miércoles, 8 de febrero de 2023

Falsos profetas

 

Falsos profetas


“No envié yo aquellos profetas, pero ellos corrían; yo no les hablé, más ellos profetizaban. Pero si ellos hubieran estado en mi secreto, habrían hecho oír mis palabras a mi pueblo, y lo habrían hecho volver de su mal camino, y de la maldad de sus obras.” Jeremías 23:21-22

El contexto del versículo de hoy habla de un tiempo en el que el Señor le había advertido al pueblo que su desobediencia traería consecuencias y serían llevados a cautiverio por una nación muy poderosa. Sin embargo, en ese tiempo, se levantaron muchos falsos profetas que solo hablaban palabras bonitas y decían lo que le convenía al rey para mantener su poder y para traer una aparente calma. No querían que el pueblo supiera la verdad, querían seguir como si nada pasara y mantener su modo de vida, lleno de pecado y derroche.

Al final, el castigo llegó y estos profetas, por no estar en la presencia de Dios, en intimidad con Él, no pudieron comunicar el mensaje que hubiera podido llevar al pueblo a recapacitar y arrepentirse de su mal camino, para evitar ser llevados al cautiverio.

Cuando, como siervos de Dios, no estamos en su presencia, dejamos de ser sensibles a la voz de su Espíritu y estamos arriesgando ser dirigidos por nuestra carne, entonces empezamos a adoptar las prácticas de los falsos profetas: hablar aquello que endulza el oído del oyente, que no lo confronta ni le dice la verdad; cumpliéndose así lo que advierte la escritura para estos tiempos: “Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias,” (2 Timoteo 4:3).

Así que, estamos llamados a ser verdaderos profetas de Dios, no anunciando lo que venga a nuestra imaginación, sino lo que dice la palabra de Dios en el contexto correcto y con la guía del Espíritu Santo.   Oración.

«Padre, quiero permanecer en ti, gozarme cada día viviendo una vida devocional, encontrándome contigo en la intimidad para tener entendimiento de tu palabra y poderla obedecer. En el nombre de Jesús, amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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