jueves, 17 de septiembre de 2020

Lo insondable de Dios.

 

Lo insondable de Dios.


“¡Oh profundidad de las riquezas de la sabiduría y de la ciencia de Dios! ¡Cuán insondables son sus juicios, e inescrutables sus caminos!” Romanos 11:33

Cuando pensamos en Dios con nuestra mente humana, nos enfrentamos a la gran dificultad de tratar de comprender a un ser que en todo excede nuestro conocimiento y nuestra comprensión de las cosas. ¿Cómo tratar de formarnos una imagen concreta de alguien que excede todo lo alto, todo lo profundo y todo lo ancho y que además es omnisciente, omnipotente y omnipresente? ¿Alguien en quien la inmensidad de un universo que no alcanzamos ni siquiera a imaginar, y que Él creó, está inmerso en Él mismo? ¿Cómo entender que ese alguien cuya magnificencia, poder, sabiduría, ciencia y amor que sobrepasan todo conocimiento, nos haya escogido para adoptarnos como sus hijos por la gracia que nos es dada en Cristo Jesús? Y ¿Cómo entender que ante todo esto sigamos siendo necios, contumaces y rebeldes? Bien dice la Palabra: “Mi pueblo fue destruido, porque le faltó conocimiento. Por cuanto desechaste el conocimiento, yo te echaré del sacerdocio y porque olvidaste la ley de tu Dios, también yo me olvidaré de tus hijos.” (Oseas 4:6) Y colgado en la cruz del calvario “Jesús decía: Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen.” (Lucas 23:34 a)

Hermanos, a nosotros los escogidos, los llamados, los justificados y glorificados nos ha sido dada la gracia de llevar el conocimiento del evangelio a los que se hallan en la ignorancia, de llevar la luz de la palabra de Dios a aquellos que están en tinieblas porque “¿Cómo, pues, invocarán a aquel en el cual no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien les predique?” (Romanos 10:14) Estamos llamados a apropiarnos de lo que el apóstol Pablo dice: “A mí, que soy menos que el más pequeño de todos los santos, me fue dada esta gracia de anunciar, entre los gentiles el evangelio de las inescrutables riquezas de Cristo, y de aclarar a todos cuál sea la dispensación del misterio escondido desde los siglos en Dios, que creó todas las cosas; para que la multiforme sabiduría de Dios sea ahora dada a conocer por medio de la iglesia a los principados y potestades en los lugares celestiales, conforme al propósito eterno que hizo en Cristo Jesús nuestro Señor.” (Efesios 3:8-11)

¿Descubrirás tú los secretos de Dios? ¿Llegarás tú a la perfección del Todopoderoso? (Job 11:7) O te rendirás ante Él como Saulo y le dirás: “Señor, ¿Qué quieres que yo haga?” (Hechos 9:6 a)   Oración.

«Padre Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo y Padre nuestro, insondables son las riquezas de tu sabiduría y de tu ciencia e inescrutables tus caminos y tus sendas, lejos están de nuestra finita mente humana porque tú Señor eres sobrenatural y tu magnificencia y tu poder son inimaginables para nosotros. Te damos gracias por nuestro Señor Jesucristo, porque a través de Él te has manifestado a nuestras vidas y solamente por la revelación de tu palabra que nos haces por tu Santo Espíritu nos permites conocer lo que en tu amor quieres que conozcamos de ti Señor. Amén.   Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

¡Hasta lo último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.

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