domingo, 11 de agosto de 2024

El engaño del pecado

 


El engaño del pecado

“Mirad, hermanos, que no haya en ninguno de vosotros corazón malo de incredulidad para apartarse del Dios vivo; antes exhortaos los unos a los otros cada día, entre tanto que se dice: Hoy; para que ninguno de vosotros se endurezca por el engaño del pecado.” Hebreos 3:12-13

Iniciaremos este devocional definiendo lo que es pecado, de manera resumida podemos decir que:

Como acción, es la desobediencia de la voluntad de Dios (1 Juan 3:4).

Como estado, es la ausencia de justicia (Romanos 3:23).

Por su naturaleza, es enemistad contra Dios (Colosenses 1:21).

Ahora bien, en Génesis 3:1-7 se nos muestra la manera en la que el pecado entró a la humanidad; y básicamente lo que podemos identificar en la conversación de Eva con Satanás, fue que esta mujer, dudando de la verdad y el carácter de Dios, se dejó engañar por el mentiroso, satanás.

El engaño, por su parte, es el resultado de una mentira, cuando nos presentan una información que ha sido distorsionada, falseada o cambiada con respecto a la verdad, podemos decir que nos están engañando. Y es justamente esto lo que pasa con el pecado.

Satanás, como padre de mentira y disfrazado de ángel de luz (Juan 8:44, 2 Corintios 11:14), lo que busca diariamente al igual que con Eva, es engañarnos con su astucia para que caigamos en pecado, distorsionando la verdad de la Palabra de Dios y haciéndonos creer que es Dios quien nos miente y nos cohíbe de cosas que “merecemos” saber, tener, sentir o hacer; pues básicamente su engaño apunta a la seducción de nuestros sentidos, ejemplo vemos en Génesis 3:4-6 “Entonces la serpiente dijo a la mujer: No moriréis; sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal. Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría; y tomó de su fruto, y comió; y dio también a su marido, el cual comió así como ella. ”

Hermanos, claramente el pecado es un engaño, se presenta como interesante, agradable y hasta bueno, pero realmente el propósito de Satanás quien es el que nos tienta, es matar, robar y destruir la vida plena y abundante que Jesucristo tiene para nosotros, de modo que como dice Santiago 4:7 “Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros.”   Oración.

«Padre bueno, gracias por estar en mí y por permitirme permanecer en ti; sé que ahora te pertenezco y que el maligno no me puede hacer daño; te pido que también tu palabra permanezca en mí y sea esa lumbrera en mi camino, pues no quiero que el engaño del pecado me seduzca y me lleve a dudar de ti y a caminar en tinieblas; por Jesucristo, mi Señor, amén.

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