viernes, 16 de mayo de 2025

Un corazón nuevo y un espíritu nuevo

 


Un corazón nuevo y un espíritu nuevo

“Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne. Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y guardéis mis preceptos, y los pongáis por obra. Ezequiel 36:26-27

Hemos sido creados a la imagen y semejanza de Dios y para su gloria como lo manifiesta Isaías 43:7 “todos los llamados de mi nombre; para gloria mía los he creado, los formé y los hice”. Sin embargo, por causa del pecado hemos distorsionado ese diseño original, y nuestro corazón se ha endurecido. Cuando le permitimos a Dios entrar en nuestras vidas lo primero que Él quiere hacer es sanar nuestro corazón, porque la restauración comienza de adentro hacia afuera.

Por eso el Señor nos hace esta hermosa promesa “Os daré un corazón nuevo y pondré un espíritu nuevo dentro de vosotros”, Y, además asevera que pondrá dentro de nosotros “su Espíritu”, para que nos ayude en nuestro andar espiritual.

En este pasaje el corazón de carne es contrastado con el corazón de piedra, implicando que la naturaleza fría como la piedra y dura del corazón de nosotros sería reemplazada por una espiritualidad cálida y viva. Ese corazón nuevo se refiere a nuestra mente y voluntad que deben ser transformadas. Un corazón duro no es apto para recibir la buena semilla de la Palabra de Dios para que dé fruto; pero, un corazón de carne es impresionable y dócil, apto para que la Palabra de Dios haga su obra en él. Esto nos habla de la “gracia soberana” de Dios, porque el ser humano no puede tener un corazón nuevo a menos que el Señor se lo dé.

El Señor quiere una renovación completa de nosotros, para ello prometió que su Espíritu vendría a morar en nosotros, promesa que se cumplió en el momento de nuestra conversión; y que es la única forma de ser transformados porque nos da su poder para hacer su voluntad. Debemos entender entonces que, por impura, dura y fracturada que esté nuestra vida, Dios nos ofrece un nuevo comienzo.

Por medio de la sangre de Cristo puede borrar nuestros pecados, sanar nuestro pasado, quitar nuestras cargas y darnos una nueva oportunidad para que volvamos en intimidad con Él y encontrar la paz que necesitamos, como dice Job 22:21 “Vuelve ahora en amistad con él, y tendrás paz; y por ello te vendrá bien”.

Él quiere darnos una nueva vida en abundancia, por la sangre de Cristo que expía y por la obra santificadora del Espíritu Santo, que es aplicada a nosotros por nuestra fe en Jesús, limpiando nuestra conciencia de malas obras y de toda contaminación del pecado.

Todos los que creemos tenemos parte en el nuevo pacto, tenemos un nuevo corazón y un espíritu nuevo para andar en la nueva vida que Jesús nos ofrece. Dios nos dará un corazón de carne, blando y tierno, que cumpla su santa voluntad. La gracia renovadora obra un cambio tan grande que puede cambiar un corazón endurecido por un corazón de carne. Dios pondrá dentro su Espíritu como Maestro, Guía y Santificador. Él nos equipa con su gracia para cumplir el propósito por el cual nos escogió y llamó.  Oración.

«Padre Dios, gracias por tu hermosa promesa de renovación de mi corazón y mi espíritu. Anhelo un espíritu recto donde solo puedas habitar, ayúdame a comprender que soy heredero de la gracia y la abundancia de los cielos. Entender que el pecado me despoja, me arruina y no me deja vivir una vida plena. Quiero caminar en el Espíritu y dejar que su obra santificadora cubra mi ser, límpiame y restáurame. En el nombre de Jesús, amén.

jueves, 15 de mayo de 2025

Mente sana. Segunda parte

 


Mente sana. Segunda parte

 “Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado”. Isaías 26:3

“Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; pruébame y conoce mis pensamientos; y ve si hay en mí camino de perversidad, y guíame en el camino eterno”. Salmos 139:23-24

Es difícil evitar los conflictos en el mundo donde vivimos, pero el Señor promete mantenernos en paz aun en medio de ellos, para poder hacerlo debemos perseverar en Él, apoyados en su amor y su poder, manteniendo nuestros pensamientos y nuestra confianza en Dios. Cuatro consejos para renovar nuestra mente:

1-Teniendo nuestros pensamientos en Dios.

El Señor nos dice: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente” Mateo 22:37 y en Isaías 26:3 “Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado”.

Una de las maneras que sabemos que amamos a una persona es cuando invertimos tiempo para pensar en ella. De la misma manera ocurre con Dios. Si lo amamos sentiremos que no lo podemos sacar de nuestra mente, por tanto, nuestro deseo debe ser priorizar su voluntad, honrándolo con nuestras palabras y acciones.

Todo lo que usted piensa y dice tiene que ver con Dios. No es un asunto de religiosidad, lo que ocurre es que ahora que le hemos confiado nuestras vidas a Él, reconocemos que conoce nuestros pensamientos y no queremos desobedecer incluso con lo que pensamos. Además, Él nos pide que pensemos lo bueno, lo puro, lo honesto, todo lo que es verdadero, todo lo que es digno de alabanza (Filipenses 4:8) y esos son los pensamientos de Dios, que están plasmados en su Palabra.

2-Fortaleciendo nuestra relación con el Espíritu Santo

Solos no podemos cambiar nuestra forma de pensar, necesitamos la ayuda de Dios. Por lo tanto, nuestra relación con el Espíritu Santo es de vital importancia para que nuestra mente pueda ser renovada. Como dice Efesios 4:23 “y renovaos en el espíritu de vuestra mente”. Es dejar que el Espíritu Santo renueve nuestros pensamientos y actitudes.

Un cambio de mentalidad es un proceso profundo en el que interviene el poder de Dios, pero también nuestra disposición al cambio. Ciertamente el cambio comienza con la purificación de nuestra mente. Dicha obra se le atribuye al Espíritu Santo, quien nos purifica y santifica en la medida que vamos creciendo espiritualmente.

3-Filtrando nuestros pensamientos

Todo pensamiento que surja en nuestra mente, debe ser filtrado a través de la Biblia. De esta manera si adoptamos un pensamiento, debe ser filtrado por la Palabra. Cristo es la verdad, Él mismo es el conocimiento, por tanto, todo pensamiento que se rebele contra su enseñanza debe ser rechazado o repelido.

“derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo, 2 Corintios 10:5

No puedes evitar que las aves vuelen sobre tu cabeza, pero sí que hagan un nido en ella”. Muchos pensamientos intentarán alojarse en nuestra mente, pero será nuestra responsabilidad permitir que se hospeden en ella.

4-Eliminando contenido nocivo

Mientras no cambiemos el contenido que ponemos en nuestra mente a través de lo que vemos, leemos o escuchamos, será difícil experimentar nuevos resultados. La Biblia nos da un consejo en torno a la elección del contenido que deberíamos aceptar.

“Todo me es lícito, pero no todo conviene; todo me es lícito, pero no todo edifica”. 1 Corintios 10:23

Preguntémonos por aquello que veremos, escucharemos o leeremos ¿edifica o no?, es un buen ejercicio a la hora de elegir. Procuremos buscar contenidos que aporten a nuestra sana edificación.

Pidamos al Espíritu Santo que purifique y santifique nuestra mente, rindámonos a Él, permitiendo que su Palabra limpie nuestros pensamientos cambiándolos por los de Dios (Juan 15:3).   Oración.

«Amado Señor, deseo amar tus mandamientos y pensar en tu ley todo el tiempo. Me despojo de los recuerdos que intencionalmente he guardado aun sabiendo que me hacen daño, también de todo pensamiento impuro y destructivo. Te pido perdón si he visto cosas vergonzosas que deshonran tu nombre. Ayúdame a poner mis pensamientos en ti, a llevar todo pensamiento cautivo a la cruz de Cristo, a fortalecer mi relación con el Espíritu Santo para que renueve mi mente y mi corazón, “Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; pruébame y conoce mis pensamientos; Y ve si hay en mí camino de perversidad, y guíame en el camino eterno. Amén.

miércoles, 14 de mayo de 2025

Mente Sana.

 


Mente Sana.

