lunes, 12 de mayo de 2014

Concéntrese

Concéntrese

Yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hag olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante.

Filipenses 3:13

Un atleta que corre en una carrera debe fijar los ojos en algo que está delante de él. No puede mirarse los pies o caerá de bruces. No puede distraerse con los otros corredores. Tiene que concentrarse en la meta que tiene delante.

La notable concentración de Pablo era el resultado de dos cosas. En primer lugar, optó por olvidar "lo que queda atrás". Eso incluye las cosas buenas y las malas. Quiere decir que no debemos extendernos en las obras y las realizaciones virtuosas más de lo que debemos pensar en los pecados y fracasos pasados. Lamentablemente, muchos cristianos están tan distraídos por el pasado que no hacen ningún progreso actual.

En vez de mirar al pasado, Pablo se concentró en el futuro. Al decir "extendiéndome", describe a un corredor que estira cada uno de sus músculos para alcanzar la meta. Para hacer eso tiene que eliminar las distracciones y concentrarse solo en la meta que tiene por delante. ¿Tiene usted esa concentración en su deseo de ser semejante a Cristo?   Motivación espiritual

Prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.

Filipenses 3:14

La meta del apóstol Pablo era ser semejante a Cristo. Él sabía que recibiría su recompensa cuando llegara el supremo llamamiento de Dios. Al igual que Pablo, no alcanzaremos la meta de la semejanza a Cristo en esta vida, pero la recibiremos en la vida futura: "Aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es" (1 Jn. 3:2).

El supremo llamamiento de Dios es nuestra motivación para correr la carrera. Debemos vivir pensando que se nos puede llamar en cualquier momento a la presencia de Dios, donde recibiremos nuestra recompensa eterna. Éramos pecadores camino del infierno cuando Dios nos escogió en su soberanía para salvación a fin de hacernos eternamente como su propio Hijo. ¡Qué gracia inefable! ¡Qué motivación para alcanzar la meta! 

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