miércoles, 22 de febrero de 2023

Aquel día, en aquella hora

 

Aquel día, en aquella hora


“Y desde la hora sexta hubo tinieblas sobre toda la tierra hasta la hora novena. Cerca de la hora novena, Jesús clamó a gran voz, diciendo: Elí, Elí, ¿lama sabactani? Esto es: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado? (…) Mas Jesús, habiendo otra vez clamado a gran voz, entregó el espíritu.” Mateo 27:45-46,50

“Porque primeramente os he enseñado lo que asimismo recibí: Que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras; y que fue sepultado, y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras; y que apareció a Cefas, y después a los doce. Después apareció a más de quinientos hermanos a la vez, de los cuales muchos viven aún, y otros ya duermen. Después apareció a Jacobo; después a todos los apóstoles; y al último de todos, como a un abortivo, me apareció a mí.” 1 Corintios 15:3-8

En aquel día, en aquella hora, todo cambió.

En aquel día, en aquella hora fui liberado de la esclavitud del pecado y Satanás, pues morí juntamente con Cristo; y si creo verdaderamente que morí con Él, he sido justificado del pecado.

Cuando Él entregó su espíritu, cuando dijo “consumado es”, que significa “pagado es”, se saldó mi deuda y ya no iré a condenación, sino que he heredado la vida eterna, porque así como Cristo murió también resucitó y la muerte no se enseñorea más de Él, “Porque en cuanto murió, al pecado murió una vez por todas; mas en cuanto vive, para Dios vive. Así también vosotros consideraos muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús, Señor nuestro.” (Romanos 6:10-11).

Así es hermanos, cada uno está llamado a tomar de manera personal este mensaje de salvación anunciado en el evangelio e identificarse con él, afirmando y creyendo con toda certeza que: así como Cristo murió yo morí y de la misma manera que Él resucitó yo también resucité para nueva vida.

La escritura es profunda pero llena de detalles que no debemos dejar pasar; cuando afirma que “Así también vosotros consideraos (…)”, quiere decir que de la misma manera que sucedió con Cristo sucede con nosotros cuando creemos. Lo que pasó ese día en aquella hora se hace cierto en nosotros por medio de la fe en Cristo.

Entonces, no fue un día cualquiera, ni menos una hora al azar, fue el tiempo determinado por Dios, en su amor, para salvarnos, ofreciendo a su propio Hijo. Y este hecho y esta verdad están aún hoy disponibles para que todo aquel que crea no se pierda más tenga vida eterna (Juan 3:16).  Oración.

«Padre, si en ese día y en esa hora bendita tú entregaste a Jesús, yo quiero hacer realidad este hecho experimentando esta verdad en mi corazón, para que desde ahora en adelante mi vida sea distinta, para servirte, agradarte y anunciar a otros tu salvación, en el nombre de Jesús, amén   Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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