martes, 22 de abril de 2025

Despojarnos

 


Despojarnos

“Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre.” Filipenses 2:5-11

La palabra de Dios en la cita bíblica del día nos está llamando a que en nosotros haya el mismo sentir que hubo en Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que, se despojó a sí mismo; despojarnos es entonces el principal llamado. Jesús, en su caso, se despojó de su divinidad, de su gloria, de su poder y todo atributo divino para venir a la tierra en condición de hombre y también de siervo, el cual, como continúa el texto, se hizo obediente hasta la muerte y muerte de cruz.

En nuestro caso, a lo que nos invita Dios, es a que nos despojemos de todo aquello que en nuestra humanidad podamos considerar valioso y que de alguna manera nos proporcione confianza o seguridad de nosotros mismos en nuestra obediencia al Señor; el apóstol Pablo lo manifiesta de la siguiente manera en Filipenses 3:4-7 “Aunque yo tengo también de qué confiar en la carne. Si alguno piensa que tiene de qué confiar en la carne, yo más: circuncidado al octavo día, del linaje de Israel, de la tribu de Benjamín, hebreo de hebreos; en cuanto a la ley, fariseo; en cuanto a celo, perseguidor de la iglesia; en cuanto a la justicia que es en la ley, irreprensible. Pero cuantas cosas eran para mí ganancia, las he estimado como pérdida por amor de Cristo.”

ntonces, el llamado del Señor es a que estimemos como pérdida cualquier logro, título u obra buena que hasta ahora en servicio a Él hayamos podido realizar, de manera que nuestra confianza y seguridad no esté en eso y menos en nuestros propios esfuerzos, sino que realmente y como nos lo menciona el Señor Jesús en Mateo 5:3 “Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.” Un completo sentir de pobreza y humildad de espíritu es lo que el Señor quiere de nosotros, una total dependencia de Él y de su Espíritu en todo momento, para que en su sabiduría y poder continuemos en este maravilloso caminar de obediencia y servicio a Él; “Porque el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido.” Mateo 23:12.   Oración.

«Padre, que por tu Espíritu en mi corazón, hagas de mí esa persona mansa y humilde que tú quieres que yo sea; que sea yo menguando y Jesucristo creciendo en mi vida, que toda confianza o seguridad en mis logros, capacidades o talentos sea totalmente despojada y desarraigada de mi corazón, y que por el contrario, en todo momento y actividad dependa de ti y del poder de tu Santo Espíritu en mí, pues tuya es la alabanza, la honra, la gloria y el poder, por los siglos de los siglos, amén.

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