domingo, 14 de julio de 2024

Se trata de Cristo. Parte 2

 


Se trata de Cristo. Parte 2

“Y Jehová dijo a Moisés: He aquí yo os haré llover pan del cielo; y el pueblo saldrá, y recogerá diariamente la porción de un día, para que yo lo pruebe si anda en mi ley, o no. Mas en el sexto día prepararán para guardar el doble de lo que suelen recoger cada día.”, Éxodo 16:4-5

“Yo soy el pan vivo que descendió del cielo; si alguno comiere de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo daré es mi carne, la cual yo daré por la vida del mundo.”, Juan 6:51

Otro ejemplo del tipo y antitipo es el maná, el cual era un alimento que Dios enviaba para ser tomado diariamente, solo la porción necesaria para cada quien; este antitipo es revelado por Cristo, pues él dice acerca de si mismo: “Y Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: No os dio Moisés el pan del cielo, mas mi Padre os da el verdadero pan del cielo, Porque el pan de Dios es aquel que descendió del cielo y da vida al mundo.” (Juan 6:32, 33) y además confirma diciendo: “Yo soy el pan de vida. Vuestros padres comieron el maná en el desierto, y murieron. Este es el pan que desciende del cielo, para que el que de él come, no muera. Yo soy el pan vivo que descendió del cielo; si alguno comiere de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo daré es mi carne, la cual yo daré por la vida del mundo.” (Juan 6:48-51)

Así que entendemos claramente la revelación que también Cristo se presenta como ese maná, pero el verdadero y que también se presenta a sí mismo como el pan de vida, que debemos comer.

¿Qué aplicación práctica podemos tomar de este conocimiento profundo de su Palabra? Así como Israel recogía el maná a diario, nosotros a diario necesitamos de Cristo, para ser verdaderamente alimentados y fortalecidos espiritualmente, pero además Cristo y la Palabra de Dios están íntima y estrechamente relacionados pues comer el pan, también representa comer su Palabra, pues Jesús nos enseña en Juan 6:63 que: “El espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha; las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida.”, en todo el contexto de este último versículo Jesús había estado enseñando acerca de la necesidad de comer su carne para dar a revelar a los creyentes la necesidad de aceptar su Palabra en nuestras vidas, pues él mismo es la palabra encarnada. El verbo que se hace carne y es necesario que aceptemos su sacrificio para tener vida eterna (Juan 6:56-58, Juan 1:14).

En conclusión, necesitamos alimentarnos diariamente de su palabra para permanecer en él y ser fortalecidos en el hombre interior. (Efesios 3:16)    Oración.

«Señor Jesús, tú eres mi alimento esencial y verdadero, que sostiene y llena todo mi ser, me fortaleces en tu Palabra para vivir con esperanza, gozo y paz, para hacer la voluntad del Padre viviendo cada día guiado por tu Espíritu. Amén

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