, perdonar como Dios enseña que perdonemos, es algo que solo lo podemos realizar cuando estamos impregnados del amor de Dios, cuando estamos en la llenura y comunión del Espíritu Santo, porque no siendo así, lo que resulta de nuestra naturaleza pecaminosa es solo rencor, amargura, odio, venganza y maldición. Pero justamente a lo que Dios nos llama es a que, como dice su Palabra en Colosenses 3:12, nos vistamos como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre y de paciencia.

Por último, es importante que consideremos que todos en el mundo estamos expuestos a cometer pecado, no somos perfectos, tenemos faltas y cometemos errores, por lo que continuamente estamos necesitados del perdón, primeramente de Dios, pero también de nuestro prójimo; la oración que conocemos como “Padre nuestro” contiene un texto que dice “Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores. ” Mateo 6:12. De modo que, de la misma manera en que recibimos continua e ilimitadamente el perdón de Dios, perdonemos también a nuestro ofensor, pues a esto nos ha llamado Dios.  Oración.

«Bendito Dios, gracias por tu perdón, ese favor continuo e inmerecido; gracias porque me has lavado con la preciosa sangre de tu Hijo Jesucristo, y ya no te acuerdas de mis pecados y transgresiones; ahora, anhelo hacer lo mismo con quien me ofende, así que, te pido me ayudes a estar en comunión con tu Espíritu y así llevar el fruto que quieres que lleve, por Jesucristo mi Señor, amén.

viernes, 22 de marzo de 2024

Renovación de nuestra mente

 


Renovación de nuestra mente

“Por tanto, así dijo Jehová: Si te convirtieres, yo te restauraré, y delante de mí estarás; y si entresacares lo precioso de lo vil, serás como mi boca. Conviértanse ellos a ti, y tú no te conviertas a ellos.” Jeremías 15:19

La renovación de nuestra mente ocurrió cuando recibimos a Jesús como nuestro Salvador, pues por la fe nuestro pensamiento fue impactado por una idea de vida que nos llevó a cambiar nuestra manera de pensar, entendiendo que nuestra vida no se sostiene por nosotros mismos, sino que depende completamente de Cristo. Ahora bien, esta transformación ocurrió primero en nuestro espíritu, que estaba muerto y fue vuelto a la vida por su Santo Espíritu (Efesios 2:1), y luego de dentro hacia afuera inició a cambiar todo, incluida nuestra mente. Sin embargo, es una realidad que muchos creyentes no experimentan, entonces ¿qué es lo que sucede?, ¿o cómo experimentamos este cambio de mente?

Para vivir esta experiencia de renovación de nuestra mente, debemos diariamente en toda situación cambiar los pensamientos malos por los pensamientos de Dios. Entresacar lo precioso de lo vil significa dejar de pensar como pensábamos antes, y por el poder de su Espíritu, alinear nuestros pensamientos a los pensamientos del Padre, como nos enseña Romanos 12:2 cuando dice: “no os conforméis a este siglo”, queriendo decir que no nos dejemos llevar o envolver por las ideas que tiene el mundo.

Por lo que, es clave que todo pensamiento que llegue a nuestra mente sea confrontado con la Palabra de Dios, tal como Jesús lo hizo en la tentación (Mateo 4:4-9) y ya que Cristo mora en nosotros, ¡tenemos su mente! Por lo tanto, podemos aplicar lo que dice 2 Corintios 10:5 “derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo,”

¿Hoy cuántos o cuáles de tus pensamientos has llevado en oración, cautivos al pleno control de Cristo?   Oración.

«Padre, gracias porque tú me has dado a Cristo para salvarme de manera integral, para tener pensamientos puros, ideas verdaderas y paz en mi mente. Te doy gracias por tu sanidad y mi renovación a través de Jesús, amén.

jueves, 21 de marzo de 2024

Orar por quienes nos persiguen

 

Orar por quienes nos persiguen


“Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen;” Mateo 5:44

El amor es la mayor de todas las virtudes, puesto que como dice 1 Corintios 13:1-3 podemos hacer muchas cosas grandes, buenas y justas, pero si las hacemos sin amor de nada nos sirve y nada somos. De modo que, cuando leemos en la Palabra de Dios que oremos por quienes nos ultrajan y nos persiguen, debe ser una oración de amor.

Verdaderamente, el hecho de ser perseguidos no es para nada agradable y a primera reacción tampoco lo son quienes nos ultrajan, pues realmente no estamos recibiendo un trato bueno, justo o digno. Sin embargo, debemos comprender que como hijos de Dios, estamos llamados a ser perfectos como lo es nuestro Padre que está en los cielos, quien como dice su Palabra en Mateo 5:45, hace salir el sol sobre buenos y malos, y hace llover sobre justos e injustos.

Un principio que debemos tener claro para salir victorioso en esta y todas las situaciones de la vida, es que nuestro enfoque no tiene que estar puesto en nosotros mismos, es decir, en nuestra propia satisfacción, agrado o pensamiento, sino que indiscutiblemente nuestra mirada debe estar puesta en Cristo, en su obra, su propósito y su voluntad. Ciertamente los planes y pensamientos de Dios son mucho más altos que los nuestros, y nuestra tarea es aprender a confiar en su deidad, sabiduría y autoridad.

Y si realmente somos entendidos, conocemos que quien nos ofende, desprecia o nos hace algún daño, es alguien que necesita mucho de Dios, pues sus acciones denotan un total desconocimiento de la verdad y un gran faltante de amor. Así que, viendo el ejemplo de nuestro Señor Jesús en la cruz, que nuestra reacción cuando seamos ultrajados o perseguidos, sea una sincera y amorosa oración que diga “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen.” (Lucas 23:34).   Oración.

