sábado, 16 de marzo de 2024

El reino de los cielos

 


El reino de los cielos

“Y si la hierba del campo que hoy es, y mañana se echa en el horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más a vosotros, hombres de poca fe? No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos? Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas. Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas” Mateo 6:30-33.

El dinero y las posesiones materiales son permitidas y aprobadas por Dios, puesto que, al ser habitantes de la tierra, como dice la escritura, tenemos necesidad de todas estas cosas. Lo que definitivamente no es la voluntad de Dios, es que seamos esclavos de las riquezas poniendo nuestro corazón en ellas (Mateo 6:19-21, 24). Y la clave para que esto no suceda se encuentra en nuestra fe.

La fe, que viene como resultado de escuchar la Palabra de Dios (Romanos 10:17) nos mantendrá siempre en el equilibrio en que debemos estar. Porque cuando contrariamente a ser hombres de poca fe, perseveramos en el conocimiento de Dios por medio de su Palabra, entonces, entendemos y creemos que tenemos un Padre celestial, quien es Dios todopoderoso y bueno, capaz y además interesado en proveernos para cada necesidad. Pero, asimismo también seremos entendidos de que la voluntad de Dios para nosotros no es que nos enfoquemos en obtener lo que algún día se acabará, es decir, todo lo material que podamos conseguir o atesorar en la tierra, sino que realmente lo que Dios quiere, es que entendamos que hemos sido puestos en este mundo y en un cuerpo físico sólo de manera temporal y con un propósito específico.

Propósito que se enmarca en el único reino que es eterno, el reino de Dios o reino de los cielos; donde el Rey y Señor es nuestro Salvador Jesucristo, y lo que Él quiere y manda es que nosotros, los que ahora somos participantes de su reino habiendo sido liberados de la potestad de las tinieblas por la fe en Él, vayamos y prediquemos su evangelio de salvación en todo lugar y a toda persona. Por lo que, queridos hermanos, debemos comprender que más allá del objetivo material que tenemos en el rol, actividad o labor que desempeñemos, en el lugar que estemos o con las personas que nos relacionemos, nos debemos a un propósito espiritual y eterno, y es, extender el reino de los cielos.  Oración.

«Padre bueno, gracias por llevarme a un conocimiento más amplio y profundo de tu verdad y del propósito que tienes con mi vida. Gracias por hacerme partícipe de tu reino y porque me has dado el mandato y privilegio de extenderlo; gracias porque cuando lo hago, me permites ver y experimentar tu amor y tu gracia supliendo todas mis necesidades, por Jesucristo mi Señor, amén.

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