“Porque el temor que me espantaba me ha venido, y me ha acontecido lo que yo temía”. Job 3:25

“Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad”. Filipenses 4:8

El plan de Dios es que gocemos de una plena salud mental. Sin embargo, para que esto ocurra debemos conocer la mente y el poder que ejerce tanto en la toma de decisiones, como en la adopción de hábitos, sean estos buenos o malos.

La Biblia nos anima a pensar en Dios, en sus planes y voluntad, en vez de pensar como nos hemos acostumbrado en las cosas de la tierra. Colosenses 3:2 dice: “Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra”.

Los pensamientos son tan poderosos, que la sumatoria de ellos pueden llegar a construir nuestra realidad. “Porque el temor que me espantaba me ha venido, y me ha acontecido lo que yo temía” (Job 3:25). Job expresa que lo que siempre había temido le ocurrió y se hizo realidad lo que tanto le asustaba.

Satanás influencia nuestra mente a través de experiencias dolorosas, conversaciones y a través de los medios digitales. Es por eso que la Biblia nos insta a ser buenos administradores de nuestros pensamientos. Los pensamientos son como una semilla y la planta que brota de esa semilla son nuestras actitudes que se convierten en acciones. De aquí que para corregir las acciones lo primero que debemos hacer es sanar nuestra mente.

Dios dotó al ser humano de múltiples habilidades e infinitas capacidades, entre ellas: pensar. Sin embargo, no siempre usamos esa capacidad correctamente. Lo que pensamos muestra lo que somos. Todo lo que sale de una persona es lo que hay en su corazón, así dice Marcos 7:20-23.

Proverbios 23:7a expresa: “Porque cuál es su pensamiento en su corazón, tal es él”. En otras palabras, lo que pensamos define lo que somos y lo que hacemos. Satanás es experto en decir mentiras acerca de nosotros mismos, de la familia, de la sexualidad, de la cultura donde vivimos, de la fe, llevándonos a tener ideas erróneas y destructivas.

Jesús en su condición humana experimentó muchas de nuestras emociones, por ejemplo: La soledad, el rechazo, el dolor y la traición. Jesús no solo nos conoce muy bien, también entiende nuestras debilidades y comprende a lo que nos enfrentamos diariamente en la condición de seres humanos. La diferencia es que Él no pecó con su mente; enseñándonos con esto, que es posible tener una mente libre de malos pensamientos y bajos deseos.

Por su gracia, podemos experimentar tener una mente como la de Cristo, su Palabra lo afirma: “Porque ¿quién conoció la mente del Señor? ¿Quién le instruirá? Mas nosotros tenemos la mente de Cristo”, 1 Corintios 2:16. Es por eso que el Señor quiere que tengamos una mente renovada, para que entendamos su voluntad para nosotros (Romanos 12:2).

Es muy probable que estemos luchando con algunos pensamientos en más de una forma. Cuanto más dejemos echar raíces en nuestra mente, más nos consumirá y más difícil será deshacernos de ellos. Los pensamientos dañinos deben ser desechados y reemplazados por la verdad de Dios, esta es la mejor forma de luchar contra los pensamientos destructivos. Efesios 4:17 dice: “Esto, pues, digo y quiero en el Señor: que ya no andéis como los otros gentiles, que andan en la vanidad de su mente”.

Dios quiere renovar nuestra mente, quiere cambiar nuestra vieja manera de pensar y darnos una mente nueva, una mente sana. Para ello te invito, mañana, a conocer la manera en que podemos hacerlo.     Oración.

«Señor, hoy comprendo el poder que tú le has otorgado a mi mente, quiero despojarme de mis pensamientos pecaminosos, que deshonran tu nombre y que me separan de ti. Te entrego mi mente, deseo que la renueves como tu palabra lo dice. Por favor ayúdame a cambiar mi mente. Te pido perdón por albergar en ella tantos pensamientos tóxicos, destructivos y pecaminosos. Transforma mi manera de pensar, porque deseo tener la mente de Cristo, en el nombre de Jesús, amén.

martes, 13 de mayo de 2025

 


Vivir en paz y armonía

“Seguid la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor. Mirad bien, no sea que alguno deje de alcanzar la gracia de Dios; que, brotando alguna raíz de amargura, os estorbe, y por ella muchos sean contaminados” Hebreos 12:14-15

Aquí se nos exhorta a tener buen ánimo y a buscar la paz con todos; es decir, con todos los que podamos, hay algunas personas que simplemente no quieren vivir en paz. Sigamos la paz también con todos los cristianos. En Romanos 12:18 dice «Si es posible, en cuanto dependa de vosotros, estad en paz con todos los hombres». Y debemos procurar «la santidad, sin la cual nadie verá al Señor».

Estar en paz con todos y mantenernos en santidad son dos desafíos espirituales que humanamente son imposibles de seguir si no es por el poder del Espíritu Santo. La paz, la santificación y la justificación nos llegaron a través del sacrificio de Jesus y por el Espíritu Santo ( Romanos 5:1; Hebreos 10:10; 1 Corintios 6:11). Cuando Pablo nos dice “mirad bien”, nos exhorta a mantener nuestra mirada puesta en el Señor Jesús para no retroceder en nuestra fe, solo así podremos caminar en su gracia. El Señor tiene una tremenda reserva de gracia que quiere usar sobre nosotros. El problema es que muchos de nosotros no aprovechamos su gracia, cuando vivimos con sentimientos destructivos, encadenados al pasado o sin la capacidad de perdonar a otros. Consideremos cuál es el sentimiento que está afectando nuestra salud emocional: amargura, ira, rechazo, desesperación, indiferencia, miedo, resentimiento, venganza, frustración, culpa, condena, tristeza, desilusión, y demás.

Estos sentimientos negativos son ataques tóxicos que enferman el alma, son como raíces que se profundizan y no son fáciles de desarraigar. En ocasiones aparecen sin que haya un agente externo que los agite. Sin embargo, cada uno de ellos se convierte en un obstáculo para nuestro bienestar emocional y espiritual pues dejamos de disfrutar la gracia de Dios.

La Biblia nos enseña que la forma en que hablamos y nos relacionamos con los demás, están íntimamente relacionados con nuestra salud emocional. Las ofensas, el mal carácter y los comportamientos inadecuados, son el resultado de las emociones quebrantadas.

“El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca lo bueno; y el hombre malo, del mal tesoro de su corazón saca lo malo; porque de la abundancia del corazón habla la boca”. Lucas 6:45

Ya Cristo pagó el castigo por nuestros pecados, y Dios es rico en misericordia, por eso debemos acercarnos a Él para pedir perdón, para que nos de la capacidad de perdonar a otros y decirle cuánto necesitamos de su gracia.

No permitamos que brote alguna raíz de amargura que nos perturbe y contamine a otros. Pidamos perdón si con nuestros labios hemos juzgado, condenado e injuriado a nuestros hermanos en la fe, o a nuestra familia y a nuestro entorno, y con ello, hemos eclipsado nuestras relaciones, provocando situaciones que no son agradables a Dios. Aprendamos a hablar en paz, con amor y gracia, para soportar cualquier experiencia por la que estemos pasando y, bajo ninguna circunstancia, sentir amargura o resentimiento hacia nadie. Pidámosle al Señor que nos permita mantener la armonía y vigilar el bienestar espiritual y emocional de los demás. Otros seguirán nuestro ejemplo y tenemos una responsabilidad con ellos si afirmamos que vivimos por Cristo.   Oración “Señor gracias por exhortarme, llévame a seguir la paz con todos, especialmente con mis hermanos en la fe, quiero siempre vivir en tu gracia y no alejado de ella. Te pido perdón si en mi corazón he albergado alguna raíz de amargura que ha contaminado a otros. Ayúdame a caminar en santidad, renueva mi hombre interior, para llenar mi corazón de amor, gozo y paz, y caminar en la plenitud de tu Espíritu. En el precioso nombre de Jesús, amén.

lunes, 12 de mayo de 2025

ADORACIÓN EN ESPÍRITU Y EN VERDAD

 


ADORACIÓN EN ESPÍRITU Y EN VERDAD

"Más la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren. Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren”, Juan 4:23-24

Nos podemos hacer esta pregunta ¿qué es una adoración agradable a Dios? El Señor Jesús se lo reveló a la mujer samaritana en la conversación que tuvieron junto al pozo de Jacob. La mujer discutía sobre los lugares de adoración con Jesús, diciendo que los judíos adoraban en Jerusalén, mientras que los samaritanos adoraban en el monte Gerizim.

