sábado, 31 de agosto de 2024

Sí y Amén

 


Sí y Amén

“Porque el Hijo de Dios, Jesucristo, que entre vosotros ha sido predicado por nosotros, por mí, Silvano y Timoteo, no ha sido Sí y No; mas ha sido Sí en él; porque todas las promesas de Dios son en él Sí, y en él Amén, por medio de nosotros, para la gloria de Dios.” 2 Corintios 1:19-20

Cuando Dios por medio de su Palabra toca tu corazón por el Espíritu y tú crees que lo que se está diciendo es directa y especialmente de Él para ti, entonces has recibido una promesa de Dios.

Inicialmente pasa que, muy contentos y emocionados por la bondad y el amor de Dios, estamos muy seguros y confiados creyendo firmemente que nada ni nadie nos podrá quitar o robar lo que Dios nos ha dado; sin embargo, fácil y rápidamente solemos desviar nuestra mirada de Él y ponerla en las circunstancias que nos son contrarias. Muy frecuentemente esas circunstancias son nuestras mismas faltas o pecados; entonces nos culpamos, nos condenamos y no nos vemos dignos de merecer las bondades o las bendiciones de Dios.

Pero, una verdad trascendental que debemos memorizar y guardar en nuestro corazón es la revelada en 2 Timoteo 2:13 que dice: “Si fuéremos infieles, él permanece fiel; Él no puede negarse a sí mismo.” Hay una diferencia enorme entre el carácter de Dios y el nuestro, y, por lo tanto, no debemos dejarnos atormentar o engañar; ciertamente la Escritura dice que nosotros tenemos pecado; no practicamos el pecado, pero eventualmente sí caemos en él, así que, lo que debemos hacer es confesarlo, reconocerlo delante de Dios y, con humildad pedirle que por la sangre de su Hijo Jesucristo perdone nuestro pecado y nos limpie de toda maldad (1 Juan 1:7-10).

Finalmente, contrario a nosotros, tenemos un Dios fiel, justo y santo que por la sangre derramada en la cruz por nuestro Señor Jesucristo no sólo nos perdona todos nuestros pecados, sino que todas y cada una de sus promesas para nosotros son un verdadero Sí y un certero Amén.   Oración.

«Padre de amor, muchísimas gracias por tu bondad y fidelidad hacia cada uno de tus hijos en Cristo; gracias por no pagarnos conforme lo merecen nuestras rebeliones, sino por tu perpetua misericordia y bondad, oh Jehová; te alabo y te bendigo Padre Santo, Justo y Bueno, amén.

viernes, 30 de agosto de 2024

Con los ojos de la fe

 


Con los ojos de la fe

“Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.” Filipenses 4:6-7

¿Cuántas veces hemos tenido que enfrentar dificultades o pruebas que a nuestros ojos físicos parecen imposibles de superar?

Seguramente han sido no pocas, y si miramos atrás la manera en que las enfrentamos nos vamos a dar cuenta de una diferencia vital, o lo hicimos en nuestras fuerzas, o las superamos en el poder de Dios.

Como creyentes, por la gracia de Dios tenemos dos opciones, o vemos la vida con nuestros ojos físicos o lo hacemos con los ojos de la fe, o vivimos nuestra vida en nuestras fuerzas o lo hacemos en el poder del Espíritu, y lo que el Señor nos dice es: “escoge, pues, la vida, para que vivas tú y tu descendencia;”, “Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz.” (Deuteronomio 30:19, Romanos 8:6).

De manera que si tú hoy, independientemente de las decisiones de tu pasado, eliges como principio de vida, vivir por fe, Hebreos 11:6 nos revela: “Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan.” Hemos de estar completamente seguros y convencidos de que Dios siempre está presente y recompensa a los que le buscamos de corazón. Por esto, la invitación de hoy a través de Filipenses 4:6-7 es a que en cada situación difícil o aparentemente imposible, nos acerquemos a Dios en el secreto de la oración y nos ocupemos del Espíritu, y así nuestra mente y corazón será guardada en aquel que nos da la fe para creer que no hay nada imposible para Él.  Oración.

«Padre, gracias por tu amor y fidelidad conmigo en Jesucristo; gracias Dios por enseñarme tu verdad y revelarte a mí por medio de Cristo; te alabo y te bendigo porque toda buena dádiva y todo don perfecto me lo das gracias a la obra de tu Hijo Jesucristo, enséñame, por tanto, a esperar en ti teniendo mis ojos puestos en Cristo, amén.

jueves, 29 de agosto de 2024

La gracia de Dios que nos sustenta

 


La gracia de Dios que nos sustenta

“Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo. Por lo cual, por amor a Cristo me gozo en las debilidades, en afrentas, en necesidades, en persecuciones, en angustias; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte.” 2 Corintios 12:9-10

El regalo de la salvación de Dios hacia nosotros, es un paquete tan grande y glorioso que por ser por medio de Jesucristo, no termina y lo llena todo en nuestra vida, es como dice Juan 1:16 gracia sobre gracia, una y otra vez obrando inmerecida y poderosamente en cada ámbito de nuestra vida.

En esta oportunidad, la Palabra, a través de la vida del apóstol Pablo en 2 Corintios 11-12, nos expone cómo la gracia de Dios es suficiente para sostenernos y sustentarnos en cualquier dificultad, debilidad o necesidad por la que el Señor nos permita atravesar.

Por amor y servicio al Señor, Pablo tuvo que pasar hambre, sed, frío, azotes, desvelos, naufragios, enfermedades, trabajos, fatigas, angustias y diferentes situaciones que debilitaban su cuerpo considerablemente, y acerca de una enfermedad que le había sido dada de manera permanente, testifica Él que en tres ocasiones le había rogado al Señor que la quitara de Él, pero la respuesta que recibió del Señor fue: “Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad.”

Y, en otras palabras, lo que el Señor le estaba diciendo al apóstol y nos dice hoy a nosotros es que, no es impedimento para Él el hecho de que nuestro cuerpo esté débil, porque en cualquier situación su gracia nos es más que suficiente, y en cuanto aprendamos a depender de Dios y aceptar con agrado su voluntad, veremos cómo de manera milagrosa el Señor nos sustenta y nos fortalece para cumplir con cualquier misión que Él nos encomiende, porque es justo en nuestras debilidades cuando más reposa y se perfecciona el poder de Dios en nosotros.

De manera que, como dice la Escritura, nos gozamos en nuestras debilidades, porque cuando somos débiles, entonces somos fuertes, y su Palabra nos anima en Filipenses 4:13 “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.”  Oración.