«Bendito Dios, quiero ser como Tú; anhelo imitarte en todo, en tu manera de ver, pensar, sentir y actuar; gracias porque no solo me lo enseñas de manera teórica, sino que es un aprendizaje donde me permites experimentar en mi vida cada enseñanza que me das; gracias porque haces de tu verdad una realidad, por Jesucristo mi Señor, amén.

miércoles, 20 de marzo de 2024

Amar a nuestro enemigo

 


Amar a nuestro enemigo

“Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen;” Mateo 5:44

Un enemigo es la persona que directamente está en contra de lo que pensamos, creemos y practicamos, es alguien contrario a nosotros. Y lo podemos notar porque fácil y continuamente nos critica, ataca o rechaza. Ahora bien, como discípulos de Cristo, nuestros enemigos son aquellos que se oponen a su cruz, su verdad y su deidad. Sin embargo, a pesar de cualquier tipo de hostilidad que se nos manifieste, lo que nos dice nuestro Señor, es que amemos a nuestros enemigos.

Sin duda, es un hecho que a primera impresión nos puede parecer ilógico y hasta injusto, pero que ciertamente es un acto que manifiesta la gloria de Dios. Pues solo Dios, en su singularidad y santidad, puede dar gratuitamente a alguien, lo que este no se merece; entonces, a su ofensor le da amor; Y esta es su gloria. Gloria, que como dice la Escritura en 2 Corintios 3:18, al nosotros verla tan claramente en nuestra vida, vamos siendo transformados por el Espíritu Santo, en su misma imagen. La Escritura en Romanos 5:10 dice que cuando éramos enemigos de Dios, Él envió a su único Hijo a que fuera crucificado y así reconciliarnos con Él. Y ahora nosotros somos embajadores de esa reconciliación, donde en el nombre de Jesucristo podemos amar a nuestros enemigos y manifestarles así que Dios quiere que también ellos se reconcilien con Él (2 Corintios 5:20). De modo, hermanos, que no se trata de méritos ni lógicas, simplemente es dar en el poder del Espíritu Santo, gratuita e incondicionalmente lo que asimismo hemos recibido, el amor inagotable de Dios.   Oración.

«Padre Dios, gracias porque cuando menos lo merecía, por medio de tu Hijo me manifestaste tu amor; me abrazaste, me perdonaste y me cambiaste. Y ahora sé que de la misma manera en que lo recibí, quieres que lo dé. Así que, gracias por mis enemigos y por la oportunidad que me das de amarlos, así como Tú me has amado, por Jesucristo mi Señor, amén.

lunes, 18 de marzo de 2024

Amar a nuestro prójimo

 

Amar a nuestro prójimo


“Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros. En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros.” Juan 13:34-35

“Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe,” Gálatas 5:22

El amor, la primera virtud del fruto del Espíritu Santo, es sin duda una de las principales características del carácter de Cristo, y mayor aún, es uno de los más grandes atributos de Dios, pues dice la Palabra en 1 Juan 4:8 que Dios es amor. Pero lo sorprendente y que nos podría parecer algo increíble, es que dice la Palabra en Romanos 5:5b que el Señor ha derramado (significando esto que ha sido de manera generosa y abundante) su amor en nuestro corazón por medio del Espíritu Santo. Siendo esta una declaración contundente para llevarnos a entender que nos es posible amar a Dios y a nuestro prójimo como el Señor nos ha amado, pues finalmente en nuestro corazón tenemos la fuente de su amor.

Ahora bien, para amar como Dios a nosotros nos ha amado, es necesario que conozcamos y tengamos clara la esencia de este amor; y dice la Palabra en Efesios 5:2 “Y andad en amor, como también Cristo nos amó, y se entregó a sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios en olor fragante.” Y referente al amor de Dios Padre, en 1 Juan 4:9 dice “En esto se mostró el amor de Dios para con nosotros, en que Dios envió a su Hijo unigénito al mundo, para que vivamos por él.”

Sin duda, ha sido un amor sacrificial, incondicional, de hechos y en verdad; finalmente un amor que nos lo describe más detalladamente la Escritura en 1 Corintios 13:4-7 cuando dice “El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.” Y efectivamente, es este el amor que Dios quiere que por medio de su Espíritu manifestemos a nuestro prójimo.  Oración.

«Padre Celestial y Santo, muchas gracias te doy por el amor con que me has amado. Gracias primeramente por permitirme conocerlo y experimentarlo. Pero también en fe te doy gracias por permitirme ser ese reflejo o transmisor de tu inagotable amor para con mi prójimo, gracias porque eres Tú a través de mí por medio de tu Espíritu Santo, amén.

domingo, 17 de marzo de 2024

Extendiendo el reino de los cielos

 


Extendiendo el reino de los cielos

“El Espíritu del Señor está sobre mí, Por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; Me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; A pregonar libertad a los cautivos, Y vista a los ciegos; A poner en libertad a los oprimidos; A predicar el año agradable del Señor.” Lucas 4:18-19

“pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra.” Hechos 1:8

Reflexionamos en el devocional de ayer acerca del propósito final y verdadero que tenemos los redimidos en Cristo en cada lugar, medio o persona con que nos encontremos. Porque más allá de buscar lo temporal y físico, realmente nuestra misión es buscar primeramente el reino de Dios y su justicia, para que así, todo lo demás de lo cual tenemos necesidad, venga como añadidura.

