Bendición y privilegio de la resurrección
“Entonces les abrió el entendimiento, para que comprendiesen
las Escrituras; y les dijo: Así está escrito, y así fue necesario que el Cristo
padeciese, y resucitase de los muertos al tercer día; y que se predicase en su
nombre el arrepentimiento y el perdón de pecados en todas las naciones,
comenzando desde Jerusalén. Y vosotros sois testigos de estas cosas. He aquí,
yo enviaré la promesa de mi Padre sobre vosotros; pero quedaos vosotros en la
ciudad de Jerusalén, hasta que seáis investidos de poder desde lo alto.” Lucas
24:45-49
La Resurrección de nuestro Señor Jesucristo, sin duda es un
acontecimiento de gran victoria y gozo para la comunidad creyente, pues
significa que el sacrificio realizado por el Señor sí fue agradable y aceptado
delante de Dios, lo que nos permite entre otras cosas, tomar de manera personal
con toda seguridad y confianza la palabra declarada en Salmos 32:1-2 que dice
“Bienaventurado aquel cuya transgresión ha sido perdonada, y cubierto su
pecado. Bienaventurado el hombre a quien Jehová no culpa de iniquidad, Y en
cuyo espíritu no hay engaño.” Bienaventurados somos hoy y todos los días de
nuestra vida, los que creemos en Jesús como nuestro Señor y Salvador.
Ahora bien, junto con esta nueva libertad del pecado, la
culpa, la condena y todo lo que nos mantenía atemorizados y esclavizados, ha
llegado un nuevo propósito y sentido a nuestra vida, pues es el Señor por medio
de su Palabra hablándonos hoy las palabras mencionadas después de su
resurrección, que básicamente nos confirman que nuestro entendimiento ha sido
abierto y hemos sido investidos de poder por medio del Espíritu Santo (Juan
14:26, 16:12-15, Hechos 1:8), lo que nos concede el enorme privilegio y
bendición de compartir las buenas noticias de salvación a todo aquel que hoy
todavía esté en oscuridad, derrota y condenación.
Hermanos, somos testigos del gran poder transformador que
tiene el sublime amor de Dios manifestado en la obra de salvación, y somos
conscientes de que es todo lo que necesitan nuestros semejantes para que sus
vidas sean cambiadas, prosperadas y bendecidas; de manera que, vivamos cada día
en el amor, poder y dirección del Espíritu Santo para que continuamente su
fruto en nosotros podamos ver reflejado y compartiendo el mensaje de amor y
salvación, el corazón de otros sea llenado.
Oración.
«Padre Celestial, en este día te queremos alabar por hacernos
partícipes del gran gozo y privilegio que nos proporciona la resurrección de
nuestro Señor y Salvador; gracias por levantarlo de la tumba y exaltarlo hasta
lo más alto; hoy te pedimos que avives el fuego de tu Espíritu Santo en
nosotros para que cada día por tu amor, poder y dirección seamos transformados
y usados para bendecir la vida de otros, por la gracia de Jesucristo, amén.
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