«Padre, gracias por cada dificultad, enfermedad, necesidad o debilidad que me permites atravesar, pues aunque suelo mirarme primeramente a mí y desanimarme, una vez que fijo mi mirada en ti y acepto con gozo tu voluntad, Tú de manera amorosa y milagrosa me das todo el sustento que necesito para continuar, pues tu poder reposa sobre mí; te alabo por tan gloriosa gracia para conmigo en Jesucristo, muchas gracias Dios, amén.

miércoles, 28 de agosto de 2024

La gracia de Dios que me capacita

 

La gracia de Dios que me capacita


“Porque de su plenitud tomamos todos, y gracia sobre gracia.” Juan 1:16

“Gracias doy a mi Dios siempre por vosotros, por la gracia de Dios que os fue dada en Cristo Jesús; porque en todas las cosas fuisteis enriquecidos en él, en toda palabra y en toda ciencia;” 1 Corintios 1:4-5

Nosotros, los hijos de Dios por la fe en Jesucristo y que hemos sido hechos testigos y ministros del Señor, verdaderamente no hemos sido elegidos por nuestras grandes dotes o capacidades, sino que realmente ha sido un llamado que por el favor inmerecido de Dios hemos recibido; por cierto, la Escritura en 1 Corintios 1:26-29 revela “Pues mirad, hermanos, vuestra vocación, que no sois muchos sabios según la carne, ni muchos poderosos, ni muchos nobles; sino que lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios; y lo débil del mundo escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte; y lo vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios, y lo que no es, para deshacer lo que es, a fin de que nadie se jacte en su presencia.”

Por lo cual, la Escritura enseña que es por la gracia de Dios que nos ha sido dada en Cristo Jesús, que hemos sido enriquecidos en Él, en toda palabra y ciencia, de manera que nada nos falta en ningún don, porque es Cristo poder de Dios y sabiduría de Dios (1 Corintios 1:4-7, 24).

De manera que si tú, eres de los que aún no ha tomado la decisión de servir a Dios y aceptar ese llamado de gracia de ser un testigo fiel del Señor donde quiera que estés y donde quiera que vayas, y todo porque crees que no estás lo suficientemente preparado para tan grande y privilegiada obra, el Señor hoy te está llamando a que pierdas toda confianza y dependencia de ti mismo y a que experimentes cómo en medio de nuestra comunión con Él, por su gracia somos directamente enseñados por su Espíritu Santo en toda sabiduría e inteligencia espiritual, porque “Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, Ni han subido en corazón de hombre, Son las que Dios ha preparado para los que le aman.” (1 Corintios 2:9).  Oración.

«Padre Dios, gracias por amarme tanto y tener misericordia de mí; gracias por permitirme descansar en ti, y rebosar de gracia mi vida entera; te alabo y te bendigo porque siempre en intimidad contigo encuentro la gracia que necesito, eres bueno, eres fiel, gracias Señor, amén.

martes, 27 de agosto de 2024

La gracia de Dios que me transforma

 


La gracia de Dios que me transforma

“Porque yo soy el más pequeño de los apóstoles, que no soy digno de ser llamado apóstol, porque perseguí a la iglesia de Dios. Pero por la gracia de Dios soy lo que soy; y su gracia no ha sido en vano para conmigo, antes he trabajado más que todos ellos; pero no yo, sino la gracia de Dios conmigo.” 1 Corintios 15:9-10

“Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor.” 2 Corintios 3:18

Antiguamente, es decir, antes de Jesucristo, por quien vino la gracia de Dios a la humanidad, cualquier persona no podía acercarse y estar en la presencia santa de Dios, pues tan honroso privilegio solo lo tenían unas pocas personas las cuales Dios elegía e instruía para ello. Estas, finalmente eran las encargadas de representar al pueblo delante de Dios y de interceder por ellos, y al mismo tiempo tenían el deber de revelar el mensaje o la Palabra que Dios les enviaba (Hebreos 1:1, Hebreos 9:6-7).

Sin embargo ahora, por la gracia o bondad de Dios en Jesucristo, cualquier persona que reconozca y reciba a Jesús como el autor de su Salvación, puede libre y confiadamente acercarse al trono de Dios, dice su Palabra, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro (Hebreos 4:14-16).

Hallar o encontrar la gracia de Dios para nuestro oportuno socorro, es todo lo que necesitamos para cumplir con el propósito que Dios nos ha diseñado. Su gracia ya nos ha sido dada, ahora solo queda que cada uno de manera libre y voluntaria se acerque a su presencia para poder entenderla, recibirla y experimentarla en toda su plenitud. Su Palabra en 2 Corintios 3:18 revela que nuestra vida es completamente transformada por el Espíritu Santo gracias a que tenemos el privilegio de ver claramente como un espejo la gloria de nuestro salvador.

Es justamente lo que le sucedió al antes llamado Saulo y que hoy conocemos como el apóstol Pablo; su vida después de ver ese resplandor de luz del cielo que lo rodeaba, pasó de ser perseguidor de la iglesia a ser como Él lo dice, uno de los que más trabajaba en la edificación de ella, pero tal y como lo manifiesta, no era él en su fuerza, capacidad o sabiduría, sino la gracia de Dios con él. De manera que, si tu vida quieres ver transformada, pasando de la esclavitud del pecado a la libertad gloriosa de Jesucristo, pon tu mirada en Jesús y toma de toda su gracia en abundancia (Juan 1:16).  Oración.

«Padre, gracias por el regalo de la salvación; gracias por permitirme participar de esta gran bondad. Y como el Dios bueno y bondadoso que eres, te pido que cada día me permitas conocerte más y descubrir lo que por gracia puedes hacer y transformar en mi diario caminar, en nombre de Jesús, amén.

lunes, 26 de agosto de 2024

La gracia de Dios que nos salva

 


La gracia de Dios que nos salva

“No os dejéis llevar de doctrinas diversas y extrañas; porque buena cosa es afirmar el corazón con la gracia, no con viandas, que nunca aprovecharon a los que se han ocupado de ellas.” Hebreos 13:9

“Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe.” Efesios 2:8-9

La gracia de Dios, definida como un favor inmerecido o un regalo, es la que por la fe en Jesucristo nos hace salvos.

Este favor inmerecido para con nosotros se basa esencialmente en que Dios por medio de Jesucristo, da vida eterna y salvación a todo aquel que cree en Jesús y lo confiesa como su Señor y Salvador; no importa qué pecados tengas o el tiempo que lleves separado de Dios, la obra de Jesús en la cruz te redime de todos tus pecados y te pone en paz con Dios (Juan 3:16, Romanos 6:23, Romanos 5:1,8).

El regalo ya Dios lo dio, ocurrió hace 2000 años aproximadamente y aún sigue vigente; y por esto es que de manera diaria y sin cansancio, el Señor usa a sus siervos llenos del Espíritu Santo para exponer y recordar esta gran bondad; “Así que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogase por medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios.” 2 Corintios 5:20.

De manera que, si tú hoy, con certeza y convicción crees en la gracia de Dios, con sinceridad y confianza, dile al Señor Jesús que lo recibes en tu corazón como ese regalo inmerecido de Dios para tu salvación, dale gracias por amarte tanto y morir en la cruz por tus pecados. Conoce también que has sido sellado con el Espíritu Santo, ahora eres su templo y Él es tu ayudador, está en ti para revelarte por medio de la Palabra de Dios y hacer realidad en tu vida todo lo que contiene este gran regalo que por medio de Jesús, Dios te dio.   Oración.

