miércoles, 16 de enero de 2019

QUITEMOS LA QUEJA DE NUESTRA BOCA


QUITEMOS LA QUEJA DE NUESTRA BOCA
Aconteció que el pueblo se quejó a oídos de Jehová; y lo oyó Jehová, y ardió su ira, y se encendió en ellos fuego de Jehová, y consumió uno de los extremos del campamento. Entonces el pueblo clamó a Moisés, y Moisés oró a Jehová, y el fuego se extinguió. Y llamó a aquel lugar Tabera, porque el fuego de Jehová se encendió en ellos. Y la gente extranjera que se mezcló con ellos tuvo un vivo deseo, y los hijos de Israel también volvieron a llorar y dijeron: ¡Quién nos diera a comer carne! Nos acordamos del pescado que comíamos en Egipto de balde, de los pepinos, los melones, los puerros, las cebollas y los ajos; y ahora nuestra alma se seca; pues nada sino este maná ven nuestros ojos", Números 11:1-6
Muy a menudo de nuestra boca sale la queja, cuando miramos sólo los problemas y dejamos de confiar en Dios en medio de las circunstancias difíciles, mostrando nuestra carencia de fe.
El pueblo de Israel constantemente se quejó contra Dios, dejaron de confiar en su providencia y amor. Olvidaron que durante su travesía desde Egipto hasta el desierto Dios los había sostenido y cuidado.
Igualmente nos pasa a nosotros, cuando colocamos nuestros ojos en las circunstancias terrenales y olvidamos todo lo que Dios ha hecho por nosotros. Olvidamos que nos rescató de la esclavitud del pecado y nos trasladó de las tinieblas a la luz, olvidamos que nos ha llevado con su amor y gracia por el sendero espiritual que conduce a la vida eterna.
Perdemos de vista a Dios porque nuestra mirada no está puesta en las cosas celestiales sino en las terrenales, dejamos de ver la tierra prometida y las bendiciones que Dios ha prometido, cuando se no aparece la primera dificultad en nuestro caminar con Él y queremos volver atrás, a ser nuevamente esclavos del mundo y sus placeres. Esto demuestra falta de fe y rebeldía contra el plan que Dios ha diseñado para cada uno de nosotros.
Nuestra falta de fe muchas veces viene porque no conocemos las promesas que Dios nos ha dado en su Palabra. Nuestra precaria vida de oración y poco estudio de la Biblia, nos llevan a tener una fe débil que declina fácilmente ante las adversidades.
El Señor anhela que crezcamos en fe, como lo pedían sus discípulos: “Señor auméntanos la fe”. Hermanos, la fe es por el oír y obedecer la Palabra de Dios. Demostremos que las personas de fe no son las que nunca tienen dudas, sino las que permanecen fieles y obedientes a Dios a pesar de las circunstancias, confiando en sus promesas y colocando su mirada en Jesús autor y consumador de la fe.  Oración.
Señor gracias por permitirme ver lo positivo en todas las circunstancias difíciles, ayúdame a crecer en la fe conociendo tu Palabra, apropiándome de tus promesas y descansando en tu eterno amor, cambia mi queja por alabanza, reconociendo todo lo que has hecho por mí y confiando plenamente en que me sostendrás hasta el fin. Amén. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.

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