Cuando Jesús le dice que él sabía acerca de sus muchos maridos, así como el hecho de que el hombre con el cual vivía no era su marido, ella se sintió descubierta, e intentó cambiar la conversación de su vida personal y pasar a temas religiosos. Jesús no cambiaría el tema, pues quería dejar en firme sobre la verdadera adoración.

De la conversación se concluye que la adoración al Padre en espíritu y en verdad no se limita a un lugar determinado geográficamente, ni debe ser regulada por las prácticas transitorias del antiguo testamento. Con la venida de Cristo, la separación entre judíos y gentiles ya no persiste, ni tampoco la adoración en el templo, pues todos los creyentes adquirieron igual acceso a Dios a través de Cristo. La adoración se cambió a un propósito del corazón, no de las acciones exteriores, y dirigida por la Verdad y no por un rito.

La verdadera adoración debe ser "en espíritu", es decir, que involucre todo el corazón. Debe existir una verdadera pasión por Dios, para que haya adoración en espíritu. Al mismo tiempo, la adoración debe ser "en verdad", es decir, debidamente fundamentada. Si no tenemos conocimiento del Dios que adoramos, no hay adoración en verdad. Ambas son necesarias para satisfacer y honrar a Dios en adoración. Entre más profunda sea nuestra adoración, mayormente será Dios glorificado.

Hermano, Dios está buscando corazones dispuestos a hacer su voluntad, apasionados por el estudio y lectura de la Biblia. Adorar a Dios en espíritu y en verdad implica necesariamente amarlo con todo el corazón, el alma, mente y todas las fuerzas. Oración.

"Señor Jesucristo, aquí estoy dispuesto ante ti, con sencillez de corazón para hacer tu voluntad y adorarte en espíritu y en verdad, pues mi alma se apasiona por ti y mi carne te anhela. Te amo Señor con todo mi corazón, mi alma, mi mente y mis fuerzas, amén. 

domingo, 11 de mayo de 2025

Un diálogo sincero con Dios

 


Un diálogo sincero con Dios

 “Y les dijo: Cuando oréis, decid: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra. El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy. Y perdónanos nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a todos los que nos deben. Y no nos metas en tentación, más líbranos del mal” Lucas 11:2-4

“¿Qué padre de vosotros, si su hijo le pide pan, le dará una piedra? ¿o si pescado, en lugar de pescado, le dará una serpiente? ¿O si le pide un huevo, le dará un escorpión? Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan?” Lucas 11:11-13

Con todo lo que está pasando actualmente en el mundo, el Señor nos llama a interceder como sacerdotes, pues es parte del llamado que nos ha hecho, como dice Apocalipsis 5:10: “y nos has hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes, y reinaremos sobre la tierra”. Los sacerdotes, somos todos aquellos que nos paramos delante de Dios para interceder por otros.

Las palabras de Jesús, en la oración del Padre Nuestro que dicen: “venga tu reino”, son más que una sugerencia a orar por un distante día milenial, pues todo en esta oración tiene que ver con la vida cotidiana. El modo verbal de “venga tu reino”, significa en esencia: “Padre, que tu reino venga aquí y ahora”. Esta oración no se trata de una fórmula para ser repetida, sino más bien un modelo a seguir. Por lo general, nuestras necesidades se parecen a una lista de compras antes que un sincero diálogo con Dios, por eso debemos aprender a orar, para tocar su corazón.

Nos enseña que la parte dedicada a la adoración no debe limitarse a una frase, “Padre Nuestro, que estás en los cielos, santificado sea tu nombre”, porque debemos exaltar a Dios por lo que Él es y hace, con expresiones de amor y reconocimiento. Las peticiones no se deben referir solo al pan y todo lo material que necesitamos, sino también clamar por nuestra área espiritual, implorando perdón por nuestros pecados y el señorío de Dios sobre nuestras vidas. Orar para que el reino de Dios venga en la actual situación mundial. Sabemos que todo se hará en el perfecto tiempo de Dios. Y orar para que el mal no nos alcance y nos dañe.

La motivación para orar surge cuando reconocemos la importancia que Jesús le atribuyó a la oración, como algo que nos ayuda a desempeñar nuestra función de “administradores del reino”. Sin la intervención del gobierno de Dios a través de la oración, las circunstancias de la tierra estarían sin control. Las necesidades terrenales deben estar sujetas a la voluntad de Dios tanto aquí, como en el cielo.

Ni la debilidad del gobierno humano, ni la depravación de las obras del infierno prevalecerán. Con nuestra intercesión podemos hacer retroceder a las tinieblas, porque sólo el poder de Dios puede cambiar las cosas y traer su reino a la tierra, y la gloria de Dios sobre nuestra vida, nuestra familia y nuestra iglesia. Sin embargo, a nosotros nos corresponde orar. La oración tiene poder porque cuando lo hacemos estamos pidiendo la intervención del cielo en todos los asuntos de la tierra, por eso todo el ministerio del reino comienza, se sostiene y triunfará por medio de la oración.

Toda autoridad ha sido dada a su iglesia como dice Lucas 9:1-2 “Habiendo reunido a sus doce discípulos, les dio poder y autoridad sobre todos los demonios, y para sanar enfermedades. Y los envió a predicar el reino de Dios, y a sanar a los enfermos”.

Él nos recuerda su naturaleza de Padre y hace un paralelo con nosotros, diciendo que, si padres humanos imperfectos enfrentamos las necesidades reales de nuestros hijos, cuánto más podemos esperar de Él, que nos bendice con la mejor de las dádivas, el Espíritu Santo. Nuestras necesidades fundamentales son de índole espiritual, y una buena relación con Dios, a través del Espíritu Santo, es la base de que el Señor proveerá tanto en lo espiritual como en lo material.   Oración.

«Señor, enséñame a orar, por tu Palabra y por tu Espíritu. Estimúlame y vivifícame para interceder, dirígeme sobre qué orar; enséñame qué debo decir. Confío en tu poder y tu bondad y en que escuchas mi oración cuando la hago con un corazón contrito y humillado. Lo que más anhelo es que venga tu reino y señorío sobre mi vida para poder llevar el reino de Dios, primeramente, a mi familia, a mi entorno y a ese mundo tan necesitado. Lléname de tu gracia y verdad, en el glorioso nombre de Jesús de Nazaret, amén.

sábado, 10 de mayo de 2025

Dios es suficiente

 


Dios es suficiente en medio de las dificultades

“Aunque la higuera no florezca, ni en las vides haya frutos, aunque falte el producto del olivo, y los labrados no den mantenimiento, y las ovejas sean quitadas de la majada, y no haya vacas en los corrales; con todo, yo me alegraré en Jehová, y me gozaré en el Dios de mi salvación. Jehová el Señor es mi fortaleza, el cual hace mis pies como de ciervas, y en mis alturas me hace andar”. Habacuc 3 :17-19

“Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree; al judío, primeramente y también al griego. Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe, como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá”. Romanos 1:16-17

Habacuc nos ofrece un relato de la jornada espiritual de un hombre que transita de las dudas a la fe. El profeta, en el principio está abrumado por las circunstancias que lo rodean, no puede pensar en otra cosa que no sea iniquidad y violencia que ve en medio de su pueblo, aunque se dirige a Dios, cree que Él se ha ido, que sus palabras han sido olvidadas y que su mano no se manifiesta. Como si Dios no pudiera ser hallado en ninguna parte. Los hombres malos están en control de todo y, lo que es peor, actúan como se esperaría de quienes no tienen ningún freno de Dios, (Habacuc 1:2-4).

