Levantar las manos caídas
“Y sucedía que cuando alzaba Moisés su mano, Israel
prevalecía; mas cuando él bajaba su mano, prevalecía Amalec. Y las manos de
Moisés se cansaban; por lo que tomaron una piedra, y la pusieron debajo de él,
y se sentó sobre ella; y Aarón y Hur sostenían sus manos, el uno de un lado y
el otro de otro; así hubo en sus manos firmeza hasta que se puso el sol.” Éxodo
17:11-12
“Obedeced a vuestros pastores, y sujetaos a ellos; porque
ellos velan por vuestras almas, como quienes han de dar cuenta; para que lo
hagan con alegría, y no quejándose, porque esto no os es provechoso. Orad por
nosotros; pues confiamos en que tenemos buena conciencia, deseando conducirnos
bien en todo.” Hebreos 13:17-18
Dios levantó en su iglesia diferentes líderes con diversas
capacidades, con la responsabilidad de edificar al cuerpo de Cristo impulsando
su crecimiento y madurez, y también para mantener la unidad de la fe; en pocas
palabras, Dios levanta pastores para que ellos, imitando a Cristo, lleven a la
iglesia a reflejar a Cristo (Efesios 4:11-13).
Sin embargo, estos líderes constituidos por Dios, se cansan.
Y estamos llamados para que, con todo amor y disposición, les apoyemos y les
lavemos los pies espiritualmente, y esto significa: no desanimarlos con nuestra
crítica, sino animarlos con nuestra oración y decirles la verdad con
mansedumbre en amor.
Aarón y Hur apoyaron a Moisés en un momento de dificultad,
sentándolo en una piedra y levantando sus manos. Un acto físico que influía
directamente en la batalla, representaba entonces algo más profundo, se trataba
de un ámbito espiritual. A través de este suceso, donde sacaban ventaja si las
manos de Moisés permanecían levantadas, Dios nos enseña que dependemos
absolutamente de Él para ganar nuestras batallas, pero que también necesitamos
apoyarnos mutuamente para vencer al enemigo, pues fluye a través de los hijos
de Dios la victoria que Cristo nos dio por la fe. De esto se trata también la
edificación mutua, de levantar las manos caídas de nuestros líderes, tal como
muchas veces ellos lo han hecho con nosotros, esto se conoce como reciprocidad
(Mateo 7:12).
Hermanos, sabemos que nuestro reposo es Cristo, la piedra
viva; así que recordarles a nuestros líderes su identidad en Cristo es una
manera de ayudarles a hallar descanso en sus dificultades. Sostener sus manos
cansadas significa que tomamos un rol activo en la iglesia, lejos de la crítica
y la pasividad, y empezamos a dar de lo que se nos ha dado. (Lucas 12:48) Oración.
«Padre amado, gracias porque me hablas y me enseñas también a
través de los líderes de la iglesia, que tú mismo llamaste para mi edificación
y la de mis hermanos, guíame a ser sensible a sus necesidades para que con toda
gratitud devuelva a ellos el amor, la paciencia y apoyo que necesitan cuando
están cansados, agobiados o desanimados. Para gloria de tu nombre, en Cristo
Jesús, amén.
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