lunes, 7 de septiembre de 2020

La paga del pecado y la dádiva de Dios

 


La paga del pecado y la dádiva de Dios

“Porque la paga del pecado es muerte, más la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro.” Romanos 6:23

“Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracias sois salvos).” Efesios 2:4-5

Desde el principio, Dios estableció que la paga del pecado era la muerte: “Y mandó Jehová Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer; más del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás” (Génesis 2:16-17). “Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron.” (Romanos 5:12)

La dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro, por ello, dice la palabra de Dios: “Mas ahora que habéis sido libertados del pecado y hechos siervos de Dios, tenéis por vuestro fruto la santificación, y como fin, la vida eterna.” (Romanos 6:22) “Para que, así como el pecado reinó para muerte, así también la gracia reine por la justicia para vida eterna mediante Jesucristo, Señor nuestro.” (Romanos 5:21)

Dios, en su misericordia que es desde siempre y para siempre, por su gran amor con que nos amó, aun estando nosotros muertos en pecado, nos dio vida juntamente con Cristo “en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados según las riquezas de su gracia.” (Efesios 1:7) “Y Él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados, en los cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia, entre los cuales también todos nosotros vivimos en otro tiempo en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás.” (Efesios 2: 1-3)

Redimidos de nuestros pecados, adoptados como Hijos de Dios por la gracia que es en Cristo Jesús; llamados estamos a vivir como Hijos de Dios con el temor de Dios en nuestro corazón, obedeciendo a la voz de su palabra, honrando y glorificando su nombre en todos los tiempos, momentos y circunstancias de nuestra vida; guiados y sustentados por su Santo Espíritu que mora en nosotros.  Oración.

«Amado Padre, Dios Todopoderoso y Eterno, en el nombre de Jesús Cristo de Nazareth te damos gracias porque, por tu gran amor para con nosotros, enviaste a tu Hijo unigénito a ofrecer su vida y derramar su sangre para librarnos de la esclavitud del pecado y de la muerte. Gracias Padre amantísimo porque por el sacrificio, muerte y resurrección de tu Hijo amado nos has dado vida y vida en abundancia, la vida eterna. Amén.   Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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