jueves, 17 de enero de 2019

NO HUYAS


NO HUYAS AL LLAMADO DE DIOS
Vino palabra de Jehová a Jonás hijo de Amitai, diciendo: Levántate y ve a Nínive, aquella gran ciudad, y pregona contra ella; porque ha subido su maldad delante de mí. Y Jonás se levantó para huir de la presencia de Jehová a Tarsis, y descendió a Jope, y halló una nave que partía para Tarsis; y pagando su pasaje, entró en ella para irse con ellos a Tarsis, lejos de la presencia de Jehová. Pero Jehová hizo levantar un gran viento en el mar, y hubo en el mar una tempestad tan grande que se pensó que se partiría la nave. Y los marineros tuvieron miedo, y cada uno clamaba a su dios; y echaron al mar los enseres que había en la nave, para descargarla de ellos. Pero Jonás había bajado al interior de la nave, y se había echado a dormir. Y el patrón de la nave se le acercó y le dijo: ¿Qué tienes, dormilón? Levántate, y clama a tu Dios; quizá él tendrá compasión de nosotros, y no pereceremos. Jonás 1:1-6
Usted y yo fuimos escogimos por el Señor, Juan 15:16. No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros, y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca; para que todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, él os lo dé.
Cuando conocemos a Jesús nos involucramos en una vida de aventura y propósito. Jonás fue escogido y quizás como a nosotros, le faltaban infinidad de cosas para ser usado por Dios, sin embargo, lo escoge. El Señor es Soberano y puede usarnos independientemente de nuestras debilidades. Él no se sirve de nosotros por nuestras cualidades y atributos sino por su infinito amor.
Lo único que no tiene reversa en la vida cristiana es el llamado de Dios. Romanos 11:29 “Porque irrevocables son los dones y el llamamiento de Dios”. Somos bendecidos cuando lo conocemos, decidimos amarlo y servirle. Pero vendrán dificultades cuando lo conocemos. Podríamos ser como Jonás, quien no quiso amarlo y seguirle en un momento de su vida.
Este hombre estaba muy cómodo en su vida espiritual y estaba feliz andando a su manera, pero todo cambió cuando el Señor lo mandó a Nínive. Nos puede estar pasando lo mismo, nos gusta recibir mucho y dar poco y ante el llamamiento de Dios, nos levantamos para huir, nos llenamos de miedo y preferimos dormir para olvidar lo que el Señor nos pide.
Todos tenemos un rótulo imposible de borrar: Hijos de Dios, sellados por el Espíritu Santo”. Un sello tan fuerte porque es la misma presencia del Señor en nosotros. No podemos dejar a un lado nuestra responsabilidad. El Señor Jesucristo lo dijo claramente: “y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca.
Que no nos pase lo de Jonás, que los incrédulos tuvieron más temor de Dios y le pidieron que orara por ellos. Que la gente que no conoce de Dios nos diga lo que nosotros debemos hacer, que les prediquemos, que oremos, es muy triste.
Quizás decimos como Jonás “temo a Dios y contradecimos nuestros principios, haciendo lo contrario. Hermanos, Dios siempre respaldará su Palabra independientemente de nuestra terquedad e incredulidad. “Y Samuel dijo: ¿Se complace Jehová tanto en los holocaustos y víctimas, como en que se obedezca a las palabras de Jehová? Ciertamente el obedecer es mejor que los sacrificios, y el prestar atención que la grosura de los carneros”. 1 Samuel 15:22.   Oración.
Señor Jesucristo, qué privilegio que me hayas escogido entre tantas personas que hay en este mundo. Quiero salir de mi comodidad e indiferencia, para servirte y ayudarte en la salvación de este mundo, ayúdame a ser fiel a tu llamado y llevar fruto permanente. Amén. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.

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