jueves, 10 de enero de 2019

PACIENCIA



Fortalecidos con todo poder, conforme a la potencia de su gloria, para toda paciencia y longanimidad. Colosenses 1:11
Las tres virtudes del fruto del Espíritu Santo que siguen, paciencia, benignidad y bondad tienen que ver con nuestra relación con nuestros semejantes. Por eso es importante pedirle al Señor que nos ayude a cultivarlas en nuestro interior, pues ellas mostrarán el verdadero testimonio de Cristo hacia otros.
La palabra paciencia o longanimidad viene del griego jupomoné, significa  resistencia o aguante alegre o esperanzado, paciencia, constancia y perseverancia. No es solamente la paciencia que hay que tener con los acontecimientos y las cosas, sino con las personas. Es una gracia que nos invita a despojarnos de toda ira y toda venganza. Es la misma actitud de Dios para con nosotros, que es lento para la ira y grande en misericordia; si no hubiera sido así, hace rato había borrado el mundo.
En nuestra comunicación con los demás debemos reproducir esa actitud amable, doliente, perdonadora y paciente de Dios para con nosotros. Si nos mostramos irritables, vengativos y resentidos, el Espíritu Santo no podrá controlar nuestro interior y le daremos rienda suelta a nuestras emociones dañándonos a nosotros mismos e hiriendo a las personas.
La paciencia debe ser el reflejo de un corazón bondadoso y compasivo que no juzga las fallas de otros, que no juzga, critica y señala, sino que da la oportunidad para perdonar, restaurar y ayudar a los demás.
También tiene que ver con la perseverancia o capacidad de sostenernos firmes en medio de las pruebas, por eso Santiago 1:2-3 dice: “Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas, sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia”. Recordemos que las aflicciones purifican el carácter cristiano y prueban nuestra firmeza espiritual.
La perseverancia es una virtud cristiana nombrada varias veces por Jesús. En Lucas 21:19 dice: Con vuestra paciencia ganaréis vuestras almas. Conquistamos nuestra alma: voluntad, emociones y mente, cuando le permitimos al Señor tomar su control en medio de los ataques, problemas y desilusiones de la vida. Permanezcamos fieles hasta el final dejándonos guiar por su voluntad y confiando en sus promesas.  Oración.
Señor, gracias por que la paciencia en mi vida surge sólo de tu poder, es el fruto de tu Espíritu. Enséñame a practicarla con mis semejantes para no comportarme con ira, egoísmo y venganza, que sólo traen más problemas y desilusión. Ayúdame siempre a perseverar en ti en medio de las pruebas y que con mi paciencia bendiga a los demás. Amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
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