viernes, 16 de agosto de 2024

Aprender obediencia

 

Aprender obediencia


“Y Cristo, en los días de su carne, ofreciendo ruegos y súplicas con gran clamor y lágrimas al que le podía librar de la muerte, fue oído a causa de su temor reverente. Y aunque era Hijo, por lo que padeció aprendió la obediencia; y habiendo sido perfeccionado, vino a ser autor de eterna salvación para todos los que le obedecen;” Hebreos 5:7-9

“Por otra parte, tuvimos a nuestros padres terrenales que nos disciplinaban, y los venerábamos. ¿Por qué no obedeceremos mucho mejor al Padre de los espíritus, y viviremos?” Hebreos 12:9

La obediencia es entendida como esa sumisión que tiene una persona a la autoridad y mandato de otra, de tal manera que hace lo que se le encomienda u ordena. En la Biblia se enfatiza mucho en la necesidad de “oír” y “oír atentamente” para así obedecer, ejemplo vemos en Deuteronomio 28:1 y Juan 10:27 cuando dice “Acontecerá que si oyeres atentamente la voz de Jehová tu Dios, para guardar y poner por obra todos sus mandamientos que yo te prescribo hoy, también Jehová tu Dios te exaltará sobre todas las naciones de la tierra.” y “Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen.”

La vida del Señor Jesús nos muestra un claro y magnífico ejemplo de obediencia a Dios, pues Él como dice Filipenses 2:8 fue obediente hasta la muerte y muerte de cruz, cumpliendo así la voluntad de Dios. Y como nos dice Hebreos 5:7-8, aunque era Hijo, por lo que padeció aprendió la obediencia, tanto para ser perfeccionado como también para ser autor de eterna salvación para todos los que le obedecen.

Como creyentes, nuestra principal obediencia es la fe, nuestra fe en el Señor Jesucristo y su palabra, que nos motiva correctamente por el amor recibido a someternos a su voluntad; el Espíritu Santo en Gálatas 5:6 lo describe como “la fe que obra por el amor”, el versículo dice: “porque en Cristo Jesús ni la circuncisión vale algo, ni la incircuncisión, sino la fe que obra por el amor.” Y tal y como nos lo exhorta Hebreos 12:9, si hemos obedecido a nuestros padres terrenales con sus errores y defectos, ¿cómo mejor no obedeceremos a nuestro Padre Dios en respuesta a su gran amor para con nosotros y conociendo que a través de ello Él mismo nos perfeccionará?    Oración.

«Padre Dios, gracias por el amor puro, santo y eterno con el que me amas, sé que es así por la gracia de mi Señor Jesucristo, pues en Él soy tu hijo y nada me podrá separar de tu perfecto amor; así mismo anhelo que por tu Espíritu me ayudes en mi debilidad para poder permanecer en tu amor, guardando tus mandamientos y cumpliendo tu voluntad, amén.

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