domingo, 1 de enero de 2023

Promesa para año nuevo

 

Promesa para año nuevo


“Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que

queréis, y os será hecho. En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto,

y seáis así mis discípulos. Como el Padre me ha amado, así también yo os he

amado; permaneced en mi amor.”, Juan 15:7-9

¿Quién no quiere tener una vida plena, exitosa y feliz y que todos nuestros deseos

se hagan realidad? la Biblia nos enseña que el más interesado en que esto suceda

es Dios. Pero ¿qué es verdaderamente el éxito? El éxito no tiene nada que ver con

tener dinero, fama, poder o belleza, va más allá de lo material e involucra cada parte

de nuestro ser: espíritu, alma y cuerpo:

1. Con respecto al espíritu, el éxito se traduce en alcanzar la sabiduría de lo

alto, que empieza a crecer en nosotros desde el momento que cedemos el

control a Dios y rendimos nuestra voluntad a lo que dice su palabra, de esta

forma recogemos el fruto de la obediencia y de la fe en un Dios Soberano y

Todopoderoso que nos ama y quiere lo mejor para nosotros.

2. Sobre el alma (que involucra emociones, intelecto y voluntad), el éxito consiste

en alcanzar un carácter bien formado, que no se deje llevar por la corriente

de este mundo, ni por las debilidades de la carne. Un carácter disciplinado y

valiente que anteponga las cosas de Dios por encima de las propias.

3. En relación con el cuerpo, el éxito consiste en tener salud, muchas sonrisas y

sean pocos o muchos, buenos y felices años de vida junto a los seres más

amados.

Recordemos que no hemos elegido a Dios, sino que Él nos eligió a nosotros en

Cristo y nos creó para que tengamos una vida fructífera, pero así como las frutas de

un árbol no pueden llevar fruto por sí mismas sino permanecen en el árbol, así

tampoco nosotros podemos llevar fruto si no permanecemos en Dios, Jesucristo es el árbol y nosotros los frutos, si permanecemos en Él y Él en nosotros llevaremos

mucho fruto, porque sin Él nada podemos hacer. Si permanecemos en Jesús

sabremos qué pedir a Dios y según su promesa Él lo hará.

Hubo un hombre en la Biblia llamado Habes al que Dios le dio lo que pidió, su

oración fue esta: ¡Oh, si me dieras bendición, y ensancharas mi territorio, y si tu

mano estuviera conmigo, y me libraras del mal, para que no me dañe!

Que en este nuevo año nuestro más grande deseo sea buscar el reino de Dios y su

justicia, y con toda seguridad Dios añadirá a nuestra vida bendición sobreabundante.   Oración.

«Señor Jesús, ¡Si me dieras bendición, y ensancharas mi territorio, y si tu mano

estuviera conmigo, y me libraras del mal, para que no me dañé…! Ayúdame a

permanecer en ti y que tus palabras permanezcan en mí. Amén.   Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

¡Hasta lo último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.  

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