jueves, 20 de abril de 2023

Tan comprometidos como Jesús. Parte1

 


Tan comprometidos como Jesús. Parte1

“Pero él les dijo: Es necesario que también a otras ciudades anuncie el evangelio del reino de Dios; porque para esto he sido enviado. Y predicaba en las sinagogas de Galilea”. Lucas 4:43-44

“Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz”. Filipenses 2:5-8

Nadie ha tenido un ministerio tan poderoso como el de Jesús, nunca nadie estuvo tan comprometido como Él. Pero ¿Cómo podía hacerlo?, ¿Cuál era su secreto y la fuente de su poder? su secreto era estar en línea directa con el Padre. Dice Lucas 5:16 “Más él se apartaba a lugares desiertos, y oraba”.

La oración fue el eje fundamental de la vida de Jesús, muchos ansiaban oír su predicación y ser sanados de sus enfermedades, muchas cosas reclamaban su atención, pero Él nunca descuidó la prioridad de estar con su Padre en quietud, más cuando su vida no tenía reposo, estaba siempre bajo el escrutinio de los religiosos de su época, la oposición hacia Él era evidente y no habría más que un final que Él ya conocía: la cruz. Por eso siempre se apartaba a lugares desiertos a orar, para renovar sus fuerzas y llenarse de la paz de Dios, para tomar decisiones, para pedir dirección en su ministerio terrenal, para encontrar el amor y la aprobación de Dios en todo lo que hacía, para prepararse para la batalla más grande de su vida, vencer el mal en la cruz.

Pablo nos pide que en nosotros haya el mismo sentir de Cristo, eso implica entrega, renuncia, compromiso y obediencia. Jesús estuvo siempre dispuesto a predicar, lo veía como una necesidad urgente. Todos querían su auxilio, dice Lucas 5:15 “Pero su fama se extendía más y más; y se reunía mucha gente para oírle, y para que les sanase de sus enfermedades”.

Qué gran ejemplo para nosotros antes de iniciar nuestro día a día, antes de comprometernos a hacer cosas y más aún de trabajar para la obra del Señor. Debemos dedicar tiempo para buscar a Dios. La fortaleza y la sabiduría vienen de Dios y solo las podemos conseguir cuando pasamos tiempo con Él.

Nunca podremos sobrellevar las exigencias de la vida en el reino de Dios a menos que recarguemos nuestras energías por medio de nuestra comunión diaria con Dios. Cuando nos disponemos a tener intimidad con el Padre y a congregarnos para escuchar su Palabra, nos dará la visión de lo que quiere hacer con nuestra vida.

Cuando estaba listo para juzgar al mundo, escogió a Noé, cuando estaba listo para formar una nación, vino a Abraham, cuando oyó los gemidos de los hijos de Israel, levantó a Moisés para librarlos de la esclavitud, cuando agotó todos los recursos a través de los patriarcas, profetas y ángeles para llevar el mensaje de salvación a la humanidad, tomó la iniciativa más trascendente por amor a nosotros, envió a su Hijo Jesucristo a morir por nuestros pecados. Así como todos estos hombres de la biblia y como su Hijo Jesús, hoy nos está invitando a participar de su obra.

El Señor sigue mostrando su actividad redentora en el mundo, el oye nuestros gemidos por un mundo que se pierde y escoge obrar por medio de nosotros, aquellos que hemos creído y aceptado la obra de Jesús en nuestra vida, para llevar a cabo sus propósitos.

Respondamos a su llamado meditando en este versículo: “Pero él les dijo: Es necesario que también a otras ciudades anuncie el evangelio del reino de Dios; porque para esto he sido enviado. Y predicaba en las sinagogas de Galilea”, Lucas 4:43-44 ¿Estamos dispuestos a orar y a ir al lugar donde Él nos llama?   Oración.

«Jesús gracias por tu ejemplo de oración, porque en los momentos más decisivos de tu vida, de tomar decisiones en tu ministerio, de enfrentarte a la oposición, y de prepararte para ir a la cruz, buscaste el rostro del Padre, fortaleciéndote y llenándote de su paz. Igual que tú quiero buscar un lugar tranquilo para orar y entrar en tu presencia, hallar descanso y prepararme para anunciar el evangelio de salvación teniendo el mismo sentir tuyo, por este mundo perdido. En el nombre de Jesús, amén.   Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

¡Hasta lo último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.   

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