jueves, 26 de septiembre de 2024

La obediencia hace parte del diseño de Dios

  La obediencia hace parte del diseño de Dios

“Tomó, pues, Jehová Dios al hombre, y lo puso en el huerto de Edén, para que lo labrara y lo guardase. Y mandó Jehová Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer; mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás.” Génesis 2:15-17

En este pasaje Bíblico vemos a Dios darle un mandamiento al hombre: “De todo árbol del huerto podrás comer; mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás” y es donde los teólogos dicen que se ve el libre albedrío que Dios le da al ser humano.

Ahora bien, si vemos detalladamente, en ese momento el hombre vivía en un estado de pureza, no conocía lo que era el mal, se podría decir que era un estado de santidad no confirmada, vemos que su relación con Dios era íntima, el hombre vivía y había sido diseñado para esa perfecta comunión, en medio de una obediencia que por decirlo de alguna manera era natural, no fingida, sin esfuerzos, pues era su estado natural, el diseño original con el que fuimos creados, y la manera como todo funcionaba bien. Así que la obediencia era parte de ese diseño original que se perdió por causa del pecado y que hoy en día es muy mal entendida y poco apreciada, precisamente por la distorsión que trae el pecado.

Si estudiamos los primeros capítulos de Génesis vemos cómo el hombre vivía en una creación maravillosa, había sido puesto por su creador en un jardín especial, podía ver la gloria de Dios y estar en ella, por lo tanto reflejaba esta gloria, pues Dios mismo lo había hecho a su imagen y semejanza como dice Génesis 1:26a y además tenía un propósito: tener hijos, llenar la tierra y señorear sobre la creación de Dios como dice Génesis 1:28.

Hermanos, gracias a Jesucristo y al poder del Espíritu Santo, hoy cada uno de nosotros los creyentes, por medio de la fe, puede vivir en un diseño mucho mejor que el original, pues ahora somos nueva creación, hechos a la imagen espiritual de Cristo y no a la almática de Adán, y la obediencia de Cristo ahora puede ser parte natural de nuestra vida para así reflejar la Gloria de Dios viviendo vidas con propósitos eternos.   Oración.

«Padre Dios, gracias por tu Hijo Jesús, gracias por su obra, pues por Él hoy puedo obedecerte, ya que diariamente tu Santo Espíritu obra en mi vida colocando en mí el querer como el hacer tu voluntad, gracias porque diariamente puedo ver tu obrar, llevándome a entender la importancia de la obediencia, que es un rasgo característico de Cristo, amén


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