viernes, 3 de febrero de 2023

Ve y Salva a tu casa. Parte 2

 

Ve y Salva a tu casa. Parte 2

“Y le hablaron la palabra del Señor a él y a todos


los que estaban en su casa. Y él, tomándolos en aquella misma hora de la noche, les lavó las heridas; y en seguida se bautizó él con todos los suyos. Y llevándolos a su casa, les puso la mesa; y se regocijó con toda su casa de haber creído a Dios”, Hechos 16:32-34.

Este carcelero, probablemente había escuchado acerca de la salvación, cuando Pablo y Silas fueron llevados a la cárcel, pero no había recibido este regalo inmerecido y grandioso. Ante las circunstancias ocurridas, experimentó el poder de Dios pero también su gran amor a través de Pablo que no permitió que se hiciera daño. Entonces fue llevado, por este amor, a hacer la pregunta más importante que existe: ¿qué debo hacer para ser salvo?

¿Acaso al nosotros aceptar a Cristo, nuestra familia es automáticamente también salvada? Lastimosamente no, quisiéramos que fuera así de fácil, pero Dios nos da una promesa, la cual podemos tomar por medio de la fe para hacer lo que hizo Pablo: “Y le hablaron la palabra del Señor a él y a todos los que estaban en su casa” (Hechos 16:32). Dios que es generoso, no solo anuncia la salvación de este hombre sino también la de su familia.

Sí, fueron salvos los familiares del carcelero cuando Pablo y Silas hablaron la Palabra del Señor a él y a todos los que estaban en su casa, probablemente también algunos servidores; ocurrió entonces conforme dice la escritura, “En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa” (Efesios 1:13).

Y también nuestra familia es salvada si les predicamos el evangelio de salvación, si les anunciamos la buena noticia del perdón de pecados en Cristo Jesús, y si ellos al oír, creen en Cristo para luego ser sellados con el Espíritu Santo, como una vez nos pasó a nosotros.

 

Podemos encontrar un detalle, el carcelero no fue en ese momento quien anunció el evangelio, pero llevó a su casa a Pablo y Silas para que hablaran el mensaje a todos.

Muchas veces no somos nosotros directamente, pero podemos llevar a nuestra casa a un hermano en la fe que cuente a nuestra familia acerca de la salvación, sin embargo, siempre será nuestra responsabilidad, pues simplemente será contar a nuestra familia lo que Cristo hizo en nuestro corazón, y mostrar por su Espíritu, con acciones, el amor que ahora está derramado en nosotros.  Oración.

«Padre, dame toda gracia con mi familia para anunciarles la verdad del evangelio con todo amor, demostrando primeramente el cambio que has hecho en mí por medio de la fe en Jesús. Amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

¡Hasta lo último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito

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