«Bendito Dios, te alabo y te bendigo por lo que eres y por lo que has hecho por mí y en mí. Eres mi Dios, mi Rey y Señor, mi Creador y quien dio a su único Hijo para mi salvación; te doy muchísimas gracias Dios, anhelo me sigas revelando cada día más de tu gracia y amor, en nombre de Jesús, amén.

domingo, 25 de agosto de 2024

Fortalecidos con poder

 


Fortalecidos con poder

“Y dejándolos, se fue de nuevo, y oró por tercera vez, diciendo las mismas palabras. Entonces vino a sus discípulos y les dijo: Dormid ya, y descansad. He aquí ha llegado la hora, y el Hijo del Hombre es entregado en manos de pecadores. Levantaos, vamos; ved, se acerca el que me entrega.” Mateo 26:44-46

“para que os dé, conforme a las riquezas de su gloria, el ser fortalecidos con poder en el hombre interior por su Espíritu;” Efesios 3:16

La oración, además de ser ese momento de intimidad donde abrimos nuestro corazón delante de Dios, confiándole cada uno de nuestros pensamientos y sentimientos, es también ese espacio donde nos disponemos a recibir de Él su provisión. En el Señor Jesús podemos ver que su sustento y fortaleza para superar la prueba más difícil que cualquier ser humano puede enfrentar, lo obtuvo en su momento de oración.

En momentos de grande prueba o tribulación, pueden llegar a nosotros pensamientos y sentimientos de mal, que si los dejamos albergar en nuestra mente y corazón van a terminar llevándonos a actuar en contra de la voluntad de Dios. Por eso, si vemos llegar a nuestra alma, la incertidumbre, el temor, la tristeza, la angustia, el desánimo, la preocupación o cualquier similar, no debemos dudar en hacer lo que hemos aprendido de nuestro Señor, ir a la presencia de nuestro Padre Celestial y orar hasta obtener el sustento y la fortaleza que necesitamos para continuar.

Recordemos que tenemos de Dios a nuestro ayudador, el Espíritu Santo, el cual nos ayuda en nuestra debilidad, y en esos momentos donde no sabemos cómo orar, Él de acuerdo a la voluntad de Dios, con gemidos indecibles intercede por nosotros (Romanos 8:26-27). Y de la misma manera que lleva nuestra petición a Dios, es a través de Él que nuestro Padre Dios, envía su respuesta, revelándonos su Palabra de acuerdo a su voluntad, porque es del Espíritu Santo guiarnos a toda verdad (Juan 16:13). De modo que, si no quieres permitir que pensamientos y sentimientos de mal te guíen en tu prueba o tribulación, no dudes en orar para fortalecerte con poder en tu ser interior por el Espíritu de Dios (Efesios 3:16).   Oración.

«Bendito Dios, gracias por el regalo de tu Espíritu Santo; gracias porque si no es por Él, ciertamente yo nada podría hacer. Te alabo y te bendigo, oh Dios, por tu divina provisión, sé que me fue dada gracias a mi Señor y Salvador, gracias Dios, amén.

sábado, 24 de agosto de 2024

Oración

 


Oración

“Entonces llegó Jesús con ellos a un lugar que se llama Getsemaní, y dijo a sus discípulos: Sentaos aquí, entre tanto que voy allí y oro. Y tomando a Pedro, y a los dos hijos de Zebedeo, comenzó a entristecerse y a angustiarse en gran manera. Entonces Jesús les dijo: Mi alma está muy triste, hasta la muerte; quedaos aquí, y velad conmigo. Yendo un poco adelante, se postró sobre su rostro, orando y diciendo: Padre mío, si es posible, pase de mí esta copa; pero no sea como yo quiero, sino como tú.” Mateo 26:36-39

Vemos en Jesús que su acción inmediata una vez sintió en su corazón tristeza y angustia en gran manera, fue la de acercarse a Dios en oración y pedirle a sus discípulos más cercanos que también oraran con Él.

La oración en estos momentos de gran debilidad ha de ser tal y como lo observamos en el caso de nuestro Señor, Él con toda reverencia, pero también con total confianza y sinceridad, le expresa a su Padre Celestial sus pensamientos y sentimientos más íntimos. Jesús sabe que su Padre ya conoce sus pensamientos y emociones, pero también sabe cuán importante es para Él manifestárselos en oración, porque es justamente este acto el que denota total dependencia y sumisión a su Padre Dios.

Lucas 22:43 revela que después de que Jesús oró diciendo “Padre, si quieres, pasa de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya. ”, se le apareció un ángel del cielo para fortalecerle.

Podemos decir entonces que, la oración es la acción más sabia y eficiente que ante cualquier momento de adversidad podemos realizar, pues si no es la voluntad de Dios cambiar de dirección nuestro caminar, sin duda Él nos fortalecerá con el poder de su fuerza para que podamos estar firmes y obtener la victoria en cualquier prueba o dificultad. Es lo que también nos revela su Palabra en Salmos 55:22 que dice: “Echa sobre Jehová tu carga, y él te sustentará; No dejará para siempre caído al justo.” Estudiaremos mañana acerca de la provisión de Dios para nuestro sustento y fortaleza, no te lo pierdas.    Oración.

«Padre Dios, qué privilegio y qué bendición tengo al poder acercarme a ti en cualquier momento y más si estoy en pruebas o dificultad. Gracias por ser tan incondicional, Santo y bueno, pues me llenas de tu paz y tu fuerza al permitirme entender que tu voluntad siempre es buena, agradable y perfecta, en el nombre de Jesús, amén.

viernes, 23 de agosto de 2024

Tristes y angustiados

 

Tristes y angustiados


“Entonces llegó Jesús con ellos a un lugar que se llama Getsemaní, y dijo a sus discípulos: Sentaos aquí, entre tanto que voy allí y oro. Y tomando a Pedro, y a los dos hijos de Zebedeo, comenzó a entristecerse y a angustiarse en gran manera. Entonces Jesús les dijo: Mi alma está muy triste, hasta la muerte; quedaos aquí, y velad conmigo.” Mateo 26:36-38

La angustia y la tristeza son dos emociones que en cualquier momento pueden tocar la puerta de nuestro corazón, sentimos tristeza y angustia porque nuestro matrimonio no avanza como quisiéramos, porque nuestros hijos son difíciles de soportar, porque ocurrió una injusticia en mi trabajo o estudio, porque está llegando la hora de presentar alguna tarea o responsabilidad asignada y no la he podido realizar, porque mis padres en sus conflictos no logran ponerse de acuerdo y estar en armonía, entre otras tantas cosas.

El mismo Señor Jesús experimentó estas dos emociones justo antes de ir a la cruz, era la prueba más difícil de su vida, con la que cumpliría a satisfacción la voluntad de Dios, y aunque sabía que era necesario beber de esa copa y aun teniendo la certeza de que su Padre no lo dejaría en la tumba, sino que lo resucitaría al tercer día, su corazón se angustió y se entristeció, en su condición de hombre tuvo esta debilidad; Hebreos 4:15 dice: “Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado.”

Así que, un consuelo para nuestra alma angustiada y triste, es saber que nuestro Dios y Salvador, por su experiencia, nos entienden perfectamente y se compadece de nosotros en estas debilidades. Lo que sin duda, debe motivarnos a que nuestra acción constante durante el tiempo que afrontemos cualquier adversidad sea aferrarnos a Él y confiar en Él, pues su Palabra en Hebreos 4:16 exhorta: “Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro.” Fue esto lo que precisamente hizo nuestro Señor cuando pasó por tal situación.

Profundizaremos mañana en tal acción.  Oración.