Ahora bien, cuando nosotros hablamos de buscar con diligencia el reino de Dios y que este se extienda hacia la vida de personas que aún están bajo el dominio del maligno, por implicación estamos diciendo que todo lo que haya en sus vidas que las tenga atadas, arruinadas o esclavizadas, debe ser destruido y desatado; debe haber como dice el versículo de hoy, libertad para los oprimidos y cautivos, vista a los ciegos, restauración y sanidad para los quebrantados; y lo fundamental de todo, que las buenas noticias de Dios en Cristo Jesús sean anunciadas a todos por igual.

Ciertamente, estamos en la época de la gracia, en el año agradable del Señor, y se nos ha mandado a proclamar el evangelio de salvación hasta el último rincón de la tierra, sin hacer acepción de personas, pues realmente el Señor Jesús pagó por todo tipo de pecado. El único pecado que no tiene pago es justamente rechazar a Jesús como Señor y Salvador; la Escritura dice en Marcos 16:15-16 “Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. El que creyere y fuere bautizado, será salvo; más el que no creyere, será condenado.”

Como vemos, es una misión realmente trascendental primeramente para nosotros, pero también para los otros, pues es el reino de Dios sobreponiéndose al reino de las tinieblas. Por lo que, es también fundamental que recordemos que no es posible realizarla en nuestras fuerzas o capacidad, sino que debemos reconocer y depender totalmente del poder, sabiduría y dirección del Santo Espíritu de Dios, porque para esto nos fue enviado.  Oración.

«Bendito Dios, qué gran propósito y misión me has encomendado. Te alabo y te bendigo porque realmente es por tu favor inmerecido que me has amado tanto. Gracias por mi ayudador, pues reconozco que es solo en el poder y dirección de tu Espíritu Santo que me es posible ser tu testigo y servidor, por Jesucristo, mi Señor, amén.

sábado, 16 de marzo de 2024

El reino de los cielos

 


El reino de los cielos

“Y si la hierba del campo que hoy es, y mañana se echa en el horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más a vosotros, hombres de poca fe? No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos? Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas. Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas” Mateo 6:30-33.

El dinero y las posesiones materiales son permitidas y aprobadas por Dios, puesto que, al ser habitantes de la tierra, como dice la escritura, tenemos necesidad de todas estas cosas. Lo que definitivamente no es la voluntad de Dios, es que seamos esclavos de las riquezas poniendo nuestro corazón en ellas (Mateo 6:19-21, 24). Y la clave para que esto no suceda se encuentra en nuestra fe.

La fe, que viene como resultado de escuchar la Palabra de Dios (Romanos 10:17) nos mantendrá siempre en el equilibrio en que debemos estar. Porque cuando contrariamente a ser hombres de poca fe, perseveramos en el conocimiento de Dios por medio de su Palabra, entonces, entendemos y creemos que tenemos un Padre celestial, quien es Dios todopoderoso y bueno, capaz y además interesado en proveernos para cada necesidad. Pero, asimismo también seremos entendidos de que la voluntad de Dios para nosotros no es que nos enfoquemos en obtener lo que algún día se acabará, es decir, todo lo material que podamos conseguir o atesorar en la tierra, sino que realmente lo que Dios quiere, es que entendamos que hemos sido puestos en este mundo y en un cuerpo físico sólo de manera temporal y con un propósito específico.

Propósito que se enmarca en el único reino que es eterno, el reino de Dios o reino de los cielos; donde el Rey y Señor es nuestro Salvador Jesucristo, y lo que Él quiere y manda es que nosotros, los que ahora somos participantes de su reino habiendo sido liberados de la potestad de las tinieblas por la fe en Él, vayamos y prediquemos su evangelio de salvación en todo lugar y a toda persona. Por lo que, queridos hermanos, debemos comprender que más allá del objetivo material que tenemos en el rol, actividad o labor que desempeñemos, en el lugar que estemos o con las personas que nos relacionemos, nos debemos a un propósito espiritual y eterno, y es, extender el reino de los cielos.  Oración.

«Padre bueno, gracias por llevarme a un conocimiento más amplio y profundo de tu verdad y del propósito que tienes con mi vida. Gracias por hacerme partícipe de tu reino y porque me has dado el mandato y privilegio de extenderlo; gracias porque cuando lo hago, me permites ver y experimentar tu amor y tu gracia supliendo todas mis necesidades, por Jesucristo mi Señor, amén.

