domingo, 26 de febrero de 2023

¡Basta ya!

 

¡Basta ya!

“Puesto que Cristo ha padecido por nosotr


os en la carne, vosotros también armaos del mismo pensamiento; pues quien ha padecido en la carne, terminó con el pecado, para no vivir el tiempo que resta en la carne, conforme a las concupiscencias de los hombres, sino conforme a la voluntad de Dios. Baste ya el tiempo pasado para haber hecho lo que agrada a los gentiles, andando en lascivias, concupiscencias, embriagueces, orgías, disipación y abominables idolatrías. A éstos les parece cosa extraña que vosotros no corráis con ellos en el mismo desenfreno de disolución, y os ultrajan; pero ellos darán cuenta al que está preparado para juzgar a los vivos y a los muertos.” 1 Pedro 4:1-5

Basta ya de vivir en la carne y también basta ya de acusar y condenar a los hermanos, sino mejor edifiquémonos en amor, corrijámonos con sabiduría y verdad, enseñémonos con el ejemplo, perdonémonos siempre, teniendo en cuenta lo siguiente: “Así que, el que piensa estar firme, mire que no caiga” (1 Corintios 10:12).

Pero basta ya del tiempo pasado, donde vivíamos haciendo lo que no agradaba a Dios, en nuestros deseos, embriagados por el vino de nuestros deseos y lascivias. El Espíritu puesto en nosotros es la clave para hacer morir las obras de la carne (Romanos 8:13). Ya no andemos en la obra de la carne: “Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios.” (Gálatas 5:19-21).

Ya no podemos practicar tales cosas, estamos llamados a, por amor, marcar diferencia en medio de una generación perversa; nosotros por la fe venceremos para andar como hijos de luz y esta victoria se trata de aceptar lo que Jesús ya hizo, ya ejecutó y nos lo dio a todo el que cree. Para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en Cristo, el inocente murió por los culpables. Pero ahora, liberados de tal condena por su gracia, andemos como es digno del llamado que nos hizo Dios en Cristo. Basta ya también de aplazar la responsabilidad y la misión de predicar este mensaje a otros, basta de excusas, aplazamientos, de colocar otras cosas por encima, pues allí donde estemos, en este momento, podemos evitar que muchos continúen sus vidas hacia el abismo. ¿A quién le creerán, a alguien que habla bonito y parece piadoso o a alguien que demuestra con sus acciones que Cristo vive en él?  Oración.

«Padre, no quiero andar más en el pecado, hoy quiero responder un ¡no! rotundo a todo aquello que en mi vida no te de la gloria, pero no quiero quedarme en buenas intenciones, sino, con la ayuda de tu Espíritu, ser transformado radicalmente y demostrar tu reino en mi vida. En el nombre de Jesús, amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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