«Bendito Dios, confiado y convencido estoy por tu Espíritu que me recuerda tu Palabra y la obra de mi Salvador, que en cualquier momento te puedo llamar, pues me invitas a acercarme confiadamente a tu trono de gracia, porque dices, ahí alcanzaré la misericordia y hallaré la gracia para mi oportuno socorro, gracias Señor, amén.

jueves, 22 de agosto de 2024

Hombres y mujeres a la estatura de Cristo

 

Hombres y mujeres a la estatura de Cristo


“Hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo;” Efesios 4:13

“Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne.” Gálatas 5:16

Buscando en las sagradas escrituras, acciones específicas que deberían estar presentes de manera independiente en un hombre y una mujer para estar a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo, encontraba que existen muchas para cada uno en particular, añadiéndose también el rol que cada quien pueda desempeñar, entonces encontraba indicaciones para mujeres casadas, quienes son madres, en su condición de hijas, adolescentes, solteras, entre otras, y de igual manera en el caso de los hombres.

Sin embargo, y aunque mencionar o dar a conocer esas obras dignas de un discípulo (a) del Señor es completamente válido y necesario, el Señor a través de su Palabra en Gálatas 5:13 me enseñaba algo mucho más profundo, pues revela que nosotros, sus hijos, a libertad hemos sido llamados, pero que no usemos esa libertad como oportunidad para pecar, sino que, por el contrario, habiendo sido libertados de la esclavitud del pecado, nos sirvamos por amor los unos a los otros “Porque toda la ley en esta sola palabra se cumple: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.” (Gálatas 5:14).

De manera que, si deseamos comprobar si la forma en que nos estamos relacionando con los demás está reflejando el carácter santo y justo de nuestro Señor, debemos preguntarnos si nuestro diario vivir está siendo motivado por servir con amor a nuestro prójimo, pues ejemplo tenemos, nuestro Señor en Mateo 20:28 dijo “como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos.”

Del mismo modo, no olvidemos que este buen fruto sólo nos es posible llevar cuando en el Espíritu nos disponemos a caminar por el Espíritu (Gálatas 5:16-25).   Oración.

«Padre de amor, que toda esa obra diseñada por ti y realizada por tu Hijo Jesucristo para mi salvación, se haga una verdad transformadora en cada área de mi vida por medio de tu Santo Espíritu; permíteme caminar en ella, llevando el fruto de tu Espíritu por la gracia de tu Hijo y para la gloria de tu nombre, amén.

miércoles, 21 de agosto de 2024

Vestirnos del nuevo hombre

 


Vestirnos del nuevo hombre

“En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos, y renovaos en el espíritu de vuestra mente, y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad.” Efesios 4:22-24

“Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas.” Efesios 2:10

Para terminar esta corta fase de devocionales que nos exhortan y enseñan a desarrollar el carácter de Cristo en nuestra vida, y después de habernos despojado del viejo hombre y de renovar nuestra mente, el Señor finalmente nos llama hoy a que nos vistamos del nuevo hombre.

Su Palabra en Efesios 2:10 dice que nosotros hemos sido hechos o creados por Dios, y en esta oportunidad no se está refiriendo a la formación de nuestro cuerpo en el vientre de nuestra madre, sino que nos está hablando acerca de esa nueva creación que Dios hizo de cada uno de nosotros cuando creímos en Jesús como nuestro Señor y Salvador, porque fuimos nacidos de nuevo, esta vez no de la carne o físicamente, sino del espíritu por medio del Espíritu Santo (Juan 3:3-6).

Y entonces, hablando de lo mismo, Efesios 4:24 lo que nos dice es que nos vistamos de ese nuevo hombre o esa nueva mujer que Dios ha hecho de nosotros; y la manera más práctica de hacerlo, tal como agrega Efesios 2:10 es que andemos en esas buenas obras que Dios desde antes preparó para que anduviésemos en ellas. Verdaderamente, antes sin el Espíritu Santo en nosotros y en la ignorancia de la Palabra de Dios, nos era imposible poder hacerlas, pero ahora siendo templos del Espíritu y por medio de Él recibiendo la enseñanza y revelación de su Palabra, tenemos todo lo que necesitamos para vestirnos completamente de ese nuevo hombre o esa nueva mujer, y así entonces reflejar el carácter justo y santo de nuestro Dios y Salvador.    Oración.

«Padre bueno, qué meta tan grande y especial me has dado; qué privilegiado me siento de poder estar en este caminar, escudriñando tu Palabra, siendo sensible a la voz de tu Espíritu y en humildad sujetándome a tu voluntad. Te pido que la gracia de Hijo, tu amor y la comunión de tu Espíritu permanezcan en mí, para siempre estar gozoso y en paz, por Jesucristo, mi Señor, amén.

martes, 20 de agosto de 2024

Renovar nuestra mente

 

Renovar nuestra mente


“En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos, y renovaos en el espíritu de vuestra mente, y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad.” Efesios 4:22-24

“Porque ¿quién conoció la mente del Señor? ¿Quién le instruirá? Mas nosotros tenemos la mente de Cristo.” 1 Corintios 2:16

Renovar nuestra mente en el continúo propósito de alcanzar la meta de desarrollar el carácter de Cristo, es un proceso indispensable y también diario; por una parte, tenemos nuestros propios pensamientos carnales que tienden a ser contrarios a los altos y grandes pensamientos de Dios, y de otro lado también tenemos al mundo que cada vez va más en decadencia y rebeldía con lo que de Dios respecta. Por esto, las lecturas bíblicas del día nos recuerdan la importancia de esta renovación.

En primer lugar, tenemos Efesios 4:22-24 que inicialmente nos manda a que dejemos atrás o nos despojemos de esa antigua manera de vivir que nosotros antes de conocer a Jesucristo teníamos, pues esta era guiada solamente por los deseos engañosos de nuestro ser, y una vez tomada esta decisión, el siguiente paso es renovar nuestra mente, o en otras palabras, cambiar nuestra manera de pensar, desaprender lo viejo y aprender lo nuevo.

Y para esto, la verdad más esencial y poderosa que debemos saber, es que por el amor de Dios y la gracia de nuestro salvador, ahora cada creyente posee la mente de Cristo; ¿y qué quiere decir esto?, que por su Espíritu que mora en nosotros y su Palabra que revela sus pensamientos, nos es posible entender, guardar y perseverar en esos pensamientos que provienen de Dios y que contrarios a los nuestros, son en todo tiempo buenos, justos, puros, amables, honestos, llenos de virtud y dignos de alabanza (Filipenses 4:8-9). De modo que, si en lugar de tu mente carnal, la mente de Cristo deseas experimentar, su Palabra en la revelación de su Espíritu debes diariamente escudriñar.   Oración.

