lunes, 13 de abril de 2009

Samuel atestigua de su integridad


1 Samuel 12 -

CAPÍTULO 12
Versículos 1-5. Samuel atestigua de su integridad. 6-15. Samuel reprende al pueblo. 16-25. Truenos en la época de cosecha.

Vv. 1-5.Samuel no sólo despeja las dudas sobre su propio carácter, además sienta un precedente ejemplar ante Saúl, y muestra al pueblo que han sido ingratos con Dios y con él mismo. Hay una deuda de justicia que todos los hombres tienen con su buen nombre, especialmente los hombres en puestos públicos, que consiste en resguardarlos contra culpa y sospechas injustas, para que terminen su carrera con honor y gozo. El haber vivido honestamente en nuestros puestos, será nuestro consuelo ante cualquier desaire y desprecio que se nos pueda tirar encima.

Vv. 6-15.La obra de los ministros es razonar con la gente, no sólo exhortar y dirigir sino persuadir, convencer el juicio de los hombres y, así, ganar sus voluntad y afecto. Samuel razona sobre los actos justos del Señor. A los que siguen a Dios con fidelidad, se les capacitará para que continúen siguiéndole.
La desobediencia sería ciertamente la ruina de Israel. Erramos si pensamos que podemos escapar de la justicia de Dios tratando de deshacerse de su dominio. Aunque resolvemos que Dios no nos gobierne, de todos modos nos juzgará.

Vv. 16-25.Dichas las palabras de Samuel, Dios envió truenos y lluvia en una época del año en que en ese país, no ocurría tal cosa. Era para convencerlos que habían actuado inicuamente al pedir un rey; no sólo por su ocurrencia en una estación desacostumbrada, en la cosecha del trigo, y en un día claro, sino porque el profeta lo anunció. Mostró la necedad de ellos al desear un rey para salvarlos antes que Dios, o Samuel; se habían prometido más de un brazo de carne que del brazo de Dios o del poder de la oración. ¿Podía su príncipe comandar fuerzas similares a las que podía dirigir el profeta por sus oraciones? Los inquietó muchísimo. Algunos no logran ver sus pecados por métodos más suaves que las tormentas y los truenos. Pidieron a Samuel que orara por ellos. Ahora ven que tienen necesidad de aquel a quien poco antes trataron con insolencia. Así, pues, muchos que no tendrán a Cristo reinando sobre ellos, estarían contentos con que Él intercediera por ellos para alejar la ira de Dios.
El propósito de Samuel es confirmar al pueblo en su religión. De cualquier cosa que hagamos un dios, hallaremos que nos engaña. Las criaturas son buenas en el lugar que les corresponde, pero cuando se ponen en el lugar de Dios, son vanas.
Pecamos si refrenamos la oración y, en particular, si dejamos de orar por la iglesia. Solamente le pidieron a él que orara por ellos, pero él promete hacer más, enseñarles. Les exhorta que por gratitud están obligados a servir a Dios, considerando las grandes cosas que Él ha hecho por ellos; y que además estaban obligados por interés personal a servirle, considerando lo que iba a hacer contra ellos si seguían haciendo tanto mal. De manera que, como atalaya fiel, les dio advertencia, y así libró su alma. Si consideramos las cosas tan grandes que ha hecho el Señor por nosotros, especialmente en la gran obra de redención, no nos pueden faltar motivos, aliento ni ayuda para servirle.

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