viernes, 15 de marzo de 2024

Nuestro gozo en las aflicciones

 Nuestro gozo en las aflicciones

“Y no solo esto, sino que también nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia; y la paciencia, prueba; y la prueba, esperanza; y la esperanza no avergüenza; porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado.” Romanos 5:3-5
Tiempos de aflicción, angustia o tribulación, ciertamente a todos los seres humanos nos toca vivir. Pero la diferencia entre el cristiano y el no creyente la podemos encontrar en la manera en que cada uno afronta la situación y principalmente en lo que ésta resulta.
La Escritura en Romanos 5:1-3 manifiesta que la persona que ha puesto su fe en Jesús y conoce que gracias a Cristo ha sido declarada justa, que asimismo tiene paz con Dios y que es participante de su gracia para siempre, debe ser una persona que se regocija en las tribulaciones. Además de esto, también es posible que nos regocijemos en medio de nuestras aflicciones, por el fruto o resultado que éstas producirán en nuestro ser, puesto que el versículo de hoy nos explica que la tribulación produce en nosotros paciencia, que es la capacidad de resistir y esperar en Dios, paciencia que además es manifestación del fruto del Espíritu Santo (Gálatas 5:22); ahora bien, esta paciencia en nosotros producida aprueba nuestro carácter, porque lo que realmente estamos reflejando es el mismo carácter de Cristo, por nuestra comunión con su Espíritu.
Y entonces, afirmados en el carácter de Cristo, con gozo y convicción nos mantendremos expectantes del propósito que el Señor tiene con aquella situación, pues entendemos que esta no es para nuestra vergüenza o deshonra; porque ciertamente conocemos la grandeza del amor de Dios hacia nosotros, que no solamente nos lo demostró al enviar a su Hijo a morir por nuestros pecados para darnos vida, sino que ahora lo ha derramado en nuestro corazón por el Espíritu Santo que nos ha dado.
Por lo que, amados hermanos, no perdamos nuestro tiempo ni nuestra calidad de vida pensando lo que no es, sino que, aferrémonos y regocijémonos en la verdad de Dios que nos dice que cada tiempo de dificultad resultará para nosotros en bendición, puesto que creceremos en la fe, en el conocimiento vivencial de su amor, en nuestra comunión con su Espíritu y en el carácter de Cristo. Y a Dios sea la gloria por siempre. Oración.
«Padre Dios, gracias porque has derramado tu amor en mi corazón por medio de tu Espíritu Santo, y es Él quien me permite comprenderlo y experimentarlo en cada situación difícil de mi vida, por Jesucristo, señor nuestro, amén.

jueves, 14 de marzo de 2024

Alcanza las bendiciones de Dios

 


Alcanza las bendiciones de Dios

“Acontecerá que, si oyeres atentamente la voz de Jehová tu Dios, para guardar y poner por obra todos sus mandamientos que yo te prescribo hoy, también Jehová tu Dios te exaltará sobre todas las naciones de la tierra. Y vendrán sobre ti todas estas bendiciones, y te alcanzarán, si oyeres la voz de Jehová tu Dios.” Deuteronomio 28:1-2

Observamos en la cita bíblica de hoy, un panorama atractivo, pero a la vez complejo para el ser humano, puesto que el Señor dice que, si oímos atentamente su voz para guardar y obedecer todos sus mandamientos, entonces vendrán sobre nosotros sus bendiciones, bendiciones que, a su vez, abarcan todas las áreas de nuestra vida (Deuteronomio 28:3-14). Sin embargo, al evaluar nuestro comportamiento u obediencia hacia la ley del Señor, nos damos cuenta de que en una u otra cosa continuamente fallamos, y siendo conscientes de lo que la Escritura expone en Santiago 2:10 al decir que cualquiera que guarde toda la ley, pero que falle en un punto, ya es culpable de todos, ciertamente quedamos sin la posibilidad de llegar a ser bendecidos por nuestras obras o nuestra obediencia.

Pero, ¡gracias a Dios por Jesucristo!, porque por su obediencia ha establecido como justo, santo o perfecto a cada pecador que en Él cree (Romanos 5:19, 5:1). Y más allá de esto, nos ha concedido el derecho de ser hechos hijos de Dios (Juan 1:12), y como dice la Escritura en Romanos 8: 17a, “Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo,” por lo que ahora nuestra esperanza de bendición, no está limitada a la excelencia de nuestra obediencia, sino mejor a la gracia y al amor de Dios para con nosotros en Cristo Jesús (Romanos 8:32).

Ahora bien, esto no quiere decir que no estemos llamados a obedecer a Dios, puesto que, si hemos sido rescatados o redimidos de la esclavitud del pecado a la libertad de Cristo, no es posible que volvamos a estar en esclavitud (Romanos 6:1-2). Por lo que, el mandato es para que ahora, por medio del Espíritu Santo que nos ha sido dado desde que creímos en Cristo como Señor y Salvador, seamos guiados y ayudados por Él para que permanezcamos en el amor de Dios, llevando fruto para su gloria (Juan 15:10, Romanos 6:22).  Oración.

«Bendito Rey de misericordia y Padre de gloria, te damos muchísimas gracias por el favor inmerecido que hemos recibido de la justificación, gracias porque nos has hecho justos, dignos y santos delante de ti por la fe en nuestro Señor y Salvador Jesucristo. Toda gloria y honra sean para ti hoy y siempre, amén.

miércoles, 13 de marzo de 2024

Orar unos por otros

 

Orar unos por otros


“orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos;” Efesios 6:18

Como soldados del ejército de Dios y militantes de la guerra espiritual, son muchas las maneras que el enemigo busca para atacarnos, por eso la Palabra en Efesios 6:11-17 habla de la armadura que nos ha provisto Dios, la cual cubre desde nuestra cabeza hasta nuestros pies; se nos habla de ponernos el casco de la salvación, la coraza de justicia, el cinturón de la verdad, tomar el escudo de la fe, calzar nuestros pies con el evangelio de la paz y tener la Espada del Espíritu que es la Palabra de Dios. Sin embargo, si continuamos leyendo el pasaje, nos encontramos con otro elemento altamente poderoso, que no es representado de manera física, pero que es tan determinante en nuestra vida como en nuestras batallas, y este es, la oración.

En Efesios 6:18, se nos dice que nos mantengamos en oración, y no solamente por nosotros mismos, sino que dice que velemos, que estemos atentos, perseverantes y diligentes en la oración y súplica por nuestros hermanos. Y esto tiene su fundamento en que la Palabra de Dios nos enseña que como creyentes hacemos parte del mismo cuerpo, el cuerpo de Cristo, donde cada uno es un miembro con una función diferente, pero totalmente dependiente y complementaria de la función o actividad del otro. (1 Corintios 12:12,27, Efesios 4:16). De aquí la importancia de que nos preocupemos, y mejor aún, que nos ocupemos del bienestar espiritual de nuestro hermano y hermana en la fe.