«Bendito Padre de misericordia y Rey de gloria, toda mi gratitud y alabanza son para ti, Señor; según como dice tu Palabra, juntamente con Cristo, me has dado todo lo que necesito. Concédeme, Padre bueno, una fe cada vez mayor para creer y vivir lo que diariamente a través de tu Palabra y tu Espíritu me revelas, por Jesucristo, mi Señor, amen.

lunes, 19 de agosto de 2024

Proseguir a la meta

 

Proseguir a la meta


“En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos, y renovaos en el espíritu de vuestra mente, y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad.” Efesios 4:22-24

“sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él, para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado.” Romanos 6:6

Desarrollar el carácter de Cristo o lograr que Jesús sea formado en nosotros, es un proceso continuo a lo largo de toda nuestra vida, es un propósito o una meta a la cual no podemos decir que hemos llegado ya y que no nos es necesario trabajarlo más; el mismo apóstol Pablo quien tuvo la seguridad de decir que lo imitaran a él porque él imitaba a Cristo, en Filipenses 3:13-14 dice “Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús”

Es necesario entonces, que cada mañana al levantarnos tomemos la decisión de vivir nuestro día guiados por el Espíritu Santo, porque si bien es cierto que hemos sido hechos nuevas criaturas por la fe en Jesucristo (2 Corintios 5:17), todavía estamos en nuestro cuerpo carnal, ese que está viciado conforme a los deseos engañosos y que quiere obrar según su propia voluntad. Pero a lo que nos exhorta el Señor es a que cada día nos identifiquemos con esa obra que Él realizó en la cruz por cada uno de nosotros, y nos despojemos de ese viejo hombre entendiendo que fue crucificado juntamente con Cristo, para que ya no sirvamos más al pecado.

Hermanos, desarrollar el carácter de Cristo es vivir como Cristo vivió y su vida fue una clara demostración de sujeción y dependencia constante y diaria de su Padre Dios, así como también una completa dirección del Espíritu de Dios, logrando de esta manera adorar y glorificar a su Padre haciendo su voluntad. De modo que, siguiendo lo que dice la Escritura en Efesios 4:20, según como hemos aprendido de Cristo, así hagamos.

Oración.

«Bendito Dios, qué privilegio ha sido el ser llamado y escogido por ti; ahora entiendo que mi vida no gira en torno a mí ni a este mundo, pues mi ciudadanía está en los cielos y mi mirada puesta en las cosas de arriba, las celestiales y eternas; por esto según tu voluntad, propósito y la meta que me has dado, te pido cada día me renueves más a la imagen de mi Señor y Salvador, amén.

sábado, 17 de agosto de 2024

Reflectores de su amor

 


Reflectores de su amor, desarrollando el Carácter de Cristo

“Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.” Gálatas 2:20

“En esto se mostró el amor de Dios para con nosotros, en que Dios envió a su Hijo unigénito al mundo, para que vivamos por él.” 1 Juan 4:9

Sin duda, el Señor Jesús fue un reflector del amor de Dios, pues la Escritura dice que el amor de Dios para con nosotros se mostró en que Él envió a su Hijo para darnos una vida nueva, la cual trata de que por fe nos identifiquemos con Jesucristo de tal manera que podamos decir como el apóstol Pablo en Gálatas 2:20, “con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí;” y en este sentido, así como el Señor Resucitó para la gloria de Dios, nosotros también andemos en vida nueva (Romanos 6:4).

Entonces, si en nuestra antigua vida, presentábamos nuestros miembros para el pecado y éramos así reflectores solamente del mal, de la injusticia, del desamor, y de toda obra de la carne; ahora, en nuestra nueva vida, estamos llamados a también ser reflectores pero del gran y eterno amor de Dios. La Escritura en 1 Corintios 13:4-7 dice que el amor es paciente, es bondadoso, no es orgulloso, ni jactancioso, no es egoísta, no guarda rencor, no se enoja fácilmente, no se deleita en la maldad, se regocija en la verdad, todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera y todo lo soporta.

Y aunque a primera vista, nos parezca casi imposible poder practicar el amor que viene de Dios, la buena noticia es que no debemos, así como tampoco podemos, hacerlo en nuestra propia fuerza o capacidad, pues Dios primero ha derramado su amor en nuestro corazón por el Espíritu Santo para que mediante nuestra comunión diaria, personal e íntima con Él podamos ser reflectores de cada una de las virtudes del carácter de Cristo, entre ellas, su fe, su amor, su gozo, paz, paciencia, amabilidad, bondad, mansedumbre, dominio propio, y toda manifestación del fruto del Espíritu Santo (Gálatas 5:22-23). De manera que, si el amor de Dios quieres reflejar, el carácter de Cristo en el poder de su Espíritu debes desarrollar.   Oración

«Dios, tú eres amor, me has manifestado tu amor en Jesús, has derramado tu amor en mi corazón por el Espíritu Santo y hoy me llamas a que al igual que tu Hijo, mi vida sea un reflector de tu gran amor; por eso te pido que me llenes de tu Espíritu Santo para así reflejar a los demás el mismo amor que he recibido a través de tu Hijo, amén.

viernes, 16 de agosto de 2024

Aprender obediencia

 

Aprender obediencia


“Y Cristo, en los días de su carne, ofreciendo ruegos y súplicas con gran clamor y lágrimas al que le podía librar de la muerte, fue oído a causa de su temor reverente. Y aunque era Hijo, por lo que padeció aprendió la obediencia; y habiendo sido perfeccionado, vino a ser autor de eterna salvación para todos los que le obedecen;” Hebreos 5:7-9

“Por otra parte, tuvimos a nuestros padres terrenales que nos disciplinaban, y los venerábamos. ¿Por qué no obedeceremos mucho mejor al Padre de los espíritus, y viviremos?” Hebreos 12:9

La obediencia es entendida como esa sumisión que tiene una persona a la autoridad y mandato de otra, de tal manera que hace lo que se le encomienda u ordena. En la Biblia se enfatiza mucho en la necesidad de “oír” y “oír atentamente” para así obedecer, ejemplo vemos en Deuteronomio 28:1 y Juan 10:27 cuando dice “Acontecerá que si oyeres atentamente la voz de Jehová tu Dios, para guardar y poner por obra todos sus mandamientos que yo te prescribo hoy, también Jehová tu Dios te exaltará sobre todas las naciones de la tierra.” y “Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen.”

La vida del Señor Jesús nos muestra un claro y magnífico ejemplo de obediencia a Dios, pues Él como dice Filipenses 2:8 fue obediente hasta la muerte y muerte de cruz, cumpliendo así la voluntad de Dios. Y como nos dice Hebreos 5:7-8, aunque era Hijo, por lo que padeció aprendió la obediencia, tanto para ser perfeccionado como también para ser autor de eterna salvación para todos los que le obedecen.

Como creyentes, nuestra principal obediencia es la fe, nuestra fe en el Señor Jesucristo y su palabra, que nos motiva correctamente por el amor recibido a someternos a su voluntad; el Espíritu Santo en Gálatas 5:6 lo describe como “la fe que obra por el amor”, el versículo dice: “porque en Cristo Jesús ni la circuncisión vale algo, ni la incircuncisión, sino la fe que obra por el amor.” Y tal y como nos lo exhorta Hebreos 12:9, si hemos obedecido a nuestros padres terrenales con sus errores y defectos, ¿cómo mejor no obedeceremos a nuestro Padre Dios en respuesta a su gran amor para con nosotros y conociendo que a través de ello Él mismo nos perfeccionará?    Oración.