Qué diferente es el panorama cuando Habacuc deja de mirar los problemas y ya no está bajo el control de las situaciones o ansioso por ellas, porque ha alzado la vista para mirar a Dios. Ya esos acontecimientos no nublan su mente, porque se ha elevado por encima de ellos. En lugar de dejarse dominar por todo eso, ha puesto su esperanza en el Señor, ha comprendido al fin que Él se preocupa por los hijos y que es la fuente de su gozo y fortaleza. Se da cuenta que ha sido llamado a propósitos más altos. (Habacuc 3:17-19); así que Habacuc ha pasado de la queja a la confianza, de la incertidumbre a la fe y que ese remanente de justos que confían y dependen de Dios serán liberados y vivirán.

Con esta porción de la Biblia, el Señor quiere que aprendamos a elevarnos por encima de las circunstancias y aun regocijarnos con ellas. Porque Dios es suficiente en medio de las dificultades. Cuando hacemos esto pasamos de la queja a la confianza, de la duda a la fe, de un hombre vulnerable y necesitado a la seguridad de tener un Dios omnipotente, del valle de las necesidades a la cima de la plenitud de Dios; entonces habrá una transformación en nuestro interior y entenderemos totalmente lo que dice Habacuc 2:4b “más el justo por su fe vivirá”.

Somos parte del remanente que confía y depende del Dios soberano y esta es una declaración de confianza y fe que se convierte en evidencia del poder del evangelio, “el justo por la fe vivirá”, para darnos la certeza de la salvación eterna, por eso debemos regocijarnos en el Señor y decir como Habacuc: “yo me alegraré en Jehová, y me gozaré en el Dios de mi salvación”.

El apóstol Pablo considera este principio de Habacuc 2:4 como la piedra angular del evangelio de Cristo. Porque Él es la respuesta a las necesidades humanas, incluyendo el perdón de pecados, la relación con Dios, una nueva vida en el Espíritu y la esperanza del futuro.   Oración.

«Gracias mi Señor, porque mi gozo no depende de las circunstancias, sino de mi fe en un Dios soberano y bueno. Aunque a veces las situaciones de la vida pueden abrumarme cuando veo tanta maldad y violencia a mi alrededor, sé que estás allí en el silencio de mi corazón animándome. Quiero alzar mis ojos a ti, y que tus pensamientos invadan mi mente, porque creo en tu Palabra y que todo lo tienes bajo tu control, porque he puesto mi esperanza en ti, eres la fuente de mi fuerza y alegría. En el nombre de Jesus, mi Señor y Salvador, amén.

viernes, 9 de mayo de 2025

No te resistas a la gracia de Dios

 


 No te resistas a la gracia de Dios

 “Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo”. 2 Corintios 12:9

“Y así que vino hasta Lehi, los filisteos salieron gritando a su encuentro; pero el Espíritu de Jehová vino sobre él, y las cuerdas que estaban en sus brazos se volvieron como lino quemado con fuego, y las ataduras se cayeron de sus manos. Y hallando una quijada de asno fresca aún, extendió la mano y la tomó, y mató con ella a mil hombres. Entonces Sansón dijo: Con la quijada de un asno, un montón, dos montones; con la quijada de un asno maté a mil hombres. Y acabando de hablar, arrojó de su mano la quijada, y llamó a aquel lugar Ramat-lehi. Y teniendo gran sed, clamó luego a Jehová, y dijo: Tú has dado esta grande salvación por mano de tu siervo; ¿y moriré yo ahora de sed, y caeré en mano de los incircuncisos? Entonces abrió Dios la cuenca que hay en Lehi; y salió de allí agua, y él bebió, y recobró su espíritu, y se reanimó. Por esto llamó el nombre de aquel lugar, En-hacore, el cual está en Lehi, hasta hoy” Jueces 15:14-19

La Gracia de Dios es real y poderosa en nuestras vidas, por eso no debemos resistirnos a ella sino recibirla. Veremos un ejemplo en la Biblia de un hombre que se resistió a la gracia de Dios y su vida no tuvo un final feliz.

Sansón no supo aprovechar el don sobrenatural que Dios le dio por el poder del Espíritu Santo, casi se puede decir que tomó todo como un juego. ¿Qué le pasaba a Sansón? Le hablaba a Dios de forma irreverente, pensaba que toda su victoria sobre los filisteos fue por su fuerza, pero no reconoce que esa fuerza fue por el poder del Espíritu Santo sobre él; en contraste vemos a un Dios misericordioso extendiendo su gracia sobre él abriendo un pozo de agua para que bebiera y se recuperara.

Sansón siempre fue así, siendo Nazareo de nacimiento, apartado para Dios desde el vientre, se le prohibía tomar vino o sidra, tocar cadáveres, comer cosas inmundas y tomar mujeres paganas; pero, si vemos la historia de Sansón hizo todo lo contrario a lo establecido. No entendía la gracia, pero se aprovechó de ella. Sansón siempre vivió cerquita del pecado y su debilidad más grandes fueron las mujeres filisteas, las mujeres del pueblo enemigo de Israel.

Se expuso a ese juego con el pecado hasta que fue debilitado por una filistea astuta, que lo sedujo y le sacó el secreto de su fuerza. Sabemos que en sí no era el cabello largo el que lo hacía fuerte, este era un requisito para ser nazareo, sino que su fuerza provenía del poder del Espíritu Santo que venía sobre él. Cuando se expuso al pecado, se debilitó espiritualmente, sucumbió ante él y perdió su fuerza. Esta mujer bastante intensa lo sedujo hasta que lo condujo a pecar y a desechar la gracia de Dios.

Dice Jueces 16:15-17 “Y ella le dijo: ¿Cómo dices: ¿Yo te amo, cuando tu corazón no está conmigo? Ya me has engañado tres veces, y no me has descubierto aún en qué consiste tu gran fuerza. Y aconteció que, presionándole ella cada día con sus palabras e importunándole, su alma fue reducida a mortal angustia. Le descubrió, pues, todo su corazón, y le dijo: Nunca a mi cabeza llegó navaja; porque soy nazareo de Dios desde el vientre de mi madre. Si fuere rapado, mi fuerza se apartará de mí, y me debilitaré y seré como todos los hombres”.

Lo más triste es lo que dice Jueces 16:20 “Y le dijo: ¡Sansón, los filisteos sobre ti! Y luego que despertó él de su sueño, se dijo: Esta vez saldré como las otras y me escaparé. Pero él no sabía que Jehová ya se había apartado de él”. El Señor lo había abandonado. Y terminó muy mal. Los filisteos le raparon la cabeza, lo prendieron, le sacaron los ojos y lo llevaron con cadenas a la cárcel a que moliese grano. Esto no era el plan de Dios para Sansón, pero por resistirse a la gracia de Dios llegó a esta condición.

Después el cabello le volvió a crecer, pero junto con esto vino el arrepentimiento, vemos a un Sansón que baja la guardia ante Dios, se humilla y reconoce su pecado, reconoce que se equivocó y esto hace que vuelva a conectar con su gracia. y pudo hacer una oración sincera, en Jueces 16:28 dice: “Entonces clamó Sansón a Jehová, y dijo: Señor Jehová, acuérdate ahora de mí, y fortaléceme, te ruego, solamente esta vez, oh Dios, para que de una vez tome venganza de los filisteos por mis dos ojos”. No sólo reivindicó el nombre de Dios al reconocer su pecado, sino que Dios le devolvió la fuerza y derribó el edificio donde estaban todos los filisteos haciendo burla y escarnio con él, y aunque murió junto con ellos, al final vio la misericordia que Dios tuvo con él y por ende con Israel al ser juzgados sus enemigos. ¿Será que tenemos que llegar a esos extremos para entender la gracia de Dios?

Nos abrimos a la gracia de Dios alimentando nuestra nueva naturaleza, creyendo en nuestra nueva identidad en Cristo. Andando en el Espíritu, con oración, adoración y búsqueda de su Palabra. Deja morir de hambre la vieja naturaleza para que no domine tu vida, (Colosenses 3:2-10).

Cuando alguien se ha acercado al Señor Jesús y ha sido limpiado por Él, puede sentarse y tener una relación personal de compañerismo con Él. En lo que concierne a los cristianos, no deberían hacer nada que no honre el nombre del Señor Jesucristo. Si una acción no tiene esa motivación, ¿qué bendición puede traer?    Oración.