Además, debemos también tener presente que una guerra no se gana peleando de manera individual, sino que ciertamente nos mantenemos protegidos y en victoria cuando batallamos unidos en el Espíritu. Por lo que, como nos invita el versículo de hoy, seamos diligentes y perseverantes en mantener primeramente nuestra comunión con el Espíritu Santo para que, en su poder, dirección y ayuda oremos constantemente unos por otros.   Oración.

«Papá Dios, gracias te doy por mis hermanos en Cristo, mi familia espiritual; Gracias porque unánimes juntos nos edificas, nos permites crecer en Cristo y ser perfeccionados para tu obra. Que por tu Santo Espíritu nos mantengas firmes, unidos y constantes en el amor y en nuestra vocación, por Jesucristo, Señor nuestro, amén.

martes, 12 de marzo de 2024

Llevar fruto, parte 2

 


Llevar fruto, parte 2

“Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley.” Gálatas 5:22-23

“En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto, y seáis así mis discípulos. “Juan 15:8

Veíamos en el devocional de ayer, lo natural e importante que es en la vida del ser humano el llevar fruto, y nos cuestionábamos acerca del tipo de fruto que nosotros estamos produciendo, puesto que la Biblia habla de frutos buenos y malos, así mismo nos preguntábamos cuál fruto quiere el Señor Jesús que nosotros llevemos. Y también hablábamos acerca de cómo nos es posible llevar fruto.

Pues bien, de manera resumida, podemos decir que, el objetivo como tal de una persona no es simplemente que lleve fruto, sino que lleve un buen fruto, fruto que evidencie, como dice el versículo de hoy, que es discípulo de Cristo y a través del cual el Padre Celestial sea glorificado. Y éste es el fruto del Espíritu Santo, resumido en Gálatas 5:22-23 en características como el amor, el gozo, la paz, la paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre y dominio propio, pero no queriendo decir que sea exclusivamente esto lo que glorifique a Dios y manifieste que estamos permaneciendo en Cristo y Cristo en nosotros. Sino que la idea principal es que independientemente de la actividad que realicemos o el área en que nos desempeñemos, todo lo que hagamos esté completamente impregnado de esas virtudes.

Entonces, si nuestro fruto es el del vientre, es decir, los hijos, y queremos garantizar que estos sean para la gloria de Dios, como discípulos de Cristo debemos enseñarles cada principio y verdad de la Biblia, así como también criarlos con amor, gozo, paz, paciencia y demás. Finalmente, para que podamos cumplir esto a cabalidad, es fundamentalmente necesario, como nos enseña la Palabra en Juan 15:4-5 que permanezcamos en Cristo y permitamos que Él permanezca en nosotros, lo que en otras palabras sería, que nos mantengamos en comunión y comunicación constante con Él a tal punto que el obrar de nuestra vida sea un completo y transparente reflejo de Él. Oración.

«Bendito y amado Dios, en este día te doy gracias, gracias por el privilegio de conocerte y estar en ti como pámpano en la vid. Te pido que por tu Espíritu y tu Palabra me permitas permanecer en comunión constante contigo para llevar fruto bueno que te glorifique y que refleje que Cristo vive en mí, amén.

lunes, 11 de marzo de 2024

Llevar fruto, parte 1

 Llevar fruto, parte 1


“Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer.” Juan 15:4-5
El ser humano por naturaleza está diseñado para que lleve fruto en sus diferentes etapas de vida y a través de las distintas áreas de desempeño. La Escritura lo enseña desde el Génesis cuando el Señor le dice a Adán y Eva que fructifiquen (Génesis 1:28). Entendemos por “fruto” como lo que se obtiene luego de haber obrado o trabajado en algo. Por ejemplo, el fruto de la intimidad sexual de una pareja son los hijos, el fruto del trabajo diario es el dinero que se recibe, y el fruto de las labores en la tierra es el alimento, entre otros.
Y observamos en el pasaje bíblico de hoy algo muy importante con respecto a esto, pues lo que el Señor está diciendo es que la persona que permanece en Él y a su vez permite que Cristo habite en su vida, es aquella que puede llevar mucho fruto. Y hace una similitud con el árbol de la vid y sus ramas, diciendo que así como las ramas no pueden llevar fruto por sí solas si no están en la vid, así tampoco nosotros si no permanecemos en Él, quien es la vid verdadera. Sin embargo, pueden venir rápidamente a nuestra mente, situaciones propias o de otras personas donde evidentemente no se ha permanecido en Cristo y aun así se han obtenido frutos. Pero observemos lo que dice la Palabra en Mateo 7:17 “Así, todo buen árbol da buenos frutos, pero el árbol malo da frutos malos.” De manera que sí, es posible fructificar, pero ¿qué clase de fruto estamos llevando? Y ¿qué fruto quiere el Señor que nosotros llevemos?
En el devocional de mañana lo responderemos. Oración.
«Padre Celestial y Santo, gracias por Jesucristo, por tan grande gracia que permite que Él viva en mí por tu Espíritu. Gracias por amarme y enseñarme la verdad acerca del fruto que quieres que yo lleve en mi vida y de la forma en que lo debo hacer, amén.