«Padre Dios, gracias por el amor puro, santo y eterno con el que me amas, sé que es así por la gracia de mi Señor Jesucristo, pues en Él soy tu hijo y nada me podrá separar de tu perfecto amor; así mismo anhelo que por tu Espíritu me ayudes en mi debilidad para poder permanecer en tu amor, guardando tus mandamientos y cumpliendo tu voluntad, amén.

jueves, 15 de agosto de 2024

Caminar con Dios

 


Caminar con Dios

“Caminó, pues, Enoc con Dios, y desapareció, porque le llevó Dios.” Génesis 5:24

Hay distintos niveles de nuestra relación con Dios, uno de ellos es caminar con Él, como lo vemos en la vida de Enoc, pues caminó Enoc con Dios, y para caminar con Él todo inicia con la fe, porque: “Por la fe Enoc fue traspuesto para no ver muerte, y no fue hallado, porque lo traspuso Dios; y antes que fuese traspuesto, tuvo testimonio de haber agradado a Dios”, (Hebreos 11:5).

Ahora, ¿por qué caminar con Dios? Porque antes, cuando no habíamos recibido a Cristo en nuestro corazón ni habíamos creído en Él, como dice Efesios 2:1-2 caminábamos por nuestro propio camino, haciendo la voluntad de nuestros deseos y pensamientos, y estábamos muertos espiritualmente, viviendo vidas vacías y sin esperanza, cumpliéndose así lo que dice Proverbios 14:12 “Hay camino que al hombre le parece derecho; Pero su fin es camino de muerte”.

Pero hoy, damos gracias a Dios porque nos ha concedido la gracia de recibir a su Hijo como nuestro Señor y Salvador, cambiando así nuestro rumbo de manera radical, “Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios” (Juan 1:12). Y estando en esta condición y este nuevo caminar, tenemos el enorme privilegio de ser partícipes de la naturaleza divina por medio de esas preciosas y grandísimas promesas que nuestro Padre nos da, y su Palabra en Salmos 32:8 dice “Te haré entender, y te enseñaré el camino en que debes andar; Sobre ti fijaré mis ojos”.    Oración.

«Padre Dios, en este nuevo día de vida que me concedes, primeramente te doy gracias porque sé que es por tu gracia y misericordia, y en este sentido te pido que me ayudes hoy a caminar contigo, de tu mano, haciendo tu voluntad; que se cumpla el propósito por el cual hoy me levantas, en nombre de tu Hijo Jesucristo, amén.

miércoles, 14 de agosto de 2024

La unidad del Espíritu

 


La unidad del Espíritu

“solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz;” Efesios 4:3

La paz en la Biblia tiene varios usos, entre ellos encontramos: cuando se pide o se ora por el bienestar de otra persona (Éxodo 4:18), cuando un grupo de personas se encuentra en armonía (Josué 9:15), cuando se busca el bien de un pueblo o nación (Salmo 122:6), entre otros. Y en esta oportunidad, a lo que se está refiriendo claramente el versículo de hoy, es a la paz que debe existir entre los creyentes, especialmente entre los que son más cercanos, es decir, nuestra pareja, hijos, padres, hermanos, amigos y demás.

La paz, según podemos entender en Efesios 4:3 es ese vínculo o ligamento que hace que entre los creyentes se mantenga la unidad del Espíritu Santo, pues una característica del fruto del Espíritu es la paz (Gálatas 5:22), y es por esto que, solo cuando somos dirigidos y controlados por el Espíritu Santo podemos estar en paz y así mantenernos en unidad. Es claro, que al igual que las demás personas, los creyentes también podemos tener diferencias entre nosotros, podemos enojarnos, disgustarnos y tener cualquier tipo de pensamiento, sentimiento o emoción que nos quiera llevar a dividirnos, pero es precisamente ahí cuando más debemos someternos a la guía y a la voz del Espíritu Santo para que eso no logre dividirnos y separarnos.

Y para esto, la Palabra de Dios es muy precisa en enseñarnos cómo debemos obrar ante situaciones adversas, por ejemplo en el mismo capítulo de Efesios 4, se nos dice que debemos actuar con toda mansedumbre y humildad, soportándonos con paciencia los unos a los otros en amor (v.2) también menciona que a pesar de que estemos diciendo la verdad, lo debemos hacer con amor (v. 15) y asimismo nos enseña que podemos airarnos, pero no pecar ni darle lugar al diablo, arreglando cualquier inconveniente lo más pronto posible (vv. 26-27). De modo que, queridos hermanos, según nos exhorta hoy el Señor, procuremos diligentemente mantenernos en la unidad del Espíritu Santo bajo el vínculo de la paz.    Oración.

«Padre Celestial, gracias porque a cada uno de tus hijos nos has dado el mismo Espíritu; entendemos que solo en su llenura y dirección podemos poner en práctica tu palabra y hacer tu voluntad; por eso hoy te pedimos según nos exhortas en tu Palabra que nos permitas para tu gloria, vivir en paz y así mantenernos en unidad, por tu Hijo Jesucristo, amén.

martes, 13 de agosto de 2024

Conocer a Dios y tener vida eterna

 


Conocer a Dios y tener vida eterna

“como le has dado potestad sobre toda carne, para que dé vida eterna a todos los que le diste. Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado.” Juan 17:2-3

Conocer a Dios no es algo que se realice de manera intelectual y literaria, conocer a Dios solo es posible por la revelación del Espíritu Santo y cuando tenemos una relación personal e íntima con Él por medio de su Hijo. La Palabra de Dios en Juan 14:6 declara que nadie va o puede acercarse a Dios, sino sólo mediante su Hijo a quien Él envió. De modo que, el primer paso para conocer a Dios es creer en su Hijo Jesucristo, pues una vez hecho esto, el Espíritu Santo viene a morar en nosotros para revelarnos lo grande y profundo de Dios (Efesios 1:13, 1 Corintios 2:10).

Ahora bien, la autoridad o el derecho que Dios le dio a su Hijo es el de dar vida eterna a todos los que en Él creen, y como dice el versículo de hoy, la vida eterna se trata de conocer a Dios y a su enviado, para lo cual es necesario creer lo que Jesús nos dice, porque sus palabras no son suyas, sino que el Padre se las dio (Juan 17:7-8).

De modo que, si anhelas gozar de esta vida eterna, Jesucristo es el camino, confía en Él y escudriña las sagradas escrituras pidiéndole a Dios que en la comunión del Espíritu Santo, te permita conocerlo mucho más, pues Jesús mismo dijo: “Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí;” (Juan 5:39)

Finalmente, la Palabra de Dios en 1 Juan 5:1a dice “Todo aquel que cree que Jesús es el Cristo, es nacido de Dios;” y “Sabemos que todo aquel que ha nacido de Dios, no practica el pecado,”(1 Juan 5:18a), de manera que, una evidencia contundente en tu vida de que verdaderamente conoces a Dios y gozas de vida eterna es que permanezcas en su amor sin practicar el pecado.    Oración.

«Padre Santo, que la vida eterna que me has dado por la fe en tu Hijo Jesucristo se refleje en una conducta que no practique el pecado, pues anhelo que el conocimiento que me das de ti y de tu Hijo sea en el poder de tu Espíritu, amén.

lunes, 12 de agosto de 2024

Perfectos en unidad

 

Perfectos en unidad


“Mas no ruego solamente por éstos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos, para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste. La gloria que me diste, yo les he dado, para que sean uno, así como nosotros somos uno. Yo en ellos, y tú en mí, para que sean perfectos en unidad, para que el mundo conozca que tú me enviaste, y que los has amado a ellos como también a mí me has amado.” Juan 17:20-23

En el mundo hay división; por naturaleza cada ser humano es único y diferente, por ello hay diversidad de pensamientos, convicciones, ideologías, experiencias y demás que finalmente lleva a que haya divisiones. Vemos, por ejemplo, divisiones de clases sociales, divisiones políticas, religiosas, culturales, económicas, entre otras. Y aunque nosotros los creyentes en Cristo estamos en el mundo, como lo ha dicho nuestro Señor: no somos del mundo (Juan 17:14).

