sábado, 9 de marzo de 2024

Vivir por fe nuestro presente

 


Vivir por fe nuestro presente

 “De modo que, si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.” 2 Corintios 5:17

“Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, más vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.” Gálatas 2:20

Vivir por fe nuestro presente, se trata de identificarnos con la obra de Cristo. Es cierto que todos tenemos un pasado, y también una familia en la cual crecimos y nos educaron según sus conocimientos y tradiciones, pero desafortunadamente en muchos casos pasa que todo aquello que aprendimos y practicamos durante nuestra niñez, juventud y hasta en la adultez, es totalmente contrario a los principios y la verdad de Dios.

Por lo cual, es fundamentalmente importante que una vez que conocemos a Dios por medio de su Palabra, desechemos todo aquello que no es conforme a su verdad y voluntad, en otras palabras, que desaprendamos lo viejo y aprendamos de nuevo, pues la Escritura en 2 Corintios 5:17 dice que, todo aquel que cree en Jesucristo es alguien nuevo, lo viejo ya es pasado y todo es hecho nuevo en su vida. Y aunque esto es una firme verdad, solo se hará notoria en la persona que la cree y se identifica con ella.

Entonces, si la Palabra dice que lo que yo era antes “mi viejo hombre” fue crucificado con Cristo y murió, y que ahora quien vive en mí es Jesucristo, pues es lo que debo creer y reflejar en mi presente, siendo necesario aprender de manera continua e intencional la vida misma de Jesucristo, puesto que no nos identificaremos ni reflejaremos lo que es Él si primero no lo conocemos por medio de la Escritura. De manera que como continúa diciendo la Palabra en Gálatas 2:20, que lo que ahora vivamos, lo hagamos teniendo nuestra mirada y nuestra fe puesta en aquel que amamos y nos amó y se entregó a sí mismo por nosotros para darnos salvación, vida eterna y vida nueva.  Oración.

«Bendito Dios de misericordia y Padre de gloria, cuantas gracias te doy por lo que has hecho de mí. Gracias porque sin ti estaba destinado al fracaso y la frustración, pero hoy gracias al amor con que me has amado por medio de Jesucristo, puedo estar seguro y confiado en que la obra que has iniciado en mí la perfeccionarás hasta el día en que Jesucristo regrese, amén.

No hay comentarios:

Publicar un comentario