domingo, 10 de marzo de 2024

Fe de nuestro futuro

 Fe de nuestro futuro

“Porque en esperanza fuimos salvos; pero la esperanza que se ve, no es esperanza; porque lo que alguno ve, ¿a qué esperarlo? Pero si esperamos lo que no vemos, con paciencia lo aguardamos.” Romanos 8:24-25
“Bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que según su grande misericordia nos hizo renacer para una esperanza viva, por la resurrección de Jesucristo de los muertos,” 1 Pedro 1:3
Hemos aprendido en los tres últimos devocionales que la voluntad de Dios es que aprendamos a ver nuestra vida con los ojos de la fe, o en otras palabras, que aprendamos a vivir por fe, fe de nuestro pasado, fe en nuestro presente y, por supuesto que el anhelo del Señor es que tengamos esperanza de nuestro futuro, puesto que en el evangelio la justicia de Dios se nos ha revelado por fe y para fe, porque el justo vivirá por fe (Romanos 1:17).
Pero pasa que hoy en día no es como las personas están viviendo, puesto que es muy común percibir y escuchar en la mayoría de la gente que siente ansiedad por su futuro, pues lo ven como algo totalmente incierto. Siendo esto así, porque su mirada y esperanza la tienen puesta, o en las circunstancias, o en sus capacidades, o quizás en sus posesiones y labores. Pero realmente lo que Dios nos quiere enseñar es que nuestra fe y esperanza en todo tiempo deben estar puestas en Él.
La Palabra en 1 Pedro 1:3 nos dice que el Señor por su misericordia nos ha hecho nuevas personas, nos ha hecho renacer por su Espíritu y su Palabra para que tengamos una esperanza viva, la cual es Jesucristo resucitado, y lo que esto implica es que debemos creer y esperar en su obra de salvación, puesto que al depositar nuestra fe en Él, se hacen vigentes para nosotros todas las promesas de Dios, como por ejemplo que, el Señor es nuestro Pastor y NADA nos faltará (Salmos 23:1), o que, a los que amamos a Dios, todas las cosas obran para nuestro bien (Romanos 8:28). Verdades y promesas que, al creerlas, nos darán la seguridad y confianza de nuestro futuro. Oración.
«Bendito Dios, en este día dándote gracias por mi vida y todo lo que has permitido en ella, lo cual me ha conducido hasta aquí. Quiero pedirte que me sigas perfeccionando, quita de mí todo aquello que me impide actuar con fe y, por tu Espíritu y tu Palabra auméntame la fe; anhelo estar convencido de que tienes un propósito con cada situación que a mi vida venga, por Jesucristo mi Señor, amén.

sábado, 9 de marzo de 2024

Vivir por fe nuestro presente

 


Vivir por fe nuestro presente

 “De modo que, si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.” 2 Corintios 5:17

“Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, más vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.” Gálatas 2:20

Vivir por fe nuestro presente, se trata de identificarnos con la obra de Cristo. Es cierto que todos tenemos un pasado, y también una familia en la cual crecimos y nos educaron según sus conocimientos y tradiciones, pero desafortunadamente en muchos casos pasa que todo aquello que aprendimos y practicamos durante nuestra niñez, juventud y hasta en la adultez, es totalmente contrario a los principios y la verdad de Dios.

Por lo cual, es fundamentalmente importante que una vez que conocemos a Dios por medio de su Palabra, desechemos todo aquello que no es conforme a su verdad y voluntad, en otras palabras, que desaprendamos lo viejo y aprendamos de nuevo, pues la Escritura en 2 Corintios 5:17 dice que, todo aquel que cree en Jesucristo es alguien nuevo, lo viejo ya es pasado y todo es hecho nuevo en su vida. Y aunque esto es una firme verdad, solo se hará notoria en la persona que la cree y se identifica con ella.

Entonces, si la Palabra dice que lo que yo era antes “mi viejo hombre” fue crucificado con Cristo y murió, y que ahora quien vive en mí es Jesucristo, pues es lo que debo creer y reflejar en mi presente, siendo necesario aprender de manera continua e intencional la vida misma de Jesucristo, puesto que no nos identificaremos ni reflejaremos lo que es Él si primero no lo conocemos por medio de la Escritura. De manera que como continúa diciendo la Palabra en Gálatas 2:20, que lo que ahora vivamos, lo hagamos teniendo nuestra mirada y nuestra fe puesta en aquel que amamos y nos amó y se entregó a sí mismo por nosotros para darnos salvación, vida eterna y vida nueva.  Oración.

«Bendito Dios de misericordia y Padre de gloria, cuantas gracias te doy por lo que has hecho de mí. Gracias porque sin ti estaba destinado al fracaso y la frustración, pero hoy gracias al amor con que me has amado por medio de Jesucristo, puedo estar seguro y confiado en que la obra que has iniciado en mí la perfeccionarás hasta el día en que Jesucristo regrese, amén.

