jueves, 4 de junio de 2009

Se Busca Amor Perdido


Se Busca Amor Perdido

Hasta donde dependa de ustedes, hagan cuanto puedan por vivir en paz con todos.
Romanos 12:18, vp.
Los padres de Elizabeth Barrett Browning desaprobaron tanto su matrimonio con Robert Browning que la repudiaron. Por diez años Elizabeth escribió cartas cariñosas a sus padres buscando la reconciliación, pero no recibió ninguna respuesta. Entonces recibió por correo una caja grande de parte de sus padres. Emocionada la abrió, sólo para hallar todas sus cartas a sus padres sin abrir y sin leer.

Hoy conocemos las cartas cariñosas de Elizabeth Brown como algunas de las más hermosas piezas de toda la literatura clásica en inglés. Hubieran sido incluso más famosas si hubieran estimulado la reconciliación con sus padres que ella tanto deseaba. Dada la experiencia de Elizabeth algunos dirían: "Como ven, ¿de qué sirve? Tanto trabajo y ningún resultado." Pero si apenas una de las cientos de cartas hubiera sido leída, y si hubiera restaurado la relación entre la hija y sus padres, todo el trabajo hubiera sido más que pagado.

Restaurar las relaciones personales no es fácil. Requiere la muerte a uno mismo, obediencia Dios, y amor a otros; justo lo que Cristo mostró cuando nos reconcilió con el Padre celestial. Sea usted como Cristo hoy, y restaure un amor perdido.

Nadie dijo que la reconciliación va a ser fácil; simplemente deseable, posible, mucho más gozosa que la alternativa. Piense de manera diferente

Ya no andéis como los otros gentiles, que andan en la vanidad de su mente.

Efesios 4:17

La salvación es, ante todo, un cambio de manera de pensar. El apóstol Pablo les dice a los creyentes: "Vosotros no habéis aprendido así a Cristo" (Ef. 4:20). El cristianismo es cognoscitivo antes de que sea experimental. Una persona tiene que considerar el evangelio, creer en sus hechos históricos y en las verdades espirituales, y entonces recibir a Cristo como Salvador y Señor.

El primer paso en ese proceso es el arrepentimiento, que significa que se piensa de manera diferente de lo que se pensaba acerca del pecado, de Dios, de Cristo y de la propia vida de uno. La palabra griega para "arrepentirse" significa "cambiar la mente de uno". Como se emplea en el Nuevo Testamento, siempre se refiere a un cambio de propósito, específicamente un abandono del pecado.

Ese cambio debe resultar en un cambio de conducta, que también se basa en la mente. En el versículo de hoy, Pablo dice que el no regenerado vive "en la vanidad de su mente". Proverbios 23:7 dice: "Cual es su pensamiento en su corazón, tal es él". Así que, cuando piensa de manera diferente, usted actuará de manera diferente.

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