miércoles, 21 de agosto de 2024

Vestirnos del nuevo hombre

 


Vestirnos del nuevo hombre

“En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos, y renovaos en el espíritu de vuestra mente, y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad.” Efesios 4:22-24

“Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas.” Efesios 2:10

Para terminar esta corta fase de devocionales que nos exhortan y enseñan a desarrollar el carácter de Cristo en nuestra vida, y después de habernos despojado del viejo hombre y de renovar nuestra mente, el Señor finalmente nos llama hoy a que nos vistamos del nuevo hombre.

Su Palabra en Efesios 2:10 dice que nosotros hemos sido hechos o creados por Dios, y en esta oportunidad no se está refiriendo a la formación de nuestro cuerpo en el vientre de nuestra madre, sino que nos está hablando acerca de esa nueva creación que Dios hizo de cada uno de nosotros cuando creímos en Jesús como nuestro Señor y Salvador, porque fuimos nacidos de nuevo, esta vez no de la carne o físicamente, sino del espíritu por medio del Espíritu Santo (Juan 3:3-6).

Y entonces, hablando de lo mismo, Efesios 4:24 lo que nos dice es que nos vistamos de ese nuevo hombre o esa nueva mujer que Dios ha hecho de nosotros; y la manera más práctica de hacerlo, tal como agrega Efesios 2:10 es que andemos en esas buenas obras que Dios desde antes preparó para que anduviésemos en ellas. Verdaderamente, antes sin el Espíritu Santo en nosotros y en la ignorancia de la Palabra de Dios, nos era imposible poder hacerlas, pero ahora siendo templos del Espíritu y por medio de Él recibiendo la enseñanza y revelación de su Palabra, tenemos todo lo que necesitamos para vestirnos completamente de ese nuevo hombre o esa nueva mujer, y así entonces reflejar el carácter justo y santo de nuestro Dios y Salvador.    Oración.

«Padre bueno, qué meta tan grande y especial me has dado; qué privilegiado me siento de poder estar en este caminar, escudriñando tu Palabra, siendo sensible a la voz de tu Espíritu y en humildad sujetándome a tu voluntad. Te pido que la gracia de Hijo, tu amor y la comunión de tu Espíritu permanezcan en mí, para siempre estar gozoso y en paz, por Jesucristo, mi Señor, amén.

No hay comentarios:

Publicar un comentario