Salud, paz y prosperidad
“Había pastores en la misma región, que velaban y guardaban
las vigilias de la noche sobre su rebaño. Y he aquí, se les presentó un ángel
del Señor, y la gloria del Señor los rodeó de resplandor; y tuvieron gran
temor. Pero el ángel les dijo: No temáis; porque he aquí os doy nuevas de gran
gozo, que será para todo el pueblo: que os ha nacido hoy, en la ciudad de
David, un Salvador, que es CRISTO el Señor. Esto os servirá de señal: Hallaréis
al niño envuelto en pañales, acostado en un pesebre. Y repentinamente apareció
con el ángel una multitud de las huestes celestiales, que alababan a Dios, y
decían: ¡Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz, buena voluntad para
con los hombres!” Lucas 2:8-14
Salud, paz, prosperidad, alegría, y otros más son los deseos
que solemos escuchar por estas fechas de Navidad; sin embargo, para la mayoría
de personas que los reciben y también los dan, no pasan de ser más que bonitos
y pasajeros deseos, por cuanto carecen de un firme fundamento. Realmente se
desconoce el significado profundo y trascendental de la palabra “Navidad”
“Navidad” significa “nacimiento”, y en este caso particular
nos estamos refiriendo al nacimiento de Jesucristo, el Hijo de Dios que fue
enviado a la tierra para dar salvación y vida eterna (Juan 3:16). Observamos en
el pasaje bíblico de hoy, el momento en que se les anuncia por parte de un
ángel del Señor a tres humildes pastores, el nacimiento de El Salvador, y dice
la Escritura que una vez el ángel les comunicó la buena noticia, repentinamente
aparecieron ejércitos celestiales alabando y glorificando a Dios, por la buena
voluntad que tuvo hacia la humanidad, “¡Gloria a Dios en las alturas, y en la
tierra paz, buena voluntad para con los hombres!”
De modo que, es el nacimiento de Jesucristo, el único y
verdadero fundamento que nos da la certeza y seguridad de que a nuestra vida
puede llegar y podremos disfrutar de amor, gozo, paz, salud, prosperidad y toda
bendición, pues fue la buena voluntad de Dios para la humanidad enviar a su
Único Hijo al mundo para que todo aquel que crea en Él y lo reciba en su
corazón como su Señor y Salvador, sea adoptado como su hijo y hecho partícipe y
heredero de las riquezas del reino celestial (Juan 1:12, Colosenses 1:13,
Filipenses 4:19). De manera que, si tú hoy anhelas que tu vida y la de todos
tus seres queridos sean llenas de todo buen regalo y todo buen deseo, permite
que Jesús nazca en tu vida e invita a los otros para que con una sencilla y
sincera oración le pidan al Señor Jesucristo que hoy nazca en su corazón. Oración.
«Bendito Dios, gracias, gloria y honra para ti, por la gran
dádiva y la gran misericordia que has tenido con todo pueblo de la tierra, te
alabamos y te bendecimos por enviar a tu Hijo Jesucristo. Hoy digo con mi boca
y creo en mi corazón que tú, Señor Jesús, eres mi Señor y Salvador, mi corazón
hoy quiere ser ese pesebre donde tú ahí nazcas, pero sobre todo, que
permanezcas, pues este duro, frío y vacío corazón necesita que Tú lo vengas a
llenar y transformar con tu perfecto amor, amén.
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