«Señor, en este momento, dejo de pretender lo que no soy y reconozco mi necesidad de ti, sé que no puedo en mis fuerzas, necesito de tu gracia para caminar en fe, Soy honesto y reconozco cuán débil soy. Devuélveme la capacidad de acercarme a ti en humildad y arrepentimiento: Señor perdóname y límpiame de las consecuencias de mi pecado. Quiero consagrarme nuevamente a ti y rendir mi ser en tu presencia. Mi esperanza está en tu gracia, me abro a ella para ya no vivir bajo la culpa y condenación. Renueva un espíritu recto dentro de mí, no me eches de delante de ti y no apagues en mí tu Santo Espíritu. Amén.

jueves, 8 de mayo de 2025

La más sublime adoración


 

La más sublime adoración

“Entonces María tomó una libra de perfume de nardo puro, de mucho precio, y ungió los pies de Jesús, y los enjugó con sus cabellos; y la casa se llenó del olor del perfume”. Juan 12:3

“Y estando Jesús en Betania, en casa de Simón el leproso, vino a él una mujer, con un vaso de alabastro de perfume de gran precio, y lo derramó sobre la cabeza de él, estando sentado a la mesa. Al ver esto, los discípulos se enojaron, diciendo: ¿Para qué este desperdicio? Porque esto podía haberse vendido a gran precio, y haberse dado a los pobres. Y entendiéndolo Jesús, les dijo: ¿Por qué molestáis a esta mujer? pues ha hecho conmigo una buena obra. Porque siempre tendréis pobres con vosotros, pero a mí no siempre me tendréis. Porque al derramar este perfume sobre mi cuerpo, lo ha hecho a fin de prepararme para la sepultura. De cierto os digo que dondequiera que se predique este evangelio, en todo el mundo, también se contará lo que ésta ha hecho, para memoria de ella”. Mateo 26:6-13

En estos versículos vemos a una mujer rendida a los pies de Jesús ungiéndolo con perfume, lavando sus pies y secándolos con su cabello. Esta es una expresión de la más sublime adoración. ¿Quién era esta mujer?

Era María de Betania la hermana de Lázaro. Solo María comprendió el significado de su muerte, lo cual no fue el caso de los apóstoles que se indignaron por lo que estaba haciendo. Aunque ella estaba al margen de los acontecimientos de su muerte, captó su significado y se lo expresó a Jesús, ungiéndolo. Había entendido los beneficios de la gracia de Dios, se sentía tan perdonada y libre que estaba expresando su agradecimiento con amor, arrepentimiento genuino, entrega sin reservas y adoración.

Esto debe llevarnos a entender la gracia de Dios. Tendemos a pensar en la gracia conectada sólo con nuestra salvación. Pero la gracia es mucho más de cómo venimos a Cristo, de cómo llegamos a Él. Nuestro entero caminar como cristianos debe estar impulsado por la Gracia de Dios y por el amor a Él, por lo que ha hecho en nosotros. Lucas 7:45-47 “No me diste beso; más ésta, desde que entré, no ha cesado de besar mis pies. No ungiste mi cabeza con aceite; más ésta ha ungido con perfume mis pies. Por lo cual te digo que sus muchos pecados le son perdonados, porque amó mucho; más aquel a quien se le perdona poco, poco ama”.

La adoración es un acto de rendición a Dios, donde todo lo que hagamos exalte su nombre, así como María que al conocer la gracia de Dios derramó su ser como un perfume a sus pies. Podríamos decir que la historia del frasco de alabastro roto, ha llenado el mundo entero con su fragancia. La Biblia no nos dice el motivo de sus lágrimas, pero es evidente que la fuente de todo esto es el amor, su arrepentimiento que la llevó a esas lágrimas, a agradecer por el perdón de Dios y lo que Él había hecho por ella. Deshace su cabello y comienza a limpiar los pies de Jesús con él, esta es una marca tremenda de inmodestia, pero esta mujer no está preocupada por las normas sociales, no se preocupa por la opinión de los demás, nada en el mundo existe más que ella y Jesús en ese momento.

Hay tanto qué aprender y considerar acerca de esta mujer y su actitud. Es un acto de adoración, de amor, de aprecio, de humildad y de sacrificio. Aquí besa los pies de Jesús. Un gran acto de humildad y adoración ante la gracia de Dios.

En contraste, Simón cabila en su mente sobre Jesús, “Este, si fuera profeta” se daría cuenta quién es esa mujer que le está tocando. Jesús ha estado diciendo que Él es el Mesías, el que había de venir. Jesús ha demostrado su poder al sanar y resucitar a personas, pero Simón solo le ve como una persona común y corriente, critica los actos de Jesús y también los actos de esta mujer. “Esta clase de mujer que toca a Jesús no debería estar ni cerca a alguien como Él”. En otras palabras, los pecadores no merecen estar en la presencia de Dios. Desconoce al Dios de gracia y misericordia, que lo había sanado de la lepra.

No debemos resistirnos a la gracia de Dios sino recibirla con humildad, amor y reverencia. No hay manera de acercarnos a Dios si no es por su gracia, y no hay manera de seguir el camino de la fe sino es por la gracia. La gracia es un regalo de Dios, solo por ella pudimos ser salvos y solo por ella llegamos al cielo. La gracia de Dios es la que nos da nuevas fuerzas para seguir adelante. La gracia es para gente débil, pecadora y humana como nosotros, pero que creemos en un Dios vivo que nos va a llevar de su mano cada día hasta el final de nuestra vida.   Oración.

«Amado Padre, tu gracia derramada sobre mí por la obra redentora de Jesús y el poder del Espíritu Santo, hace que me rinda a ti en adoración, en amor y entrega total, quiero darme sin reservas. Gracias por amarme y aceptarme como soy. Se que cuando me humillo y reconozco mi pecado vuelvo a conectar con tu gracia, porque tú extiendes tu misericordia sobre mí y me perdonas, me sanas y me restauras. Necesito de tu gracia para caminar en fe, quiero abrirte mi corazón y derramar ante ti como ese perfume de alabastro, en gratitud, en amor y adoración a ti. En el nombre de Jesús, amén.

miércoles, 7 de mayo de 2025

La oración de Jabes

 


La oración de Jabes

 “Y Jabes fue más ilustre que sus hermanos, al cual su madre llamó Jabes, diciendo: Por cuanto lo di a luz en dolor. E invocó Jabes al Dios de Israel, diciendo: ¡Oh, si me dieras bendición, y ensancharas mi territorio, y si tu mano estuviera conmigo, y me libraras de mal, para que no me dañe! Y le otorgó Dios lo que pidió. 1 Crónicas 4:9-10

En nuestro camino de fe, es crucial comprender la importancia de buscar las bendiciones y la guía de Dios. Siempre enfrentamos diversos desafíos y decisiones que marcan nuestro caminar espiritual. La Oración de Jabes nos recuerda que podemos depender de la sabiduría, el favor y la dirección de Dios en todos los aspectos de nuestra vida. Es un ejemplo de oración que puede impactar nuestra comunión con Dios.

Jabes fue un hombre que enfrentó la adversidad desde el momento de nacer, inclusive su nombre significa dolor. No sabemos cómo fue el parto, pero su madre expresó que dio a luz con dolor. Nuestro pasado y nuestras experiencias dolorosas no deben definirnos, Jabes eligió a Dios para que gobernara y dirigiera su vida independientemente de la experiencia que lo había afectado. Anheló que el Señor interviniera en su vida.

Jabes no fue recordado por un acto heroico, sino que fue recordado por una simple oración en la que se destaca cuatro peticiones significativas:

Empieza diciéndole a Dios: “¡Oh, si me dieras bendición!”, él deseaba el favor y la abundancia de Dios. “Y ensancharas mi territorio”, él quería ampliar sus fronteras buscando la guía de Dios para expandir su influencia e impacto. “y si tu mano estuviera conmigo”, él deseaba la Presencia y el poder de Dios y que fuera la mano del Señor que lo guiara y no su propio esfuerzo. “y me libraras de mal, para que no me dañe”, él pidió la protección de Dios contra el daño y el dolor.

Tenía claro en su corazón que la oración que hacía era al Dios de Israel, en quien creía y a quien había visto moverse en su pueblo con señales y milagros portentosos. Hoy preguntemos ¿en qué desafíos o decisiones necesitamos la intervención de Dios? Dice la Escritura “y otorgó Dios lo que pidió”. Dios escuchó esa oración sincera, humilde y le concedió su petición.

