martes, 5 de marzo de 2019

CADA MAÑANA


CADA MAÑANA
Dios, Dios mío eres tú; de madrugada te buscaré; mi alma tiene sed de ti, mi carne te anhela, en tierra seca y árida donde no hay aguas, Salmo 63:1
Me anticipé al alba, y clamé; esperé en tu palabra. Se anticiparon mis ojos a las vigilias de la noche, para meditar en tus mandatos, Salmos 119:147-148
La devoción es una disposición de la voluntad a una entrega total, a una experiencia con Dios. Hablar con Él, escuchar sus Palabras, meditar en sus principios, alabarlo; por lo tanto, según la Palabra de Dios, nuestra primera acción de la mañana al levantarnos debe ser buscar su presencia, mostrar nuestra devoción y nuestra necesidad de Él.
El devocionario es un tiempo con Dios, buscando su dirección a través de la oración y de su Palabra, como nos enseña el Salmo 5:3: “Oh SEÑOR, de mañana oirás mi voz; de mañana me presentaré ante ti y esperaré.” Anticiparse al alba para clamar, esperar en su Palabra y meditar en sus mandatos (Salmo 119:147-148).
El señor Jesucristo se levantaba muy de mañana buscando apartarse del ruido y de la multitud para orar (Marcos 1:35), en absoluta dependencia y necesidad del Padre. Cuánto más nosotros necesitamos de su dirección, antes de empezar el día, para que, al tener comunión con Él, según las instrucciones de Mateo 6:6 seamos recompensados, pues estaremos preparados para enfrentar las dificultades que se presenten en el día, para que andemos guiados por su Espíritu y sus principios estén en nuestra mente.
No es un acto religioso y rutinario, sino una acción de plena disposición del corazón y de auténtica necesidad de Dios. En efecto, si el desayuno es necesario para comenzar el día y preparar nuestro cuerpo para tener fuerzas para el trabajo o alguna otra actividad, nuestro acto de devoción es necesario para fortalecer la confianza en Dios, recordar la esperanza a la que fuimos llamados y estar vigilante el resto del día a las instrucciones de Cristo. (Habacuc 2:1) Oración.
Señor, te buscaré cada mañana, hazme saber tu voluntad, que el resto del día esté preparado para hacer tu voluntad. Amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.      

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