martes, 24 de febrero de 2009

desde el corazon del PADRE




"... a fin de conocerle, y el poder de Su resurrección,
y la participación de Sus padecimientos."
Filipenses 3:10 RV

Aunque considero un gran privilegio orar por muchas necesidades que me son enviadas vía el correo electrónico u otros medios, hay muchas veces que me siento abrumada en la magnitud del sufrimiento soportado por mis compañeros creyentes alrededor del mundo. El viejo refrán que el diablo nunca toma vacaciones es seguramente verdadero, y aún así...

¿Me atrevo yo a sugerir que a veces el sufrimiento puede ser una cosa positiva? No se lo deseo a nadie, por supuesto, y cuando oigo de ello, oro para el alivio de todos los que están implicados. Sin embargo, ¿no sufrió Jesús más de lo que la mayor parte de nosotros puede imaginarse, mucho menos vivir esa experiencia? ¿Hay allí alguna razón, por lo tanto, que nos haga pensar que se nos debería evitar aunque sea indirectamente lo qué Él tan tiernamente soportó para nosotros?

Filipenses 3:10 incluye el deseo del Apóstol Pablo de saber (tener la relación/sociedad íntima, que produce vida con) Cristo resucitado, sino también experimentar el compañerismo con Cristo que viene sólo por el sufrimiento. No sólo Pablo pero los otros apóstoles también consideraron un privilegio por ser contados dignos del sufrimiento por Él quién había muerto por ellos. El Pastor Richard Wurmbrand quien ya murió, y el fundador de la Voz de los Mártires, sintió lo mismo. Él escribió que ser Cristiano "significa ser una co-víctima con Cristo. Entre más listos estemos para compartir ese dolor, más verdad recibiremos."

Interesante. ¿Ha usted orado alguna vez para recibir más de la verdad de Dios, conocer más íntimamente a Jesús, (¡quien es la Verdad!) mejor? ¿Y sufre usted ahora? ¿Puedo sugerir que su situación solamente pueda ser parte de la respuesta de Dios a su oración?

Nunca trataré como algo insignificante el sufrimiento de alguien o dejaré de orar para su alivio mientras ellos pasan por ello, pero también comienzo a realizar que muchas de las luchas y desafíos que afrontamos en la vida no son tanto ataques del enemigo como son más bien regalos de un Dios cariñoso que quiere permitirnos conocer a Jesús mejor y amarlo más por el compañerismo de Sus sufrimientos.

Si esto describe el lugar donde usted está hoy, mis queridos amigos, sepan que estoy orando por ustedes, pero sepan también que me alegro que Dios los cuenta digno de sufrir por Él, justo cuando Él los acerca más a Su gran corazón.

No hay comentarios:

Publicar un comentario