¿Cómo puede la oración de Jabes impactar nuestro caminar diario con Dios? Entendiendo que el Señor escucha cualquier oración por sencilla que sea. Él siempre está atento a nuestro genuino clamor. Debemos pedir que Dios esté con nosotros en todo lo que hagamos, pidiendo siempre su Presencia y así como Moisés dice: “si tu presencia no ha de ir conmigo no nos saques de aquí”, Éxodo 33:15.

Muchas veces creemos que pedir la bendición de Dios es solo pedir cosas materiales, pero la bendición de Dios va más allá, es algo más profundo, es más espiritual y eterno. Necesitamos su compañía, Dios mismo con nosotros en todas nuestras situaciones. Como dice Mateo 6:33 “Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas”.

Buscar las bendiciones y la guía de Dios debe ser una constante en nosotros. A medida que nuestra fe continúa creciendo, permitamos que la oración de Jabes nos recuerde el poder y el privilegio que tenemos de acercarnos a Dios y buscar su participación en cada aspecto de nuestra vida.    Oración.

«Amado Dios, gracias por el ejemplo de Jabes y lo que puedo aprender de su oración. Busco tu bendición y guía en mi vida, sabiendo que eres la fuente de toda sabiduría, favor y dirección. Ayúdame a alinear mi voluntad con la tuya y a confiar en tu provisión y protección. Guíame en los desafíos y en las decisiones, y que tu nombre sea glorificado en todo lo que haga. En el nombre de Jesús, amén.

martes, 6 de mayo de 2025

¿Qué quieres que te haga?

 ¿Qué quieres que te haga?

 “Entonces vinieron a Jericó; y al salir de Jericó él y sus discípulos y una gran multitud, Bartimeo el ciego, hijo de Timeo, estaba sentado junto al camino mendigando. Y oyendo que era Jesús nazareno, comenzó a dar voces y a decir: ¡Jesús, Hijo de David, ten misericordia de mí! y muchos le reprendían para que callase, pero él clamaba mucho más: ¡Hijo de David, ten misericordia de mí! Entonces Jesús, deteniéndose, mandó llamarle; y llamaron al ciego, diciéndole: Ten confianza; levántate, te llama. El entonces, arrojando su capa, se levantó y vino a Jesús. Respondiendo Jesús, le dijo: ¿Qué quieres que te haga? Y el ciego le dijo: Maestro, que recobre la vista. Y Jesús le dijo: Vete, tu fe te ha salvado. Y en seguida recobró la vista, y seguía a Jesús en el camino. Marcos 10:46-52

¿Qué quieres que te haga? Este interrogante abre el inicio para una transformación, es la pregunta que el Señor nos hace hoy a cada uno de nosotros para mirar lo que realmente hay en nuestro corazón y cuál es el interés concreto que tenemos en Él. Es el momento de expresar nuestra necesidad y evidenciar nuestra fe en Jesús.

En este pasaje vemos al Señor deteniéndose en el camino para atender a un ciego que daba voces tras Él. Era un ejemplo práctico de lo que acababa de decir en Marcos 10:45 “Porque el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos”.

También llama la atención que el ciego dejó todo lo que tenía para seguir a Jesús, dispuso su corazón para encontrarlo y finalmente fue restaurado. De la mendicidad pasó a recobrar su libertad y dignidad. Esto es lo que sucede en nosotros cuando encontramos a Jesús, nos recata de una vida de orfandad y desasosiego y nos da una nueva vida con propósito, llena de su amor inagotable, de paz y de gozo.

Bartimeo fue intencional en buscar a Jesús, del que había escuchado hablar mucho. Dice la palabra «Y oyendo que era Jesús nazareno, comenzó a dar voces», con el fin de llamar su atención. Era una oportunidad única ya que Jesús no volvería a pasar por ahí pues iba rumbo a Jerusalén donde sería crucificado. Cuántas oportunidades irrepetibles pierde la gente a nuestro alrededor para acercarse y conocer a Jesús, porque no se esfuerzan en buscarlo, aunque también han oído mucho de Él.

Ojalá todos fueran como Bartimeo con una actitud decidida y con un fuerte deseo de conocer a Jesús, pues no dejó de clamar hasta que consiguió que lo atendiera: «¡Jesús, Hijo de David, ten misericordia de mí!» Así pues, un mendigo ciego, había llegado a una comprensión más exacta y más profunda de la Persona y la Obra de Jesús que los eruditos rabinos de Jerusalén. Mientras Israel era ciego a la presencia del Mesías entre ellos, un judío ciego lograba percibirlo con toda claridad. Lo reconoció como el Hijo de David, el Mesías anunciado, el Rey tan largamente esperado por Israel, el Salvador del mundo.

Las noticias que había recibido de Jesús fueron suficientes para convencerle de que Dios había cumplido su promesa y había enviado al Mesías. En cierto sentido, a nosotros nos ocurre lo mismo; hemos oído hablar de su poder, de su gracia, y de su deseo de salvar a los pecadores, aunque no lo podemos ver con nuestros propios ojos. Bien dice el Señor en su palabra: “bienaventurados los que no vieron y creyeron”, Juan 20:29b

Bartimeo nos da ejemplo de una voluntad firmemente decidida por acercarse a Jesús. Podemos imaginarlo luchando contra toda aquella gente que le quería hacer callar, desorientado sin poder ver cuál era la actitud de Jesús frente a su clamor. Su determinación y perseverancia en medio de las dificultades son ejemplo para nosotros, que muchas veces abandonamos por mucho menos.

¿Pasaría de largo el Maestro? ¿Haría oídos sordos a su clamor? Por supuesto que no. Aquel que había venido a dar su vida en rescate por muchos, no lo haría. El Señor siempre distinguirá nuestra voz aun en medio del ruido del mundo que se opone a que le busquemos. Bartimeo respondió al llamado de Jesús: “arrojó su capa”, “se levantó” y “vino a Jesús”. Se deshizo quizás de su única pertenencia para poder llegar hasta Él. A veces es necesario renunciar a tantas cosas que nos atan a este mundo para poder seguir a Cristo. Esta actitud nos recuerda lo que dice Lucas 14:33 «Así, pues, cualquiera de vosotros que no renuncia a todo lo que posee, no puede ser mi discípulo.”   Oración.

«Señor Jesús hoy quiero acercarme a ti con un corazón sincero, deseoso de conocerte más, quiero dejar de atesorar tantas cosas superficiales que me atan a este mundo para guardar el mejor tesoro del cielo, a ti mi Jesús. Mi mayor necesidad eres tú y antes que recibir respuesta a cualquier oración que te haga, quiero establecer una relación de comunión personal para conocerte más. En el nombre de Jesús, amén.



lunes, 5 de mayo de 2025

El diseño divino

 


El diseño divino

 “No fue encubierto de ti mi cuerpo, bien que en oculto fui formado, y entretejido en lo más profundo de la tierra. Mi embrión vieron tus ojos, y en tu libro estaban escritas todas aquellas cosas que fueron luego formadas, sin faltar una de ellas. ¡Cuán preciosos me son, oh Dios, tus pensamientos! ¡Cuán grande es la suma de ellos!”. Salmos 139:15-17

“Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas. Por tanto, acordaos de que en otro tiempo vosotros, los gentiles en cuanto a la carne, erais llamados circuncisión por la llamada circuncisión hecha con mano en la carne. En aquel tiempo estabais sin Cristo, alejados de la ciudadanía de Israel y ajenos a los pactos de la promesa, sin esperanza y sin Dios en el mundo. Pero ahora en Cristo Jesús, vosotros que en otro tiempo estabais lejos, habéis sido hechos cercanos por la sangre de Cristo. Porque él es nuestra paz, que de ambos pueblos hizo uno, derribando la pared intermedia de separación” Efesios 2:10-14

Cuando pensamos en Dios como nuestro Creador, la biblia nos da mucha información acerca de cómo fuimos creados. Esto debería hacernos entender que estábamos en el pensamiento de Dios aun antes de nacer y que todo acerca de nosotros ya estaba escrito para que se cumpliese en cada uno, como lo dice Salmos 139:15-17

Esta creación única fue solo obra de Dios, con tres dimensiones espíritu, alma y cuerpo; sin embargo, lo que fue perfecto desde el principio se distorsionó por causa del pecado y el diseño original sufrió las consecuencias de la caída del hombre, siendo separados de la presencia de nuestro Hacedor y muertos espiritualmente, lo que trajo consecuencias para el alma y para el cuerpo.