Es por esto que, como miembros del mismo cuerpo, el cuerpo de Cristo y siendo su iglesia, se nos llama a ser uno, y la Escritura en Efesios 4:1-6 nos exhorta diciendo que por la vocación a la cual hemos sido llamados, seamos diligentes en guardar esta unidad mediante el Espíritu Santo manteniéndonos siempre en paz, pues todos tenemos un solo Señor, un Espíritu, una fe, un bautismo, una misma esperanza y un Dios y Padre de todos, que es sobre todos, y por todos y en todos.

Como hemos dicho, esta unidad solo es posible mediante el Espíritu Santo que habita en nosotros, el cual hace que aunque seamos personas diferentes en cultura, raza, nacionalidad, labor, género o condición, lo que en nosotros prevalece y nos une es que todos somos hijos de Dios por la fe en Jesucristo, y entonces como declara la Escritura en Gálatas 3:28 “Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús.”

Más importante entonces que nuestra identidad en la carne, es nuestra nueva identidad en Cristo, pues nos ha dado su Espíritu para que seamos perfectos en unidad, y entonces cuando el mundo vea tal manifestación gloriosa en los hijos de Dios, crea en Él y reconozca la gloria y el amor tan grande que Dios por medio de su Hijo Jesucristo nos ha manifestado al enviarlo a este mundo para nuestra salvación (Juan 3:16).   Oración.

«Padre Dios, en este día quiero de manera sincera darte gracias, alabarte y bendecirte, pues por tu favor inmerecido me permites conocerte y reconocerte cada día más en mi vida. Gracias porque a cada uno de tus hijos adoptivos nos has hecho uno con Cristo y nos has dado tu Espíritu para que lo que prevalezca en nosotros sea la perfecta unidad, esa que revela tu magnífica gloria y permite que el mundo crea que Tú enviaste a tu Hijo Jesucristo para manifestarnos tu amor y darnos salvación, amén.

domingo, 11 de agosto de 2024

El engaño del pecado

 


El engaño del pecado

“Mirad, hermanos, que no haya en ninguno de vosotros corazón malo de incredulidad para apartarse del Dios vivo; antes exhortaos los unos a los otros cada día, entre tanto que se dice: Hoy; para que ninguno de vosotros se endurezca por el engaño del pecado.” Hebreos 3:12-13

Iniciaremos este devocional definiendo lo que es pecado, de manera resumida podemos decir que:

Como acción, es la desobediencia de la voluntad de Dios (1 Juan 3:4).

Como estado, es la ausencia de justicia (Romanos 3:23).

Por su naturaleza, es enemistad contra Dios (Colosenses 1:21).

Ahora bien, en Génesis 3:1-7 se nos muestra la manera en la que el pecado entró a la humanidad; y básicamente lo que podemos identificar en la conversación de Eva con Satanás, fue que esta mujer, dudando de la verdad y el carácter de Dios, se dejó engañar por el mentiroso, satanás.

El engaño, por su parte, es el resultado de una mentira, cuando nos presentan una información que ha sido distorsionada, falseada o cambiada con respecto a la verdad, podemos decir que nos están engañando. Y es justamente esto lo que pasa con el pecado.

Satanás, como padre de mentira y disfrazado de ángel de luz (Juan 8:44, 2 Corintios 11:14), lo que busca diariamente al igual que con Eva, es engañarnos con su astucia para que caigamos en pecado, distorsionando la verdad de la Palabra de Dios y haciéndonos creer que es Dios quien nos miente y nos cohíbe de cosas que “merecemos” saber, tener, sentir o hacer; pues básicamente su engaño apunta a la seducción de nuestros sentidos, ejemplo vemos en Génesis 3:4-6 “Entonces la serpiente dijo a la mujer: No moriréis; sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal. Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría; y tomó de su fruto, y comió; y dio también a su marido, el cual comió así como ella. ”

Hermanos, claramente el pecado es un engaño, se presenta como interesante, agradable y hasta bueno, pero realmente el propósito de Satanás quien es el que nos tienta, es matar, robar y destruir la vida plena y abundante que Jesucristo tiene para nosotros, de modo que como dice Santiago 4:7 “Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros.”   Oración.

«Padre bueno, gracias por estar en mí y por permitirme permanecer en ti; sé que ahora te pertenezco y que el maligno no me puede hacer daño; te pido que también tu palabra permanezca en mí y sea esa lumbrera en mi camino, pues no quiero que el engaño del pecado me seduzca y me lleve a dudar de ti y a caminar en tinieblas; por Jesucristo, mi Señor, amén.

sábado, 10 de agosto de 2024

Disciplina


 

Disciplina

“Es verdad que ninguna disciplina al presente parece ser causa de gozo, sino de tristeza; pero después da fruto apacible de justicia a los que en ella han sido ejercitados.” Hebreos 12:11

“pero este para lo que nos es provechoso, para que participemos de su santidad.” Hebreos 12:10b

Teniendo en cuenta lo que dice la Escritura en Hebreos 12:6a, “Porque el Señor al que ama, disciplina,” debe ser de nuestra total aceptación y sumisión que, conforme Dios lo disponga para cada uno, recibamos su disciplina. La disciplina que viene de Dios, se entiende no sólo como un acto de castigo o corrección, sino más como un proceso de entrenamiento, enseñanza y dirección para hacer lo correcto. Hebreos 12:5b dice “Hijo mío, no menosprecies la disciplina del Señor, Ni desmayes cuando eres reprendido por él;” sino que, por el contrario, nos hemos de sentir muy amados y privilegiados, pues el Señor nos está tratando como a hijos (Hebreos 12:7-8).

Hay un propósito muy especial y grande por el cual somos disciplinados por el Señor, y es para que participemos de su santidad, cuanto más el Señor nos corrige esas malas conductas y nos enseña y guía a hacer lo justo, más se va formando en nosotros el carácter santo de Cristo, y esto aunque nos cueste en nuestro interior y nos cause tristeza, finalmente producirá en nosotros un mayor gozo, pues experimentaremos el descanso que Jesús promete cuando dice “Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas;” (Mateo 11:29).

Hermanos, no nos cansemos de someternos a Dios y de resistirnos a nuestros deseos pecaminosos, sino que perseveremos en el conocimiento de la voluntad de Dios y permitamos que el poder transformador de su Espíritu nos convierta en esos hijos santos, humildes y obedientes que Dios quiere hacer de cada uno de nosotros.    Oración.

