sábado, 15 de abril de 2023

“Dios me ha hecho”

 

“Dios me ha hecho”

“Y nacieron a José dos hijos antes que viniese el


primer año del hambre, los cuales le dio a luz Asenat, hija de Potifera sacerdote de On. Y llamó José el nombre del primogénito, Manasés; porque dijo: Dios me hizo olvidar todo mi trabajo, y toda la casa de mi padre. Y llamó el nombre del segundo, Efraín; porque dijo: Dios me hizo fructificar en la tierra de mi aflicción”. Génesis 41:50-52.

“Y decían el uno al otro: Verdaderamente hemos pecado contra nuestro hermano, pues vimos la angustia de su alma cuando nos rogaba, y no le escuchamos; por eso ha venido sobre nosotros esta angustia”. Génesis 42:21.

A veces pasamos por valles de lágrimas, son los valles de la formación del alma y un ejemplo de esto fue la vida de José. Durante 13 años comprendidos entre los 17 y los 30 pasó por muchas tribulaciones: despreciado por sus hermanos, arrojado a una cisterna, vendido como esclavo a otra nación e injustamente encarcelado; quizás se habría preguntado muchas veces: “¿Por qué Dios me permite sufrir de esta forma?”. Había experimentado rechazo, injusticia, decepción, sin embargo, su corazón era correcto, había permanecido con el Señor en medio de todas las pruebas. José había comenzado mal, pero su fe en Dios hizo que su vida concluyera bien. Esto es lo que realmente importa, no si estamos en un periodo de luchas o de bendición, sino que a pesar de todo lo que nos sucede permanezcamos cerca de Dios.

Los 13 años de esclavitud y encarcelamiento habían terminado. Hasta entonces había pasado por un entrenamiento particular, el impetuoso adolescente que una vez irritó a su familia había llegado a ser un hombre sabio e íntegro que terminó en un palacio, siendo el segundo al mando después del Faraón y lo más importante, lleno del Espíritu de Dios, Génesis 41:38. De este modo, José fue profeta y gobernador sabio, tuvo una visión divina del futuro y gobernó Egipto con el Espíritu de Dios, de manera que los países vecinos fueron librados de la hambruna de ese entonces.

Dios le permitió prosperar en Egipto y le concedió dos hijos a uno le llamó Manasés, que significaba ‘Dios ha hecho que me olvide de todos mis problemas’ y llamó el nombre del segundo Efraín, que significaba “Dios me ha hecho fecundo en esta tierra donde he sufrido”; el hilo conductor entre ambos nombres se resume en una frase: “DIOS ME HA HECHO”; con esto reconocía que el Señor siempre había tenido el control de su vida, con un propósito mayor que el que imaginaba.

Esto debe animarnos a seguir adelante a pesar de las pruebas, no importa dónde comencemos, podemos tener un gran final si estamos con Dios; no permitamos que nuestro corazón se amargue en momentos de sufrimiento, reconozcamos que Dios es soberano sobre nuestra vida y situación, además de que siempre tiene un propósito, aunque en ese momento no lo visualicemos.

A diferencia de José sus hermanos tuvieron que vivir muchos años atormentados por el engaño y la culpabilidad, por eso al reencontrarse con José estaban llenos de miedo. Con todo esto, los sueños originales de José se cumplieron a cabalidad; Dios permitió todo con el fin de que fuera un instrumento en sus manos para salvar miles de vidas en tiempos de escasez y hambruna. Todo comenzó mal, pero terminó bien, por eso no nos desanimemos, seamos fieles a Dios, confiemos en Él y Él hará, Salmos 37:5.

Dios aún puede levantarnos para hacer grandes cosas en nosotros y a través de nosotros. Nos ha llamado a calmar y saciar el hambre y la sed espiritual en este mundo, por eso gocémonos si estamos pasando por diversas pruebas, Dios está formando nuestro carácter para ser instrumentos de bendición para otros.  Oración.

«Señor, ayúdame a llevar una vida de integridad y fe, a no desfallecer cuando pase por tribulaciones, sino que entienda que me estás formando para un propósito especial, quizás en este momento no alcance a verlo, pero confío en que eres Soberano y tienes el control de mi vida, y quizás un día pueda decir como Jacob: “Dios me ha hecho”, cuando esté dando testimonio a otros de tu obra en mí. En Cristo Jesús, amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

¡Hasta lo último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.   

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