viernes, 8 de marzo de 2024

Vivir por fe

 Vivir por fe

“P

orque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él. ” Colosenses 1:16

La frase “vivir por fe”, básicamente se trata de vivir creyendo lo que Dios dice y no lo que nuestros ojos ven, o también, vivir con nuestra esperanza puesta en Dios y no en las circunstancias. De modo que cuando la Escritura revela que todo lo que existe (incluido el ser humano) fue creado por medio de Jesucristo y para Jesucristo, nuestra reacción debe ser de fe, es decir, creer. Y entonces cuando creemos que esto es cierto, se deben derribar de nuestra mente ideas como “yo nací por un descuido de mis padres, por una aventura de mi madre, o porque a mi mamá la violaron”
Y contrario a esto, debe gobernar nuestro pensamiento y nuestra vida, la verdad de Dios, pues ciertamente su Palabra dice para todo aquel que cree, que ha sido Dios quien formó sus entrañas, fue Él quien lo hizo en el vientre de su madre, su embrión lo vio el Señor y en su libro estaba escrito todo aquello que formó en él, sin faltar absolutamente nada (Salmos 139:13-16).
Y esto es así gracias a la abundante misericordia de nuestro Padre y a la gran obra de nuestro Salvador Jesucristo, pues Dios en su bondad y desde el inicio (Génesis 3:15) nos proveyó un Salvador, su Hijo Jesucristo, que vino en carne al mundo a morir por nuestros pecados para que así todo aquel que en Él cree tenga el derecho de ser llamado hijo de Dios, sin importar quién sea, dónde haya nacido o quiénes sean sus padres, si realmente cree, es nacido de Dios (Juan 1:12-13) y, por tanto, tiene una valiosa identidad, un maravilloso propósito y una firme esperanza, que debe pedir al Espíritu de Dios (que habita en cada creyente), que se la revele y le ayude entonces a vivir por fe. Oración.
«Padre bueno, gracias por alumbrar mi entendimiento y quitar mi ceguera espiritual. Ahora conozco y creo que Tú eres mi creador y que mi vida está en tu mano; te clamo para que hagas de mí la persona que tú quieres que yo sea, y cumplas el propósito por el cual me has dado vida, en el nombre de Jesús, amén.

jueves, 7 de marzo de 2024

Nuestra justificación

 


Nuestra justificación

“Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe, como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá.” Romanos 1:17

“Y que por la ley ninguno se justifica para con Dios, es evidente, porque: El justo por la fe vivirá;” Gálatas 3:11

Tratamos frecuentemente de hacer obras que agraden a Dios y nos acerquen a Él, pero con la misma frecuencia, nos sentimos vacíos y fracasados, porque si bien hacemos algo que a Dios agrade, también obramos actos que le ofenden, y permanecemos, así como en un ciclo infinito en el cual no hallamos salida, plenitud o satisfacción, sino que, por el contrario, permanecen en nosotros la inseguridad, el temor y la culpa. Pero esto es con justa causa, pues la Escritura dice que “por la ley ninguno se justifica para con Dios”. En otras palabras, a través de nuestras propias buenas obras e intenciones, no es posible que seamos justos delante de Dios, sino que añade la Escritura “El justo por la fe vivirá;” queriendo decir con esto que, aquel que se acerca a Dios por medio de la fe y más exactamente por la fe en Jesucristo, será declarado justo delante de Dios, siendo esta la manera única y correcta de nosotros poder vivir y agradar a Dios.

Debe ser de nuestro entero conocimiento que gracias a la obra de nuestro Señor Jesucristo, ya Dios no nos ve como a pecadores, sino como a redimidos o liberados del pecado, la muerte y la condenación por la sangre de su Hijo Jesucristo (Romanos 3:23-26). Dice la Palabra en Gálatas 3:28-29 que cada persona que cree en Jesucristo está revestida de Cristo, significando esto que cuando Dios dirige su mirada hacia nosotros, ve a su Hijo en nosotros, lo que le permite tratarnos como a personas justas y dignas de estar en su presencia y de recibir toda su herencia “pues todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús;” Gálatas 3:26. De manera que, se nos ha dado a conocer la verdad acerca de nuestra justificación delante de Dios, para que, como dice la Escritura, creamos y nuestra vida esté fundamentada y sustentada por la fe (Romanos 1:17).  Oración.

«Papá Dios, la gloria, la honra y la alabanza son siempre y solo para ti, pues eres el justo y quien nos justifica por la fe en tu amado Hijo, nuestro Señor y Salvador, amén.

miércoles, 6 de marzo de 2024

Bendecido y prosperado

 

Bendecido y prosperado


“Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, Ni estuvo en camino de pecadores, Ni en silla de escarnecedores se ha sentado; Sino que en la ley de Jehová está su delicia, Y en su ley medita de día y de noche. Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas, Que da su fruto en su tiempo, Y su hoja no cae; Y todo lo que hace, prosperará.” Salmos 1:1-3

La Palabra de Dios (la Biblia) es el libro que Dios milagrosa y extraordinariamente ha escrito y preservado a lo largo de miles de años; y esto debe llamar nuestra atención, porque ¿qué habrá ahí tan importante para ser causa de semejante prodigio?

Pues bien, a grandes rasgos podemos decir que este libro es, el medio que Dios eligió para exponer su esencia y su voluntad, dando así a toda persona la oportunidad de tener el conocimiento necesario y suficiente para vivir una vida próspera y bendecida, puesto que dice: “Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien.” Josué 1:8.

Sin embargo, es necesario entender que, a partir del momento en que se empezó a escribir y hasta que se terminó, fue por inspiración del Espíritu Santo en cada persona que Dios usó (2 Timoteo 3:16), y desde luego para su comprensión, interpretación y aplicación es indispensable la revelación y obra del Espíritu de Dios (1 Corintios 2:14, Romanos 8:8-9). Hecho que solo es posible cuando creemos en Jesucristo como nuestro Señor y Salvador, y por medio de Él nos acercamos a Dios, pues es solo gracias a Jesús que dio su vida para nuestra salvación, que podemos ser hechos hijos de Dios y herederos de toda bendición (Juan 1:12, Romanos 8:17).

Y entonces, teniendo nuestra nueva identidad como hijos de Dios, es cuestión de que escuchemos la voz del Padre y seamos obedientes a su Palabra, pues su promesa es que todo aquel que se deleita y medita en su ley cada día, será bendecido, prosperado, sostenido y afirmado.   Oración.

