El que lleva la Palabra viva, no puede callar
“Levántate, resplandece; porque ha venido tu luz, y la gloria
de Jehová ha nacido sobre ti. Porque he aquí que tinieblas cubrirán la tierra,
y oscuridad las naciones; más sobre ti amanecerá Jehová, y sobre ti será vista
su gloria. Y andarán las naciones a tu luz, y los reyes al resplandor de tu
nacimiento”. Isaías 60:1-3
“Y me dijo: Hijo de hombre, yo te envío a los hijos de
Israel, a gentes rebeldes que se rebelaron contra mí; ellos y sus padres se han
rebelado contra mí hasta este mismo día. Yo, pues, te envío a hijos de duro
rostro y de empedernido corazón; y les dirás: Así ha dicho Jehová el Señor.
Acaso ellos escuchen; pero si no escucharen, porque son una casa rebelde,
siempre conocerán que hubo profeta entre ellos”. Ezequiel 2:3-5
Ser luz en medio de las tinieblas es el mensaje dirigido a la
iglesia de Cristo en estos tiempos, al remanente fiel que porta la gloria no
por mérito sino por disposición, los que hemos sido llamados a reflejar su
Presencia a este mundo que está perdiendo su dirección.
El escenario de Dios para probar la fe ya está preparado.
Estamos viviendo tiempos de crisis sobre el mundo, que ya han sido predichos en
su Palabra, como dice la Escritura: “Porque he aquí que tinieblas cubrirán la
tierra, y oscuridad las naciones”; y todos los creyentes seremos sometidos a
prueba para exponer lo que hay verdaderamente en nuestro interior. Entonces
veremos que lo que se derrumba es porque no estaba firme y lo que resiste es lo
que ha sido formado en intimidad, en lo secreto, en el quebranto, en la
soledad, en el silencio, en la incomodidad, los que hemos afinado el oído para
oír al Señor; por eso cuando llegue la hora de hablar, las palabras no saldrán
de la emoción, sino por el poder del Espíritu Santo, para levantarnos con fuerza
a proclamar lo que Dios ha dicho.
No callaremos, sino que seremos como Juan en el desierto
anunciando el regreso de Cristo. Es el remanente fiel, que busca hacer la
voluntad de Dios, llamados a hablar a un pueblo duro de corazón y obstinado,
como en tiempos de Ezequiel; pero Dios no pide resultados sino obediencia. Esa
es nuestra misión, llevar la Palabra viva, incluso cuando el entorno no quiera
recibirla. Sólo los que escuchan la voz del Espíritu Santo, permanecen cuando
otros abandonan, los que creen a pesar de que las promesas tardan, los que
caminan cuando el suelo tiembla, porque no viven por vista sino por convicción.
Los que tienen una fe purificada por el fuego de la aflicción, por eso cuando
las estructuras caigan, no se derrumbarán porque están cimentados en la Roca
Eterna, Cristo.
El remanente fiel es portador de carga, no va ligero, porque
nos pesa el dolor de esta generación que sufre por estar lejos de Dios. Es
tiempo de predicar a tiempo y fuera de tiempo, (2 Timoteo 4:2). Que arda nuestro
corazón por llevar el mensaje de salvación. Es tiempo de orar por la
intervención divina sobre este mundo, para que muchos corazones se dispongan a
recibir a Jesús, confiesen con sus labios y con todo el corazón, que Él es el
Señor, el Redentor y el Salvador.
Decidamos si seguimos en la comodidad o respondemos a este
llamado. Oración.
«Gracias mi Jesús amado, quiero responder al llamado, a ser
profeta a las naciones, a predicar tu Palabra a tiempo y fuera de tiempo.
Gracias por colocar en mi corazón una carga espiritual por esta generación
separada de ti, que anuncie que tú eres el camino, la verdad y la vida y, que
no hay manera de retornar al Padre sino por ti. Señor te pido que muchos sean
despertados espiritualmente, que tú remuevas todo lo superficial para que
alumbres los corazones endurecidos, que abras los ojos y los oídos
espirituales, porque el tiempo está cerca para tu venida. Amén.
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