viernes, 15 de septiembre de 2023

Una ecuación poderosa

 


Una ecuación poderosa

“pero al principio de la creación, varón y hembra los hizo Dios. Por esto dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne; así que no son ya más dos, sino uno. Por tanto, lo que Dios juntó, no lo separe el hombre.” Marcos 10:6-9

La mujer y el hombre cuando se unen en matrimonio, siendo dos personas distintas, se convierten en uno solo, asemejando la unión de Cristo con su iglesia (Efesios 5:32); esta unión es esencial para sostener una sociedad sana y próspera, porque los dos se apoyan mutuamente, se colocan de acuerdo y aun ante las dificultades se animan el uno al otro como dice el proverbio: “Mejores son dos que uno; porque tienen mejor paga de su trabajo. Porque si cayeren, el uno levantará a su compañero; pero ¡ay del solo! que cuando cayere, no habrá segundo que lo levante” (Eclesiastés 4:9-10)

Aunque son una pareja, una misma carne, cada uno debe primero unirse con Cristo, siendo uno solo con el Señor, como lo revela 1 Corintios 6:17: “Pero el que se une al Señor, un espíritu es con él.” El matrimonio es la unión de esta pareja hombre y mujer con Cristo, es decir, un cordón de tres dobleces (Eclesiastés 4:12).

Entonces, gracias a la acción de su Espíritu, entre más contemplan la gloria de Dios, más se hacen semejantes a Cristo: “Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor.” (2 Corintios 3:18).

Esta ecuación poderosa explica que somos uno con Cristo y uno con nuestra esposa(o), unidad total que crece en el amor y el conocimiento de Cristo: “Antes bien, creced en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. A él sea gloria ahora y hasta el día de la eternidad. Amén.” (2 Pedro 3:18).

Ahora bien, este crecimiento manifestará en esta pareja el amor de Dios hacia los demás, entre más unidos a Cristo estén y más unidos entre ellos, la gracia y el poder de Dios se desbordará y manifestará para gloria de Dios Padre, porque su propósito es que todos conozcan que son discípulos de Jesús viendo el amor mutuo, como dice: “En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros.” (Juan 13:35). Siendo así, los primeros llamados a mostrar el amor de Cristo, para que todos conozcan que son sus verdaderos discípulos, son aquellos que practican esta ecuación poderosa de la que hemos reflexionado: el matrimonio.   Oración.

«Padre, clamamos a ti para que cada día más personas anhelen estar en tu camino y cumpliendo tus principios; te pedimos que bendigas los matrimonios y las familias, que nos permitas siempre estar en tu amor y tu bendición. Padre bueno, revela tu gloria a través de las parejas, que el mundo conozca que lo que tú has diseñado es bueno, agradable y perfecto. Gracias Dios eterno por Jesucristo, Señor nuestro, amén.   Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

¡Hasta lo último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.

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