«Bendito Dios, gracias por el amor que puedo conocer cuando te busco a través de tu Palabra, gracias por tu esencia ahí declarada y porque por tu Espíritu y gracia, me permites comprenderla y experimentarla en mi vida. Toda la gloria y honra para ti en Cristo Jesús, amén.

martes, 5 de marzo de 2024

¿Quién es sabio y entendido entre nosotros?

 ¿Quién es sabio y entendido entre nosotros?

“¿Quién es sabio y entendido entre vosotros? Muestre por la buena conducta sus obras en sabia mansedumbre.” Santiago 3:13
“Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros.” Santiago 4:7
La sabiduría del mundo y la sabiduría de Dios son dos conocimientos muy diferentes. De un lado, como lo explica la Escritura en Santiago 3:14-16, 4:1-4, en la sabiduría del mundo se considera inteligente acudir a iras, celos amargos, pleitos, guerras, homicidios y toda clase de obras perversas para obtener las cosas que se desean o los resultados que se esperan. Por otro lado, y contrario a esto, la sabiduría que viene de lo alto, la sabiduría de Dios, expone en todas sus obras virtudes tales como: pureza, paciencia, amabilidad, benignidad, misericordia, imparcialidad, sinceridad, mansedumbre, y humildad (Santiago 3:17-18).
De manera que, si alguna persona dice ser sabía y entendida en el conocimiento de Dios, independientemente de la situación o circunstancia que esté viviendo o presenciando, debe a través de su manera de actuar o reaccionar, manifestar que tal conocimiento no es meramente intelectual. Es cierto que todos pasamos por momentos incómodos, de desacuerdos, diferencias, entre otras circunstancias que no son fáciles de manejar con nuestro prójimo, pero es esa la oportunidad indicada para manifestar que el que está en nosotros (el Espíritu de Cristo) es mayor que el que está en el mundo.
Por tanto, como dice el texto bíblico de hoy, resistamos al enemigo y él huirá de nosotros, en otras palabras, no nos dejemos tentar por los deseos de nuestra carne o las conductas del mundo, sino que, seamos mansos y sabios al obedecer en el poder del Espíritu Santo lo que Dios por medio de su Palabra nos enseña; de este modo, daremos ejemplo y seremos testigos de que sólo mediante la sabiduría que viene de lo alto es posible hacer y hallar verdadera justicia y paz (Santiago 3:18). Oración.
«Padre Celestial y Santo, qué privilegio es conocer y practicar lo que por medio de tu Palabra me enseñas, pues me haces una persona sabia y sensata; sé que esto no será posible sin la dirección y fortaleza que da tu Espíritu, por lo cual te pido que cada mañana me lleves en intimidad contigo para avivar y fortalecer mi relación con Él, por Jesucristo mi Señor, amén.

lunes, 4 de marzo de 2024

Venid a las aguas

 Venid a las aguas

A todos los sedientos: Venid a las aguas; y los que no tienen dinero, venid, comprad y comed. Venid, comprad sin dinero y sin precio, vino y leche. ¿Por qué gastáis el dinero en lo que no es pan, y vuestro trabajo en lo que no sacia? Oídme atentamente, y comed del bien, y se deleitará vuestra alma con grosura.” Isaías 55:1-2
Pasamos horas y horas de nuestro tiempo, esforzándonos y trabajando en lo que sabemos y podemos hacer; todo ello con el principal propósito de tener lo necesario y suficiente para cubrir nuestras necesidades básicas. Sin embargo, siendo esto justo y conveniente, terminamos muchas veces, siendo esclavos de lo material, físico y perecedero, todo por caer en el gran error de enfocarnos o poner nuestra mirada solo en ello.
El Señor Jesús dijo en Mateo 4:4b: “No solo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.” Exponiendo así lo importante y necesario que es para el ser humano alimentar y saciar su área espiritual. Y en la porción bíblica de hoy, de nuevo, el Espíritu Santo llama la atención diciendo “¿Por qué gastáis el dinero en lo que no es pan, y vuestro trabajo en lo que no sacia?”, y continúa diciendo “Oídme atentamente, y comed del bien, y se deleitará vuestra alma con grosura.”
Por lo que, la invitación misericordiosa que nos hace nuestro Padre hoy es a que vayamos a Él todos los que estemos sedientos, cansados, frustrados, desesperanzados y vacíos, que Él en su inagotable gracia nos proveerá todo lo que nos falta, y no solo a nivel espiritual, pues nuestro Dios es poderoso para saciar nuestra área emocional y también física. Y como dice su Palabra “Si Jehová no edificare la casa, En vano trabajan los que la edifican; Si Jehová no guardare la ciudad, En vano vela la guardia. Por demás es que os levantéis de madrugada, y vayáis tarde a reposar, Y que comáis pan de dolores; Pues que a su amado dará Dios el sueño.” (Salmos 127:1-2). De modo que, aprendamos a poner como lo más importante y necesario de nuestro día y de nuestra vida, el oír, leer, meditar y practicar la Palabra de Dios. Oración inicial
«Padre bueno, qué bendición es saber que a pesar de mis errores e imperfecciones, Tú continúas llamando a mi puerta e insistiendo para que tengamos comunión e intimidad. Gracias Dios, por tan grande misericordia y por amarme desde la eternidad y hasta la eternidad, concédeme en tu gracia, corresponder fielmente a ese gran amor, por Jesucristo, mi Señor, amén.