jueves, 23 de marzo de 2023

El amor del Padre

 


El amor del Padre

“Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios; por esto el mundo no nos conoce, porque no le conoció a él.” 1 Juan 3:1

“Porque Jehová al que ama castiga, como el padre al hijo a quien quiere.” Proverbios 3:12

Una de las más impactantes enseñanzas que nos reveló el Señor Jesús, es que tenemos a Dios como Padre cuando creemos en el Hijo (Juan 1:12, Gálatas 3:26). Y entendemos el amor de Dios, revelado por Jesús, como el de un Padre protector, proveedor y amoroso.

Un Padre protector, porque nos guarda de practicar el pecado y del maligno: “Sabemos que todo aquel que ha nacido de Dios, no practica el pecado, pues Aquel que fue engendrado por Dios le guarda, y el maligno no le toca.” (1 Juan 5:18). Un Padre proveedor porque no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas? (Romanos 8:32), esta fue la provisión más grande y generosa de todas, proveyó nuestra salvación y también nos provee para nuestras necesidades diarias. (Mateo 7:11)

Y también es un Padre amoroso, porque nos corrige, nos disciplina con amor para nuestro bien y crecimiento: “Porque el Señor al que ama, disciplina, Y azota a todo el que recibe por hijo. Si soportáis la disciplina, Dios os trata como a hijos; porque ¿qué hijo es aquel a quien el padre no disciplina?” (hebreos 12:6-7).

Por último, recibir el amor del Padre por implicación nos debe llevar a rechazar las cosas que ofrece el sistema de antivalores del mundo que se opone a los principios de Dios, conforme dice su Palabra en 1 Juan 2:15 “No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él.”, si en verdad hemos recibido el amor del Padre, vivimos en el mundo, pero no somos del mundo.

Reflexionemos, por tanto, si hemos recibido el amor del Padre por medio de la fe en Cristo y también si estamos disfrutando de ese Padre protector, proveedor y amoroso.  Oración.

«Padre, que al conocer tu amor y la manera tan preciosa y perfecta en que lo manifiestas, me lleve a disfrutarlo con toda alegría y libertad. Gracias por revelarte a mí como mi Padre Celestial; gracias por Jesucristo, tu amado Hijo, amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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