El Señor Jesucristo vino a morir en la cruz, y por su gracia, aun estando nosotros muertos en pecados nos dio vida (Efesios 2:5), hizo de nosotros una nueva creación divina, como lo asevera el pasaje de hoy en Efesios. Ahora somos hechura de Dios, creados en Cristo Jesús. La palabra hechura viene del griego “póiema” que significa cosa que es hecho o sea obra de las manos de Dios, poema de Dios, su obra de arte. Como tal, hemos sido creados en Cristo Jesús o sea hechos en Él.

Pablo describe esta idea en 2 Corintios 5:17 cuando dice: “De modo que, si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas”. El propósito divino es hacer del hombre pecador una nueva criatura completamente de su agrado y que hace las obras que a Él le agradan. Ahora lo que somos depende de una nueva relación en Cristo con un propósito más elevado.

Solo una nueva creación hecha al estilo de Jesús podría satisfacer este propósito eterno y lograr la voluntad de Dios. Dios ha hecho las provisiones necesarias para un nuevo estilo de vida. Las buenas obras no son simples accesorios de la vida cristiana, sino parte del plan eterno de Dios para nosotros. Como las obras malas formaron parte de nuestra vida anterior, las buenas obras forman parte de nuestra nueva vida. Vemos la obra perfecta de Dios al convertir una humanidad pecadora, en una nueva, salvada por su gracia y reconciliada con su Creador.

Pablo hoy nos recuerda lo que fuimos antes de conocer a Cristo y lo que somos ahora en Él. No solo nos dio vida nueva, sino que derrumbó todo obstáculo entre nosotros y el pueblo judío, que nos consideraban incircuncisos, inmundos y fuera del alcance de la gracia de Dios.

Cristo nos devolvió la esperanza, ahora vivimos por fe en unión con Él. Porque los que antes estaban lejos ya han sido acercados por la sangre de Cristo. Recordemos entonces que Dios no olvida ningún detalle de nuestra vida; todos están registrados en su memoria y sus pensamientos a favor de nosotros son positivos y son muchos.   Oración.

«Dios Creador, grande, bueno y soberano, te doy gracias por haber enviado a tu Hijo para darme vida. Me has dado las abundantes riquezas de tu gracia, y ahora soy hechura tuya, creado en Cristo para buenas obras. Soy el diseño divino producido por el mejor artesano. Como esa nueva creación trajiste a mi vida equilibrio y orden, ahora solo quiero glorificarte con mi espíritu, alma y cuerpo guardándome irreprensible hasta tu regreso. Te amo mi precioso Jesús, amén.

domingo, 4 de mayo de 2025

La inmutabilidad de nuestro Dios

 


La inmutabilidad de nuestro Dios

 “Él es la Roca, cuya obra es perfecta, porque todos sus caminos son rectitud; Dios de verdad, y sin ninguna iniquidad en él; Es justo y recto”. Deuteronomio 32:4

Moisés hace una declaración maravillosa de Dios diciendo que es la Roca de Israel. Esto habla de estabilidad, permanencia e inmutabilidad del Dios de amor y compasión, que es fiel y misericordioso con su pueblo a pesar de sus infidelidades.

Esta es la naturaleza del Dios en el que creemos, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación, porque es el mismo ayer, hoy y por los siglos, (Santiago 1:17; Hebreos 13:8) en el cual, así como el pueblo de Israel, encontraremos el refugio para vivir nuestra vida dentro de este mundo cambiante que no nos brinda ninguna seguridad.

Además, dice que sus obras son perfectas y sus designios justos. Dios es fiel y verdadero y en Él no hay maldad. Es justo y recto en su manera de tratarnos en contraste con nosotros que no somos como Él, somos variables, inconstantes y nos dejamos llevar por las circunstancias, por nuestras emociones y pensamientos.

Pero la buena noticia es que Él no se rinde con nosotros, su Palabra dice en Filipenses 1:6 “estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo”. La obra de Dios es perfecta, aunque a veces nuestro actuar no sea justo y recto, cuando interrumpimos nuestra comunión con Dios y lo abandonamos por causa de nuestro pecado. Su Santo Espíritu nos redarguye para llevarnos al arrepentimiento y para que regresemos a Él.

Su obra de redención y salvación es perfecta, en ella desplegó completa su perfección divina en todas sus partes. Todos los tratos de Dios con nosotros están regulados por su sabiduría que no puede errar y por su perfecta justicia.

Hoy anhela que volvamos a Él y nos invita a considerar su obra a nuestro favor en la cruz del calvario y recordar que nos libró de las tinieblas y nos trasladó a su reino de luz y gloria, para que ahora caminemos en justicia y rectitud llevando su luz admirable a este mundo (1 Pedro 2:9).

Todo ese poder, fidelidad y amor divino fueron revelados en Cristo y el evangelio, y forman el fundamento que no puede ser removido sobre el cual podemos edificar nuestra vida espiritual. Él es la Roca de nuestra salvación y hoy debemos alabarlo, como dice en Salmos 95:1-3 “Venid, aclamemos alegremente a Jehová; cantemos con júbilo a la roca de nuestra salvación. Lleguemos ante su presencia con alabanza; aclamémosle con cánticos. Porque Jehová es Dios grande, y Rey grande sobre todos los dioses”.

Recordemos que como la naturaleza de Dios no cambia, encontraremos en Él el refugio para vivir confiados en este mundo variable e inseguro. Por cuanto no cambia su carácter sus obras son perfectas y sus designios son justos.  Oración.

«Señor tú eres mi Roca de salvación, me has dado estabilidad y firmeza en medio de este mundo inseguro y caótico, me has mostrado tu eterno amor, tu naturaleza eterna e inmutable; eres el Dios de pactos que cumples tu Palabra y que no se rinde conmigo a pesar de mi imperfección, porque sigues perfeccionando tu obra en mí. Ayúdame a caminar en justicia y rectitud hasta tu regreso, en el nombre de Jesús, Amén.

sábado, 3 de mayo de 2025

Dios de nuevas oportunidades

 


Dios de nuevas oportunidades

“Pedro estaba sentado fuera en el patio; y se le acercó una criada, diciendo: Tú también estabas con Jesús el galileo. Mas él negó delante de todos, diciendo: No sé lo que dices. Saliendo él a la puerta, le vio otra, y dijo a los que estaban allí: También éste estaba con Jesús el nazareno. Pero él negó otra vez con juramento: No conozco al hombre. Un poco después, acercándose los que por allí estaban, dijeron a Pedro: Verdaderamente también tú eres de ellos, porque aún tu manera de hablar te descubre. Entonces él comenzó a maldecir, y a jurar: No conozco al hombre. Y en seguida cantó el gallo. Entonces Pedro se acordó de las palabras de Jesús, que le había dicho: Antes que cante el gallo, me negarás tres veces. Y saliendo fuera, lloró amargamente. Mateo 26:69-75

El Señor habla a nuestra conciencia, nos instruye, nos redarguye y nos edifica a través de su Palabra, esta porción bíblica debe mostrarnos a nosotros cuánto nos parecemos a Pedro, que en momentos de mucha presión y temor llegó a negar al Señor después de haber estado con Jesús durante tres años. Vemos que cada negación es más enfática que la anterior: “no se lo que dices”, “no conozco al hombre”, “entonces él comenzó a maldecir, y a jurar: no conozco al hombre”.

No sé cuánto llevamos de vida cristiana, pero puede llegar el momento en que nosotros también le neguemos. Nadie creería que Pedro ocupó un lugar de privilegio en el ministerio de la iglesia primitiva, después de haberlo negado. El Señor le dio una nueva oportunidad. Los seres humanos fácilmente descalificamos al que falla, le caemos encima y a veces hasta lo desechamos. Sin embargo, Dios en su amor suele darnos nuevos comienzos y su misericordia se renueva sobre nosotros.

