jueves, 16 de febrero de 2023

El misterio de la iglesia

 

El misterio de la iglesia


“A mí, que soy menos que el más pequeño de todos los santos, me fue dada esta gracia de anunciar entre los gentiles el evangelio de las inescrutables riquezas de Cristo, y de aclarar a todos cuál sea la dispensación del misterio escondido desde los siglos en Dios, que creó todas las cosas; para que la multiforme sabiduría de Dios sea ahora dada a conocer por medio de la iglesia a los principados y potestades en los lugares celestiales”, Efesios 3:8-10.

La iglesia es uno de los grandes misterios revelados en el nuevo testamento, que comenzó el día de pentecostés cuando fue derramado el Espíritu Santo sobre los creyentes (Hechos 2:1-4). La cabeza de la iglesia es Cristo mismo como lo explica la Escritura: “y él es la cabeza del cuerpo que es la iglesia”, (Colosenses 1: 18a).

Otro misterio que estuvo oculto desde antes, pero que ahora es revelado: “Cristo en vosotros” y que fue anticipado por nuestro Señor al declarar que “En aquel día vosotros conoceréis que yo estoy en mi Padre, y vosotros en mí, y yo en vosotros”, (Colosenses 1:27, Juan 14:20).

Es decir, por la fe en Cristo Jesús cada uno de nosotros se convierte en templo del Espíritu Santo y todos juntos hacemos parte de la iglesia universal de Cristo unidos en un solo cuerpo (1 Corintios 3:16, Efesios 3:6).

Y el propósito de la iglesia es mostrar el amor de Cristo a todo el mundo; tenemos la misión de dar a conocer la multiforme sabiduría de Dios en todo lugar a toda criatura, por esto, la gran necesidad de congregarnos, prepararnos en una iglesia y estar en comunión unos con otros, pues es un propósito y una misión comunitaria que determina nuestra vida personal y nuestra identidad individual, puesto que: “Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios, edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo”, (Efesios 2:19-20).

En conclusión, hacemos parte de la familia de Dios por la gracia de Cristo, entonces no estamos solos ni debemos vivir como seres aislados y sin rumbo, pues teniendo la misión más importante de todas nos necesitamos unos a otros para cumplirla a cabalidad. Oración.

«Padre, gracias por mi familia de la fe, porque en comunión con ellos voy preparándome y creciendo en el conocimiento y amor de Aquel que nos amó primero y dio la vida para que nosotros fuésemos uno solo. En el nombre de Jesús. Amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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