«Padre bueno, qué bendición ha sido el ser adoptado como tu hijo, pues tengo al mejor y más excelente Padre, a ti que eres bueno y perfecto. Gracias por cada día permitirme crecer en tu conocimiento y someterme a tu autoridad, pues sé que aunque frecuentemente me ejercitas en disciplina, lo haces con propósito y amor, gracias, Señor, amén.

viernes, 9 de agosto de 2024

La fe de los hijos de Dios

 


La fe de los hijos de Dios

 “Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.” Gálatas 2:20

“Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús,” Filipenses 2:5

La fe de Jesucristo, le llevó a vivir una vida que glorificaba al Padre, su declaración en Juan 17:4 nos lo revela, dice “Yo te he glorificado en la tierra; he acabado la obra que me diste que hiciese.” Y esto gracias a que su confianza y esperanza siempre estuvieron puestas en su Padre y en el plan que había diseñado para Él y a través de Él. En este plan de Dios, estaba el hecho de que Jesucristo se debía entregar en manos de los judíos para ser maltratado, burlado y posteriormente crucificado; lo cual aunque resultó difícil y angustiante para Jesús, por la gracia de Dios y su amor hacia cada persona en el mundo, lo realizó con gran fortaleza y decisión.

La Palabra de Dios en Filipenses 2:5 nos exhorta a que haya en nosotros el mismo sentir que hubo en Cristo Jesús, el cual, aunque era igual a Dios, no estimó ser igual a Dios, sino que se hizo semejante a los hombres; y estando en esta condición, se humilló a sí mismo haciéndose obediente hasta la muerte y muerte de cruz (Filipenses 2:6-8). En nuestro caso, la Palabra de Dios en Hebreos 12:1 nos llama a que nos despojemos del pecado que nos asedia y de toda carga que no nos permite avanzar en la carrera que tenemos por delante.

Hermanos, por la fe en el Señor Jesucristo, todo el que cree goza de una nueva vida, libre del poder del pecado, del peso de la ley y de la potestad de Satanás; entonces ahora vivamos como Cristo vivió cuando estuvo en la tierra, para gloria del Padre y de su Hijo Jesucristo.

Gálatas 2:20 declara contundentemente que nuestro viejo hombre ha sido crucificado juntamente con Cristo, para que ahora viva Cristo en nosotros y nosotros en Cristo, por medio de su Espíritu, lo cual significa que podemos vivir vidas en total dependencia y obediencia a nuestro Padre Dios, vidas en la fe del Hijo de Dios.    Oración.

«Padre, que el poder y la verdad de tu Palabra me lleven a vivir una vida en la fe del Hijo de Dios, una vida en completa dependencia y obediencia donde seas adorado y glorificado, por Jesucristo, mi Señor, amén.

jueves, 8 de agosto de 2024

La fe del Hijo de Dios

 

La fe del Hijo de Dios


“Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.” Gálatas 2:20

La fe, según Hebreos 11:1 es la certeza de lo que se espera y la convicción de lo que aún no se ve; contrario a la fe es la vista, pues cuando ya con nuestros ojos físicos vemos algo, está cumplido y no hay nada por lo cual esperar. Como creyentes en Dios nos caracteriza la fe, pues realmente nadie ha visto jamás a Dios, pero según Romanos 10:17, esta viene a nosotros a medida que escuchamos la Palabra de Dios, pues es la Biblia el medio a través del cual obtenemos conocimiento de nuestro Dios (Juan 1:18).

Vemos en el Señor Jesús que su fe siempre fue muy sólida, pues en ningún momento se le observa con duda o incertidumbre acerca de Dios, hecho que además de la relación íntima que mantenía con su Padre Dios, se lo atribuimos al conocimiento obtenido de las sagradas Escrituras, pues por lo relatado en el evangelio de Lucas, Jesús, desde muy pequeño fue instruido en la Palabra de Dios; y vemos cuando fue tentado por Satanás en el desierto, que sus tres respuestas tuvieron algo en común, que fue: “Escrito está” confirmando así lo que dicen las sagradas escrituras. (Lucas 2:46, 52; Mateo 4:4, 7, 10).

Sin lugar a duda, la fe de Jesús, es decir, aquello por lo cual esperaba y que todavía no veía, pero de lo que tenía total confianza y seguridad, fue lo que lo llevó a vivir su vida de la manera en que la vivió, en total dependencia y obediencia a su Padre Dios, pues sabía y creía que su venida a esta tierra no fue para hacer su voluntad, sino la voluntad del que lo envió (Juan 6:38).

Finalmente, el versículo de hoy, mencionando la fe del Hijo de Dios, dice que Jesús por amor se entregó en sacrificio por nosotros; ¡Qué gloriosa manifestación de la fe de nuestro Señor! Ahora bien, ¿Cuál será la evidencia o manifestación que Dios anhela de nuestra fe? Prepara tu corazón en oración para la respuesta que el Señor nos dará en el siguiente devocional.   Oración.

«Padre, cuán grande y perfecto ejemplo encuentro siempre en tu Hijo Jesucristo. Gracias por revelarte a mi vida a través de tu Hijo, y gracias por la enseñanza y el conocimiento por medio de tu Espíritu y tu Palabra, amén.

miércoles, 7 de agosto de 2024

Cristo en nosotros, la esperanza de gloria

 

Cristo en nosotros, la esperanza de gloria


“a quienes Dios quiso dar a conocer las riquezas de la gloria de este misterio entre los gentiles; que es Cristo en vosotros, la esperanza de gloria,” Colosenses 1:27

“y de conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento, para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios.” Efesios 3:19

Existen en este mundo variedad de circunstancias que fácilmente llevan a las personas a perder su esperanza y plenitud, por ejemplo, un accidente o cualquier forma de muerte de un ser querido, una enfermedad complicada, la separación de los padres, un fracaso en las finanzas, un secuestro, un enemigo que persigue, un hijo en malos caminos, un matrimonio estancado, o también la separación de la pareja; clara e indiscutiblemente son situaciones muy difíciles, pero que conforme a la Palabra de Dios, no podemos permitir que determinen nuestro vivir.

La escritura en Efesios 1:23 enseña que Jesucristo es aquel que puede llenarlo todo en nosotros, sólo en Él encontramos plenitud, pues en Él habita toda la plenitud de Dios, y como dice la Escritura en Efesios 4:10 fue Él quien descendió y luego subió por encima de todos los cielos para llenarlo todo. Adicional, una de las citas bíblicas de hoy también nos revela que Cristo en nosotros es la esperanza de gloria, es decir, una esperanza verdadera y que nunca falla.

De manera que, si tú o alguien a tu alrededor, está atravesando alguna dificultad que le ha hecho perder el propósito, la motivación, la ilusión o la esperanza en su vida, te invito para que recuerdes o compartas este tesoro de la palabra de Dios. Realmente no hay nada en esta tierra de lo cual Dios no tenga el control y un propósito para con ello, pero solo se puede llegar a esa seguridad y convicción cuando recibimos a Jesús en nuestra vida como Señor y Salvador y cuando a partir de ese momento decidimos arraigarnos y edificarnos en el conocimiento de su gran amor por nosotros, pues es así como toda la plenitud de Dios lo llena todo en nosotros (Efesios 3:19).    Oración.

«Bendito Dios, gracias por este nuevo día de vida que me concedes y gracias por el regalo de enviar tu Palabra hasta este lugar; te pido así mismo que por tu Espíritu alumbres mi entendimiento y me permitas comprender y practicar la enseñanza que me quieres revelar, en el nombre de Jesús, amén.