Un llamado al corazón
“Si se humillare mi
pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y
se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y
perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra” 2 Crónicas 7:14
“Pero por cuanto eres tibio, y no frío ni caliente, te
vomitaré de mi boca”. Apocalipsis 3:16
Estos tiempos finales exigen definición y esa definición
comienza por un corazón quebrantado. La gracia de Dios es abundante pero no es
una excusa para persistir en el pecado, es una oportunidad para cambiar, el
arrepentimiento genuino abre puertas a la restauración, pero debemos acercarnos
a Dios con humildad. El arrepentimiento no se impone desde afuera se despierta
desde adentro, porque es el Espíritu Santo que nos redarguye y convence de
pecado.
Este mensaje es para su pueblo, el Padre está llamando a los
hijos que están distantes, para que vuelvan en sí y regresen a Él. Está alzando
su voz porque el tiempo se acorta, por eso debemos estar en sintonía con el
mover del Espíritu Santo. El arrepentimiento no es señal de debilidad, es
evidencia de sabiduría. El necio racionaliza, mientras que el entendido se
postra, porque quien se quebranta delante de Dios será restaurado. Como dice
Salmos 51:17 “Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado; al corazón
contrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios”.
La promesa de 2 Crónicas 7:14 permanece hoy como en aquel
entonces, Dios no despreciará al que se rinda por completo. El Señor quiere
encontrar a un pueblo postrado, no a una iglesia adormecida. Que no se diga que
esta generación no escuchó su Palabra. Que no se repita la historia de los que
tuvieron la Palabra en tiempos de Noé, pero no obedecieron. Es una llamada al
corazón, una oportunidad de corregir el rumbo antes del regreso de Jesús. La
gracia aún está disponible, la puerta todavía está abierta, pero no lo estará
por siempre. 2 Corintios 6:1-2 dice “Así, pues, nosotros, como colaboradores
suyos, os exhortamos también a que no recibáis en vano la gracia de Dios.
Porque dice: En tiempo aceptable te he oído, y en día de salvación te he
socorrido. He aquí ahora el tiempo aceptable; he aquí ahora el día de
salvación”.
Cuando Dios habla su Palabra no vuelve vacía, sino que
produce fruto en los que escuchan, pero también testifica contra los que
endurecen su corazón. Por eso el llamado al arrepentimiento no puede ser
minimizado. La santidad no es una opción para los tiempos proféticos, es una
necesidad, porque solo los limpios de corazón verán a Dios, (Mateo 5:8).
Solo los humildes caminarán seguros en el día oscuro, solo
los quebrantados serán levantados con poder. Este es el día para responder y
volver. Porque los que se arrepienten con sinceridad serán restaurados con
gloria y los que se humillan serán exaltados a su tiempo. Cuando las tinieblas
se intensifiquen no será señal de abandono sino un anuncio de que la luz está a
punto de manifestarse, con mayor poder. Por eso, su iglesia debe despertar del
letargo espiritual para asumir el lugar que el cielo nos asignó, (1 Pedro 2:9).
No somos espectadores pasivos, sino que en medio del caos que vive este mundo
tenemos una sensibilidad diferente, porque el Espíritu Santo dentro de nosotros
vibra, para que no nos distraigamos con lo aparente y terrenal, sino que caminemos
con fe como Abraham; porque él se sostuvo en tiempos difíciles como viendo al
invisible, (Hebreos 11:27).
El capítulo 11 de Hebreos está lleno de estas personas que
aun sin tener el cumplimiento inmediato de sus promesas caminaron como si ya lo
tuvieran, porque la fe de los hijos de Dios no depende del entorno, la fe está
anclada en el carácter de Dios, no se detienen sobre lo incierto, porque saben
que lo eterno se impone sobre lo temporal, esta es la marca del llamado para
los tiempos que vienen. No hay espacio para la tibieza espiritual, afirmemos
nuestros corazones y encendamos nuestro espíritu con la presencia del Espíritu
y el poder de su Palabra. Oración.
«Amado Señor, estos tiempos que estoy viviendo son tiempos
decisivos para caminar contigo, es el tiempo aceptable el tiempo de salvación
como dice tu Palabra. Por eso, quebranta mi corazón porque quiero humillarme en
tu presencia y pedir perdón no solo por mí, sino por mi familia, mi ciudad y mi
país, para que nos arrepintamos y volvamos nuestros corazones a ti, porque
entonces perdonarás nuestros pecados y traerás restauración y sanidad. En el
precioso nombre de Jesús, amén.
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