La vida de Pedro nos enseña que los éxitos se construyen con las ruinas de los fracasos. Todos vamos en algún momento a caer, a parar, o a frenar, por situaciones que afrontamos, pero lo importante es que, de esas ruinas de derrota nos levantemos y sigamos. Pedro pudo haber desaparecido de los relatos bíblicos después de haber negado al Señor. La decisión de negar al Maestro no una, sino tres veces, fue vergonzosa, fue repudiable después de todo lo que había vivido con Jesús, había conocido su grandeza, todo esto era muy triste y lamentable, y seguramente fracturó su corazón, porque cuando le fallamos a Dios, eso duele en el interior de nuestra alma. Pedro incumplió la promesa de ser fiel hasta el final.

A pesar de eso, la vida de Pedro no terminó en ese episodio; porque lloró y lloró y se arrepintió; Dios restauró a Pedro y lo usó. Muchas veces hay que llorar amargamente, pero hay que levantarnos porque Dios tiene un propósito ya establecido para nosotros.

Pedro después de equivocarse, se entregó enteramente al Señor, aprendió a darle vuelta a la página y seguir adelante. Por eso, debemos entrar a la presencia del Señor para soltar lo amargo de nuestro interior, sacar lo que nos hace daño y no aparentar lo que no somos, el Señor nos perdona y nos acerca nuevamente a Él y nos da paz.

Qué enseñanza nos da este pasaje: 1- asumamos nuestra responsabilidad, no le echemos la culpa a otros, este es uno de los impedimentos más comunes que nos separan de progresar espiritualmente. 2- arrepintámonos de nuestras malas obras. Hagamos todo lo posible para restaurar nuestra relación con Dios y dejar de contristar al Espíritu Santo. Toda nuestra suciedad debe ser consumida con el fuego, gracia y poder de la sangre preciosa de Jesús. El Señor quiere rendición, sumisión, y reconocimiento.  Oración.

«Señor Jesús gracias por que puedo ir a mi lugar secreto y llorar amargamente, para decirte que te he fallado, que necesito tu perdón y restauración. Aquí estoy, lávame y límpiame con tu sangre salvadora. Traigo mi vida para hacerla tuya por toda la eternidad. Quiero una conciencia limpia y que nunca más mis acciones, palabras o pensamientos te nieguen mi Señor. En el nombre de Jesús, amén.

viernes, 2 de mayo de 2025

¿Es Jesús nuestra máxima prioridad?

 


¿Es Jesús nuestra máxima prioridad?

“Y decía a todos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame. Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, éste la salvará. Pues ¿qué aprovecha al hombre, si gana todo el mundo, y se destruye o se pierde a sí mismo?” Lucas 9:23-25

“Y el que no lleva su cruz y viene en pos de mí, no puede ser mi discípulo”. Lucas 14:27

El cargar con la cruz quiere decir estar preparado a afrontar lo que se venga por lealtad a Jesús; es estar dispuesto a sufrir lo peor que nos puedan hacer a causa de nuestra fidelidad a Él. La escala de valores de este mundo nos ha enseñado ¿cuánto puedo sacar de provecho en este mundo? y no, ¿Cuánto puedo dar? o ¿Qué es lo más seguro? y no, ¿Qué es lo más justo? El Señor Jesús claramente nos dice: “porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá”. Tenemos que dar cuenta de nuestra vida aquí en la tierra, por eso, debemos gastar la vida, no guardarla para nosotros, sino ponerla al servicio de los demás, debemos consumirnos para Cristo, como Él dice: “y todo el que pierda su vida por causa de mí, éste la salvará”.

El cristiano que sigue a su Señor imita su vida y obedece sus mandamientos, se identifica por completo con el mensaje de Cristo, incluso si significa la muerte. Tomar la cruz es llevarla hasta el lugar donde incluso habrá sufrimiento, renuncia a nuestra cómoda vida, quizás a enfrentar momentos difíciles y hasta la muerte misma, como ha sucedido con muchos hermanos en la fe en algunos lugares. Negarnos a nuestros deseos egoístas, usando nuestro tiempo, dinero, recursos y todo lo que esté a nuestro alcance para seguir el camino de Cristo, entendiendo que, aunque sea costoso hacerlo, vale la pena el dolor y el esfuerzo por la salvación de las almas.

Mucha gente está dispuesta a pagar un alto precio y a sacrificarse por algo que valora, que es terrenal y perecedero; pero nos sorprende que Jesús demande a quienes quieren seguirlo, que estén dispuestos a negarse a sí mismos, a llevar la cruz e inclusive dar su vida por su causa.

La verdad es que si esta vida es lo más importante para nosotros haremos lo que sea para protegerla y no haremos nada que ponga en peligro nuestra seguridad o comodidad. En cambio, si para nosotros lo más importante es seguir a Cristo, quizás nos hallaremos en lugares inseguros, insanos y aún incómodos. Dice el señor: “¿Qué aprovecha al hombre, si gana todo el mundo, y se destruye o se pierde a sí mismo?” Ninguna cosa material compensa la pérdida de la vida eterna. Debemos entender como discípulos de Cristo que vivimos para Él y debemos gastar nuestra vida sirviéndole y por ende a los demás, aunque esto implique obediencia, sacrificio y renuncia.

Un discípulo de Cristo debe hacer morir el egocentrismo y estar preparado para resistir el sufrimiento y más aún por causa de Él. ¿Es Jesús nuestra máxima prioridad?  Oración.

 “Amado Jesús hoy quiero consagrarte mi vida, y estoy dispuesto a afrontar lo que se venga por permanecer fiel a ti, hoy me demandas una entrega total. Esto implica negarme a mis placeres y deseos y alinearme con tu santa voluntad. Quiero seguirte, aunque esto traiga sufrimiento y aun la muerte, porque tú diste tu vida por mí en una cruz para darme salvación. Rindo mi vida para consumirla en el cumplimiento del propósito para el cual me has llamado, en el nombre de Jesús, amén.

jueves, 1 de mayo de 2025

Caminando en humildad

 


Caminando en humildad

“Pero él da mayor gracia. Por esto dice: Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes.” Santiago 4:6

“Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas;” Mateo 11:29

Caminar en humildad es una actitud que nos permite ver y experimentar la multiforme gracia de Dios en nuestra vida, porque Dios resiste al soberbio, pero da gracia al humilde. Sin embargo, encontramos que la humildad no se halla dentro de las obras que salen del corazón del hombre, contrario a la soberbia que sí se encuentra dentro de este listado, en Marcos 7:21-22 el Señor Jesús dice “Porque de dentro, del corazón de los hombres, salen los malos pensamientos, los adulterios, las fornicaciones, los homicidios, los hurtos, las avaricias, las maldades, el engaño, la lascivia, la envidia, la maledicencia, la soberbia, la insensatez.” Entonces, ¿cómo hacer para caminar en humildad?

Pues bien, la humildad, por su parte, es una virtud que encontramos en el fruto del Espíritu Santo, en Gálatas 5:23 traducida como “mansedumbre”; de modo que, caminar en humildad solo nos es posible cuando cada día tomamos la decisión que se nos insta en Gálatas 5:16-17 que dice “Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne. Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y estos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis.”

Andar en el Espíritu es directamente proporcional a caminar en humildad, pues si nosotros cada día decidimos y perseveramos en rendirnos ante Dios, depender de Él y estar en su presencia, entonces, su Santo Espíritu nos llenará y las virtudes de su fruto en nuestra cotidianidad se reflejarán. Hermanos, aceptemos el llamado que sin cesar, nuestro Señor nos hace, vayamos a Él y permanezcamos en Él para aprender de su mansedumbre y humildad, y descubramos cómo su gracia en todos los aspectos de nuestra vida nos exaltará y hará descansar.   Oración.

«Padre, gracias por todo el favor que en cada actividad de mi día me das y me permites experimentar; gracias por enseñarme que caminar en humildad, reconociendo mi necesidad de ti y sujetándome a tu voz, por la guía y poder de tu Espíritu, es la manera para de tu gracia, recibir; todo el honor y la gloria para ti por lo que haces en mí y a través de mí, pues sé que es solo por Jesucristo, amén.